Cosas que influyen en nosotros y en nuestros hijo
Todo trato que tengamos con otros, por limitado que sea, ejerce alguna influencia sobre nosotros. La medida en que cedemos a dicha influencia quedará determinada por el grado de intimidad, la constancia de las relaciones, y nuestro amor y veneración por la persona con quien nos asociamos.En peligro por frecuentar a los impíos
El mundo no ha de ser la norma por la cual juzguemos las cosas. No hemos de asociarnos con los impíos ni participar de su espíritu, porque apartarían nuestro corazón de Dios para hacernos adorar dioses falsos. El que es firme en la fe puede hacer mucho bien; puede comunicar bendiciones del orden más elevado a aquellos con quienes trata, pues la ley de Jehová está en su corazón. Pero no podemos asociarnos voluntariamente con los que están pisoteando la ley de Dios, y conservar nuestra fe pura y sin mancha. Nos contagiará el espíritu de ellos y a menos que los dejemos, quedaremos al fin vinculados con ellos, para compartir su condenación.La decisión de Sansón
EL cuidado providencial de Dios había asistido a Sansón, para que pudiera prepararse y realizar la obra para la cual había sido llamado. Al principio mismo de la vida se vio rodeado de condiciones favorables para el desarrollo de su fuerza física, vigor intelectual y pureza moral. Pero bajo la influencia de amistades y relaciones impías, abandonó aquella confianza en Dios que es la única seguridad del hombre, y fue arrebatado por la marea del mal. Los que mientras cumplen su deber son sometidos a pruebas pueden tener la seguridad de que Dios los guardará; pero si los hombres se colocan voluntariamente bajo el poder de la tentación, caerán tarde o temprano.Levadura insidiosa de la maldad
Amados alumnos, día y noche os acompañarán las oraciones de vuestros padres. Escuchad sus súplicas y advertencias, y no elijáis amistades temerarias. No podéis discernir como la levadura de impiedad puede corromper insidiosamente vuestro ánimo y vuestros hábitos y, haciéndoos reincidir en malas costumbres, lograr que desarrolléis un carácter defectuoso. Tal vez no veáis ningún peligro real y penséis que podréis hacer el bien con tanta facilidad como antes de ceder a la tentación de hacer lo malo, pero esto es un error. Vuestros padres y maestros que aman y temen a Dios pueden amonestaros, suplicaros y aconsejaros, pero todo será en vano si no os entregáis a Dios ni os valéis de los talentos que os dio para su gloria.Cuidado con los indiferentes
Sí los niños están en compañía de personas cuya conversación se dedica a cosas terrenales sin importancia, su espíritu se pondrá al mismo nivel. Si oyen expresiones de desprecio por los principios de la religión y de nuestra fe, si sus oídos perciben astutas objeciones contra la verdad, todo esto se grabará en su mente y modelará su carácter.No concentremos nuestros afectos en mundanos
No podemos servir a Dios y al mundo al mismo tiempo. No debemos concentrar nuestros afectos en parientes mundanos, que no desean aprender la verdad. Tal vez, mientras tratamos con ellos procuremos de toda manera posible dejar brillar nuestra luz; pero nuestras palabras, nuestro comportamiento, nuestras costumbres y prácticas, no deben en sentido alguno ser modelados por las ideas y costumbres de aquellos parientes. Debemos revelar la verdad en todo nuestro trato con ellos. Si no lo logramos, cuanto menos trato tengamos con ellos, mejor será para nuestra espiritualidad.Rehuyamos a los de baja moralidad
Es malo que los cristianos se asocien con los de baja moralidad. El trato diario íntimo que requiere tiempo sin contribuir para nada al fortalecimiento del intelecto o de la moral, es peligroso. Si la atmósfera moral que rodea las personas no es pura ni santificada, sino manchada de corrupción, los que la respiren notarán que obra casi insensiblemente sobre el intelecto y el corazón para envenenarles y arruinarlos. Es peligroso tratar con aquellos cuya mente se mantiene por naturaleza en un nivel bajo. Gradual e imperceptiblemente los que son concienzudos y aman la pureza descenderán al mismo nivel y participarán con simpatía en la imbecilidad y esterilidad moral con las cuales están constantemente relacionados.El temor al ridículo
Los niños . . . deben tener compañeros que no ridiculizarán lo que es puro y digno, sino que abogarán por lo que es recto. El temor al ridículo induce a muchos jóvenes a ceder a la tentación y a andar en el camino de los impíos. Por su ejemplo y por sus preceptos, las madres pueden hacer mucho para enseñar a sus hijos a ser íntegros en medio del escarnio y del ridículo.Vivamos como delante de Dios
Jóvenes amigos, no paséis una sola hora en compañía de quienes quisieran incapacitaros para la obra pura y sagrada de Dios. No hagáis delante de extraños cosa alguna que no haríais delante de vuestros padres, o de la cual os habríais de avergonzar delante de Cristo y de los santos ángeles.Auxilio especial cuando se lo necesita
No hemos de colocar a nuestros hijos donde hayan de tratar con depravados y degradados. Puede ser que a veces, en su providencia, Dios ponga a nuestros jóvenes en compañía de quienes son impuros e intemperantes. Si ellos están dispuestos a cooperar con él, les dará fuerza de propósito y poder para resistir la tentación, como los dio a Daniel y a sus compañeros en Babilonia. Deben mantenerse en constante comunión con Dios, conservarse puros, negarse a hacer cualquier cosa que habría de deshonrar a Dios, y vivir siempre sinceramente para su gloria. Deben velar por las almas, trabajar fervorosamente por aquellos en quienes la imagen de Dios se ha borrado, procurando reformarlos, elevarlos y ennoblecerlos.Eiíjanse amistades serias
Los jóvenes que están en armonía con Cristo elegirán compañeros que les ayudarán a hacer el bien, y rehuirán la sociedad de los que no les presten ayuda en el desarrollo de los buenos principios y nobles propósitos. En todo lugar se hallarán jóvenes cuya mente se ha formado en un molde inferior. Cuando se vean en compañía de esta clase, los que se han puesto sin reserva de parte de Cristo, se mantendrán firmes por aquello que la razón y la conciencia les dicen que es correcto.