Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica

Capítulo 3

Un instrumento ganador de almas

El más elevado objetivo

Debería hacerse mucha obra personal en la escuela sabática. La necesidad de esta clase de obra no es reconocida ni apreciada como debe ser. Con corazón lleno de gratitud por el amor de Dios que ha sido comunicado al alma, debería el maestro trabajar con ternura y fervor por la conversión de sus alumnos.

Primero la salvación personal, luego el servicio

¿Qué evidencia podemos dar al mundo de que la obra de la escuela sabática no es mera pretensión? Por sus frutos será juzgada. Será estimada por el carácter y la obra de los alumnos. En nuestras escuelas sabáticas deberían confiársele responsabilidades a la juventud cristiana, para que pueda desarrollar sus aptitudes y adquirir poder espiritual. Entréguese primero la juventud a Dios, y entonces en su vida temprana enséñesele a ayudar a otros. Esta obra pondrá en ejercicio sus facultades y la habilitará para aprender a hacer planes y ponerlos en ejecución para bien de sus compañeros. Busquen los jóvenes la compañía de aquellos que necesitan ayuda, no para ocuparse en conversación insensata, sino para representar el carácter cristiano y ser colaboradores con Dios, ganando a los que no se han entregado a Dios...

El celo proporcionado al privilegio

En nuestros esfuerzos por ayudar a la juventud estamos lastimosamente atrasados en nuestro deber. Hemos tenido gran luz, pero nos falta celo y ardor, y no tenemos el fervor de espíritu correspondiente a los privilegios que gozamos. Tenemos que elevarnos por encima de la fría atmósfera de la incredulidad que nos rodea, y acercarnos a Dios a fin de que él se acerque a nosotros.

Tenemos que educar a la juventud a fin de que aprenda a trabajar por la salvación de las almas; y al educar a la juventud para esta obra, nosotros también aprenderemos a trabajar con más éxito, llegando a ser agentes eficientes en las manos de Dios para la conversión de nuestros discípulos. Hemos de ser imbuídos del espíritu de trabajo ferviente y asirnos de Cristo, reclamándolo a él como nuestra única eficiencia. Nuestro entendimiento debe ser ensanchado, a fin de que tengamos un concepto adecuado de las cosas que pertenecen a la vida eterna. Nuestro corazón debe ser enternecido y sojuzgado por la gracia de Cristo a fin de que lleguemos, a ser verdaderos educadores.

Pregúntense los directores y maestros: ¿Creo yo la Palabra de Dios? ¿Estoy entregándome a Aquel que se dió a sí mismo por mí y sufrió una muerte cruel en la cruz para que yo no pereciera sino que tuviese vida eterna? ¿Creemos nosotros que Jesús está atrayendo a las almas de aquellos que nos rodean, aun de aquellos que viven en la impenitencia y no responden a su atracción? Entonces, con corazón contrito decid: "Maestro, yo me allegaré a ti con todos los poderes de mi influencia. Confío en ti y sólo en ti para tocar y sojuzgar el corazón por medio del poder del Espíritu Santo."--Testimonies on Sabbath-School Work, 47-50.

La lección suprema

Si los jóvenes que son fuertes empeñan hasta el límite sus facultades escudriñando la Biblia, tendrán mentes provistas de valiosos conocimientos que resplandecerán como una luz sobre aquellos con quienes se asocien. La escuela sabática debería ser un lugar donde aquellos que han progresado en los conocimientos divinos puedan inculcar ideas nuevas respecto a la fe del pueblo de Dios.

Cuando todos los que profesan ser cristianos lo sean de hecho y en verdad, la escuela sabática no será más una fría rutina de culto. Los maestros entenderán entonces la lección que Cristo dió a Nicodemo, y la enseñarán, haciendo ver cuánto afecta al destino humano. Jesús dijo a aquel jefe de Israel: "De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios." A menos que un hombre nazca de nuevo, no puede entender el carácter del reino de los cielos, ni discernir su naturaleza espiritual. En esas palabras, Cristo le estaba diciendo a Nicodemo:

"No es la sabiduría tanto como la regeneración interior lo que necesitas. No es tanto que se te satisfaga la curiosidad como tener un nuevo corazón, lo que has menester, y mientras no se verifique ese cambio, mientras no sean hechas nuevas todas las cosas, no será de ningún beneficio salvador para ti que yo discuta contigo el asunto de mi autoridad, mi obra, ni mi misión como quien lleva credenciales del cielo."

