El Evangelismo

Capítulo 16

La evangelización y la obra médica

Una cuña para poder entrar

Abre puertas para la evangelización--Nada abrirá puertas para la verdad como la obra evangélica médica misionera. Esta hallará acceso a los corazones y las mentes, y será un medio para convertir a muchas personas a la verdad.

El evangelista que está preparado para servir a un cuerpo enfermo, tiene la más grandiosa oportunidad de ministrar a un alma enferma de pecado. Un evangelista tal debe ser facultado para administrar el bautismo a los que se conviertan y deseen bautizarse...

La obra médica misionera es el brazo derecho, la mano ayudadora del Evangelio, para abrir puertas para la proclamación del mensaje...

Puertas que han estado cerradas para el que meramente predica el Evangelio, se abrirán para el misionero médico inteligente. Dios alcanza los corazones por medio del socorro del alivio físico.--Manuscrito 58, 1901.

La gran cuña de entrada--Puedo ver en la providencia de Dios que la obra misionera médica debe ser una gran cuña de entrada para llegar hasta el alma enferma.--Counsels on Health, 535 (1893).

Quita el prejuicio--La obra médica misionera es la obra de avanzada del Evangelio, la puerta por la cual la verdad para este tiempo ha de hallar entrada en muchos hogares. Una demostración de los principios de la reforma pro salud hará mucho para quitar prejuicios contra nuestra obra evangélica. El gran Médico, el originador de la obra médica misionera, bendecirá a aquellos que traten de impartir la verdad para este tiempo.--Counsels on Health, 497 (1902).

Da acceso al corazón--Haced obra médica misionera. En esta forma obtendréis acceso a los corazones de la gente. Así quedará preparado el camino para una proclamación más decidida de la verdad. Encontraréis que al aliviar sus sufrimien tos físicos tendréis la oportunidad de atender sus necesidades espirituales...

La unión de una obra semejante a la que Cristo hizo en favor del cuerpo y una obra como la que Cristo realizó por el alma es la verdadera interpretación del Evangelio.--An Appeal for the Medical Missionary College, 14, 15 (1902).

Discursos reformatorios--He sido informada por parte de mi guía que aquellos que creen la verdad, no solamente deben practicar la reforma pro salud, sino que deben enseñarla diligentemente a otros; porque será un agente por cuyo intermedio la verdad puede ser presentada a la atención de los no creyentes. Ellos razonarán que si tenemos ideas tan seguras con respecto a la salud y la temperancia, debe haber algo en nuestra creencia religiosa que vale la pena ser investigado. Si nos apartamos de la reforma pro salud, perderemos mucho de nuestra influencia sobre el mundo exterior.

Los discursos pronunciados en nuestras grandes asambleas deben ser de una naturaleza reformadora. Todo el talento posible debiera ser empleado para presentar este asunto delante de la gente.

Muchos están disgustados con el árido formalismo que existe en el mundo cristiano. Muchos están volviéndose ateos porque ven la falta de verdadera piedad en los que profesan ser cristianos. Podría hacerse una buena obra para preparar el camino para la introducción de la verdad, si se presentaran testimonios decididos sobre la rama de la obra relativa a la salud y la temperancia...

El asunto de presentar los verdaderos principios de salud y temperancia, no debe ser pasado por alto como no esencial; pues casi cada familia necesita ser instruida sobre este punto. Casi toda persona necesita que su conciencia sea despertada para llegar a ser un hacedor de la Palabra de Dios, un practicante de la abnegación, que se abstenga de la complacencia ilícita del apetito. Cuando instruís a la gente con respecto a los principios de la reforma pro salud, hacéis mucho para preparar el camino para la presentación de la verdad presente. Dijo mi guía: "Educad, educad, educad". La mente debe ser iluminada, pues el entendimiento de la gente está entenebrecido. Satanás puede hallar acceso al alma por medio del apetito pervertido, para degradarla y destruirla.--Carta 1, 1875.

Firmemente vinculado con el ministerio de la Palabra--Los principios de la reforma pro salud se encuentran en la Palabra de Dios. El evangelio de la salud debe estar firmemente vinculado con el ministerio de la Palabra. Es propósito del Señor que la influencia restauradora de la reforma pro salud sea una parte del último gran esfuerzo para proclamar el mensaje del Evangelio.--Medical Ministry, 259 (1899).

En muchos lugares--Como un medio de vencer los prejuicios y obtener acceso a las mentes, hay que llevar a cabo obra misionera médica, no en uno o en dos lugares solamente, sino en muchos lugares donde todavía no se ha proclamado la verdad. Debemos trabajar como misioneros médicos evangélicos y curar las almas enfermas por el pecado dándoles el mensaje de salvación. Esta obra destruirá los prejuicios como ninguna otra puede hacerlo.--Testimonies for the Church 9:211 (1909).

Es necesaria para el progreso de la causa--La obra médica misionera es el brazo derecho del Evangelio. Es necesaria para el progreso de la causa de Dios. A medida que por su intermedio los hombres y mujeres sean inducidos a ver la importancia de los hábitos correctos de vida, se dará a conocer el poder salvador de la verdad. Obreros preparados deben entrar en toda ciudad para efectuar la obra médica misionera. Constituyendo la mano derecha del mensaje del tercer ángel, los métodos divinos para tratar la enfermedad abrirán puertas para la entrada de la verdad presente.--Testimonies for the Church 7:59 (1902).

Abre las puertas--En todas partes hay enfermos, y los que van como obreros de Cristo debieran ser verdaderos reformadores en pro de la salud, y debieran estar preparados para administrar a los enfermos los tratamientos sencillos que los aliviarán; después de esto pueden orar con ellos. En esta forma abrirán la puerta para la entrada de la verdad. La realización de esta obra será seguida por buenos resultados.--Medical Ministry, 320 (1911).

El verdadero objetivo de la evangelización médica

Produce una preciosa cosecha--La obra médica misionera da oportunidad para llevar adelante con éxito la obra evangélica. Cuando estos ramos de esfuerzo se unen, podemos esperar recoger el más precioso fruto para el Señor.--The Review and Herald, 7 de septiembre de 1905.

Consolemos, sanemos y aliviemos--Cristo buscaba a la gente donde estaba, y colocaba ante las personas las grandes verdades relativas a su reino. Mientras iba de lugar en lugar, bendecía y consolaba a los que sufrían, y sanaba a los enfermos. Esta es nuestra obra. Dios quiere que aliviemos las necesidades de los destituidos.--Carta 54, 1898.

La norma de Isaías 58--El capítulo cincuenta y ocho de Isaías contiene verdad presente para el pueblo de Dios. Aquí podemos ver cómo la obra médica misionera y el ministerio evangélico han de estar ligados en la presentación del mensaje al mundo. Sobre los que guardan el día de descanso del Señor se ha colocado la responsabilidad de hacer una obra de misericordia y de benebolencia. La obra médica misionera ha de estar ligada con el mensaje y sellada con el sello de Dios.--Manuscrito 22, 1901.

Los corazones son enternecidos--El mundo debe tener un antídoto contra el pecado. Cuando los médicos misioneros trabajan inteligentemente para aliviar el sufrimiento y salvar vidas, los corazones se enternecen. Los que son ayudados se llenan de gratitud.

Cuando los médicos misioneros trabajan en el cuerpo, Dios trabaja en el corazón. Las palabras de consuelo que se hablan constituyen un bálsamo suavizador que proporciona seguridad y confianza. Con frecuencia el cirujano hábil tendrá la oportunidad de hablar de la obra que Cristo hizo cuando estuvo en la tierra. Contad a los que sufren la historia del amor de Dios.--Manuscrito 58, 1901.

Restaurad la fe en Dios en el hombre--Muchos han perdido el sentido de las realidades eternas, han perdido la semejanza de Dios, y apenas saben si tienen almas que deben salvar o no. Ni tienen fe en Dios ni confianza en el hombre. Sus corazones se sienten conmovidos al ver a alguien que, sin ser inducido por la alabanza terrenal o por la compensación, entra en sus hogares desdichados para atender al enfermo, alimentar al hambriento, vestir al desnudo y señalar tiernamente a todos a Aquel de cuyo amor y piedad el obrero humano es tan sólo el mensajero. Brota la gratitud. La fe es encendida. Advierten que Dios cuida de ellos, y están preparados para escuchar cuando su Palabra es abierta.

