El Colportor Evangélico

Capítulo 22

Conservar el debido equilibrio

Libros de salud y religiosos

Debe existir una perfecta unidad entre los obreros que trabajan con los libros que han de inundar al mundo con la luz. Dondequiera se presente la obra del colportaje entre nuestros hermanos, deben presentarse tanto los libros de salud como los religiosos juntos, como partes de una obra unida. La relación entre los libros religiosos y los de salud se me ha presentado ilustrada por la unión de la trama y la urdimbre que forman el hermoso diseño de un tejido perfecto.

Igualmente importante--En lo pasado los libros de salud no se han utilizado con el interés que su importancia demanda. Aun cuando han sido altamente apreciados por una clase numerosa, muchos no han creído que sea esencial que vayan al público en general. Pero, ¿qué cosa puede ser una preparación mejor, para la venida del Señor y para la recepción de otras verdades esenciales para preparar a un pueblo, que despertar a las personas para que vean los males de esta época e impulsarlas a una reforma de sus hábitos insalubres y de complacencia propia? ¿No necesita el mundo que se lo despierte sobre el tema de la reforma pro salud? ¿No necesita la gente las verdades presentadas en los libros sobre la salud? Debe manifestarse un sentimiento diferente del que hasta ahora ha prevalecido con respecto a las obras de salud en muchos de nuestros colportores que están en el campo.

No deben verse divisiones o facciones diversas entre nuestros colportores y agentes generales [directores de colportaje]. Todos deben interesarse en la venta de los libros que tratan del asunto de la salud así como en la venta de los libros específicamente religiosos. No ha de establecerse que únicamente ciertos libros han de ocupar la atención de los colportores. Debe haber perfecta unidad, y un desarrollo equilibrado y simétrico de la obra en todas sus partes.

No han de separarse--La parcialidad con la cual muchos han tratado los libros de salud, es una ofensa para Dios. Separar la obra pro salud del gran cuerpo de la obra no ha sido ordenado por Dios. La verdad presente descansa tan ciertamente en la obra de la reforma pro salud como en otros aspectos de la labor evangélica. Ningún ramo, separado de los demás, puede constituir un todo perfecto.--Testimonios para la Iglesia 6:326, 327 (1900).

Ningún ramo en particular debe ser una especialidad

En toda nuestra obra debe ejercerse cuidado para que ningún ramo en particular se convierta en una especialidad, mientras otros intereses son dejados de lado para sufrir. No se ha manifestado el debido interés en la circulación de nuestras revistas de salud. La circulación de estas revistas no debe descuidarse, o el pueblo sufrirá una gran pérdida.--The Review and Herald, 12 de noviembre de 1901.

Cada uno tiene su debido lugar

Pero aun cuando la obra de la salud tiene su lugar en la promulgación del mensaje del tercer ángel, sus abogados no deben de ninguna manera luchar para hacerle tomar el lugar del mensaje. Los libros de salud deben ocupar su debida posición, pero la circulación de estos libros es solamente uno de los muchos ramos de labor en la gran obra que ha de hacerse. Las ardientes impresiones dadas a veces al colportor con respecto a los libros de salud, no tienen que determinar que se excluyan del campo otros libros importantes que deben ir a manos de la gente. Los que están encargados de la obra del colportaje deben ser hombres que puedan discernir la relación de cada parte de la obra con el gran conjunto. Concedan ellos la atención debida a la circulación de los libros de salud, pero no hagan esta línea de trabajo tan prominente que desvíe a los hombres de otros ramos de vital interés, excluyendo así los libros que tienen el especial mensaje de la verdad para el mundo.

Se necesita tanta educación para trabajar con los libros religiosos como para trabajar con los que tratan de la cuestión de la salud y la temperancia. Debe decirse tanto sobre la obra de colportar con libros que contienen alimento espiritual--debe hacerse tanto esfuerzo para animar y educar a obreros que hagan circular los libros que contienen el mensaje del tercer ángel--, como lo que se dice y se hace para desarrollar a obreros que trabajen con los libros de salud.