Para conocer la verdad y darla a los demás

La lección que Cristo dió a Nicodemo es importante para cada maestro, cada obrero de la. escuela sabática, cada joven y niño. Seguramente es importante que nos familiaricemos con las razones de nuestra fe; pero el conocimiento más importante que hay que obtener es el conocimiento experimental de lo que significa nacer de nuevo. Lo que más se necesita en nuestra obra de la escuela sabática es la luz de la vida. En todas nuestras filas se necesitan hombres y mujeres que a los pies de Jesús hayan aprendido qué cosa es la verdad, y cómo presentarla a otros. Son hombres santos, hombres humildes, hombres que se mantengan unidos a Cristo, los que se necesitan para desempeñar el cargo de educadores de nuestra juventud en la escuela sabática.

La mayor necesidad

Nicodemo vino al Señor pensando entablar una larga discusión con él sobre puntos de menor importancia, pero Jesús expuso los primeros principios de la verdad, y mostró a Nicodemo que lo que él más necesitaba era humildad de corazón, un espíritu susceptible de enseñanza, un corazón nuevo; que si quería entrar en el reino de Dios tenía que nacer otra vez. Y, ¿no hay en la escuela sabática quienes ocupan puestos de responsabilidad que se irritarían y fastidiarían si yo les dijera que aunque son maestros de Israel, también necesitan nacer de nuevo? Nicodemo se extrañó de que Cristo le hablara en la forma en que lo hizo, sin respetar su posición de dirigente en Israel, y no estaba preparado para recibir la verdad, contestando a Cristo con palabras llenas de ironía. "Dícele Nicodemo: ¿Cómo puede el hombre nacer, siendo viejo? ¿Puede entrar otra vez en el vientre de su madre, y nacer?" El reveló el hecho, como lo hacen muchos cuando la verdad cortante toca en lo vivo de su conciencia, de que el hombre natural no recibe las cosas del Espíritu de Dios. No hay nada en ellos que responda a las cosas espirituales, porque las cosas espirituales se disciernen espiritualmente. Pero aunque Nicodemo no comprendió sus palabras, Jesús no se impacientó ni se desanimó, sino que procuró hacer más clara su exposición de la verdad. Con solemne y tranquila dignidad, Jesús repitió sus palabras de una manera que le convencería de que eran verdad: "De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer otra vez."

Como una fuente viva

Todo verdadero cristiano es una fuente viva, que recibe las incesantes corrientes de gracia, una fuente que está siempre fresca y siempre refrescando a aquellos que lo rodean. Aquellos que son colaboradores con Dios manifiestan un espíritu misionero; porque siempre reciben a fin de poder dar a otros la luz y la bendición del cielo. Aquellos que abren su corazón para recibir mucho, también estarán en condiciones de dar mucho.*

¡Cuán triste es pensar en la gran cantidad de trabajo maquinal que se hace en la escuela sabática, a la vez que hay poca evidencia de que haya transformación moral en las almas de los que enseñan y de los que aprenden! Cuando la obra del Espíritu de Dios se sienta en el corazón, veremos a muchos buscar fervientemente ante todo el reino de Dios y su justicia. Entonces las cosas terrenales ocuparán su lugar subordinado, y las cosas celestiales serán las más elevadas en los afectos de los hijos de Dios.--Testimonies on Sabbath-School Work, 72; Sabbath School Worker, 1 de agosto de 1892.

Lo que más necesita la causa

¿De qué carácter es la vida religiosa de aquellos que toman parte en la obra de la escuela sabática? La luz de la verdad ha estado resplandeciendo en la mente y el corazón de los maestros y alumnos para que ellos la difundan entre los que están fuera de Cristo. El mensaje salvador tiene que ser dado a los que todavía no han abierto su corazón para recibir el don celestial. Hay que presentar con insistencia la verdad a la atención de los que parecen ser indiferentes. Si todos sintieran una carga por las almas por quienes Cristo murió, ¡cuán intenso sería el interés manifestado en todo medio empleado para la salvación de las almas! ¡Cuán poco estaría puesto nuestro pensamiento en la satisfacción propia, en la ostentación en el vestir y en la búsqueda de las diversiones! ¡Cuán poco dinero se gastaría en festejos y placeres si reconociéramos la importancia de invertir nuestros medios en la causa de Dios, la cual requiere cada centavo que no sea menester para proveer a las necesidades reales!

Orad que el Espíritu Santo venga a vuestro corazón, y entonces os someteréis al yugo de Cristo, llevaréis su carga, y llegaréis a estar en completa unión con Jesús. Nuestras ideas son demasiado mezquinas; necesitamos una visión más extensa, a fin de darnos cuenta de las necesidades de la causa.

Lo que más necesita la causa son hombres y mujeres jóvenes y consagrados que sientan una responsabilidad personal respecto al progreso de la obra, y que cooperen con los agentes divinos para derramar luz en las tinieblas morales del mundo.--Testimonies on Sabbath-School Work, 57.