Cuando los hijos de Dios se consagren a esta obra, muchos se asirán de la mano que se les tiende para salvarlos. Se sentirán constreñidos a volverse de los malos caminos. Algunos de los rescatados por la fe en Cristo, pueden elevarse a altos puestos de servicio, y pueden serles encomendadas responsabilidades en la obra de salvar almas. Conocen por experiencia las necesidades de las personas con quienes trabajan; y saben cómo ayudarlas; saben qué medios pueden ser mejor empleados para rescatar al que perece. Están llenos de gratitud hacia Dios por las bendiciones que han recibido; sus corazones son vivificados por el amor, y sus energías son fortalecidas para levantar a otros que nunca se levantarían sin ayuda.--The Review and Herald, 3 de agosto de 1905.

La verdadera ciencia de la obra misionera médica--El estudio de la cirugía y de otros ramos de la ciencia médica recibe mucha atención en el mundo, pero la verdadera ciencia de la obra misionera médica, practicada en la forma como Cristo la practicó, es algo nuevo y desconocido para las iglesias denominacionales y el mundo. Pero encontrará su debido lugar cuando la gente que ha tenido gran luz, los adventistas del séptimo día, despierten a sus responsabilidades y aprovechen las oportunidades que tienen.

Los jóvenes y señoritas debieran prepararse para dedicarse a la obra misionera médica como médicos y enfermeras. Pero antes que estos obreros sean enviados al campo deben dar evidencia de que poseen un espíritu de servicio, de que están respirando una atmósfera misionera médica, y que están preparados para la obra evangélica.

Los alumnos debieran prepararse para la obra misionera de avanzada. Los misioneros médicos que son enviados a países extranjeros debieran recibir en primer término una educación muy cuidadosa. Son embajadores de Cristo y deben trabajar para él con toda la habilidad que posean, orando fervorosamente para que el gran Médico se compadezca y salve por medio de su poder milagroso.--Manuscrito 33, 1901.

La verdadera obra misionera médica--La lección que necesitamos aprender es: ¿Cuál es la verdadera obra misionera médica desde el punto de vista del Evangelio? Presentemos ante la gente en todas partes las condiciones de la vida eterna, tal como se dan en la Palabra de Dios. Los que obedecen su Palabra, tributando a Dios con toda reverencia el honor que a él le corresponde mostrarán en su práctica que poseen un conocimiento de lo que constituye la verdadera obra misionera médica. Hay que humillar el yo, y no exaltarlo... Es de gran importancia que todos los que pretenden comprender la obra misionera médica enseñen los principios de verdad.--Manuscrito 126, 1901.

Su relación con el ministerio evangélico

Duplica el éxito de la evangelización--Algunos dejan de darse cuenta completamente de la importancia de que los misioneros sean también misioneros médicos. Un ministro del Evangelio tendrá dos veces más éxito en su obra si sabe cómo tratar las enfermedades... El ministro del Evangelio que sea al mismc tiempo un misionero médico, y que pueda curar los males físicos será un obrero tanto más eficiente que el que no lo pueda hacer. Su obra como ministro del Evangelio es mucho más completa.--Medical Ministry, 245 (1901).

No deben separarse--La obra misionera médica en ningún caso debe separarse del ministerio evangélico. El Señor ha especificado que los dos deben relacionarse estrechamente tal como el brazo está unido con el cuerpo. Sin esta unión ninguna parte de la obra está completa. La obra misionera médica es la obra del Evangelio aplicado prácticamente.--Testimonies for the Church 6:240, 241 (1900).

Los planes del Señor para una obra unida--Pero la necesidad del mundo hoy no puede ser cumplida completamente por el ministerio de los siervos de Dios que han sido llamados a predicar el Evangelio eterno a toda criatura. Aunque, hasta donde sea posible, es bueno que los obreros evangélicos aprendan a ministrar a las necesidades del cuerpo tanto como a las del alma, siguiendo así el ejemplo de Cristo, no pueden dedicar todo su tiempo y fuerza a aliviar a los que necesitan ayuda. El Señor ha ordenado que juntamente con los que predican la Palabra estén asociados sus obreros misioneros médicos--enfermeras y médicos cristianos--que han recibido adiestramiento especial en la curación de las enfermedades y en la obra de ganar almas.--Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 358 (1913).

Los misioneros médicos son evangelistas--Los médicos deben recordar que a menudo se les pedirá que realicen los deberes de un pastor. Los misioneros médicos pueden ser clasificados como evangelistas. Los obreros deben ir de a dos, para que puedan orar y consultarse mutuamente. Nunca debe enviárselos solos. El Señor Jesucristo envió a sus discípulos de dos en dos a todas las ciudades de Israel. Les dio la comisión: "Sanad los enfermos que en ella hubiere, y decidles: Se ha llegado a vosotros el reino de Dios".

Se nos enseña en la Palabra de Dios que un evangelista es un maestro. También debe ser un misionero médico. Pero no se les ha dado a todos la misma labor. "Y él mismo dio unos, ciertamente apóstoles; y otros, profetas; y otros, evangelistas; y otros, pastores y doctores; para perfección de los santos, para la obra del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo"...

Aquellos que trabajan en nuestras asociaciones como ministros deben familiarizarse con la obra de atender a los enfermos. Ningún pastor debe jactarse de que es ignorante en aquello que debiera ser sabio. La obra médica misionera vincula al hombre con sus semejantes y con Dios. La manifestación de simpatía y confianza no está limitada por el tiempo o el espacio.--Medical Ministry, 249, 250 (1901).

Indiferencia entre los ministros--Existen en nuestro mundo muchos obreros cristianos que todavía no han oído las grandes y maravillosas verdades que nos han llegado. Están haciendo una buena obra de acuerdo con la luz que tienen, y muchos de ellos están más avanzados en el conocimiento de la obra práctica que los que han tenido gran luz y oportunidades.

La indiferencia que ha habido entre nuestros ministros con respecto a la reforma pro salud y la obra médica misionera es sorprendente. Algunos que no profesan ser cristianos tratan estos asuntos con mayor reverencia que algunos de nuestros propios hermanos, y a menos que nos despertemos, nos tomarán la delantera.--Testimonios para los Ministros, 416, 417 (1898).

El presidente de la asociación ha de reconocerla--Pedimos ahora a todos los que han de ser elegidos como presidentes de nuestras asociaciones que comiencen acertadamente en lugares donde nada se ha hecho. Reconoced la obra médica misionera como la mano ayudadora de Dios. Como método escogido por él, ha de tener un lugar y ha de ser promovida. Los misioneros médicos deben recibir tanto estímulo como cualquier evangelista reconocido. Orad con estos obreros. Atended sus consultas, si las necesitan. No empañéis su celo y su energía. Estad seguros, en virtud de vuestra propia consagración y devoción, de mantener ante ellos una alta norma. Se necesitan grandemente trabajadores en la viña del Señor, y no debe pronunciarse ni una sola palabra de desánimo dirigida a los que se consagran a la obra.--Medical Ministry, 240, 241 (1901).

El director médico de la asociación--La obra misionera médica debe relacionarse estrechamente con la obra de la predicación. Esta obra debiera asignarse a hombres llenos de confianza y fieles a los principios. En cada asociación debiera designarse a un hombre para que se haga cargo de esta obra. Debe ser alguien que haya demostrado que es concienzudo, que es recto en su trato con los que no pertenecen a la iglesia y con los que pertenecen a ella. Debe estar libre de codicia y egoísmo.--Carta 199, 1898.

Advertencia contra una obra independiente--A medida que se extienda la obra misionera médica se presentará la ten tación a independizarla de nuestras asociaciones. Pero se me ha mostrado que este plan no es correcto. Los diferentes ramos de nuestra obra son tan sólo partes de un gran todo. Tienen un solo centro...

En la obra del Evangelio el Señor utiliza diferentes instrumentos, y no debe permitirse que nada los separe. Nunca debiera establecerse un sanatorio como una empresa independiente de las iglesias. Nuestros médicos deben unirse con la obra del ministerio del Evangelio. A través de sus labores, las almas serán salvadas para que el nombre de Dios sea glorificado...

Dios no se propone que la obra misionera médica eclipse a la obra del mensaje del tercer ángel. El brazo no debe convertirse en cuerpo. El mensaje del tercer ángel es el mensaje de Evangelio para estos últimos días, y en ningún caso debe ser oscurecido por otros intereses y hacerse aparecer como algo que no es esencial. Cuando en nuestras instituciones se coloca una cosa encima del mensaje del tercer ángel, el Evangelio no es el poder impelente.--Testimonies for the Church 6:235-241 (1900).

