El Colportor Evangélico

Capítulo 3

Un llamamiento a reclutar colportores evangélicos

Se piden reclutas

Noche tras noche me encuentro frente a la gente, siendo portadora de un testimonio muy positivo, rogándoles que estén bien despiertos y que acometan la obra de hacer circular nuestras publicaciones.--The Review and Herald, 30 de abril de 1905.

El campo de colportaje necesita reclutas. Los que se empeñen en esta obra con el espíritu del Maestro hallarán entrada en los hogares de quienes necesitan la verdad. Pueden referirles la sencilla historia de la cruz, y Dios los fortalecerá y los bendecirá mientras conducen a otros a la luz. La justicia de Cristo los precede y la gloria de Dios es su retaguardia.--The Review and Herald, 16 de junio de 1903.

Levantarse y brillar

No debe descuidarse por más tiempo la obra del colportaje. Muchas veces se me ha revelado que debe manifestarse un interés más extenso en nuestra obra de colportaje. La circulación de nuestras publicaciones es un medio muy importante para presentar a los hombres la luz que Dios le ha confiado a su iglesia para que la dé al mundo. Los libros que nuestros colportores venden revelan a muchas personas las riquezas inescrutables de Cristo.

En el servicio del Señor hay tareas de diversa índole que deben realizarse. En el servicio del templo [de Israel] había labradores de madera, así como sacerdotes de varias categorías a quienes se les había encargado diferentes responsabilidades. Les toca a nuestros miembros de iglesia levantarse y brillar, porque ha llegado su luz, y la gloria del Señor está sobre ellos. Despierten de su sueño los que conocen la verdad, y hagan todo esfuerzo para amonestar a la gente en el lugar donde están. No debemos descuidar por más tiempo la obra del Señor y hacerla secundaria a intereses mundanos. No tenemos tiempo para estar ociosos ni desanimados. Ha de proclamarse a todo el mundo el evangelio. Han de circular por todo lugar las publicaciones que contienen la luz de la verdad presente...

¿Por qué no estamos más despiertos? Cada obrero puede comprender ahora la obra especial que le incumbe y recibir fuerzas para emprenderla de nuevo. Manifestaciones claras y singulares de la gloria ilimitada de Dios traerán a los pies de Jesús ofrendas de homenaje de diversas clases. Cada nueva revelación del amor del Salvador hace que alguna persona escoja seguir el bien o el mal; porque el fin de todas las cosas es inminente. Los hombres del mundo se precipitan a su ruina. Sus designios y sus alianzas son numerosos. Siempre se introducirán nuevos ardides para anular los planes de Dios. Los hombres están amontonando tesoros de oro y plata que van a ser consumidos por los fuegos de los últimos días.--The Review and Herald, 2 de junio de 1903.

El señor llama a muchos

El año nuevo está delante de nosotros, y deben trazarse planes para realizar un esfuerzo fervoroso y perseverante en el servicio del Maestro. Hay mucho que hacer para impulsar la obra de Dios. Se me ha indicado que la obra del colportaje ha de revivir y ha de ser llevada adelante con éxito creciente. Es la obra del Señor, y los que la emprendan con fervor y diligencia recibirán una bendición.--The Review and Herald, 20 de enero de 1903.

El Señor llama a muchos a ocuparse en la obra del colportaje... Por causa de Cristo, hermanos y hermanas, aprovechen hasta el máximo las horas del nuevo año para hacer brillar ante la gente la preciosa luz de la verdad presente. El Ángel del pacto está dotando a sus siervos de poder para que lleven la verdad a todas partes del mundo. Ha enviado a sus ángeles con el mensaje de misericordia; pero, como si no se apresuraran lo suficiente para satisfacer el amoroso anhelo de su corazón, coloca sobre cada miembro de su iglesia la responsabilidad de proclamar este mensaje. "El que oye, diga: ¡'Ven!'" Todo miembro de iglesia ha de mostrar su lealtad invitando a los sedientos a beber del agua de la vida. Una cadena de testigos vivientes ha de llevar la invitación al mundo. ¿Realizarás tu parte en esta gran obra?