Efecto de la verdad

Los principios de la verdad grabados en el corazón, renglón tras renglón, mandamiento tras mandamiento, producirán rectitud de acción. La Biblia contiene las máximas escudriñadoras que ha dado Dios para guiar a los hombres y mujeres, los jóvenes y niños al cielo, a través de los conflictos de esta vida. Cristo oró: "Santifícalos en tu verdad: tu palabra es la verdad." Por muy iluminados que estén los jóvenes por los estudios de la Biblia, su naturaleza es tal que a menos que practiquen en la vida diaria la verdad que conocen, todo esfuerzo para elevarlos y ennoblecerlos será ineficaz. Sobre los padres descansa la solemne responsabilidad de cooperar con los maestros de la escuela sabática.

Hay corazones que el Señor ha tocado con su Santo Espíritu. No bien comienza la gracia su obra en el alma, se humilla y enternece el corazón; no hay luchas por la supremacía; la altivez desaparece; hay tal percepción del amor que Cristo manifestó dando su vida por los seres pecadores, que no hay deseo de enaltecerse. El que está convertido ve que su Redentor llevó una vida de humildad, y desea seguir en sus pisadas. Se despierta en su corazón el espíritu misionero; y a la vez que anda humilde y circunspectamente en armonía con su fe, no puede estar tranquilo hasta hallarse ocupado en la obra de ganar almas para Cristo. Quiere que todos conozcan cuán precioso es el amor de un Salvador.--Testimonies on Sabbath-School Work, 25.

Una pregunta para todo maestro y alumno

Al estudiar las Escrituras, manifestar un interés altruísta en otros y hacer las cosas que agradan al Salvador, creceréis en gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador. Pregúntese cada maestro y cada discípulo: "¿Qué podré hacer yo que pudiera ser considerado como buen servicio para Aquel que ha muerto a fin de que yo viviera?" El Maestro da esta respuesta: "Buscad y salvad lo que se ha perdido." Habéis de trabajar de la manera en que Cristo trabajó, con paciencia, con interés, con la determinación de no sentiros desanimados al trabajar para lo presente y para la eternidad, creyendo que Jesús puede hacer mucho por medio de las aptitudes humanas, consagradas a su servicio. ¿Qué privilegio más alto podríamos desear que el de ser colaboradores juntamente con Dios, aprovechando cuanto sea posible los poderes que nos han sido confiados, a fin de que esta obra sea llevada a cabo?

Cuando los hombres y mujeres jóvenes sean sobrios y cultiven la piedad y la devoción, dejarán que su luz ilumine a otros, y habrá poder vital en la iglesia. Sería bueno señalar una hora para el estudio de la Biblia, y que los jóvenes, tanto convertidos como no convertidos, se reúnan para orar y relatar los incidentes de su vida. La juventud debería tener ocasión para expresar sus sentimientos. Convendría tener al principio un director juicioso, uno que hable poco y anime mucho, con una palabra de cuando en cuando para ayudar a fortalecer a la juventud en los comienzos de su vida religiosa. Después que hayan ganado un poco de experiencia, tome uno de ellos la dirección, y luego otro, y edúquense de esta manera obreros que reciban la aprobación de Dios.--Testimonies on Sabbath-School Work, 48, 49.

Fortaleza y sabiduría prometidas

Anímese a todo obrero de corazón sincero y fiel a continuar trabajando, teniendo presente el hecho de que cada cual será recompensado según hayan sido sus obras. Trabajad teniendo en vista sólo la gloria de Dios. No rehuséis llevar responsabilidades porque sintáis vuestra debilidad e ineficiencia. Dios puede daros fuerza y sabiduría, si sois consagrados a él y permanecéis humildes. Que ninguno por pereza rehuse trabajar, y que nadie se adelante insistiendo en que se acepte su servicio cuando no se lo necesita.

El deber de trabajar por otros

Esté cada obrero verdadero agradecido a Dios por haberlo honrado con una oportunidad de trabajar para el Maestro. Procurad oportunidades de hacer bien, y perfeccionad los talentos que Dios os ha dado, buscando diariamente gracia para que tengáis éxito en el bien hacer.

Las oportunidades perdidas de hacer el bien, pueden con razón humillaros hasta el polvo y moveros a velar cuidadosamente para no dejar pasar ocasiones de ser una bendición para otros. ¡Cuántas veces llegó la hora con su oportunidad de trabajar, pero el obrero no se hallaba en el puesto del deber! Podrían haberse pronunciado palabras para ayudar y fortalecer a algunas almas débiles que se hallaban luchando con la tentación, pero nunca se pronunciaron. Podrían haberse hecho esfuerzos personales bien dirigidos y haberse salvado un alma de la muerte y cubierto multitud de pecados, pero no había quién lo hiciese. Los que son negligentes tendrán que responder por su negligencia en el día de Dios. Preciosísima es la sangre de Cristo, que limpia de todo pecado. Un sentimiento del amor redentor de Cristo debería inducirnos a aprovechar toda oportunidad de hacer bien. Estos momentos son sumamente preciosos si son aprovechados para gloria de Dios. Aquellos que buscan riquezas terrenales están velando atenta y continuamente a fin de hallar oportunidades para lograr su objeto; y los que trabajan para Cristo no deberían ser menos fervientes en ganar almas para él. Ellos pueden ser colaboradores con Cristo, si imitando el ejemplo de él, hacen bien a todos los que son traídos dentro de la esfera de su influencia.

