UNA DECLARACIÓN DE JAIME WHITE CON RESPECTO A LA REFORMA PRO SALUD
La Sra. de White ha hablado sobre el tema de la salud de manera tal que ha producido entera
satisfacción. Sus observaciones fueron claras y enérgicas, y sin embargo prudentes, de tal suerte que
conquistaba los sentimientos de toda la congregación. Cuando habla de este tema, ella siempre evita los
extremos, y es cuidadosa como para asumir únicamente las posiciones que ella está completamente
segura que no despertarán prejuicios.
La gente se excita y alberga prejuicios con facilidad sobre el tema de la reforma pro salud, si quienes
manejan esta cuestión son desacertados en la selección de la oportunidad, o en el estilo en que
presentan el asunto, especialmente si aparecen ante el pueblo como extremistas. Algunas cuestiones
delicadas, tales como "el vicio solitario", raramente deben discutirse, si es que alguna vez hay que
hacerlo, y sólo en publicaciones adecuadas sobre el tema. No hay ni uno de cada diez de nuestros
predicadores que está convenientemente informado, y que es debidamente cuidadoso, como para
presentar la cuestión de la salud en sus diversos aspectos ante el pueblo. Y la cantidad de daño que se
hace a la causa de la verdad presente por un proceder falto de juicio de parte de los que han introducido
el tema de la reforma pro salud en las oportunidades y los lugares no adecuados, y de la manera
equivocada, apenas puede estimarse.
"Aún tengo muchas cosas que deciros dijo Jesús, pero ahora no las podéis sobrellevar" (Juan 16:12).
Jesús sabía cómo llevar consigo las mentes de sus discípulos. El Señor también sabía cómo presentar a
la gente que lo esperaba el gran tema de la reforma pro salud, paso a paso, en la medida en que podían
soportarlo, y hacer un buen uso de él, sin herir la mente del público. En el presente otoño se cumplen
veintidós años desde que nuestra atención fue dirigida a los efectos perjudiciales del tabaco, el té y el
café, por medio del testimonio de la Sra. de White. Dios ha bendecido maravillosamente el esfuerzo
para eliminar estas cosas de nosotros, de manera que como denominación podemos regocijarnos en la
victoria, con muy pocas excepciones, sobre estas complacencias pecaminosas del apetito...
Cuando habíamos obtenido una buena victoria sobre estas cosas, y cuando el Señor vio que podíamos
soportar más, nos fue dada luz con respecto a los alimentos y el vestido. Y la causa de la reforma pro
salud entre nuestros hermanos avanzó en forma decidida, y se hicieron grandes cambios, especialmente
con respecto al uso de la carne de cerdo, hasta el momento cuando, a consecuencia de nuestra
enfermedad, la Sra. de White dejó de hablar y de escribir sobre el tema de la reforma pro salud. Desde
ese punto puede datarse el comienzo de nuestras desgracias y errores como pueblo con respecto a este
asunto.
Desde que hemos vuelto a ser activos de nuevo, la Sra. de White se siente llamada a hablar acerca del
tema de la reforma pro salud más a menudo a causa de los extremos que manifiestan los reformadores,
que por cualquier otra razón. El hecho de que todos o casi todos los extremistas sobre el tema de la
reforma, que hay entre nosotros, esperan recibir la sanción absoluta de la Hna. White, es la razón por la
cual ella se siente llamada a exponer sus verdaderos sentimientos. El pueblo debe conocer su posición
sobre este asunto, y a su debido tiempo la sabrá.
Con respecto al uso del tabaco, el té, el café y la carne, y también sobre el vestido, existe acuerdo
general. Pero por el momento ella no está preparada para asumir una posición extrema en lo que atañe
a la sal, el azúcar y la leche. Si no hubiera otras razones para avanzar cuidadosamente con respecto a
estas cosas de uso tan común y abundante, existe por lo menos una razón suficiente en el hecho de que
las mentes de muchos no están preparadas aún para recibir los hechos relativos a estas cosas. La ruina
completa
de algunos individuos y la casi destrucción de algunas de nuestras iglesias, pueden adjudicarse
claramente a algunas posiciones extremas sobre el régimen, presentadas en forma poco juiciosa en la
Review hace algún tiempo. Los resultados han sido malos. En tanto que algunos han rechazado el tema
de la reforma pro salud, debido a que éste ha sido malamente dirigido, otros, listos y concienzudos, han
adoptado las más extremas posiciones, que perjudican grandemente su salud, y como consecuencia la
causa de la reforma pro salud.
En este estado de cosas, por desanimador que sea, la Sra. de White se siente llamada a reasumir su
tarea en este ramo de labor, y al hacerlo, hará que sus puntos de vista sean plenamente entendidos. Será
bueno declarar aquí, sin embargo, que aun cuando ella no considera la leche, tomada en grandes
cantidades, como se consume habitualmente con pan, el mejor artículo de alimentación, su atención
hasta ahora ha sido llamada solamente a la importancia de la mejor y más saludable condición posible
de la vaca, cuya leche se usa como artículo alimenticio. Ella no puede unirse para hacer circular
publicaciones que asuman una posición extrema sobre el importante asunto de la leche, con la luz que
ella tiene hoy sobre el tema. Tales publicaciones pueden ser muy buenas para los reformadores en pro
de la salud bien informados, y pueden ser una guía debida en el departamento de arte culinario de
nuestro Instituto de Salud de Battle Creek después que de sus mesas eliminen el empleo habitual de la
leche. Además, tales obras pueden tener una influencia mayor entre nuestros hermanos cuando nuestros
pastores, que son ardientes reformadores en pro de la salud, abandonen el uso abundante de la leche de
vaca.
Aquí está nuestra debilidad sobre este tema. Nuestras publicaciones, que circulan entre las personas no
informadas y entre los que son muy susceptibles de prejuicios,
están más adelantadas, sobre algunos de estos puntos, que las prácticas de los que entre nosotros
representan la reforma pro salud. La Sra. de White ruega que este asunto sea cambiado de tal manera
que nuestras publicaciones presenten solamente los conceptos sobre los cuales están de acuerdo los que
están a la cabeza de la reforma, y esto, en un estilo que no suscite prejuicio, y no ponga a buenos
hombres y buenas mujeres fuera de nuestra influencia. Que la práctica uniforme de los reformadores en
pro de la salud existan primero, y que luego sigan nuestras publicaciones, y presenten puntos de vista
bien madurados a medida que las personas no instruidas puedan soportarlos.
La Sra. de White cree que un cambio de las más sencillas clases de carne a un uso abundante de azúcar,
está yendo de mal en peor. Ella quiere recomendar un empleo muy escaso tanto del azúcar como de la
sal. El apetito puede Y debe acomodarse a un uso muy moderado de ambas cosas. En el caso de la sal,
los alimentos con una cantidad de sal tan reducida que los hace parecer insípidos a uno que está
acostumbrado a usarla en gran cantidad, después de unas pocas semanas de un uso muy moderado,
llegarán a parecer desagradablemente salados al gusto.
Aunque el tabaco, el té y el café pueden ser dejados de inmediato, uno a la vez, los que son tan
desafortunados que han sido esclavizados por todos, deben realizar con cuidado los cambios en el
régimen, uno a la vez. Y aun cuando ella quiere decirles esto a los que están en peligro de hacer los
cambios demasiado rápidamente, también quiere decir a los despaciosos: Estad seguros de no olvidar el
cambio. Los hechos más sencillos posibles exigen un cambio de los hábitos comunes de la vida, pero
no se hagan éstos con tanta rapidez como para perjudicar la salud y la constitución física.