Consejos Sobre la Salud

Capítulo 9

La enseñanza de los principios de la salud

La iglesia debiera despertar

Hemos llegado a un tiempo en el cual cada miembro de la iglesia debe hacer obra misionera médica. Este mundo se parece a un hospital de víctimas de enfermedades físicas y espirituales. Por todas partes, hay gente que muere por carecer del conocimiento de las verdades que nos han sido confiadas. Es necesario que los miembros de la iglesia despierten y comprendan su responsabilidad en cuanto a dar a conocer estas verdades. Los que han sido alumbrados por la verdad deben ser portaluces para el mundo. En el tiempo actual, ocultar nuestra luz sería una gravísima falta. El mensaje que Dios dirige a su pueblo hoy es éste: "Levántate, resplandece; que ha venido tu lumbre, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti". Isaías 60:1.

Por todas partes se ven personas que han tenido mucha luz y conocimiento elegir voluntariamente el mal antes que el bien. No tratan de reformarse, y empeoran de día en día. Mas los hijos de Dios no deben vivir en las tinieblas. Como reformadores, deben andar en la luz.

La obra médica misionera abrirá muchas puertas delante del verdadero reformador. No es necesario esperar hasta ser llamado a algún campo lejano para ayudar a los demás. Dondequiera que estemos podemos empezar inmediatamente. Se presentan ocasiones para todos. Emprendamos el trabajo del cual somos responsables, la obra que debe hacerse en nuestra casa y en nuestro vecindario. No esperemos a que se nos inste a obrar. Con temor de Dios, echemos mano a la obra sin dilación, acordándonos de nuestra responsabilidad personal delante de Aquel que dio su vida por nosotros. Obremos como quienes oyen a Cristo llamarlos personalmente a hacer cuanto sea posible para servirle. No miremos en derredor nuestro para ver quiénes más están listos. Si somos verdaderamente consagrados, Dios traerá a la verdad, por nuestro ministerio, a otras personas de las que podrá servirse para comunicar la luz a buen número de aquellos que andan a tientas en las tinieblas.

Todos pueden hacer su parte

Todos pueden hacer algo. Algunos dirán, tratando de disculparse: "Mis deberes domésticos y mis hijos exigen todo mi tiempo y todos mis recursos". Padres, vuestros hijos pueden ser para vosotros una ayuda que acreciente vuestras fuerzas y capacidades de trabajar para el Maestro. Los niños son los miembros más jóvenes de la familia del Señor. Deben ser inducidos a consagrarse a Dios, a quien pertenecen por derecho de creación y de redención. Se les debe enseñar que todas sus energías del espíritu, del cuerpo y del alma pertenecen al Señor. Hay que enseñarles a servir en diferentes actividades útiles y desinteresadas. No permitáis que vuestros hijos sean impedimentos. Ellos deben compartir con vosotros vuestras cargas espirituales así como las materiales. Al ayudar a otros, ellos acrecientan su propia felicidad y utilidad.

Nuestros hermanos y hermanas deben demostrar que se interesan intensamente en la obra misionera médica. Deben prepararse para hacerse útiles estudiando los libros escritos para nuestra instrucción en este sentido. Dichos libros son dignos de nuestra atención y merecen que se los aprecie más que en lo pasado. Una gran parte de las verdades que todos debieran conocer para su propio bien fueron escritas con la intención de instruirnos acerca de los principios de la salud. Los que estudian y ponen en práctica dichos principios serán abundantemente bendecidos, física y espiritualmente. Una comprensión de la filosofía de la salud será una salvaguardia contra los muchos males que continuamente van en aumento.

El estudio en el hogar

Muchos de los que quisieran adquirir conocimientos en el ramo médico misionero tienen deberes domésticos que les impiden a veces unirse a otros para el estudio. En tal caso, pueden aprender muchas cosas en su casa acerca de la voluntad de Dios con referencia a dicha obra misionera y aumentar así su capacidad de ayudar a otros. Padres y madres, tratad de obtener cuanta ayuda os sea posible del estudio de nuestros libros y periódicos... Tomad tiempo para leer a vuestros hijos partes de nuestros libros referentes a la salud, así como de aquellos que tratan más particularmente temas religiosos. Enseñadles la importancia que tiene el cuidado de nuestro cuerpo--este tabernáculo que habitamos--. Formad un círculo de lectura en el cual cada miembro de la familia, poniendo a un lado los cuidados del día, se dedicará al estudio. Padres, madres, hermanos, hermanas, tomad a pecho esa tarea y veréis cuán ampliamente se beneficiará con ello vuestra familia.

Sobre todo, los jóvenes que han adquirido la costumbre de leer novelas recibirán beneficios de este estudio de la velada en casa. Jóvenes de ambos sexos, leed las obras que puedan daros conocimiento verdadero para contribuir a la ayuda de toda la familia. Decid con firmeza: "No quiero perder un tiempo precioso leyendo lo que no me reportará ningún provecho y que sólo puede impedirme ser útil a los demás. Quiero consagrar mi tiempo y mis pensamientos a hacerme capaz de servir a Dios. Quiero apartar los ojos de las cosas frívolas y culpables. Mis oídos pertenecen al Señor, y no quiero escuchar los raciocinios sutiles del enemigo. Mi voz no quedará, en ninguna manera, a la disposición de una voluntad que no esté bajo la influencia del Espíritu de Dios. Mi cuerpo es templo del Espíritu Santo y emplearé todas las facultades de mi ser para perseguir un noble fin".

Los jóvenes, manos ayudadoras de Dios

El Señor ha designado a los jóvenes para que acudan en su ayuda. Si en cada iglesia se consagrasen a él, si manifestasen espíritu de sacrificio en el hogar, aliviando a la madre de familia agotada por el trabajo, ésta hallaría tiempo para visitar a sus vecinos, y los niños podrían ellos también, cuando se presentase la ocasión, hacer algunas diligencias con espíritu de compasión y amor. Los libros y las revistas que tratan de la salud y de la temperancia podrían colocarse en muchas casas. La difusión de esos impresos es algo importante, porque gracias a ellos pueden comunicarse conocimientos preciosos acerca del tratamiento de las enfermedades, conocimientos que resultarán de gran beneficio para quienes no pueden pagarse las consultas de un médico.

El estudio de la fisiología

Los padres deben tratar de interesar a sus hijos en el estudio de la fisiología. Pocos jóvenes tienen un conocimiento preciso de los misterios de la vida. Muchos padres no se interesan bastante en el estudio del maravilloso organismo humano, de las relaciones y de la dependencia de sus complicados órganos. Aunque Dios les dice: "Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como tu alma", no comprenden, sin embargo, la influencia del cuerpo sobre el espíritu ni del espíritu sobre el cuerpo. Dedican su atención a cosas triviales y luego alegan que les falta el tiempo para obtener la información necesaria que les permitiría instruir convenientemente a sus hijos.

Si cada uno quisiese obtener conocimientos al respecto y sintiese la importancia de ponerlos en práctica, presenciaríamos un estado de cosas mejor. Padres, enseñad a vuestros hijos a razonar de las causas a los efectos. Mostradles que si violan las leyes de la salud tendrán que pagar la transgresión con sufrimientos. Mostradles que la temeridad respecto a la salud del cuerpo favorece la temeridad en las cosas morales. Vuestros hijos necesitan cuidado paciente y fiel. No basta que los alimentéis y los vistáis. Debéis tratar también de desarrollar su fuerza mental y llenar su corazón de principios justos. Mas ¡cuán a menudo sucede que la belleza del carácter y la amabilidad del genio son descuidadas para atender a la apariencia externa! ¡Oh, padres, no os dejéis gobernar por la opinión del mundo ni tratéis de alcanzar su norma! Decidid por vosotros mismos cuál debe ser el objeto esencial de la vida y luego dedicad todos vuestros esfuerzos a alcanzarlo. No podéis descuidar impunemente la educación de vuestros hijos. Los defectos de su carácter publicarán vuestro descuido a este respecto. Los males que dejéis pasar sin corrección, los modales bruscos, groseros, y la falta de respeto y obediencia, las costumbres de indolencia y falta de atención, deshonrarán vuestro nombre y amargarán vuestra vida. El destino de vuestros hijos está en gran medida en vuestras manos. Al faltar a vuestro deber con respecto a ellos, podéis colocarlos en las filas del enemigo y hacer de ellos agentes suyos para arruinar a otros; por otra parte, instruyéndolos fielmente, ofreciéndoles con vuestra vida un ejemplo de piedad, podéis conducirlos a Cristo. A su vez, ellos ejercerán sobre otros la misma influencia, y así, por vuestro medio, podrá salvarse gran número de almas.

Instruid a los niños

Padres y madres, ¿comprendéis la importancia de la responsabilidad que recae sobre vosotros? ¿Comprendéis la necesidad de preservar a vuestros hijos del descuido y de las costumbres desmoralizadoras? No les permitáis entrar en relación con otras personas fuera de aquellas que ejercerán una buena influencia sobre su carácter. No los dejéis salir de noche a menos que sepáis adónde van y lo que hacen. Instruidlos en los principios de la pureza moral. Si habéis descuidado el enseñarles a este respecto precepto tras precepto, renglón tras renglón, un poco aquí y un poco allá, cumplid inmediatamente este deber. Haceos cargo de vuestra responsabilidad, y trabajad para el tiempo presente y para la eternidad. No dejéis transcurrir ni un día más sin confesar vuestra negligencia a vuestros hijos. Decidles que habéis decidido ahora hacer la obra que Dios os ha asignado. Pedidles que emprendan con vosotros esa reforma. Haced esfuerzos diligentes para redimir lo pasado. No permanezcáis por más tiempo en el estado de la iglesia de Laodicea. En el nombre del Señor, suplico a cada familia que enarbole su verdadero estandarte. Reformad la iglesia que tenéis en vuestro hogar.

