Al paso que durante toda su vida la señora de White prestó atención a las necesidades de los que la rodeaban, hubo veces cuando esas necesidades fueron especialmente agudas. No se pretende en las páginas siguientes presentar un relato exhaustivo, sino más bien presentar algunos incidentes típicos acerca de los cuales ella llevó un registro en su diario y en sus cartas. Estos extractos presentan un vasto campo de la obra de caridad de ella, con un énfasis mayor en dos períodos de su vida, uno más bien en los comienzos de ella y el otro al final de la misma.
En los "Apuntes" del diario de 1859 vemos a la señora de White como a una madre de 31 años de edad, con tres hijos vivarachos, que cumplía con las tareas de su hogar, escribía, viajaba y predicaba, y al mismo tiempo ayudaba a aquellos que la rodeaban cuando sufrían o estaban en necesidad. Durante la década de 1890 a 1900 la observamos en Australia, durante un período de intensa y prolongada crisis, rodeada por todos lados con necesidades dolorosas. Junto con esto, el lector también encontrará una cantidad de declaraciones que ayudan a rastrear las huellas de sus actividades caritativas a través de toda su vida.
El lector observará que las anotaciones del diario de Elena G. de White están registradas en un estilo terso, a veces en frases cortas y con frecuencia usando el tiempo presente. Ciertamente, también se reconocerá que el relato puramente biográfico, tal como fué registrado por Elena G. White durante sus actividades diarias, no constituye una instrucción para la iglesia y, por lo tanto, no ha de ser considerado como un testimonio autorizado. Esto también es verdad en cuanto a las referencias biográficas tomadas de las cartas de Elena G. de White. Sin embargo, su ejemplo añade énfasis a su precepto.
La preocupación que sentía la señora de White, el sentido de su responsabilidad hacia los dolientes y necesitados que estaban cerca de ella y su anhelo por ayudarlos, aunque aparentemente siempre estorbado por sus limitados recursos, debiera animar a cada adventista del séptimo día a participar más amplia y entusiastamente en El Ministerio de la Bondad.--Los compiladores.
Se instruye a la señora de White a dar ejemplo
Después de mi casamiento, se me instruyó que debía prestar interés especial a los huérfanos de padre y madre, tomando a algunos bajo mi propio cuidado durante un tiempo, y luego buscando hogares para ellos. De esa manera, daría un ejemplo a otros de lo que debieran hacer.
Aunque estaba llamada a viajar con frecuencia y aunque tenía mucho que escribir, he tomado a niños de tres y cinco años de edad, los he cuidado, educado y preparado para puestos de responsabilidad. He tenido en mi hogar, de vez en cuando, a muchachos de diez a dieciséis años de edad, dándoles un cuidado maternal y preparación para el servicio. He sentido que es mi deber presentar delante de nuestros hermanos aquella obra por la cual los que están en cada iglesia debieran sentir una responsabilidad.
Mientras estuve en Australia, llevé a cabo esta misma clase de obra, teniendo en mi hogar niños huérfanos, que estaban en peligro de quedar expuestos a las tentaciones, que podrían haber ocasionado la pérdida de su alma.--The Review and Herald, 26 de julio de 1906.
Elena G. de White en la obra práctica de la sociedad de beneficencia dorcas
(Apuntes del Diario de Elena de White de 1859)
Domingo, 2 de enero--La hermana Augusta Bognes fué enviada para ayudarme en la preparación de otro viaje. Hizo un saco para Edson. El nos acompañará. Tratamos de consolar a Augusta. Está abatida y desanimada, mala salud y nadie a quien recurrir. Ha depuesto su armadura y el escudo de la fe. Quiera el Señor fortalecer las manos débiles y confirmar las rodillas paralizadas. Di a la hermana Irving una capa abrigada y vestido y unas pocas otras cosas para que se las reforme para ella.
Lunes, 3 de enero--Fuí a la oficina. Invité al hermano Loughborough y a mi hermana. Escribí siete páginas al doctor Naramores, entonces almorcé con mi hermana. Tuve una buena entrevista con mi padre y mi madre. Fuí a la oficina después del almuerzo y escribí cuatro páginas a la familia del hermano Orton. También escribí cuatro páginas a la familia del hermano Howland y escribí a la hermana Ashley y a la familia del hermano Collin. Pagué $ 1.00 a la viuda Cranson por hacer un par de camisas. Pagué a la hermana Bognes $ 1.00 por hacer un saco. No estaba dispuesta a recibirlo, pero sentí que era mi deber entregárselo. Ella es pobre y enfermiza. Quiera el Señor compadecerse de ella y cuidarla. Jesús dijo: "A los pobres siempre tenéis con vosotros". Líbrenos el Señor del egoísmo y nos ayude a cuidar de las necesidades de otros y aliviarlas.
Jueves, 6 de enero--Hice una gorra y un chaleco para Edson. A la noche estaba muy cansada. Di a Agnes un vestido medio usado para su madre. Son pobres. El esposo y padre está enfermo. Han fracasado sus cosechas. Necesitan comprar alimentos y no tienen con qué comprarlos. Agnes es su principal sostén. Tiene sólo 17 años. Hay cuatro niños ahora en el hogar. Sufrirán a menos que la iglesia se interese en ayudarlos. Tenga el Señor misericordia de los necesitados y ponga en el corazón de sus hijos el socorrerlos con mano liberal.