El ministerio médico no debe tomar el lugar de la evangelización--La obra misionera médica no debe tomar el lugar del ministerio de la Palabra. No debe absorber los recursos que debieran utilizarse para sostener la obra de Dios en los países extranjeros. No importa de dónde venga el dinero que llega a la tesorería, de todos modos pertenece al Señor, y no debe emplearse en forma tan abundante para construir edificios en los Estados Unidos. Las donaciones del pueblo no deben derrocharse en líneas de trabajo que produzcan escasos resultados. Hay que proclamar la verdad a fin de preparar el camino del Señor. Hay que dar un sonido certero a la trompeta...

La obra misionera médica debe dejar lugar al ministerio de la Palabra. Nunca debe manifestarse desprecio en cuanto a la proclamación de la Palabra de Dios. No debe permitirse que el mensaje del tercer ángel se apague y muera.--Manuscrito 117, 1899.

La última obra ministerial--Deseo deciros que pronto dejará de realizarse obra en los ramos ministeriales, salvo la obra médica misionera. La obra de un ministro ha de ser ministrar. Nuestros pastores han de trabajar de acuerdo con el plan evangélico de ministrar...

Nunca seréis ministros de acuerdo con el orden evangélico, hasta que manifestéis un decidido interés en la obra médica misionera, el evangelio de sanar, bendecir y fortalecer...

Debido a las instrucciones que el Señor me ha dado, tengo el valor de ponerme de pie entre vosotros y hablaros como lo hago, no importa cuál sea el concepto que tengáis de la obra médica misionera. Deseo decir que la obra médica misionera es la obra de Dios. El Señor desea que cada uno de sus pastores se ponga a tono con esto. Emprended la obra médica misionera, y ella os dará acceso a la gente. Sus corazones serán tocados mientras ministráis a sus necesidades. Mientras atendéis sus sufrimientos, encontraréis oportunidades para hablarles del amor de Jesús.--Counsels on Health, 533 (1901).

Métodos sencillos

Cristo ha mostrado cómo ayudar a la humanidad--Leed el relato de cómo el Salvador alimentó a la multitud con cinco panes y dos peces... Esta provisión misericordiosa para las necesidades temporales ayudó a fijar en la mente de la gente las palabras de verdad llenas de gracia que él había hablado...

En este milagro, Cristo ha mostrado cómo la obra médica misionera ha de estar ligada con el ministerio de la Palabra. Sus discípulos han de tomar el pan de vida y el agua de la salvación, y darlos a los que anhelan ayuda espiritual. Y donde hay necesidad, han de alimentar a los hambrientos y vestir a los desnudos. Así duplican el servicio para el Maestro. La hermosura y la utilidad de la obra que hacemos por Dios consiste en su simetría, en su armonía y en su total adaptabilidad y eficiencia.--Manuscrito 5, 1901.

Acercaos a la humanidad sufriente--Cristo nos ha dejado un ejemplo, para que sigamos en sus pasos. El siempre atraía a los más necesitados, a los más desesperados, y éstos, atraídos por su simpatía, se acercaban a él. El asegura a toda alma sufriente, necesitada y pecadora, que ella nunca padecerá por falta de un gran Médico que le dé ayuda espiritual. Estamos demasiado lejos de la humanidad doliente. Acerquémonos a Cristo para que nuestras almas puedan ser llenadas de su gracia y de un deseo de dar su gracia a los demás.--Carta 17, 1903.

En los aspectos prácticos--Hemos de recordar que la obra de alcanzar a las almas no puede reducirse a un solo método. La obra evangélica médica misionera ha de ser conducida, no con la precisión de los lineamientos de un solo hombre, sino según los lineamientos de Cristo. Todo lo que se hace ha de llevar la impresión del Espíritu Santo. Hemos de obrar como Dios obró, en los mismos ramos prácticos. Entonces estaremos seguros.

La comisión divina no necesita reforma. La manera que Cristo tiene de presentar la verdad no puede mejorarse. El obrero que intenta producir métodos que atraigan las mentes mundanas, suponiendo que esto quitará las objeciones que éstas tienen para tomar la cruz, disminuye su influencia. Preservad la sencillez de la piedad.--Carta 123, 1903.

Preparados para dar tratamientos sencillos--Aprendan cómo dar tratamientos sencillos nuestros pastores que hayan tenido experiencia en la predicación de la Palabra, y entonces salgan como evangelistas médicos misioneros. Se necesitan ahora obreros: obreros médicos misioneros.--Manuscrito 141, 1903.

La enseñanza de los principios del sano vivir--Los obreros evangélicos deben ser capaces también de dar instrucción en los principios del sano vivir. Hay enfermedades por doquiera, y muchas de ellas podrían prevenirse si se obedecieran las leyes de la salud. Los hombres necesitan comprender la influencia de los principios de la salud sobre su bienestar, tanto para esta vida como para la venidera. Necesitan despertar a su responsabilidad con respecto a la habitación humana que su Creador les proporcionó como su morada, y de la cual él desea que sean fieles mayordomos.

Millares de personas necesitan recibir instrucción--y la recibirán gozosamente--con respecto a los sencillos métodos para tratar a los enfermos, métodos que están sustituyendo el empleo de drogas venenosas. Existe gran necesidad de instrucción respecto a la reforma dietética. Los hábitos equivocados referentes al comer y el uso de alimentos malsanos, son responsables en gran medida de la intemperancia, el crimen y la miseria que maldicen al mundo.

Al enseñar los principios higiénicos, mantened ante la mente el gran objetivo de la reforma; que su propósito es lograr el más alto desarrollo del cuerpo, de la mente y del alma. Mostrad que las leyes de la naturaleza, siendo leyes de Dios, han sido establecidas para nuestro bien; que su obediencia promueve la felicidad en esta vida y ayuda a prepararse para la vida venidera.

Estimulad a la gente a estudiar ese maravilloso organismo, el organismo humano, y las leyes por las cuales se gobierna. Los que perciban las evidencias del amor de Dios, los que comprendan algo del amor, la sabiduría y la magnificencia de sus leyes, y los resultados de su obediencia, llegarán a considerar sus deberes y sus obligaciones desde un punto de vista completamente distinto. En lugar de considerar la observancia de las leyes de la salud como un asunto de sacrificio o de abnegación, tendrán de él el concepto que realmente corresponde: lo tendrán como una inestimable bendición. Todo obrero evangélico debiera sentir que enseñar los principios de una vida sana es parte de la tarea que le ha sido señalada. Hay gran necesidad de esta clase de trabajo, y el mundo está abierto a su realización.--Counsels on Health, 389, 390 (1914).

Hay que dar instrucción sobre métodos culinarios saludables--Deberían instituirse clases culinarias para dar a las familias instrucciones tocantes al arte de preparar alimentos sanos. Las personas jóvenes y las de edad adulta deberían aprender a cocinar con más sencillez. En todo lugar donde la verdad sea presentada, debe enseñarse a la gente a preparar alimento de un modo sencillo a la vez que apetitoso. Debe demostrárseles que un régimen nutritivo puede ser alcanzado sin hacer uso de la carne.

Enseñad a la gente que más vale prevenir que curar. Nuestros médicos, como sabios educadores, deberían prevenir a cada uno contra la satisfacción de apetitos desordenados y mostrar que el único medio de evitar la ruina del cuerpo y de la mente consiste en abstenerse de las cosas que Dios prohibió.--Joyas de los Testimonios 3:361 (1909).

Importancia de las escuelas de arte culinario--Hay que establecer escuelas de arte culinario en muchos lugares. Esta obra puede comenzar en forma humilde, pero a medida que las cocineras expertas hagan lo mejor posible por enseñar a otros, el Señor les dará habilidad y entendimiento. El Señor dice: "No se lo prohibáis, porque yo me revelaré a ellas como su instructor". El trabajará con los que llevan a cabo sus planes enseñando a las gentes a llevar a cabo una reforma en su régimen de alimentación preparando alimentos sanos y baratos. Así es como los pobres serán animados a adoptar los principios de la reforma pro salud, serán ayudados a ser industriosos y a trabajar por sí mismos.

Se me ha indicado que hombres y mujeres capaces estaban siendo enseñados por Dios a preparar alimentos sanos y agradables en una forma conveniente. Muchos de ellos eran jóvenes pero había también algunos de edad madura. Se me ha indicado que estimule la realización de escuelas de arte culinario en todos los lugares donde se lleva a cabo obra misionera médica. Hay que presentar a la gente todo aliciente que la induzca a adoptar la reforma. Haced brillar ante ella toda la luz que sea posible. Enseñadle a realizar todas las mejoras que puedan en la preparación del alimento y estimuladla para que comparta con otros lo que aprenden.--Testimonies for the Church 7:113 (1902).