Por amor de Cristo, sean los maestros y los obreros principales de vuestras escuelas sabáticas, hombres y mujeres que amen y teman a Dios; hombres y mujeres que reconozcan la responsabilidad de su posición, como quienes velan por las almas y tienen que dar cuenta a Dios por la influencia que ejercen sobre los que están a su cargo.

Fe en las promesas de Dios

Nuestra fe tiene que aumentar; si no, no podemos ser renovados conforme a la imagen divina y amar y obedecer los requerimientos de Dios. Nazca de labios sinceros la oración: "Señor, auméntame la fe; dame iluminación divina; porque sin ayuda de tu parte nada puedo hacer." Venid con humildad y postraos delante de Dios; abrid delante del Señor vuestras Biblias, las cuales contienen las promesas divinas; tomad vuestra posición con respecto a éstas; haced con Dios el pacto de que responderéis a sus requerimientos; decidle que creeréis sin otra evidencia fuera de la desnuda promesa. Esto no es presunción; pero a menos que obréis con celo, a menos que seáis fervientes y estéis decididos, Satanás obtendrá ventajas, y vosotros seréis dejados en la incredulidad y las tinieblas.

Las palabras y promesas de Dios son el único fundamento de nuestra fe. Tomad la palabra de Dios como verdad, como una voz viva que os habla, y obedeced fielmente cada requerimiento. Dios, que ha prometido, es fiel. El cooperará con los esfuerzos de los directores y maestros. La debilidad de nuestra fe limita nuestras bendiciones. Dios no está maldispuesto para dar; él es el manantial de poder. Debemos tener mansedumbre y humildad de corazón. Podemos tener ricas evidencias del amor y la misericordia de Dios diariamente en nuestros esfuerzos abnegados de hacer bien a otros. Suplico a los obreros de nuestras escuelas sabáticas que se vistan con toda la armadura de Dios y muestren su fidelidad como fieles soldados de Jesucristo. Dios recompensará toda obra que se haga para gloria suya.--Testimonies on Sabbath-School Work, 26-29.

Las reuniones deben ser espiritualizadas

A fin de hacer la voluntad de Dios, tenemos que escudriñar su Palabra, para conocer su doctrina, y empeñar en ello toda la capacidad que nos ha sido confiada. Tenemos que ser diligentes en la oración, y fervientes en el servicio sencillo y sincero para Dios. Los que están ocupados como maestros en la escuela sabática deberían tener hambre y sed de la verdad divina, a fin de poder impartir el mismo espíritu a los que están bajo su cuidado, e inducir a sus alumnos a buscar la verdad como un tesoro escondido. No queremos que nuestras escuelas sabáticas sean dirigidas de una manera que haga hipócritas a los alumnos; porque los tales no pueden fomentar los intereses de la verdadera religión. Dedíquese, pues, más atención a buscar a Dios, para que el Espíritu del Señor esté en vuestra escuela, que a procurar tener toda la organización mecánica deseable. Las pretensiones jactanciosas de cualquier clase no convienen en la obra de la escuela sabática, y el funcionamiento mecánico de la escuela es de poco valor si el Espíritu de Dios no enternece y amolda el corazón de los maestros y alumnos.--Testimonies on Sabbath-School Work, 76.

Estudiad a cada uno individualmente

En toda enseñanza verdadera, es esencial el elemento personal. En su enseñanza, Cristo trató individualmente con los hombres. Educó a los doce por medio del trato y la asociación personal. Sus más preciosas instrucciones fueron dadas en privado, y con frecuencia a un solo oyente. Reveló sus más ricos tesoros al honorable rabino en la entrevista nocturna celebrada en el monte de las Olivas, a la mujer despreciada, junto al pozo de Sicar, porque en esos oyentes discernió un corazón sensible, una mente abierta, un espíritu receptivo. Ni siquiera la muchedumbre que con tanta frecuencia seguía sus pasos era para Cristo una masa confusa de seres humanos. Hablaba directamente a cada mente y se dirigía a cada corazón. Observaba los rostros de sus oyentes, notaba cuando se iluminaban, notaba la mirada rápida y comprensiva que revelaba que la verdad había llegado al alma, y en su corazón vibraba en respuesta una cuerda de gozo afín...