Jueves, 3 de febrero--Muy enferma todo el día con dolor de cabeza. Henry Pierce, de Monterey, en nuestra casa. Envié algunas cosas para los niños de la hermana Leander Jones y Jenny envía su mejor sombrero. El Señor nos ayude para ver las necesidades de los pobres y nos dé un corazón dispuesto y voluntario para suplirlas.
Lunes, 28 de febrero--Mary Loughborough vino aquí. Se quedó para almorzar. Su nene está enfermo en la tarde. Fuí a la casa de la hermana Ratel. Fué una entrevista agradable. Su nene está vestido con un viejo vestido blanco. El mejor que tiene con excepción del que ella le pone cuando sale con él. Habla de sus hijos que murieron hace dos años. No quiere que vivan otra vez. Son todos pobres en la familia. La niña mayor estima mucho una Biblia que le di. Lee de ella a sus padres. La salud de la hermana Ratel es muy delicada. Ha escupido sangre hoy. Temo que no acompañe a su familia por mucho tiempo. Trata de hacer lo correcto. Su esposo es un pobre hombre, perverso y apasionado y ella tiene grandes pruebas. Quiera el Señor sostenerla. Nos pide que oremos por ella para que pueda hacer lo correcto siempre.
Martes, 1 de marzo--Fuí caminando a la oficina. Visité a la hermana Sarah y a su madre. Sarah me dió un vestidito y dos delantales para el nene de la hermana Ratel. Visité entonces a la hermana Aurora Lockwood. Tuvimos una entrevista agradable con ella. Es una hermana escogida, amada de Dios y muy respetada por toda la iglesia.
Fuí en vehículo a la ciudad y compré unas pocas cosas. Compré un vestidito para el nene de la hermana Ratel. Vine a la oficina y ayudé un poco allí y volví a casa para almorzar. Mandé las cositas a la hermana Ratel. Mary Loughborough le manda otro vestido, de modo que ella se va a arreglar bien ahora. ¡Oh, que todos supieran la dulzura de dar a los pobres, de ayudar a hacer bien a otros y hacer felices a otros! Abra el Señor mi corazón para hacer todo lo que pueda para aliviar a aquellos que me rodean. "Haz que sienta la angustia de mi hermano".
Martes, 8 de marzo--Este es un día cuando las dolencias luchan para lograr la victoria. Sufro mucho dolor en mi hombro y pulmón izquierdos. Mi ánimo está deprimido. El hermano John Andrews se va hoy. Viene a visitarnos a la noche. Pasamos una entrevista agradable. Reuní unas pocas cosas para que él llevara. Le envié a Angelina un vestido nuevo de percal, nueve chelines y un par de zapatos de cuero de becerro bien sólidos. Papá paga la hechura de los zapatos y la hechura de un par de botas para el hermano John Andrews. Envío al muchachito una linda camisita de franela e hilo para que le tejan un par de medias. Mando a la hermana Andrews o a la madre una linda capa grande, bien acolchada, para que ella la use; con una toalla hago una bolsa para que las pongan dentro. Escribo tres paginitas a la hermana Mary Chase. En ellas escribo una receta obtenida de John.
Martes, 10 de marzo--Caminé a la ciudad ida y vuelta. Estaba muy cansada. Compré un par de pantalones para John F. Por la tarde, vino la hermana Irving. ...
La hija ha vivido con nosotros durante diez semanas, y le pagamos nueve chelines por semana. Todo esto ella ha dado a su madre, con la excepción de un dólar. Su ropa es pobre, sin embargo no se queda con dinero para su uso personal. Se olvida de sí misma en su dedicación y abnegación por sus padres. Fué una escena emotiva como yo nunca había visto. La renuencia de la madre de aceptar el sueldo, todo el sueldo de una hija, por la necesidad y la disposición y liberalidad de la hija de dar todo a sus afligidos padres. La madre y la hija lloraron y nosotros lloramos. Les ayudamos con algo. Pagué la mitad de un par de botas para un hermanito. Un dólar. Pagué uno cincuenta por un par de zapatos para la madre. Mi esposo le dió a ella un dolar en efectivo. Henry le dió diez centavos, Edson diez centavos y el pequeño Willie diez. Mi esposo veinticinco más para comprar un regalito para el enfermo. Nos desprendimos de una considerable cantidad de ropa usada para ser arreglada.
Jueves, 21 de abril--Trabajé en una alfombrita. Escribí una carta a Daniel Bourdeau. Esta mañana hay un sentimiento de simpatía entre algunos del rebaño para la familia del hermano Benedict. Hemos contribuido con un óbolo para su ayuda, unos siete dólares. Les compré diferentes comestibles y se los llevé. El hermano y la hermana Benedict nos visitaron todo el día. Tuvimos una entrevista muy interesante y agradable. Mi madre vino a verme, lo que me fué un gran consuelo.
La asistencia social a través de los años
E. G. de White pide ayuda--Queridos Hermanos y Hermanas: La tesorería del fondo de pobres, consistente de ropas, etcétera, para los que están en necesidad, está casi exhausta. Y como hay casos de pobreza extrema que se presentan continuamente, y uno nuevo se ha presentado recientemente, pensé que sería bueno que los que tienen ropas, ropa de cama o dinero que puedan dar, nos lo envíen aquí inmediatamente. Esperamos que no haya demora, puesto que vamos a ayudar a algunos necesitados, tan pronto como reunamos las cosas. Envíen sus donaciones a la esposa del hermano Urías Smith o a mí.--The Review and Herald, 30 de octubre de 1860.
