Hijas de Dios

Capítulo 4

El estudio de la Biblia y la oración son esenciales

Estudiad la palabra

La Biblia, el gran libro de texto--La Palabra es el gran libro de texto para los alumnos de nuestras escuelas. La Biblia enseña toda la voluntad de Dios concerniente a los hijos y las hijas de Adán. La Biblia es la norma de vida que nos describe el carácter que debemos formar para la futura vida inmortal. Nuestra fe y nuestra práctica nos hace epístolas vivientes, conocidas y leídas de todos los hombres. La gente no necesita ser iluminada pobremente por la tradición y las costumbres para comprender las Escrituras. Sería como si el sol que brilla al mediodía, necesitase la luz de una antorcha en la tierra para iluminar su gloria. Las fábulas y declaraciones de sacerdotes y ministros no son necesarias para salvar al estudiante del error. Consultad con el oráculo divino, y tendréis luz. En la Biblia, cada deber se hace claro y cada lección comprensible. Capacita a los hombres y los hace aptos para la vida eterna.

El don de Cristo y la iluminación del Espíritu Santo nos revelan al Padre y al Hijo. La Palabra hace a los hombres, las mujeres y los jóvenes sabios para la salvación. La ciencia de la salvación está plenamente revelada en la Palabra. "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra". 2 Timoteo 3:16-17. "Escudriñad las Escrituras", porque allí está el consejo de Dios; es la voz de Dios que habla al alma.--Fundamentals of Christian Education, 390-391 (1895).

Todos pueden alcanzar la excelencia--La Biblia debiera ser un libro de estudio. Las preciosas perlas de la verdad no se encuentran en la superficie para ser halladas por un lector descuidado y desinteresado. Cristo sabía lo que era mejor para nosotros, no importa nuestra edad, cuando nos ordenó: "Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí". Juan 5:39. Jesús, el más grande Maestro que el mundo ha conocido, quisiera que los hombres y las mujeres, los niños y jóvenes, alcanzaran los más altos ideales de excelencia en el carácter; desearía que desarrollaran plenamente sus facultades físicas, mentales y morales.--The Review and Herald, 9 de noviembre de 1886.

Cuidado con lo que se escucha--De tiempo en tiempo necesitamos examinar las razones de nuestra fe. Es esencial que estudiemos cuidadosamente las verdades de la Palabra de Dios, porque leemos que "algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios". 1 Timoteo 4:1. Estamos en grave peligro cuando consideramos la verdad livianamente, porque entonces la mente está abierta al error. Debemos ser cuidadosos de lo que escuchamos; cuándo y cómo lo escuchamos. No necesitamos tratar de entender los argumentos que los hombres ofrecen para apoyar sus teorías, cuando se ve claramente que esas teorías no están en armonía con las Escrituras. Algunos que piensan tener conocimiento científico, dan interpretaciones erróneas, tanto de la ciencia como de la Biblia. Permitamos que la misma Biblia decida los asuntos que son esenciales para la salvación.--Medical Ministry, 96 (1904).

Es importante buscar consejo en el mejor amigo: Jesús--Tomad tiempo para estudiar la Biblia, el libro de los libros. Nunca hubo un tiempo más importante que ahora para que los seguidores de Cristo estudien la Biblia. En todas partes hay influencias engañosas, y es esencial buscar consejo en Jesús, el mejor amigo. El viajero puede encontrar el camino de la vida mediante la fe y la obediencia, bajo el sol de la justicia de Cristo. Pero, ¿cómo entenderemos lo que esto significa si no entendemos la Biblia? Es en la Palabra de Dios donde el deber es expuesto claramente y todo lo relacionado con la vida religiosa es presentado en forma definida. El plan de salvación entero es delineado, y la ayuda para el alma es señalada. La forma en que el creyente puede llegar a la plenitud en Cristo está plenamente revelada.--The Youth's Instructor, 18 de mayo de 1893.