Hay que ir de casa en casa para enseñar a cocinar--Algunas personas debieran ir de casa en casa para instruir en el arte de cocinar alimentos sanos. Muchísimos serán rescatados de la degeneración física, mental y moral mediante la influencia de la reforma pro salud. Esos principios se recomendarán a sí mismos a los que buscan luz; y éstos seguirán avanzando desde ese punto hasta recibir toda la verdad para este tiempo.--The Review and Herald, 6 de junio de 1912.

Educad, educad, educad--Debemos educar, educar, educar, en forma agradable e inteligente. Debemos predicar la verdad, orar acerca de la verdad y vivir la verdad, colocándola, con sus influencias saludables y llenas de gracia, al alcance de los que no la conocen. Cuando los enfermos son colocados bajo el toque del Dador de la vida, sus facultades de la mente y del cuerpo son renovadas. Pero, a fin de que esto pueda acontecer, deben ellos practicar la abnegación, y ser temperantes en todas las cosas. Solamente así pueden salvarse de la muerte física y espiritual, y ser restaurados a la salud.

Cuando la maquinaria humana se mueve de acuerdo con las disposiciones vivificantes de Dios, según las presenta el Evangelio, la enfermedad es vencida, y la salud resurge rápidamente. Cuando los seres humanos trabajan en unión con el Dador de la vida, que ofreció su vida por ellos, pensamientos felices llenan la mente. El cuerpo, la mente y el alma son santificados. Los seres humanos aprenden del gran Maestro, y todo aquello que contemplan ennoblece y enriquece los pensamientos. Los afectos son atraídos con alegría y gratitud hacia el Creador. La vida del hombre que es renovado a la imagen de Cristo es como una luz que brilla en las tinieblas.--Medical Ministry, 262, 263 (1905).

Visión amplia de la obra--Hay que ejercer habilidad en el trato con los que son particularmente débiles. Si pretendemos enseñar a otros, primero nosotros mismos debemos aprender de Cristo. Necesitamos tener una visión amplia a fin de realizar una obra médica misionera genuina...

Debemos ejercer tacto al tratar con los que carecen de conocimiento y los que están extraviados. Mediante un esfuerzo perseverante realizado en su favor podemos ayudarles a ser útiles en la obra del Señor. Responderán prontamente a un interés paciente, tierno y amante.

Debemos colaborar con el Señor Jesús en la restauración de los ineficientes y de los que yerran en relación con el conocimiento y con la pureza. Esta obra tiene la misma importancia que la obra del ministerio evangélico.--Medical Ministry, 208, 209 (1905).

Contra el tabaco y en favor de la temperancia

El hombre ha vendido su razón--Satanás está cautivando al mundo mediante el uso del licor y el tabaco, el té y el café. La mente dada por Dios, que debiera mantenerse clara, se pervierte por el uso de los narcóticos. El cerebro queda incapacitado para discernir correctamente. El enemigo obtiene el control. Los hombres han vendido su razón a cambio de aquellas cosas que los enloquecen. No tienen idea de lo que es correcto. Sin embargo la maldición del licor ha sido legalizada y causa estragos indecibles en las manos de los que se complacen en meterse con aquello que no sólo arruina a la pobre victima sino también a toda su familia.

La maldición del consumo del licor queda demostrada por los terribles asesinatos que ocurren. La intemperancia está muy difundida. Resulta difícil determinar en qué medida las drogas intoxicantes pervierten los sentidos de los hombres.--Manuscrito 11, 1899.

Un deber importante--Hace años considerábamos la difusión de los principios de temperancia como uno de nuestros deberes más importantes. Asimismo deberíamos considerarlo hoy.--Medical Ministry, 266 (1907).

Métodos para presentar el mensaje de temperancia--El tema de la temperancia debe ser presentado con fuerza y claridad. Muéstresele a la gente que resultará bendición para ella la práctica de los principios de salud. Vean las personas lo que Dios se ha propuesto que lleguen a ser los hombres y las mujeres. Señalad el gran sacrificio hecho para la elevación y el ennoblecimiento de la raza humana. Con la Biblia en la mano, presentad los requerimientos de Dios. Decid a los oyentes que él espera que usen las facultades de la mente y el cuerpo de manera tal que lo honren. Mostradles cómo el enemigo está tratando de arrastrar a los seres humanos hacia abajo, induciéndolos a complacer el apetito pervertido.

Decidles con claridad, sencilla y fervorosamente, cómo millares de mujeres y de hombres están usando el dinero de Dios para corromperse a sí mismos y para hacer de este mundo un infierno. Se gastan millones en lo que enloquece a los hombres. Presentad este asunto con tanta claridad que su fuerza no pueda sino advertirse. Hablad luego a vuestros oyentes acerca del Salvador, que vino a este mundo para salvar a los hombres y mujeres de todas las prácticas pecaminosas. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna".

Pedid a los que asisten a las reuniones que os ayuden en la tarea que estáis tratando de hacer. Mostradles cómo los malos hábitos producen como resultado la enfermedad del cuerpo y de la mente, y miseria indescriptible. El uso de bebidas alcohólicas e intoxicantes está privando a millares de personas de su razón. Y sin embargo, la venta de estas bebidas es legal. Decidles que tienen un cielo que ganar y un infierno del cual huir. Pedidles que firmen la promesa. La comisión del gran yo soy ha de ser vuestra autoridad. Tened las promesas preparadas y presentadlas al fin de la reunión.

No debe tratar de hacer esta obra un solo hombre. Unanse varios en un esfuerzo tal. Preséntense con un mensaje del cielo, imbuidos con el poder del Espíritu Santo. Avancen con toda su fuerza, con palabras hechas elocuentes por la eficacia del Espíritu. Pidan a sus oyentes que colaboren en la obra de amonestar a las ciudades. Muéstrese a hombres y mujeres el mal que hay en la costumbre de gastar dinero en complacencias que destruyen la salud de la mente, el cuerpo y el alma...

El reino de Cristo no se establece con ayuda de la ostentación ni por la adaptación a las costumbres mundanas, en cambio se establece por medio de la implantación de la naturaleza de Cristo en la humanidad mediante la obra del Espíritu Santo. "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios". Juan 1:12, 13. Este es el único poder que puede obrar en favor de la elevación de la humanidad. Y el instrumento humano que debe usarse para realizar esta obra es la enseñanza y la predicación de la Palabra de Dios.--Manuscrito 42, 1905.

Un fumador de tabaco que encontró ayuda--En Australia conocí a un hombre a quien se consideraba libre de intemperancia, a no ser por un hábito. Usaba tabaco. Fue a escucharnos a la carpa, y una noche después de volver a su casa, como después nos dijo, luchó contra el hábito de usar tabaco y ganó la victoria. Algunos de sus parientes le habían dicho que le regalarían cincuenta libras esterlinas si conseguía desprenderse de su tabaco. Pero a pesar de eso no lo había conseguido. "Pero--nos dijo--cuando Ud. nos presentó los principios de la temperancia en la forma como lo hizo, no pude resistirlo. Ud. nos habló de la abnegación de Uno que dio su vida por nosotros. No lo conozco ahora, pero deseo conocerlo. Nunca he orado en mi casa. Pero ahora he dejado mi tabaco, y hasta ahí es donde he llegado".

Oramos con él, y después de separarnos le escribimos una carta y volvimos a visitarlo. Finalmente se entregó a Dios y ahora se ha convertido en una columna de la iglesia que funciona en el lugar donde vive. Está trabajando de todo corazón para llevar a sus amigos y familiares al conocimiento de la verdad.--The General Conference Bulletin, 23 de abril de 1901.

Victoria por medio de la fe--En esta obra, todas las clases serán alcanzadas. Cuando el Espíritu Santo obra entre nosotros, las almas que no están listas para la venida de Cristo son convencidas de su culpa. Muchos acuden a nuestras reuniones y se convierten, aunque durante años no habían asistido a ninguna reunión en iglesia alguna. La sencillez de la verdad llega a sus corazones. Los adictos al tabaco sacrifican su ídolo y los bebedores sacrifican su licor. No podrían hacerlo si no se aferraran por fe a las promesas de Dios que les ofrecen perdón de sus pecados. La verdad tal como está en la Palabra se presenta a encumbrados y a humildes, a ricos y a pobres, y los que aceptan el mensaje llegan a ser obreros con nosotros y con Dios, y así se constituye una poderosa fuerza para trabajar armoniosamente. Esta es nuestra obra.--Manuscrito 3, 1899.