En la obra educativa de hoy se necesita prestar el mismo interés personal y la misma atención al desarrollo individual. Muchos jóvenes que aparentemente no son promisorios, están ricamente dotados de talentos que no usan. Sus facultades permanecen ocultas a causa de la falta de discernimiento de sus educadores. En más de un muchacho, o una niña, exteriormente tan desprovisto de atractivos como una piedra sin pulir, se hallaría material precioso que resistiría la prueba del calor, la tormenta y la presión. El verdadero educador, teniendo presente lo que pueden llegar a ser sus alumnos, reconocerá el valor del material con el cual trabaja. Sentirá interés personal por cada alumno y tratará de desarrollar todas sus facultades. Por imperfecto que sea, se estimulará todo esfuerzo hecho por armonizar con los principios justos.--La Educación, 227, 228.

Trabajo personal en favor de los miembros de la clase

Es preciso que nuestros maestros sean hombres y mujeres convertidos, que sepan lo que significa luchar con Dios, y que no descansen hasta que los corazones de los niños estén templados para amar, loar y glorificar a Dios. ¿Quiénes quieren ser obreros fervientes que trabajen para ganar almas en nuestras escuelas sabáticas? ¿Quiénes tomarán a los jóvenes, uno a uno, y orarán y hablarán con ellos, haciéndoles súplicas personales y rogándoles que entreguen su corazón a Jesús, para que sean como sabor grato a Cristo? El contemplar la magnitud de la obra y ver cuán poco es apreciada, nos impulsa a gemir en espíritu y exclamar: ¿Quiénes aceptarán estas graves responsabilidades y velarán por las almas como quienes han de dar cuenta? Somos los representantes de Cristo en la tierra. ¿Cómo cumplimos nuestra misión? Los representantes de Cristo estarán en diaria comunión con él. Sus palabras serán escogidas, su hablar sazonado con gracia, su corazón lleno de amor, y sus esfuerzos, sinceros, fervientes y perseverantes para salvar a las almas por las cuales Cristo murió. Hagan todos cuanto puedan por la salvación de los queridos niños y jóvenes, y más tarde escucharán con gozo las palabras de Jesús: "Bien, buen siervo y fiel, ... entra en el gozo de tu Señor." ¿Qué es este gozo? Es ver a los santos redimidos, salvados por la sangre de Jesucristo, por haber servido ellos de instrumento.--Testimonies on Sabbath-School Work, 15.

Visitad los hogares

Maestros y obreros de todas las divisiones de la obra de la escuela sabática, me dirijo a vosotros en el temor de Dios, y os digo que a menos que sostengáis una relación viva con el Señor, y estéis a menudo delante de él en oración ferviente, no podréis hacer vuestra obra con sabiduría celestial, y ganar almas para Cristo. Es menester que el obrero de Dios esté revestido de humildad como de un manto. El Señor reconocerá y bendecirá al obrero humilde que tiene un espíritu susceptible a la enseñanza y un amor reverencial a la verdad y la justicia, dondequiera que se halle tal obrero. Si sois así, mostraréis solicitud por vuestros alumnos, haciendo esfuerzos especiales para lograr su salvación. Os acercaréis a ellos con amorosa simpatía, visitándolos en sus casas, imponiéndoos de su verdadera condición, conversando con ellos tocante a su experiencia en las cosas de Dios, y en los brazos de vuestra fe, los llevaréis al trono del Padre.--Testimonies on Sabbath-School Work, 68, 69.

Alimentad a los corderos

En su comisión al apóstol Pedro, el Salvador le dijo primero: "Apacienta mis corderos," y después le mandó: "Apacienta mis ovejas." Al dirigirse al apóstol, Cristo le dice a cada uno de sus siervos: "Apacienta mis corderos." Cuando Jesús amonestó a sus discípulos a no despreciar a los pequeñitos, les habló a todos sus discípulos de todas las edades. Su propio amor y cuidado por los niños es un precioso ejemplo para sus seguidores. Si los maestros de la escuela sabática sintieran el amor que debieran sentir hacia estos corderos del rebaño, muchos más serían ganados para el redil de Cristo. En cada oportunidad conveniente, cuéntese a los niños la historia del amor de Jesús. En cada sermón dígase algo que sea de beneficio para ellos. El siervo de Cristo puede tener amigos duraderos entre estos pequeñitos, y sus palabras pueden ser para ellos como manzanas de oro en canastillos de plata.--Testimonies on Sabbath-School Work, 113.

No descuidéis a los niños

Aunque se ha hecho algo por la educación y la disciplina religiosa de la juventud, falta mucho todavía. Muchos más necesitan que se los anime y ayude. No se hace el trabajo personal que el caso requiere. No son sólo los pastores los que han desatendido esta solemne obra de salvar a la juventud; también los miembros de la iglesia tendrán que dar cuenta al Maestro por su indiferencia y descuido del deber.

