El Colportor Evangélico

Capítulo 5

Nuestros estudiantes y el colportaje evangélico

Un plan divino para nuestros estudiantes

El Señor ha instituido un plan por el cual muchos de los alumnos de nuestros colegios pueden aprender lecciones prácticas necesarias para tener éxito en la vida posterior. Les ha dado el privilegio de manipular preciosos libros que han sido dedicados al avance de nuestra obra educativa y médica. Mientras trabajan con estos libros, los jóvenes adquirirán una experiencia que les enseñará cómo hacer frente a los problemas que los esperan en regiones más lejanas. Durante su vida escolar, a medida que manejan estos libros, muchos aprenden cómo aproximarse a las personas en forma cortés, y como ejercer tacto para conversar con ellas sobre diferentes puntos de la verdad presente. Al alcanzar un grado de éxito financiero, algunos aprenderán lecciones de economía, que serán de gran ventaja para ellos cuando sean enviados como misioneros.--The Review and Herald, 4 de junio de 1908.

Escuelas para preparar colportores evangélicos

Nuestras escuelas han sido establecidas por el Señor, y si son dirigidas de acuerdo con sus propósitos, la juventud enviada a ellas será rápidamente preparada para ocuparse en varias ramas de la obra misionera. Algunos serán capacitados para entrar en el campo como enfermeros misioneros, otros como colportores, otros como evangelistas, otros como maestros y otros como ministros evangélicos.--The Review and Herald, 15 de octubre de 1903.

Oportunidad para estudiantes colportores

Cuando finalizan las clases, hay oportunidad para que muchos salgan al campo como colportores evangélicos. El fiel colportor se abre camino a muchos hogares, donde deja un precioso material de lectura que contiene la verdad para este tiempo.--The Review and Herald, 27 de agosto de 1903.

Deben aprender en la escuela de Cristo

Como estudiantes, deben estar siempre aprendiendo en la escuela de Cristo; han de aportar a su obra el capital de energía física y mental que les fue confiado. Dios no aceptará un corazón dividido. Hay hombres y mujeres que deberían estar educándose para ser colportores e instructores bíblicos. Deben eliminar todo pensamiento no santificado y toda práctica corruptora para ser santificados por la verdad. Deben ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que está en el mundo debido a la concupiscencia. Nada menos que el poder de Dios les hará y conservará justos. Han de ofrecer a Dios nada menos que lo mejor que posean. Deben hacer una obra cada vez mejor mientras ponen en práctica lo que aprenden.--The Review and Herald, 20 de mayo de 1890.

Un medio de educación

He recibido luz especial con respecto a la obra del colportaje, y la impresión y la preocupación que recibí no me abandonan. Esta obra es un medio de educación. Es una excelente escuela para quienes se están calificando para entrar en el ministerio. Los que emprenden esta obra como deben, se colocan en un lugar en el cual pueden aprender de Cristo y seguir su ejemplo. Se comisiona a los ángeles para acompañar a quienes emprenden esta labor con verdadera humildad.--Manuscrito 26, 1901.

La mejor educación que los jóvenes pueden obtener la lograrán entrando en el campo del colportaje y trabajando de casa en casa. En esta labor hallarán la oportunidad de hablar las palabras de vida. Así sembrarán las simientes de la verdad. Muestren los jóvenes que descansa sobre ellos una carga que Dios les ha dado. La única forma que tienen de probar que pueden permanecer firmes en Dios, manteniendo ceñida toda la armadura, es haciendo fielmente la obra que Dios les ha dado para hacer.--Manuscrito 75, 1900.

Verdadera "educación superior"

No debemos desalentar a nuestros hermanos ni debilitar sus manos de manera que la obra que el Señor desea realizar por su intermedio no se haga. No se dedique demasiado tiempo a preparar a los hombres para que hagan obra misionera. La instrucción es necesaria, pero recuerden todos que Cristo es el gran Maestro y la Fuente de toda verdadera sabiduría.

Conságrense a Dios jóvenes y ancianos, emprendan la obra y, trabajando con humildad, avancen bajo el control del Espíritu Santo. Salgan al campo los que han estado en la escuela, y pongan en uso práctico el conocimiento que han adquirido. Si los colportores hacen esto, usan la capacidad que Dios les ha dado, buscan su consejo y combinan el trabajo de vender libros con la obra personal a favor de la gente, sus talentos aumentarán con el ejercicio y aprenderán muchas lecciones prácticas que no podrían aprender en la escuela. La educación obtenida de esta manera práctica puede llamarse apropiadamente educación superior.--Joyas de los Testimonios 2:546, 547 (1900).

