El Colportor Evangélico

Capítulo 13

Puntos de venta

Para introducir nuestros libros

Otros publicadores tienen sistemas regulares para introducir en el mercado libros que no son de ningún valor vital. "Los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz". Áureas oportunidades se presentan casi todos los días en que los mensajeros silenciosos de la verdad pueden ser introducidos en el seno de las familias y los solitarios; pero los indolentes y los descuidados no sacan provecho de estas oportunidades. Los predicadores vivientes son pocos. Hay solamente uno donde debiera haber cien. Muchos están cometiendo un grave error al no usar sus talentos en la obra de tratar de salvar la vida de sus semejantes.

Cientos de hombres deberían estar ocupados en llevar la luz por nuestras ciudades, pueblos y aldeas. La mente del público debe ser agitada. Dios dice: Envíese la luz a todas partes del campo. Él ha designado que los hombres sean canales de luz, llevándola a quienes están en tinieblas.--Testimonios para la Iglesia 4:389 (1880).

Han de organizarse campañas de colportaje para la venta de nuestras publicaciones, para que el mundo pueda ser iluminado sobre lo que nos espera en el inmediato futuro.--The Review and Herald, 2 de junio de 1903.

La circulación aumenta la demanda

Nuestras casas editoras deben caracterizarse por una señalada prosperidad. Nuestros hermanos pueden sostenerlas si muestran un interés decidido en llevar nuestras publicaciones al mercado... Cuanto más amplia sea la circulación de nuestras publicaciones, mayor será la demanda de libros que aclaren las Escrituras de verdad. Muchos se están disgustando con las inconsistencias, los errores y la apostasía de las iglesias, y con los festivales, las ventas de caridad, las loterías y numerosas invenciones para recolectar dinero destinado a proyectos eclesiásticos. Hay muchos que están buscando la luz en las tinieblas. Si nuestros periódicos, folletos y libros, que expresan la verdad en el sencillo lenguaje bíblico, pudieran ser puestos ampliamente en circulación, muchas personas hallarían que esas publicaciones son precisamente lo que necesitan. Pero muchos de nuestros hermanos obran como si la gente tuviera que ir a ellos o acudir a nuestras oficinas para obtener publicaciones, cuando millares ignoran que existen.

Exaltar el valor de los libros--Dios pide de sus hijos que obren como seres vivientes y que no sean indolentes perezosos e indiferentes. Debemos llevar las publicaciones a las personas y urgirlas a que las acepten, mostrándoles que recibirán muchos más que el valor de su dinero. Exalten el valor de los libros que ofrecen. No pueden enaltecerlos demasiado.--Testimonios para la Iglesia 4:392 (1880).

Precios de nuestras publicaciones

Algunas cosas de seria importancia no han estado recibiendo la debida atención en nuestras oficinas de publicaciones. Los hombres que se desempeñan en puestos de responsabilidad debieran haber elaborado planes por los cuales nuestros libros pudieran ser puestos en circulación y no continuar en los estantes, permaneciendo inertes después de salir de la prensa. Nuestros hermanos están atrasados en el tiempo y no aprovechan las oportunidades que abre la providencia de Dios.

Muchas de nuestras publicaciones han sido lanzadas al mercado a un precio tan bajo que las ganancias no son suficientes para sostener la oficina y conservar un buen fondo con que continuar operando. Aquellos de nuestros hermanos que no tienen una preocupación especial por los diversos ramos de trabajo... no se informan con respecto a las necesidades de la causa y el capital requerido para mantener la empresa en movimiento. No entienden la posibilidad de las pérdidas y los gastos que ocurren todos los días en las instituciones. Parecen pensar que todo se mueve sin mucho cuidado o desembolso de medios, y por lo tanto hacen hincapié en la necesidad de fijar los precios más bajos para nuestras publicaciones, dejando así un escaso margen.

Y después que los precios han sido reducidos a cifras casi ruinosas, manifiestan sólo un débil interés en aumentar las ventas de los mismos libros para los cuales pidieron tales precios bajos. Habiendo logrado su objetivo, cesa la preocupación, cuando debieran tener un interés ferviente y un cuidado verdadero en impulsar la venta de las publicaciones, sembrando así la simiente de la verdad y trayendo medios a las oficinas para invertir en otras publicaciones.