No se glorifica al Señor cuando se descuida o pasa por alto a los niños. Se los debe educar, disciplinar e instruir con paciencia. Necesitan más que una atención casual, más que una palabra de estímulo. Es necesario trabajar por ellos esforzada y cuidadosamente, y con oración. El corazón que está lleno de amor y simpatía alcanzará el corazón de los oyentes aparentemente negligentes y sin esperanza.--Testimonies on Sabbath-School Work, 114, 115.

La dirección de la manada pequeña

Nuestros directores, nuestros maestros de la escuela sabática, deberían orar frecuentemente. Una palabra hablada en tiempo oportuno puede ser como buena semilla en las mentes juveniles, y dirigir a los pequeñuelos por la senda de la rectitud. Pero una palabra incorrecta puede guiar sus pies a la senda de la ruina.--Testimonies on Sabbath-School Work, 112.

Reunid a los infantes

Juntad a los niñitos de labios balbucientes, a los jóvenes y ancianos, y ponedlos a la tarea de resolver misterios que los sabios de la tierra no han comprendido a pesar de poseer intelectos gigantescos. Las importantes verdades de la Palabra de Dios son para los humildes y deseosos de aprender a los pies del divino Maestro. Jesús se regocijó en espíritu a causa de esto, y dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, que hayas escondido estas cosas de los sabios y de los entendidos y las hayas revelado a los niños: así, Padre, pues que así agradó en tus ojos."

No permitáis que ideas mezquinas proscriban y obstaculicen vuestras labores. "El campo es el mundo." Las doctrinas de la verdad están claramente reveladas en cada página de la Palabra de Dios, y, no obstante, el enemigo tiene el poder de obcecar de tal manera las mentes de los que tienen desmedida confianza en sí mismos, que no entienden las expresiones más claras y sencillas. Enséñese la verdad a nuestros hijos. Armeselos de la revelación de la Palabra de Dios. Sepan relatar lo que está escrito en las Escrituras de verdad. Que el ministro desde el púlpito, con labios tocados con un ascua del altar del cielo, hable las palabras de vida que, cual si fuesen de fuego, se abrirán camino hasta el corazón y el alma de aquellos que, aunque sabios en la sabiduría del mundo, no entienden la sabiduría que es de lo alto.

La pregunta "¿Qué cosa es verdad?" debería hacerse con decidido interés. Debemos responder al mandato de Dios, y avanzar desde la luz hacia una luz mayor. Es imposible que los soldados de Cristo se queden estancados, descuidados e inactivos. Hay constantes progresos que hacer. La providencia de Dios nos guía a avanzar paso a paso en la senda de la obediencia. Que los padres y los maestros impriman en la mente de los niños la verdad de que el Señor los está probando en esta vida, para ver si lo obedecerán con amor y reverencia. Aquellos que no quieren obedecer a Cristo aquí, no lo obedecerían en el mundo eterno. El Señor procura alistarlos para las mansiones celestiales que Jesús ha ido a preparar para los que le aman.--Testimonies on Sabbath-School Work, 31, 32.

La experiencia religiosa de los niños

La religión les ayuda a los niños a estudiar mejor y a hacer más fielmente su trabajo. Una niñita de doce años estaba relatando de una manera sencilla la evidencia de que era cristiana. Dijo: "No me gustaba estudiar, sino jugar. Era perezosa en la escuela, y muchas veces no sabía mis lecciones. Pero ahora aprendo bien cada lección, para agradar a Dios. Antes era desaplicada en la escuela, y cuando no me miraban las maestras, hacía travesuras para que las vieran los otros niños. Ahora procuro agradar a Dios, portándome bien y observando las reglas de la escuela. Era egoísta en casa; no me gustaba hacer mandados, y me enojaba cuando mamá me llamaba del juego para ayudarla en el trabajo Ahora me es un verdadero placer ayudar a mi madre de cualquier manera que sea, y mostrarle que la amo."

No enseñéis a vuestros hijos a pensar que en algún tiempo futuro tendrán suficiente edad para arrepentirse y creer la verdad. Si se los instruye debidamente, aun los niños de muy poca edad pueden tener opiniones correctas acerca de su condición pecaminosa y el camino de salvación por medio de Cristo.--Testimonies on Sabbath-School Work, 112.

El corazón de los niños es de lo más susceptible

Los maestros de la escuela sabática necesitan andar cuidadosa y piadosamente delante de Dios. Deben trabajar como quienes han de dar cuenta. Se les da una oportunidad de ganar almas para Cristo, pues cuanto más tiempo permanecen los jóvenes en la impenitencia, tanto más se endurecen en su resistencia al Espíritu de Dios. Es probable que con el paso de los años disminuya su sensibilidad a las cosas divinas y se aminore su susceptibilidad a las influencias de la religión. Cada día trabaja Satanás para afirmarlos en sus hábitos de desobediencia, en su espíritu de impenitencia, y hay menos probabilidad de que lleguen a ser cristianos. Y, ¿qué cuenta tendrán que dar finalmente los maestros indiferentes? ¿Por qué enceguece al alma del maestro la desconfianza moral, indisponiéndola a hacer esfuerzos apropiados para la conversión de las preciosas almas de los jóvenes y niños? ¿Por qué no permitir que el Espíritu Santo cree en derredor del alma una atmósfera que rechace las tinieblas morales y traiga luz celestial a otros?--Testimonies on Sabbath-School Work, 44, 45.

