El dinero puede ser bendición o maldición
El dinero no es necesariamente una maldición; es algo de alto valor porque si se emplea correctamente puede hacer bien en la salvación de las almas y en beneficio de quienes son más pobres que nosotros. Por un uso pródigo o imprudente, . . . el dinero llegará a ser un lazo para quien lo gaste. El que emplea el dinero para satisfacer su orgullo y ambición hace de él una maldición más bien que una bendición. El dinero prueba constantemente los afectos. Todo aquel que lo adquiera en mayor cantidad que la realmente necesaria debe solicitar sabiduría y gracia para conocer su propio corazón y guardar a éste con diligencia, no sea que tenga necesidades imaginarias y llegue a ser un mayordomo infiel, que use con prodigalidad el capital que le confió el Señor.Procure cierta seguridad en la posesión de una casa
Si se hubiese continuado cumpliendo las leyes dadas por Dios, cuán diferente sería actualmente la condición del mundo, en lo moral, espiritual y temporal. No se manifestarían como ahora el egoísmo y el engreimiento, sino que cada uno demostraría bondadosa consideración por la felicidad y el bienestar ajenos.... En vez de hallarse las clases más pobres bajo el férreo calcañar de los ricos, en vez de que los sesos de otros hombres pensasen por ellos en lo temporal y en lo Espiritual, tendrían cierta oportunidad de ser independientes en sus pensamientos y acciones.En cuanto a vender sus casas
Hay hombres y mujeres pobres que me escriben pidiendo consejo en cuanto a si deben vender sus casas y dar el dinero a la causa. Dicen que los pedidos de recursos conmueven sus almas y quieren hacer algo para el Maestro que lo ha hecho todo para ellos. Quiero decir a los tales: "Tal vez no debáis vender vuestras casitas ahora mismo; pero id a Dios por vuestra cuenta; el Señor oirá ciertamente vuestras fervientes oraciones por sabiduría para conocer vuestro deber."Una independencia loable
La independencia de cierta clase es loable. Es correcto que uno desee andar por su propia fuerza y no depender de otros por el pan que come. Es noble y generosa la ambición que dicta el deseo de sostenerse a sí mismo. Son necesarios los hábitos de laboriosidad y frugalidad.Equilibrio del presupuesto
Son muchísimos los que no se han educado de modo que puedan mantener sus gastos dentro de los límites de sus entradas. No aprenden a adaptarse a las circunstancias, y vez tras vez piden dinero prestado y se abruman de deudas, por lo que se desaniman y descorazonan.Llevad cuenta de los gastos
Los hábitos de complacencia propia, o la falta de tacto y habilidad de parte de la esposa y madre, pueden ser una carga constante para la tesorería; y sin embargo, tal vez piense esta madre que está haciendo lo mejor que puede, porque nunca se le enseñó a restringir sus necesidades y las de sus hijos, y nunca adquirió habilidad y tacto en los asuntos de la familia. Por esto puede ser que una familia necesite para su sostén dos veces más que otra igualmente numerosa.Los males del despilfarro
Agradó al Señor mostrarme los males que resultan de los hábitos de derroche, para que pueda amonestar a los padres a que enseñen estricta economía a sus hijos. Enséñenles que el dinero que gasten en lo que no necesitan ha recibido un uso pervertido en vez del correcto.Un padre reprendido por su prodigalidad
Vd. no sabe emplear el dinero económicamente ni aprende a restringir sus deseos dentro de los límites de sus entradas... Tiene intenso deseo de obtener dinero, para gastarlo libremente en lo que dicte su inclinación, y su enseñanza y ejemplo han sido una maldición para sus hijos. ¡Cuán poco les interesan los buenos principios! Se vuelven cada vez más olvidadizos de Dios, menos temerosos de desagradarle, más impacientes por las restricciones. Cuanto más fácil es obtener dinero, menos agradecimiento se siente.A una familia que superaba sus recursos
Vd. debiera cuidar de que sus gastos no excedan sus entradas. Limite sus deseos.Invitados a ser abnegados
