Hijas de Dios (1999)

Capítulo 12

El respeto propio

Amar a otros como a uno mismo

Muchas mujeres tienen conflictos en relación a su dignidad y valor a la vista de Dios. Aunque no todas las declaraciones que siguen pueden haber sido dirigidas específicamente a la mujer, sus principios se pueden aplicar para tener una comprensión más clara de la forma en que Dios ve a la mujer como su criatura, y cómo debiera verse ella misma en relación con sus semejantes.

Respeto por las almas perdidas--El éxito que podamos tener en hacer el bien a otras almas, dependerá de la comprensión que éstas tengan acerca del amor y el aprecio que sentimos por ellas. El medio seguro que Cristo utiliza para restaurar la dignidad perdida del hombre, es mostrar respeto por el alma abrumada. El compartir ideas sobre lo que esa alma puede llegar a ser, es de más valor de lo que se cree.--Fundamentals of Christian Education, 281 (1893).

Respeto por nosotros mismos--El Señor ha puesto en cada uno de nosotros un sentimiento de dignidad al que no debemos oponernos. Dios quiere que nos respetemos a nosotros mismos. A menudo en nuestras propias familias y en la iglesia se intenta destruir el respeto propio. No lo hagamos. No lo hagamos en nuestras escuelas ni en nuestras oficinas. Todas estas instituciones son de naturaleza educativa. Tanto los estudiantes como los obreros seguirán el ejemplo de aquellos que tienen responsabilidad sobre ellos. El maestro es un modelo para los estudiantes; si él quiere que los jóvenes lo respeten, debe respetarlos a ellos.--The General Conference Bulletin, 25 de abril de 1901.

No agrada a Dios el que uno mismo se desmerezca--Es el privilegio de cada uno vivir de una manera que Dios pueda aprobar y bendecir. Cada uno puede estar en comunión con el cielo. No es la voluntad del Padre celestial que se cultiven sentimientos de condenación y obscuridad. No agrada a Dios que uno mismo se desmerezca. Se debe, en cambio, cultivar el respeto propio y vivir de tal manera que Dios, los ángeles y la propia conciencia puedan aprobarlo. No es una evidencia de verdadera humildad el andar con la cabeza inclinada y el corazón lleno de pensamientos sobre uno mismo. Es nuestro privilegio ir a Jesús, ser limpiados por él, y estar ante la ley sin remordimientos ni vergüenza. "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu". Romanos 8:1. Aunque la Palabra aconseja no tener "más alto concepto de sí que el que debe tener" (Romanos 12:3), a la vez no condena un concepto apropiado del respeto propio. Como hijos e hijas de Dios debiéramos ser conscientes de nuestra dignidad de carácter, sin dar lugar al orgullo o la exaltación propia.--The Review and Herald,27 de marzo de 1888.

Consejo a quien había perdido su dignidad--Jesús lo ama, y su gran corazón lleno de infinita compasión se preocupa por usted. Me ha dado un mensaje para usted; el mensaje es que usted puede recobrarse de las trampas del enemigo. Puede recuperar su dignidad, y en lugar de sentirse un fracasado, puede llegar a ser un conquistador mediante la elevadora influencia del Espíritu de Dios. Tómese de la mano de Cristo y no se separe de él.--Medical Ministry, 43 (1903).

Las palabras insultantes resultan en la pérdida del respeto propio--¡Qué perjuicio se produce en el círculo de la familia por el uso de palabras impacientes! Una declaración brusca produce una respuesta similar, y luego vienen palabras de represalia y desquite, palabras de justificación propia que se transforman en un yugo colocado sobre el propio cuello de aquel que las declara, porque producen una cosecha maléfica. Quien se acostumbra a tal lenguaje finalmente experimenta vergüenza y pérdida del respeto y la confianza propias; llega a tener un amargo remordimiento por haber perdido el control y haber expresado tales cosas. ¡Cuánto mejor hubiera sido no pronunciar esas palabras! ¡Cuánto mejor es tener el aceite de la gracia en el corazón y ser capaz de soportar la provocación con el espíritu de mansedumbre y paciencia de Cristo!--The Review and Herald, 19 de mayo de 1891.