Mientras cumplís vuestros deberes hacia vuestra familia, el padre como sacerdote de la casa y la madre como misionera del hogar, multiplicaréis agentes capaces de hacer bien fuera de la casa. Al emplear vuestras facultades, os capacitaréis mejor para trabajar en la iglesia y entre vuestros vecinos. Al vincular a vuestros hijos con vosotros mismos y con Dios, todos, padres e hijos, llegaréis a ser colaboradores de Dios.

Como medio de vencer el prejuicio y de obtener acceso a las mentes, la obra médica misionera debe llevarse a cabo, no en uno o dos lugares únicamente, sino en muchos lugares en los que la verdad todavía no ha sido proclamada. Debemos trabajar como misioneros médicos evangélicos para sanar a las almas enfermas por el pecado al darles el mensaje de salvación.--Testimonies for the Church 9:211 (1909).

Los obreros evangélicos deben enseñar la reforma pro salud

Nuestros pastores debieran llegar a ser expertos en la reforma pro salud. Deben familiarizarse con la fisiología y la higiene; deben comprender las leyes que gobiernan la vida física y su influencia sobre la salud de la mente y el alma.

Hay miles de personas que saben muy poco acerca del admirable cuerpo que Dios les ha dado o del cuidado que éste debiera recibir, porque consideran más necesario estudiar temas de mucho menos importancia. Hay una obra que los pastores deben realizar. Cuando adopten una posición correcta acerca de este tema, se ganará mucho. En sus propias vidas y en sus hogares debieran obedecer las leyes de la vida, practicar los principios correctos y vivir con salud. Así podrán hablar correctamente del tema y conducir a la gente a niveles cada vez más elevados en la obra de la reforma. Al vivir ellos mismos en la luz pueden presentar un mensaje de mayor valor a los que necesitan ese testimonio.

Si los ministros combinaran la presentación del tema de la salud con la obra que realizan en las iglesias, se derramarían grandes bendiciones y ellos obtendrían una valiosa experiencia. La gente debe recibir la luz acerca de la reforma pro salud...

Los presidentes de las asociaciones necesitan comprender que ya es hora de que se coloquen en el lado correcto de este asunto. Los pastores y los profesores deben dar a otros la luz que han recibido. Se necesita la obra de ellos en todos los ramos. Dios les ayudará; él fortalecerá a sus siervos para que permanezcan firmes, y ellos no serán desviados de la verdad y la justicia a fin de dar cabida a la complacencia para consigo mismos.--Testimonies for the Church 6:376-377 (1900).

La reforma en la temperancia

Es necesario que se produzca una gran reforma en el campo de la temperancia. El mundo está lleno de toda clase de complacencia de sí mismo. Debido a la influencia entorpecedora de los estimulantes y narcóticos, las mentes de muchos son incapaces de discernir entre lo sagrado y lo profano. Sus facultades mentales han sido debilitadas, de manera que no pueden discernir las profundas cosas espirituales de la Palabra de Dios.

El cristiano debe ser temperante en todas las cosas: en la comida, en la bebida, en la manera de vestir y en todo aspecto de la vida. "Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros una incorruptible". 1 Corintios 9:25. No tenemos derecho de complacernos en nada que produzca en la mente una condición que impida que el Espíritu de Dios nos impresione con la comprensión de nuestro deber. Satanás manifiesta una obra maestra de su habilidad cuando coloca a los hombres en un lugar donde difícilmente pueden ser alcanzados por el Evangelio.

¿No debiera producirse entre nosotros como pueblo un reavivamiento de la obra de la temperancia? ¿Por qué no estamos realizando esfuerzos más definidos para oponernos al tráfico del licor, que está arruinando las almas de los hombres y causando violencia y delitos de toda clase? Con la gran luz que Dios nos ha confiado, debiéramos encontrarnos al frente de toda reforma genuina. El empleo de licores estupefacientes está induciendo a los hombres a cometer los crímenes más horribles. Debido a la maldad que sobreviene como resultado del uso del licor, los juicios de Dios están cayendo sobre la tierra en la actualidad. ¿No tenemos la solemne responsabilidad de realizar los esfuerzos más fervientes para oponernos a este gran mal?--The Review and Herald, 29 de agosto de 1907.

En los congresos campestres

En nuestra obra debe dedicarse más atención a la reforma pro temperancia. Todo deber que exige reforma entraña arrepentimiento, fe y obediencia. Significa elevar el alma a una vida nueva y más noble. De modo que toda verdadera reforma tiene su lugar en la obra del mensaje del tercer ángel. Especialmente la reforma pro temperancia exige nuestra atención y apoyo. En nuestros congresos campestres debemos llamar la atención a esta obra y hacer de ella un asunto de gran importancia. Debemos presentar a la gente los principios de la verdadera temperancia y solicitarle que firme la promesa de abstinencia. Debe dedicarse atención especial a los que están esclavizados por los malos hábitos. Debemos conducirlos a la cruz de Cristo.

Nuestros congresos deben recibir la visita y la colaboración de los médicos. Estos deben ser hombres de sabiduría y juicio sano, hombres que respeten el ministerio de la Palabra, y que no sean víctimas de la incredulidad. Son los guardianes de la salud del pueblo, y deben ser reconocidos y respetados. Deben dar instrucción a la gente acerca de los peligros de la intemperancia. En lo futuro este mal deberá combatirse más audazmente que en lo pasado. Los ministros y los médicos deben presentar los males de la intemperancia. Ambas clases deben trabajar en el Evangelio con poder para condenar el pecado y ensalzar la justicia. Los ministros o médicos que no dirigen llamamientos personales a la gente son remisos en su deber. No cumplen la obra que Dios les ha asignado.

En otras iglesias hay cristianos que se destacan en defensa de los principios de la templanza. Debemos procurar acercarnos a estos obreros y preparar el terreno para que nos acompañen. Debemos invitar a hombres grandes y buenos para que secunden nuestros esfuerzos por salvar lo que se ha perdido.

Si llevásemos adelante la obra pro temperancia como se inició hace treinta años; si en nuestros congresos presentáramos a la gente los males de la intemperancia en el comer y beber, especialmente los males de la bebida; si estas cosas fuesen presentadas en relación con las evidencias de la pronta venida de Cristo, la gente se conmovería. Si manifestáramos un celo proporcional a la importancia de las verdades que presentamos, podríamos contribuir a rescatar de la ruina a centenares, sí, a millares.

Una buena obra hecha difícil

La verdad presente se encuentra en la obra pro salud tan ciertamente como en otras características de la obra evangélica. Ninguna rama puede constituir un todo perfecto cuando se la separa de las demás.

El evangelio de la salud tiene abogados capaces, pero su obra ha resultado muy difícil debido a que muchos ministros, presidentes de asociaciones y otros obreros que ocupan posiciones de influencia, han fallado en dar a la reforma pro salud la atención que merece. No la han reconocido en su relación con la obra del mensaje como el brazo derecho del cuerpo. En tanto que muchos de los miembros y algunos de los pastores han mostrado muy poco respeto hacia este departamento, el Señor ha demostrado su consideración por él al darle abundante prosperidad. La obra de la salud, cuando se la lleva a cabo debidamente, constituye una cuña de entrada que abre el camino para que otras verdades lleguen al corazón. Cuando se reciba en su plenitud el mensaje del tercer ángel, la reforma pro salud recibirá el lugar que le corresponde en los concilios de la asociación, en la obra de la iglesia, en el hogar, en la mesa y en el arreglo de la casa. Entonces el brazo derecho tendrá utilidad y protegerá al cuerpo.--Testimonies for the Church 6:327 (1900).

Difusión de los principios de la temperancia

Dios pide a su pueblo que se una armoniosamente en el servicio que le prestan, para que puedan trabajar siguiendo los métodos de Cristo. Este último mensaje de amonestación debe darse al mundo, y se llama continuamente a los que están dispuestos a ir para llevarlo a los campos misioneros que piden ayuda. Hay quienes no pueden ir personalmente a esos campos, pero pueden ayudar con sus recursos a sostener la obra.

Muchos pueden dedicarse a la venta de nuestros periódicos. En esa forma pueden obtener los recursos necesarios para trabajar en los campos extranjeros mientras siembran semilllas de verdad en todas partes, en su tierra natal. Esta obra recibirá la bendición de Dios y no se realizará en vano.

Dejemos que la luz brille en el lugar donde nos encontramos. Distribuyamos revistas y folletos a las personas con quienes nos relacionamos, en los medios de transporte público, cuando visitamos a alguien, o bien cuando conversamos con los vecinos; y aprovechemos toda ocasión para pronunciar palabras oportunas. El Espíritu Santo hará que la semilla fructifique en algunos corazones.

Como pueblo, debemos cultivar la bondad y la cortesía en nuestra relación con la gente. Evitemos toda brusquedad y esforcémonos siempre por presentar la verdad en forma agradable. Esta verdad significa vida, vida eterna, para quien la recibe. Por eso debemos aprender la forma de pasar con facilidad y cortesía de los temas de naturaleza temporal a los de naturaleza espiritual y eterna. La cortesía caracterizaba la obra del Salvador. Procuremos presentar nuestra misión en la forma más suave posible. Mientras realizamos nuestras diversas actividades debemos colocar las semillas de la verdad en los corazones.

Tengo palabras de ánimo con respecto al número especial de la revista Watchman, que está por salir de las prensas de la Casa Editora del Sur. Me alegraré al ver que nuestras asociaciones ayudan en esta obra adquiriendo grandes cantidades de este número para hacer circular la revista. Que ningún estorbo obstruya el esfuerzo que se realiza, sino que todos hagan su parte para dar una amplia circulación a este número sobre la temperancia.

No podría haber un tiempo mejor que el actual para una acción de esta clase, cuando el tema de la temperancia está creando un interés tan amplio. Que nuestro pueblo en todas partes actúe en forma decidida para que todos vean cuál es nuestra posición en la cuestión de la temperancia. Debe hacerse todo lo posible para que circulen peticiones definidas y conmovedoras con el fin de cerrar los lugares donde se expenden bebidas alcohólicas. Que esta revista se convierta en un poder para el bien. Nuestra obra de temperancia debe ser más activa y decidida.

