Mujeres alcanzando a otras mujeres--Las mujeres pueden aprender cómo alcanzar a otras mujeres. Hay mujeres que se adaptan especialmente para dar estudios bíblicos, y son muy exitosas al presentar con sencillez la Palabra de Dios a otros. Son una verdadera bendición al trabajar por madres e hijas. Este es un trabajo sagrado y debiera animarse a aquellas que lo hacen.--Medical Ministry, 140 (1910).
La mujer como mensajera de misericordia--Se necesitan mujeres consagradas que, como mensajeras de misericordia, visiten a las madres y sus familias en los hogares, ayudándoles en las tareas domésticas si es necesario. Entonces estarán en condiciones de hablarles de la verdad para este tiempo. Este ministerio traerá almas al Señor.--The Review and Herald, 12 de julio de 1906.
Mujeres jóvenes como obreras--Las instructoras de mayor experiencia debieran trabajar con las obreras jóvenes, no para ver cuánto más trabajo pueden hacer bajo vigilancia, sino para ganarse su amor y confianza. Una vez que esto ocurra, no habrá dificultades con el trabajo, puesto que las obreras desearán complacerlas.
El Señor llama a todos los que están involucrados en la obra de publicar la verdad a dar evidencia de que han sido purificados por su gracia. Cuando los discípulos de Cristo revelan su carácter, están mostrando el poder milagroso de su gracia y son un testimonio convincente de la verdad de su Palabra.--The Publishing Ministry, 259 (1901).
La mujer puede entrar donde el ministro no puede hacerlo--Las mujeres que trabajan para enseñar a las almas cómo experimentar el nuevo nacimiento en Cristo Jesús, están haciendo una obra preciosa. Se han consagrado a Dios y son tan obreras de Dios como sus esposos. Pueden trabajar por las familias en lugares donde los ministros no pueden entrar; pueden escuchar las penas de los deprimidos y oprimidos, y pueden esparcir rayos de luz en sus desanimadas almas. Pueden orar con ellas y abrir las Escrituras para iluminarlas con un "así dice el Señor".--Manuscript Releases 5:327 (1898).
La mujer ha de educarse para ayudar a otras mujeres--Si podemos hacer arreglos para que haya grupos organizados, regulares, inteligentemente instruidos en lo que atañe a la parte que deben realizar como siervos del Maestro, nuestras iglesias tendrán una vida y vitalidad que hace mucho que necesitaban. Por mucho tiempo he anhelado que hubiera mujeres que pudieran ser educadas para ayudar a nuestras hermanas a levantarse de su desánimo y sentir que podrían hacer una obra para el Señor. Esto es hacer brillar rayos de sol en sus propias vidas, que se reflejan en los corazones de otros. Dios la bendecirá y a todas las que se unan con usted en esta gran obra.--El Ministerio de la Bondad, 150-151 (1899).
Buscad a los que se sienten solos
Es natural buscar compañía--Es natural buscar compañía. Cada uno hallará compañeros o los hará. Y la intensidad de la amistad determinará la influencia que los amigos ejerzan unos sobre otros, para bien o para mal. Todos tendrán amistades, influirán en ellas y recibirán su influencia.
Es misterioso el vínculo que une los corazones humanos de manera que los sentimientos, los gustos y los principios de dos personas quedan íntimamente fusionados. El uno recibe el espíritu del otro y copia sus modales y actos. Como la cera conserva la figura del sello, así la mente retiene la impresión producida por el trato y la asociación con otros. La influencia puede ser inconsciente, mas no por eso es menos poderosa.--Joyas de los Testimonios 1:585 (1881).
Necesidad de buenas compañías--Muchos podrían ser protegidos de influencias pecaminosas si estuvieran rodeados de buenas amistades y escucharan palabras amables y amororsas.--Testimonies for the Church 4:358 (1879).