Dominio propio, humildad y eficiencia en la obra de Dios--Al trabajar en la obra de Dios, habrá circunstancias y situaciones que requerirán serenidad y dominio propio, pero que lo calificarán para adaptarse a las circunstancias y las peculiaridades de la situación. Al ejercerse estas características no habrá necesidad de sentirse avergonzado. No debiera subestimarse la habilidad de actuar en las diferentes circunstancias de la vida. Y si se es consciente de poseer deficiencias, éstas deben corregirse inmediatamente, y no esperar que otros suplan esas deficiencias, mientras se sigue el mismo curso de acción como si no hubiera necesidad de cambio. Hay que dedicarse con fervor a corregir los defectos, a fin de llegar a ser perfectos en Cristo sin faltar en ninguna cosa.--Testimonies for the Church 3:505 (1885).

Amarnos y respetarnos mutuamente--Si recordamos siempre las acciones egoístas e injustas de otros, encontraremos que es imposible amarlos como Cristo nos amó; pero si nuestros pensamientos se espacian de continuo en el maravilloso amor y compasión de Cristo hacia nosotros, manifestaremos el mismo espíritu para con los demás. Debemos amarnos y respetarnos mutuamente, no obstante las faltas e imperfecciones que no podemos menos de observar. Debemos cultivar la humildad y la desconfianza para con nostros mismos, y una paciencia llena de ternura hacia las faltas ajenas. Esto destruirá todo estrecho egoísmo y nos dará un corazón grande y generoso.--El Camino a Cristo, 121 (1892).

Cultivar el respeto propio es deber de todo cristiano--El propósito de todo joven debiera ser fijarse blancos elevados para la vida, y adoptar los principios que la Palabra de Dios presenta para dirigirse en todas las cosas. Es el deber de todo cristiano y también debiera ser su placer. Cultive el respeto propio: porque somos la posesión adquirida por Cristo. El éxito en la formación de los hábitos correctos, y el avance en aquello que es noble y justo, tendrá una influencia que todos apreciarán y valorizarán. Viva por algo ajeno a su yo. Al vivir por un propósito no egoísta; al tener motivos puros y generosos; al buscar algo que hacer, y al estar alerta para hacer atenciones y cortesías, se estará inconscientemente construyendo el monumento de la vida. Ese es el propósito de Dios para todo niño y todo joven. Si desea ser recordado con cariño por los demás, haga el bien. Viva para ser una bendición para aquellos con quienes se relaciona, donde sea que le toque estar. Que cada niño y joven use toda oportunidad de hacer el bien. Al ser bondadosos, amantes y activos en actos de sacrificio, su nombre quedará en el corazón y en la memoria de aquellos con quienes se asocien.--The Youth's Instructor, 7 de febrero de 1901.

El respeto propio es deber de todos--Debemos buscar una enseñanza mejor y más profunda que la que el hombre puede brindar. Debe haber una profunda convicción en nuestras propias almas en cuanto a que las formas y las ceremonias no son nada sin Cristo. El es el alfa y la omega. La verdad es el único manto para cubrir el alma. Nuestras convicciones deben ser reforzadas cada día con sincera y humilde oración, y con la lectura de la Palabra. Aunque cada uno de nosotros tiene una individualidad, y aunque debemos mantener nuestras convicciones con firmeza, éstas deben tenerse como la verdad de Dios y con la fuerza que él imparte. De otra manera nos serán quitadas.

Necesitamos tener confianza propia. Es nuestro deber respetarnos a nosotros mismos, pero recordando siempre que somos la propiedad de Dios; que él ha comprado nuestro cuerpo, alma y espíritu por un precio. Debemos mantener la maquinaria viviente en buenas condiciones para glorificar a Dios. Debe ser lubricada con su gracia para que pueda funcionar sin fricciones. Si confiamos en nosotros mismos; si nos exhaltamos como si nosotros mismos nos hubiésemos redimido, no honramos a Dios. Separada de Dios, la sabiduría humana es necedad; sólo produce confusión y perplejidad. Necesitamos toda la armadura de Dios, porque nuestra única defensa y protección es la santa influencia del amante Salvador. El es la única y segura salvaguardia contra las estratagemas de Satanás.--The Ellen G. White 1888 Materials, 1626 (1896).

Hemos sido comprados por precio--El sentimiento de culpa debe ser dejado a los pies de la cruz del Calvario. El sentido de pecaminosidad puede envenenar las corrientes de la vida y quitar la verdadera felicidad. Pero Cristo dice: "Echa sobre mí tu carga; yo quitaré tus pecados y te daré paz. No te desprecies, pues te he comprado con mi propia sangre. Me perteneces. Fortaleceré tu voluntad debilitada y removeré tu remordimiento por el pecado".--Manuscript Releases 9:305 (1896).