Se impartirá una luz valiosa con las publicaciones que se distribuyen en los pueblos y ciudades. Nuestras oraciones humildes, nuestra actividad sin egoísmo, serán bendecidas por Dios, y la verdad como está en Jesús llegará hasta quienes la necesitan. Las palabras que Cristo habló a los seres humanos cuando estuvo en el mundo, volverá a pronunciarlas a través de sus seguidores humildes y fieles. Por medio de ellos dará el pan de vida y el agua de la salvación. Hermanos, encargaos de esta obra con humildad de corazón. La sencillez de la verdadera piedad hará que se nos respete y conducirá a hombres y mujeres a buscar la fuente de nuestro poder. Creamos, y recibiremos las cosas que hemos pedido.

Colaboración con los obreros cristianos de la temperancia

La Unión Femenina de Temperancia Cristiana es una organización con la cual podemos colaborar entusiastamente en sus esfuerzos por difundir los principios de la temperancia. Se me ha revelado que no debemos apartarnos de ellos, y aunque no debemos sacrificar ningún principio de nuestra parte, debemos, hasta donde sea posible, unirnos con ellos en la obra en favor de la reforma pro temperancia. Mi esposo y yo, en nuestro trabajo, nos hemos unido a esos obreros de la temperancia y hemos tenido el gozo de ver que varios de ellos se han unido a nosotros en la observancia del verdadero día de reposo. Existe entre ellos un fuerte prejuicio contra nosotros, pero no eliminaremos ese prejuicio al mantenernos apartados de ellos. Dios nos está probando. Debemos trabajar con ellos cuando podamos hacerlo, y ciertamente podemos colaborar con ellos en la campaña para cerrar definitivamente los lugares donde se expenden bebidas alcohólicas.

Cuando el instrumento humano somete su voluntad a la voluntad de Dios, el Espíritu Santo obrará en los corazones de las personas con quienes trabaja. Se me ha mostrado que no debemos apartarnos de los obreros de la Unión Femenina de Temperancia Cristiana. Al unirnos con ellos en favor de la abstinencia total, no cambiamos nuestra posición con respecto a la observancia del séptimo día, de manera que podemos mostrar nuestro aprecio de su posición concerniente al tema de la temperancia. Al abrir la puerta e invitarlos a unirse con nosotros en este asunto de la temperancia, aseguramos su ayuda en este sentido; y ellos, al unirse con nosotros, tendrán acceso a nuevas verdades que el Espíritu Santo desea impresionar en sus corazones.

Hermanos míos, trabajad juntamente con Cristo. Realizad todo esfuerzo posible a tiempo y fuera de tiempo para difundir la luz de la verdad presente. El Señor nos ha enseñado cuán seguro es el cable que nos ancla a la Roca viviente. Aquí tenemos una oportunidad de trabajar por los que tienen la verdad en algunos puntos, pero que en otros no están cimentados con seguridad. Manteneos en contacto con la gente en el lugar donde os encontréis. "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos". Mateo 5:16.

Hay que enseñar con sabiduría

No debemos avanzar con más rapidez de lo que pueden ir las personas cuyas conciencias e intelectos están convencidos de las verdades que proclamamos. Debemos buscar a la gente en el lugar donde se encuentra. Algunos de nosotros hemos demorado años en llegar a nuestra posición actual acerca de la reforma pro salud. La reforma del régimen de alimentación se realiza con lentitud. Tenemos que hacer frente a apetitos poderosos, porque el mundo está entregado a la glotonería. Si pensamos que debemos dar a la gente el mismo tiempo que nosotros hemos necesitado para llegar al estado actual avanzado de la reforma pro salud, tendríamos que ser muy pacientes con ellos y permitirles avanzar paso a paso, como lo hemos hecho nosotros, hasta que sus pies queden firmemente establecidos sobre la plataforma de la reforma pro salud. Debemos tener mucho cuidado de no avanzar demasiado rápido, a fin de no tener que volver sobre nuestros pasos. Cuando se trata de una reforma, es mejor quedar un paso corto del objetivo antes que sobrepasarlo en un paso. Y si se produce un error, que sea en el lado que se encuentra más cerca de la gente.

Sobre todas las cosas, no debiéramos escribir en favor de posiciones que no practicamos en nuestras propias familias ni en nuestras propias mesas...

Cuando nos ponemos en contacto con personas que no han sido iluminadas en lo que concierne a la reforma de la salud, y les presentamos desde el comienzo nuestras posiciones más definidas, corremos el peligro de desanimarlas al ver lo mucho que tienen que avanzar, lo que podría impedir que realizaran esfuerzo alguno en favor de la reforma. Debemos guiar a la gente en forma paciente y gradual, recordando el pozo del que fuimos sacados.--Testimonies for the Church 3:20-21 (1872).

El ejercicio correcto de la voluntad

Las víctimas de los malos hábitos deben reconocer la necesidad del esfuerzo personal. Otros harán con empeño cuanto puedan para levantarlos, y la gracia de Dios les es ofrecida sin costo. Cristo podrá interceder, sus ángeles podrán intervenir; pero todo será en vano si ellos mismos no resuelven combatir personalmente.

Las últimas palabras de David para Salomón, joven a la sazón y a punto de ceñir la corona de Israel, fueron éstas: "Esfuérzate, y sé varón". 1 Reyes 2:2. A todo hijo de la humanidad, candidato a inmortal corona, van dirigidas estas palabras inspiradas: "Esfuérzate, y sé varón".

A los que ceden a sus apetitos se les ha de inducir a ver y reconocer que necesitan renovarse moralmente si quieren ser hombres. Dios les manda despertarse y recuperar, con las fuerzas de Cristo, la dignidad humana dada por Dios y sacrificada a la pecaminosa satisfacción de los apetitos.

Al sentir el terrible poder de la tentación y la fuerza arrebatadora del deseo que le arrastra a la caída, más de uno grita desesperado: "No puedo resistir al mal". Decidle que puede y que debe resistir. Bien puede haber sido vencido una y otra vez, pero no será siempre así. Carece de fuerza moral, y le dominan los hábitos de una vida de pecado. Sus promesas y resoluciones son como cuerdas de arena. El conocimiento de sus promesas quebrantadas y de sus votos malogrados le debilitan la confianza en su propia sinceridad, y le hacen creer que Dios no puede aceptarle ni cooperar con él; pero no tiene por qué desesperar.

Quienes confían en Cristo no han de ser esclavos de tendencias ni hábitos hereditarios ni adquiridos. En vez de quedar sujetos a la naturaleza inferior, han de dominar sus apetitos y pasiones. Dios no deja que peleemos contra el mal con nuestras fuerzas limitadas. Cualesquiera que sean las tendencias al mal, que hayamos heredado o cultivado, podemos vencerlas mediante la fuerza que Dios está pronto a darnos...

Mediante el debido uso de la voluntad cambiará enteramente la conducta. Al someter nuestra voluntad a Cristo, nos aliamos con el poder divino. Recibimos fuerza de lo Alto para mantenernos firmes. Una vida pura y noble, de victoria sobre nuestros apetitos y pasiones, es posible para todo el que une su débil y vacilante voluntad a la omnipotente e invariable voluntad de Dios.

Los que luchan contra el poder de los apetitos deberían ser instruidos en los principios del sano vivir. Debe mostrárseles que la violación de las leyes que rigen la salud, al crear condiciones enfermizas y apetencias que no son naturales, echa los cimientos del hábito de la bebida. Sólo viviendo en obediencia a los principios de la salud pueden esperar verse libertados de la ardiente sed de estimulantes contrarios a la naturaleza. Mientras confían en la fuerza divina para romper las cadenas de los apetitos, han de cooperar con Dios obedeciendo a sus leyes morales y físicas...

Para toda alma que lucha por elevarse de una vida de pecado a una vida de pureza, el gran elemento de fuerza reside en el único "nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos". Hechos 4:12. "Si alguno tiene sed", de esperanza tranquila, de ser libertado de inclinaciones pecaminosas, Cristo dice: "Venga a mí y beba". Juan 7:37. El único remedio contra el vicio es la gracia y el poder de Cristo.

Hay que firmar el voto de temperancia

Como cristianos debiéramos mantenernos firmes en defensa de la temperancia. Ninguna clase de personas, fuera de nuestra juventud temerosa de Dios, es capaz de realizar más en favor de la causa de la temperancia. Si los jóvenes que viven en nuestras ciudades se unieran para formar un ejército firme y decidido, y se opusieran decididamente contra toda clase de complacencia personal egoísta y destructora de la salud, constituirían un poder arrollador en favor de la verdad. Podrían salvar a muchos de la desmoralización al visitar los salones y lugares equipados con música y toda clase de atracciones que cautivan a la juventud. La Intemperancia, la Disolución y la Profanidad son hermanas.

Que cada joven temeroso de Dios se ciña la armadura y avance hacia el frente. Que nadie se excuse cuando se le pide que ponga su nombre en el voto de temperancia, sino que firme cada voto que se le presente e induzca a otros a hacer lo mismo. Trabajad para el bien de vuestras propias almas y para el bien de otros. Nunca dejéis pasar una oportunidad de colocar vuestra influencia en el lado de una temperancia estricta.

Agradecemos a Dios porque se ha ganado una victoria, pero esperamos llevar a nuestros hermanos y hermanas hacia una norma todavía más elevada, donde firmarán el voto de abstenerse del uso de café y de la hierba que viene de la China.

El uso de café es una complacencia perjudicial. Excita la mente a una acción inusitada de corta duración, pero produce un triste efecto secundario: postración y agotamiento de las energías físicas, mentales y morales. La mente se debilita, y a menos que se venza el hábito por medio de un esfuerzo definido, la actividad del cerebro disminuye notablemente.