Fuerza para cada día--Los ángeles, que pueden hacer por vosotros lo que no podéis hacer por vosotros mismos, están esperando vuestra cooperación. Están esperando saber cuál será vuestra respuesta a Cristo. Acercaos a Dios, y los unos a los otros. Mediante la oración silenciosa y el deseo de resistir las agencias satánicas, poned vuestra voluntad de parte de la voluntad de Dios. Si tenéis el deseo de resistir al diablo y oráis con sinceridad, diciendo: "Líbrame de la tentación", el Señor os dará fuerza para cada día.--The Review and Herald, 4 de julio de 1899.
Nuestras opiniones y voluntad deben ser sometidas a Dios
La siguiente carta fue escrita en abril de 1873 a la Sra. Billet de San Francisco, California. La Sra. Billet aún no había tomado su decisión de unirse a los adventistas del séptimo día, y Elena G. de White la anima a tomar una firme posición en favor de la verdad.
Querida Hna. Billet: Me gustaría conversar personalmente con usted, pero como es imposible, voy a usar la forma que mejor se adapta a las circunstancias: voy a dejar que mi pluma silenciosa pueda expresar mis pensamientos y sentimientos. Aunque estamos separadas por centenares de kilómetros de distancia, no la hemos olvidado, y tenemos un profundo interés en que su alma prospere así como su salud.
Mi querida hermana, ¿está entendiendo más claramente la verdad? En la medida en que afirma sus pies sobre la plataforma de verdad, ¿siente que Dios es más precioso para usted y que está resguardada bajo su refugio? Tenemos una verdad preciosa que armoniza y santifica. Pero no siempre advertimos que esa santificación que deseamos ardientemente, y por la cual oramos, es producida por la verdad y por la providencia de Dios, de la manera que menos esperábamos. Esperábamos gozo, y he aquí tristeza; esperábamos paz, y he aquí que estamos envueltos en pruebas que no podemos evitar, y que siembran duda y desconfianza. Pero estas pruebas son la respuesta a nuestras oraciones, porque el fuego de la aflicción nos purifica y permite que nuestra voluntad sea puesta en conformidad con la voluntad de Dios. Necesitamos pasar por el doloroso proceso de la purificación para llegar a tener la semejanza con nuestro Salvador. Y en ocasiones, aquellos que más queremos sobre la tierra, son los que nos causan las mayores tristezas y pruebas. Ellos pueden pensar que estamos en el error; que hemos seguido la luz equivocada. Quizá piensen que nos estamos engañando y degradando a nosotros mismos por seguir los dictados de la conciencia iluminada en la búsqueda de la verdad como tesoros escondidos.
El carácter y el camino del cristiano están en marcado contraste con los de los mundanos. El cristiano no puede encontrar placer en las diversiones y la algazara del mundo, porque tiene atracciones más altas y santas en las cuales poner sus afectos. Su obediencia a Dios muestra que son sus amigos.
Nuestros ruegos por ayuda divina para asemejarnos a la imagen de Cristo pueden no ser contestados de acuerdo a nuestros deseos. Puede ser que seamos probados si Dios ve que lo mejor para nosotros es ponernos bajo la disciplina, que es tan esencial para capacitarnos para la bendición que anhelamos. Y no debiéramos desanimarnos, ni dar lugar a la duda, ni pensar que nuestras oraciones no han sido contestadas. Debiéramos confiar más en Cristo y dejar nuestro caso a Dios para que responda nuestras oraciones de acuerdo a su voluntad. Dios no ha prometido que va a conceder su bendición sobre los planes que nosotros mismos hacemos; es demasiado sabio para errar y demasiado cuidadoso de nosotros para permitirnos elegir nuestro propio camino.
Los planes de Dios son siempre los mejores, aunque a veces nos cueste aceptarlos así. La perfección de un carácter cristiano solo puede obtenerse mediante trabajo, conflicto y renunciamiento. No siempre nos acordamos ni consideramos que el proceso de purificación, doloroso y humillante, es necesario para que alcancemos la semejanza a Cristo. Frecuentemente Dios contesta nuestras oraciones en la forma menos esperada, porque debe ponernos a prueba para que se revele lo que hay en nuestro corazón. A veces nos coloca en circunstancias que demandan un gran ejercicio de la fe viviente, para desarrollar en mayor medida las gracias cristianas.