Jaime White y Elena de White combinan la oración y el trabajo--Antes de que dispusiéramos de sanatorio alguno, mi esposo y yo comenzamos la obra de carácter médico. Traíamos a nuestra casa enfermos que habían sido desahuciados por los médicos. Cuando no sabíamos qué hacer por ellos, orábamos a Dios muy fervientemente y él siempre envió su bendición. El es el poderoso Sanador y trabajó con nosotros. Nunca tuvimos tiempo ni oportunidad de seguir un curso médico, pero tuvimos éxito al avanzar con el temor de Dios y buscarlo en procura de sabiduría en cada paso. Esto nos dió valor en el Señor.
Así combinábamos la oración y el trabajo. Usábamos los sencillos tratamientos con agua y luego tratábamos de que los pacientes fijaran la mirada en el gran Sanador. Les decíamos lo que podíamos hacer por ellos. Si podemos inspirar a los pacientes con esperanza, esto es grandemente para ventaja de ellos. Deseamos que todos los que tienen alguna parte que realizar en nuestros sanatorios, se aferren firmemente del poder del Infinito. Creemos en él y en el poder de su palabra. Cuando hacemos lo mejor que podemos para la curación de los enfermos, entonces podemos buscarlo para que esté con nosotros, para que podamos ver su salvación. Ponemos una confianza demasiado pequeña en el poder de la mano que rige al mundo.--Manuscrito 49, 1908.
La obra de casa en casa--Antes de que se estableciera nuestro sanatorio, mi esposo y yo íbamos de casa en casa dando tratamientos. Con la bendición de Dios salvamos las vidas de muchos que sufrían.--Carta 45, 1903.
El interés en una viuda necesitada--En lo que respecta a Nellie L., Uds. saben que es viuda, que tiene tres hijos y está luchando para lograr un conocimiento a fin de poder ocuparse en la obra del jardín de infantes, donde pueda tener a sus hijos consigo. No permitamos que esta pobre alma luche por su vida y sacrifique su salud para hacer esto. He pensado en las donaciones liberales que han sido hechas a personas que se casaron en Oakland. Ojalá estos amigos usaran sus medios y expresaran su simpatía para bendecir a la viuda y a los huérfanos que merecen su atención y simpatía práctica. ¿No nos impresionan casos como éstos?
Ayudaré a Nellie con cien dólares si Uds. hacen lo mismo. Doscientos dólares serían una gran bendición para ella ahora mismo. ¿Harán esto Uds. por amor a Cristo? ¿Animarán a otros para que la ayuden a iniciarse en la vida? Sería mucho mejor hacer esto que esperar y permitir que Nellie se agote con ansiedad y preocupaciones y caiga en la lucha, dejando a sus hijos desvalidos, huérfanos, para ser cuidados por otros.
Cien dólares de Uds. no serán una gran suma, pero serán una gran bendición para ella. ¿Harán esto Uds.? Hagamos esto como una dádiva voluntaria y no permitamos que el horror de la deuda quede sobre ella que está luchando en circunstancias tan desanimadoras. Si Uds. hacen esto, por favor cobren en mi nombre de la oficina del Signs cien dólares para Nellie L. Ambos ocupémonos de este asunto y el Señor nos bendecirá. Sé que ella luchará con todas sus facultades para sostenerse a sí misma.
Hermano C. H. Jones, Sírvase pagar a la orden de ----- -----$ 100.00 (cien dólares) como una donación del Señor que me ha hecho mayordoma de sus bienes.
Comenzando la obra en Australia
El prejuicio eliminado por la obra de asistencia social--Pasamos por muchos incidentes interesantes, mientras estuvimos en Australia. Ayudamos a establecer un colegio empezando desde los fundamentos, yendo a los bosques de eucaliptos y acampando allí, mientras se tumbaban los árboles, se limpiaba el terreno y se erigían los edificios escolares.
Fué derribado el prejuicio en la comunidad en la cual se estableció el colegio, por la obra médico-misionera que hicimos. El médico más cercano vivía a más de treinta kilómetros de distancia. Dije a los hermanos que permitiría que mi secretaria, enfermera graduada, que ha estado conmigo durante veinte años, fuera a visitar a los enfermos en cualquier parte que la llamaran. Hicimos un hospital de nuestra casa. Mi enfermera trató con éxito algunos casos difíciles que los médicos habían declarado incurables. Este trabajo no quedó sin recompensa. Se eliminaron las sospechas y el prejuicio. Se ganaron los corazones de las gentes y muchos aceptaron la verdad. Cuando nosotros fuimos allí, se consideraba necesario mantener todo bajo llave o con candado, por temor a los ladrones. Sólo una vez algo nos fué robado y eso fué poco después de nuestra llegada. Ahora esta comunidad es respetuosa de la ley y nadie piensa en la posibilidad de que le roben.--Manuscrito 126, 1902.
Interés personal en la gente--Tratamos de tener un interés personal en la gente. Si encontrábamos a alguien que iba caminando, mientras nosotros íbamos en vehículo a la estación, a más de siete kilómetros de distancia, estábamos contentos de llevarlo con nosotros en nuestro vehículo. Hacíamos todo lo posible para cultivar bien nuestra tierra y animábamos a nuestros vecinos a cultivar el terreno, para que pudieran disponer de frutas y verduras propias. Y les enseñábamos cómo preparar el terreno, qué plantar y cómo cuidar las plantas en crecimiento. Pronto aprendieron las ventajas de abastecerse a sí mismos en esta forma. Comprendimos que Cristo se interesaba personalmente en los hombres y las mujeres mientras vivió en esta tierra. El era un médico misionero en todas partes donde iba. Hemos de ir haciendo el bien, así como él lo hizo. Se nos manda que alimentemos al hambriento y vistamos al desnudo, que curemos al enfermo y consolemos a los dolientes.--Manuscrito 126, 1902.