La evangelización médica en las ciudades

De ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo--Cristo, el Mensajero del pacto, llevó a todos las nuevas de la salvación, a ricos y a pobres, a libres y siervos. ¡Cómo acudía la gente a él! Venían de lejos y de cerca en busca de curación. Y él los sanaba a todos. Su fama como Gran Médico se extendió por toda Palestina, desde Jerusalén hasta Siria. Los enfermos acudían a los lugares donde pensaban que él pasaría, a fin de pedirle ayuda, y él los sanaba de sus enfermedades. También venían los ricos, ansiosos de oír sus palabras y de recibir un toque de su mano. Así iba de ciudad en ciudad, y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio y sanando a los enfermos; era el Rey de gloria ataviado con el vestido humilde de la humanidad.--The Review and Herald, 23 de julio de 1914.

El llamamiento de Dios--Dios llama no solamente a ministros, sino también a médicos, enfermeros, colportores, obreros bíblicos, y a otros laicos consagrados de diversos talentos que conocen la Palabra de Dios y el poder de su gracia, y los invita a considerar las necesidades de las ciudades sin amonestar. El tiempo pasa rápidamente, y hay mucho que hacer. Deben usarse todos los agentes, para que puedan ser sabiamente aprovechadas las oportunidades actuales.--Los Hechos de los Apóstoles, 129 (1906).

Una puerta de entrada en los hogares--La obra médica misionera es una puerta a través de la cual la verdad debe entrar en muchos hogares en las ciudades. En toda ciudad hay gente que apreciará las verdades del mensaje del tercer ángel.--Counsels on Health, 556 (1906).

En todas las series de evangelización--Los principios de la reforma pro salud deben proclamarse como una parte de la obra en estas ciudades. La voz del mensaje del tercer ángel debe oírse con poder. Formen parte las enseñanzas de la reforma pro salud de cada esfuerzo realizado para presentar la luz de la verdad a la gente. Elíjanse los obreros entre los que están capacitados para enseñar la verdad acertadamente y en forma clara y sencilla.--Medical Ministry, 304 (1910).

Atrasados en la obra--Estamos muy atrasados en la obra que debiéramos haber hecho en estas ciudades descuidadas por tanto tiempo. El trabajo resulta ahora más difícil de lo que hubiera sido hace unos pocos años. Pero si emprendemos la obra en el nombre del Señor las barreras se quebrantarán y ganaremos victorias decididas.

En esta obra se necesitan médicos y ministros del Evangelio. Debemos presentar insistentemente nuestras peticiones al Señor y hacer lo mejor posible, avanzando con todas las energías de que dispongamos para conseguir entrar en las grandes ciudades. Si en el pasado hubiésemos trabajado de acuerdo con los planes del Señor, estarían brillando intensamente muchas luces que ahora se están apagando.--Medical Ministry, 301, 302 (1909).

Hay que dar a las masas los mensajes de salud y temperancia--Hay una gran obra que debe realizarse para llamar la atención de la gente a los principios de la reforma pro salud. Hay que celebrar reuniones públicas para introducir el tema, y hay que dictar cursillos en los que las personas interesadas puedan aprender con más detalles las instrucciones acerca de nuestros alimentos saludables y de la manera de preparar platos sanos, nutritivos y apetitosos sin usar carne, té ni café...

Presentad el asunto de la temperancia con todo el poder de la unción del Espíritu Santo. Mostrad la necesidad de una abstinencia completa de todo licor intoxicante. Hablad del daño terrible que se provoca en el organismo por el uso de tabaco y alcohol. Explicad cuáles son los métodos que empleáis para dar tratamientos. Sean las charlas presentadas de tal naturaleza que sirvan para ilustrar a vuestros oyentes. Dios manifiesta misericordia hacia los impíos. Estas reuniones serán una oportunidad para exponer lo que la reforma pro salud es en realidad.--Carta 343, 1904.

Sanatorios cerca de las ciudades importantes--El Señor me ha mostrado que debiera haber sanatorios cerca de muchas ciudades importantes... Hay que proveer lugares apropiados adonde llevar a los enfermos y los que sufren lejos de las ciudades, quienes no tienen ninguna información sobre nuestro pueblo y apenas saben algo de la verdad bíblica. Hay que llevar a cabo todo esfuerzo posible para enseñar a los enfermos que la enfermedad puede curarse por métodos racionales de tratamientos, sin recurrir a drogas perjudiciales. Hay que separar a los enfermos del ambiente y las asociaciones nocivos y en cambio colocarlos en nuestros sanatorios donde puedan recibir los tratamientos impartidos por enfermeras y médicos cristianos, y donde puedan conocer la Palabra de Dios.--Carta 63, 1905.

Colocando las bases para el mensaje--El Señor desea que en muchos lugares se lleven a cabo esfuerzos renovados para fundar pequeños centros médicos. Hay que hacer una obra que abra el camino para la promulgación de la verdad, y eso aumentará la fe de las almas...

Hay muchos campos que deben trabajarse y no hay que tomar medidas para establecer varias grandes empresas en unas pocas localidades favorecidas. El Señor me ha instruido diciéndome que no debemos establecer muchos centros grandes, porque en todos los campos debieran haber facilidades para llevar a cabo la obra con éxito. Por esta razón no debía permitirse que unas pocas instituciones grandes agoten todos los recursos financieros. En ciudades grandes y pequeñas, y también en los poblados que quedan fuera de las ciudades, debieran mantenerse centros pequeños con atalayas fieles que trabajen por las almas. Dondequiera que vaya el misionero, después de sus esfuerzos debiera establecerse allí un pequeño centro médico para apresurar el adelantamiento de la obra. Cuando los siervos de Dios hagan fielmente su obra, la Providencia abrirá el camino para estas facilidades en muchos lugares.

Hay que llevar a cabo esfuerzos en los caminos y en los vallados. No estamos desarrollando la obra de acuerdo con los mejores planes. Debiéramos planear dividir y subdividir nuestras fuerzas de trabajo a fin de trabajar en nuevos campos.--Carta 30, 1911.

Las ciudades de muchos países--La obra médica misionera es la mano derecha del Evangelio. Es necesaria para el progreso de la obra de Dios. A medida que los hombres y las mujeres sean guiados a la comprensión de la importancia de los hábitos correctos del sano vivir, se irá revelando el poder salvador de la verdad. En toda ciudad han de entrar obreros preparados para realizar obra médica misionera. Como la mano derecha del mensaje del tercer ángel, los métodos de Dios para tratar la enfermedad abrirán puertas para la entrada de la verdad presente. Las publicaciones referentes a la salud han de circular por muchos países. Nuestros médicos de Europa y de otros países debieran despertar a la necesidad de que hombres que estén en el mismo terreno y que puedan encontrar a la gente donde está y ofrecerles la instrucción más esencial, preparen libros sobre temas de salud.--Testimonies for the Church 7:59 (1902).

La evangelización por medio de las instituciones

Establecidos para promover el Evangelio--Predicar el Evangelio significa más de lo que muchos se imaginan. Es una obra amplia y de mucho alcance. Se me ha indicado que nuestros sanatorios constituyen medios muy eficaces para la promoción del Evangelio.--Manuscrito 5, 1908.

Para dar salud al alma--Algunos serán atraídos por una fase del Evangelio y otros por una fase diferente. Nuestro Senor nos ha indicado que trabajemos de tal modo que podamos alcanzar a todas las clases. El mensaje debe ir a todo el mundo. Nuestros sanatorios han de ayudar a acrecentar el pueblo de Dios. No debemos establecer unas pocas instituciones de tamaño descomunal, porque en esa forma sería imposible dar a los pacientes los mensajes que les proporcionarán salud al alma. Hay que establecer sanatorios pequeños en muchos lugares.--Medical Ministry, 327 (1905).

Hay que hacer atractivo el Evangelio--Los que se vinculan con nuestros sanatorios deben ser educadores. Deben hacer atractivo el Evangelio mediante palabras agradables y obras bondadosas. Como seguidores de Cristo, debieran procurar causar la impresión más favorable con la religión que profesan e inspirar pensamientos nobles. Algunos serán afectados por la influencia de ellos en el tiempo presente y en la eternidad.