En algunos casos, a los consumidores de té y café les resulta tan difícil romper este hábito como al borracho dejar de beber licor. Usar dinero en té y café como bebidas usuales, es peor que malgastarlo. Estas bebidas estimulantes perjudican constantemente a quienes las usan, sean hombres o mujeres.

Estos irritantes de los nervios desgastan continuamente las energías vitales, y la inquietud, la impaciencia y la debilidad mental causadas por nervios deshechos, se convierten en un elemento de disensión que obra constantemente contra el progreso espiritual. ¿Pondrán los cristianos su apetito bajo el control de la razón, o continuarán complaciéndolo porque se sienten decaídos sin el té o el café, lo mismo que el borracho sin su estimulante? ¿No debieran despertar también los que promueven la reforma pro temperancia a la realidad del mal producido por estas cosas perjudiciales? ¿No debiera también el voto de temperancia abarcar el café y el té como estimulantes perjudiciales?

Pruebas prematuras

El Señor desea que nuestros predicadores, médicos y miembros de la iglesia cuiden de no instar a aquellos que ignoran nuestra fe a que hagan cambios repentinos en su régimen alimentario, lo cual los pondría prematuramente a prueba. Sostened los principios de la reforma pro salud y dejad al Señor conducir a los sinceros de corazón. Ellos oirán y creerán. Tampoco requiere el Señor que sus mensajeros presenten las hermosas verdades del sano vivir de una manera que cree prejuicios. Nadie ponga piedras de tropiezo ante los pies que andan en las oscuras sendas de la ignorancia. Aun al alabar una cosa buena no conviene ser demasiado entusiasta, por temor a apartar del camino a quienes vienen a oír. Presentad los principios de la temperancia en su forma más atractiva.--Obreros Evangélicos, 245 (1915).

Hay que dar importancia a la reforma pro salud

Como pueblo, se nos ha encomendado la tarea de dar a conocer los principios de la reforma pro salud. Hay quienes piensan que el asunto del régimen alimentario no es suficientemente importante para incluirse en su obra evangélica. Pero los tales cometen un grave error. La Palabra de Dios declara: "Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios". 1 Corintios 10:31. El tema de la temperancia, con todas sus derivaciones, tiene un lugar importante en la obra de salvación.

Instrucciones en relación con las misiones en las ciudades

Con relación a nuestras misiones en las ciudades, debiera haber salas adecuadas para reunir a las personas que han demostrado interés. Esta obra necesaria no debe llevarse a cabo en forma mezquina, porque eso causaría una impresión desfavorable en las mentes de la gente. Todo lo que se hace debiera dar un testimonio positivo en favor del Autor de la verdad, y debiera representar debidamente el carácter sagrado y la importancia de las verdades del mensaje del tercer ángel.

Hay que llevar a cabo clases de arte culinario. Hay que enseñar a la gente a preparar alimentos sanos. Hay que mostrarles la necesidad de descartar los alimentos perjudiciales. Pero nunca debiéramos proponer un régimen alimentario que mantenga a la gente con hambre. Es posible tener un régimen sano y nutritivo sin usar té, café ni alimentos a base de carne. La obra de enseñar a la gente a preparar un régimen sano y apetitoso es de la mayor importancia.

La obra de la reforma pro salud es el medio que Dios tiene para disminuir el sufrimiento que existe en nuestro mundo y purificar su iglesia. Enseñad a la gente que pueden obrar como ayudadores de Dios al colaborar con el Obrero Maestro en la restauración de la salud física y espiritual. Esta obra lleva la firma del Cielo y abrirá las puertas de entrada a otras preciosas verdades. Hay lugar para que trabajen todos los que se dediquen a realizar esta obra con inteligencia.

Hay que dar importancia a la obra de la reforma pro salud, es el mensaje que se me ha instruido que dé. Exponed tan claramente su valor para que se sienta en todas partes la necesidad de adoptarla. La abstinencia de los alimentos y bebidas perjudiciales es el fruto de la verdadera religión. El que está cabalmente convertido abandonará todo hábito y apetito perjudiciales. Por medio de una abstinencia completa vencerá sus deseos de complacer los apetitos destructores de la salud.

Avanzad

Se me ha instruido que diga a los educadores de la reforma pro salud: Avanzad. El mundo necesita hasta la mínima influencia que podáis ejercer a fin de hacer retroceder la ola de calamidades morales. Que los que enseñan el mensaje del tercer ángel permanezcan fieles a sus colores. "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta". Romanos 12:1-2. Que Dios provea a los que trabajan de palabra y doctrina, con los mensajes más claros de verdad. Si sus obreros presentan estos mensajes con sencillez, seguridad y autoridad, el Señor obrará con ellos.

Hay que apoyar una reforma continua

La circulación de nuestras publicaciones de la salud es una obra de gran importancia. Es una obra en la cual debieran interesarse vivamente todos los que creen las verdades especiales para este tiempo. Dios desea que ahora, como nunca antes, las mentes de la gente sean estimuladas profundamente para que investiguen el gran asunto de la temperancia y los principios que yacen bajo la verdadera reforma pro salud. La vida física debe ser cuidadosamente educada, cultivada y desarrollada, para que por medio de los hombres y las mujeres se revele plenamente la naturaleza divina. Tanto las facultades físicas como las mentales, incluyendo los afectos, deben educarse a fin de que alcancen la eficiencia más elevada.

La reforma, una reforma continua, debe mantenerse ante la gente, y por medio de nuestro ejemplo debemos reforzar nuestras enseñanzas. La verdadera religión y las leyes de la salud van mano a mano. Es imposible trabajar por la salvación de los hombres y las mujeres sin presentarles la necesidad de romper las complacencias pecaminosas que destruyen la salud, rebajan el alma e impiden que la verdad divina impresione la mente. Hay que enseñar a hombres y mujeres a reconsiderar cuidadosamente cada hábito y práctica, y de inmediato descartar las cosas que enferman el cuerpo y arrojan una sombra oscura sobre la mente.

El pueblo de Dios debe ser portador de luz

Dios desea que su pueblo sea portador de luz al mundo que yace en medio de las tinieblas. Pero si rehúsa avanzar en la luz que él hace brillar en su camino, la luz finalmente se tornará en tinieblas; y en lugar de ser portadores de luz para el mundo, ellos mismos se perderán en las tinieblas que los rodearán. Dios desea que sus portadores de luz mantengan siempre una norma elevada ante ellos. Por precepto y ejemplo deben elevar esa norma perfecta muy por encima de la falsa norma de Satanás, la cual, si se la sigue, conducirá a la miseria, la degradación, la enfermedad y la muerte tanto para el cuerpo como para el alma.

Los que actúan como maestros deben tener un buen conocimiento de las enfermedades y de sus causas, y deben comprender que cada acción del ser humano debe encontrarse en perfecta armonía con las leyes de la vida. La luz que Dios ha dado con respecto a la reforma pro salud es para nuestra salvación y la salvación del mundo. Los hombres y las mujeres debieran ser informados con respecto al cuerpo formado por nuestro Creador como su morada, y sobre el cual él desea que seamos mayordomos fieles. Estas importantes verdades deben ser dadas al mundo. Debemos alcanzar a la gente en el lugar donde se encuentra, y por medio del ejemplo y el precepto conducirla para que capte la hermosura de un estilo de vida mejor.

El mundo necesita instrucción en este sentido. Ha llegado el tiempo cuando cada alma debe permanecer fiel y leal a cada rayo de luz que Dios ha dado, y comenzar seriamente a dar este mensaje de la salud a la gente. Tendremos fortaleza y poder para hacer esto si practicamos estas verdades en nuestras propias vidas. Si todos siguiéramos la luz que hemos recibido, la bendición de Dios descansaría sobre nosotros y estaríamos ansiosos por presentar esas verdades a quienes no las poseen...

En toda nuestra obra debemos ejercer cuidado para que una rama no se convierta en especialidad, mientras sufren otros intereses. No se ha puesto suficiente interés en la circulación de nuestras revistas de salud. La circulación de esas revistas no se debe descuidar, porque si se lo hace, la gente sufrirá una gran pérdida.

Que nadie piense que la circulación de las revistas de salud es un asunto de menor importancia. Todos debieran manifestar más interés en esta obra y realizar mayores esfuerzos para llevarla a cabo. Dios bendecirá abundantemente a los que se preocupen de esto con seriedad, porque es la obra que debiera recibir atención en este tiempo.

Los pastores pueden hacer mucho por estimular la circulación de las revistas de salud, y debieran hacerlo. Cada miembro de la iglesia debiera trabajar fervorosamente en favor de esas revistas, como también de otras publicaciones. No debiera existir fricción entre las dos. Ambas debieran circular al mismo tiempo en el campo. Cada una es complemento de la otra, y en ningún sentido puede ocupar su lugar. La circulación de las revistas de salud constituirá un medio poderoso para preparar a la gente para que acepte las verdades especiales que la harán idónea para la pronta venida del Hijo del Hombre.

Vivid vuestras convicciones y enseñad la verdad

Quiero decir a todos los reformadores de la salud: Vivid estrictamente siguiendo las convicciones de vuestras mentes iluminadas. No os dejéis llevar a la complacencia personal por las insinuaciones de los amigos. Vivid la reforma en el hogar; y cuando salgáis a otros lugares llevadla con vosotros. Vividla, y hablad de ella en los momentos adecuados, en los lugares debidos y en la manera correcta. Nunca permitáis que la oposición ni las bondadosas insinuaciones de los amigos ganen terreno en vosotros. Manteneos firmes en vuestro camino, y con todos los recursos debidos trabajad para impresionar a los que os rodean con la importancia del tema.--Christian Temperance and Bible Hygiene, 200-201 (1890).

Se necesitan sanatorios en Washington y otros lugares

Sanatorio, California, julio 5 de 1903. Apreciados Hermanos, Nuestro pueblo de lejos y cerca debe preguntarse cómo considera el Señor su descuido de importantes centros en los Estados Unidos. En este país hay muchos lugares en los cuales nunca se ha proclamado la verdad. Hace muchos años que debiera haber habido un sanatorio en Washington, D.C. Pero los hombres han elegido sus métodos en muchas cosas, y han descuidado los lugares en los que la verdad debiera haber penetrado por medio del establecimiento de la obra misionera médica...

