Dios no obliga a nadie a que lo ame ni que obedezca su ley. Él ha manifestado un amor inconmensurable hacia el hombre en el plan de la redención. Ha derramado los tesoros de su sabiduría y ha dado el don más precioso del cielo para que nos viésemos constreñidos a amarlo y a ponernos en armonía con su voluntad. Si rehusamos ese amor y si no queremos que él nos gobierne, estaremos preparando nuestra propia ruina, y finalmente nos veremos frente a una pérdida eterna.
Dios desea el servicio voluntario de nuestros corazones. Él nos ha dotado con la facultad de razonar, con talentos de aptitudes y con medios financieros e influencia, a fin de que pongamos todo esto por obra para el bien de la humanidad, y para que manifestemos su espíritu ante el mundo. Preciosas oportunidades y privilegios son puestos a nuestro alcance, y si los descuidamos robamos a otros, defraudamos nuestras propias almas y deshonramos a nuestro propio Salvador. En el día del juicio no querremos encontrarnos frente a estas oportunidades desaprovechadas y a los privilegios descuidados. Nuestros intereses eternos en el futuro dependen del cumplimiento diligente del deber en este momento en lo que se refiere al aprovechamiento de los talentos que Dios nos ha dado para la salvación de las almas...
La posición y la influencia, por muy exaltadas que sean, no deberían convertirse en una excusa para hacer un mal uso de los bienes del Señor. Los favores especiales de Dios deberían estimularnos a rendirle un servicio de todo corazón y afecto, pero muchos que son bendecidos de esta manera olvidan al Dador, y se tornan descuidados, desafiantes y libertinos. Deshonran al Dios del cielo y ejercen una influencia que destruye a las personas con quienes se asocian. No procuran aminorar los sufrimientos de los necesitados. No edifican la obra de Dios. No tratan de remediar los males de los inocentes, de interceder por la causa de la viuda y el huérfano, o de exponer un elevado modelo de carácter ante los encumbrados y los humildes mostrando un espíritu de benevolencia y virtud. Pero por el contrario, oprimen a los jornaleros; retienen fraudulentamente la paga justa por el trabajo, engañan a los inocentes, roban a las viudas y amontonan riquezas que se corrompen con la sangre de las almas. Tendrán que comparecer ante el tribunal de Dios. Esta clase de personas no está haciendo la voluntad del Padre celestial, y escucharán la severa condenación: "Apartaos de mí, hacedores de maldad". Mateo 7:23.--The Review and Herald, 14 de febrero de 1888.
Revelaciones asombrosas
¡Qué revelaciones se harán en el día del juicio! Se descubrirá que muchos que se han llamado a sí mismos cristianos no son siervos de Dios, sino siervos de sí mismos. El yo ha sido su centro; el servicio egoísta ha sido la obra de su vida. Al vivir para agradarse a sí mismos y para ganar todo lo que podían para ellos mismos, han invalidado y empequeñecido las capacidades y las facultades que Dios les encomendó. No han tratado honradamente con Dios. Sus vidas han constituido un largo sistema de robo. Estos ahora se quejan contra Dios y sus semejantes, porque no se los reconoce ni se los favorece como piensan que deberían. Pero su infidelidad será revelada en aquel día cuando el Señor juzgue los casos de todos. El volverá y discernirá "la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve". Malaquías 3:18. En aquel día, los que piensan que Dios aceptará ofrendas mezquinas y un servicio prestado de mala gana quedarán chasqueados. Dios no colocará su aprobación sobre la obra de ningún hombre, encumbrado o humilde, rico o pobre que no haya sido hecha de todo corazón, con fidelidad y tomando en cuenta su gloria. Pero los que han pertenecido a la familia de Dios aquí abajo, que se han esforzado para honrar su nombre, han obtenido una experiencia que los hará como reyes y sacerdotes para con Dios, y ellos serán aceptados como siervos fieles. Para ellos se pronunciarán estas palabras: "Bien, buen siervo y fiel... entra en el gozo de tu Señor". Mateo 25:21.--The Review and Herald, 5 de enero de 1897.
No hay que profesar sino hacer
Cuando los casos de todos pasen en revista delante de Dios, no se formulará esta pregunta: ¿Qué profesaron ellos?, sino estas otras: ¿Qué hicieron ellos? ¿Han sido ejecutores de la palabra? ¿Han vivido para sí mismos? ¿O bien se han ejercitado en obras de benevolencia y bondad, en amor, prefiriendo a los demás antes que a ellos mismos, y negándose a sí mismos a fin de poder bendecir a otros?
Si el registro muestra que tal ha sido su vida, que sus caracteres están señalados por la ternura, la abnegación y la benevolencia, recibirán la bendita seguridad y bendición de Cristo: "Bien hecho", y "Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo". Mateo 25:34.
Cristo ha sido afligido y herido por nuestro marcado amor propio e indiferencia ante las calamidades y las necesidades de los demás.--The Review and Herald, 13 de julio de 1886.
Promesas para los mayordomos fieles
Significa mucho sembrar junto a todas las aguas. Significa impartir continuamente donativos y ofrendas. Dios proporcionará facilidades para que el mayordomo fiel de los medios que él le ha confiado sea suplido con abundancia de todas las cosas, y sea capacitado para que abunde en toda buena obra. "Como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre. Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia". 2 Corintios 9:9, 10. La semilla sembrada a manos llenas es cuidada por el Señor. El que suministra la semilla al sembrador da también a su obrero lo que lo capacita para colaborar con el Dador de la semilla.--Testimonies for the Church 9:132.
Para un estudio adicional
Nuestro día de confianza.--Testimonies for the Church 4:618, 619. Una parábola para los cristianos de los últimos días.--Joyas de los Testimonios 1:69, 70. Hay que aprovechar todos los talentos.--Testimonies for the Church 2:659. Todos son responsables.--Testimonies for the Church 1:324, 325. Los pobres con frecuencia descuidan las oportunidades de hacer el bien.--Testimonies for the Church 2:229, 230. El mayordomo infiel.--Testimonies for the Church 5:282, 283. ¿Qué es el "gozo de tu Señor"?--Joyas de los Testimonios 1:365. Muchos envuelven su talento en un lienzo.--Testimonies for the Church 1:530. El mayordomo injusto.--Testimonies for the Church 1:538, 539. "Haceos amigos".--Palabras de Vida del Gran Maestro, 302. Los depósitos son proporcionales a las capacidades.--Testimonies for the Church 2:245. Hay que sacrificar lo terreno para adquirir lo celestial.--Testimonies for the Church 2:193. Una visión del juicio.--Joyas de los Testimonios 1:520-524. La riqueza amontonada no sólo es inútil, sino también una maldición.--Palabras de Vida del Gran Maestro, 331. Las decisiones del juicio tienen que ver con la benevolencia práctica.--Testimonios para los Ministros, 405, 406. Las riquezas acumuladas serán un estorbo en el tiempo de angustia.--Testimonies for the Church 1:169. Los hombres de negocios, agricultores, mecánicos, comerciantes y abogados no son menos responsables que los ministros por los talentos que han recibido.--Joyas de los Testimonios 1:549.