Me fue mostrado que Vds., hermano mío y hermana mía, tienen mucho que aprender. No han vivido de acuerdo con sus recursos. No han aprendido a economizar. Si ganan un salario elevado, no saben aprovecharlo en todo lo posible. Consultan su gusto o apetito en vez de la prudencia. A veces gastan dinero en alimentos de una calidad que sus hermanos no pueden permitirse. Los pesos se escapan con facilidad de su bolsillo.... La abnegación es una lección que ambos tienen que aprender todavía.Hacerles los gustos no es amarlos
No enseñéis a vuestros hijos a pensar que vuestro amor hacia ellos debe expresarse satisfaciendo su orgullo, prodigalidad y amor a la ostentación. No es ahora el momento de inventar maneras de consumir el dinero. Dedicad vuestras facultades inventivas a tratar de economizarlo.La economía concuerda con la generosidad
La tendencia de los jóvenes en esta época es descuidar y despreciar la economía, confundiéndola con la mezquindad, y estrechez. Pero la economía concuerda con las opiniones y los sentimientos más amplios y liberales. Donde no se la practica, no puede haber verdadera generosidad. Nadie debe pensar que estudiar la economía y los mejores métodos de aprovechar los fragmentos es rebajarse.El otro extremo: economía imprudente
No se honra a Dios cuando se descuida el cuerpo, o se lo maltrata, y así se lo incapacita para servirle. Cuidar del cuerpo proveyéndose alimento apetitoso y fortificante es uno de los principales deberes del ama de casa. Es mucho mejor tener ropas y muebles menos costosos que escatimar la provisión de alimento.Medios de aligerar la tarea de la esposa
La familia del Hno. E. vive de acuerdo con los principios de la economía más estricta.... El Hno. E. decidió concienzudamente no edificar cobertizo conveniente para la leña ni cocina para su familia numerosa, porque no se sentía con libertad para invertir recursos en conveniencias personales cuando la causa de Dios necesitaba dinero para progresar. Procuré demostrarle que tanto para la salud como para la moral de sus hijos debía hacer de su hogar un sitio agradable y proveer medios que aligerasen el trabajo de su esposa .Asignación personal para la esposa
Vds. deben ayudarse mutuamente. No considere [el esposo] como virtud el aferrarse al portamonedas y negarle dinero a su esposa.Procure comodidad y salud
El Hno. P. no ha usado juiciosamente sus recursos. El juicio prudente no ha influido tanto en él como la voz y los deseos de sus hijos. No avalora como debiera los recursos que tiene en mano ni los gasta cautelosamente para las cosas más necesarias, las que debiera tener para gozar comodidad y salud. Toda la familia necesita mejorar al respecto. En ella se necesitan muchas cosas para vivir en forma conveniente y cómoda. La falta de aprecio por el orden sistemático en el arreglo de los asuntos familiares resulta perjudicial y desventajosa.Aprenda a ahorrar y a gastar
Debiera Vd. aprender a reconocer cuando hay que ahorrar y cuando hay que gastar. No podemos decir que seguimos a Cristo a menos que nos neguemos a nosotros mismos y llevemos la cruz. Debemos pagar lo que debemos a medida que avanzamos; levantar los puntos caídos; suprimir las pérdidas y saber exactamente lo que poseemos. Vd. debiera sacar la cuenta de todas las sumas pequeñas gastadas en complacerse a si mismo. Debiera notar cuánto gasta para satisfacer el gusto y cultivar un apetito epicúreo pervertido. El dinero derrochado en golosinas inútiles podría dedicarse a aumentar las comodidades y conveniencias del hogar. No necesita ser tacaño; pero debe ser honrado consigo mismo y con sus hermanos. Ser tacaño es abusar de las bondades de Dios. La prodigalidad también es un abuso. Las pequeñas salidas que Vd. no considera dignas de mencionarse suman al fin una cantidad considerable.El corazón que será guiado
No es necesario especificar aquí cómo puede practicarse la economía en todo detalle. Aquellos cuyo corazón esté plenamente entregado a Dios, y reciban su Palabra como su guía, sabrán cómo deben conducirse en todos los deberes de la vida. Aprenderán de Jesús, que es manso y humilde de corazón; y al cultivar la mansedumbre de él, cerrarán la puerta a innumerables tentaciones.