Podemos obtener las victorias más preciosas en la obra de ayudar a otros. Debiéramos dedicarnos con celo incansable, con diligente fidelidad, con abnegación y con paciencia a la obra de ayudar a los que necesitan mejorar. Las palabras bondadosas y estimulantes realizarán maravillas. Hay muchos que se mostrarán dispuestos a mejorar si se realiza un esfuerzo constante y gozoso en favor de ellos, sin criticarlos ni reprenderlos. Cuanto menos critiquemos a otros, tanto mayor será la influencia benéfica que ejerceremos sobre ellos. En el caso de muchos, las amonestaciones frecuentes y categóricas les causarán más daño que beneficio. Tratemos a todos con una bondad como la que Cristo manifestó.--Medical Ministry, 208, 209 (1905).

El gran objetivo--La conversión de las almas es el único gran objetivo que ha de procurarse en nuestras instituciones médicas. Para ese propósito fueron establecidas estas instituciones. El enfermo y el afligido, al venir a nuestros sanatorios, se ponen al alcance de los obreros evangélicos que trabajan por ellos. ¡Oh, qué preciosas oportunidades se nos ofrecen así de sembrar la semilla de la verdad!--Carta 213, 1902.

Hay que presentar el mensaje juiciosamente--Sea la atmósfera espiritual de estas instituciones de tal naturaleza, que hombres y mujeres que llegan a ellas para recibir tratamiento para sus cuerpos enfermos, aprendan la lección que les enseña que sus almas enfermas necesitan curación...

Allí pueden presentarse charlas sencillas para mostrar a los enfermos cuál es su única esperanza para la salvación del alma. Las reuniones religiosas deben ser cortas y al punto, y resultarán una bendición para los oyentes. La palabra de Aquel que fundó el mundo en seis días y que en el séptimo "cesó y reposó", debiera presentarse con eficacia ante la mente...

Hay que colocar publicaciones que contengan las verdades preciosas del Evangelio en las habitaciones de los pacientes o en los lugares donde tengan acceso fácil a ellas. En cada sanatorio debiera haber una biblioteca con libros que contengan la luz del Evangelio. Hay que hacer planes juiciosos para que los pacientes tengan acceso constante al material de lectura que contiene la luz de la verdad presente...

Sean nuestros sanatorios lo que deben ser: hogares donde se administre curación a las almas enfermas. Y esto será cuando los obreros tengan una relación viviente con el Gran Sanador.--Manuscrito 5, 1908.

Obreros que puedan prestar ayuda espiritual--En nuestros sanatorios, más que en cualquier otra parte del mundo, necesitamos médicos profundamente convertidos y obreros prudentes, hombres y mujeres que no importunen a los enfermos con sus ideas peculiares, sino que presenten las verdades de la Palabra de Dios en una forma que consuele, anime y bendiga a los pacientes. Nuestros sanatorios han sido establecidos para que lleven a cabo esta obra, para que presenten correctamente las verdades de la Palabra de Dios y conduzcan la mente de todos hacia Cristo.

Sean cortos los servicios religiosos celebrados cada día, pero tengan un carácter educativo. Presentad la Biblia y su Autor, el Dios del cielo y de la tierra, y a Cristo su Hijo, el Gran Don de Dios al mundo. Decid a los pacientes cómo el Salvador vino al mundo para revelar el amor de Dios hacia los hombres. Presentad ante ellos su gran sacrificio realizado al venir a vivir y morir a esta tierra. Proclamad que por medio de la fe en Cristo cada ser humano pecador puede llegar a ser participante de la naturaleza divina y aprender a colaborar con Dios en la obra de salvación.--Medical Ministry, 208 (1909).

Eliminando el prejuicio--Las instrucciones dadas a los pacientes en nuestros sanatorios no deben presentarse bajo la forma de leyes que tienen que obedecerse. Estas palabras fueron pronunciadas: "Todo lo que puede hacerse debe hacerse para llevar a los enfermos y afligidos hacia el camino de la verdad y la justicia. La obra médica misionera es un medio para conseguir esto. No sabemos cuánto prejuicio se suprime cuando la gente se pone en relación con obreros médicos misioneros genuinos. Al tratar médicos y enfermeras de hacer en favor de los que sufren la obra que Cristo realizó cuando estuvo en esta tierra, la verdad para este tiempo obtendrá acceso a sus mentes y corazones"...

Los cultos vespertinos celebrados en nuestros sanatorios debieran conducirse en tal forma que se dé oportunidad para formular preguntas.--Carta 213, 1902.

Asuntos doctrinales--La sala del sanatorio, donde se reúne un grupo heterogéneo de pacientes, no es el lugar donde debe hablarse de temas doctrinales. Ganen la confianza nuestras vidas consecuentes y despierten el deseo de conocer la razón por la cual creemos en la forma como lo hacemos. Luego invítese a los que preguntan a que asistan a las reuniones del sábado.--Manuscrito 53, 1899.

Una restricción juiciosa--Tenéis una obra importante que llevar a cabo en los sanatorios. En vuestro ministerio en favor de los pacientes, no permitáis que obtengan la impresión de que estáis muy ansiosos de que ellos comprendan y acepten nuestra fe. Es natural que se manifieste un intenso fervor para conseguir esta finalidad. Pero con frecuencia se hace necesaria una restricción juiciosa. En algunos casos las palabras que podrían parecer apropiadas causarían un gran daño y cerrarían una puerta que de otro modo se habría mantenido abierta.

Manifestad tierno amor y poned en práctica vuestra paciencia con buen juicio. Cuando veis una buena oportunidad de afirmar una verdad en forma contundente en una conversación, pero hiriendo a vuestro interlocutor, es mejor que os abstengáis de hacerlo. No presentéis en todas las ocasiones las pruebas más firmes que poseáis, porque esto hará surgir la sospecha de que os proponíais solamente convertir a vuestro interlocutor a la fe adventista.

La Palabra sencilla de Dios tiene un gran poder para convertir a la verdad. Dejad que la Palabra hable y haga su obra. Manifiéstese buen juicio en las reuniones de evangelización. No forcéis la presentación de un punto que sea una piedra de toque. Esperad hasta que se hagan preguntas. Dejad que vuestro ejemplo enseñe. Dejad que las palabras y las obras demuestren que creéis las palabras del Maestro viviente.--Carta 308, 1906.

Un enfoque discreto--La verdad viva de Dios debe darse a conocer en nuestras instituciones médicas. Esto no significa que el médico ni cualquier otro de los obreros tenga que presentar la verdad a todos. Esa no es la forma de hacer las cosas. La verdad puede presentarse sin hacer esto. Las enfermeras y los obreros no deben ir a los pacientes y decirles: "Nosotros creemos en el mensaje del tercer ángel". Esa no es su obra, a menos que los pacientes deseen escuchar, a menos que sus objeciones hayan desaparecido y sus corazones se hayan enternecido.

Obrad de tal modo que los pacientes vean que los adventistas son un pueblo con sentido común. Obrad de tal modo que sientan que la institución es un lugar de descanso. Hay que proclamar la verdad bíblica, pero no hay que presentar a todos los pacientes puntos especiales de la verdad. Si os hacen preguntas, entonces dadles las razones de vuestra fe. En esta forma se hará brillar la luz.

Puede invitarse a los pacientes a nuestras reuniones y allí oirán la verdad, sabiendo al mismo tiempo que nadie los importunará para que la acepten. Entonces, cuando salgan del sanatorio y oigan que alguno dice: "No quiero ir allá para que me obliguen a ser un adventista", les dirán que los obreros del sanatorio no importunan a nadie con la verdad.

Sería imposible impedir que los pacientes pregunten acerca de nuestra fe. Hay quienes sienten hambre y sed por la verdad y los tales la encontrarán. Esta es la razón por la cual queremos que nuestra institución se establezca de inmediato.--Manuscrito 111, 1899.

El testimonio de una vida cristiana consecuente--Estas verdades sagradas, creídas y practicadas, no deben llevarse en forma coercitiva sino con el espíritu del Maestro. El Espíritu Santo alcanzará las mentes nobles y el mejor espíritu de los hombres. En todos nuestros sanatorios debiera haber hombres que comprendan la doctrina de la verdad y que puedan presentarla en forma escrita y hablada. Serán puestos en relación con hombres de mentes nada mezquinas, y debieran hablarles con el mismo fervor con el que le hablarían a un hijo único. Debiera ser nuestro propósito, dijo el Señor, no colocar en posiciones de responsabilidad a hombres que no estén capacitados por su experiencia, a hombres que no consideren profundamente la verdad de la Biblia.