Se complementan mutuamente--Una clase de libros siempre hará un lugar para la otra. Ambas son esenciales, y ambas deben ocupar el campo al mismo tiempo. Se complementan mutuamente, y ninguna de las dos puede tomar el lugar de la otra. Ambas tratan de temas del más alto valor, y ambas deben desempeñar su parte en la preparación del pueblo de Dios para estos últimos días. Ambas deben aparecer como la verdad presente para iluminar, despertar, convencer. Ambas deben combinarse en la obra de santificar y purificar a las iglesias que están esperando la venida del Hijo de Dios en poder y gran gloria.

Que cada publicador y agente general [director de colportaje] trabaje entusiastamente para animar a los agentes [colportores] que están ahora en el campo, para reclutar y educar a nuevos obreros. Que cada uno fortalezca y edifique la obra tanto como sea posible sin debilitar el trabajo de los demás. Que todo se haga con amor fraternal y sin egoísmo.--Testimonios para la Iglesia 6:327, 328 (1900).

La obra debe desarrollarse simétricamente

La reforma pro salud se halla tan estrechamente relacionada con el mensaje del tercer ángel como el brazo lo está con el cuerpo; pero el brazo no puede ocupar el lugar del cuerpo. La proclamación del mensaje del tercer ángel, los mandamientos de Dios y el testimonio de Jesús constituyen la preocupación de nuestra obra. El mensaje ha de ser proclamado con fuerte clamor y ha de ir a todo el mundo. La presentación de los principios de salud debe unirse con este mensaje, por no debe en ningún caso ser independiente de él, ni de ninguna manera tomar su lugar... Debe haber un desarrollo bien equilibrado, simétrico, de la obra en todas sus partes... Yo quisiera que los libros de salud ocuparan su debido lugar; pero son solamente uno de los muchos ramos en la gran obra que debe hacerse. El Señor ha enviado su mensaje al mundo por medio de libros que contienen la verdad para estos últimos días.

No debe enseñarse a los colportores que un libro o que una clase de libros ha de ocupar el campo a costa del descuido de todas las demás. Entre los obreros hay siempre algunos que pueden inclinarse en casi cualquier dirección. Los que están a cargo de la obra del colportaje deben ser hombres de mentes equilibradas, que puedan discernir la relación de cada parte de la obra con el gran conjunto. Concedan ellos la debida atención a la circulación de los libros de salud, pero no se haga de este ramo algo tan prominente que distraiga a los hombres de otros aspectos de vital interés.--Carta 57, 1896.

La venta de revistas y libros de salud no dificulta en manera alguna la venta de las publicaciones que tratan de otras fases del mensaje del tercer ángel. Todas han de preparar el camino para que el Señor Jesús venga en las nubes de los cielos con poder y gran gloria.--Manuscrito 113, 1901.

No todos han de trabajar con un mismo libro

Se ha destacado como el mejor procedimiento el que un solo libro a la vez tuviera lugar en el campo de colportaje, y que todos los colportores trabajaran con el mismo libro. Si se hiciera eso, no sería sabio ni conveniente. Ningún libro debe ser difundido entre el público con exclusividad, como si pudiera suplir toda demanda para este tiempo. Si el Señor tiene luz para su pueblo, presentada en diferentes formas y en varios libros, ¿quién se aventurará a poner barreras de manera que la luz no sea difundida a través del mundo? El Señor desea que nuestros hermanos ideen planes de manera que la luz que él ha dado no sea escondida en nuestras casas editoras, sino que brille para iluminar a todos los que la recibirán.--El Ministerio de Curación, 47 (1902).