Economizando para ayudar a otros--Vivimos económicamente en todo respecto y hacemos un estudio de cómo invertir cada penique. ... Adaptamos nuestra ropa vez tras vez, remendando y agrandando las prendas a fin de hacerlas durar un poco más, de modo que podamos dar vestidos a los que están más necesitados. Uno de nuestros hermanos de Ormondville, que es un carpintero inteligente, no podía presentarse al bautismo porque no tenía una muda de ropa. Cuando pudo conseguir un traje barato, fué el hombre más agradecido que yo haya visto, porque pudo entonces participar en el rito del bautismo.--Carta 89a, 1894.
Material nuevo y durable comprado para la obra de ayuda--Algunos de nuestros hermanos me dicen: "Despréndase de su ropa vieja y así ayudará a los pobres". Si yo regalara las ropas que remiendo y agrando, la gente no podría ver nada [en las ropas] que pudieran usar. Compro para ellos un material nuevo, fuerte y duradero. He visitado las fábricas donde hacen las telas de lana y he comprado una cantidad de saldos que quizá tengan alguna falla, pero que pueden ser comprados baratos y harán bien a aquellos a quienes los demos. Yo puedo permitirme usar las viejas ropas hasta que ya no se pueden componer más. He comprado para su tío tela excelente para pantalones y chalecos, y ahora él está provisto de ropa buena y digna. En esta forma, puedo proporcionar vestidos durables a familias que tienen muchos niños, cuyos padres no podrían ni siquiera pensar en conseguirlos (Ibid.).
Comprando madera de agricultores necesitados--La pobreza se ha difundido tanto en las colonias, que muchos hacen frente a la inanición, y lo más raro en este asunto es que los agricultores parecen completamente impotentes para idear planes por medio de los cuales hacer productivos su tiempo y dinero. ... Compramos madera de nuestros hermanos que son agricultores y tratamos de dar empleo a sus hijos e hijas, pero necesitamos un abundante fondo de caridad del cual disponer para evitar que estas familias mueran de hambre. Los que necesitan nuestra ayuda no son de la clase de los vagabundos, sino hombres que han ganado en tiempos prósperos hasta veinte y cuarenta dólares por semana. ... Compartí las provisiones de mi hogar con familias de esta clase, yendo a veces hasta unos 18 kilómetros de distancia para aliviar sus necesidades (Ibid.).
Preocupada por un estudiante necesitado--Sírvase preguntarle al hermano ----- en cuanto a la ropa que necesita, y lo que necesite, proporcióneselo y cárguelo a mi cuenta. El no ha recibido su baúl y temo que sufra por la necesidad de mudas de ropa.--Carta 100, 1893.
Ayudando a un ministro enfermo--El hermano y la hermana A. han estado trabajando en Ormondville, a unos 160 kilómetros de aquí, con buenos resultados. ... Lo encontré en Napier y él me dijo que yo era quien lo había mandado al colegio de Healdsburg, pagando sus gastos para que obtuviera una educación. Quedé muy agradecida de ver los resultados de esa inversión.
Enviamos al hermano A. ... al instituto de Santa Helena. ... está sufriendo mucho. He destinado trescientos dólares para este caso, aunque hay muchos casos donde se necesita cada dólar, pero veo con claridad que debo ayudar en este caso. Este es un caso en el que deben mostrar su simpatía de una manera tangible los que aman y temen a Dios y se acuerdan de que Cristo identificó su interés con la humanidad doliente.--Cartas 79 y 33, 1893.
La señora de White hace frente a los problemas de la crisis--Los miembros de la familia del hermano M. son muy trabajadores, pero no tienen trabajo. No debemos permitir que pasen hambre, ni sufran por falta de ropa, ni se desanimen. Han sido comprados, comprados por la sangre de Cristo y son de valor ante Dios. Mientras estemos en este país continuaremos ayudando a los pobres y desvalidos hasta donde sea posible. El hermano M. tiene hipotecada su propiedad. Pagué los intereses del último trimestre, siete libras, por lo cual no espero nada, pero yo no estaba dispuesta, ni podía ver que esa familia fuera echada a la calle. ... Oramos muy fervientemente para que el Señor obre en favor de esta querida familia.
Estamos angustiados con perplejidad, por comprender nuestro deber hacia todos estos que sufren. Hay muchas familias que están sin empleo y eso significa privaciones, hambre, aflicción y opresión. No puedo ver otra cosa sino ayudar a estas pobres almas en su gran necesidad, y lo haré, si el Señor lo quiere. Y él ciertamente lo quiere. Su palabra es segura y no puede fallar, ni ser cambiada por ninguna de las argucias humanas para evadirla.
Debemos ayudar a los necesitados y oprimidos para que Satanás no los arrebate de nuestras manos, de nuestras filas y los coloque en las filas de él, mientras estén bajo la tentación.--Carta 42, 1894.