Cultivad el gusto por la Biblia--A menos que la mente sea usada, dejará de expandirse; a menos que el gusto y el amor por la Biblia sea cultivado, dejará de saborear las verdades de la Palabra de Dios. El estudiante solo puede ver hasta la profundidad que ha explorado, y no puede apreciar aquello que esté más allá de los angostos límites que ha alcanzado. Y esa ignorancia lo puede hacer engreído, charlatán y jactancioso.

¿Qué puedo deciros, jóvenes y señoritas, para despertar vuestra energía para vencer los obstáculos? Vuestro esfuerzo mental será facilitado y os dará más satisfacciones, cuando os dediquéis a la tarea de entender las cosas profundas de Dios. Cada uno debe decidir no ser un estudiante de segunda clase; no permitir que otro piense por uno mismo. Cada uno debiera decirse: "Aquello que otras mentes han alcanzado en las ciencias y en la Palabra de Dios, yo también lo alcanzaré con esfuerzo decidido". Cada uno puede poner en acción los mejores poderes de la mente, y con un sentido de responsabilidad ante Dios, puede hacer todo lo que esté de su parte para no cesar de avanzar y vencer las dificultades.

No os quedéis en la comodidad holgazana, sin hacer un esfuerzo especial para cumplir la tarea. Haced una elección en la amplia viña del Maestro, y realizad un trabajo que requiera talento y tacto. Tanto como sea posible, buscad la compañía de los de intelecto elevado que puedan detectar vuestros errores y manteneros en guardia contra la indolencia, el pretexto y el trabajo superficial. El jactancioso será reconocido fácilmente y evaluado solo por lo que vale.--The Review and Herald, 20 de mayo de 1890.

El estudio de la Biblia desarrolla el intelecto--"Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad". Juan 17:17. La Palabra de Dios debiera ser considerada el gran poder educador. ¿Cómo pueden los estudiantes conocer la verdad si no es por un estudio diligente, fervoroso y cuidadoso de la Palabra? Allí se encuentra el gran estímulo; la fuerza escondida que despierta los poderes físicos y mentales y dirige la vida por los canales correctos. Allí en la Palabra está la sabiduría, la poesía, la historia, la biografía y la más profunda filosofía. Allí está el estudio que despierta la mente a una vida vigorosa y saludable y la dispone para el ejercicio más elevado. Si se estudia la Biblia con un espíritu dócil y educable, es imposible que el intelecto no se desarrolle y fortalezca. Aquellos que mejor conocen la sabiduría y el propósito de Dios tal cual están revelados en su Palabra, llegan a ser hombres y mujeres con fuerza mental; y llegan a ser obreros eficientes junto al gran educador, Cristo Jesús.--Fundamentals of Christian Education, 432 (1896).

La Biblia, el mayor de todos los educadores--El libro que es indispensable que todos estudien es la Biblia. Estudiada con reverencia y temor piadoso, resulta el mayor de todos los educadores. En ella no hay engaño. Sus páginas rebosan de verdad. ¿Deseamos obtener conocimiento de Dios y de Cristo, a quien él envió al mundo para vivir y morir por los pecadores? Un estudio fervoroso y diligente de la Biblia es necesario para obtener este conocimiento.--Consejos sobre la salud, 366 (1903).

Las mujeres deben educar sus mentes--Las mujeres que profesan piedad generalmente no educan la mente. La dejan sin control, para que divague por donde quiera. Este es un gran error. Algunas parece que no tuvieran capacidad mental. No han educado la mente para que piense; y porque no lo han hecho, suponen que no pueden. La meditación y la oración son necesarias para crecer en la gracia.--Testimonies for the Church 2:170 (1856).

Haced de la mente un depósito de verdad--¡Oh! ¿cuál es nuestra excusa, hermanas mías, para no dedicar tanto tiempo como podamos al estudio de las Escrituras, haciendo de la mente un almacén de cosas preciosas, a fin de que podamos presentarlas a las personas que no se interesan en la verdad? ¿Se levantarán nuestras hermanas para hacer frente a esta emergencia? ¿Trabajarán para el Maestro?--Joyas de los Testimonios 2:405 (1900).