¿Por qué los que han desempeñado una parte importante en la obra misionera médica no se han preocupado de llevar a Washington el mensaje de la temperancia en el comer, el beber y el vestir? Habría habido menos dificultad en dar el mensaje allí que en algunas otras partes.

Hay muchos lugares que necesitan la obra misionera médica evangélica. Hay que establecer instituciones en estos lugares. Dios se propone que nuestros sanatorios sean los medios de alcanzar a los encumbrados y humildes, ricos y pobres. Debieran administrarse de tal manera que por medio de su obra se llame la atención a los mensajes que Dios ha dado al mundo. Muchos no escucharán el llamado de la misericordia; sin embargo, debe darse a todos, para que todos los que deseen hacerlo, acudan a la fuente de agua de vida y beban.--The Review and Herald, 11 de agosto de 1903.

Educar, educar, educar

Debiéramos educarnos personalmente, no sólo para vivir en armonía con las leyes de la salud, sino para enseñar a otros que hay un camino mejor. Muchos, aun de los que profesan creer las verdades especiales para este tiempo, ignoran lamentablemente los principios de la salud y la temperancia. Necesitan ser educados, línea sobre línea y precepto sobre precepto. Hay que mantener el tema constantemente ante ellos. Este asunto no se debe descartar como algo que no es esencial, porque casi cada familia necesita ser estimulada en relación con esta cuestión. Hay que despertar la conciencia al deber de practicar los principios de la verdadera reforma. Dios requiere que su pueblo sea templado en todas las cosas. A menos que practiquen la verdadera temperancia, no podrán ser susceptibles a la influencia santificadora de la verdad, y no lo serán.

Nuestros pastores debieran comprender este asunto. No debieran ignorarlo ni tampoco debieran dejarse apartar por quienes los consideran extremistas. Que descubran en qué consiste la verdadera reforma pro salud y enseñen sus principios, tanto por precepto como por un ejemplo sosegado y consecuente. En nuestros grandes congresos debiera impartirse instrucción acerca de la salud y la temperancia. Procurad estimular el intelecto y la conciencia. Poned en servicio todo el talento de que se disponga y continuad la obra mediante publicaciones sobre el tema. "Educar, educar, educar", es el mensaje que se me ha dado.

En todas nuestras misiones, mujeres con conocimiento de bieran encargarse de las disposiciones domésticas, mujeres que sepan preparar los alimentos bien presentados y en forma saludable. La mesa debiera contar con alimentos abundantes de la mejor calidad. Si hay personas que tienen el gusto pervertido, y a causa de esto desean té, café, condimentos y platos no saludables, hay que impartirles conocimiento. Procurad estimular la conciencia. Estableced ante ellos los principios de la Biblia acerca de la higiene. Donde se puede obtener leche y fruta abundante, no hay mucha excusa para consumir alimentos de origen animal; no es necesario quitarle la vida a ninguna criatura de Dios para suplir nuestras necesidades comunes. Sin embargo, en algunos casos de enfermedad o agotamiento puede ser mejor usar algo de carne, pero debe tenerse mucho cuidado en conseguir la carne de animales sanos. Hay serias dudas de que sea seguro utilizar como alimento la carne en esta época del mundo. Sería mejor no comer nunca carne que usar la carne de animales que no están sanos...

Repetidamente se me ha mostrado que Dios procura llevarnos de vuelta paso a paso a su designio original, que el ser humano debiera subsistir a base de productos naturales de la tierra. Entre los que están esperando la venida del Señor, desaparecerá con el tiempo el uso de carne; la carne dejará de formar parte de su régimen alimentario. Siempre debiéramos mantener en vista este objetivo, y esforzarnos constantemente por alcanzarlo...

Conocimiento del arte culinario saludable

Una razón por la que muchos se han desanimado en la práctica de la reforma pro salud es que no han aprendido a cocinar en tal forma que los alimentos adecuados, preparados con sencillez, tomen el lugar de los alimentos a los cuales han estado acostumbrados. Los platos pobremente preparados les causan disgusto, y finalmente dicen que han probado la reforma pro salud pero no pueden vivir en esa forma. Muchos intentan seguir instrucciones insuficientes en la reforma pro salud y realizan un trabajo de tan pobre calidad que les daña el sistema digestivo y desanima a todos los que intentaron practicarla. Puesto que profesáis ser reformadores de la salud, debéis convertiros en buenos cocineros. Los que pueden aprovechar las instrucciones de las clases de arte culinario debidamente presentadas, encontrarán que son muy beneficiosas tanto para su práctica personal como para la enseñanza de otros.

Enseñad sabiamente y por el ejemplo

No toméis ideas aisladas para convertirlas en una prueba ni para criticar a otros cuya práctica no esté de acuerdo con vuestra opinión; sino que estudiad el tema en forma amplia y profunda, y procurad colocar vuestras propias ideas y prácticas en perfecta armonía con los principios de la verdadera temperancia cristiana.

Hay muchos que procuran corregir las vidas de otros atacando lo que consideran hábitos erróneos. Hablan con las personas a quienes consideran en error y les señalan sus defectos, pero no procuran dirigir la mente a los verdaderos principios. Este comportamiento con frecuencia no consigue los resultados deseados. Cuando hacemos evidente que procuramos corregir a otros, con mucha frecuencia despertamos su combatividad y hacemos más daño que bien. También el que reprocha corre peligro. El que asume la tarea de corregir a otros corre el riesgo de cultivar el hábito de la crítica, y pronto todo su interés se concentra en descubrir errores y encontrar defectos. No observéis a otros para encontrar sus faltas o exponer sus errores. Educadlos para que tengan mejores hábitos por medio del poder de vuestro propio ejemplo...

El médico como maestro

Se puede realizar mucho bien iluminando a todas las personas con quienes nos ponemos en contacto, en lo que concierne a los mejores medios, no sólo para curar a los enfermos sino para prevenir la enfermedad y el sufrimiento. El médico que procura instruir a sus pacientes acerca de la naturaleza y las causas de sus enfermedades, y enseñarles cómo evitar la enfermedad, puede encontrar dificultades en su tarea; pero si es un reformador concienzudo, hablará claramente de los efectos ruinosos de la complacencia de sí mismo en el comer, el beber y el vestir, del recargo de las fuerzas vitales que ha llevado a sus pacientes a la situación en que se encuentran. No aumentará el mal administrando drogas hasta que la naturaleza agotada abandone la lucha, sino que enseñará a los pacientes a formar hábitos correctos y a ayudar a la naturaleza en su obra de restauración por medio del uso sabio de sus propios remedios.

En todas nuestras instituciones de salud debiera realizarse un esfuerzo especial por instruir con respecto a las leyes de la salud. Los principios de la reforma pro salud debieran establecerse clara y completamente ante los pacientes y los auxiliares. Esta obra requiere valor moral, porque si bien es cierto que muchos se beneficiarán por estos esfuerzos, otros se mostrarán ofendidos. Pero el verdadero discípulo de Cristo, aquel cuya mente se encuentra en armonía con la mente de Dios, aprenderá constantemente y enseñará para guiar las mentes hacia arriba y apartarlas de los errores imperantes del mundo.

La obra de la iglesia

Mucho del prejuicio que impide que la verdad del mensaje del tercer ángel llegue a los corazones de la gente podría eliminarse si se prestara más atención a la reforma pro salud. Cuando la gente se interesa en este tema, con frecuencia queda preparado el camino para la entrada de otras verdades. Si ellos ven que actuamos inteligentemente con respecto a la salud, se mostrarán más dispuestos a creer que nuestras doctrinas bíblicas son sólidas.

Este ramo de la obra del Señor no ha recibido la atención debida, y mucho se ha perdido a causa de este descuido. Si la iglesia manifestara un interés mayor en las reformas a través de las cuales Dios mismo está procurando prepararlos para su venida, su influencia sería mucho mayor de lo que es actualmente. Dios ha hablado a su pueblo y se propone que escuchen y obedezcan su voz. Aunque la reforma pro salud no constituye el mensaje del tercer ángel, se encuentra estrechamente relacionada con él. Los que proclaman el mensaje también debieran enseñar la reforma pro salud. Es un tema que debemos comprender a fin de estar preparados para los acontecimientos que se aproximan, y debiera ocupar un lugar prominente.

Indiferencia e incredulidad

Se me mostró que la obra de la reforma pro salud apenas se ha comenzado. Aunque hay algunos que sienten profunda preocupación por esto y obran de acuerdo con su fe, otros permanecen indiferentes y ni siquiera han dado el primer paso en la reforma. Existe la incredulidad en ellos, y como esta reforma restringe el apetito carnal, muchos se alejan de ella. Tienen otros dioses delante del Señor. Sus gustos y su apetito son su dios, y cuando se coloca el hacha a la raíz del árbol, y los que han complacido sus apetitos depravados a expensas de la salud son tocados, cuando se señala su pecado, cuando se les muestran sus ídolos, no quieren ser convictos; y aunque la voz de Dios les hablara directamente para que desechen las complacencias destructoras de la salud, algunos continuarían aferrándose a las cosas perjudiciales que aman. Parecen estar unidos a sus ídolos, y Dios pronto dirá a sus ángeles: "Dejadlos solos" ... Vi que nosotros como pueblo debemos avanzar en esta gran obra. Los pastores y los miembros deben actuar concertadamente. El pueblo de Dios no está preparado para el clamor en alta voz del tercer ángel. Tienen una obra que deben realizar por sí mismos, la que no debieran dejar que Dios haga por ellos. El les ha encomendado esta obra. Es una obra individual, que no puede ser hecha por otra persona.--Testimonies for the Church 1:486 (1865).

