Los huerfanitos
Más de un padre que murió en la fe, confiado en la eterna promesa de Dios, dejó a sus amados en la plena seguridad de que el Señor los cuidaría. Y ¿cómo provee el Señor para estos enlutados? No realiza un milagro enviando maná del cielo; no manda cuervos que les lleven alimento; sino que realiza un milagro en los corazones humanos, expulsando el egoísmo del alma y abriendo las fuentes de la benevolencia. Prueba el amor de quienes profesan seguirle, confiando a sus tiernas misericordias a los afligidos y a los enlutados.Responsabilidad de la iglesia
Niños huérfanos de padre y madre son arrojados a los brazos de la iglesia, y Cristo dice a quienes le siguen: Recibid a estos niños indigentes, criadlos para mí, y recibiréis vuestro salario. He visto manifestarse mucho egoísmo en estas cosas. A menos que tengan evidencia especial de que ellos mismos saldrán beneficiados por adoptar en su familia a quienes necesiten hogares, algunos se apartan y contestan: No. No parece interesarles si los tales se salvan o se pierden. Esto, piensan ellos, es asunto suyo. Con Caín dicen: "¿Soy yo guarda de mi hermano?" No están dispuestos a incomodarse ni a hacer sacrificio alguno por los huérfanos, y arrojan a éstos con indiferencia a los brazos de un mundo que está a veces mejor dispuesto a recibirlos que esos profesos cristianos. En el día de Dios, él les pedirá cuenta de aquellos a quienes el Cielo les dio oportunidad de salvar. Mas ellos pidieron que se les excusase y no quisieron participar en la buena obra a menos que pudiesen obtener ganancia. Se me ha mostrado que quienes rehusen estas oportunidades de hacer bien oirán a Jesús decirles: "En cuanto no lo hicisteis a uno de estos pequeñitos, ni a mí lo hicisteis." Leed, por favor, Isaías 58 [vers 5-11].Una súplica a las parejas sin hijos
Algunos que no tienen hijos propios debieran educarse para amar y cuidar hijos ajenos. Tal vez no sean llamados a trabajar en un campo extranjero, sino posiblemente en la misma localidad en que viven. En vez de dedicar tanta atención y afecto a ciertos animales, ejerciten su talento en favor de seres humanos que tienen un cielo que ganar y un infierno que rehuir. Dediquen su atención a niñitos cuyo carácter pueden modelar a la semejanza divina. Consagrad vuestro amor a los pequeñuelos sin hogar que os rodean. En vez de cerrar vuestro corazón a los miembros de la familia humana, averiguad cuántos de estos pequeños desamparados podéis criar en la disciplina y admonición del Señor. Hay abundancia de trabajo para todos los que quieran obrar. Dedicándose a este ramo del esfuerzo cristiano, la iglesia puede aumentar el número de sus miembros y enriquecer su espíritu. La obra de salvar a los huérfanos sin hogar es ocupación para todos.¿Deben adoptar niños las esposas de pastores?
Se ha preguntado si la esposa de un ministro debe adoptar niños pequeños. Respondo: Si ella no tiene inclinación ni idoneidad para dedicarse a la obra misionera fuera de su casa, y siente que es su deber recibir niños huérfanos y cuidarlos, puede hacer una buena obra. Pero elija los niños primero de entre los huérfanos hijos de observadores del sábado. Dios bendecirá a hombres y mujeres que, con corazón voluntario, compartan su hogar con estos niños desamparados. Pero si la esposa del ministro puede desempeñar ella misma un papel en la obra de educar a otros, debe consagrar sus facultades a Dios como obrera cristiana. Debe auxiliar verdaderamente a su esposo, ayudándole en su trabajo, perfeccionando su intelecto y contribuyendo a dar el mensaje. Está abierto el camino para que mujeres humildes, y consagradas, dignificadas por la gracia de Cristo, visiten a los que necesitan ayuda e impartan luz a las almas desalentadas. Pueden elevar a los postrados, orar con ellos y conducirlos a Cristo. Las personas tales no deben dedicar su tiempo y fuerza a un impotente niño que requiere constante cuidado y atención. No debe atarse así voluntariamente las manos.Ofrézcanse hogares a huérfanos y desamparados
En la medida en que podáis hacerlo, dad hogar a los que no tienen. Esté cada uno listo para ayudar en esta obra. El Señor dijo a Pedro: "Apacienta mis corderos". Esta orden nos es dirigida, y abriendo nuestros hogares a los huérfanos, contribuimos a que se cumpla. No permitamos que Jesús se chasquee con nosotros.Una prueba para el pueblo de Dios
Años ha, se me mostró que el pueblo de Dios sería probado acerca de este asunto de crear hogares para los que no los tienen; que muchos quedarían en tales condiciones al creer la verdad. La oposición y la persecución privarían de sus hogares a los creyentes y a quienes conservasen los suyos les incumbiría el deber de abrir ampliamente su puerta a los tales. Más recientemente se me ha mostrado que, con respecto a este asunto, Dios probaría a quienes profesan ser su pueblo. Por causa nuestra Cristo se hizo pobre para que por su pobreza fuésemos enriquecidos. Hizo un sacrificio para proveer hogar a los peregrinos y extranjeros del mundo que buscan una patria mejor, a saber la celestial.