Ha habido un gran descuido del deber de parte de los ministros al no interesar a las iglesias, de las localidades donde ellos trabajan, en este asunto. Una vez que se reduce el precio de los libros, resulta muy difícil volver a aumentarlos hasta que alcancen una base que compense los gastos, mientras hombres de mentes estrechas clamarán que se trata de especulación, sin discernir que nadie resulta beneficiado, y que los instrumentos de Dios no deben ser inutilizados por falta de capital. Libros que deben ser ampliamente puestos en circulación yacen inutilizados en nuestras oficinas de publicaciones porque no se ha manifestado suficiente interés en hacerlos circular.

La prensa es un poder; pero si su producto muere por falta de hombres que ejecuten planes para hacerlos circular ampliamente, su poder se pierde. Aunque ha habido una aguda perspicacia para discernir la necesidad de trazar planes para multiplicar los libros y folletos, se han descuidado los planes para hacer ingresar de nuevo los medios invertidos, como para que produzcan otras publicaciones. El poder de la prensa, con todas sus ventajas, se halla en manos de esos hombres; y ellos pueden utilizarlo sacando el máximo de provecho, o pueden estar medio dormidos y por la inacción perder las ventajas que sería posible obtener. Gracias a cálculos juiciosos pueden extender la luz mediante la venta de los libros y folletos. Pueden enviarlos a millares de familias que ahora se hallan en la oscuridad del error.--Testimonios para la Iglesia 4:388, 389 (1880).

No depender de premios

Los que poseen una humildad genuina y cuyas mentes han sido expandidas por las verdades desplegadas en el evangelio, tendrán una influencia que se sentirá. Impresionarán las mentes y los corazones y la mayoría de la gente los respetará, aun los que no simpaticen con su fe. Con las verdades bíblicas y nuestros valiosos periódicos, tendrán éxito porque el Señor allanará el camino ante ellos. Pero ofrecer a la gente nuestras revistas con obsequios y premios no ejercerá influencia permanente para el bien. Si nuestros obreros actuaran dependiendo de las verdades bíblicas, del amor de Cristo y del amor por las personas en sus corazones, lograrían más en obtener suscriptores permanentes que si dependieran de premios y precios bajos. La importancia que se da a los incentivos para que el público adquiera la revista, da la impresión de que ésta no posee mérito alguno. Los resultados serían mejores si se diera la importancia a la publicación misma y se reservara el dinero destinado a los premios para distribuir Números gratuitos. Cuando se ofrecen premios, algunos deciden comprar la revista que de otra manera no la hubieran comprado, pero otros rehusarán suscribirse porque piensan que es una especulación. Si el colportor presentara los valores de la revista en sí, con su corazón puesto en el Señor para obtener el éxito y dependiendo menos de los premios, lograría mucho más.--Testimonios para la Iglesia 5:378 (1885).

Para hacer circular El conflicto de los siglos, Patriarcas y profetas, El Deseado de todas las gentes, Daniel y Apocalipsis y otros libros de igual tenor, deben conseguirse colportores que tengan un sentido del valor de los temas tratados por estas obras, y una comprensión de la tarea que ha de ser hecha para interesar a la gente en la verdad. Se dará a tales colportores ayuda especial, algo que está por encima de todas las supuestas ventajas de las ilustraciones. Los colportores que han nacido de nuevo por la obra del Espíritu Santo serán acompañados por los ángeles, quienes irán delante de ellos a las moradas de la gente preparándoles el camino.--Manuscrito 131, 1899.

Puertas abiertas por la cortesía y la bondad

Uno de los métodos más sencillos y, sin embargo, más eficaces para trabajar es el del colportaje evangélico. Por un comportamiento cortés y por la bondad, el colportor puede abrir la puerta de muchos hogares. Cuando es hospedado por extraños, debería mostrarse considerado y servicial. Nunca debería convertirse en una carga, exigiendo ser atendido por las personas sobre quienes descansan los cuidados del hogar. Si hubiere enfermos en la casa mientras él se aloja allí, hará lo que pueda para ayudar. Muchas veces encontrará a hombres que dicen que están muy ocupados para escuchar una presentación o un estudio bíblico. A menudo puede lograr su atención ayudándolos en su trabajo.--Manuscrito 26, 1905.

