Reserva y modestia--Los que profesan la religión de Cristo no se rebajen a tener conversaciones frívolas, a manifestar familiaridades con mujeres, ya sean casadas o solteras. Que se mantengan en su lugar debido con toda dignidad. Al mismo tiempo deben ser sociables, bondadosos y corteses con todos. Las jovencitas debieran manifestar reserva y modestia. No debieran dar ocasión para que se hable mal de ellas [...]. Los que dan evidencias de que sus pensamientos corren por un canal inferior, cuya conversación tiende a ser corrupta antes que elevadora, debieran ser eliminados de inmediato de la institución, porque ciertamente desmoralizarán a otros.--Consejos sobre la salud, 292 (1885).
Menos audacia--Según la luz que me ha dado el Señor, nuestras hermanas debieran comportarse de otro modo. Debieran ser más reservadas, menos atrevidas, y fomentar entre ellas "pudor y modestia". 1 Timoteo 2:9. Tanto los hermanos como las hermanas se complacen en mantener charlas demasiado joviales cuando están juntos. Mujeres que profesan santidad participan en demasiadas bromas, chistes y risas. Esto es impropio y entristece al Espíritu de Dios. Estas exhibiciones revelan una falta del verdadero refinamiento cristiano. No fortalecen el alma en Dios, sino acarrean gran oscuridad; alejan a los puros y refinados ángeles celestiales y rebajan a un nivel inferior a los que practican estos errores lamentables.--Testimonies for the Church 2:405 (1870).
Proteger la virtud--Os ruego que como seguidoras de Cristo, con una exaltada profesión de fe, fomentéis la preciosa e inestimable gema de la modestia. Esta protegerá la virtud [...]. El Espíritu del Señor me impulsa a urgir a mis hermanas que profesan piedad a ser modestas en su apariencia y a actuar con un apropiado recato, con pudor y sobriedad [...]. He preguntado: ¿Cuándo actuarán con corrección las hermanas jóvenes? Sé que no habrá un progreso decisivo hasta que los padres se den cuenta de la importancia de poner más cuidado en educar a sus hijos correctamente. Enseñadles a actuar con recato y modestia.--Testimonies for the Church 2:407-409 (1870).
La influencia de libros y figuras impuras--Muchos de los jóvenes están deseosos de leer. Leen todo lo que les llega a sus manos. Las emocionantes historias de amor y las figuras impuras tienen una influencia corruptora. Muchos se dedican a leer novelas con avidez y como resultado, su imaginación se contamina. Fotografías de mujeres desnudas frecuentemente circulan para la venta [en los vagones de ferrocarril]. Además, estas desagradables fotografías también se encuentran en salones de fotografía, y cuelgan de las paredes de los locales que venden grabados. Esta es una era rebosante de corrupción. Los placeres de la vista y las pasiones corruptas se estimulan por la observación y la lectura. El corazón se corrompe por medio de la imaginación. La imaginación se complace en contemplar escenas que despiertan las pasiones más bajas e inferiores. Estas imágenes viles, vistas a través de la imaginación contaminada, corrompen la moral y preparan a los engañados y embelesados seres a dar rienda suelta a sus pasiones concupiscentes. Luego siguen pecados y crímenes que arrastran a seres formados a la imagen de Dios a nivel de bestias, sumergiéndolos al final en la perdición.--Testimonies for the Church 2:365-366 (1870).
Satanás logra éxito en cautivar las mentes de la juventud--La corruptora doctrina que prevalece, la cual sostiene que, desde el punto de vista de la salud, los sexos deben juntarse, ha llevado a cabo su obra maligna. Cuando los padres y los tutores manifiesten un décimo de la sagacidad que posee Satanás, entonces podrá ser casi inofensiva esta asociación de sexos. Como están las cosas, Satanás logra el mayor éxito en su esfuerzo de cautivar las mentes de la juventud; y la asociación de jovencitos y niñas solo aumenta el mal veinte veces. Que los jovencitos y las niñas se ocupen de un trabajo útil. Si están cansados tenderán menos a corromper sus propios cuerpos. No hay esperanza para la juventud, a menos que haya un cambio completo en la mente de los mayores. Los caracteres de los jóvenes y las señoritas llevan la impronta del vicio, y sin embargo, ¿qué se hace para detener el avance de este mal? Se permite y se insta a los adolescentes y a los jóvenes a tomarse libertades haciendo proposiciones indecentes a las niñas y a las jóvenes. Es mi oración que Dios despierte a los padres y a las madres para que se ocupen seriamente en cambiar este estado de cosas.--Testimonies for the Church 2:429 (1870).