Advertencia contra los médicos espiritistas

De vez en cuando he recibido cartas de pastores y de miembros laicos de la iglesia en las que se pregunta si pienso que es indebido consultar a los médicos espiritistas y clarividentes. Estos agentes de Satanás están llegando a ser tan numerosos, y la práctica de buscar su consejo se está haciendo tan general, que parece necesario pronunciar algunas palabras de advertencia. Dios ha puesto a nuestro alcance la posibilidad de obtener conocimiento de las leyes de la salud. Ha hecho un deber preservar nuestras facultades físicas en la mejor condición posible a fin de rendirle un servicio aceptable. Los que rehúsan aprovechar la luz y el conocimiento que han sido puestos a su alcance misericordiosamente, están rechazando uno de los medios que Dios les ha concedido para promover la vida espiritual tanto como la vida física. Se están colocando en un lugar donde quedarán expuestos a los engaños de Satanás.

No pocos en esta época cristiana y en esta nación cristiana recurren a los espíritus malignos, antes que confiar en el poder del Dios viviente. La madre que observa a su hijo enfermo, exclama: "No puedo hacer nada más. ¿No hay algún médico que tenga poder para restaurar la salud de mi hijo?" Alguien le habla de los admirables sanamientos realizados por algún sanador clarividente o magnético, y ella pone a su cargo a su ser amado, lo cual es como si lo colocara en las manos mismas de Satanás que se encontrara a su lado. En muchos casos la vida futura del niño es controlada por un poder satánico que parece imposible de romper.

He oído a una madre que rogaba a un médico infiel que salvara la vida de su hijo; pero cuando la insté a que buscara la ayuda del Gran Médico, quien puede salvar hasta el máximo a los que acuden a él con fe, se retiró con impaciencia.

La experiencia de Ocozías

Cuando Ocozías, rey de Israel, cayó enfermo, "envió mensajeros, y les dijo: Id y consultad a Baal-zebub dios de Ecrón, si he de sanar de esta mi enfermedad". En el camino se encontraron con Elías, y en vez de recibir un mensaje del ídolo, el rey oyó esta terrible denuncia del Dios de Israel: "Del lecho en que estás no te levantarás; de cierto morirás". 2 Reyes 1:2, 6.

Fue Cristo quien pidió a Elías que hablara estas palabras al rey apóstata. Jehová Emmanuel tenía causa suficiente para sentir mucho desagrado por la impiedad de Ocozías. ¿Qué no había hecho Cristo para ganar los corazones de Israel e inspirarlos con una inconmovible confianza en él? Durante siglos había visitado a su pueblo con manifestaciones de la bondad más condescendiente y del amor sin paralelo. Desde el tiempo de los patriarcas, les había mostrado que "mis delicias son con los hijos de los hombres". Proverbios 8:31. Había sido una ayuda muy oportuna para todos los que lo habían buscado con sinceridad. "En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su paz lo salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad". Isaías 63:9. Y sin embargo Israel se había rebelado contra Dios y se había vuelto en busca de ayuda hacia el peor enemigo del Señor.

Los hebreos eran la única nación favorecida con un conocimiento del Dios verdadero. Cuando el rey de Israel envió a consultar a un oráculo pagano, proclamó a los paganos que tenía más confianza en sus ídolos que en el Dios de su pueblo, el Creador de los cielos y de la tierra. En la misma forma deshonran a Dios los que confiesan tener un conocimiento de él cuando se vuelven de la Fuente de poder y sabiduría para buscar consejo y ayuda de parte de los poderes de las tinieblas. Si la ira de Dios se encendió por esa conducta de parte del rey malvado e idólatra, ¿cómo podría considerar un comportamiento similar de parte de los que profesan ser sus siervos?

Una confianza imprudente

Muchos no están dispuestos a realizar el esfuerzo necesario para obtener conocimiento de las leyes de la vida y de los recursos sencillos que deben emplearse para la restauración de la salud. No se colocan en la relación correcta con la vida. Cuando se produce la enfermedad como resultado de su transgresión de las leyes naturales, no procuran corregir sus errores para luego pedir la bendición de Dios, sino que acuden a los médicos. Si recuperan la salud, dan a las drogas y a los médicos todo el honor. Están siempre dispuestos a convertir en un ídolo el poder y la sabiduría humanos, y al parecer no conocen otro dios fuera de la criatura: polvo y cenizas.

No es seguro confiar en los médicos que no tienen el temor de Dios en ellos. Sin la influencia de la gracia divina, "engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso". Jeremías 17:9. Su objetivo es engrandecerse a sí mismos. Bajo la protección de la profesión médica ¡cuántas iniquidades se han practicado, cuántos engaños se han soportado! El médico puede pretender poseer gran sabiduría y una habilidad admirable, mientras al mismo tiempo su carácter es abandonado y su práctica es contraria a las leyes de la salud. El Señor nuestro Dios nos asegura que él está esperando para demostrar su gracia; él nos invita a acudir a él en el día de la dificultad.

Además, la enseñanza de estos médicos aleja constantemente de los principios que Dios nos ha dado con respecto a la salud, especialmente en lo que concierne al régimen de alimentación. Dicen que no estamos viviendo como debiéramos y prescriben cambios que son contrarios a la luz que Dios ha enviado. Hermanos, ¿cómo podría el Señor hacer descansar sobre nosotros su bendición cuando nos estamos dirigiendo directamente hacia el terreno del enemigo?

Dios es el ayudador de su pueblo

¿Por qué los seres humanos no están nada dispuestos a confiar en Aquel que creó al hombre y que puede, mediante un toque, una palabra, una mirada, sanar toda clase de enfermedad? ¿Quién es más digno de nuestra confianza que Aquel que realizó un sacrificio tan grande para redimirnos? Nuestro Señor nos ha dado instrucción definida, por medio del apóstol Santiago, en lo que concierne a nuestro deber en caso de enfermedad. Cuando fracasa la ayuda humana, Dios será el ayudador de su pueblo. "¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe sanará al enfermo, y el Señor lo levantará". Santiago 5:14-15. Si los profesos seguidores de Cristo, con pureza de corazón, ejercieran mucha fe en las promesas de Dios, así como confían en las agencias satánicas, comprenderían, en alma y cuerpo, cuál es el poder dador de vida del Espíritu Santo.

Dios ha concedido a su pueblo gran luz, y sin embargo no se nos ha colocado fuera del alcance de la tentación. ¿Quiénes entre nosotros están buscando ayuda de los dioses de Ecrón? Considerad este cuadro, que es un cuadro que no ha sido fraguado por la imaginación. ¡En cuántos, aun entre los adventistas del séptimo día, pueden verse sus características principales! Un inválido, aparentemente muy concienzudo, y sin embargo prejuiciado y autosuficiente, expresa abiertamente su desprecio por las leyes de la vida y la salud, las cuales la misericordia divina nos ha conducido, como pueblo, a aceptar. Sus alimentos deben ser preparados de tal manera que satisfagan sus deseos mórbidos. Antes que sentarse a la mesa con alimentos sanos, prefiere ir a restaurantes, porque allí puede satisfacer su apetito sin restricción. Aunque es un abogado entusiasta de la temperancia, se desentiende de los principios que le sirven de fundamento. Quiere alivio, pero rehusa obtenerlo al precio de la abnegación personal.

Ese hombre adora en el santuario del apetito pervertido. Es un idólatra. Las facultades que, santificadas y ennoblecidas, podrían emplearse para honrar a Dios, quedan debilitadas y prestan poco servicio. Un temperamento irritable, un cerebro confundido y nervios tensos se encuentran entre los resultados de su descuido de las leyes de la naturaleza. Es ineficiente e indigno de confiaza. Cualquiera que tenga el valor y la honradez de advertirle el peligro que corre, incurre en su desagrado. La más leve reconvención u oposición bastan para levantar su espíritu combativo. Pero ahora se presenta la oportunidad de buscar ayuda de alguien cuyo poder proviene de la brujería. Acude a esta fuente con fervor, y gasta abundantemente tiempo y dinero en la esperanza de conseguir el beneficio buscado. Está engañado, infatuado. El poder del brujo es convertido en tema de alabanza, y eso ejerce influencia sobre otros para que busquen la misma ayuda. Así queda deshonrado el Dios de Israel, mientras el poder de Satanás es reverenciado y exaltado.

En el nombre de Cristo deseo dirigirme a sus seguidores profesos: permaneced en la fe que habéis recibido desde el comienzo. "Mas evita profanas y vanas palabrerías". 2 Timoteo 2:16. En lugar de colocar vuestra confianza en la brujería, tened fe en el Dios viviente. Maldita es la senda que conduce a Endor o a Ecrón. Tropezarán y caerán los pies que se aventuran por este terreno prohibido. Hay un Dios en Israel en quien se encuentra liberación para todos los oprimidos. La justicia es el fundamento de su trono.

Hay peligro en alejarse hasta en un mínimo grado de las instrucciones dadas por el Señor. Cuando nos desviamos del claro sendero del deber, se producirá una cadena de circunstancias que arrastrarán irresistiblemente cada vez más lejos de la rectitud. La intimidad innecesaria con los que no respetan a Dios nos seducirá sin que nos demos cuenta. El temor de ofender a los amigos mundanos nos disuadirá de expresar nuestra gratitud a Dios o de reconocer nuestra dependencia de él. Debemos mantenernos cerca de la Palabra de Dios. Necesitamos sus amonestaciones y su ánimo, sus amenazas y promesas. Necesitamos el ejemplo perfecto que se da únicamente en la vida y el carácter de nuestro Salvador. Los ángeles de Dios preservarán a su pueblo mientras éste camine por la senda del deber, pero no hay seguridad de tal protección para los que deliberadamente se aventuran en el terreno de Satanás. Un instrumento del gran engañador dirá y hará cualquier cosa con tal de alcanzar su objetivo. No importa mucho si se denomina espiritista, un "médico eléctrico", o un "sanador magnético". Mediante pretensiones especiosas gana la confianza de los incautos. Pretende leer la historia de la vida y comprender todas la dificultades y aflicciones de quienes acuden a él. Se disfraza de ángel de luz, mientras las tinieblas se encuentran en su corazón, y manifiesta gran interés en las mujeres que buscan su consejo. Les dice que todas sus dificultades tienen como origen un matrimonio desgraciado. Eso puede ser verdad, pero tal consejo no mejora su condición. Les dice que necesitan amor y simpatía. Pretendiendo gran interés en su bienestar arroja un ensalmo sobre sus víctimas incautas, y las encanta así como la serpiente encanta a la temblorosa avecilla. Pronto se encuentran completamente en su poder, y la terrible secuela es el pecado, la desgracia y la ruina.

