El Evangelismo

Capítulo 19

Calificaciones esenciales del obrero

El espíritu del ministerio

El afán por las almas--Como pastor ha de ir tras la oveja perdida; no ha de tener él meramente un interés casual, sino un ferviente afán por las almas. Esto exige un fervoroso escudriñamiento del corazón, y una ferviente búsqueda de Dios, acompañada de oración, para que podamos conocerlo a él y el poder de su gracia, "para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.--Carta 8, 1895.

Compasión por los que no son salvos--Pero ¡cuán pocos de entre nosotros consideran la salvación de los pecadores desde el mismo punto de vista que el universo celestial--como plan ideado desde la eternidad en la mente de Dios! ¡Cuán pocos de entre nosotros están cordialmente de parte del Redentor en esta obra solemne y final! Existe escasamente una décima parte de la compasión que debiera haber por las almas que no están salvadas. Quedan muchos por amonestar, y sin embargo, ¡cuán pocos son los que simpatizan lo suficiente con Dios para conformarse con ser cualquier cosa o nada con tal de ver almas ganadas para Cristo!--Obreros Evangélicos, 121 (1915).

Consagración, amor y abnegación--El que trabaja para Dios debe emplear las más altas energías mentales y morales con que la naturaleza, la cultura y la gracia de Dios le han dotado; pero el éxito será proporcional al grado de consagración y abnegación con que se haga su obra, más bien que con sus dotes naturales o adquiridas. Necesita hacer un esfuerzo continuo y ferviente para adquirir la preparación que lo hará útil; pero a menos que Dios obre con la humanidad, ésta no puede realizar bien alguno.--Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 415 (1913).

Amor y compasión--El Señor desea que los hombres se olviden de sí mismos en el esfuerzo por salvar almas. Nuestra vida es peor que un fracaso si andamos por ella sin dejar señales de amor y compasión. Dios no obrará por medio de un hombre áspero, empecinado y falto de amor. Un hombre tal echa a perder el modelo que Cristo quiere que sus obreros revelen al mundo. Los obreros de Dios, en cualquier ramo de servicio en que estén empeñados, han de colocar en sus esfuerzos la bondad, la benevolencia y el amor de Cristo.

Dios solicita portaluces que llenen el mundo con la luz, la paz y el gozo que provienen de Cristo. Dios empleará a los hombres humildes, a los hombres que alberguen un sentido de su debilidad, que no piensen que la obra de Dios depende de ellos. Tales hombres recordarán que el servicio de Dios exige de ellos la propiedad del habla y la acción que Dios requiere. Revelarán que Cristo habita en su corazón, impartiendo pureza a todo el ser.--Carta 197, 1902.

La sencillez de los niños--Trabajemos con todas nuestras capacidades procurando hacer clara la verdad para este tiempo a los que no la comprenden. La bendición del Señor descansará sobre cada alma que se dedique a su obra en forma inteligente...

Cultivemos la sencillez de los niños. La preciosa Biblia, el Libro de Dios, es nuestro instructor. A todos los que quieran andar humildemente con Dios él les dará su Espíritu Santo y ministrará en su favor mediante los santos ángeles para realizar impresiones correctas sobre las mentes humanas.--Manuscrito 77, 1909.

Sin alabanza--Debemos realizar nuestra obra con pureza y fidelidad aunque en el mundo no haya nadie para decirnos: "Está bien hecho". Nuestras vidas deben ser precisamente lo que Dios dispone que sean: fieles en buenas palabras, en acciones bondadosas y consideradas, en la manifestación de humildad, pureza y amor. En esta forma representaremos a Cristo ante el mundo...

Los hombres fatigados que ahora se dedican en primer lugar e intensamente a la gran obra de salvar almas, son quienes Dios honrará.--Carta 120, 1898.

El peligro de la adulación--Mantened los ojos fijos en Cristo. No fijéis vuestra atención en algún pastor favorito, copiando su ejemplo e imitando sus gestos; en suma, llegando a ser su sombra. No coloque ningún hombre su molde sobre vosotros...

No alabéis al hombre; no aduléis al hombre; no permitáis que ningún hombre os alabe u os adule. Satanás hará demasiado de esta clase de obra. Perded de vista el instrumento, y pensad en Jesús. Alabad al Señor. Dad gloria a Dios. Entonad melodías a Dios en vuestros corazones. Hablad de la verdad. Hablad de la esperanza del cristiano, del cielo del cristiano.--Manuscrito 8a, 1888.

Sentimientos que se hieren con facilidad--No debemos permitir que nuestros sentimientos sean tan quisquillosos. Hemos de vivir no para amparar nuestros sentimientos o nuestra reputación, sino para salvar almas. Conforme vayamos interesándonos en la salvación de las almas, dejaremos de hacerles caso a las pequeñas diferencias que suelen surgir en nuestra asociación con los demás. Piensen lo que pensaren éstos sobre nosotros, hagan lo que nos hicieren, nada debe turbar nuestra unión con Cristo, nuestra comunión con el Espíritu Santo.--El Ministerio de Curación, 485 (1905).

Un espíritu gozoso--Cuando tenemos una seguridad definida y clara de nuestra salvación debemos manifestar alegría y gozo, lo cual conviene a cada seguidor de Jesucristo. La influencia suavizadora y subyugadora del amor de Dios llevado a la vida práctica hará impresiones en las mentes que resultarán un sabor de vida para vida. Pero un espíritu duro y acusador, si se manifiesta, apartará a muchas almas de la verdad y las llevará a las filas del enemigo. ¡Pensamiento solemne! Para tratar con paciencia con los tentados se requiere que luchemos contra el yo.--Carta 1a, 1894.

Mansos y humildes de corazón--El valor de nuestra obra no consiste en hacer un gran ruido en el mundo, en ser celosos, ansiosos y activos en nuestra propia fuerza. El valor de nuestra obra está en proporción al impartimiento del Espíritu Santo. El valor de nuestra obra surge de nuestra confianza en Dios, la cual produce cualidades más santas de la mente, para que mediante la paciencia podamos controlar nuestras almas. Debiéramos orar a Dios continuamente para aumentar nuestra fortaleza, para hacernos fuertes con su poder, para encender en nuestros corazones la llama del amor divino. Los que son mansos y humildes de corazón son los que promueven mejor la causa de Dios.--Manuscrito 38, 1895.

La obra es de Dios, no nuestra--Ahora bien, aquí tenemos precisamente el problema que necesitamos comprender, es a saber, que la obra no es nuestra, sino de Dios, y que nosotros somos tan sólo instrumentos en sus manos para realizarla. Necesitamos buscar al Señor con todo nuestro corazón, y el Señor obrará por nosotros.--The Review and Herald, 10 de mayo de 1887.

Sacrificio a cada paso--Estamos aproximándonos al final de la historia de este mundo y los diferentes departamentos de la obra de Dios deben promoverse con mucho más sacrificio personal que el que se ha practicado hasta ahora. La obra para estos días finales es una obra misionera. La verdad presente, desde la primera hasta la última letra de su alfabeto, significa un esfuerzo misionero. La obra que debe realizarse exige sacrificio a cada paso de avance. Los obreros han de salir de la prueba purificados y refinados, como oro probado en fuego.--The Review and Herald, 18 de noviembre de 1902.

Enseñemos y vivamos las doctrinas--Los siervos de Dios han de emplear el mayor cuidado con respecto a las doctrinas que enseñan, el ejemplo que sientan y la influencia que ejercen sobre aquellos que están relacionados con ellos. El gran apóstol apela a la iglesia y a Dios como testigos de la verdad y la sinceridad de su profesión. "Vosotros sois testigos, y Dios--dice él--, de cuán santa y justa e irreprensiblemente nos condujimos con vosotros".--The Review and Herald, 11 de diciembre de 1900.

Evitad el enredo de los negocios--Hemos de ser obreros juntamente con él. Los que están en su servicio necesitan separarse de todos los enredos comerciales que empañan su carácter cristiano. Los pescadores a los cuales llamó el Salvador, dejaron inmediatamente sus redes. Los que se consagran a la obra del ministerio no deben enredarse en los ramos comerciales que producirán tosquedad en su vida y serán un detrimento para su progreso espiritual en la obra que el Señor les ha dado para hacer.--Carta 53, 1905.

La falta de sinceridad es fatal--No debe haber duplicidad ni claudicación en la vida del obrero. Aunque el error, aun cuando sea sostenido sinceramente, es peligroso para cualquiera, fa falta de sinceridad en la verdad es fatal.--Medical Missionary, 1 de enero de 1891.

El espíritu áspero niega a Cristo--Los hombres pueden hablar fluidamente acerca de doctrinas, y pueden expresar una fe poderosa en las teorías, pero ¿poseen ellos la mansedumbre y el amor cristianos? Si revelan un espíritu áspero y crítico están negando a Cristo. Si no son bondadosos, tiernos, longánimes, no son semejantes a Jesús; están engañando sus propias almas. Un espíritu contrario al amor, la humildad, la mansedumbre y la bondad de Cristo, lo niega a él, cualquiera que sea la profesión.--The Review and Herald, 9 de febrero de 1892.

Hablad fe y ánimo--Prestemos atención a nuestras palabras. Hablemos fe y tendremos fe. Nunca demos lugar a un pensamiento de desánimo en la obra de Dios. Nunca pronunciemos una palabra de duda. Es como simiente sembrada en el corazón tanto del que habla como de los que escuchan, para producir una cosecha de desánimo y de incredulidad.--Carta 77, 1895.

El criticar a los colaboradores deprime--Tenemos el privilegio de hablar palabras que animen a nuestros asociados y colaboradores; y no el de hablar palabras que depriman. No es sabio que nos comparemos con otros obreros, hablando de sus debilidades y levantando objeciones con respecto a sus métodos de trabajo. No debe sorprendernos si algunos de los que trabajan bajo graves responsabilidades, y que tienen muchas pruebas a las cuales hacer frente, cometen a veces errores...

Familiaricémonos con lo bueno que están haciendo nuestros hermanos y hablemos de ello.--Carta 204, 1907.

Los celos y las sospechas producen desunión--No hay nada que retarde tanto y perjudique la obra en sus diversas ramas como los celos, las suspicacias y las malas sospechas. Estas cosas revelan que prevalece la desunión entre los obreros de Dios. El egoísmo es la raíz de todo mal.--Carta 113a, 1897.

Un daño irreparable para los colaboradores--Nadie sea incisivo y dictatorial en su trato con los obreros de Dios. Los que están inclinados a censurar recuerden que ellos han hecho errores tan lastimosos como aquellos que condenan en los demás. Inclínense con contrición ante Dios, pidiendo su perdón por las palabras incisivas que han pronunciado y el espíritu incontrolado que han manifestado. Recordad que Dios escucha cada palabra que habláis y que así como juzgáis seréis juzgados...

¿No remediaremos las dificultades que existen, luchando para restaurar al herido, no cortando sus miembros y dejándolo lisiado para toda la vida, menoscabado en su utilidad, cuando debiera haber sido restaurado?--Manuscrito 143, 1902.

El criticar a los demás debilita nuestra propia obra--Deben eliminarse cuidadosamente de los planes y métodos de los obreros de Dios los procedimientos mundanos. Su obra ha de progresar con sencillez cristiana. Recordad que el que asume la posición de un crítico debilita grandemente sus propias manos. Dios no ha conferido a los hombres y mujeres como deber el encontrar faltas en sus colaboradores.--The Review and Herald, 2 de septiembre de 1902.

La tentación especial de Satanás--Si los hombres desean colocarse donde Dios pueda usarlos, no deben criticar a los demás para poner de relieve sus defectos. Esto constituye la tentación especial de Satanás por medio de la cual se esfuerza por estorbar la obra.--Manuscrito 152, 1898.

La suficiencia propia destruye la obra--Necesitamos hombres que fortalezcan y edifiquen la obra, y no que la destruyan y procuren deshacer lo que otro está tratando de llevar a cabo. Necesitamos a hombres y mujeres con quienes Dios pueda trabajar, en quienes el terreno del corazón ha sido roturado y barbechado.

No necesitamos obreros que deban ser sostenidos y llevados por aquellos que han estado durante largo tiempo en la fe, obreros que se consideran a sí mismos como un todo perfecto. A los tales queremos decir: "Quedaos donde estáis". Hemos tenido bastante que hacer con esta clase de obreros. Necesitamos obreros que no estén empapados en egoísmo, que no se sientan autosuficientes.--Manuscrito 173, 1898.

Se complica el progreso del mensaje--Los atributos de los enemigos de Dios y del hombre, demasiado a menudo encuentran expresión en su espíritu y actitud mutuas. Se hieren mutuamente, porque no son participantes de la naturaleza divina; y así, obran en contra de la perfección de su propio carácter. Se acarrean problemas a sí mismos, y hacen la obra difícil y trabajosa, porque consideran su espíritu y sus defectos de carácter como virtudes preciosas que deben defenderse y promoverse...

Los hombres hacen que la obra de hacer progresar la verdad sea diez veces más dura que lo que realmente es, tratando de tomar la parte que corresponde a Dios en sus propias manos finitas. Creen que deben estar constantemente inventando algo para hacer que los hombres hagan cosas que ellos suponen que debieran hacer. El tiempo así gastado está constantemente complicando más la obra; porque el gran Obrero jefe es dejado fuera de la cuestión en el cuidado de su propia herencia. Los hombres asumen la tarea de remendar chapuceramente el carácter defectuoso de los demás, y tan sólo tienen éxito en hacer que los defectos sean mucho peores. Harían mejor en dejar que Dios hiciera su propia obra; porque él no los considera capaces de remodelar el carácter (Boletín de la Asociación General, 25 de febrero, 1895).

Labrados y pulidos en el servicio--Los que tienen defectos de carácter, conducta, hábitos y prácticas deben prestar atención al consejo y al reproche. Este mundo es el taller de Dios, y cada piedra que pueda utilizarse en el templo celestial debe ser labrada y pulida hasta que se convierta en una piedra probada y preciosa, apta para ocupar su lugar en el edificio del Señor. Pero si rehusamos ser enseñados y disciplinados seremos como piedras que no serán labradas ni pulidas y que finalmente serán arrojadas a un lado como inútiles.--The Youth's Instructor, 31 de agosto de 1893.

Las gracias de la cultura y la bondad

Nuestro gran ejemplo--Cristo practicó en su vida sus propias enseñanzas divinas. Su celo nunca lo llevó a ser apasionado. Manifestó consecuencia sin obstinación, benevolencia sin debilidad, ternura y simpatía sin sentimentalismo. Era muy sociable y sin embargo poseía una reserva y dignidad que no estimulaban familiaridades indebidas. Su temperancia nunca lo llevó al fanatismo ni a la austeridad rigurosa. No se conformó a este mundo, y sin embargo no fue indiferente a las necesidades del más pequeño entre los hombres. Estaba despierto a las necesidades de todos.--Manuscrito 132, 1902.