Buen ejemplo en el vestido
Por un tiempo, Fannie Bolton fue una de las asistentes de Elena G. de White. Lo que sigue es parte de una carta que le escribiera en 1894.
Tengo que decirle algo con referencia a otro punto. Las hermanas que han venido de Norteamérica tienen que rendir cuentas a Dios con referencia a su ejemplo en la vestimenta; en este asunto no han sido aprobadas por Dios como sus misioneras. Necesitamos convertirnos de cuerpo, alma y espíritu. Será que por nuestro ejemplo vamos a conducir a otras al orgullo, a la indulgencia egoísta y a malgastar el dinero en vestidos, lo que muestra que no somos hacedoras de la Palabra? Me fueron presentadas ciertas conductas que no son las que Dios aprueba. No se me ha pedido que sea específica sino que diga mi palabra de advertencia.
Fannie, muchos--incluyéndola a usted--, no disciernen el espíritu que caracteriza su trabajo; no pueden descubrir las intenciones inconscientes, aunque en ocasiones se manifiesten abiertamente. Aunque usted está llena de actividad, de celo, de agitación y empuje, son los movimientos impulsivos, descontrolados y parciales los que le dan forma a su trabajo. Los vasos elegidos por Dios trabajan bajo la guía del Santo Espíritu. Pero usted ha trabajado mayormente bajo la influencia de la satisfacción propia que busca, pensando que está realizando un gran trabajo. Sin embargo, si separamos la paja del trigo veremos que solo quedan unos pocos granos. Muchos juzgan por la apariencia exterior y no por el espíritu con que se lo hace ni por los verdaderos resultados.
Vivimos en una época que ha sido representada como la de los antediluvianos. Todos los que ruegan por las almas debieran llevar, en su vestimenta y arreglo personal, la modestia y el ejemplo del Señor Jesús. Debieran esperar, vigilar y orar para que el Espíritu les sea concedido abundantemente. Aquellos que tenemos el ideal cristiano, debemos representar la verdad en nuestra conversación y vestimenta. Como agentes humanos tenemos que ser cuidadosos de la impresión que dejamos en otros acerca de nuestro arreglo personal. La Biblia es nuestra guía; estudie sus enseñanzas con el propósito de obedecerla y no necesita cometer errores.
Nuestra vestimenta debiera estar estrictamente de acuerdo con nuestra santa fe se cita. 1 Timoteo 2:9-10; 1 Pedro 3:3-5. Se necesita agregar más de los preceptos bíblicos, tanto en nuestra vestimenta como en el adorno interior del carácter.
Fannie, dondequiera que vaya, dondequiera que esté, necesita adaptar el material, el color y el estilo de sus vestidos a su edad y a la fe que profesa. Usted recuerda que le mencioné al pastor Olsen cuando estábamos en Preston que usted no tenía la ropa adecuada y que se sentía muy pobre para adquirir lo que necesitaba. Lo que usted dijo en esa ocasión me mostró que no me había entendido. Ahora quiero que me entienda correctamente.
Es cierto que se necesita ropa interior confortable para tener buena salud; pero no puedo verdaderamente aprobar el estilo de sus vestidos. Cuando usted subió a la plataforma en la carpa ante una gran audiencia, con ese vestido liviano y suelto, me sentí triste y avergonzada. No era el vestido apropiado para la ocasión; su juicio con relación a la vestimenta necesita ser grandemente mejorado. Espero que usted no consulte a su modista sino a otras mentes sensibles que no tienen engaño en sus bocas con relación a la vestimenta, y que no buscarán adularla, sino aconsejarla para dejar la mejor impresión en la mente de creyentes y no creyentes. Aquellas que pretendemos tener la luz, y que ocupamos una posición importante en instruir a otros para dirigir las reuniones de los niños, debiéramos tener pulcritud, sencillez y buen gusto en el asunto del vestido. Nunca debiéramos dejar la impresión de que estamos siguiendo el modelo mundano de una moda cambiante en esta edad corrupta. En cambio, si seguimos el modelo bíblico en el vestido, podremos ayudar a otros a alcanzar la norma adecuada.