Publicaciones para todas las clases

Ningún colportor debe exaltar el libro con el cual trabaja por encima de otros que presentan la verdad para este tiempo. Si nuestros colportores trabajaran todos con un solo libro, y concentrarán sus energías en él, la obra no podría realizarse de acuerdo con el plan de Dios. No todas las mentes están constituidas de la misma manera, y lo que puede ser alimento para uno podría dejar de atraer a otro; por lo tanto, debiera haber en el campo libros que traten en una variedad de formas los temas especiales para este tiempo. Será necesario que el colportor haga una sabia selección. Que ninguno que trabaje en la obra de Dios se vuelva estrecho de miras o corto de vista. El Señor tiene muchos instrumentos por medio de los cuales se propone trabajar. Cuando un libro es ponderado por encima de otro, existe el peligro de que la misma obra que está mejor adaptada para dar la luz a la gente sea quitada de su lugar. No hay necesidad de contraponer diferentes libros, y juzgar de antemano cuál de ellos hará mayor bien. Dios tiene un lugar para todas las voces y para todas las plumas que él ha inspirado para hablar de él. Para algunas mentes será difícil comprender nuestros libros más complicados, y una manera más sencilla de presentar la verdad los alcanzará con más facilidad. Que los dirigentes animen a los más débiles, y muestren un interés por igual en cada uno de los instrumentos puestos en acción para preparar a un pueblo para la venida del Señor. Algunos recibirán mayor beneficio de revistas y folletos que de los libros. Las revistas, los folletos que se espacian en las lecciones de la Biblia, todos necesitan atención en la obra del colportaje, porque son como pequeñas cuñas que abren el camino para las obras mayores.--El Ministerio de Curación, 48, 49 (1902).

Los folletos

El colportor debe llevar consigo folletos y libritos que pueda regalar a quienes no puedan comprarle. De esta manera se puede introducir la verdad en muchos hogares.--Joyas de los Testimonios 2:554 (1900).

Esfuerzos más decididos a favor de los libros religiosos

Colportar con nuestras publicaciones es una obra evangélica importante y muy provechosa... Aun cuando hemos dicho mucho acerca de colportar con los libros de salud--y todavía sentimos que debemos difundir estos libros--, sin embargo deben hacerse esfuerzos más decididos para presentar a la gente nuestros libros religiosos importantes. Nuestras publicaciones pueden ir a lugares adonde actualmente no se pueden realizar reuniones. En tales lugares el fiel colportor evangélico ocupa el lugar del predicador viviente.--Carta 14, 1902.

En este período de nuestra obra debemos cuidar todo paso que demos en la publicación de nuestros libros. Se me ha mostrado claramente que debemos reclutar como colportores a hombres y a mujeres capaces. Mucho del esfuerzo que se ha dedicado a la venta de libros médicos debe ahora aplicase a la colocación de libros que contienen la verdad presente para este tiempo, para que las evidencias de nuestra fe y los temas que están delante de nosotros puedan ser conocidos por la gente...

Hemos de incorporar a la obra todo instrumento viviente que sienta que ha sido escogido por Dios para hacer, no una obra comercial común, sino una labor que dará luz y verdad, la verdad bíblica, al mundo.--Carta 72, 1907.

Libros grandes versus libros pequeños

No creo que sea correcto dedicar tanta atención a la venta de los libros más pequeños descuidando los grandes. Es un error dejar en los estantes los libros grandes que el Señor ha revelado que deben ponerse en las manos de la gente e impulsar muy vigorosamente, en lugar de éstos, la venta de libros pequeños.--Manuscrito 123, 1902.

No hay tiempo para lo vulgar

Estamos demasiado cerca del fin de la historia de la Tierra como para poner ante la gente libros que no contienen el mensaje que ella necesita. Llamen la atención de esa gente a los libros que tratan de la fe y la piedad prácticas. Purifiquen y santifiquen el campamento. Hay abundancia de libros que darán la luz al mundo.

No puedo entender por qué nuestras revistas deben contener tanta publicidad de libros que no son esenciales para este tiempo. Muchos de tales libros pueden obtenerse en cualquier librería. ¿Por qué no llamamos la atención de la mente de la gente a los temas que se relacionan con las palabras de vida eterna? ¿Por qué no hacer un esfuerzo para obtener notas sencillas, reales y verdaderas de nuestros obreros en todas partes del mundo? Dios pide esta clase de lectura. No tenemos tiempo para dedicarlo a las cosas comunes ni para desperdiciarlo en libros que sólo entretienen.--El otro poder, 148, 149 (1899).