Haciendo compras para hacer frente a las necesidades de los pobres--Hoy voy a Sydney a comprar algunas mercaderías en las liquidaciones. Estas ventas las hacen para limpiar las tiendas de sus mercaderías viejas. Los pobres que nos rodean sufren por falta de alimento y ropa y puedo comprar ventajosamente visitando esos negocios. Economizamos en todo lo posible y hay necesidad de hacerlo. ... Hay muchos pobres que están desesperados por falta de alimento y ropa que pertenecen a la familia de la fe. Nuestras billeteras apenas alcanzarían para suplir las necesidades de los que conocemos. Jesús dice: "En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeñitos, a mí lo hicisteis". ¡Cuán preciosas son estas palabras de consuelo para el pobre!--Carta 39, 1895.
Se organiza una Sociedad de Beneficencia Dorcas--El domingo ha sido un día muy ocupado para nosotros, haciendo planes para los muy, muy pobres y poniendo en práctica algunos planes, que me aliviarán y también aliviarán a mi familia, de hacer todo lo que hay para hacer. La hermana C., una digna mujer, está postrada en cama con ciática. Tiene un hijo de trece años y una madre anciana, que es inválida y no tiene medios para sostenerse. La madre ha sido ayudada por sus hijos, que han pagado el alquiler de la casa, y como las cosas se han ido poniendo cada vez más difíciles, esto es todo lo que ellos parece que pueden hacer. También tenemos al hermano R. y su esposa, con cuatro hijos desvalidos. El hace todo lo que está a su alcance para sostener a sus hijos inocentes, pero siempre están en necesidad. Saca poco de su fruta. Visitamos ahora a todos los miembros de la iglesia para ver si pueden darnos vestidos usados para estas familias desvalidas. He estado comprando buenos materiales en las liquidaciones para regalarles, y he conseguido alimentos para ellas.
Algunos de nuestra familia salieron en una misión de caridad ayer, e hicieron un pequeño comienzo. Recolectaron algunas cosas. Hay ocho familias que han estado ayudando a todos los que nos parecía oportuno hacerlo.
Se va a inaugurar una Sociedad Dorcas esta semana, para examinar y refaccionar materiales viejos y nuevos a fin de ayudar a los necesitados. Los miembros de mi familia y yo hemos hecho muchas donaciones de dinero y ropa. El esfuerzo que esto representa para nosotros no ha sido pequeño. No tenemos que ir a buscar a los necesitados, ellos nos buscan. Nos sentimos obligados a advertir estas cosas. No podemos ser cristianos y pasarlos de largo y decir: "Calentaos y hartaos" y no hacer aquellas cosas que los abriguen y los vistan. El Señor Jesús dice: "A los pobres siempre los tenéis con vosotros". Son el legado de Dios para nosotros.--Manuscrito 4, 1895.
Ayudando con alimento y ropa--Nuestra familia ha tenido que ayudar a los pobres con alimentos y ropa y a las viudas y huérfanos con dádivas de dinero tanto como alimento y ropa. Esto es parte de nuestra obra como cristianos que no podemos descuidar. Cristo dijo: "A los pobres siempre los tenéis con vosotros" y en esta parte de la viña del Señor esto es literalmente verdadero. El hacer el bien en todas sus formas es un deber impuesto a los misioneros del Señor por las Sagradas Escrituras. Lea 2 Corintios 9. Como Ud. ve, no sólo es nuestra obra predicar, sino que cuando vemos a seres humanos que sufren en el mundo, hemos de ayudarles en sus necesidades temporales. Así seremos instrumentos en las manos de Dios. ...
Los que se han entregado al Señor se uncirán al yugo con Cristo y trabajarán en las tareas de Cristo, mirando siempre a Jesús en procura de sabiduría y juicio correcto para saber cómo proceder. Muchos mezclan su celo e impulsos naturales con su benevolencia. Actúan por impulso; dan a aquellos a quienes se sienten impulsados a dar, y otros, que son igualmente dignos, a semejanza del sacerdote y el levita, los miran pero no sienten ningún interés particular y se pasan de largo al otro lado, que es el lado de la indiferencia y del descuido. En las Sagradas Escrituras se ordena hacer el bien en todas sus formas, pero se necesitan prudencia y cuidadosa consideración para saber cómo mostrar misericordia y ayudar a los que realmente necesitan. La forma que verdaderamente es provechosa para ambas partes es ayudarlos para que puedan bastarse a sí mismos; abrir caminos delante de ellos en lugar de darles dinero; encontrarles algún trabajo que puedan hacer; manifestar discreción y estar seguros de que hacemos el uso debido de los medios para que puedan ayudar al máximo a los pobres del Señor en lo presente y lo futuro.--Carta 31b, 1895.
Trabajo conseguido para familias necesitadas--Había muchos aquí que eran pobres y necesitados. Hombres que trataban de servir al Señor y guardar sus mandamientos, no podían dar alimento a sus familias y nos rogaban que les diéramos algo. Los empleamos y comían en nuestra mesa. Les dábamos salarios adecuados hasta que sus familias estaban alimentadas y bien provistas de ropa. Entonces les permitíamos que fueran a buscar trabajo en otra parte. A algunos de ellos les proporcionamos un traje de Willie, para que estuvieran en condiciones de ir a las reuniones sabáticas.--Carta 33, 1897.
