Consejos sobre Mayordomía Cristiana

Capítulo 54

Avanzando por fe

No siempre es lo más juicioso negarse a emprender algo que demande grandes gastos porque no se dispone del dinero necesario para terminar el negocio. En la edificación de su obra, el Señor no allana siempre el camino delante de sus siervos. A veces prueba la confianza de su pueblo haciéndole avanzar por fe. A menudo lo pone en situaciones difíciles y críticas, y le ordena avanzar cuando ya sus pies parecen tocar las aguas del mar Rojo. Es en ocasiones semejantes, mientras sus siervos elevan oraciones a él con fervor y fe, cuando él abre la vía delante de ellos y los conduce a lugares espaciosos.

El Señor quiere que su pueblo actual esté convencido de que hará por él cosas tan grandes como las que hizo en favor de los hijos de Israel durante su viaje de Egipto a Canaán. Debemos tener una fe educada, que no vacile en seguir las instrucciones del Señor en los momentos difíciles. "¡Adelante!" Tal es la orden que Dios da a su pueblo.

La ejecución de los planes del Señor exige fe y gozosa obediencia. Cuando él señala la necesidad de establecer la obra en lugares donde podrá ejercer influencia, se debe andar y obrar por la fe. Por su conducta piadosa, su humildad, sus oraciones y esfuerzos fervientes, los hermanos deben luchar por inducir a la gente a apreciar la buena obra que el Señor ha establecido en su medio. Era propósito del Señor que el sanatorio de Loma Linda pasase a ser propiedad de nuestro pueblo; y lo realizó en un momento cuando los torrentes de las dificultades desbordaban de su cauce.

Cuando se trata de atender a los intereses personales, los hombres pueden seguir su propio juicio. Pero el llevar adelante la obra del Señor en la tierra es asunto enteramente distinto. Cuando él indica que la compra de una propiedad determinada es necesaria para el progreso de su causa y la edificación de su obra, ya se trate de un sanatorio, de una escuela o de cualquier otra institución, él hará su adquisición posible si los que tienen experiencia muestran su fe y su confianza en sus planes, y obran con prontitud para aprovechar las ventajas que Dios les señala. Si bien no debemos procurar arrebatar la propiedad de nadie, debemos, sin embargo, ver y aprovechar con prontitud las ventajas cuando ellas se nos ofrecen, a fin de poder hacer planes para la edificación de la obra. Después de esto, debemos dedicar todas nuestras energías a obtener del pueblo de Dios ofrendas voluntarias para sostener esas nuevas instituciones.--Joyas de los Testimonios 3:419, 420.

El peligro de las posiciones extremas

Es correcto tomar prestado dinero para llevar adelante una obra que sabemos que Dios quiere que se realice. No debemos esperar rodeados de incomodidades y hacer la obra mucho más dura, porque no queremos tomar dinero prestado. Se han cometido errores al incurrir en deudas para hacer lo que bien habría podido esperar hasta un tiempo futuro. Pero existe el peligro de ir al otro extremo. No debemos colocarnos en una posición que pondrá la salud en peligro y hará que nuestra tarea sea cansadora. Debemos obrar con sensatez. Debemos llevar a cabo la obra que necesita realizarse, aun cuando tengamos que tomar dinero a préstamo y pagar intereses.--Carta 111, 1903.

Cuidado con los errores a ambos lados

El asunto que ahora nos confronta es: ¿Trataremos de conseguir los lugares que nos parecen deseables en precio y ubicación, cuando no podemos decir de dónde vendrá el dinero que necesitamos? Los Hnos. _____, _____, y otras personas se oponen al aumento de las deudas. Pero no estoy preparada para decir que no deberíamos, bajo ninguna circunstancia, comprar terrenos hacia los cuales el Señor parece haber dirigido nuestras mentes, cuando no hay otra dificultad fuera de la falta de dinero en efectivo, y considerando que por la providencia de Dios podríamos pagar prontamente esa propiedad. Debemos precavernos contra los errores en ambos lados.--Carta 167, 1902.

Un freno en las ruedas del progreso

La idea según la cual no habría que establecer un sanatorio a menos que pudiera iniciarse sin deuda, ha puesto un freno sobre las ruedas del progreso. Al edificar casas de culto hemos tenido que tomar dinero prestado a fin de llevar a cabo algo de inmediato. Hemos estado obligados a hacer esto para cumplir las direcciones de Dios. Personas profundamente interesadas en el progreso de la obra han tomado dinero en préstamo y han pagado intereses sobre él a fin de establecer colegios y sanatorios y para edificar casas de culto. Las instituciones que se han establecido en esta forma y las iglesias que se han edificado han sido los medios para ganar a muchas personas a la verdad. En esta forma el diezmo ha sido aumentado y se han añadido obreros a las fuerzas del Señor.--Carta 211, 1904.

Pérdida por falta de fe

Dios quiere que el estandarte sea elevado cada vez más. La iglesia no puede abreviar su tarea sin negar a su Maestro. Hay que edificar templos en muchos lugares. ¿Es economía dejar de proveer nuestras ciudades de lugares de culto donde el Redentor pueda reunirse con su pueblo? No causemos la impresión de que consideramos un gasto demasiado grande proveer adecuadamente para la recepción de nuestro Huésped celestial.

Necesitamos la sabiduría de Dios al trazar planes de construcción. No necesitamos incurrir innecesariamente en deudas, pero quisiera decir que no es necesario que en cada caso deba tenerse en mano todo el dinero requerido para completar una construcción antes de que el trabajo comience. Con frecuencia debemos avanzar por fe, trabajando en forma tan expeditiva como sea posible. Por falta de fe dejamos de recibir el cumplimiento de las promesas de Dios. Debemos trabajar, orar y creer. Debemos avanzar firmemente y con entusiasmo, confiando en el Señor, y diciendo: "No fracasaremos ni nos desanimaremos".--The Review and Herald, 7 de septiembre de 1905.