No venga a preguntarme cómo debe vestirse. Si nuestras hermanas tienen el Espíritu de Dios morando en sus corazones como un principio viviente, nunca darán ocasión a otras hermanas de excusarse diciendo que siguen la moda de las esposas de los pastores o de las instructoras bíblicas. Use siempre vestidos de material bueno y durable, de colores modestos, sencillos y sin adornos. Ciertamente, usted necesita mejorar su estilo en el vestido.--Carta 7, 1894.
Carta de consejo dirigida a Addie Walling
Addie Walling era una sobrina nieta de Elena G. de White, nieta de su hermana Caroline. Los esposos White llevaron a Addie y su hermana a su hogar, y las criaron como si fueran sus propias hijas.
Querida Addie: El hermano Whitney está hoy aquí, de paso para Basilea [Suiza]. Edith Andrews está decayendo constantemente. Pienso que este clima es mejor que el de Basilea para mis pulmones. Aquí hemos tenido mucho trabajo debido a un sentimentalismo enfermizo de algunos obreros en la oficina. Espero, mi querida niña, que te mantengas separada de estas cosas. Te ganarás la confianza de aquellos a quienes respetas si eres reservada y no buscas las atenciones y la compañía de los hombres jóvenes. Si tuviera tiempo te escribiría acerca de algunas cosas que hemos tenido que enfrentar aquí y en otros lugares. Edith, pobrecita, no está preparada para morir. Siempre estaba buscando llamar la atención hacia sí misma. Buscaba la compañía de unos pocos favoritos, mientras descuidaba a los que eran buenos y dignos porque no eran de su gusto. Esos favoritos la creían perfecta y la mimaban e idolatraban; y ella retribuía sus afectos. Así que puedes notar que Dios había sido dejado fuera de ese círculo. Este sentimentalismo enfermizo ha perjudicado la efectividad de los jóvenes en la oficina y ha inhabilitado a algunas de las señoritas para su trabajo.
Hablé claramente con Edith, pero parece no ver su condición. Ahora le he escrito, y espero que vea sus errores. No ha tenido experiencia en una religión genuina, y ahora tendrá que buscar a Cristo y el poder de su gracia en este tiempo de debilidad. ¡Oh, si lo hubiera hecho cuando gozaba de buena salud!
Espero, Addie, que tú no seas entrampada como esta pobrecita lo fue. Espero que seas una verdadera y ferviente cristiana, buscando día a día a Dios en oración. Nunca estés tan ocupada como para no tomar tiempo para leer la Biblia y buscar la gracia de Dios en humilde oración. No sigas el ejemplo de otros en costumbres, acciones o vestimenta, si las mismas llevan a la indiferencia y la mundanalidad. No expreses vanidad en el vestido, sino vístete con corrección y pureza. Busca con fervor la humildad y la mansedumbre de corazón a fin de obtener una rica experiencia en las cosas de Dios. Aprende a vencer la vanidad que existe en los corazones no santificados por la verdad. No seas audaz, sino reservada y modesta.
Muchos te van a mirar y criticar, y comentar si estás siguiendo los consejos de la Hna. White. No me representes mal, sino busca dar la influencia correcta; siempre veraz, abierta, sincera y franca. Desprecia la afectación. No busques la compañía de los muchachos. Que ellos sepan que hay una niña que no se va a volver loca ante sus primeras atenciones. Me gustaría que estés preparada para viajar conmigo y ayudarme si así lo dispusiera.
Tú puedes ver que muchas que se casan, cesan de avanzar y se conforman con una vida empequeñecida. No tengas temor de buscar consejo y decirme lo que piensas, que yo trataré de ayudarte en lo que pueda. Sobre todas las cosas, preserva la femineidad, el dominio propio y el autocontrol, sin aparentar que lo sabes todo. Sé modesta en conversación porque a la gente le disgusta que una mujer joven hable como si lo supiera todo. Es mejor mostrar la sabiduría por obras y no por palabras y exaltación propia. Se discreta, cuidadosa, humilde. Debemos aprender cada día en la escuela de Cristo.
Mi querida hija, te he escrito mucho más de lo que pensaba, pero quizá no tenga la oportunidad de escribirte pronto otra vez.
Me alegra que no vivas en Italia, al menos en este valle, porque las niñas y las mujeres tienen un trabajo difícil. Trabajan duro, hasta catorce horas por día, y se les paga veinte centavos. Necesitamos verdaderos misioneros que trabajen en este valle. Hay algunos que se llaman misioneros, que son apoyados por otras sociedades en Inglaterra y reciben altos sueldos, pero no hacen trabajo misionero; solo se dedican a comer, beber y divertirse.--Carta 28, 1885.