El modelo perfecto--Desde los primeros años hasta la adultez, Cristo vivió una vida que fue un modelo perfecto de humildad, laboriosidad y obediencia. Siempre era considerado con los demás, siempre era abnegado. Vino trayendo la rúbrica del cielo, no para ser servido sino para servir...

La vida abnegada de Cristo es un ejemplo para todos. Su carácter es un modelo del carácter que podemos formar si seguimos en sus pisadas.--Manuscrito 108, 1903.

Dignidad, cortesía y refinamiento--Aseguraos de mantener la dignidad de la obra mediante una vida bien ordenada y una conversación piadosa. Nunca temáis levantar el estandarte demasiado alto. Las familias que se dedican a la obra misionera debieran acercarse a los corazones. El Espíritu de Jesús debiera empapar el alma del obrero. Son las palabras agradables y de simpatía, la manifestación de amor desinteresado por sus almas, lo que romperá las barreras del orgullo y del egoísmo y mostrará a los incrédulos que poseemos el amor de Cristo; y entonces la verdad se abrirá camino al corazón. En esto consiste nuestra obra y el cumplimiento del plan de Dios. Debemos poner de lado toda vulgaridad y aspereza. Debemos estimular la cortesía, el refinamiento y la urbanidad cristiana. Guardaos de ser bruscos y descorteses. No consideréis esas peculiaridades como virtudes, porque Dios no las considera así. Esforzaos por no ofender a nadie innecesariamente.--The Review and Herald, 25 de noviembre de 1890.

Cristo es nuestro ejemplo de etiqueta--Se aprende mejor el verdadero refinamiento del pensamiento y los modales en la escuela del Divino Maestro que por la observancia de reglas establecidas. Su amor, al llenar el corazón, da al carácter esos toques de refinamiento que lo asemejan al suyo. Esta educación imparte una dignidad de origen divino y un sentimiento de corrección. Da una dulzura de carácter y una suavidad de modales que jamás serán igualadas por la pulidez superficial de la sociedad elegante.--La Educación, 236 (1903).

La verdadera etiqueta: una gran simpatía y bondad--Muchos de los que dan gran importancia a la etiqueta muestran poco respeto por todo lo que, por excelente que sea, no responda a sus normas artificiales de conducta. Esto es falsa educación. Fomenta el orgullo crítico y la estrecha exclusividad.

La esencia de la verdadera cortesía es la consideración hacia los demás. La educación esencial y verdadera es aquella que amplía las simpatías y estimula la bondad universal.--La Educación, 236 (1903).

Ternura y bondad--Vosotros dos necesitáis un toque más suave. Vuestras palabras deben calmar y no hostilizar. Estén vuestros corazones llenos de amor por las almas. Con un interés profundo y tierno trabajad por los que se hallan a vuestro alrededor. Si veis a uno que comete un error tratad con él en la forma como Cristo ha señalado en su Palabra y ved si no podéis resolver este asunto con ternura cristiana. Orad con él y creed que el Salvador os mostrará el camino de salida de ese problema.

Los ministros necesitan mucha de la gracia de Dios a fin de llevar a cabo su obra en forma aceptable. Cuando un ministro encuentra a los miembros de una iglesia indispuestos unos contra otros, debe pedir una tregua y esforzarse porque todos se comprendan armoniosamente. Nunca debe dar consejos ni órdenes cortantes y dictatoriales. Esto no es necesario. Es un trabajo más que inútil...

El Señor os llama a ejercer una influencia elevadora. Recibid en el corazón las verdades de la Palabra de Dios. Únicamente así podréis tener la mente de Dios. Colocaos bajo la influencia modeladora de su Espíritu Santo. Entonces tendréis un poder mucho mayor para el bien...

Dondequiera que reine el amor de Jesús, hay paz y descanso. Donde se tiene este amor es como si hubiera una corriente refrescante en el desierto, que transforma la aridez en fertilidad.--Manuscrito 105, 1902.

El tacto y el buen criterio enternecen los corazones--El tacto y el buen criterio centuplican la utilidad del obrero. Si él dice las palabras apropiadas a la ocasión, y manifiesta el debido espíritu, ejercerá un poder convincente sobre el corazón de aquel a quien trata de ayudar.--Obreros Evangélicos, 125 (1915).

Bondad con los que difieren en doctrina--Los que difieren con nosotros en fe y doctrina debieran ser tratados bondadosamente. Son propiedad de Cristo y tendremos que encontrarnos con elles en el gran día de la rendición final de cuentas. Tendremos que enfrentarnos unos a otros en el día del juicio y contemplar los registros de nuestros pensamientos, palabras y acciones, no como los hemos visto hasta ahora, sino como son en realidad. El Señor nos ha impuesto el deber de amarnos unos a otros así como Cristo nos amó.--The Youth's Instructor, 9 de diciembre de 1897.

Sin sentimientos contra otros ni egoísmo--Los hombres deben obrar de acuerdo con sus [de Dios] reglas y disposiciones si es que desean tener éxito. Dios aceptará únicamente los esfuerzos que se hagan voluntariamente y con corazones humildes, sin rasgos de sentimiento contra otras personas ni de egoísmo.--Carta 66, 1887.

Calzados con los zapatos del Evangelio--Hermano mío, siento un intenso deseo de que Ud. sea un hombre según el corazón de Dios. Ud. debe realizar cambios en su vida. Tiene una verdad preciosísima que presentar, pero debe calzarse con los zapatos del Evangelio: debe tener sus pies calzados con "el apresto del Evangelio de la paz". Efesios 6:15. Su forma de dirigirse a la gente no siempre agrada a Dios. Necesita sentir cada día su poder convertidor sobre su alma. Ud. está lleno de fortaleza física y de energía, y necesita mucha de la gracia de Cristo, para que se diga de Ud. como se dijo de él: "Tu benignidad me ha engrandecido". 2 Samuel 22:36. Cuando el Espíritu Santo se posesione de su mente y controle sus fuertes sentimientos, entonces será Ud. más semejante a Cristo.--Carta 164, 1902.

La obra de Dios es sagrada--Manejar las cosas sagradas como lo haríamos con las cosas comunes constituye una ofensa para Dios, porque lo que Dios ha apartado para su servicio en la obra de dar luz a este mundo, es santo. Los que tienen cualquier relación con la obra de Dios no deben andar con la vanidad de su propia sabiduría, sino según la sabiduría de Dios, porque en caso contrario correrán el peligro de colocar las cosas sagradas y profanas en un mismo vaso, y en esa forma se separarán de Dios.--The Review and Herald, 8 de septiembre de 1896.

Un sentido de responsabilidad sagrada--Los jóvenes se están levantando para entrar en la obra de Dios; algunos de ellos comprenden apenas el carácter sagrado y la responsabilidad de la obra... Hablan de insensateces y bromean con niñas, mientras casi diariamente oyen las verdades más solemnes y conmovedoras.--Joyas de los Testimonios 1:400 (1875).

No actores sino maestros de la Palabra--Veo que en el ministerio debe realizarse una gran reforma antes que éste se convierta en lo que Dios desea. Cuando los ministros están en el púlpito no tienen licencia para comportarse como actores teatrales, asumiendo actitudes y expresiones calculadas para causar efecto. No ocupen el púlpito sagrado como actores sino como maestros de verdades solemnes. Hay también ministros fanáticos, quienes, al intentar predicar a Cristo, causan conmoción, gritan, dan saltos y golpean el púlpito como si estos ejercicios físicos fueran de algún provecho. Esas extravagancias no prestan fuerza a las verdades pronunciadas, sino por el contrario desagradan a hombres y mujeres de juicio claro y de conceptos elevados. Es el deber de los hombres que se dedican al ministerio dejar la conducta áspera y ruidosa por lo menos fuera del púlpito.

Los gestos torpes y toscos no deben tolerarse en las profesiones comunes de la vida; cuánto menos, entonces, debieran soportarse en la obra más sagrada del ministerio evangélico. El ministro debiera cultivar la gracia, la cortesía, y las maneras refinadas. Debiera andar con una tranquila dignidad que esté de acuerdo con su elevada vocación. La solemnidad, cierta autoridad piadosa, mezclada con humildad, es lo que debiera caracterizar el comportamiento del que es un maestro de la verdad de Dios.

Los ministros no debieran hacer una práctica de la costumbre de relatar anécdotas desde el púlpito, porque esto disminuye la fuerza y la solemnidad de la verdad presentada. El relato de anécdotas o incidentes que hacen reír o que hacen surgir pensamientos livianos en las mentes de los oyentes es algo digno de censura. Las verdades debieran estar envueltas en un lenguaje casto y digno, y las ilustraciones debieran ser del mismo carácter.

Si el ministerio evangélico fuera lo que debiera ser y lo que podría ser, los maestros de la verdad de Cristo estarían trabajando en armonía con los ángeles; serían colaboradores del Gran Maestro. Hay muy poca oración entre los ministros de Cristo, y hay demasiada exaltación de sí mismos. Hay muy poco llanto entre el pórtico y el altar, y se exclama muy poco: "Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad". Joel 2:17. Se predican demasiados sermones doctrinales largos, pero sin una chispa de fervor espiritual y sin el amor de Dios. Hay un exceso de gesticulación y narración de anécdotas humorísticas en el púlpito, y en cambio se habla demasiado poco acerca del amor y la compasión de Jesucristo.

No es suficiente predicar a los hombres; debemos orar con ellos y por ellos; no debemos mantenernos fríamente separados de ellos, sino que debemos aproximarnos con simpatía a las almas que deseamos salvar, debemos visitarlas y departir con ellas. El ministro que realiza en forma adecuada la obra fuera del púlpito llevará a cabo diez veces más que aquél que confina su trabajo al púlpito.--The Review and Herald, 8 de agosto de 1878.

Evítese el uso de chanzas y de bromas--Este espíritu de referir chanzas y hacer bromas, de liviandad y frivolidad, constituye una piedra de tropiezo para los pecadores y una piedra de tropiezo peor aún para los que ceden a las inclinaciones de un corazón no santificado. El hecho de que algunos han permitido que este rasgo se desarrollase y fortaleciese hasta que el cáncer ha resultado tan natural como su respiración, no disminuye sus malos efectos. Cuando alguien pueda señalar una palabra frívola pronunciada por nuestro Señor o cualquier liviandad manifestada en su carácter, entonces podría pensar que la liviandad y el uso de chanzas son excusables en él mismo. Este espíritu no es cristiano, porque ser cristiano significa ser como Cristo. Jesús es un modelo perfecto y debemos imitar su ejemplo. Un cristiano constituye la clase más elevada de hombre, un representante de Cristo.

Algunas personas que tienen la tendencia a decir chanzas y a realizar observaciones livianas y frívolas, pueden presentarse en el púlpito sagrado con una dignidad adecuada. Pueden pasar inmediatamente a la contemplación de temas serios y presentar a sus oyentes las verdades más importantes y probatorias que jamás se hayan encomendado a los mortales; pero tal vez sus compañeros en la obra, en quienes han influido, y quienes se han unido con ellos en el uso descuidado de chanzas, no pueden cambiar tan prontamente la corriente de sus pensamientos. Se sienten condenados y sus mentes están confusas, y no están preparados para dedicarse a la contemplación de los temas celestiales y para predicar a Cristo, y a Cristo crucificado.

La inclinación a decir agudezas que provocan risa en un momento cuando se consideran las necesidades de la causa, sea esto en una comisión, en una junta o en cualquier otra reunión de negocios, no proviene de Cristo. Este júbilo inoportuno tiene una tendencia desmoralizadora. Dios no es honrado cuando un día ridiculizamos todas las cosas y cuando al día siguiente nos sentimos desanimados y casi sin esperanza por no tener luz de Cristo y estamos listos a criticar y murmurar. El se complace cuando su pueblo manifiesta solidez, fortaleza y firmeza de carácter, y cuando tiene una disposición gozosa, feliz y confiada...

Si la mente se fija en las cosas celestiales la conversación correrá por el mismo canal. El corazón desbordará en la contemplación de la esperanza cristiana, la incomparablemente grande y preciosa promesa registrada para animarnos; y nuestro regocijo en vista de la misericordia y la bondad de Dios no necesita ser reprimido; es un gozo que nadie puede quitarnos.--The Review and Herald, 10 de junio de 1884.

Pastores joviales y divertidos--En su asociación hay un hombre (no conozco su nombre) que no debiera estar en la asociación como pastor, porque es desfavorable la influencia que ejerce sobre las mentes de los que buscan la verdad. Se me llamó la atención hacia él y se pronunciaron estas palabras: "La casa de Dios no necesita pastores joviales y divertidos. El espíritu de este hombre no está de ningún modo en armonía con la obra solemne en la que nos hemos comprometido". La verdad que profesamos creer no necesita hombres frívolos para que la presenten. Un hombre con una disposición liviana, jovial y divertida hará más para echar a perder las iglesias con el mismo espíritu que lo que pueden hacer diez hombres piadosos para quitar ese efecto...

El poder convertidor de Dios debe descender sobre los corazones de los pastores, o bien éstos deben dedicarse a otra vocación. Si los embajadores de Cristo comprenden la solemnidad de la tarea de presentar la verdad a la gente, serán obreros juntamente con Dios, serios y juiciosos. Si poseen una exacta apreciación de la comisión que Cristo dio a sus discípulos abrirán con reverencia la Palabra de Dios y escucharán la instrucción del Señor, pidiendo sabiduría del cielo para que, al estar entre los vivos y los muertos, puedan comprender que deben rendir cuenta a Dios de la obra que sale de sus manos.

¿Qué podría hacer el ministro sin Jesús? En verdad, no podría hacer nada. Luego, si es un hombre frívolo y acostumbrado a decir bromas, no está preparado para llevar a cabo el deber que el Señor le ha encomendado. Cristo dijo: "Porque separados de mí nada podéis hacer". Juan 15:5. Las palabras irreflexivas que pronuncia, las anécdotas frívolas, las palabras dichas para hacer reír, todo esto es condenado por la Palabra de Dios y está completamente fuera de lugar en el púlpito sagrado...

A menos que los pastores sean hombres convertidos, las iglesias enfermarán y estarán a punto de morir. Únicamente el poder de Dios puede cambiar el corazón humano y llenarlo con el amor de Cristo. Solamente el poder de Dios puede corregir y dominar las pasiones y santificar los afectos. Todos los que ministran deben humillar sus corazones orgullosos, someter sus voluntades a la voluntad de Dios y ocultar sus vidas con Cristo en Dios.