Tanto hombres como mujeres--Cristo llama a muchos misioneros, tanto hombres como mujeres, para que se consagren a Dios, y estén dispuestos a gastar y ser gastados en su servicio. ¡Oh!, ¿podemos dejar de recordar que existe un mundo por el cual trabajar? ¿No avanzaremos paso a paso permitiendo que Dios nos use como su mano ayudadora? ¿No nos colocaremos sobre el altar del servicio? Entonces el amor de Cristo nos tocará y transformará, convirtiéndonos, por su causa, en personas dispuestas a trabajar con osadía.--The Review and Herald, 27 de enero de 1903.

Muchas personas, tanto hombres como mujeres, pueden hacer una excelente obra colportando con los libros que estén llenos de una instrucción directa y sencilla sobre la piedad práctica.--Manuscrito 81, 1900.

Un llamado a la juventud

El Señor llama a los jóvenes a trabajar como colportores y evangelistas, a realizar obra de casa en casa en lugares que aún no han escuchado la verdad. Él se dirige a nuestros jóvenes diciendo: "Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios". Los que avancen en la obra bajo la dirección de Dios serán maravillosamente bendecidos. Aquellos que en esta vida hacen lo mejor que pueden obtendrán idoneidad para la futura vida inmortal.--The Review and Herald, 16 de mayo de 1912.

Tenemos una obra que hacer. Eduquen, eduquen, eduquen a jóvenes para que se consagren al ministerio de la palabra. Edúquenlos para que lleguen a ser colportores, con el fin de que vendan los libros que el Señor por su Espíritu ha impresionado las mentes a escribir. Este material de lectura será dado así a una numerosa clase de personas que nunca oiría la verdad a menos que fuera llevada hasta sus puertas. Esta es la obra del evangelista.--Carta 135, 1900.

Cristo pide que muchos jóvenes se ofrezcan voluntariamente para llevar luz al mundo. Se necesitan hombres de fibra moral, hombres que sean capaces de encontrar la obra que tengan a mano, porque la están buscando. La iglesia necesita nuevos hombres para comunicar energía a sus filas, hombres para estos tiempos, aptos para contender con sus errores, hombres que inspiren un celo renovado a los desfallecientes esfuerzos de los pocos obreros, hombres cuyos corazones estén encendidos con el amor cristiano, y cuyas manos estén ávidas de realizar la tarea del Maestro.--Manual for Canvassers, 22 (1902).

Centenares han de salir

Quiera el Señor conmover a muchos de nuestros jóvenes para que entren en el campo del colportaje como colportores evangélicos. Por medio de esta obra la verdad es presentada a millares que de otra manera no la oirían. El tiempo que tenemos para trabajar es breve...

¿Por qué no existe una búsqueda más diligente del Señor, de manera que centenares de personas sean llenadas del Espíritu Santo y salgan a proclamar la verdad, "ayudándolos el Señor y confirmando la palabra con las señales" que seguirán? Nuestra comisión consiste en permitir que la luz brille por doquiera a través de la prensa. Por medio de la página impresa la luz alcanza a las personas aisladas, quienes no tienen la oportunidad de escuchar a los predicadores vivientes. Esta es una obra misionera muy bendecida. Los colportores pueden ser la mano ayudadora del Señor, abriendo las puertas para que entre la verdad...

Debemos despertar el celo y el fervor de los colportores, instándolos a que lleven la luz a los lugares tenebrosos de la Tierra. No hay descanso para quienes tengan talentos y capacidades. Se les pide que sean los instrumentos del Señor, que cooperen con el Señor Jesús para difundir la luz del cielo en este mundo entenebrecido por el pecado.--Carta 21, 1902.

Obreros de todas las iglesias

Dios llama a obreros de todas las iglesias para que entren en su servicio como colportores evangélicos. Dios ama a su iglesia. Si los miembros hacen su voluntad, si luchan por impartir la luz a los que están en tinieblas, él bendecirá grandemente sus esfuerzos. Representa a la iglesia como la luz del mundo. Por medio de su fiel servicio, una multitud de personas que ningún hombre puede contar llegarán a convertirse en hijos de Dios, aptos para la gloria eterna. Todos los sectores del dominio de Dios han de ser llenados con su gloria. ¿Qué está haciendo, pues, la iglesia para iluminar al mundo, para que en todas partes de la Tierra se eleve hacia él un tributo de alabanza, oración y acción de gracias?--Carta 124, 1902.