Organizad una sociedad para el estudio y la lectura de la Biblia--Si la juventud, y los hombres y mujeres de edad madura, organizaran una sociedad donde el estudio y la lectura de la Biblia fuera prominente, y donde la investigación de las profecías y el estudio de las lecciones dadas por Cristo fueran el tema, habría más fortaleza en la sociedad. No hay otro libro como la Biblia para elevar, fortalecer y expandir la mente. Y no hay nada mejor para dotar de nuevo vigor todas nuestras facultades, que ponernos en contacto con las estupendas verdades de la Palabra de Dios y esforzar nuestra mente para captarlas y entenderlas.--Manuscript Releases 2:244 (1900).

El estudio constante da belleza y frescura a la verdad--El maestro de la verdad debiera avanzar en conocimiento, y crecer en la gracia y en su experiencia cristiana, cultivando hábitos y prácticas que honren a Dios y a su Palabra. Debiera mostrar a otros cómo hacer una aplicación práctica de la Palabra. Cada avance que hagamos en santificar nuestras habilidades en nuestros variados estudios, nos ayudará a entender mejor la Palabra de Dios; y este estudio de las Escrituras a su vez nos ayudará en el estudio de las otras ramas esenciales de la educación.

El interés del investigador ferviente crecerá rápidamente después de su primer contacto con la Biblia. La disciplina de un estudio regular de la Palabra de Dios, lo capacitará para descubrir una nueva belleza y frescura en la verdad, que antes no había discernido. Y al hablar, el estudiante de la Biblia notará que los textos vendrán naturalmente a su memoria.--The Review and Herald, 20 de abril de 1897.

La oración

La oración cotidiana es esencial para el crecimiento--Si deseamos desarrollar un carácter que Dios pueda aceptar, debemos formar hábitos correctos en nuestra vida religiosa. La oración cotidiana es tan esencial para el crecimiento en la gracia y para toda la vida espiritual, como lo es la comida para el bienestar físico. Debiéramos acostumbrarnos a elevar a menudo nuestros pensamientos a Dios en oración. Por un esfuerzo perseverante, debiéramos formar el hábito de disciplinar nuestra mente para que no se distraiga. No podemos siquiera por un momento separarnos de Cristo y mantenernos seguros. Solo al observar las condiciones que él mismo nos ha dejado, es que podemos contar con su presencia para asistirnos a cada paso del camino.--The Review and Herald, 3 de mayo de 1881.

Orar para obtener la victoria sobre el yo--El Señor necesita hombres y mujeres que muestren con su vida diaria la luz de un ejemplo piadoso; hombres y mujeres cuyas palabras y acciones muestren que Cristo está enseñándoles, guiándoles, morando en su corazón. Necesita hombres y mujeres de oración que, luchando solos con Dios, obtengan la victoria sobre el yo. Entonces estarán en condiciones de ir e impartir a otros las verdades que han recibido de la fuente de poder. Dios acepta a aquellos que crucifican el yo, y los hace vasos de honra. Son el barro en manos del alfarero para que él actúe por medio de ellos. Estos hombres y mujeres reciben poder espiritual; Cristo vive en ellos, y el poder del Espíritu los asiste en sus esfuerzos. Comprenden que deben vivir en este mundo la vida que Cristo vivió; una vida libre de todo egoísmo. Y él los capacita para dar testimonio en favor de Aquel que atrae las almas hacia la cruz del Calvario.--The Signs of the Times, 9 de abril de 1902.

La oración refresca el alma--En la Palabra de Dios hay ricas promesas para nosotros. El plan de salvación es amplio; no es una provisión pequeña y limitada la que ha sido hecha para nosotros. No necesitamos depender de la evidencia que tuvimos un año o un mes atrás. Hoy podemos tener la seguridad de que Jesús vive e intercede por nosotros. En la vida espiritual, no podemos dar a los que nos rodean lo que nosotros mismos no tenemos. Nuestros ministros no luchan en oración toda la noche como solían hacer algunos ministros piadosos que nos precedieron. Están sentados e inclinados sobre las mesas, escribiendo lecciones y artículos que serán leídos por miles, dando forma a los argumentos para convencer las mentes con relación a la doctrina; y todo esto es esencial. Pero, ¡cuánto puede hacer el Señor en respuesta a nuestra oración de fe al enviar luz y poder convincente sobre los corazones! Los asientos vacíos en nuestras reuniones de oración testifican que los cristianos no comprenden las promesas de Dios sobre ellos; no comprenden su deber de hacer estas reuniones de oración interesantes y exitosas. Vuelven una y otra vez a participar de un círculo monótono y rutinario, y retornan a sus hogares sin haber sido refrigerados ni bendecidos.--The Review and Herald, 22 de abril de 1884.

