LA BIBLIA es del más alto valor porque es la palabra del Dios viviente. De todos los libros del mundo, es el que merece más estudio y atención; porque es sabiduría eterna. La Biblia es una historia que nos relata la creación del mundo, y nos revela los siglos pasados. Sin ella quedaríamos reducidos a hilvanar meras conjeturas y fábulas acerca de lo que ocurrió en el remoto pasado. Nos revela al Creador de los cielos y de la tierra, así como el universo que él trajo a la existencia; y derrama una luz gloriosa sobre el mundo venidero. La Biblia es un campo en el cual están escondidos tesoros celestiales, que permanecerán ocultos hasta que por diligente trabajo de minero, sean descubiertos y sacados a la luz. La Biblia es un estuche que contiene joyas de inestimable valor, que deben ser presentadas en forma tal que se vean con su brillo intrínseco. Pero la belleza y la excelencia de estos diamantes de verdad no son discernidas por el ojo natural. Las cosas hermosas del mundo material no se ven hasta que el sol, disipando las tinieblas, las inunda con su luz. Así sucede también con los tesoros de la Palabra de Dios; no son apreciados hasta que son revelados por el Sol de justicia.
La Biblia contiene un sistema sencillo y completo de teología y filosofía. Es el libro que nos hace sabios para la salvación. Nos habla del amor de Dios según se revela en el plan de la redención, impartiendo el conocimiento esencial para todos los estudiantes: el conocimiento de Cristo. . .
No sólo nos ha revelado Dios la doctrina de la expiación, ofreciendo la esperanza de vida eterna, sino que sus palabras son maná del cielo para que el alma se alimente y reciba fuerza espiritual. La Biblia es la gran norma de lo bueno y de lo malo, que define claramente el pecado y la santidad. Sus principios vivos, corriendo por nuestras vidas como hilos de oro, son nuestra única salvaguardia en la prueba y la tentación.
Las Sagradas Escrituras eran el estudio esencial de las escuelas de los profetas, y deben ocupar el primer lugar en todo sistema educativo; porque el fundamento de toda educación correcta es el conocimiento de Dios. Usada como libro de texto en nuestras escuelas, la Biblia hará para la mente y para la moral lo que no pueden hacer los libros de ciencia y filosofía. Como libro destinado a disciplinar y fortalecer el intelecto, ennoblecer, purificar y refinar el carácter, es sin rival.
Dios cuida de nosotros como seres inteligentes, y nos ha dado su Palabra como lámpara a nuestros pies y luz para nuestro sendero. Sus enseñanzas tienen una influencia vital sobre nuestra prosperidad y en todas las relaciones de la vida. Aun en nuestros asuntos temporales será un guía más sabio que cualquier otro consejero. Sus instrucciones divinas señalan el único camino que conduce al verdadero éxito. No hay posición social, ni fase de la experiencia humana, para la cual el estudio de la Biblia no sea una preparación esencial.
La sabiduría finita
Pero la mera lectura de la Palabra no producirá el resultado propuesto por el cielo; debe ser estudiada y albergada en el corazón. La Biblia no ha recibido la atención detenida que merece. No ha sido honrada sobre todo otro libro en la educación de los niños y los jóvenes. Los estudiantes emplean años en adquirir una educación. Estudian diferentes autores, y se familiarizan con las ciencias y la filosofía por medio de obras que contienen los resultados de investigaciones humanas; pero el Libro que proviene del Maestro divino ha sido, en extenso grado, descuidado. No se discierne su valor; sus tesoros permanecen ocultos.Causa de oposición a la Biblia
No por falta de evidencia dudan los hombres de la verdad divina; no son incrédulos por ignorar el carácter de la Palabra de Dios. Pero a causa del pecado todo el organismo humano está desordenado, la mente corrompida, la imaginación pervertida. Las tentaciones exteriores hallan respuesta en el corazón, y los pies se deslizan imperceptiblemente hacia el pecado. Y así es como muchos odian la Biblia. A algunos no les afligiría que no hubiese una sola Biblia en el mundo.La ciencia y la Biblia
No queremos restringir la educación, ni tener en poco la cultura y la disciplina mental. Dios quiere que seamos estudiantes mientras permanezcamos en el mundo. Debemos aprovechar toda oportunidad de adquirir cultura. Las facultades necesitan fortalecerse por el ejercicio, la mente ha de ser adiestrada y debe expandirse mediante estudio asiduo; pero todo esto puede hacerse mientras el corazón es presa fácil del engaño. La sabiduría de lo alto debe ser comunicada al alma. La entrada de la Palabra de Dios es lo que da luz: "La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples" (Sal. 119: 130). Su palabra nos es dada para instruirnos; no hay en ella nada que sea deficiente o engañoso. La Biblia no ha de ser probada por las ideas que tienen los hombres acerca de la ciencia, sino que ésta ha de ser sometida a la prueba de la norma infalible.