Se me ha instruido que los relatos comunes puestos en forma de libros no son esenciales para nuestro bienestar. El mundo está inundado de esta clase de literatura, y que tales libros encuentren una fácil venta de ninguna manera es evidencia de que son libros que deberían difundirse. La pasión por la narraciones está trayendo a la existencia muchos miles de libros sin valor, que son como paja, madera y hojarasca. Esos libros fueron escritos por personas cuyas mentes se han educado para encarrilarse por el sendero de los romances. Todo lo que su mente llena de imaginación puede pensar, es entrelazado para formar un libro y presentarlo al mundo como alimento para la mente. Pero muy a menudo no tiene valor nutritivo. "¿Qué tiene que ver la paja con el trigo?" Jeremías 23:28. No necesitamos novelas. Estamos tratando con las duras realidades de la vida.--El otro poder, 147 (1899).

Evitar la literatura frívola y excitante

El mundo está inundado de libros que sería mejor quemarlos que hacerlos circular. Libros que tratan de la guerra con los indios y temas similares, publicados y vendidos como un medio para ganar dinero, sería mejor que nunca fueran leídos. Hay una fascinación satánica en estos libros. El relato de crímenes y atrocidades que afligen el corazón tiene un encanto particular sobre muchos jóvenes, porque aguzan en ellos el deseo de llegar a ser célebres, aun por medio de los hechos más inicuos. Hay muchas obras, más estrictamente históricas, cuya influencia es un poco mejor. Las enormidades, las crueldades, las prácticas licenciosas presentadas en estos escritos, han obrado como levadura en muchas mentes induciéndolas a la perpetración de actos semejantes. Los libros que bosquejan hechos satánicos en los seres humanos están, de ese modo, publicitando las obras malignas. Los detalles horribles del crimen y de la miseria no deben ser repetidos, y nadie que crea en la verdad para este tiempo debe tomar parte en perpetuar su memoria.

Las historias de amor y los cuentos frívolos y excitantes constituyen otra clase de libros que son toda una maldición para cualquier lector. Bien puede el autor agregarle una buena moraleja y entretejer por toda ella sentimientos religiosos; no obstante, en la mayoría de los casos, no es otro que Satanás el que está vestido con vestiduras de ángel para engañar y seducir con mayor eficacia. La mente es afectada en gran manera por el alimento que se le da. Los lectores de cuentos frívolos y excitantes llegan a hacerse ineptos para los deberes que se extienden delante de ellos. Llevan una vida irreal, y no tienen ningún deseo de dedicarse a una ocupación útil o de investigar las Escrituras para alimentarse del maná celestial. La mente se debilita y pierde su poder de contemplar los grandes problemas del deber y del destino.

Se me ha instruido que la juventud está expuesta al mayor peligro por las malas lecturas. Satanás constantemente está atrayendo tanto a los jóvenes como a los de edad madura para lograr que hallen encantos en relatos sin valor. Si se pudiera quemar buena parte de los libros publicados, se evitaría una plaga que está haciendo una obra terrible en debilitar la mente y corromper el corazón. Nadie puede creerse tan firme en los sanos principios que pueda sentirse a salvo de la tentación. Toda esta lectura trivial debería ser resueltamente descartada.

No tenemos permiso del Señor para ocuparnos en la impresión o en la venta de semejantes publicaciones, porque es el medio para destruir a mucha gente. Yo sé de qué estoy escribiendo; porque este asunto me ha sido presentado. Que los que creen la verdad no se ocupen en esta obra, pensando hacer dinero. El Señor echará su maldición sobre el dinero así obtenido; más será lo que él esparza que lo que se recoja.--Manual for Canvassers, 51-53 (1902).

Colportar para difundir la luz

En estos días se alaba y se exalta lo trivial. Hay interés en cualquier cosa que despierte sensación y se venda bien. El país [EE.UU.] está inundado de publicaciones totalmente sin valor, escritas con miras lucrativas, mientras que los libros verdaderamente valiosos no se venden ni se leen. Los que manejan esta literatura sensacionalista, porque al hacerlo ganan salarios más elevados, están pasando por alto una preciosa oportunidad de obrar el bien. Hay batallas que librar para ganar la atención de hombres y mujeres e interesarlos en libros verdaderamente valiosos que tienen la Biblia como fundamento; y será una lucha aún mayor encontrar obreros concienzudos y temerosos de Dios que entren en el campo para diseminar estos libros con el propósito de esparcir la luz.--Testimonios para la Iglesia 5:378, 379 (1885).