¿Cuál es el objeto del ministerio? ¿Consiste en mezclar lo cómico con lo religioso? El teatro es el lugar para tales exhibiciones. Si Cristo se ha formado en lo interior, si la verdad con su poder santificador es llevada al santuario interior del alma, entonces no tendremos hombres joviales y divertidos, ni tampoco tendremos hombres descontentos, de mal genio y malhumorados para predicar las preciosas lecciones de Cristo a las almas que perecen.--Carta 15, 1890.

Hay que andar con circunspección--Toda la "sangre fría", que es tan común, los gestos teatrales, toda liviandad y frivolidad, todo el uso de chanzas y bromas, deben ser considerados por el que lleva el yugo de Cristo como "cosas que no convienen" (Romanos 1:28), como una ofensa a Dios y una negación de Cristo. Esto incapacita la mente para pensar con seriedad y para llevar a cabo una labor sólida. Hace a los hombres ineficaces, superficiales y enfermos en sentido espiritual...

Sea serio y formal cada pastor. Al estudiar la vida de Cristo verá que es necesario andar con cautela. Sin embargo, si está relacionado con el Sol de justicia podrá ser, y será, alegre y feliz, y alabará a Aquel que lo llamó de las tinieblas a su luz admirable. La conversación será pura y estará completamente libre de expresiones vulgares.--Manuscrito 8a, 1888.

Diligencia en el trabajo

Dedicación a su tarea--Cristo estaba intensamente dedicado a la obra que vino a realizar. Su devoción a la obra de salvar a la humanidad perdida se manifestaba en todas las ocasiones.--Manuscrito 132, 1902.

El servicio sincero del obrero--Considerad esta obra como la obra del Señor y realizadla con dedicación y paciencia. En esto consiste un servicio genuino que el Maestro aprobará. Trabajad con un claro sentido de obligación, sabiendo que los ángeles de Dios están presentes para colocar el sello del cielo sobre la fidelidad y para condenar la infidelidad en cualquier forma.

El emprender valerosamente la tarea que necesita realizarse y el colocar el corazón en ella, convierten la obra en un placer y aseguran el éxito. Así Dios es glorificado...

Al realizar fervorosamente vuestra parte, vuestra mente se asimilará a la mente de Cristo. Mediante oraciones y súplicas buscad la bendición prometida. Pedid a Dios que os dé una verdadera comprensión del trabajo que debe realizarse. No os permitáis ser apartados o estorbados por ninguna influencia contraria. Llevad a cabo fielmente vuestra parte en la tarea de llevar bendición a vuestros semejantes. Alabad a Dios por el privilegio de colaborar con él en su obra. Al dedicaros de todo corazón a la obra que debe realizarse entraréis en una relación de verdadero compañerismo con vuestros compañeros en la obra. Veréis a Cristo en vuestros hermanos...

Todos los deberes en los que no se pone el corazón resultan fastidiosos. Hay una obra que debe realizarse y debemos dedicarnos de todo corazón a la realización de esa tarea. Los deberes que Dios coloca en nuestro camino debemos realizarlos, no como un ejercicio frío y pesado, sino como un servicio de amor. Colocad en vuestro trabajo vuestras facultades y simpatías más elevadas. Y encontraréis que Cristo está en él. Su presencia aligerará la tarea y vuestro corazón se llenará de gozo. Trabajaréis en armonía con Dios, y con lealtad, amor y fidelidad.

Debemos ser cristianos fervorosos y sinceros, debemos realizar fielmente los deberes puestos en nuestras manos y contemplar siempre a Jesús, el autor y consumador de nuestra fe. Nuestra recompensa no depende de nuestro éxito aparente sino del espíritu con el cual trabajamos...

Las facultades de todo el ser deben dedicarse a un servicio abnegado. Hay que emplear cada talento. Aprovechar el futuro mejor de lo que habéis aprovechado el pasado. Entregad vuestros talentos a los cambiadores, porque Cristo siente un gran anhelo por las almas.--Manuscrito 20, 1905.

Energía y perfección--El Señor no se agrada cuando su obra se realiza en forma defectuosa y chapucera, o cuando se posterga su realización como si fuera una tarea tediosa. No tenemos tiempo que desperdiciar en movimientos dilatorios y desganados. El interés que debiéramos poner en todo lo que hacemos hará que nuestra obra resulte interesante y educativa.--Carta 147a, 1897.

Energía perseverante e intensa aplicación--Cuando hay una falta de energía perseverante y de intensa aplicación en relación con los asuntos temporales y las transacciones comerciales, esa misma deficiencia se manifestará en las cosas espirituales.--Testimonies for the Church 2:498.

Satanás demuestra mayor habilidad--Después de lo que se le ha mostrado con referencia a su inclinación a ser lento y tranquilo y a permitir que las oportunidades pasen sin que Ud. las aproveche, Ud. pierde tiempo, pierde interés y toma las cosas con tanta calma que Satanás lo sobrepasa en habilidad una vez tras otra. No es indiferente y común la obra a la que Ud. se encuentra dedicado entre gente que está alejada de Dios y que necesita que se realicen los esfuerzos más celosos en su favor...

Como casi no hay nada para mostrar como fruto de sus esfuerzos durante todo este tiempo en que Ud. ha estado en los valles, creo que Ud. no es el hombre para ese campo...

¿Ha planeado Ud. hacer esas reuniones tan interesantes como sea posible? Espero que Ud. haya sentido el peso de la obra sobre su alma. ¿Se ha quedado Ud. en la carpa, en el lugar donde ésta está o se ha creado Ud. la necesidad de irse cada día a casa y de acumular sobre Ud. cargas que no forman parte de la obra? Esta obra al servicio de Dios, para hacer frente a las tinieblas morales, requiere abnegación, trabajo, esfuerzo persevarente y una fe fervorosa. Muchos se halagan a sí mismos diciéndose que pueden hacer grandes cosas si tan sólo tienen la oportunidad, pero hay algo que siempre les ha impedido llevarlas a cabo, dicen que la Providencia ha puesto límites en su camino de modo que ellos no han podido hacer lo que deseaban. No esperamos que grandes oportunidades nos salgan al paso en el camino, pero por medio de una acción pronta y vigorosa podemos aprovechar las oportunidades, crear oportunidades y vencer las dificultades.

Ud. tiene necesidad de recibir energía vital del cielo. En nuestro trabajo no solamente debemos golpear el hierro cuando está caliente, sino también calentar el hierro a golpes. Los movimientos lentos, flojos e indolentes no nos ayudarán en nada en esta obra. Debemos instar a tiempo y fuera de tiempo. Vivimos en tiempos críticos para la obra. Debido a la vacilación y a la demora perdemos muchas buenas oportunidades...

Lo que más entorpece para Ud. el cumplimiento de su deber es la irresolución, la debilidad de propósitos y la indecisión. Que Dios le ayude a ceñirse la armadura y a llevar a cabo la obra de su Maestro.--Carta 13, 1886.

Diligencia, fidelidad y obediencia a los dirigentes--Los intereses del reino de Cristo exigen diligencia y fidelidad en un grado mucho más grande debido a que las cosas espirituales y eternas son de más importancia que las cosas temporales. No debe haber un trabajo débil ni una acción perezosa y lenta, porque esto pondría en peligro nuestras propias almas y las de los demás...

¿Qué general se haría cargo de la dirección de un ejército mientras sus oficiales rehúsan obedecerle hasta tanto hayan comprobado a su plena satisfacción que sus órdenes son razonables? Ese proceder significaría la pérdida de todo el ejército. Debilitaría las manos de los soldados. En sus mentes surgiría esta pregunta: ¿no hay un método mejor? Pero aunque haya un método mejor, las órdenes deben obedecerse porque en caso contrario la derrota y el desastre serían el resultado. Un momento de tardanza acarrearía la pérdida de las ventajas obtenidas.

Todos los buenos soldados obedecen a su capitán prontamente y sin reserva alguna. La voluntad del comandante es la voluntad del soldado. Algunas veces el soldado puede sorprenderse debido a la orden que se le ha dado, pero no debe detenerse a preguntarse la razón de ello. Cuando la orden del capitán se contrapone a los deseos del soldado, él no debe vacilar ni quejarse, diciendo: No veo ninguna conveniencia en estos planes. No debe inventar excusas y dejar su trabajo sin hacer. Los soldados de esta clase no serán aceptados para comprometerse en conflictos terrenales ni mucho menos serán aceptados en el ejército de Cristo. Cuando Cristo ordena, sus soldados deben obedecer sin vacilación alguna. Deben ser soldados fieles, porque en caso contrario él no puede aceptarlos. A cada alma se da libertad de elección, pero después de que un hombre se ha alistado se requiere de él que sea fiel como el acero, aunque el resultado sea vida o muerte.--Manuscrito 7, 1900.

Una mente disciplinada y organizada es esencial--Los que enseñan la Palabra no debieran descartar la disciplina mental. Cada obrero o grupo de obreros mediante esfuerzos perseverantes debiera establecer reglas y principios que lo guíen a la formación de hábitos correctos de pensamiento y acción. Esa práctica es necesaria no sólo para los jóvenes sino también para los obreros de más edad, a fin de que su ministerio se vea libre de errores y para que sus sermones sean claros, exactos y convincentes.

Algunas mentes se parecen más a una tienda de antigüedades que a cualquier otra cosa. Han recogido y almacenado trozos sueltos de información, pero no saben cómo presentarlos en forma clara y bien hilvanada. Lo que le da valor a estas ideas es la relación que tienen unas con otras. Cada idea y declaración debieran estar unidas tan estrechamente como los eslabones de una cadena. Cuando un ministro arroja un montón de conceptos ante la gente para que ésta los recoja y los ponga en orden, sus esfuerzos se han perdido, porque hay pocos que harán tal cosa.--The Review and Herald, 6 de abril de 1886.

El esfuerzo metódico apresura el éxito--Hay hombres y mujeres jóvenes que no tienen método alguno para llevar a cabo su tarea. Aunque están siempre ocupados pueden presentar tan sólo pocos resultados. Tienen ideas erróneas acerca del trabajo y piensan que están trabajando duramente, cuando si hubieran aplicado un método a su trabajo y si se hubieran dedicado inteligentemente a lo que debían hacer, habrían cumplido mucho más en menos tiempo. Por perder el tiempo en cosas menos importantes llegan a estar finalmente en apuros y perplejos cuando se les pide que lleven a cabo deberes que son más esenciales. Siempre están haciendo algo y piensan que están trabajando duramente; y sin embargo sus esfuerzos producen muy poco resultado.--The Youth's Instructor, 31 de agosto de 1893.

El sistema y la presteza ahorran tiempo--Se necesitan hombres que comiencen un trabajo en forma correcta y que se aferran a él y lo prosigan tenazmente. Hay que hacerlo todo de acuerdo con un plan bien madurado y con sistema. Dios ha confiado su obra sagrada a hombres y les pide que la lleven a cabo cuidadosamente. La regularidad en todas las cosas es indispensable. Nunca lleguéis tarde a una cita. En ningún departamento u oficina debiera perderse el tiempo en conversaciones innecesarias. La obra de Dios requiere cosas que no recibe porque los hombres no aprenden del Dios de sabiduría. Amontonan demasiadas cosas en su vida, posponen hasta mañana lo que exige su atención hoy, y muchas veces pierden tiempo retomando trabajosamente las puntadas perdidas...

Algunos obreros necesitan abandonar los métodos lentos de trabajo que prevalecen, y deben aprender a ser expeditivos. La presteza es necesaria tanto como la diligencia. Si queremos llevar a cabo la obra de acuerdo con la voluntad de Dios, debemos hacerla en forma expeditiva, pero no sin reflexión y cuidado.--Manuscrito 24, 1887.

Organización del trabajo rutinario--Las personas que no han adquirido buenos hábitos de laboriosidad y economía de tiempo, debieran recibir un conjunto de reglas que les ayuden a practicar regularidad y prontitud. Jorge Washington fue capaz de llevar a cabo una gran cantidad de trabajo porque era cuidadoso en preservar el orden y la regularidad. Cada documento tenía su fecha y su lugar, de modo que no se perdía tiempo en buscar lo que se había traspapelado.--Gospel Workers, 277, 278 (1880).

Hay que tener iniciativa--Cuando se coloca a un obrero en cierto lugar de la viña del Señor, se le encomienda su obra como un fiel colaborador juntamente con Dios para que trabaje esa viña. No debe esperar que a cada momento las mentes humanas le digan lo que debe hacer, sino que debe planificar su tarea para trabajar dondequiera que esto sea necesario. Dios le ha dado un cerebro y la capacidad para usarlo. Debe estudiar cuidadosamente las necesidades de los creyentes y las necesidades de los incrédulos, y sus esfuerzos deben satisfacer esas necesidades. Debe preguntar a Dios y no a ningún ser humano lo que debe hacer. Ud. es un siervo del Dios viviente y no un siervo de ningún hombre. No puede hacer la obra de Dios en forma inteligente y al mismo tiempo ser la sombra de los pensamientos y las directivas de otro hombre. Ud. está bajo Dios.--Carta 8, 1895.

La rapidez de acción evita la confusión--Entre los obreros hay una falta de actitud, una confusión, una falta de comprensión mutua y de rapidez de acción. Las cosas no se hacen a tiempo. Como resultado de esto surgen complicaciones y dificultades que resultan difíciles de vencer debido a la falta de acción unida. Este estado de cosas, si no se le pone remedio, se verá y se sentirá aún más en el futuro que en el pasado, porque la obra crecerá y la necesidad de una comprensión perfecta de los negocios de esta casa llegará a ser mayor. El hábito desafortunado de descuidar una obra especial que necesita ser hecha en un tiempo determinado triplica la dificultad de realizarla posteriormente con perfección y sin dejar algo descuidado o sin terminar.--Manuscrito 24, 1887.

Un horario regular para levantarse--Hay gente joven que se opone tenazmente al orden y la disciplina. No respetan las reglas establecidas en el hogar según las cuales debieran levantarse a una hora determinada. Se quedan en cama durante algunas horas de la mañana, cuando todos debieran estar en actividad. Queman el aceite de medianoche y dependen de luz artificial para que ocupe el lugar de la luz que la naturaleza ha provisto en horas oportunas. Al hacer esto no sólo desperdician preciosas oportunidades sino también ocasionan gastos adicionales. Pero en casi todos los casos se afirma lo siguiente: "No puedo terminar mi trabajo, hay algo que debo hacer; no puedo acostarme temprano". Así es como duermen profundamente cuando debieran estar despiertos con la naturaleza y las avecilas que se levantan temprano. Así se interrumpen los preciosos hábitos de orden, y los momentos perdidos en la mañana temprano alteran el ritmo de las cosas durante todo el día.