El poder de una ternura como la de Cristo

El Señor Jesucristo siente infinita ternura por aquellos a quienes ha comprado a costa de sus propios padecimientos en la carne, a fin de que no perecieran con el diablo y sus ángeles, sino que él pudiese reclamarlos como escogidos suyos. Su amor le da derecho a ellos; son propiedad suya, y él los contempla con cariño inefable, y da la fragancia de su propia justicia a sus amados que creen en él. Se requiere tacto y sabiduría, amor humano y santificado cariño por los preciosos corderitos de la grey, para poder conseguir que vean y aprecien el privilegio de entregarse a la tierna dirección de los pastores fieles. Los hijos de Dios manifestarán la ternura de Jesucristo.

El maestro o la maestra pueden ligar estos niños a su corazón mediante el amor de Cristo, que mora en el templo del alma como una dulce fragancia, un olor de vida para vida. Los maestros pueden, por medio de la gracia de Cristo a ellos impartida, ser el viviente instrumento humano--ser colaboradores con Dios--para iluminar, elevar, animar y ayudar a purificar el alma de su contaminación moral; y la imagen de Dios será revelada en el alma del niño, y el carácter será transformado por la gracia de Cristo.--Testimonies on Sabbath-School Work, 87.

Un campo de reclutamiento de obreros cristianos

Los maestros y alumnos cristianos son responsables ante Dios por los misericordiosos privilegios de que gozan, pues ellos han de ser colaboradores juntamente con Dios, dando un testimonio decidido, ante el cielo y la tierra, del poder de la gracia salvadora. La eficiencia e influencia de los obreros de Dios estará en proporción con su elevación moral y pureza. Los verdaderos maestros cristianos discernirán la importancia de la lección de la escuela sabática, porque su entendimiento será abierto para comprender el Evangelio. Ellos dejarán resplandecer su luz delante de aquellos que no han manifestado interés en los preciosos rayos de la verdad. La puerta del corazón tiene que ser abierta para recibir la luz que resplandece de la Palabra. Un solo estudiante cristiano que recibe la Palabra de Dios, puede ser el medio de proporcionar bendición a sus condiscípulos. Puede ser un beneficio para otros, si en forma paciente, bondadosa e interesante le diera una pasada a la lección con aquellos que no toman interés en las cosas de Dios, e hiciera sencilla y definida su instrucción. Esta clase de trabajo requerirá el ejercicio de la sabiduría de lo alto, a fin de que el obrero pueda acercarse de una manera aceptable a aquellos que más necesitan ayuda y guiarlos a Cristo, en quien pueden ser satisfechas las necesidades del alma....

Cuando un joven se convierte, no lo dejéis en la ociosidad; dadle algo que hacer en la viña del Maestro. Según sus aptitudes, ocúpeselo, pues el Señor ha dado a cada cual su obra. Cooperemos con el Señor en todo ramo, y pongamos en operación todo medio por el cual puedan ser desarrolladas para ser útiles, las facultades de los que están relacionados con la escuela. Los habitantes del mundo están colocándose a sí mismos bajo las banderas de los dos jefes de los habitantes de la tierra. Cristo, el Príncipe de la vida, y Satanás, el príncipe de las tinieblas, están apremiando a los hombres y mujeres y a la juventud a entrar en su servicio. Es la obra del maestro y el alumno cristianos hacer fervientes esfuerzos para que las filas de Cristo aumenten continuamente, e invitar a toda alma a ponerse bajo el ensangrentado estandarte del Príncipe Emmanuel.--Testimonies on Sabbath-School Work, 50, 51.

La Escuela Sabática es un factor de educación misionera

Ha quedado demostrado en el campo misionero que, cualquiera sea el talento de la predicación, si se descuida el factor trabajo, si a la gente no se le enseña cómo trabajar, cómo dirigir reuniones, cómo desempeñar su parte en la labor misionera, cómo alcanzar con éxito a sus semejantes, la obra será casi un fracaso. Hay mucho que debe ser hecho también en la obra de la escuela sabática, para llevar a los hermanos a la comprensión de su obligación y a fin de que realicen su parte. Dios les pide que trabajen para él, y los ministros deben guiar sus esfuerzos.--Testimonies for the Church 5:256.