Cada creyente ha de ayudar

Que todo creyente esparza volantes, folletos y libros que contengan el mensaje para este tiempo. Necesitamos colportores que salgan a hacer circular nuestras publicaciones por doquiera.--The Review and Herald, 12 de noviembre de 1903.

Hombres de las vocaciones comunes de la vida

En esta etapa final de la tarea de predicar el evangelio hay un vasto campo que ocupar y, más que nunca antes, la obra debe alistar a ayudantes de entre el común del pueblo. Tanto jóvenes como mayores serán llamados del campo, del viñedo y del taller, y enviados por el Maestro para dar el mensaje. Muchos de ellos habrán tenido pocas oportunidades de educarse, pero Cristo ve en ellos cualidades que los capacitarán para cumplir su propósito. Si hacen la obra con todo el corazón y siguen aprendiendo, Cristo los capacitará con el fin de que puedan trabajar par él.--La Educación, 269, 270 (1903).

La bendición prometida por Dios

Hay una labor misionera que ha de ser hecha por medio de la distribución de folletos y periódicos y por el colportaje con nuestras diversas publicaciones. Nadie de vosotros piense que no puede ocuparse en esta obra porque es abrumadora, y porque requiere tiempo y pensamiento. Si necesita tiempo, dedíquenlo alegremente; y las bendiciones de Dios descansarán sobre ustedes. Nunca hubo un tiempo en que se necesiten más obreros que ahora. Hay hermanos y hermanas en todas nuestras filas que deben disciplinarse para dedicarse a esta obra; algo debe hacerse en todas nuestras iglesias para esparcir la verdad. Es deber de todos estudiar los diversos puntos de nuestra fe, para que puedan estar preparados para dar razón, con mansedumbre y reverencia, de la esperanza que hay en ellos.--The Review and Herald, 1 de abril de 1880.

Cristo les enseñará qué deben decir

Muchos están tristes y desanimados, débiles en fe y confianza. Hagan algo para ayudar a alguien más necesitado que ustedes mismos y llegarán a ser fuertes en el poder de Dios. Ocúpense en la buena obra de vender nuestros libros. Así ayudarán a otros, y la experiencia obtenida les dará la seguridad de que son la mano ayudadora de Dios. Al suplicar al Señor que los dirija, él los guiará a quienes buscan la luz. Cristo estará junto a ustedes, enseñándoles lo que deben decir y hacer. Al consolar a otros, ustedes mismos serán consolados.--The Review and Herald, 7 de enero de 1903.

Los ángeles les acompañarán preparando el camino

Les ruego, queridos obreros cristianos, que hagan lo que puedan para hacer circular los libros que el Señor ha dicho que deben sembrarse extensamente por todo el mundo. Hagan cuanto puedan por venderlos a la mayor cantidad posible de familias. Piensen en la gran obra que podría cumplirse si muchos creyentes se unieran en un esfuerzo por presentar a la gente, mediante la circulación de estos libros, la luz que el Señor ha declarado debe dársela. Bajo la dirección divina, avancen en la obra y busquen la ayuda del Señor. El Espíritu Santo les acompañará. Los ángeles del cielo serán los compañeros de ustedes y prepararán el camino (Ibíd.).

La consagración que Dios exige

Necesitamos colportores, evangelistas, ministros, que hayan recibido el Espíritu Santo y sean participantes de la naturaleza divina. Necesitamos obreros que sean capaces de hablar con Dios y después con el pueblo. Estoy alarmada al ver cuántas obstrucciones se presentan para distraer a los hombres de la obra evangélica, y así dificultar la obra de Dios... Amonestemos a los que deben estar en la obra del colportaje haciendo circular los libros que tanto se necesitan por doquiera, a ser cuidadosos y a no desviarse de la obra que el Señor nos ha llamado a realizar. Que los hombres que Dios ha llamado a hacer obra evangélica no se enreden con las perplejidades de los negocios. Mantengan sus vidas en la atmósfera más favorable para la espiritualidad... Dios quiere que todo obrero que pretende creer en la verdad presente se consagre--en cuerpo, alma y espíritu--a la obra de tratar de salvar a las personas que perecen a su alrededor.--Manuscrito 44, 1903.