Una carta animadora

La siguiente carta fue dirigida a Marta Bourdeau, la hermana menor de George I. Butler, un dirigente prominente en la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Estuvo casada con Guillermo Andrews, hermano de J. N. Andrews, el primer misionero oficialmente enviado por la iglesia. Cuando A. C. Bourdeau fue a Europa como misionero en 1884, Marta, entonces viuda, se casó con él, y fueron a trabajar en Italia.

Marta Bourdeau era una mujer afligida por sentimientos de duda, indignidad, abatimiento y desánimo.

Querida Hna. Marta: Llegamos aquí [Tramelán, Suiza], el último viernes, y el Señor me dio algunas preciosas muestras de su bondad. Hablé con libertad a nuestros hermanos y hermanas acerca de Malaquías 4:6, y el Señor habló a nuestros corazones. El hermano Abel Guenin, que había estado desanimado por algún tiempo y no había asistido a las reuniones, se quebrantó y confesó su falta, su indiferencia y su desánimo. Mencionó que no deseaba continuar con esos sentimientos, sino quería estar en armonía con la iglesia y con su deber en el temor de Dios. Mientras hablaba, las lágrimas corrían por su rostro. Su madre, que no había participado en las actividades de la iglesia, y que tenía muchos prejuicios contra los norteamericanos, habló por la primera vez. Dio un buen testimonio.

Un joven panadero, empleado de Oscar Roth, también hizo una humilde confesión. El Espíritu de Dios verdaderamente estaba en la reunión y se manifestó un dulce poder entre nosotros. Después de la reunión tuvimos momentos de oración en la casa del hermano Roth y oramos por el hijo del hermano Guenin. Mientras oraba, el hermano Juan Vuilleumier traducía la oración. La bendición del Señor se posó sobre el joven, quien con lágrimas en sus ojos confesó sus faltas y se dio la mano con sus hermanas. Fue en verdad un precioso momento...

Marta, mis pensamientos están con usted en Torre Pellice [Italia]. Creo que usted y su esposo deberían asistir a la reunión de la Asociación. Quisiera verla allí, y quisiera verla confiando plenamente en el precioso Salvador. El dio su vida por usted porque valora su alma. Hace algún tiempo tuve un sueño. Estaba paseando en un jardín. Usted estaba a mi lado, diciendo constantemente: "¡mire ese arbusto desgarbado! ¡mire ese árbol deformado! ¡mire ese rosal atrofiado! Me hacen sentir mal porque representan mi vida y mi relación con Dios".

Una forma majestuosa parecía estar caminando detrás de nosotros y diciendo: "Recoged las rosas y las lilas, y dejad las espinas y los arbustos deformados. Y no lastiméis el alma que Cristo ha elegido para mantenerla".

Me desperté, y al dormirme otra vez, se repitió el mismo sueño. Y ocurrió una tercera vez. Ahora quiero que usted lo considere y que deje su desconfianza, sus penas y sus temores a un lado. Deje de mirarse a usted misma o a su esposo, y mire a Jesús. Dios le ha hablado palabras de ánimo; acéptelas y actúe de acuerdo con ellas, caminando por fe y no por vista. "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve". Hebreos 11:1.

Jesús la sostiene con su poderosa mano y no permitirá que el enemigo gane la victoria; le dará a usted la victoria. El es quien tiene la virtud y la justicia. Si se mira a sí misma se desesperará porque no las encontrará allí; él las tiene, y pueden ser suyas por fe porque usted ama a Dios y guarda sus mandamientos.

No escuche las mentiras de Satanás sino recuente las promesas de Dios. Recoja las lilas, las clavellinas y las rosas. Hable de las promesas de Dios; hable con fe. Confíe en Dios; él es su única esperanza. El es también mi única esperanza. Yo también tengo tremendas batallas con las tentaciones de Satanás para desanimarme, pero no voy a ceder ni un centímetro; no voy a darle una sola ventaja sobre mi cuerpo o mi mente.

Si se mira a sí misma verá sólo debilidad; no verá al Salvador. Para encontrar a Jesús tiene que mirar hacia afuera. Tiene que mirar y vivir; mirar a Aquel que se hizo pecado por nosotros, para que pudiésemos ser limpiados de nuestros pecados y recibiésemos su justicia.

Ahora Marta, no se mire a usted misma sino a Jesús. Hable de su amor, de su bondad, de su poder. El no permitirá que sea tentada más de lo que puede soportar. El es nuestra justicia, y es quien suple nuestras deficiencias porque sabe que no podemos hacerlo por nosotros mismos. Mientras oro por usted, puedo ver una mano que se extiende para salvarla. Las palabras de Dios son nuestras credenciales; debemos aceptarlas. Amamos a Jesús y amamos su verdad. Nuestros propios sentimientos no son evidencia de que Dios se desagrade de nosotros.