Nuestro Dios es un Dios de orden y él desea que sus hijos estén dispuestos a ubicarse dentro del orden y bajo su disciplina. ¿No sería mejor, por lo tanto, romper este hábito de convertir la noche en día y las frescas horas de la mañana en noche?--The Youth's Instructor, 28 de enero de 1897.

Ventajas de una correcta distribución del tiempo--La planificación de las cosas en el tiempo puede decir mucho en favor de la verdad. Con frecuencia se pierden victorias a causa de las demoras. Habrá crisis en la causa. Una acción rápida y decisiva llevada a cabo en el momento debido hará ganar triunfos gloriosos, en tanto que la demora y el descuido producirán grandes fracasos y deshonrarán a Dios.--Testimonies for the Church 3:498 (1875).

Valor de una libreta de apuntes--Si los jóvenes forman hábitos de regularidad y orden mejorarán en salud, en espíritu, en memoria y en disposición.

Todos tienen el deber de observar reglas estrictas en sus hábitos de vida. Esto es para vuestro propio bien, estimados jóvenes y señoritas, tanto en sentido físico como moral. Cuando los levantáis en la mañana, considerad hasta donde os sea posible el trabajo que debéis realizar durante el día. Si es necesario, tened una libreta de apuntes para anotar las cosas que debéis hacer, y estableced un tiempo en el cual llevar a cabo vuestro trabajo.--The Youth's Instructor, 28 de enero de 1897.

El trabajo no se limita a ciertas horas--El sistema de las ocho horas diarias de trabajo no halla cabida en el programa del ministro de Dios. El debe mantenerse listo para servir a cualquier hora.--Obreros Evangélicos, 466 (1915).

Las horas nocturnas del trabajo del Salvador--Todo el día servía a los que acudían a él; y al anochecer atendía a los que habían tenido que trabajar penosamente durante el día para ganar el escaso sustento de su familia.--El Ministerio de Curación, 11 (1905).

El trabajo diligente ayuda a contestar la oración--Si bien es cierto que debemos orar pidiendo la bendición de Dios, también debemos respaldar nuestras oraciones mediante un trabajo muy diligente, cuidadoso y activo.--Manuscrito 25, 1895.

No hay que depender de milagros--Por lo general Dios no obra milagros para promover su verdad. Si el agricultor descuida de cultivar la tierra después de sembrar su semilla, no obra Dios un milagro para contrarrestar el seguro resultado de este descuido. En el momento de la cosecha encontrará que su campo ha sido improductivo. Dios obra de acuerdo con grandes principios que ha dado a la humanidad, y nuestra parte consiste en trazar planes sabios y en poner en acción los medios por los cuales Dios producirá ciertos resultados.

Los que no realizan esfuerzos decididos sino que se limitan a esperar que el Espíritu Santo los impulse a la acción perecerán en las tinieblas. Quisiéramos preguntar a los que esperan un milagro: ¿Qué medios habéis puesto en acción de los que Dios ha colocado a vuestro alcance? Quisiéramos preguntar a los que esperan que ocurra algo sobrenatural, a los que se limitan a decir "'Creed, creed": ¿Os habéis ceñido a la obra señalada por Dios? El Señor ha dicho: "Lo harás", y "No lo harás".

Estudiemos la parábola de los talentos y comprendamos que cada hombre ha recibido su trabajo de parte de Dios--a cada hombre él ha confiado sus talentos, para que mediante el ejercicio de su habilidad pueda aumentar su eficiencia. No debéis permanecer inactivos sin hacer nada en la obra de Dios.--The Review and Herald, 28 de septiembre de 1897.

No seáis perezosos--Trabajad por los que están perdiendo sus vidas en la haraganería, por los que están realizando solamente la mitad de lo que podrían hacer por su Maestro. Esforzaos por hacerlos despertar a su responsabilidad. Orad unos por otros y exhortaos mutuamente, y hacedlo tanto más cuando veis que el día se aproxima. Diga el hermano al hermano y la hermana diga a la hermana: "Venga, compañero en la obra, dediquémonos con todo fervor a realizar nuestro trabajo; porque está por llegar la noche cuando nadie podrá trabajar". Nadie pierda los minutos en conversaciones cuando debiera estar trabajando.

Recuerde la persona aficionada a conversar que hay tiempo cuando no tiene derecho de hablar. Hay quienes se toman tiempo para no hacer nada. Hágase oír la voz del fiel centinela: "En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor". Romanos 12:11. ¿Tenéis trabajo que hacer para el Maestro? ¿Consiste éste en edificar una casa donde su obra pueda llevarse a cabo? Cerrad vuestros labios. No hagáis ociosos a otros tentándolos a escuchar vuestra conversación. El tiempo de muchos se pierde cuando una persona emplea su lengua en lugar de utilizar sus herramientas.--Manuscrito 42, 1901.

Los ministros no deben dedicarse a asuntos seculares--Quisiera decir a los Hnos. ----- y ----- que su obra la realiza mayormente entre incrédulos. Los que exponen con éxito la verdad bíblica deben presentarse ante los que no han escuchado el mensaje para este tiempo. Estos hermanos cuyos nombres he mencionado, tienen una obra que deben realizar en nuestras reuniones de reavivamiento espiritual que deben celebrarse en las grandes ciudades. Pero corren el peligro de descalificarse para llevar a cabo la obra que Dios les ha encomendado. El pastor ----- ciertamente perderá su influencia a menos que deje de interesarse en trabajos que Dios no requiere que él realice, en trabajos que exigen atención de detalles comerciales. Al dedicarse a trabajos seculares no estará realizando lo que Dios le ha pedido que haga. La proclamación del mensaje evangélico debe ser su luz y su vida.--Manuscrito 105, 1902.

La gloria de Dios: la consideración suprema--Satanás se ocupa regularmente en estorbar la obra de Dios y en trabajar para la destrucción de la humanidad. Con frecuencia, cuando el interés en cierta localidad está en su punto culminante, él influye en la mente del obrero para que piense que algún asunto secundario en su hogar es de gran importancia y que exige su presencia inmediata. Como el obrero no tenía en cuenta en primer lugar la gloria de Dios, deja la tarea sin terminar y corre a su casa. Puede ser retenido allí durante días y hasta semanas y eso hace que su obra se enrede y se complique. Una puntada tras otra se pierden sin que nunca se las pueda recuperar. Esto agrada al enemigo. Y cuando él ve que ha tenido éxito en hacer que los asuntos temporales ocupen un lugar preponderante en la mente de esa persona, le llena las manos de dificultades. De inmediato comienza a fabricar problemas para su hogar a fin de enredar su mente, y, si es posible, alejarlo permanentemente de su trabajo...

Cuando las almas se están decidiendo en favor o en contra de la verdad os ruego que no permitáis que se os aleje de vuestro campo de labor. No lo abandonéis al enemigo aunque, podríamos decir, haya un muerto en vuestra casa. Cristo dijo: "Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos". Mateo 8:22. Si tan sólo pudieseis ver la importancia de la obra tal como se me ha presentado, sacudiríais la parálisis que afecta a muchos, y habría una resurrección de los muertos y un surgimiento a la vida a través de Jesucristo...

Si ocupamos decididamente nuestra posición como obreros de Dios y si decimos: "El Señor nos ha dado un mensaje y no podemos ser centinelas fieles a menos que permanezcamos en nuestros puestos del deber; llevaremos a cabo la obra a toda costa", entonces descubriremos que los ángeles de Dios ministrarán a nuestras familias en el hogar y dirán al enemigo: "Retírate".--Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh Day Adventist, 127, 128 (1886).

Dedicación a la tarea principal

Hay almas que se han perdido a causa de esfuerzos divididos--Algunos pastores se han dedicado a la tarea de escribir durante un período de interés religioso definido, y con frecuencia ha resultado que sus escritos no han tenido una relación especial con la obra que se llevaba a cabo. Esto es un grave error porque en tales circunstancias es el deber del ministro utilizar todo su potencial para promover la causa de Dios. Su mente debiera estar clara y debiera centrarse en el tema único de la salvación de las almas. Si sus pensamientos se preocuparan de otros temas, muchos podrían perderse para la causa, cuando podrían haberse salvado mediante una instrucción oportuna.--Testimonies for the Church 4:265 (1876).

Pérdida producida por esfuerzos divididos--Su error ha sido el siguiente: No bien Ud. inicia una serie de reuniones de evangelización, comienza a escribir mucho. Ahora bien, si su parte en la obra consiste en escribir, si Dios le ha dicho tal como ordenó a Juan: "Escribe estas cosas", entonces dedíquese a eso, y no trate de hacer otra cosa. Si Ud. debe pronunciar discursos, su mente no es suficientemente vigorosa, aunque sea intensamente activa, para soportar la tensión de hablar, realizar visitas y escribir. Ud. debiera dejar descansar su mente en gran medida cuando se dedica a la tarea de presentar ante la gente verdades nuevas y alarmantes, cuya aceptación incluye una cruz. Ud. debe elegir cuidadosamente su tema, hacer sus discursos cortos y presentar con toda claridad los puntos doctrinales importantes...

Para tener éxito en esta obra debe hacer una cosa la vez concentrar sus facultades sobre una sola tarea. Ud. ha errado con relación a esto. Cuando comienza a dar una serie de discursos haga que esos discursos sean su preocupación principal No comience a escribir cartas y artículos para los períodicos porque Ud. divide sus fuerzas al hacerlo así. El pastor ----- y el pastor ----- fueron corregidos en esto. El Señor me mostró que la obra importante de presentar la verdad estaba sufriendo en sus manos; ni la mitad de la fuerza era aplicada a su trabajo, porque dedicaban demasiado tiempo a escribir cartas. La obra de visitación es la parte importante de la tarea pero esos hermanos ocupaban su tiempo escribiendo casi constantemente, lo cual los fatigaba, llenaba su tiempo y no ayudaba a presentar la verdad, sino enterpecía esa tarea. Privaban a la gente de una exposición clara y convincente de la Escritura y se descuidaba la parte devocional de la obra...

La razón era ésta: ocupaban mucho del tiempo que pasaban fuera del púlpito en escribir y se disculpaban por no poder visitar a la gente porque estaban tan ocupados y tan cansados Como resultado de esto, su cerebro estaba cansado cuando subían al púlpito; no estaban preparados para realizar una obra sobre la cual Dios pudiera estampar su sello. No presentaban nada con claridad. Sin embargo cuando se ponían en un estado de intensa emoción pensaban que sus discursos eran poderosos. Tocaban aquí y allá y presentaban una gran cantidad de material que ellos consideraban como convincente y como una evidencia abrumadora, pero en realidad enterraban la verdad bajo un montón de material derramado sobre los oyentes, de tal modo que no era posible encontrar los puntos importantes. Todo lo que presentaban era confuso. Introducían tantos temas en un solo discurso que no conseguían probar nada con claridad en las mentes de los que no estaban familiarizados con la verdad... Un solo tema, unos pocos temas presentados con sencillez y claridad, serían de más valor para el oyente que esta masa de material que Ud. puede llamar evidencia y con la cual piensa que sus puntos quedan comprobados.--Carta 47, 1886.

La salud y los principios que la rigen

Evangelistas tentados a descuidar la salud--Satanás está trabajando para destruir. El procura influir sobre las mentes de los que aman a Dios y predican el Evangelio, para que descuiden la salud física, porque esto tiene mucho que ver con la norma general de virtud. Los ministros dedican demasiado tiempo a predicar y así agotan sus fuerzas vitales... Son los muchos discursos largos los que fatigan. La mitad del alimento evangélico presentado podría ser de mucho más beneficio.--Carta 91, 1898.

La tensión provocada por el evangelismo--Las reuniones de los domingos de noche que Ud. celebra pesan mucho sobre Ud., porque se permite entrar en un estado de elevada tensión. Luego, después de esto, ocurre una reacción correspondiente, y como resultado su relación con la iglesia no produce paz y justicia...

Los tremendos esfuerzos que Ud. hace a fin de prepararse para sus reuniones no realizan la obra que más se necesita. Ud. puede ser alabado y exaltado por los hombres, pero esto no constituye ninguna evidencia de que su obra está ejerciendo la influencia carrecta.

Así ha dicho el Señor: "Ud. debe precaverse para no entrar en un estado de elevada tensión mientras se prepara para hablar a la gente".--Carta 51, 1902.

La temperancia en la obra de Dios--Los siervos de Cristo no han de tratar su salud con indiferencia. No trabaje nadie hasta el agotamiento, con lo cual se descalificará para esfuerzos futuros. No tratéis de hacer en un día el trabajo de dos días. Al fin se verá que los que trabajan cuidadosa y prudentemente han hecho tanto como aquellos que gastaron de tal manera su fuerza física y mental que no les quedó reserva de la cual sacar en tiempo de necesidad.--Obreros Evangélicos, 259 (1915).

Hay que trabajar inteligentemente--Cada obrero debiera trabajar inteligentemente teniendo en cuenta la gloria de Dios. Debiera tener cuidado especial de no abusar de ninguna de las facultades que Dios le ha dado.

El Señor desea, hermano mío, que Ud. reforme su método de trabajo, que tenga una mente bien equilibrada, un carácter simétrico y fortaleza espiritual para aconsejar con sabiduría. Son muy pocos los hombres que tienen experiencia en el conocimiento de la verdad como para que Ud. sea sacrificado. Ud. está recargando casi constantemente sus facultades físicas y mentales, porque permite que sus sentimientos adquieran demasiada intensidad. Ud. posee una imaginación vívida y pone mucha vehemencia en su predicación, lo cual mantiene la mente en una tensión constante y la voz en un tono muy alto, y no sólo Ud. se cansa sino también la gente se fastidia y su interés decae. La reacción ocurrirá con toda seguridad, porque Ud. no sabe cómo disminuir gradualmente esa tensión, de modo que el pobre cuerpo mortal siente los efectos. Una depresión correspondiente sigue a la alta presión.

Ud. no debiera permitirse hacer su trabajo innecesariamente severo. Ud. se recarga al escribir tanto como al hablar. Dios no requiere esto. Observe estrictamente las leyes de la salud y estará en buenas condiciones para realizar una buena obra para el Maestro; dispondrá de maná fresco para alimentar a las ovejas del prado de Cristo.--Carta 39, 1887.