Se necesita colportores para las ciudades

Libros que contienen la preciosa luz de la verdad presente yacen en los estantes de nuestras casas editoras. Deberían circular. Se necesitan colportores que vayan a las grandes ciudades con estos libros. Al ir de casa en casa, encontrarán a personas que están hambrientas del pan de vida, a las cuales pueden hablar palabras oportunas. Se necesitan colportores que sientan una preocupación por los seres humanos. Podrían decir: "Yo no soy pastor. No puedo predicar a la gente". No, quizá no sean aptos para predicar, pero pueden ministrar; pueden preguntar a las personas con quienes se encuentran si aman al Señor Jesús. Pueden ser evangelistas. Pueden ser la mano ayudadora de Dios, trabajando como lo hicieron los discípulos cuando Cristo los envió. Jóvenes, señoritas, el Maestro los llama a realizar su obra. Hay hambre en el campo por el evangelio puro.--Manuscrito 113, 1901.

Obreros llamados a ir a todas partes

Las cosas de este mundo han de perecer pronto. Esto no lo disciernen los que no han sido divinamente iluminados, los que no han mantenido el paso con la obra de Dios. Hombres y mujeres consagrados deben salir para hacer sonar la amonestación por los caminos y vallados. Insto a mis hermanos y hermanas a que no se ocupen en una obra que les impida proclamar el evangelio de Cristo. Son los voceros de Dios. Han de presentar la verdad con amor a los seres que perecen. "Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar para que se llene mi casa", dice Cristo. ¿No señalan estas palabras con toda claridad la obra del colportor? Con Cristo en su corazón, ha de ir por los caminos y los senderos de la vida con una invitación a la cena de bodas. Vendrán hombres de riqueza e influencia, si son invitados. Algunos rechazarán, pero gracias a Dios, no todos.

Ojalá que millares más de nuestros hermanos tuvieran la comprensión del tiempo en que vivimos y de la obra que ha de ser hecha en el campo de labor, de casa en casa. Hay muchos, muchísimos, que no conocen la verdad. Necesitan oír el llamado a acudir a Jesús. Los tristes han de ser alegrados, los débiles fortalecidos, los que están de duelo consolados. Ha de predicarse el evangelio a los pobres.

El Señor conoce a sus obreros y vela sobre ellos, cualquiera sea el sector de la viña donde trabajen. Él pide que su iglesia se levante y se dé cuenta de la situación. Pide que los que están en nuestras instituciones despierten y pongan en operación influencias que hagan progresar su reino. Envíense obreros al campo de labor, y trátese luego de que el interés de estos obreros no flaquee por falta de simpatía ni de oportunidades para su desarrollo.--The Review and Herald, 2 de junio de 1903.

Esparcir libros como hojas de otoño

Esta es una obra que debe ser hecha. El fin está cerca. Ya se ha perdido mucho tiempo. Estos libros ya deberían haber estado en circulación. Véndanlos lejos y cerca. Espárzanlos como las hojas de otoño. Esta obra ha de continuar sin que nadie la estorbe. Las personas están pereciendo lejos de Cristo. Sean ellas amonestadas acerca de su próxima venida en las nubes del cielo.--The Review and Herald, 13 de agosto de 1908.

Debe haber cien donde ahora hay uno

Las ovejas perdidas del redil de Dios están esparcidas por todos los lugares, y se está descuidando la obra que debe ser hecha en su favor. Por la luz que me ha sido dada, sé que debiera haber cien colportores donde hay uno actualmente.--Joyas de los Testimonios 2:533 (1900).

Seguridad de éxito

Puede hacerse una obra grande y buena con el colportaje evangélico. El Señor ha dado a los hombres tacto y capacidad. Los que usen para la gloria de él los talentos que les confió y entretejan con su vida los principios bíblicos, recibirán éxito. Hemos de trabajar, orar y poner nuestra confianza en Aquel que nunca fracasará.--Joyas de los Testimonios 2:555 (1900).