Una experiencia inapreciable

Todos los que deseen tener una oportunidad de ejercer un verdadero ministerio, y que quieran entregarse sin reserva a Dios, hallarán en el colportaje oportunidades de hablar de las muchas cosas concernientes a la vida futura e inmortal. La experiencia así ganada será del mayor valor para los que se están preparando para el ministerio. Es el acompañamiento del Espíritu Santo de Dios lo que prepara a los obreros, sean hombres o mujeres, para apacentar la grey de Dios. Mientras alberguen el pensamiento de que Cristo es su compañero, sentirán una reverencia santa, un gozo sagrado en medio de los incidentes penosos y de todas las pruebas. Aprenderán a orar mientras trabajen. Serán educados en la paciencia, la bondad, la afabilidad y el espíritu servicial. Practicarán la verdadera cortesía cristiana, recordando que Cristo, su Compañero, no puede aprobar las palabras duras ni los sentimientos adustos. Sus palabras serán purificadas. Considerarán la facultad del habla como talento precioso, que les ha sido prestado para hacer una obra elevada y santa. El agente humano aprenderá a representar al Compañero divino con el cual está asociado. Manifestará respeto y reverencia hacia este Ser santo e invisible, porque lleva su yugo y aprende sus modales puros y santos. Los que tengan fe en este Acompañante divino se desarrollarán. Serán dotados de poder para revestir el mensaje de verdad con una belleza sagrada.--Joyas de los Testimonios 2:541 (1900).

Una preparación para el ministerio

Algunos hombres a quienes Dios llamó a la obra del ministerio entraron en el campo como colportores. Se me ha indicado que ésta es una preparación excelente si su objetivo es diseminar la luz y llevar las verdades de la Palabra de Dios directamente a los hogares. En la conversación se les presentará con frecuencia la oportunidad de hablar de la religión de la Biblia. Si realizan esta obra como deben hacerlo, visitarán a las familias, manifestarán ternura cristiana y amor por las personas, y les proporcionarán mucho beneficio. Esta será una experiencia excelente para cualquiera que se proponga entrar en el ministerio.

Los que se están preparando para el ministerio no pueden dedicarse a otra ocupación que les reporte una experiencia tan amplia como la del colportaje.--Joyas de los Testimonios 2:550 (1900).

Hay más dificultades en esta obra que en algunos otros ramos comerciales; pero las lecciones aprendidas, el tacto y la disciplina, los capacitarán para otros campos de utilidad, donde podrán ministrar a favor de los seres humanos. Los que aprenden en forma deficiente las lecciones y son descuidados y bruscos al acercarse a las personas, si entraran en el ministerio manifestarían la misma falta de tacto y habilidad al tratar con las mentes...

En el colportaje evangélico, los jóvenes pueden llegar a ser mejor preparados para la labor ministerial que pasando muchos años en la escuela.--Manual for Canvassers, 41, 42 (1902).

El conocimiento esencial

A quienes están asistiendo a la escuela para aprender a hacer la obra de Dios más perfectamente, quiero decirles: Recuerden que es únicamente por una consagración diaria a Dios como pueden llegar a ser ganadores de personas. Ha habido quienes no podían ir a la escuela porque eran demasiado pobres para sufragar sus gastos, pero cuando llegaron a ser hijos e hijas de Dios, echaron mano del trabajo donde estaban y obraron a favor de quienes los rodeaban. Aunque privados del conocimiento que se obtiene en la escuela, se consagraron a Dios, y Dios obró por su medio. Como los discípulos, cuando fueron llamados de sus redes a seguir a Cristo, aprendieron preciosas lecciones del Salvador. Se vincularon con el gran Maestro, y el conocimiento que adquirieron de las Escrituras los calificó para hablar a otros de Cristo. Así llegaron a ser verdaderamente sabios, porque no eran demasiado sabios en su propia estima para recibir instrucción de lo alto. El poder renovador del Espíritu Santo les dio energía práctica y salvadora.

El conocimiento del hombre más sabio que no ha aprendido en la escuela de Cristo, es insensatez en lo que se refiere a conducir a las personas a Cristo. Dios puede obrar únicamente por medio de quienes aceptan la invitación: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga". Mateo 11:28-30.--Joyas de los Testimonios 2:537 (1900).