La comunión con Dios es necesaria--Cada día, varias veces, se deberían consagrar unos momentos dorados y preciosos a la oración y el estudio de las Escrituras, ni que sea solo memorizar un texto, para que en el alma haya vida espiritual. Los múltiples intereses de la causa nos dan alimento para reflexionar e inspirar nuestras oraciones. La comunión con Dios es esencial para la salud espiritual y es la única vía de adquisición de la sabiduría y el correcto juicio tan necesarios en el desempeño de cada deber.--Testimonies for the Church 4:450 (1880).

No descuidar la oración--Algunos, temiendo sufrir la pérdida de tesoros terrenales, descuidan la oración y las reuniones de adoración a Dios, para tener más tiempo para dedicar a sus granjas o a sus negocios. Muestran por sus obras cuál es el mundo que estiman más. Sacrifican los privilegios religiosos, esenciales para su desarrollo espiritual, por las cosas de esta vida, y no obtienen el conocimiento de la voluntad divina. No logran perfeccionar el carácter cristiano ni satisfacen la norma de Dios. Ponen sus intereses temporales y mundanos en primer lugar, y le roban a Dios el tiempo que debieran dedicarle a su servicio. Dios observa a esas personas, y recibirán una maldición en lugar de una bendición.--Testimonies for the Church 2:577 (1871).

Quienes busquen a Jesús, lo encontrarán--¿Acaso no es tiempo de orar? ¿No es tiempo de decirle al Señor: "Guárdame con tu poder"? Dejar al Señor fuera de nuestra vista, no disminuye nuestras aflicciones, sino que las multiplica. Tener un espíritu cristiano es tan esencial en las actividades cotidianas como tener al Espíritu Santo en el lugar acostumbrado de oración. Todos necesitamos buscar al Señor para que la gracia cristiana sea evidente. Y todos los que busquen al Señor, lo encontrarán; y en él encontrarán la ayuda para todo tiempo de necesidad.--Manuscript Releases 21:358 (1898).

Vencedores mediante Cristo--No llevéis vuestras penas y dificultades a un ser humano; llevadlas a Aquel que es capaz de dar "abundantemente". Él sabe cómo ayudar. No cambiéis al amante y compasivo Redentor por amigos humanos que, aunque tengan las mejores intenciones de ayudar, pueden conducir a caminos equivocados. Llevad todas vuestras cargas a Jesús.

Él os recibirá, fortalecerá y consolará. Él es el gran sanador de toda dolencia. Su gran corazón lleno de infinito amor suspira por vosotros. Su mensaje es que podéis recobraros de las trampas del enemigo. Podéis recuperar vuestra estima propia y manteneros en el lugar correcto, no como fracasados, sino como vencedores mediante la influencia elevadora del Espíritu de Dios.--The Signs of the Times, 14 de febrero de 1906.

La oración es la vida del alma--Es tan esencial y conveniente para nosotros orar tres veces al día, como lo fue para Daniel. La oración es la vida del alma; el fundamento para el crecimiento espiritual. Y podemos dar testimonio de esta verdad en nuestro hogar, ante nuestra familia y ante todas las personas con las que nos relacionamos. Y cuando nos encontremos con nuestros hermanos en la iglesia, hablémosles de la necesidad de mantener abierto el canal de comunicación entre Dios y el alma. Digámosles que si encuentran tiempo y palabras para orar, el Señor encontrará respuesta a sus peticiones. Exhortemos a los hermanos a orar y a no descuidar sus deberes religiosos. Debemos pedir para recibir; buscar para hallar; llamar para que la puerta se abra ante nosotros.--The Signs of the Times, 10 de febrero de 1890.