Una preparación para la obra bíblica

La gran obra de hacer entender la Biblia por medio de estudios bíblicos de casa en casa ha añadido importancia a la obra de la escuela sabática, y hace evidente que los maestros de estas escuelas deben ser hombres y mujeres consagrados, que entiendan las Escrituras y puedan manejar acertadamente la Palabra de verdad. La idea de dar estudios bíblicos es de origen celestial, y abre el camino para poner en el campo a centenares de jóvenes y señoritas para que hagan una obra importante que de otra manera no podría hacerse.

La Biblia no está encadenada. Se la puede llevar a la puerta de todo hombre y sus verdades pueden ser presentadas a la conciencia de todo ser humano. Hay muchos que, como los nobles bereanos, escudriñarán las Escrituras diariamente por sí mismos, cuando les sea presentada la verdad, para ver si estas cosas son así. Cristo ha dicho: "Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí." Jesús, el Redentor del mundo, manda a los hombres no sólo que lean, sino que escudriñen las Escrituras. Esta es una obra grande e importante, y nos está encomendada a nosotros, y al hacerla seremos grandemente beneficiados; porque la obediencia al mandato de Cristo no queda sin recompensa. El coronará con señales especiales de su favor este acto de lealtad que consiste en seguir la luz revelada en su Palabra.--Testimonies on Sabbath-School Work, 29, 30.

Consideración hacia los cristianos de otras iglesias

No hagáis que las lecciones de la escuela sabática sean desabridas y sin espíritu. Dejad en la mente la impresión de que la Biblia y solamente la Biblia es nuestra regla de fe, y que los dichos y hechos de los hombres no han de constituir un criterio para nuestras doctrinas o acciones. Es menester enseñar a los niños una lección sublime, a saber, que deben estar libres de toda partícula de egotismo y fanatismo. Enseñadles que Cristo murió para salvar a los pecadores, y que debemos trabajar con gran ternura y paciencia por los que no son de nuestra fe, pues sus almas son preciosas a la vista de Dios. No se debe mirar con desprecio a nadie. No debe haber farisaísmo, ni justificación propia.

Hay muchos cristianos verdaderos que no son de nuestra fe, con quienes nos relacionamos, que viven según toda la luz que tienen; ellos cuentan más con el favor de Dios que los que han tenido mayor luz y no la han aprovechado mostrando obras correspondientes.

Un espíritu de tolerancia

En cierta ocasión los discípulos hallaron a un hombre que estaba haciendo una obra en el nombre de Cristo, y Juan, al relatar el asunto a Jesús, dijo: "Y se lo vedamos, porque no te sigue con nosotros;" pero Jesús reprendió su espíritu, y dijo a sus seguidores que "el que no es contra nosotros, por nosotros es." El Camino, la Verdad y la Vida serán revelados claramente en las palabras, el espíritu y el comportamiento de aquellos que creen en Jesús y aprenden de él. Los padres y maestros deberían manifestar el más tierno interés y simpatía para con los que no creen en la verdad. Ni por palabra ni por acción deberían jamás herir a un alma comprada por la sangre de Cristo. Si los mayores manifiestan un espíritu frío, áspero y falto de simpatía, los niños lo manifestarán también, y su carácter no será amoldado en conformidad con el modelo divino. Tenemos que educar pacientemente a los niños y jóvenes a sentir que Dios demanda que sean misioneros; que no deben ser egoístas, mezquinos ni intolerantes, sino liberales en sus ideas y simpatías. Si todos trabajan con amor y manifiestan cortesía cristiana, serán ganadores de almas y traerán preciosas gavillas al Maestro.

Aspirad a una norma más elevada

Una cosa es cierta, y es que hay muy poco del espíritu de amor entre los adventistas, tanto en la obra de la iglesia como en la de la escuela sabática. Los obreros y los que aprenden se han propuesto una norma demasiado baja. Todos necesitan llegar a ser más amplios, tener blancos más altos y más santos, aspirar una atmósfera más pura. De nuestras escuelas sabáticas y colegios han de salir jóvenes de ambos sexos como misioneros para Dios. Ellos necesitan la mejor instrucción y preparación religiosa. Además de los conocimientos, necesitan la virtud que viene de Dios, que los preparará para ocupar puestos difíciles y de responsabilidad. El crecimiento intelectual y espiritual debe ser tan marcado como el desarrollo de las fuerzas físicas. Los jóvenes deberían sentir la necesidad de ser fuertes y competentes, tanto intelectual como espiritualmente. Muchos no adquieren este poder, no porque carezcan de habilidad, sino porque no se empeñan con esfuerzo determinado y diligente. Deberían aprovechar cuanto fuera posible sus oportunidades, y llegar a ser cuidadosos, a fin de poder llevar las cargas y compartir las responsabilidades de los que están fatigados y sobrecargados. La más importante obra misionera de todas es la de preparar obreros que vayan al campo a predicar el Evangelio a toda criatura.--Testimonies on Sabbath-School Work, 32-34.