Conquistar la confianza por un espíritu servicial

Cuando posen en los hogares de la gente, compartan las cargas del hogar... Ayuden al cansado padre en las tareas domésticas. Interésense en los niños. Sean considerados. Trabajen con humildad y el Señor obrará con ustedes.--The Review and Herald, 11 de noviembre de 1902.

En todo lugar que visiten encontrarán personas enfermas y que sufren. Si es posible, alívienlas, aun cuando al hacerlo sean demorados un poco de tiempo... El uso de medios sencillos en el tratamiento de los enfermos será una lección objetiva. Si resulta oportuno, oren por el enfermo. Dios puede levantarlo, y eso será un testimonio a favor de la verdad. Digan a la familia que visitan lo que debe hacer para mantenerse bien. Lleven con ustedes algunos folletos que traten de la reforma pro salud, y déjenlos con la gente. Así sembrarán la semilla de la verdad.--Manuscrito 18a, 1901.

Tratamientos sencillos

Los colportores deben poder dar instrucciones en lo que se refiere a tratar a los enfermos. Deben familiarizarse con los métodos sencillos de dar tratamientos higiénicos. Así podrán trabajar como misioneros médicos y atender el espíritu y el cuerpo de los dolientes. Esta obra debiera estar realizándose en todas partes del mundo. Así muchísimos podrían recibir las bendiciones de las oraciones e instrucciones de los siervos de Dios.--Joyas de los Testimonios 2:543 (1900).

Mostrar el valor de una vida sana

Los colportores nunca deberían olvidar que han de hacer fervientes esfuerzos para realizar obra misionera médica. Hoy el mundo necesita mucho más las publicaciones que tratan de la reforma pro salud. La intemperancia lucha por dominar. La complacencia propia está aumentando. En esta obra el colportor puede hacer mucho para mostrar a las personas a quienes visita el valor de una vida saludable. En lugar de parar en un hotel, debiera, si es posible, obtener alojamiento en una casa particular. Al sentarse a la mesa para comer con la familia, practique la instrucción dada en las obras sobre salud que vende. Si tiene oportunidad, hable del valor de la reforma pro salud. Si es cortés en sus palabras y sus actos, hallará que sus palabras dejan una impresión para el bien.--Manuscrito 113, 1901.

Llamar la atención a las publicaciones sobre salud

Digan a la gente que tienen para la venta libros que dan muchos consejos valiosos acerca de las enfermedades y cómo evitarlas, y que un estudio de esta instrucción ahorra muchos sufrimientos y también mucho dinero gastado para pagar las cuentas del médico. Díganles que en estos libros hay consejos que quizá no puedan obtener de su médico durante las cortas visitas que les hace (Ibíd.).

Si tienen "calzados los pies con el celo por anunciar el evangelio de la paz", estarán preparados para ir de casa en casa y llevar la verdad a las gentes. A veces hallarán que es muy cansador hacer esta clase de obra; pero si salen con fe, el Señor irá delante de ustedes, y su luz brillará sobre vuestro camino. Al entrar en los hogares de sus vecinos para vender o colocar nuestras publicaciones, y enseñar con humildad la verdad a la gente, serán acompañados por la luz del cielo. Aprendan a cantar los himnos más sencillos. Éstos les ayudarán en su trabajo de casa en casa, y los corazones serán tocados por la influencia del Espíritu Santo... Podremos gozarnos en la compañía de los ángeles celestiales Puede ser que no discernamos sus formas, pero por la fe podemos saber que están con nosotros.--The Review and Herald, 11 de noviembre de 1902.

El verdadero propósito

Muchos de nuestros colportores se han apartado de los principios correctos. El deseo de obtener ventajas mundanales desvió su mente del verdadero propósito y espíritu de la obra. Nadie piense que con ostentación se hará la impresión correcta sobre la gente. Ella no obtendrá los mejores resultados ni los más permanentes. Nuestra obra consiste en dirigir las mentes a las verdades solemnes para este tiempo. Únicamente cuando nuestro propio corazón esté lleno del espíritu de las verdaderas contenidas en el libro que vendemos, y cuando con humildad llamemos la atención de la gente a esas verdades, será cuando el verdadero éxito acompañará nuestros esfuerzos; porque únicamente entonces el Espíritu Santo, que convence de pecado, de justicia y de juicio, estará presente para impresionar los corazones.--Joyas de los Testimonios 2:537, 538 (1900).