Proveyendo trabajo, libros y ropa--Los que aceptan la verdad en este país son mayormente pobres y les es difícil sostener a sus familias en el invierno. Desde que escribí lo antedicho, me fué traída una carta de. ... un hombre que era constructor de coches [tirados por caballos]. Hace dos años era muy pobre, y le dimos trabajo. Se vió obligado a dejar a su familia, esposa y cinco hijos, en los suburbios de Sydney, y vino a Cooranbong, a unos ciento cincuenta kilómetros, para conseguir trabajo. Antes de esto, trabajó en sociedad con su hermano, que también es constructor de coches.
Pero cuando aceptó el sábado, perdió su puesto y trabajó por salarios pequeños, hasta que finalmente no pudo conseguir trabajo. Es un hombre inteligente, refinado, maestro capaz en la escuela sabática y cristiano sincero. Lo retuvimos mientras tuvimos trabajo que podía hacer y cuando se fué, humildemente preguntó si podíamos darle unos pocos libros con la verdad presente, porque no tenía ninguno. Le di libros por valor de unos seis dólares. También preguntó si teníamos ropa que ya no usábamos y que pudiéramos darle para que su esposa la adaptara para sus hijos. Le proporcioné un cajón de ropa, por lo que quedó muy agradecido.--Carta 113, 1897.
Tal como le fué presentado a ella por el Señor--¿Por qué no buscamos los casos de hombres tales como el hermano -----? Es un caballero cristiano en todo el sentido de la palabra. Es un hombre a quien Dios ama. Hombres como él son preciosos a la vista de Dios. Lo conozco bien.
Me interesé en su caso. ... Me esforcé por anticiparme a sus necesidades a fin de que nunca tuviera que pedir trabajo. Mientras estuve en Cooranbong, traté de dar ejemplo de cómo debieran ser ayudados los necesitados. Traté de trabajar en la forma que me fué presentada por el Señor.--Carta 105, 1902.
Una Sociedad de Beneficencia Dorcas en el hogar de E. G. de White--Anoche celebramos una reunión de Dorcas en nuestro hogar y mis empleadas, que ayudan en la preparación de mis artículos para las revistas, cocinan y cosen, cinco de ellas quedaron en pie hasta medianoche cortando tela para vestidos. Confeccionaron tres pares de pantalones para los niños de una familia. Dos máquinas de coser estuvieron trabajando hasta medianoche. Pienso que nunca hubo un grupo más feliz de trabajadoras que lo que fueron esas niñas anoche.
Hicimos un envoltorio de ropa para esta familia y pensamos que era aproximadamente todo lo que podíamos hacer. La hermana C. ahora está en esta tarea de misericordia para esta pobre familia, preparando ropas con el material que le ha sido dado. También hay otras familias a las que hay que ayudar.
Y ahora viene otro pedido, y debemos ayudarles con ropa para el invierno. Así ha sido siempre desde que vinimos a este país. Seguramente que prestaremos atención al pedido de mandar un cajón de ropa para estos necesitados. Tan sólo le cuento estas cosas para que Ud. pueda saber que estamos rodeados de pobreza. La esposa de este pescador ha de ser bautizada el próximo sábado. Se predica el Evangelio a los pobres. La gente de esta localidad tiene muy poco de los bienes de este mundo.--Carta 113, 1897.
Ayudando a los enfermos y desvalidos--Los enfermos piden ayuda, y se la proporcionamos. La hermana McEnterfer, mi ayudante y enfermera, es llamada desde kilómetros a la redonda para recetar y dar tratamiento. Ha tenido un éxito asombroso. No hay médico en Cooranbong, pero construiremos un hospital o sanatorio pronto, donde se pueda llevar a los enfermos para que los atiendan. En lo pasado los hemos traído a nuestro propio hogar y los hemos atendido, pues no podemos permitir que los seres humanos sufran sin que hagamos algo para aliviarlos. ...
No recibimos pago por lo que hacemos, pero debemos tener un hospital, que cueste tan poco como sea posible, donde podamos disponer de las instalaciones necesarias para cuidar a los enfermos.
Esta es la obra de Cristo y debe ser nuestra obra. Hemos de seguir fielmente en las pisadas del Maestro. Encontramos en este lugar a gente inteligente, que una vez estuvo en puestos cómodos, pero la pobreza les ha llegado. Les proporcionamos trabajo, les pagamos por él y así aliviamos sus necesidades. Esta es precisamente la obra que debe hacerse a fin de curar los males del alma tanto como los del cuerpo. Cristo es el poderoso Sanador de cuerpo y alma.
Cristo declaró: "A los pobres siempre los tenéis con vosotros". ¡Oh, cómo anhelo hacer más de lo que estoy haciendo ahora! El Señor me fortalezca, es mi oración, para que yo pueda hacer todo lo que él me ha asignado. Ayer fué mandado un cajón de ropa a una familia pobre, pero inteligente e industriosa. El hombre es un excelente obrero, de oficio constructor de coches. Trabaja cuando puede conseguir trabajo. Este es ahora el tercer cajón de ropa que le hemos mandado. Las almas están viniendo a la verdad por la influencia de esta familia, y el hermano Starr va a Sydney para bautizar a varios que se han convertido a la verdad.
Anhelo ver que avance la obra. Proseguiremos trabajando pacientemente y el Señor será el que convenza y convierta. No podemos descuidar a los pobres. Cristo fué pobre. Conoció la privación y la necesidad. Empleo cada dólar de mis ingresos en avanzar la obra. ... Debemos tener el propósito de trabajar mientras dure el día, pues la noche viene cuando nadie puede obrar.--Carta 111, 1898.