Su vida es preciosa a la vista de Dios. El tiene algo para usted. Aunque no lo pueda ver claramente, camine con plena confianza sin palabras de duda, porque el querido Jesús se entristece al ver que usted no puede confiar en él. Cristo está extendiendo su mano a través de los cielos para alcanzarla; tómese de esa mano. ¡Qué amor, qué tierno amor ha manifestado Jesús en nuestro favor! Las promesas de la Biblia son las lilas, las clavellinas y las rosas en el jardín del Señor.

¡Oh! ¡Cuántos andan por un obscuro camino donde a su lado encuentran sólo cosas objetables y desagradables, cuando si miraran un poco más arriba encontrarían las flores! Piensan que no tienen derecho a llamarse hijos de Dios y asirse de sus promesas, porque no tienen evidencia de que son aceptados por Dios. Andan por el camino afligiendo sus almas y penando sus luchas, como hacía Lutero antes de echarse en los brazos de Cristo y su justicia.

Hay muchos que piensan que la única forma de llegar a Jesús es en el estado más deplorable, como el del muchacho poseído por el demonio, a quien éste lo golpeaba y arrojaba mientras lo acercaban al Salvador. Pero no se necesita tener esa clase de conflicto y pruebas. Ricardo Baxter estaba afligido porque no sentía la agonía y humillación de espíritu que él pensaba que debía sentir. Cuando se le explicó satisfactoriamente, entonces llegó la paz a su corazón.

No tiene por qué cargar con un sentimiento angustioso de culpa, porque usted es la propiedad de Cristo. El la tiene en sus manos. Sus brazos eternos la rodean. Su vida no ha sido una "vida de pecado", tal como se entiende comúnmente esa expresion. Tiene un consciente temor a hacer lo malo, y siente un correcto deseo de hacer lo bueno. Todo lo que necesita hacer ahora es quitar su rostro de los cardos y espinas, y tornarse hacia las flores.

Fije sus ojos en el Sol de justicia. En lugar de ver a su querido y amante Padre celestial como a un tirano, vea su ternura, su piedad, su inmenso amor y su gran compasión. Su amor excede al de una madre por su hijo. Aunque la madre se olvide, yo nunca me olvidaré de ti, dice el Señor. ¡Oh, mi querida amiga! Jesús quiere que usted confíe en él. Mi oración es que su bendición descase sobre usted en una rica medida.

Usted nació con una predisposición al desánimo y constantemente tendrá que ser animada a mantener sentimientos de esperanza. Tanto su padre como su madre tenían una conciencia muy sensible, y su madre tenía una disposición a desmerecerse más bien que a exhaltarse. En su caso, una sola palabra puede conmoverla, mientras que otras personas con otro temperamento sólo se conmueven con un grave juicio. Si usted se colocara en situaciones donde pudiera ayudar a otros sin importarle cuán dura y difícil fuera la carga, se sentiría alegre y sus sentimientos de desconfianza en sí misma desaparecerían.

Samuel, que sirvió a Dios desde su niñez, necesitó una disciplina diferente a la de aquellos que tenían una voluntad egoísta y obstinada. De igual manera, su niñez no estuvo marcada con rudeza y mano dura, aunque se pudieron haber cometido los errores propios de la humanidad. Toda su experiencia me ha sido mostrada. La conozco a usted mejor de lo que usted se conoce a sí misma. Dios la ayudará a triunfar sobre Satanás si simplemente confía en Jesús y permite que él libre estas batallas por usted; batallas que usted no puede pelear con sus fuerzas finitas.

Usted ama a Jesús, y Jesús la ama. Confíe pacientemente en él, diciéndole una y otra vez: "Señor, soy tuya". Arrójese a sus pies. No es solamente el gozo lo que dará evidencia de que usted es cristiana; la evidencia será un "Así dice el Señor". Querida hermana, por la fe la dejo en el seno del Salvador. Que estas líneas reflejen sus propios sentimientos:

Otro asilo aquí no hay, indefenso acudo a ti; mi necesidad me trae, porque mi peligro vi. Solamente en ti, Señor, hallo paz, consuelo y luz; vengo lleno de temor a los pies de mi Jesús.

Cristo, encuentro en ti poder, y no necesito más; me levantas, al caer; débil, ánimo me das; Al enfermo das salud, vista das al que no ve. Con amor y gratitud tu bondad ensalzaré. Himnario Adventista, 420.--Carta 35, 1887.