Períodos de descanso necesarios--A algunos de nuestros predicadores les parece que deben hacer cada día alguna labor que puedan informar a la asociación. Como resultado de tratar de hacer esto, sus esfuerzos son demasiado a menudo débiles y carentes de eficiencia. Debieran tener períodos de descanso, completamente libres de labor agotadora. Pero estos momentos no pueden reemplazar al ejercicio físico diario.--Obreros Evangélicos, 254 (1915).

La preparación para deberes futuros--Cuando un obrero ha estado bajo fuerte presión de congoja y ansiedad, y está recargado tanto corporal como mentalmente, debe apartarse y descansar un poco, no para satisfacer su egoísmo, sino a fin de estar mejor preparado para deberes futuros. Tenemos un enemigo vigilante, que está siempre sobre nuestra pista, listo para aprovechar toda debilidad que pueda para ayudarle a hacer eficaces sus tentaciones. Cuando la mente está sobrecargada y el cuerpo debilitado, él acosa al alma con sus más fieras tentaciones. Cultive el obrero con cuidado sus fuerzas, y cuando esté cansado para el trabajo, apártese y comulgue con Dios.--Obreros Evangélicos, 260, 261 (1915).

Hay que evitar la tensión del trabajo excesivo--He oído acerca de muchos obreros cuya salud se está quebrantando debido a la presión de las cargas que llevan. Esto no tiene por qué ser así. Dios desea que recordemos que somos mortales. No debemos abarcar demasiado en nuestra obra. No debemos mantenernos bajo tal presión que nuestras facultades físicas y mentales lleguen a agotarse. Se necesitan más obreros a fin de quitar algunas de las cargas de los que ahora las soportan pesadamente.--The Review and Herald, 28 de abril de 1904.

Tiempo de descanso, ejercicio y responsabilidades familiares--Si un ministro, durante su tiempo de descanso, se dedica a trabajos en su huerta o jardín, ¿debiera deducirse ese tiempo de su salario? Por cierto que no, como tampoco se le paga más cuando se lo llama a trabajar horas extraordinarias en sus labores ministeriales. Algunos ministros pasan muchas horas en holganza y es correcto que descansen cuando pueden hacerlo; porque el organismo no puede soportar la pesada tensión cuando no se le permite descansar. Hay momentos en el día que exigen un esfuerzo muy severo, por lo cual el ministro no recibe un salario adicional, y si elige cortar leña durante varias horas al día o trabajar en su jardín, eso es su privilegio tanto como lo es predicar. Un ministro no puede estar siempre predicando y visitando, porque eso es un trabajo exhaustivo.

Según la luz que se me ha dado, si nuestros ministros realizaran más trabajo físico cosecharían bendiciones en relación con la salud. Después de su día de trabajo predicando, visitando y estudiando, el pastor debiera tener tiempo para atender sus propias necesidades. Si tiene sólo un salario limitado puede buscar la manera de suplementar sus escasos fondos. Los que tienen una mente estrecha pueden ver en esto algo digno de criticarse, pero el Señor alaba ese proceder.

Se me ha mostrado que a veces los que están en el ministerio se ven compelidos a trabajar día y noche y a vivir en forma muy precaria. Cuando ocurre una crisis, cada nervio y músculo son recargados por la gran tensión. Si esos hombres pudieran apartarse y descansar por un tiempo, dedicándose al trabajo físico, esto constituiría un gran alivio para ellos. Así habrían podido salvarse hombres que descendieron a la tumba. Es una necesidad definida para la salud física y la claridad mental el realizar alguna clase de trabajo manual durante el día. En esta forma la sangre es llevada del cerebro a otras partes del cuerpo.--Carta 168, 1899.

Una mejora continua--Nuestros pastores que han llegado a la edad de cuarenta o cincuenta años no debieran pensar que su trabajo es menos efectivo que antes. Los hombres de edad y experiencia son justamente los que deben realizar esfuerzos poderosos y bien dirigidos. Se los necesita especialmente en este tiempo; las iglesias no pueden permitirse separarse de ellos. Tales personas no debieran hablar de debilidad física y mental, ni pensar que han terminado sus días de utilidad.

Muchos de ellos han sufrido a causa de un severo recargo mental que no ha sido aliviado mediante el ejercicio físico. El resultado es un deterioro de sus facultades y una tendencia a evitar las responsabilidades. Lo que necesitan es un trabajo más activo. Esto no se limita solamente a los que tienen sus cabezas blancas con la escarcha del tiempo, sino también hay hombres jóvenes que han caído en la misma condición y se han debilitado mentalmente. Tienen una lista de discursos preparados, pero cuando sobrepasan esos límites se sienten perdidos.

El pastor de antaño que viajaba a caballo y pasaba mucho tiempo visitando a su grey, disfrutaba de mucho mejor salud--a pesar de las dificultades que pasaba y a pesar de que se veía expuesto a las inclemencias del tiempo--que nuestros ministros de hoy, quienes se evitan todo ejercicio físico hasta donde les es posible, y se limitan a sus libros.

Los ministros de edad y experiencia debieran sentir que es su deber, como siervos contratados por Dios, seguir adelante, progresar cada día, llegar a ser cada vez más eficientes en su trabajo y reunir constantemente nuevo material para presentar a su grey. Cada esfuerzo realizado para explicar el Evangelio debiera constituir una mejora sobre el esfuerzo realizado anteriormente. Cada año debieran desarrollar una piedad más profunda, un espíritu más tierno, una mayor espiritualidad y un conocimiento más cabal de la verdad bíblica. Cuanto mayor sean su edad y experiencia, tanto más cerca debieran ser capaces de aproximarse a los corazones de la gente al tener un conocimiento más perfecto de ella.--Testimonies for the Church 4:269, 270 (1876).

Preocupaciones financieras--Cuando los ministros y los profesores agobiados por las responsabilidades financieras, van al púlpito o a la sala de clases con cerebros fatigados y nervios recargados, ¿qué otra cosa podría esperarse sino que usen fuego profano en lugar de fuego sagrado encendido por Dios? Los esfuerzos tensos e ineficaces chasquean a los oyentes y dañan al orador. No ha tenido tiempo para buscar al Señor ni para pedir con fe la unción del Espíritu Santo.--Testimonies for the Church 7:250, 251 (1902).

Hay que evitar las juntas largas en la noche--Un ministro no puede mantenerse en el mejor estado mental mientras es llamado a zanjar pequeñas dificultades en diversas iglesias. Esta no es la obra que se le ha designado. Dios desea utilizar todas las facultades de sus mensajeros escogidos. Sus mentes no debieran ser fatigadas por largas juntas realizadas en la noche, porque Dios desea que utilicen todo su poder mental en la proclamación del Evangelio tal como es en Cristo Jesús.

Cuando el ministro está recargado, con frecuencia se encuentra tan apremiado que difícilmente halla tiempo para examinarse a fin de comprobar si está en la fe. Encuentra poquísimo tiempo para meditar y orar. Cristo, en su ministerio, unió la oración con el trabajo. Pasó noches completas en oración. Los ministros deben buscar a Dios para recibir su Espíritu Santo a fin de presentar correctamente la verdad.--Manuscrito 127, 1902.

Una posición firme: llamamiento a un evangelista popular--Se me ha presentado con toda claridad que el pueblo de Dios debe adoptar una posición firme contra la costumbre de comer carne. ¿Habría Dios dado durante treinta años el mensaje a su pueblo según el cual si desean tener sangre pura y mentes claras deben abandonar el uso de la carne, si no hubiera querido que prestaran atención a este mensaje? Mediante el uso de la carne la naturaleza animal se fortalece y la naturaleza espiritual se debilita. Hombres como Ud., que se dedican al trabajo más solemne e importante que una vez se haya confiado a seres humanos, necesitan prestar atención especial a lo que comen.

Recuerde que cuando come carne está tan sólo consumiendo granos y verduras de segunda mano, parque el animal recibe su nutrición de estas cosas que lo hacen crecer y lo preparan para el mercado. La vida que había en los granos y las verduras pasa al animal y llega a formar parte de su vida, y después de eso los seres humanos comen la carne de ese animal. ¿Por qué están tan deseosos de comer alimento de segunda mano?

En el principio Dios dijo que la fruta era "buena para comer". El permiso otorgado para comer carne fue un resultado de la caída. El hombre recibió permiso para comer carne de animales solamente después del diluvio. ¿Por qué, entonces, necesitamos comer carne? Pocos de los que comen carne saben cuán llena de enfermedad está ésta. La carne nunca fue el mejor alimento y ahora está maldita por la enfermedad.

El pensamiento de matar animales para comerlos es en sí mismo chocante. Si la sensibilidad natural del hombre no hubiera sido pervertida por la complacencia del apetito, los seres humanos no pensarían en comer la carne de los animales.

Se nos ha dado la obra de promover la reforma pro salud. El Señor desea que su pueblo esté en armonía mutua. Como Ud. debe saber, no debemos abandonar la posición en la que el Señor nos ha estado pidiendo que permanezcamos durante los últimos 35 años. Tenga cuidado de no oponerse a la obra de la reforma pro salud. Esta seguirá adelantando porque es el medio que el Señor posee para disminuir el sufrimiento que hay en nuestro mundo y para purificar a su pueblo.

Tenga cuidado con la actitud que asume, no sea que provoque división. Hermano mío, aun cuando Ud. no logre llevar a su vida y a su familia la bendición que se obtiene al seguir los principios de la reforma pro salud, no dañe a otros oponiéndose a la luz que Dios ha dado acerca de este tema.

Aunque no convertimos el uso de carne en una prueba de discipulado, aunque no deseamos forzar a nadie a abandonar su uso, es nuestro deber pedir que ningún ministro de la asociación considere livianamente el mensaje de la reforma en este punto o se oponga a él. Si, en vista de la luz que Dios ha dado concerniente a los efectos que el consumo de carne produce sobre el organismo, Ud. sigue comiendo carne, debe soportar las consecuencias. Pero no adopte una posición ante la gente que le permita pensar que no es necesario pedir que haya una reforma en lo que concierne al consumo de carne, porque el Señor está pidiendo esa reforma. El Señor nos ha encomendado la obra de proclamar el mensaje de la reforma pro salud, y si Ud. no puede marchar en las filas de los que están dando este mensaje, no tiene por qué poner de relieve tal cosa. Al contrarrestar los esfuerzos de sus compañeros de trabajo que enseñan la reforma pro salud, Ud. está fuera de lugar, trabajando del lado equivocado.--Carta 48, 1902.

La voz del obrero evangélico

El pastor como portavoz de Dios--El hombre que acepta la posición de ser portavoz de Dios debiera considerar que es muy esencial que presente la verdad con toda la gracia y la inteligencia que pueda para que la verdad no pierda nada al ser presentada ante la gente. Quienes consideran que es poca cosa hablar con mala pronunciación están deshonrando a Dios.--Manuscrito 107, 1898.

Con tonos llenos y sonoros--La habilidad de hablar con sencillez y claridad y con tonos llenos y sonoros, es algo inapreciable en cualquier trabajo. Esta cualidad es indispensable en los que desean llegar a ser ministros evangélicos, obreros bíblicos o colportores. Los que planean entrar en estas especialidades de trabajo debieran aprender a utilizar su voz de tal modo que cuando hablen a la gente acerca de la verdad puedan causar una impresión definida para el bien. La verdad no debe ser echada a perder por ser comunicada mediante una pronunciación defectuosa.--Testimonies for the Church 6:380 (1900).

Hay que hablar claramente y con expresión--Todos los obreros, ya sea que hablen desde el púlpito o den estudios bíblicos, deben aprender a hablar en forma clara y expresiva.--Carta 200, 1903.

La voz de los que leen la Biblia debe ser suave y musical--El que lee la Biblia ante la congregación o en el círculo familiar debe ser capaz de leer con una cadencia suave y musical que encante a los oyentes.--Testimonies for the Church 6:381 (1900).

Debe convencer e impresionar--El arte de leer correctamente y con el énfasis debido es del más alto valor. No importa cuánto conocimiento se pueda haber adquirido en otros ramos, si se ha descuidado el cultivo de la voz y de la forma de expresión para hablar y leer distintamente y en forma inteligible, todo ese conocimiento tendrá poquísima utilidad, porque sin el cultivo de la voz no es posible comunicar pronta y claramente lo que se ha aprendido.

El aprender a comunicar en forma convincente e impresionante lo que uno sabe, es de especial valor para los que desean llegar a ser obreros en la causa de Dios. Cuanto más expresión se pueda poner en las palabras de verdad, tanto más eficaces serán esas palabras para los que escuchan. Una debida presentación de las verdades del Señor es digna de nuestros esfuerzos más intensos. Realicen esfuerzos decididos para aprender a hablar correcta y enérgicamente los alumnos que se preparan para el servicio del Maestro, para que cuando conversen con otros acerca de la verdad, o cuando se dediquen al ministerio público, puedan presentar apropiadamente las verdades de origen celestial.--Manuscrito 131, 1902.

La voz del orador afecta las decisiones--Algunos destruyen la solemne impresión que podrían haber hecho sobre la gente al levantar la voz hasta un tono muy alto y al presentar la verdad con gritos y chillidos. Cuando se la expone en esta manera, la verdad pierde mucho de su dulzura, de su fuerza y solemnidad. Pero si el tono de voz es correcto, si es solemne, y si está modulado de tal manera que llegue a ser conmovedor, producirá una impresión mucho mejor.

Este era el tono con el que Cristo enseñaba a sus discípulos. Los impresionaba con solemnidad; hablaba en forma conmovedora. ¿Pero cuál es el beneficio del griterío? No proporciona a la gente ninguna visión más exaltada de la verdad y no la impresiona más profundamente. Tan sólo provoca una sensación desagradable en los oyentes y agota los órganos vocales del orador. El tono de la voz tiene mucho que ver para impresionar los corazones de los oyentes.--Testimonies for the Church 2:615 (1871).

El uso debido de los órganos vocales--Hay que prestar cuidadosa atención a los órganos vocales y hay que entrenarlos debidamente. Estos se fortalecen mediante el uso debido, pero se debilitan si se los emplea en forma indebida. Su uso excesivo, tal como ocurre cuando se predican sermones largos, si esto se repite con frecuencia, no sólo dañará los órganos vocales sino también someterá a todo el sistema nervioso a una tensión indebida. La delicada arpa de mil cuerdas se agota, se vuelve irreparable y produce discordancia en lugar de melodía.

Es importante que cada orador adiestre de tal manera los órganos vocales que consiga mantenerlos sanos, a fin de comunicar las palabras de vida a la gente. Todos debieran aprender cuál es la forma más eficaz de utilizar la habilidad dada por Dios, y debieran practicar lo que aprendan. No es necesario hablar en voz alta o con tono subido, porque esto provoca un gran daño al orador. El hablar rápidamente destruye gran parte del efecto de un discurso, porque las palabras no pueden hacerse tan claras y distintas como cuando se las pronuncia con más lentitud, dando tiempo al oyente para captar el significado de cada palabra.