Obra médico misionera en los alrededores de Cooranbong--La hermana Sara McEnterfer, en compañía del hermano James, mi quintero, han ido juntamente a visitar al hermano C., quien vive a unos diez kilómetros de aquí, en el bosque. Este hermano ha abrazado la verdad desde que vinimos a Cooranbong. ...
Ahora nos han llegado noticias de que nuestro querido hermano ha caído con fiebre tifoidea. El señor Pringle es el único hombre en el pueblo que conoce todas las cosas para dar tratamiento sin drogas; pero hace seis semanas él fué llamado para que atendiera al señor B., quien también cayó con tifoidea. Ha permanecido con él noche y día y hace poco ha vuelto a su hogar, cansado por el esfuerzo. Por lo tanto no se puede contar con que asista al hermano C.
Sara y el hermano J. han ido para ver cuál es la situación. Si el hermano C. puede ser trasladado, él debe ser traído más cerca de nuestro alcance, aunque tenga que ser transportado en una camilla. No podemos dejarlo postrado y que se muera, dejando a su esposa e hijos a la merced de quien quiera tener compasión de ellos. ...
21 de marzo--Justamente ha vuelto Sara con las buenas nuevas de que el hermano C. está mucho mejor. Cayó enfermo, pero el señor Pringle, que pudo visitarlo, encontró que su caso era muy diferente que el caso del señor B. El hermano C. sigue la reforma pro salud, y cuando se le dió un vigoroso tratamiento se dominó la fiebre. Está débil, pero levantado y vestido y está alegre y contento en el Señor. Sara dijo que el maíz está creciendo y que ayudará mucho para el sustento de su familia. Ellos tienen un molinillo y muelen el maíz una y otra vez hasta que está bien pulverizado. Con esto hacen su pan, porque no tienen dinero para comprar harina refinada. Nosotros les enviaremos algo de harina. Este es el trabajo que debe ser hecho en muchos casos. Debemos precisamente ayudar a los hombres a que se ayuden a sí mismos.
El hermano C. es de tal naturaleza que, si tiene salud no será capaz de depender de nadie. Pero el hombre que le compró su embarcación, no le ha pagado nada, porque no pudo hacerlo. W. C. White vió la necesidad del hermano C. y pidió prestadas ocho libras de nuestro herrero y se las dió en préstamo a él, para que pudiera comenzar. Y todos estamos alegres y más que asombrados al ver el comienzo que ha hecho. Unas seis hectáreas han sido limpiadas y plantadas con maíz tierno y maíz forrajero. Van a comer el maíz tierno y van a vender el forrajero. Estas plantas que han sido cultivadas ayudan mucho en el sostén de la familia. Los muchachitos trabajan con su padre como pequeños agricultores. Son tan fervientes y llenos de celo, que es divertido verlos y ver con cuánta alegría se ocupan de su trabajo. No tienen muchas amistades fuera de sus relaciones familiares, pero están en la mejor escuela en que pudieran estar.--Carta 48, 1899.
La primera atención debe prestarse a los miembros necesitados de la iglesia--Hay familias que han perdido el empleo que tuvieron durante veinte años. Un hombre y su esposa tienen una familia numerosa que nosotros hemos estado ayudando. Yo pago los gastos escolares de cuatro niños. Vemos muchos casos que debemos ayudar. Son hombres excelentes, a los que hemos ayudado. Tienen familias numerosas, pero son los pobres del Señor. Un hombre era carrocero, ebanista y carpintero de carretas, y un caballero de elevada categoría a la vista de Dios, que lee el corazón de todos. Durante tres años, proporcionamos ropa de nuestra familia a esta familia. Trasladamos a esta familia a Cooranbong Esperamos ayudarles a conseguir un hogar este invierno. Les permito vivir en mi galponcito, y ellos le han puesto tejado de metal y han vivido allí un año. Todos aman a este hombre, su esposa e hijos. Debemos ayudarlos. Tienen a un padre y una madre a los que deben sostener. Hay tres familias que están en esta misma situación en los terrenos del colegio, y ¡oh, si tuviéramos dinero para ayudarles a construir una sencilla casa de madera, cuán contentos estarían! Uso cada penique que tengo en ayudarles. Pero para mí hay diferencia entre ayudar a uno que es un pobre de Dios, que guarda sus mandamientos y que perdió el puesto que tenía por guardarlos, o [a otro que] es un blasfemo que pisotea los mandamientos de Dios. Y Dios toma en cuenta la diferencia. Debiéramos hacer de estos hombres y mujeres colaboradores con Dios.--Carta 45, 1900.
"Ayudamos todo lo que pudimos"--En Australia hemos tratado de hacer todo lo que pudimos en este sentido. Nos establecimos en Cooranbong y allí, donde la gente tiene que recorrer cuarenta kilómetros para buscar a un médico y pagarle veinticinco dólares por una visita, ayudamos a los enfermos y dolientes todo lo que pudimos. Viendo que entendíamos algo de enfermedades, la gente nos trajo sus enfermos y los cuidamos. Así derribamos completamente el prejuicio en aquel lugar. ...
La obra médico-misionera es la obra de avanzada. Ha de combinarse con el ministerio evangélico. Es el Evangelio en la práctica, el Evangelio ejercido prácticamente. Me ha entristecido mucho el ver que nuestros hermanos no han emprendido esta obra como debieran. ...