Tengamos en mente, querida hermana, cuán preciosos son los dones de Dios, las gracias de su Espíritu, y no tratemos de evitar el proceso de prueba por más doloroso y humillante que parezca. ¡Cuán fácil sería el camino al cielo si no hubiera cruz ni renunciamiento! ¡Cuántos mundanos e hipócritas se apresurarían a recorrerlo! Gracias a Dios por la cruz y la humillación. La vergüenza y la ignominia que pasó nuestro Salvador por nosotros, no debieran ser demasiado humillantes para aquellos que hemos sido salvados por su sangre, si es que tenemos que soportarlas. Comparado con el cielo, es un costo insignificante.
Querida hermana, seamos pacientes si nos toca en la religión el camino del sufrimiento. Su propia hija amada puede no discernir el misterio de la piedad, y puede pensar que usted es necia y testaruda al tratar de ser peculiar y aun rara para el mundo. Pero no se desanime; si es fiel a su deber, Dios puede tocar el corazón de su hija para que vea el incomparable encanto del amor del Salvador. Para el incrédulo que ama los placeres y la vanidad del mundo, los conscientes observadores del sábado del Señor pueden parecerle raros y erráticos. Puede preguntarse por qué, si estas cosas son en realidad la verdad, los grandes del mundo, los ministros, los doctores y los entendidos no las aceptan. ¡Es por causa de la cruz! La popularidad y los logros mundanos son demasiado importantes para ellos; demasiado importantes para dejarlos de lado. Sus mentes han sido oscurecidas por el dios de este mundo [...].
Nosotros podemos tener a Cristo mientras estamos en nuestras actividades cotidianas; no importa donde estemos y el trabajo que hagamos, podemos ser elevados porque estamos unidos a Cristo. Los deberes humildes de la vida pueden ser ennoblecidos y santificados mediante la seguridad que tenemos en el amor de Dios; y el tener principios correctos dignifica cualquier humilde tarea. El ser conscientes de que somos siervos de Cristo, le da un carácter más elevado a los deberes de cada día, y nos lleva a ser pacientes, perdonadores, alegres y gentiles. Dice Cristo: "Tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar". Juan 16:12 [...].
Si usted, mi querida hermana, puede ser vista como una mujer firme en sus principios; no temerosa del deber; celosa en ejemplificar a Cristo en su trabajo diario; y si a la vez es humilde, gentil, tierna, paciente y perdonadora, lista a sufrir y perdonar injurias, entonces será una epístola viviente, conocida y leída de todos los hombres. Sus amigos, que desarrollan sus rasgos de carácter de acuerdo al mundo, no están morando en Cristo; no importa cuán elevada sea su profesión. No comprenden el valor del amor de Cristo, porque no tienen un sentido real del gran sacrificio hecho por el Capitán de nuestra salvación para redimirnos de nuestra miseria. Y como no comprenden el valor del sacrificio hecho en su favor, no están dispuestos a hacer ningún sacrificio para salvarse [...].
Cristo nos ha comprado con un alto precio, y sin embargo nos recompensará por nuestro servicio a él. Cuando comparamos las inmensurables evidencias de su interés y amor por nosotros con nuestro pobre servicio a él, podríamos sentirnos tristes y llorar. Pero la recompensa no nos será dada en exacta proporción a nuestro servicio, sino a los motivos y el amor que nos ha movido a hacer el trabajo. La recompensa será de gracia. Él manifestará su abundante misericordia hacia nosotros, no porque nuestro trabajo haya sido digno, sino porque nos ama con un amor inmensurable. Cristo le dirá a su fiel y sincero obrero: "Bien, buen siervo y fiel [...], entra en el gozo de tu Señor". Mateo 25:23. Aun ahora, los ángeles del cielo reconocen nuestros trabajos de amor y justicia, y no seremos olvidados en esta vida. El guardar los mandamientos de Dios también trae su recompensa en el presente: "Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo". Salmos 119:165. Cristo nunca coloca cargas sobre sus siervos sin darles las fuerzas para soportarlas. No los abandonará en su adversidad. Y si su corazón y su carne flaquean, él será la fuerza de su corazón y de su alma por siempre.
