Joyas de los Testimonios, Tomo 3

Capítulo 59

Una visión más amplia

Al proseguir la obra del Señor aquí y en el extranjero, los hombres que ocupan puestos de responsabilidad deben hacer planes juiciosos a fin de sacar el mejor partido de los hombres y recursos de que disponen. Las asociaciones de nuestro país son las que deben soportar una parte importante de la carga de sostener la obra en los campos extranjeros. Esas asociaciones debieran tener recursos con que contribuir a la apertura de nuevos campos, en los que las impopulares verdades del mensaje del tercer ángel todavía no han penetrado. En el transcurso de estos últimos años, se han abierto puertas de par en par como por ensalmo; y se necesitan hombres y mujeres que puedan aprovechar esas puertas abiertas e iniciar con celo una obra de salvación en favor de las almas.

El colportaje es una educación valiosa

Nuestros institutos de enseñanza pueden suplir, en gran medida, los obreros que necesitan tales campos misioneros. Deben hacerse planes juiciosos para dar mayor solidez a la obra que se hace en nuestros centros de educación. Deben estudiarse los mejores métodos para preparar a jóvenes consagrados, de ambos sexos, para llevar responsabilidades y ganar almas para Cristo. Hay que enseñarles a presentarse ante el mundo y a exponer el mensaje del tercer ángel de una manera atrayente. En lo que toca al manejo de los negocios, hay que darles lecciones que puedan serles de utilidad cuando sean enviados a campos aislados, donde deberán pasar muchas privaciones y practicar la más estricta economía.

El Señor ha instituído un plan por medio del cual un buen número de alumnos de nuestras escuelas pueden aprender lecciones prácticas, que les asegurarán el éxito en su carrera. Les da ocasión de vender libros preciosos, consagrados al adelantamiento de nuestra obra de educación y de salud. El mismo hecho de vender esos libros presentará a los jóvenes muchas incidencias que los prepararán para resolver los problemas que los esperan en las regiones lejanas. Al vender estos libros durante su vida escolar, muchos pueden aprender a acercarse a la gente de una manera cortés y a discurrir con tacto sobre los diferentes puntos de la verdad presente. Y al tener cierto éxito financiero, algunos aprenderán a ser económicos, lo que será para ellos de la mayor importancia, cuando sean enviados a algún lugar como misioneros.

Los alumnos que emprendan la venta de libros como Lecciones Prácticas del Gran Maestro y El Ministerio de Curación, deberían estudiar el contenido de los mismos. Al familiarizarse con los temas tratados y al esforzarse por poner en práctica sus enseñanzas, se desarrollarán intelectual y espiritualmente. Los mensajes contenidos en esos libros son la luz que Dios me ha encomendado le comunique al mundo. Los profesores de nuestras escuelas debieran animar a los alumnos a estudiar atentamente cada capítulo. Deberían enseñar esas verdades a sus alumnos y esforzarse para que la juventud aprecie y se asimile los preciosos pensamientos que Dios nos ha confiado para el mundo.

La preparación necesaria para presentar esos libros y la práctica diaria del colportaje, serán un excelente aprendizaje que, con la bendición de Dios, hará a los jóvenes aptos para servir en la viña del Maestro. Bajo la bendición de Dios, los jóvenes se harán idóneos para servir en la viña del Señor.

Responsabilidad de los dirigentes de la iglesia

Los hombres que llevan responsabilidades en las iglesias de nuestras asociaciones tienen una obra especial que cumplir en favor de nuestra juventud. Cuando los miembros dirigentes de nuestras iglesias descubran jóvenes promisorios, deseosos de prepararse para servir útilmente al Señor, pero cuyos padres no tienen los recursos necesarios para enviarlos a la escuela, es su deber buscar la manera de ayudarles y animarlos. Deben consultar con los padres y con esos jóvenes, y juntos proceder con sabiduría. Puede ser que algunos jóvenes tengan más idoneidad para la obra misionera de casa en casa. Hay un gran campo de labor en la tarea de llevar el mensaje del tercer ángel a nuestros vecinos y amigos y en la distribución de impresos. Otros jóvenes debieran ser animados a consagrarse al colportaje y a colocar nuestros libros más grandes. Algunos pueden tener cualidades que los hagan útiles en nuestras instituciones. En muchos casos, los jóvenes promisorios, debidamente animados y dirigidos, pueden ganar sus becas con la venta de Lecciones Prácticas del Gran Maestro y El Ministerio de Curación.

Como sostenerse y educarse

La venta de esos libros haría misioneros de esos jóvenes; porque así harían conocer al mundo una luz preciosa. Al mismo tiempo, podrían ganar el dinero necesario para ir a la escuela, donde podrían continuar preparándose para ser de mayor utilidad en la causa del Señor. En la escuela, serán animados por sus maestros y condiscípulos a seguir con la venta de libros; al final de sus estudios, habrán recibido la preparación práctica que los habilite para el trabajo difícil y penoso que los espera en muchos campos extranjeros, donde la obra del mensaje del tercer ángel exige mucha abnegación.

Es mucho mejor seguir el plan esbozado aquí, que dejar al alumno terminar sus estudios sin haber conseguido una educación práctica en la obra, y salir, al fin de su curso, con la carga de una pesada deuda, y con una idea imperfecta de las dificultades que le esperan en un campo nuevo. ¡Cuán difícil le será entonces resolver los problemas financieros que se presentan al obrero que entra como fuerza de avanzada en un país extraño! ¡Y cuán pesada carga tendrá que llevar alguno hasta que estén pagadas las deudas incurridas por el alumno!

Además, ¡cuántas ventajas hay en el plan que permite que cada alumno se baste a sí mismo! Con frecuencia el alumno estaría en situación de salir de la escuela sin dejar deudas, las finanzas de la escuela serían mucho más prósperas, y las lecciones aprendidas por el alumno, por medio de la experiencia adquirida en su propio campo, serían para él de mucho valor en los campos extranjeros.

Hay que trazar planes juiciosos para ayudar a los alumnos que lo merezcan y deseen ganar sus becas vendiendo esos libros. Los que de este modo ganen suficiente dinero para cursar sus estudios en una de nuestras escuelas, habrán adquirido una experiencia práctica de mucho valor, que les ayudará para servir como obreros de avanzada en otros campos misioneros.