La voz humana es un don precioso de Dios; es un poder para el bien, y el Señor desea que sus siervos mantengan su capacidad de despertar las emociones y su melodía. La voz debiera cultivarse para mejorar su capacidad musical, para que resulte agradable al oído e impresione el corazón...

El Señor requiere que el instrumento humano no actúe a fuerza de impulsos cuando habla, sino que se mueva calmadamente, que hable con lentitud, y que deje que el Espíritu Santo dé eficacia a la verdad. Nunca penséis que estáis dando evidencia de que el gran poder de Dios ha descendido sobre vosotros por el hecho de que habláis apasionadamente, por impulsos, o porque permitís que vuestros sentimientos os induzcan a elevar el tono de vuestra voz hasta alturas anormales...

Vuestra influencia debe ser abarcante y vuestras facultades de comunicación deben estar bajo el control de la razón. Cuando forzáis los órganos del habla se pierden las modulaciones de la voz. Hay que vencer decididamente la tendencia a hablar con rapidez. Dios requiere de los instrumentos humanos todo el servicio que éstos puedan dar. Todos los talentos confiados a los hombres deben ser fomentados y apreciados, y utilizados como dones preciosos del cielo. Los obreros que trabajan en el campo de la siega son instrumentos destinados por Dios, canales mediante los cuales él puede comunicar luz del cielo. El uso descuidado y negligente de cualquiera de las facultades dadas por Dios disminuye su eficacia de modo que en una emergencia, cuando podría hacerse el mayor bien, están tan débiles, enfermas y estropeadas que consiguen realizar muy poco.--Special Testimonies, Serie A, No 7, 9-11 (1874).

El cultivo de la voz es importante para el ministro--Los profesores de nuestros colegios no deberían tolerar en los alumnos actitudes desmañadas y gestos toscos, una mala entonación en la lectura y una acentuación o énfasis incorrecto. Hay que instar a cada alumno a alcanzar la perfección en la comunicación y en la voz. Debido al descuido y a una mala preparación, con frecuencia se forman hábitos que resultan en grandes estorbos en la obra de un ministro que es talentoso en otros aspectos. Debe inculcarse en el alumno la convicción de que él es capaz de convertirse en un hombre combinando la gracia con el esfuerzo. Las capacidades mentales y físicas con las que Dios lo ha adornado pueden convertirse en un poder para beneficiar a sus semejantes, mediante el cultivo y el esfuerzo concienzudo.--Manuscrito 22, 1886.

La cultura de la voz--La cultura de la voz tiene una parte importante en la cultura física, puesto que tiende a dilatar y fortalecer los pulmones, y así aleja la enfermedad. Para conseguir una fonación correcta tanto en la lectura como en la conversación, cuídese que los músculos abdominales tengan libertad de movimientos al respirar y que los órganos respiratorios no estén oprimidos. La tensión debería recaer sobre los músculos del abdomen más bien que los de la garganta. De ese modo se evitará un gran cansancio y una grave enfermedad a la garganta. Debe darse cuidadosa atención al logro de una articulación distinta, tonos suaves y bien modulados y una pronunciación no muy rápida. Esto no sólo estimulará la salud sino que contribuirá en gran medida a que sea más agradable y eficaz el trabajo del estudiante.--La Educación, 195 (1903).

Hablar a miles es igualmente fácil como hablar a diez--El hablar con la garganta, dejando que las palabras salgan de la parte superior de los órganos vocales, raspándolos e irritándolos todo el tiempo, no es la mejor manera de mantener la salud o de aumentar la eficiencia de esos órganos. Debéis inspirar profundamente y dejar que la acción proceda de los músculos abdominales. Los pulmones deben ser tan sólo el canal, pero no debéis depender de ellos para hacer el trabajo. Si permitís que vuestras palabras procedan de bien abajo, ejercitando los músculos abdominales, podéis hablar a miles de personas con tanta facilidad como cuando habláis a diez personas.--Testimonies for the Church 2:616 (1871).

Hay que respirar correctamente--Los ministros debieran pararse derechos y hablar con lentitud, firmeza y claridad, inspirando profundamente antes de pronunciar cada frase y expresando las palabras mediante la acción de los músculos abdominales. Si observan esta regla sencilla y si prestan atención a las leyes de la salud en otros aspectos, pueden preservar su vida y utilidad durante mucho más tiempo que en el caso de hombres de cualquier otra profesión. El pecho se ampliará, y... el orador pocas veces enronquecerá aunque hable constantemente. Los ministros, en lugar de ponerse tuberculosos, siendo cuidadosos pueden vencer toda tendencia a la tuberculosis.--Testimonies for the Church 4:404 (1880).

Hay que hablar con calma y lentitud--En los días de mi juventud acostumbraba hablar en tono demasiado alto. El Señor me mostró que yo no podía realizar una impresión debida sobre la gente elevando la voz a un tono antinatural. Luego me fue presentado Cristo y su manera de hablar; y en su voz había una dulce melodía. Su voz, expresada con lentitud y calma, llegaba a sus oyentes, y sus palabras penetraban en sus corazones, y ellos eran capaces de aprehender lo que él había dicho antes de que pronunciara la frase siguiente. Al parecer algunos piensan que deben correr todo el tiempo, porque si no lo hacen perderán la inspiración y la gente también perderá la inspiración. Si eso es inspiración, que la pierdan y, cuanto antes mejor.--Manuscrito 19b, 1890.

La apariencia personal del evangelista

La personalidad del evangelista--Según la luz que he recibido, el ministerio es un oficio sagrado y exaltado, y los que aceptan esta posición debieran tener a Cristo en sus corazones, y debieran manifestar un ferviente deseo de representarlo dignamente delante de la gente en todos sus actos, en su manera de vestir, en su conversación y hasta en su manera de hablar...

Nuestras palabras, acciones, comportamiento e indumentaria, todo en nosotros, debiera predicar. No sólo con nuestras palabras debiéramos hablar a la gente, sino que todo lo que pertenece a nuestra persona debiera ser un sermón para ella.--Testimonies for the Church 2:615, 618 (1871).

Almas perdidas a causa del descuido--Un ministro que es descuidado en su indumentaria, con frecuencia ofende a las personas de buen gusto y de sensibilidad refinada. Los que están en falta en este sentido debieran corregir sus errores y ser más cuidadosos. Al final, se descubrirá que la pérdida de algunas almas será debido a la falta de pulcritud del pastor. La primera impresión que tuvieron de él los afectó desfavorablemente, porque de ninguna manera pudieron relacionar su apariencia con las verdades que presentaba. Su indumentaria hablaba contra él, y causó la impresión de que el pueblo a quien representaba era un conjunto de gente descuidada y que no se preocupaba de su vestimenta, de modo que sus oyentes no quisieron saber nada con esa clase de gente.--Testimonies for the Church 2:613 (1871).

Gusto, color y entalladura--Algunas personas que ministran en las cosas sagradas disponen de tal manera su ropa sobre su persona que, por lo menos en cierta medida, eso destruye la influencia de su trabajo. Hay una evidente falta de gusto en la elección del color y de ajuste en la entalladura. ¿Qué impresión se causa con esta manera de vestir? Es que la obra a la que se dedican no es considerada de carácter más sagrado o elevado que un trabajo común, como sería la tarea de arar el campo. El ministro, mediante su ejemplo, rebaja las cosas sagradas al mismo nivel de las cosas comunes.--Testimonies for the Church 2:614 (1871).

La elección de los colores--La ropa negra u oscura sienta mejor al ministro cuando éste está en el púlpito, y realizará una mejor impresión sobre la gente que la que haría una combinación de dos o tres colores diferentes en su vestimenta.--Testimonies for the Church 2:610 (1871).

Propiedad en la manera de vestir y en el comportamiento--Debemos manifestar propiedad en la manera de vestir y en el comportamiento. Nunca debiéramos ser descuidados ni desprolijos en nuestra apariencia o en nuestro trabajo.--Carta 49, 1902.

El carácter de la obrera es juzgado por su manera de vestir--Se juzga el carácter de una persona por el estilo de su vestido. El gusto refinado y la mente cultivada se revelarán en la elección de atavíos sencillos y apropiados. La casta sencillez en el vestir, unida a la modestia de conducta serán de mucho mayor influencia para rodear a una joven de una atmósfera de reserva sagrada que será para ella un escudo contra miles de peligros.--La Educación, 242 (1903).

Los incrédulos aprecian la sencillez en la manera de vestir--Muchos se visten como el mundo, a fin de ejercer influencia sobre los incrédulos; pero en esto cometen un triste error.. Si quieren ejercer una influencia verdadera y salvadora, vivan de acuerdo con su profesión de fe, manifiéstenla por sus obras justas, y hagan clara la distinción que hay entre el cristiano y el mundo. Sus palabras, su indumentaria y sus acciones deben hablar en favor de Dios. Entonces ejercerán una influencia santa sobre todos los que los rodeen, y aun los incrédulos conocerán que han estado con Jesús. Si alguno quiere que su influencia se ejerza en favor de la verdad, viva de acuerdo con lo que profesa e imite así al humilde Modelo.--Joyas de los Testimonios 1:594, 595 (1881).

El orgullo manifestado en la manera de vestir es una piedra de tropiezo para los incrédulos--Más de un alma que estaba convencida de la verdad se ha visto inducida a decidirse contra ella por el orgullo y el amor al mundo que manifestaron nuestras hermanas. La doctrina que se predicaba parecía clara y armoniosa, y las oyentes sentían que debían tomar una pesada cruz al aceptar la verdad. Cuando estas personas vieron a nuestras hermanas haciendo tanta ostentación en el vestir, dijeron: "Estas personas se visten tan vistosamente como nosotras. No pueden creer realmente lo que profesan; y al fin y al cabo deben estar equivocadas. Si realmente pensaran que Cristo va a venir pronto, y el caso de cada alma debe decidirse para la vida o la muerte eterna, no dedicarían su tiempo y su dinero a vestirse de acuerdo con las modas existentes." ¡Cuán poco sabían del sermón que estaban predicando sus vestidos, estas hermanas que profesaban tener fe!

Nuestras palabras, nuestras acciones y nuestra indumentaria predican diariamente y en forma vívida, y juntan para Cristo o dispersan. Esto no es un asunto trivial, que se ha de dejar a un lado con una broma. El tema de la indumentaria exige seria reflexión y mucha oración. Muchos incrédulos han sentido que no han estado haciendo bien al permitir que los esclavizara la moda; pero cuando ven vestirse como los mundanos y gozar de una sociedad frívola a algunas personas que hacen alta profesión de piedad, deciden que una conducta tal no debe ser mala.--Joyas de los Testimonios 1:594, 595 (1881).

La vestimenta sencilla no confundirá a los pobres--Nuestra vestimenta debiera ser sencilla, de tal manera que cuando visitemos a los pobres, ellos no se sientan confundidos por el contraste entre nuestra apariencia y la suya.--Gospel Workers, 189 (1915).

Ropa adecuada a la profesión sagrada--El cuidado en el vestir es de importante consideración. El predicador debe vestir de una manera que cuadre con la dignidad de su posición. Algunos predicadores han fracasado en este respecto. En algunos casos no sólo han manifestado falta de gusto y de ordenado arreglo de su traje, sino que éste carecía de aseo y buen aspecto.

El Dios del cielo cuyo brazo mueve el mundo, quien nos da vida y guarda en buena salud, queda honrado o deshonrado por la indumentaria de los que ofician en honor suyo.--Obreros Evangélicos, 182 (1915).

La esposa del evangelista

Es responsable de sus talentos--Sobre la esposa del ministro pesa una responsabilidad que ella no debiera ni puede descartar livianamente. Dios requerirá con intereses el talento que le fue prestado. Ella debiera trabajar fervorosamente, con toda fidelidad y unida con su esposo a fin de salvar almas. Nunca debiera poner en primer plano sus deseos y preferencias, ni expresar una falta de interés en el trabajo de su esposo, ni insistir en sus sentimientos de nostalgia y descontento. Debe vencer todos estos sentimientos naturales. Debiera tener un propósito en la vida y dedicarse incansablemente a su realización. ¡Y qué importa que esto esté en conflicto con los sentimientos, las preferencias y los gustos! Estos debieran sacrificarse gozosamente y con prontitud a fin de hacer bien y salvar almas.

Las esposas de los pastores debieran llevar vidas piadosas y dedicadas a la oración. Pero algunas de ellas preferirían una religión sin cruces y que no exija nada de abnegación ni renunciamiento de su parte. En vez de depender noblemente de sí mismas, en lugar de apoyarse en Dios para recibir de él fortaleza, en vez de cumplir sus responsabilidades, una buena parte del tiempo han estado dependiendo de otros, y de ellos han obtenido su vida espiritual. Si tan sólo se apoyaran en Dios, con toda confianza, y confiaran en él como lo hace un niño, y centraran en Jesús sus afectos, recibiendo su vida de Cristo, la Vid viviente, ¡cuánto bien podrían hacer, de cuánta ayuda podrían ser para otros, y qué apoyo podrían prestar a sus esposos! ¡Y qué recompensa recibirán al final!--Testimonies for the Church 1:452, 453 (1864).

Debe acompañar a su esposo en la ganancia de almas--Si la esposa de un pastor acompaña a su esposo en sus viajes, no debiera ir para su propio placer, para visitar y para ser servida, sino para trabajar con él. Debiera tener el mismo interés que él en hacer el bien. Debiera estar dispuesta a acompañar a su esposo, si las tareas del hogar lo permiten, y debiera ayudarle en sus esfuerzos para salvar almas. Con mansedumbre y humildad, y sin embargo con una noble confianza propia, debiera ejercer una influencia orientadora sobre las mentes de las personas que la rodean, y debiera desempeñar su parte y llevar su cruz y su carga en las reuniones, junto al altar familiar y en las reuniones de conversación junto al hogar. La gente espera esto, y tiene derecho a esperarlo. Si esas expectativas no se cumplen, se destruye más de la mitad de la influencia del esposo.

La esposa de un ministro puede hacer mucho si así lo quiere. Si posee el espíritu de abngación y amor por las almas, puede hacer con él casi la misma cantidad de bien. Una obrera en la causa de la verdad puede comprender ciertos casos y puede influir en ellos, especialmente entre las hermanas, cosas que el pastor no podría hacer.--Testimonies for the Church 1:452 (1864).

