Hijas de Dios (1999)

Apéndice E

La relación entre Elena G. de White y su esposo

Por primera vez la Corporación White está publicando en toda su extensión las cartas 64-67 del año 1876. Estas cartas, como otras escritas por Elena G. de White, no se escribieron con la idea de que algún día habrían de ser publicadas. Pero en estas cartas llegamos a ver cómo una pareja de cristianos consagrados manejaba sus tensiones matrimoniales. Creemos que mediante estas cartas, otras parejas pueden animarse y aprender como manejar sus propias tensiones y conflictos.

Estas cartas deben ser entendidas en el contexto total del matrimonio de los esposos White: un matrimonio que mostró genuino amor y afecto el uno por el otro durante su larga jornada juntos. Las cartas fueron escritas en medio de una enfermedad que afectaba los sentimientos y emociones del pastor White, y que seguramente afectaba también los sentimientos y emociones de su esposa. Para entender plenamente el contexto y las circunstancias en las que estas cartas fueron escritas, pedimos al lector analizar y leer toda esta sección del libro.

Jaime y Elena G. de White

Los ojos del Salvador están sobre Jaime White--Querido Jaime, presentaremos tu caso ante Dios cada vez que oremos, y colocaremos nuestra peticiones ante el trono. A veces he tenido la bendita seguridad de que Dios ha escuchado mi plegaria ofrecida en el nombre de su amado Hijo, y que su bendición ha descansado sobre ti allí en Dansville. En ocasiones, cuando oro, siento la dulce presencia de Dios y la evidencia de que él ha colocado su amor sobre ti. Y aunque estás afligido, Jesús está contigo fortaleciéndote y sosteniéndote con su todopoderoso brazo. El que extendió su mano para salvar a Pedro de hundirse, salvará a su siervo que ha trabajado por las almas y ha dedicado sus energías a su causa. Sí, Jaime, los ojos del compasivo Salvador están sobre ti; sus sentimientos se conmueven por tu enfermedad. El te ama y siente piedad por ti como nadie puede hacerlo, y te hará triunfar por amor de su nombre. Anímate, mi pobre y sufriente esposo, espera pacientemente y pronto verás la salvación del Señor. Sabemos en quién hemos creído; no corremos como a la ventura. Al fin, todo saldrá bien.--Manuscript Releases 10:28 (1865).

Elena G. de White extraña a su esposo durante la enfermedad de éste--[Carta dirigida a su hijo Edson]. Ayer, después de bajar del tren, anduvimos 18 kilómetros en la diligencia. La escena era hermosa; los árboles con sus diferentes matices, y los hermosos pinos aquí y allá. Las montañas excelsas y elevadas, los acantilados, el césped verde, todo era interesante a la vista. Podía haber gozado de estas cosas, pero me siento sola. El brazo fuerte y varonil sobre el cual he dependido, no está conmigo ahora. Las lágrimas son mi comida noche y día; mi espíritu está decaído por la tristeza. No puedo pensar en que tu padre pueda descender a la tumba. ¡Oh, que Dios tenga piedad de él y lo sane! Edson, mi querido hijo, entrégate a Dios; en aquello que has errado, reconócelo francamente y confiésalo en humildad. Acércate a Dios y pide conmigo por su recuperación. Si corregimos nuestras almas delante de Dios, y nos arrepentimos verdaderamente de nuestros errores, ¿no escuchará nuestra súplica en nombre de su amado Hijo y sanará a tu padre?--Manuscript Releases 10:28-29 (1871).

Se le pide a Edson que trate a su padre con ternura--Querido Edson, no reacciones con dureza frente a la carta de tu padre. Quédate tranquilo; sé fiel, y espera y confía. Haz toda concesión posible aun cuando ya lo hayas hecho antes. Que Dios pueda darte un corazón tierno para tratar a tu pobre padre que está desgastado, sobrecargado y atormentado.--Manuscript Releases 10:29 (1871).

Jaime White muy atento con su esposa--Mi esposo es muy atento conmigo, siempre buscando de hacer mis viajes y mis trabajos placenteros, y liberándome de todo aquello que pueda cansarme. Está alegre y de buen ánimo. Tenemos que cuidarnos y preservar nuestras fuerzas, porque todavía tenemos trece congresos para asistir.--Manuscript Releases 10:33 (1875).