Muchos suponen que la apariencia, el estilo y la ostentación harán una gran obra en la tarea de alcanzar a las clases más elevadas. Pero esto constituye un error. Esas personas pueden detectar tales cosas. La apariencia tiene algo que ver, en realidad tiene mucho que ver, con las impresiones que se hagan en las mentes, pero la apariencia debe tener como respaldo la piedad. Sea manifiesto que los obreros están unidos con Dios y el cielo. No debiera realizarse ningún esfuerzo para obtener reconocimiento de parte de los hombres mundanos a fin de dar fama e influencia a la obra en estos últimos días. El arte de practicar lo que se cree es una joya. Nuestra fe, nuestra vestimenta y nuestro comportamiento deben estar en armonía con el carácter de nuestra obra, la presentación del mensaje más solemne que alguna vez se haya dado al mundo.

Nuestra obra consiste en conseguir que los hombres crean en la verdad, en ganarlos mediante la predicación y también el ejemplo, por medio de vidas piadosas. Hay que practicar la verdad en toda circunstancia, demostrando la compatibilidad de la fe con la práctica. El valor de nuestra fe se manifestará mediante los frutos que produzca. El Señor puede impresionar, e impresionará, a los hombres con nuestro intenso fervor. Nuestra vestimenta, nuestro comportamiento, nuestra conversación y la profundidad de una experiencia creciente en los asuntos espirituales, todo esto debe demostrar que los principios de la verdad que manejamos son una realidad para nosotros. En esta forma la verdad resultará impresionante como un gran todo, y se impondrá al intelecto. La verdad, la verdad bíblica, debe convertirse en autoridad para la conciencia y en el amor y la vida del alma.--Carta 121, 1900.

No palabras sino obras--Con respecto a la tarea de dar a conocer nuestra fe no hay que hacer ningún esfuerzo decidido para ocultarla, y no hay que llevar a cabo ningún esfuerzo imprudente para hacerla prominente. Acudirán al sanatorio personas que se encuentran en condición favorable para ser impresionadas por la verdad. Si formulan preguntas acerca de nuestra fe sería adecuado manifestar lo que creemos, en forma clara y sencilla. La piedad que mora en el interior imparte un poder a la conducta del verdadero creyente, que lo convierte en una influencia para el bien.

Pero en este asunto debiéramos obrar con discreción. Hay personas concienzudas que piensan que su deber consiste en hablar mucho de puntos de fe sobre los cuales hay diferencia de opinión, en una manera que despierta la combatividad de las personas con quienes conversan. Una sola de estas acciones prematuras y poco juiciosas puede cerrar los oídos de una persona que de otro modo habría escuchado pacientemente, y que ahora ejercerá una influencia desfavorable en otros. En esta forma surgen raíces de amargura que contaminan a muchos. Debido a la indiscreción de uno, los oídos y los corazones de muchos pueden cerrarse a la verdad.

Es un hecho conocido de todos que los celosos miembros de diferentes denominaciones han cultivado y manifestado poquísimo candor en su estimación de los que difieren con ellos sobre asuntos religiosos. Los que pertenecen a esta clase esperan encontrar el mismo espíritu irrazonable entre los adventistas y luego se colocan su armadura y se preparan para resistir todo lo que discrepe de sus puntos de vista particulares.

En el pasado algunos en el sanatorio han pensado que era su deber presentar en todas partes la cuestión del sábado. Han importunado a los pacientes con este tema con fervor y persistencia. A tales personas los ángeles de Dios les dirían: "No pronunciéis palabras sino haced obras". La vida diaria dice mucho más que cualquier cantidad de palabras. El gozo estable, la tierna bondad, la bondad cristiana, la paciencia y el amor derretirán el prejuicio y abrirán el corazón para que reciba la verdad. Hay pocas personas que comprenden el poder de estas influencias preciosas.--Manuscrito 53, 1899.

El médico consagrado y la enfermera misionera

Los médicos y las enfermeras cristianos--El Señor ha ordenado que los médicos y las enfermeras cristianos trabajen en relación con los que predican la Palabra. La obra misionera médica debe estar unida con el ministerio evangélico médico.--Medical Ministry, 240 (1908).

El ejemplo de Lucas--En nuestra obra de hoy el ministerio de la Palabra y la obra médica misionera deben combinarse.

A Lucas se lo llama "el médico amado". Pablo oyó hablar de su habilidad como médico y lo buscó como alguien a quien el Señor le había confiado una obra especial. Consiguió su colaboración en su trabajo. Después de un tiempo lo dejó en Filipo. Allí Lucas prosiguió trabajando durante muchos años, prestando un doble servicio como médico y como ministro del Evangelio. Ciertamente era un médico misionero. Hacía su parte y luego buscaba al Señor para que su poder sanador reposara sobre los afligidos. Su habilidad médica abría el camino para que el mensaje evangélico hallase acceso a los corazones. Le abría muchas puertas y le proporcionaba la oportunidad de predicar el Evangelio entre los paganos...

Es el plan divino que trabajemos como lo hicieron los discípulos. Relacionados con el Sanador divino podemos hacer mucho bien en el mundo. El Evangelio es el único antídoto contra el pecado. Como testigos de Cristo debemos dar testimonio de su poder. Debemos llevar los afligidos al Salvador. Su gracia transformadora y su poder obrador de milagros ganarán muchas almas para la verdad. Su poder sanador, unido con el mensaje evangélico, hará que se tenga éxito en las emergencias. El Espíritu Santo obrará en los corazones y veremos la salvación de Dios. En un sentido especial nuestra obra consiste en sanar a los enfermos...

El transcurso del tiempo no ha ocasionado cambio alguno en la promesa que Cristo hizo al partir de este mundo. El está hoy con nosotros tal como lo estuvo con los discípulos, y estará con nosotros "hasta el fin". Cristo ordenó que una sucesión de hombres proclamara el Evangelio, derivando su autoridad de él, el Gran Maestro.--Carta 134, 1903.

Conferencias públicas dadas por médicos--El médico que es al mismo tiempo un maestro religioso encontrará que hay una obra que puede hacer que resultará en la salvación de las almas. La exposición sensata de la enseñanza religiosa, respaldada por un "así dice Jehová", tendrá una influencia salvadora. Un médico puede hablar de tal forma que lo inviten a dar conferencias ante diferentes grupos, y aceptarán lo que diga. Como maestro, un médico puede aprovechar estas oportunidades, porque la Palabra de Dios debe proclamarse abundantemente.--Carta 4, 1910.

Oportunidades singulares para las enfermeras misioneras--En cada lugar donde se predica la verdad debería realizarse un esfuerzo ferviente para predicar el Evangelio a los pobres y para sanar a los enfermos. Esta obra, hecha fielmente, añadirá a la iglesia muchas almas de los que se salvarán. Los que se dedican al trabajo de casa en casa encontrarán oportunidades de servir de muchas maneras. Debieran orar por los enfermos y hacer todo lo posible por aliviar su sufrimiento. Debieran trabajar entre los humildes, los pobres y los oprimidos. Debemos orar por y con los desvalidos que no tienen fuerza de voluntad para controlar los apetitos que la pasión ha degradado. Hay que llevar a cabo un esfuerzo serio y perseverante por la salvación de aquellos en cuyos corazones se despierta el interés. Muchos pueden ser alcanzados únicamente mediante actos de bondad desinteresada. En primer lugar hay que satisfacer sus necesidades físicas. A medida que vean evidencias de nuestro amor abnegado, será más fácil para ellos creer en el amor de Cristo.

Las enfermeras misioneras están mejor calificadas para realizar esta obra, pero otras personas debieran relacionarse con ellas. Estas, aunque no hayan recibido educación especial y no se hayan preparado como enfermeras, pueden aprender de sus hermanas obreras el mejor método para trabajar.--Testimonies for the Church 6:83, 84 (1900).

Hay que alcanzar a las clases superiores--Médicos cuyas habilidades profesionales están por encima de las del obrero común, debieran dedicarse al servicio de Dios en las ciudades populosas. Debieran procurar alcanzar a las clases superiores...

Los médicos misioneros que se ocupan en tareas evangélicas están haciendo una obra tan elevada como la que realizan sus hermanos que se ocupan en la obra ministerial. Esta clase de obra médica combinada con la obra ministerial, no debe limitarse a las clases más pobres. Las clases más elevadas han sido incomprensiblemente pasadas por alto. En las clases sociales superiores se encontrará a muchos que responderán a la verdad porque ésta es consecuente y lleva la estampa del carácter superior del Evangelio. No pocos hombres de habilidad entrarán enérgicamente en la obra. Utilizando los talentos que Dios les ha dado serán productores tanto como consumidores.