La vestimenta de las esposas de los ministros--Especialmente las esposas de nuestros ministros deben tener cuidado de no apartarse de las claras enseñanzas de la Biblia con respecto al vestir. Muchas consideran que esas órdenes son demasiado anticuadas para que se les preste atención; pero el que las dio a sus discípulos, comprendía los peligros que entrañaría en nuestro tiempo el amor al vestido, y nos envió la consiguiente amonestación. ¿Le prestaremos atención y seremos sabios? La extravagancia en el vestir aumenta continuamente. Y no se ha llegado aún al fin. La moda cambia a cada momento, y nuestras hermanas la siguen, sin reparar en el gasto de tiempo y dinero. Se gastan en vestidos muchos recursos que debieran ser devueltos a Dios, el Dador de ellos.--Joyas de los Testimonios 1:594 (1864).

Debe ejemplificar la religión en el hogar--Recuerde la esposa del predicador que tiene hijos, que ella tiene en su hogar un campo misionero en el cual debe trabajar con energía incansable y celo invariable, sabiendo que los resultados de su trabajo perdurarán por toda la eternidad. ¿No son las almas de sus hijos de tanto valor como las de los paganos? Atiéndalos, pues, con amante cuidado. Le ha sido encargada la responsabilidad de demostrar al mundo la fuerza y excelencia de la religión en el hogar. Ella ha de ser regida por los principios, no por los impulsos, y ha de trabajar con el sentimiento de que Dios es quien le ayuda. No debe permitir que nada la aparte de su misión.

La influencia de la madre que tiene íntima relación con Cristo es de valor infinito. Su ministerio de amor hace del hogar un Betel. Cristo obra con ella, transformando el agua común de la vida en el vino del cielo. Sus hijos se criarán para serle una bendición y honra en esta vida y en la venidera.--Obreros Evangélicos, 217, 218 (1915).

La obra importante en el hogar--Si entran en la obra hombres casados, dejando a sus esposas en casa para que cuiden a los niños, la esposa y madre está haciendo una obra tan grande e importante como la que hace el esposo y padre. Mientras que el uno está en el campo misionero, la otra es misionera en el hogar, y con frecuencia sus ansiedades y cargas exceden en mucho a las del esposo y padre. La obra de la madre es solemne e importante, a saber, la de amoldar las mentes y formar el carácter de sus hijos, prepararlos para ser útiles en esta vida, e idóneos para la venidera, inmortal.

El esposo puede recibir honores de los hombres en el campo misionero, mientras que la que se afana en casa no recibe reconocimiento terreno alguno por su labor; pero si trabaia en pro de los mejores intereses de su familia, tratando de formar su carácter según el Modelo divino, el ángel registrador la anotará como uno de los mayores misioneros del mundo.

La esposa del predicador puede ser de gran ayuda a su esposo en cuanto a aliviar su carga, si mantiene su propia alma en el amor de Dios. Puede enseñar la Palabra a sus hijos. Puede manejar su casa con economía y discreción. Unida a su esposo, puede educar a sus hijos en hábitos de economía, y enseñarles a restringir sus necesidades.--Obreros Evangélicos, 214 (1915).

El espíritu quejoso es un lastre--Estas hermanas están estrechamente vinculadas con la obra de Dios si es que él ha llamado a sus esposos a predicar la verdad presente. Estos siervos, si verdaderamente son llamados por Dios, sentirán la importancia de la verdad. Se colocarán entre los vivos y los muertos, y velarán por las almas como quienes han de dar cuenta. Solemne es su vocación y sus compañeras pueden ser para ellos una gran bendición o una gran maldición. Pueden alentarlos cuando están abatidos, consolarlos cuando están desanimados, y animarlos a mirar hacia arriba y confiar plenamente en Dios cuando les falta la fe. O pueden seguir una conducta opuesta; mirar el lado sombrío, pensar que pasan por tiempos difíciles, y no ejercer fe en Dios, hablar de sus pruebas e incredulidad con sus compañeros, albergar un espíritu quejoso y murmurador, y ser un lastre y hasta una maldición para ellos...

Una esposa no santificada es la mayor maldición que pueda tener un ministro. Aquellos siervos de Dios que por desgracia tengan en sus casas esta influencia agostadora, deben duplicar sus oraciones y su vigilancia y, asumiendo una posición firme y decidida, no permitir que los opriman las tinieblas. Deben aferrarse más a Dios, ser enérgicos y decididos, gobernar bien su propia casa, y vivir de tal manera que puedan recibir la aprobación de Dios y la custodia de los ángeles. Pero si ceden a los deseos de sus compañeras no consagradas, el ceño de Dios pesará sobre su casa. El arca de Dios no puede morar en ella, porque ellos apoyan a sus esposas en sus errores y se los toleran.--Joyas de los Testimonios 1:38, 39 (1856).

Una norma moral elevada

El abandono de los principios es una señal de los tiempos--Por doquiera se ven náufragos de la humanidad, altares de familia destruidos, hogares arruinados. Existe un extraño abandono de los buenos principios, el nivel de la moralidad se rebaja, y la tierra se está convirtiendo rápidamente en una gran Sodoma. Las costumbres que atrajeron el juicio de Dios sobre el mundo antediluviano, y causaron la destrucción de Sodoma por el fuego, toman rápido incremento. Nos estamos acercando al fin, en el cual la tierra será purificada por el fuego.--Obreros Evangélicos, 132 (1915).

Los pastores son el blanco de Satanás--Las tentaciones especiales de Satanás se dirigen contra el ministro. El sabe que los predicadores no son sino humanos, que no poseen gracia o santidad propias; que los tesoros del Evangelio han sido puestos en vasos terrenos, a los cuales únicamente el poder divino puede hacer vasos de honor. El sabe que Dios ordenó que los predicadores sean un poderoso medio para salvar almas, y que pueden tener éxito en su obra únicamente en la medida en que permitan a su Padre eterno regir sus vidas. Por lo tanto, trata con toda sagacidad de inducirlos a pecar, sabiendo que su cargo hace su pecado tanto más pecaminoso; porque al cometer el pecado se hacen ministros del mal.--Obreros Evangélicos, 130 (1915).

Dignidad y sociabilidad equilibradas--El tema de la pureza y el comportamiento correcto es digno de ser considerado. Debemos ponernos en guardia contra los pecados de esta era de degeneración. No desciendan los embajadores de Cristo a conversaciones triviales, a familiaridades con mujeres, ya sean casadas o solteras. Conserven su debido lugar con digno decoro, aunque sean al mismo tiempo sociables, bondadosos y corteses. Deben mantenerse alejados de cuanto sepa a vulgaridad y familiaridad. Este es un terreno prohibido, sobre el cual es peligroso asentar los pies. Cada palabra, cada acto, debe tender a elevar, refinar y ennoblecer. Hay pecado en ser irreflexivo acerca de tales asuntos.--Obreros Evangélicos, 131 (1915).

Hay que censurar la actitud aduladora de las mujeres--Seréis adulados algunas veces por los hombres, pero con más frecuencia por las mujeres. Especialmente cuando presentáis la verdad en nuevos campos encontraréis personas que se dedicarán a esta adulación impía. Como siervos de Cristo, despreciad la adulación y rechazadla como lo haríais con una serpiente venenosa. Censurad a la mujer que alabe vuestra habilidad y que retenga vuestra mano en la suya todo el tiempo que pueda. Tened muy poco que decir a personas de esta clase, porque son los agentes de Satanás y llevan a cabo sus planes colocando trampas fascinadoras para apartaros del camino de la santidad. Toda dama cristiana sensata actuará con modestia, comprenderá los planes de Satanás y se negará a colaborar con él.

Evitad formar la reputación de ser un ministro favorito de las mujeres. Rehuid la compañía de las personas que mediante sus artes debilitarían en lo más mínimo vuestro propósito de obrar correctamente, o que mancharían la pureza de vuestra conciencia. No les deis vuestro tiempo ni vuestra confianza, porque os dejarán sintiéndoos desposeídos de vuestra fortaleza espiritual. No hagáis nada entre los desconocidos, en los coches del tren, en el hogar ni en la calle, que pueda tener la mínima apariencia de mal.--The Review and Herald, 8 de julio de 1884.

Evitad toda aproximación al mal--Cuando el que pretende estar enseñando la verdad se siente inclinado a pasar mucho tiempo en compañía de mujeres jóvenes o de mujeres casadas, cuando coloca familiarmente su mano sobre su persona, o cuando se lo encuentra con frecuencia hablando con ellas familiarmente, entonces debéis temerle; los principios puros de la verdad no están entretejidos en su alma. Tales personas no son obreros con Jesús; no están en Cristo y Cristo no mora en ellos. Necesitan una conversión cabal antes de que Dios pueda aceptar sus labores. La verdad de origen celestial nunca degrada al que la recibe, jamás lo conduce a la mínima actitud de familiaridad indebida; todo lo contrario, santifica al creyente, refina su gusto, lo eleva y lo ennoblece, y lo lleva a una relación más estrecha con Jesús. Lo induce a obedecer la orden del apóstol Pablo según la cual hay que abstenerse hasta de la apariencia del mal para que no se hable mal de lo que él tiene de bueno...

Los hombres que realizan la obra de Dios, que tienen a Cristo morando en sus corazones, no rebajarán las normas de moralidad, sino que siempre procurarán elevarlas. No se complacerán con los halagos de las mujeres ni al ser mimados por ellas. Digan los hombres jóvenes y los casados: ¡Abstengámonos! No voy a dar la menor ocasión para que se hable mal de lo que hay de bueno en mí. Mi buen nombre es para mí un capital de mucho más valor que el oro o la plata. Quiero mantenerlo sin mancha. Si los hombres atacan ese nombre no será porque les haya dado ocasión alguna para hacerlo, sino por la misma razón por la que hablaron falsamente de Cristo: porque odiaban la pureza y la santidad de su carácter, porque éste era un reproche constante para ellos.

Quisiera impresionar a cada obrero de la causa de Dios con la gran necesidad de orar continuamente y con fervor. No pueden estar constantemente de rodillas, pero pueden elevar sus corazones a Dios. Esta es la forma como Enoc anduvo con Dios.--The Review and Herald, 10 de noviembre de 1885.

Defended el alma--Habrá mujeres que se convertirán en tentadoras, que harán lo mejor posible para atraer y llamar la atención de los hombres. Primero, procurarán ganar su simpatía, luego tratarán de obtener sus afectos y finalmente procurarán inducirlos a quebrantar la santa ley de Dios. Los que han deshonrado sus mentes y sus afectos colocándolos en un lugar que Dios prohíbe, no tendrán escrúpulos para deshonrar a Dios en diversas especies de idolatría. Dios los dejará librados a sus inclinaciones impías. Es necesario guardar los pensamientos; proteger el alma con los preceptos de la Palabra de Dios; y han de ser muy cuidadosos en cada pensamiento, palabra y acción para no ser arrastrados al pecado.--The Review and Herald, 17 de mayo de 1887.

Cuidando las salvaguardias--Nuestro gran adversario tiene agentes que buscan constantemente una oportunidad para destruir las almas, tal como el león acecha su presa... Una salvaguardia quitada de la conciencia, la complacencia de un hábito pecaminoso, un solo descuido de las elevadas exigencias del deber, puede ser el comienzo de un proceder engañoso que os puede llevar a las filas de los seguidores de Satanás, mientras profesáis todo el tiempo amar a Dios y su causa. Un momento de descuido, un solo paso mal dado, puede volver toda la corriente de vuestras vidas en una dirección equivocada. Y puede ser que nunca sepáis lo que causó vuestra ruina hasta que se pronuncie la sentencia: "Apartaos de mí, obradores de maldad".--Testimonies for the Church 5:397, 398 (1885).

Convertidos por ministros inconversos--Una persona puede oír y aceptar toda la verdad, y sin embargo puede no saber nada en cuanto a la piedad personal y a la verdadera religión de la experiencia. Puede explicar los caminos de la salvación a otros y sin embargo él mismo ser un desechado. La verdad es santa y poderosa y escudriña hasta las intenciones y los propósitos del corazón. La importancia y la autoridad de la verdad en el gran plan de salvación se originaron en el Autor Divino y no pierden su valor y su vigencia porque los instrumentos empleados en su administración sean impíos o infieles.

Un hombre que había estado practicando la maldad, y que todavía la practicaba, preguntó: "¿Por qué las almas se convierten a la verdad mediante mi influencia?" Le contesté: "Cristo está atrayendo constantemente las almas hacia él y está iluminando sus caminos con su propia luz. Al que busca la salvación no se le permite leer el carácter del que le enseña. Si él mismo es sincero, si es atraído hacia Dios, y cree en él y confiesa sus pecados, será aceptado.--Carta 12, 1890.

El aspirantazgo

Obreros jóvenes que salen al campo--Hay jóvenes concienzudos que se están preparando para salir al campo, para fortalecer los puestos de avanzada. Si andan humildemente con Dios el hablará con ellos y los instruirá. A ellos quiero decirles: Trabajad en el lugar donde os encontráis, haced lo que podáis para compartir la verdad que os es tan preciosa. Mantened la sencillez, y cuando haya puestos vacantes que llenar escucharéis las palabras: Amigo, ven más arriba. Podéis resistiros a avanzar, pero hacedlo con vuestra confianza puesta en Dios, e introducid en su obra una experiencia fresca y honrada y un corazón lleno de fe que obra por amor y que purifica el alma. Cuando sintáis sed del agua de vida, pedidla a Cristo, y él os dará a beber abundantemente del agua de vida. Será para vosotros una fuente de la que brota la vida eterna.--Carta 9, 1899.

Mucho depende de un comienzo correcto--La utilidad de los hombres jóvenes que sienten que son llamados por Dios a predicar, depende mucho de la forma en que empiezan sus labores. Los que son escogidos por Dios para la obra del ministerio darán pruebas de su alta vocación, y por todos los medios de que dispongan se esforzarán para desarrollarse como obreros capaces.--Los Hechos de los Apóstoles, 284, 285 (1911).

Comenzad a trabajar en compañía de ministros de más edad--Mientras adquieren preparación para el ministerio, los jóvenes deben estar asociados con predicadores de más edad. Aquellos que han adquirido experiencia en el servicio activo han de llevar consigo a los jóvenes e inexpertos al campo de la mies, para enseñarles a trabajar con éxito por la conversión de las almas. Bondadosa y afectuosamente estos obreros mayores deben ayudar a los jóvenes a prepararse para la obra a la cual el Señor los llamó. Y los jóvenes a su vez deben respetar el consejo de sus instructores, honrar su devoción y recordar que sus años de labor les han dado sabiduría...