Todo el cielo está interesado en la obra de aliviar los sufrimientos de la humanidad. Satanás actúa con todos sus poderes para dominar las almas y cuerpos de los hombres. Trata de atarlos a las ruedas de su carroza. Me duele el corazón cuando miro a nuestras iglesias, que debieran estar relacionadas con la obra médico-misionera de todo corazón y alma y práctica.--The General Conference Bulletin, 12 de abril de 1901.
La señora de White conservó amplias simpatías durante toda la vida
Acongojada por la esposa del presidente McKinley-- No puedo dormir y han pasado las dos de la mañana. Con frecuencia estoy despierta a la una de la mañana con mi corazón acongojado en tierna simpatía por la atribulada esposa del presidente McKinley. Uno ha sido tomado y la otra dejada. El hombre fuerte sobre cuyo profundo afecto ella siempre podía descansar, ya no existe. Mientras estuvo en salud, cumpliendo los deberes de su cargo, una mano aparentemente amigable se le extendió, la cual el presidente McKinley estuvo listo para estrechar. Esa mano de Judas sostenía una pistola y disparó contra el presidente. Entre las amables escenas de gozo de la vida, vienen dolores, tristezas, sufrimientos y tribulaciones. ¿Cómo pudo hacer esta terrible acción asesina?
Mi corazón está en profunda simpatía con la que quedó. He estado repitiendo vez tras vez: ¡Oh, cuán limitadas son todas las palabras de la simpatía humana! Hay miles que hablarían palabras de consuelo, si pudieran, al corazón quebrantado, pero no comprenden cuán débiles son las palabras para consolar a la acongojada, que en su debilidad siempre encontró un corazón humano en su esposo, lleno de ternura, compasión y amor. No existe el fuerte brazo humano en el cual se apoyaba la frágil y doliente esposa.
No deseo que nuestra hermana tenga menos pesar y menos amor por el fiel esposo, sino que ella mirara ahora a su mejor Amigo, Uno cuyo amor le ha sido expresado a ella toda su vida. Yo le diría las palabras de Isaías 61:1-3: "El espíritu del Señor Jehová es sobre mí, porque me ungió Jehová; hame enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos abertura de la cárcel. A promulgar año de la buena voluntad de Jehová, y día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar a Sión a los enlutados, para darles gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová" (Diario, 1901).
Auxiliando a los ancianos, veteranos de guerra--En una oportunidad yo tenía algunos libros sueltos y algunos tomos completos de Sabbath Readings, guardados en algún lugar de Battle Creek. Por favor, díganle al hermano Amadon que busque diligentemente todas esas cosas y me las envíe. ...
Podemos usar los tomitos de Sabbath Readings y otras obras con buen provecho en los asilos de huérfanos y en muchos otros lugares donde estos libritos serán muy apreciados. Podríamos usar algunos de ellos en el asilo de soldados, en Yountville, donde muchos centenares de soldados ancianos son atendidos en grandes edificios del gobierno. Damos a esos hombres toda la atención posible. Sábado por medio, un grupo del sanatorio y de la Iglesia de Santa Helena los visita para cantarles himnos religiosos y hablarles. Tienen interés en estas reuniones y parecen disfrutar de todo lo que nuestros hermanos hacen por ellos.
Enviamos publicaciones a estos soldados y hemos colocado en su biblioteca ejemplares de mis obras, Lecciones Prácticas del Gran Maestro y algunos de los libros más grandes míos. Muchos de estos hombres son inteligentes. Nuestros hermanos y hermanas están trabajando este campo y esperamos hacer mucho más por los soldados de lo que hemos hecho todavía. A veces se les presenta una disertación, un corto sermón bíblico al punto, y ellos escuchan con intenso interés. Los himnos evangélicos, la corta oración y la buena disertación en conjunto, parecen ser justamente lo que se necesita para interesar a esos ancianos. Ellos dicen: "¡Nunca se nos ha atendido con una obra como ésta antes!"
Deseamos que los libros y las publicaciones continúen circulando entre estos soldados. Por favor, ayúdennos en todo lo que puedan en esto, reuniendo algo que ellos puedan leer: libros y revistas llenos de la verdad bíblica.--Carta 96, 1903.
Una carta a unos huérfanos
Queridos niños: Debo escribirles unas pocas líneas. Hubiéramos querido detenernos en su hogar y llorar con Uds. y arrodillarnos con Uds. en oración. ¿Buscará cada uno de Uds. al Señor y le servirá? Uds. pueden ser una gran bendición para su madre al no hacer nada que apene su corazón. El Señor Jesús los recibirá si Uds. le dan su corazón. Hagan todo lo que sea posible para aliviar a su madre de todo cuidado y carga.
El Señor ha prometido ser Padre de los huérfanos. Si Uds. le dan el corazón, él les dará poder para llegar a ser hijos e hijas de Dios. Si los niños mayores alivian a su mamá llevando todas las cargas que puedan y tratando bondadosamente a los menores, enseñándoles que hagan lo correcto y que no preocupen a mamá, el Señor los bendecirá grandemente.
Den el corazón al amante Salvador y hagan únicamente aquellas cosas que son agradables a la vista de él. No hagan lo que apene a su mamá. Recuerden que el Señor los ama, y que cada uno de Uds. puede llegar a ser un miembro de la familia de Dios. Si son fieles aquí, cuando él venga en las nubes del cielo, encontrarán a su padre y serán una familia unida. Con amor, Elena G. de White