Consejos para los Maestros

Capítulo 72

La Educación Más Esencial Para los Obreros Evangélicos

HAY obreros cristianos que no recibieron educación en ningún colegio, porque les era imposible conseguirla; pero Dios ha dado evidencia de que los ha escogido y ordenado, para que vayan y trabajen en su viña. Los ha hecho eficaces colaboradores suyos. Tienen un espíritu susceptible de ser enseñado; sienten que dependen de Dios; y el Espíritu Santo está con ellos para ayudarles en sus flaquezas. Vivifica y vigoriza la mente, dirige los pensamientos y ayuda eficazmente en la presentación de la verdad.

Cuando el obrero se halla delante de la gente para impartir las palabras de vida, se oye en su voz el eco de la voz de Cristo. Es evidente que anda con Dios, que ha estado con Jesús y ha aprendido de él. Ha introducido la verdad en el santuario íntimo del alma; es para él una realidad viviente; y presenta la verdad con demostración del Espíritu y poder. La gente oye el grato sonido; Dios habla a su corazón por el hombre consagrado a su servicio.

Cuando el obrero ensalza a Jesús por el Espíritu, se vuelve realmente elocuente. Es fervoroso y sincero, y muy amado de aquellos por quienes trabaja. ¡ Qué pecado, recaería sobre cualquiera que escuchase a un hombre tal simplemente para criticarle, tomar nota de sus faltas de gramática o su pronunciación incorrecta, y ridiculizar esas faltas! ...

El orador que no ha tenido educación cabal puede aveces caer en errores de gramática o de pronunciación; tal vez no emplee las expresiones más elocuentes, o las imágenes más bellas; pero si se ha alimentado él mismo del pan de vida, si bebió de la fuente de vida, puede alimentar a las almas hambrientas, y dar agua de vida al sediento. Sus defectos serán perdonados y olvidados. Sus oyentes no sentirán cansancio ni disgusto, sino que agradecerán a Dios por el mensaje de gracia a ellos enviado por su siervo.

El mejoramiento propio de los obreros

Si el obrero se ha consagrado plenamente a Dios y es diligente en la oración para obtener fuerza y sabiduría celestiales, la gracia de Cristo le enseñará, él vencerá sus defectos y llegará a ser cada vez más inteligente en las cosas de Dios. Pero nadie debe basarse en esto para ser indolente, malgastar el tiempo y las oportunidades, y descuidar la preparación que es esencial para llegar a ser eficiente. Al Señor no le agradan los que, teniendo ocasión de adquirir conocimientos, dejan de aprovechar las oportunidades que tienen...

Sobre todos los otros habitantes de la tierra, el hombre cuya mente ha sido educada por la Palabra de Dios sentirá que debe dedicarse con mayor diligencia a la lectura de la Biblia, y a un estudio concienzudo de las ciencias; porque su esperanza y su vocación son mayores que las de cualquier otro. Cuanto más íntimamente esté relacionado un hombre con la Fuente de todo conocimiento y sabiduría, tanto más podrá ser ayudado intelectual y espiritualmente. El conocimiento de Dios es la educación esencial, y todo verdadero obrero estudiará constantemente para obtener este conocimiento.