Sean educadores los obreros de más edad, y manténganse bajo la disciplina de Dios. Consideren los jóvenes como privilegio el estudiar bajo la dirección de esos obreros, y lleven toda carga que su juventud y experiencia les permitan llevar. Así educaba Elías a los jóvenes de Israel en las escuelas de los profetas; y los jóvenes han de recibir hoy una educación similar. No es posible hacer recomendaciones en detalle en cuanto a la parte que los jóvenes deben desempeñar; pero deben ser instruidos fielmente por los obreros de más edad, y enseñados a mirar a Aquel que es el autor y consumador de nuestra fe.--Obreros Evangélicos, 106, 107 (1915).

Hay que trabajar con obreros experimentados pero no hay que copiarlos--Los obreros sin experiencia no debieran ser enviados a trabajar solos. Debieran ser puestos junto a obreros de más edad y experiencia, donde puedan educarse. Pero ellos debieran decirles: "No debéis copiar mis gestos ni el tono de mi voz, a tal punto que nadie pueda distinguir si el que está hablando soy yo o es Ud. Ud. debe tomar su propia armadura y debe tener su propio carácter santificado por Dios. Ud. no debe adoptar mi modalidad, ni mis gestos, ni mi tono de voz, ni mis expresiones, ni mis palabras".

Creo que esto me ha sido mostrado unas veinte veces durante mi vida, y he tratado de comunicarlo a los hermanos, pero el mal no ha sido remediado. Cuando uno de estos obreros que no tiene experiencia en la obra es puesto a vuestro lado no debe pensar en todo tal como vosotros, ni considerar las cosas como vosotros lo hacéis; a tal punto que si vosotros abandonáis la verdad él se vea obligado a decir: "Yo también la abandonaré". Ayúdeseles a obtener una simetría de carácter del Dios del cielo; no es que ellos deben tener vuestras ideas y vosotros debéis ejercer una influencia moderadora en ellos; sino que debéis llevarlos directamente a la Biblia como su norma. La importancia de estas cosas me ha sido mostrada tantas veces que siento una carga en este sentido.--Manuscrito 19b, 1890.

No hay que reprimir ni desanimar a los nuevos obreros--Dios nunca se propuso que el juicio y los planes de una sola persona fuesen considerados como supremos. El dice: Sois obreros juntamente con Dios. No se dedique ninguna persona a reprimir ni a desanimar. No procure colocar su armadura sobre su hermano, porque él no la ha probado... Y los pastores nunca debieran copiar los gestos, los hábitos, las actitudes, las expresiones ni los tonos de voz de ningún hombre. No deben convertirse en la sombra de nadie, en pensamiento, en sentimiento, en planificación ni en la ejecución del gran todo. Si Dios os ha hecho pastores del rebaño también os ha dado las calificaciones necesarias para llevar a cabo esa obra.--Manuscrito 104, 1898.

Jóvenes llamados a servir en las líneas de avanzada--Los hombres de cabellos canos debieran andar con cautela, y debieran dar a los jóvenes que tratan de desarrollarse toda oportunidad posible para ir al frente. Los obreros de más edad no debieran considerar que es una deshonra para ellos permitir que vayan al frente los jóvenes que deben usar sus capacidades y deben cumplir sus responsabilidades individuales y llegar a ser hombres dignos de confianza. Los que tienen más edad debieran estimular a los jóvenes para que desarrollen sus talentos.

Necesitamos hombres que se encarguen de la obra con toda responsabilidad. Los jóvenes deben recibir oportunidades para desarrollarse.--Carta 97, 1896.

Deben recibir reconocimiento--El condescendió a llevar a sus discípulos ante las multitudes para darles reputación para que muchos reconociesen en su trabajo que habían trabajado como Cristo lo hizo. Las obras de misericordia realizadas por nuestro Señor iban a abrir las puertas para sus discípulos.--Carta 252, 1906.

Los obreros jóvenes en la escuela de la disciplina--Tratemos con respeto a los miembros jóvenes de la familia del Señor. Los jóvenes que acaban de entrar en el ministerio pueden cometer muchos errores, pero los ministros de más edad no están libres de hacer errores a pesar de los años que han estado trabajando. Dios mismo tomará en sus manos a esos obreros jóvenes, algunas veces permitirá que sean afligidos y que sufran a causa de sus errores, pero nunca los olvidará. Les da oportunidad para que se conviertan en miembros de la familia real, en hijos del Bey celestial.--Manuscrito 127, 1902.

Obreros jóvenes llamados al campo de la siega--El Señor llama a obreros jóvenes para que entren en el campo de la siega y trabajen diligentemente en la cosecha. Les pide que trabajen para él, no en las iglesias que ya están establecidas, sino que los insta a relacionarse con obreros experimentados que trabajan en el gran campo de la siega. Salgan los jóvenes hábiles y comercien con sus talentos. Y cuando salgan encomiéndeselos a la dirección del Señor...

Esta es la obra que los jóvenes debieran ser animados a realizar, y no se los debiera instar a que hablen a los auditorios que no necesitan su trabajo inmaduro, que están bien al tanto de este hecho y que no sienten la atracción del Espíritu. El Señor no ha dado a los jóvenes el trabajo entre las iglesias. Su primer deber consiste en aprender lecciones de los diversos métodos de trabajo del gran Maestro...

¿Qué dijo Cristo a sus discípulos? "Si alguno me sirve, sígame". Juan 12:26. Esta es la regla que se ha dado en la Palabra de Dios. Descubran los obreros al estudiar la vida de Cristo la manera como él vivió y trabajó. Esfuércense cada día por vivir la vida de Cristo procurando conocer el camino del Señor.--Manuscrito 75, 1900.

Al cabo de doce meses de prueba--El Señor dará tacto, habilidad y comprensión a los que llama a la obra del ministerio. Si un hombre después de trabajar doce meses en la obra evangélica no ha producido ningún fruto por sus esfuerzos, si la gente por quien ha trabajado no ha recibido beneficio, si no ha elevado el estandarte en nuevos lugares y si no hay almas convertidas por su obra, ese hombre debiera humillar su corazón delante del Señor y debiera tratar de comprender si no ha errado su vocación. Los sueldos pagados por la asociación debieran darse a los que producen fruto con su trabajo. Será fructífera la obra del que reconoce a Dios como la fuente de su poder, del que tiene un concepto genuino del valor de las almas, cuyo corazón está lleno con el amor de Cristo.--Manuscrito 26, 1905.

Llamamientos y traslados del obrero evangélico

El traslado a lugares donde no se ha predicado el mensaje--Con frecuencia los habitantes de una ciudad donde Cristo había trabajado deseaban que él se quedara con ellos y continuara la obra entre ellos. Pero él les decía que debía ir a ciudades que no habían oído las verdades que tenía para presentar. Después de predicar la verdad a los que vivían en cierto lugar, los dejaba para que edificasen sobre lo que él les había dado, mientras él iba a otro sitio. Sus métodos de trabajo deben ser seguidos en la actualidad por aquellos a quienes él ha encomendado su obra. Debemos ir de un lugar a otro para llevar el mensaje. Tan pronto como la verdad se ha proclamado en un lugar debemos ir a amonestar a otros.--Manuscrito 71, 1903.

Hay que moverse únicamente cuando la columna de nube se levanta--No os impacientéis ni perdáis la fe; mantened la armadura ceñida para la batalla, fortaleced vuestras almas en Dios y podréis avanzar valientemente. En Dios está nuestra fortaleza y nuestro poder... Cuando la columna de nube se levante y cuando Dios indique que es vuestro deber abrir la obra en algún otro campo, podéis moveros con entendimiento. Pero no olvidéis ahora el campo donde tanto se ha hecho y donde todavía hay más por hacer.--Carta 77, 1895.

La voz del deber--La voz del deber es la voz de Dios y es un guía innato, enviado por el cielo.--Counsels on Health, 562 (1896).

Pueden saber que Dios guía--Pero no hemos de colocar la responsabilidad de nuestro deber en otros, y esperar que ellos nos digan lo que debemos hacer. No podemos depender de la humanidad para obtener consejos. El Señor nos enseñará nuestro deber tan voluntariamente como a alguna otra persona. Si acudimos a él con fe, nos dirá sus misterios a nosotros personalmente... Los que decidan no hacer, en ningún ramo, algo que desagrade a Dios, sabrán, después de presentarle su caso, exactamente qué conducta seguir. Y recibirán, no solamente sabiduría, sino también fuerza.--El Deseado de Todas las Gentes, 622 (1898).

Obreros con un sentido del deber--En cada movimiento de avance que Dios nos ha inducido a realizar, en cada paso dado hacia adelante por el pueblo de Dios, ha habido entre nosotros instrumentos de Satanás con la misión de detener el avance, de sugerir dudas e incredulidad, y de arrojar obstáculos en nuestro camino para debilitar nuestra fe y valor. Hemos tenido que afirmarnos como guerreros, listos para avanzar y abrirnos camino a fuerza de lucha a través de la oposición que se había levantado. Esto ha hecho que nuestra obra fuera diez veces más difícil de lo que hubiera sido de otra manera. Hemos tenido que permanecer tan firmes e inconmovibles como una roca...

Algunos... parecen estar sin ancla. Tales personas han hecho mucho daño a la causa de la verdad. Hay otros que al parecer nunca han estado en una posición donde pueden permanecer firmes y seguros, listos para luchar si eso es necesario, cuando Dios llama a soldados fieles al puesto del deber... Algunos no tienen idea de lo que significa correr un riesgo o aventurarse a realizar algo. Pero alguien debe aventurarse, y alguien debe correr riesgos en esta causa.--Testimonies for the Church 3:315, 316 (1873).

Los evangelistas deben completar sus series de reuniones--No sé nada acerca del caso del pastor -----, a no ser que ha sido utilizado por el Señor en su obra en Los Angeles, y que ha sido grandemente bendecido. Más de cien personas se han decidido en favor de la verdad como resultado de su trabajo. Al final de su última serie de reuniones llevadas a cabo en la carpa, él pensó cambiar su campo de trabajo, pero recibió un pedido firmado por muchos ciudadanos de Los Angeles rogándole que permaneciera allí y continuara sus reuniones. El Señor ha dado al Hno. ----- un espíritu de adaptabilidad, con sabiduría para hacer planes y llevar a cabo su obra, y lo ha bendecido en la presentación de folletos, informes y diagramas que han despertado el interés de la gente.

Quisiera decir, dejad al Hno.-----trabajar en el lugar donde su mensaje evidentemente está causando un gran bien. Los que han acudido a sus reuniones han dado abundantemente de sus recursos para sostener la obra que él ha llevado a cabo...

Dejadlo en Los Angeles por ahora, porque el Señor le está dando un éxito notable en la tarea de dar el mensaje a la gente. Dejad que dé a la trompeta un sonido certero y que despierte a los que nunca han escuchado la verdad. Que el Señor lo anime a permanecer en Los Angeles hasta que los miembros de la iglesia sean despertados para que se coloquen la armadura y demuestren que sienten preocupación por el mensaje...

Nadie, por precepto o ejemplo, procure alejar al Hno. -----de la obra que el Señor le ha señalado. Unanse todos a él en un esfuerzo por llevar a cabo la obra en forma definida.--Carta 75, 1905.

Principios que deben guiar cuando se llama a un evangelista--En lo que se refiere a si es correcto que el pastor ----- salga de Los Angeles para trabajar durante un tiempo en una ciudad del norte, debo decir: En algunos casos debemos dejar tales asuntos en gran medida librados al hombre mismo. Se desplaza demasiado a los hombres que están haciendo un buen trabajo, la obra misma que el Señor ha dicho que debiera hacerse. Algunas veces cuando un hombre está teniendo éxito en sus esfuerzos y el interés continúa siendo bueno, de ninguna manera debiera llegar hasta él la preocupación de trasladarlo a otro campo, porque eso tan sólo lo confundiría. Si el Señor está moviendo poderosamente a la gente de Los Angeles por medio de las reuniones realizadas en carpa, que nada interrumpa la obra... Nadie procure alejar al Hno.-----del lugar donde hay un profundo interés y una oportunidad extraordinaria de presentar la verdad. Esta es la oportunidad de Los Angeles.--Carta 193, 1905.

Obreros perjudicados por traslados innecesarios--Creo que se causa un daño al llamar a los obreros de una parte de la viña donde están haciendo un buen trabajo, para que vayan a otro campo donde tendrán que comenzar desde el principio. Creo que esto induce a los que son llamados, a pensar que son mucho más importantes de lo que realmente son, y las pobres almas se perjudican con eso. Le hago una advertencia en relación con este asunto de cambiar a los obreros cuando no hay necesidad de hacerlo.--Carta 179, 1900.

Los movimientos prematuros de obreros no son comprendidos por los conversos--Sé que los Hnos.-----no estaban libres de faltas, pero se estaban esforzando por conocer la voluntad del Maestro y por llevarla a cabo, y tenían talentos que los capacitaban para alcanzar a hombres y mujeres de las profesiones superiores, los que mediante su trabajo podrían interesarse en la verdad. Yo sabía que un traslado privaría a un campo importante de una labor que era muy necesaria, y también que un traslado significaría mucho para ellos personalmente, porque acababan de establecerse en un hogar confortable. No me sentí libre de prestar mi influencia para que los trasladasen.

Un traslado a otro campo en tales circunstancias causaría una impresión desfavorable en la mente de quienes, a través de sus esfuerzos, habían aceptado la verdad recientemente. Además, si en realidad fuera cierto que poseían rasgos de carácter objetables, no se mejoraría el caso enviándolos a otro campo de trabajo, porque llevarían con ellos esas características y métodos objetables.--Carta 48, 1907.

El traslado prematuro de los obreros es una artimaña de Satanás--Si el pastor hubiera rehusado decididamente escuchar las declaraciones exageradas y unilaterales de algunos, si hubiera impartido consejos de acuerdo con la regla bíblica y se hubiera dicho, tal como lo hizo Nehemías: "Yo hago una gran obra y no puedo ir" (Nehemías 6:3), esa iglesia habría estado en una condición mucho mejor. Esta obra de sacar a los hombres de su campo de labor ha sido repetida una vez tras otra en el desarrollo de esta causa. La treta del gran adversario de las almas consiste en entorpecer la obra de Dios. Cuando las almas que están a punto de decidirse en favor de la verdad son dejadas de este modo libradas a influencias desfavorables, pierden su interés y es muy difícil que nuevamente pueda ejercerse sobre ellas una impresión tan poderosa. Satanás siempre está buscando algún artificio para sacar al pastor de su campo de trabajo en este punto crítico, para que se pierdan los resultados de su obra.--Manuscrito 1, 1878.