Nuestra única seguridad se encuentra en preservar los marcadores antiguos. "¡A la ley y al testimonio! si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido". Isaías 8:20.

La ruina ocasionada por Satanás

El espiritismo hace aparecer a Satanás como el benefactor de la raza humana, que sana las enfermedades del pueblo y profesa presentar un sistema religioso nuevo y más elevado; pero al mismo tiempo obra como destructor. Sus tentaciones arrastran a la multitud a la ruina. La intemperancia destrona la razón, los placeres sensuales, las disputas y los crímenes la siguen. Satanás se deleita en la guerra, que despierta las más viles pasiones del alma, y arroja luego a sus víctimas, sumidas en el vicio y en la sangre, a la eternidad. Su objeto consiste en hostigar a las naciones a hacerse mutuamente la guerra; pues de este modo puede distraer los espíritus de los hombres de la obra de preparación necesaria para subsistir en el día del Señor.

Satanás obra asimismo por medio de los elementos para cosechar muchedumbres de almas aún no preparadas. Tiene estudiados los secretos de los laboratorios de la naturaleza y emplea todo su poder para dirigir los elementos en cuanto Dios se lo permita. Cuando se le dejó que afligiera a Job, ¡cuán prestamente fueron destruidos rebaños, ganados, sirvientes, casas e hijos, en una serie de desgracias, obra de un momento! Es Dios quien protege a sus criaturas y las guarda del poder del destructor. Pero el mundo cristiano ha manifestado su menosprecio de la ley de Jehová, y el Señor hará exactamente lo que declaró aquel día: alejará sus bendiciones de la tierra y retirará su cuidado protector de sobre los que se rebelan contra su ley y enseñan y obligan a los demás a hacer lo mismo. Satanás ejerce dominio sobre todos aquellos a quienes Dios no guarda en forma especial. Favorecerá y hará prosperar a algunos para obtener sus fines, y atraerá desgracias sobre otros, al mismo tiempo que hará creer a los hombres que es Dios quien los aflige.

Al par que se hace pasar ante los hijos de los hombres como un gran médico que puede curar todas sus enfermedades, Satanás producirá enfermedades y desastres a tal punto que ciudades populosas serán reducidas a ruinas y desolación. Ahora mismo está obrando. Ejerce su poder en todos los lugares y bajo mil formas: en las desgracias y calamidades de mar y tierra, en las grandes conflagraciones, en los tremendos huracanes y en las terribles tempestades de granizo, en las inundaciones, en los ciclones, en las mareas extraordinarias y en los terremotos. Destruye las mieses casi maduras y a ello sigue la hambruna y la angustia; propaga por el aire emanaciones mefíticas y miles de seres perecen en la pestilencia. Estas plagas irán menudeando más y más y se harán más y más desastrosas. La destrucción caerá sobre hombres y animales. "La tierra se pone de luto y se marchita", "desfallece la gente encumbrada de la tierra. La tierra también es profanada bajo sus habitantes; porque traspasaron la ley, cambiaron el estatuto, y quebrantaron el pacto eterno". Isaías 24:4-5, NM.

Algunos estarán tentados a recibir estos prodigios como provenientes de Dios. Habrá enfermos que sanarán delante de nosotros. Se realizarán milagros ante nuestra vista. ¿Estamos preparados para la prueba que nos aguarda cuando se manifiesten más plenamente los milagros mentirosos de Satanás? ¿No serán entrampadas y apresadas muchas almas? Al apartarse de los claros preceptos y mandamientos de Dios, y al prestar oído a las fábulas, la mente de muchos se está preparando para aceptar estos prodigios mentirosos. Todos debemos procurar armarnos ahora para la contienda en la cual pronto deberemos empeñarnos. La fe en la Palabra de Dios, estudiada con oración y puesta en práctica, será nuestro escudo contra el poder de Satanás y nos hará vencedores por la sangre de Cristo.--Joyas de los Testimonios 1:101 (1862).

El colportor es un maestro

La cuestión de la temperancia debe recibir apoyo decidido del pueblo de Dios. La intemperancia lucha por colocarse a la cabeza; la complacencia de sí mismo está aumentando, y las publicaciones que tratan de la reforma pro salud se necesitan en gran medida. Las publicaciones que presentan este tema son la mano ayudadora del Evangelio, porque inducen a las almas a investigar la Biblia para comprender mejor la verdad. Hay que hacer resonar una nota de advertencia contra el gran mal de la intemperancia; y para que esto pueda realizarse, todo observador del sábado debiera estudiar y practicar la instrucción contenida en nuestras revistas pro salud y en nuestros libros de salud. Y debieran hacer más que esto: debieran realizar esfuerzos definidos para hacer circular estas publicaciones entre sus vecinos. La venta de nuestras publicaciones de salud de ninguna manera estorbará la venta de otras publicaciones que tratan de diversos aspectos del mensaje del tercer ángel. Todos han de preparar el camino para la venida del Señor.

El valor de nuestras publicaciones

Los colportores debieran llamar la atención de las personas a quienes visitan a nuestras publicaciones de salud, y debieran hablarles de la valiosa instrucción que contienen estos periódicos concerniente al cuidado de los enfermos y al tratamiento de las enfermedades. Deben decirles que estas instrucciones, si se las estudia y práctica, proporcionarán salud a la familia. Deben explicarles lo importante que es para toda familia comprender la ciencia de la vida. Deben dirigir las mentes a Aquel que formó y que mantiene en movimiento la admirable maquinaria del cuerpo. Deben decirles que nos corresponde colaborar con Dios, cuidar con sabiduría todas nuestras facultades y órganos. El cuidado debido del cuerpo es una gran responsabilidad y requiere un conocimiento inteligente de su parte. Deben decirles que Dios es deshonrado cuando, por la gratificación del apetito y la pasión, el ser humano abusa de la maquinaria del cuerpo, hasta el punto que este realiza su obra débilmente y con dificultad. Deben decirles que los libros que llevan proporcionan mucha instrucción valiosa concerniente a la salud y que al practicar esas instrucciones pueden ahorrarse mucho sufrimiento y también mucho dinero que de otro modo gastarían en gastos médicos. Deben decirles que en esos libros hay consejos que no podrían obtener de los médicos durante las cortas visitas al consultorio.

Enseñando por el ejemplo

El colportor, en su relación con la gente, puede hacer mucho para demostrar el valor de la vida saludable. En lugar de quedarse en un hotel, debiera, cuando es posible, obtener alojamiento en una casa de familia. Cuando se encuentra a la mesa sentado con la familia, debe practicar la instrucción dada en los libros de salud que vende, y elevar el estandarte de la estricta temperancia. A medida que se ofrezca la oportunidad, debe hablar del valor del régimen de alimentación saludable. Nunca debiera avergonzarse de decir: "No, gracias; no como carne". Si le ofrecen té, debe rehusarlo, y explicar que es perjucial, aunque durante algunos momentos produzca efecto estimulante, pero cuando pasa ese efecto, se produce una depresión correspondiente. Debe explicar los efectos perjudiciales de las bebidas intoxicantes, del tabaco, del té y del café, sobre los órganos y el cerebro.

Atención a los enfermos

A medida que el colportor va de un lugar a otro, encontrará a muchas personas que están enfermas. Por eso debe poseer un conocimiento práctico de las causas de la enfermedad y debe saber cómo dar tratamiento sencillo para aliviar el sufrimiento de la gente. Más que esto, debiera orar con fe y sencillez por los enfermos, y mostrarles al Gran Médico. Al caminar y obrar así con Dios, los ángeles ministradores se encuentran a su lado y les proporcionan acceso a los corazones. Un amplio campo de esfuerzo misionero se encuentra ante el colportor fiel y consagrado; cuánta bendición recibirá al cumplir diligentemente su obra.

Una obra sagrada e importante

Hombres y mujeres jóvenes, estáis siendo llamados por el Maestro para encargaros de su obra. Sus requerimientos son demasiado sagrados para tomarlos a la ligera. En el nombre del Señor os pido que dominéis todo apetito y pasión indebidos y que purifiquéis vuestras almas por medio de una creencia en la verdad. Venced por medio de la sangre del Cordero y de la palabra de vuestro testimonio. Cumplid fielmente vuestras obligaciones y buscad vuestra fortaleza en Dios.

Miembros de iglesia, despertad a la importancia de la circulación de nuestras publicaciones y dedicad más tiempo a esta obra. Colocad en los hogares de la gente revistas, folletos y libros que predicarán el Evangelio en sus diferentes aspectos. No hay tiempo que perder. Que muchos se entreguen voluntariamente y sin egoísmo a la obra del colportaje, y en esa forma ayuden a hacer resonar la advertencia que se necesita en gran medida. Cuando la iglesia realice la obra que se le ha encomendado, avanzará "hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente como ejército en orden". Cantares 6:10.