Los pecadores hablan de las diversiones del mundo y los placeres del pecado, pero cuando se ven cara a cara con la muerte, no dicen nada de esa "hermosa" vida de pecado que han vivido; solo ven un futuro terrible y sombrío. ¡Cuánto darían por saber que sus nombres están escritos en el cielo! ¡Cómo se aliviarían sus almas cargadas con el peso del pecado! En cambio el cristiano, no importa la condición en que esté o la circunstancia que soporte, siempre puede decir: "El camino de la santidad es camino de justicia". Por más difícil que sea su situación puede declarar: "Bueno es el Señor, para siempre es su misericordia".
Mi hermana, esté de buen ánimo; confíe plenamente en el Señor. Él la sostendrá y consolará en todas las pruebas que tenga que soportar por amor de su nombre [...]. Grande es el Señor y digno de alabanza.--Carta 9, 1873.
Dios nos escucha
La siguiente carta fue escrita por Elena G. de White a su querida amiga Lucinda Hall, a quien consideraba como un miembro de la familia.
Querida Lucinda: Cuán triste me sentí al recibir la carta de Asenath en la que nos contaba de la enfermedad que usted está soportando. ¡Oh, que el Señor pueda sostenerla y liberarla de esa aflicción! [...].
Oh, Lucinda, no puedo escribirle mucho, pues tengo una extraña opresión sobre mí. Tendremos una sesión especial de oración en su favor. El Señor escuchará nuestra oración y la levantará para que siga cumpliendo su parte en la obra de Dios. Usted ha sido fiel y verdadera, pero no le ha tocado una carga fácil. Que el Señor la sostenga durante la enfermedad con sus brazos eternos, es mi oración.
La he extrañado mucho desde que nos separamos. Temía que se enfermara pues no podía explicar sus síntomas y tenía una fiebre baja pero constante. Descanse con confianza en las manos de Dios, sin temores ni ansiedad. Dios está con aquellos que diligentemente lo buscan. "La oración eficaz del justo, puede mucho". Nuestras oraciones no serán en vano. "Pedid, y recibiréis". Usted se ha entregado al Señor; es su propiedad. Él no olvidará el sacrificio que usted ha hecho para el Señor. Él obrará por usted, y nadie podrá detenerlo. Solo tenga fe. Cuánto desearía verla e interceder fervientemente por usted. Aunque estamos lejos, estamos intercediendo desde aquí. El Señor sabe todas las cosas. Él puede escucharnos a nosotros aquí, y bendecirla a usted allí [...].
Este sábado por la mañana llamamos a los Hnos. Haskell y Lane, y nos postramos en oración a favor de nuestra querida Lucinda. Sentimos que el Señor no dejará de escuchar nuestra oración, sino que sus oídos oirán nuestra petición y le dará la salud a nuestra amada amiga. Continuaremos sosteniéndonos del poderoso brazo de Dios; no podemos tener fe en ningún otro poder ni en ninguna otra destreza. Ningún otro brazo sino el del Señor puede ayudar a nuestra querida Lucinda. Si ella es sanada, será por la oración de fe. Jesús es nuestro gran Liberador. Espero que nuestra amada amiga Lucinda se aferre a sus promesas por sí misma con una fe firme y no fluctuante.--Carta 69, 1874.
Una oración por el servicio
No necesitáis ir hasta los confines de la tierra para buscar sabiduría, pues Dios está cerca. No son las capacidades que poseéis hoy, o las que tendréis en el futuro, las que os darán éxito. Es lo que el Señor puede hacer por vosotros. Necesitamos tener una confianza mucho menor en lo que el hombre puede hacer, y una confianza mucho mayor en lo que Dios puede hacer por cada alma que cree. Él anhela que extendáis hacia él la mano de la fe. Anhela que esperéis grandes cosas de él. Anhela daros inteligencia así en las cosas materiales como en las espirituales. Él puede aguzar el intelecto. Puede impartir tacto y habilidad. Emplead vuestros talentos en el trabajo; pedid a Dios sabiduría, y os dará.--Palabras de Vida del Gran Maestro, 147.