El médico fiel y el ministro trabajan en la misma obra. Debieran trabajar en completa armonía. Deben consultarse mutuamente. Mediante su unidad darán testimonio de que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para salvar a todos los que crean en él como su Salvador personal.--Manuscrito 79, 1900.

Ministerio espiritual del médico--La obra del verdadero médico misionero es mayormente una obra de carácter espiritual. Incluye la oración y la imposición de manos; por lo tanto debiera separárselo para esta obra con la misma piedad con que se separa al ministro del Evangelio. Los que son elegidos para desempeñarse como médicos misioneros deben ser separados como tales. Esto los fortalecerá contra la tentación a apartarse de la obra en el sanatorio para dedicarse a la práctica privada. No debiera permitirse que ningún motivo egoísta aparte al obrero de su puesto del deber. Vivimos en un tiempo de responsabilidad solemne, un tiempo cuando hay que realizar una obra consagrada. Busquemos al Señor con diligencia y entendimiento.--Manuscrito 5, 1908.

Consejos para lograr el equilibrio

Nuestro triple ministerio--Dios obra por medio de instrumentos, o segundas causas. El emplea el ministerio evangélico, la obra médica misionera y las publicaciones que contienen la verdad presente para impresionar los corazones. Todos estos elementos adquieren eficacia por medio de la fe. Cuando la verdad es escuchada o leída, el Espíritu Santo la graba profundamente en los que escuchan y leen con un ferviente deseo de conocer lo que es recto. El ministerio evangélico, la obra médica misionera y nuestras publicaciones son los instrumentos de Dios. Ninguno ha de reemplazar al otro.--Carta 54, 1903.

Añádase la palabra "médica"--La obra del ministerio evangélico no debe disminuir en eficacia, sino que debe aumentar hasta convertirse en un instrumento para iluminar al mundo. Hay que hacer todo lo posible para enviar más obreros al campo de labor. No hay que ejercer ninguna influencia para impedir que los jóvenes se califiquen para la obra misionera ministerial. A esto debemos añadir la palabra "médica", porque es indispensable que el ministro evangélico posea un conocimiento de la enfermedad y sus causas. Debiera saber cómo ayudar a los enfermos. Debiera ser capaz de enseñar a la gente cómo debe tratar la casa [el cuerpo] en la que vivimos. Esto constituye una parte del Evangelio.--Carta 123, 1900.

Nuestra obra es tan distintiva como la de Müller--Dios no ha encargado ahora a su pueblo la misma obra que encargó a Müller. Müller realizó una obra noble. Pero Dios ha dado a su pueblo una obra que debe llevar a cabo con un plan diferente. Les ha dado un mensaje para todo el mundo. Deben entrar en un territorio tras otro y llevar a cabo una acción agresiva contra los pecados que destruyen el alma.--Carta 33, 1900.

Trabajo equilibrado en favor de los ricos y los pobres--Ultimamente [1899], se ha despertado un gran interés por las clases desposeídas y en favor de los pobres; se ha comenzado una gran obra para elevar a los necesitados y envilecidos. Esto constituye una buena obra en sí misma. Siempre debiéramos manifestar el espíritu de Cristo y debiéramos hacer el mismo trabajo que él realizó por la humanidad sufriente. El Señor tiene una obra que debe hacerse por los desamparados. Es indudable que algunos tienen el deber de trabajar entre ellos y de procurar salvar las almas que perecen. Esto tendrá lugar con la proclamación del mensaje del tercer ángel y la recepción de la verdad bíblica. Pero existe el peligro de recargar a todos con esta clase de trabajo debido a la intensidad con la que se lleva a cabo. Existe el peligro de inducir a algunos hombres a concentrar sus energías en esta línea de actividad cuando Dios los ha llamado a realizar algún otro trabajo.

La gran cuestión de nuestro deber hacia la humanidad es un asunto serio, y se necesita mucha de la gracia de Dios para decidir cómo trabajar de tal modo que se realice la mayor cantidad de bien. No todos son llamados a comenzar su obra trabajando entre las clases más bajas. Dios no requiere que sus obreros obtengan su educación y preparación a fin de dedicarse exclusivamente a estas clases.

La dirección de Dios se manifiesta en una forma en que afirmará la confianza en que la obra ha sido proyectada por él y en que principios sólidos están a la base de cada acción. Pero he recibido instrucción de Dios según la cual es peligroso hacer planes para favorecer a los desamparados en una forma que conduzca a proyectos irregulares producidos por brotes pasajeros de entusiasmo. Estos no producirán ningún resultado benéfico real. Así se estimulará a un grupo de personas a llevar a cabo una clase de trabajo que no fortalecerá en lo mínimo todas las partes de la obra por medio de una acción armoniosa.

La invitación evangélica debe darse a los ricos y a los pobres, a los encumbrados y a los humildes, y por lo tanto debemos proyectar los medios necesarios para llevar la verdad a nuevos lugares y a todas las clases de gente. El Señor nos dice: "Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa". Lucas 14:23. Dice: "Comenzad en los caminos; trabajad cabalmente los caminos; preparad un grupo que se una a vosotros para llevar a cabo la misma obra que Cristo hizo al buscar y salvar a los perdidos".

Cristo predicó el Evangelio a los pobres, pero no limitó su trabajo únicamente a esta clase. Trabajó por todos los que quisieron oír su palabra, y no sólo por los publicanos y los desamparados, sino también por los fariseos ricos y educados, el noble judío, el centurión y el dirigente romano. Esta es la clase de obra que siempre he considerado que debiera realizarse. No debemos poner en tensión cada músculo y nervio espirituales para trabajar por las clases inferiores y convertir esa obra en el centro de todo. Hay otros a quienes también debemos conducir al Maestro, almas que necesitan la verdad, que llevan responsabilidades y que trabajarán con toda su habilidad santificada en favor de los lugares elevados tanto como de los lugares humildes.

La obra en beneficio de las clases pobres no tiene límites. Nunca podrá completarse y debe tratarse como una parte del gran todo. Dar nuestra primera atención a esta obra mientras hay grandes porciones de la viña del Señor que necesitan cultivo porque todavía no se las ha tocado, sería comenzar en el lugar equivocado. La obra médica misionera es para el mensaje del tercer ángel lo que el brazo derecho es para el cuerpo. Pero el brazo derecho no debe convertirse en todo el cuerpo. La obra de buscar a los desamparados es importante, pero no debe convertirse en la gran carga de nuestra misión.--Medical Ministry, 311, 312 (1899).

Una obra proporcionada--La obra médica misionera no debe llegar a ser desproporcionada. Debe ser una obra que esté en armonía con el resto de la obra.--Carta 38, 1899.

La salud de los obreros--Los que ponen toda su alma en la obra médica misionera, que trabajan incansablemente, en peligros, en privaciones, en muchos desvelos, en trabajo y fatiga, corren el peligro de olvidar que deben ser guardianes fieles de sus propias facultades mentales y físicas. No deben someterse a esfuerzos excesivos. Pero están llenos de celo y fervor, de modo que algunas veces obran imprudentemente y se someten a exigencias demasiado grandes. A menos que tales obreros realicen un cambio, el resultado será que enfermarán y su salud se quebrantará.

Si bien es cierto que los obreros de Dios deben estar llenos de noble entusiasmo, y deben seguir con determinación el ejemplo del obrero divino, el gran Médico Misionero, no deben amontonar demasiadas cosas en un solo día de trabajo. Si lo hacen, pronto tendrán que abandonar la obra, completamente quebrantados debido a que han tratado de llevar una carga demasiado pesada. Hermano mío, está bien que Ud. haga el mejor uso posible de las ventajas que Dios le ha dado y que realice esfuerzos decididos para aliviar a los que sufren y para salvar las almas. Pero no sacrifique su salud.

Tenemos un llamamiento que es tanto más elevado que los intereses comunes y egoístas, cuanto más altos son los cielos que la tierra. Pero este pensamiento no debiera inducir a los siervos de Dios que tienen buena voluntad y que están dispuestos a trabajar duramente, a llevar todas las cargas que puedan soportar, sin períodos de descanso.

¡Cuán magnífico sería si no hubiera ociosos entre todos los que se dedican a llevar a cabo el maravilloso plan de Dios para la salvación de las almas! Cuánto más se realizaría si cada uno dijera: "Soy responsable delante de Dios de estar bien despierto y de dejar que mis esfuerzos hablen en favor de la verdad que profeso creer. Debo ser un obrero práctico y no uno que sueña despierto".--Medical Ministry, 292, 293 (1904).