Hay que distribuir las publicaciones

Varios oradores habían hablado a vastas y atentas congregaciones en el congreso realizado en Roma, Estado de Nueva York, el primer día, el 12 de septiembre de 1875. La noche siguiente soñé que un hombre joven de noble apariencia venía a la habitación donde me encontraba, inmediatamente después de haber estado yo hablando. Esa misma persona se me había aparecido antes en sueños importantes para instruirme de tiempo en tiempo durante los últimos 26 años. Me dijo: "Has llamado la atención de la gente a temas importantes, los cuales, para un gran número, son desconocidos y nuevos. Para algunos resultan intensamente interesantes. Los obreros que trabajan en palabra y doctrina han hecho lo que podían en la presentación de la verdad que ha despertado preguntas en las mentes e interés. Pero a menos que haya un esfuerzo más cabal para afirmar estas impresiones en las mentes, tus esfuerzos que ahora han sido realizados resultarán casi infructíferos. Satanás tiene muchas atracciones listas para apartar la mente, y los cuidados de esta vida y el engaño de las riquezas se combinan para ahogar la semilla de la verdad en el corazón, la cual en la mayor parte de los casos no produce fruto.

"En cada esfuerzo como el que ahora estás realizando, habría mejores resultados si se tuviera material de lectura apropiado listo para hacerlo circular. Hay que distribuir abundantemente folletos que traten los puntos importantes de la verdad para el tiempo presente a todos los que quieren aceptarlo, sin dinero y sin precio, lo cual podría resultar en un ingreso centuplicado para la tesorería. Debes sembrar junto a todas las aguas.

"La imprenta constituye un medio poderoso para mover las mentes y los corazones de las gentes. Y los hombres de este mundo aprovechan la imprenta para obtener el máximo de beneficio de cada oportunidad de presentar publicaciones deletéreas delante de la gente. Si los hombres que se encuentran bajo la influencia del espíritu del mundo y de Satanás realizan esfuerzos fervientes para hacer circular libros, folletos y revistas de naturaleza corruptora, vosotros debierais estar aún más deseosos de colocar ante la gente material de lectura de un carácter elevador y salvador".

Folletos sobre la reforma pro salud

Debieran realizarse esfuerzos más fervientes para iluminar a la gente acerca del gran tema de la reforma pro salud. Folletos de cuatro, ocho, doce, dieciseis y más páginas, con artículos definidos y bien escritos acerca de este gran tema, debieran distribuirse como las hojas de otoño.

Folletos en muchos idiomas

Folletos de tamaño reducido acerca de diferentes puntos de la verdad bíblica aplicable al tiempo presente, debieran imprimirse y distribuirse en los lugares donde haya alguna probabilidad de que sean leídos. Dios ha colocado al alcance de su pueblo ventajas en la imprenta, la cual, combinada con otros instrumentos, tendrá éxito en extender el conocimiento de la verdad. Hay que hacer circular folletos, revistas y libros, según lo exija cada caso, en todas las ciudades y pueblos del país. Esta es una obra misionera a la que pueden dedicarse todos.

La invitación

"El Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente". Apocalipsis 22:17.

Lecciones objetivas de la reforma pro salud

Los grandes congresos que reúnen a nuestro pueblo proporcionan una excelente oportunidad para ilustrar los principios de la reforma pro salud. Hace algunos años en estos congresos se decía mucho con respecto a la reforma pro salud y los beneficios de un régimen alimentario vegetariano; pero al mismo tiempo se servía carne en las mesas del comedor, y diversos artículos de alimentación perjudiciales eran vendidos en el almacén. La fe sin obras es muerta; y la instrucción sobre la reforma pro salud, negada en la práctica, no realizaba la impresión más profunda. En congresos posteriores las personas que estaban a cargo han educado mediante la práctica tanto como por el precepto. No se ha provisto carne en el comedor, sino fruta, granos y verduras en abundancia. Cuando los visitantes formulan preguntas con respecto a la ausencia de carne, se les explica claramente la razón, puesto que la carne no es el alimento más sano.

A medida que nos aproximamos al fin del tiempo, debemos elevarnos cada vez más en lo que concierne a la reforma pro salud y a la temperancia cristiana, y presentarlas en una forma más positiva y definida. Debemos esforzarnos continuamente para educar a la gente, no sólo por medio de las palabras sino también mediante nuestra práctica. El precepto y la práctica combinados ejercen una influencia definida.

En los congresos hay que instruir a la gente acerca de los temas de la salud. En nuestras reuniones efectuadas en Australia, se presentaban diariamente disertaciones acerca de los temas de la salud y con eso se despertaba un profundo interés. Había una carpa que era usada por los médicos y las enfermeras, donde se daban consejos gratuitos acerca de la salud, que beneficiaban a muchos. Miles de personas asistían a las disertaciones, y al final del congreso la gente no quedaba satisfecha con lo que había aprendido. En numerosas ciudades en las que se realizaban los congresos, algunos de los ciudadanos más notables instaban a que se establecieran sucursales del sanatorio, y prometían su cooperación. Se ha iniciado esta obra en varias ciudades, con buen éxito. Una institución de salud, debidamente administrada, da carácter a nuestra obra en campos nuevos y no sólo es un beneficio para la gente, sino que los obreros relacionados con ella pueden ser de ayuda para los que trabajan en los ramos del evangelismo.

En cada ciudad en la que tenemos una iglesia, existe la necesidad de un lugar para dar tratamientos médicos. Entre los hogares de los miembros de nuestra iglesia hay pocos que tienen lugar y facilidades para el cuidado debido de los enfermos. Por eso hay que proveer un lugar para dar tratamiento médico para las dolencias comunes. El edificio puede carecer de elegancia y hasta ser rústico, pero debiera amueblarse con los elementos necesarios para administrar tratamientos sencillos. Estos, administrados con habilidad, resultarán una bendición, no sólo para nuestro propio pueblo, sino también para sus vecinos, y podría ser el medio de llamar la atención de muchos hacia los principios de la salud.

Es el propósito del Señor que en todas partes del mundo se establezcan nuestras instituciones de salud como ramos de la obra evangélica. Estas instituciones deben ser las agencias de Dios para alcanzar una clase que ninguna otra cosa alcanzaría. No necesitan ser edificios grandes, pero debieran estar dispuestos de tal manera que se pueda realizar un obra eficaz.

Pueden iniciarse en todos los lugares destacados donde se llevan a cabo los congresos. Los comienzos pueden ser pequeños, y se pueden realizar ampliaciones a medida que las circunstancias lo exijan. Hay que calcular el costo de toda empresa, para estar seguros de que será posible completarlas. Debe sacarse la menor cantidad posible de dinero de la tesorería. Se necesitan hombres de fe y de habilidad financiera para hacer los planes económicos. Nuestros sanatorios deben levantarse con un empleo limitado de medios financieros. Con frecuencia es posible adquirir a bajo costo edificios en los cuales comenzar la obra.

¿Por qué hay que establecer sanatorios?

En cartas recibidas de nuestros hermanos se formulan estas preguntas: "¿Por qué empleamos tanto esfuerzo en el establecimiento de sanatorios? ¿Por qué no oramos para sanar a los enfermos, en lugar de tener sanatorios?"

Estas preguntas tienen más sentido del que parecen tener a primera vista. En la historia temprana de nuestra obra, muchos eran sanados por medio de la oración. Y algunos, después de haber sido sanados, continuaban con el mismo comportamiento en la complacencia del apetito que habían tenido en el pasado. No vivían ni trabajaban en la forma adecuada para evitar la enfermedad. No demostraban que apreciaban la bondad que el Señor había derramado sobre ellos. Vez tras vez experimentaron sufrimiento debido a su comportamiento descuidado e impremeditado. ¿Cómo podía el Señor ser glorificado al derramar sobre ellos el don de la salud?

Cuando recibimos luz según la cual debíamos comenzar la obra de los sanatorios, se vieron las razones con toda claridad. Había muchos que necesitaban ser educados con respecto a la vida con salud. A medida que se desarrollaba la obra, se nos instruyó que era necesario proveer lugares adecuados para llevar a los enfermos y a los dolientes que no sabían nada de nuestro pueblo y casi nada acerca de la Biblia, y allí enseñarles la forma de recuperar la salud por medio de métodos racionales de tratamiento sin el empleo de drogas tóxicas, y al mismo tiempo rodearlos de influencias espirituales elevadoras. Como parte del tratamiento había que presentar disertaciones acerca de los hábitos correctos de comer, beber y vestirse. Había que impartir instrucciones con respecto a la elección y la preparación de los alimentos y mostrar que los alimentos podían prepararse en tal forma que fueran sanos y nutritivos y al mismo tiempo apetitosos y agradables al paladar.

En todas nuestras instituciones médicas los pacientes debieran ser instruidos en forma sistemática y cuidadosa acerca de la forma de prevenir la enfermedad por medio de un comportamiento sabio. Por medio de disertaciones y la práctica consecuente de los principios de la vida saludable de parte de médicos y enfermeros consagrados, se abrirá el entendimiento cerrado de muchos, y las verdades en las cuales nunca antes habían pensado se afirmarán en la mente. Muchos de los pacientes serán inducidos a mantener el cuerpo en la condición más saludable posible, porque son la posesión adquirida del Señor...

Una vez que hayamos demostrado a la gente que tenemos principios correctos con respecto a la reforma pro salud, debiéramos tomar el asunto de la temperancia en todas sus implicaciones y hacerlo comprender en el mayor grado posible.

Nuestros sanatorios han sido establecidos con mucho gasto de dinero para salvar a las almas tanto como para sanar los cuerpos de hombres y mujeres. Dios se propone que por medio de estos instrumentos establecidos por él mismo, los ricos y los pobres, los encumbrados y los humildes, encuentren el pan del cielo y el agua de la vida. El tiene la intención de que sean educados en los hábitos correctos de vida, tanto espiritual como físicamente. La salvación de muchas almas está en juego. En la providencia de Dios, muchos de los enfermos deben tener oportunidad de apartarse durante un tiempo de las asociaciones y el ambiente perjudiciales, y de colocarse en instituciones donde puedan recibir un tratamiento restaurador de la salud e instrucciones sabias impartidas por enfermeros y médicos cristianos. El establecimiento de sanatorios es una disposición providencial, por medio de la cual la gente de todas las iglesias podrá ser alcanzada y familiarizada con la verdad para este tiempo.