La individualidad es poder
Cada ser humano, creado a la imagen de Dios, está dotado de una facultad semejante a la del Creador: la individualidad, la facultad de pensar y hacer. Los hombres en quienes se desarrolla esta facultad son los que llevan responsabilidades, los que dirigen empresas, los que influyen sobre el carácter.--La Educación, 17 (1903).
Cada cual tiene su propia individualidad
El evangelio trata con individuos. Cada ser humano tiene un alma que salvar o perder. Cada cual tiene una individualidad separada y diferente de todas las demás. Cada cual debe convencerse por sí mismo, convertirse por sí mismo. Debe recibir la verdad, arrepentirse, creer y obedecer por sí mismo. Debe ejercer su voluntad por sí mismo. Nadie puede hacer esta obra por intermedio de otra persona. Nadie puede sumergir su individualidad en la de otro. Cada cual debe entregarse a Dios por sí mismo y por el misterio de la piedad.--Manuscrito 28, 1898.
Unidad en la diversidad
Es el plan de Dios que haya unidad en la diversidad. Nadie puede ser criterio para otro. Las diversas actividades que se nos confían están proporcionadas a nuestras diversas capacidades. Se me ha instruido claramente en el sentido de que Dios dota a los seres humanos con diferentes grados de capacidad, y después los ubica donde pueden hacer la obra para la cual están mejor preparados. Cada obrero debe dar a sus colaboradores el respeto que desea se le manifieste.--Carta 111, 1903.
Las mentes de los seres humanos son diferentes
¿Por qué necesitamos de Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Pablo y otros autores que dieron su testimonio con respecto a la vida del Salvador durante su ministerio terrenal? ¿Por qué no pudo haber escrito uno de esos discípulos un relato completo para darnos así un informe bien eslabonado de la vida y la obra de Cristo?
Los Evangelios son diferentes, y sin embargo el relato se combina en un armonioso conjunto. Un escritor presenta detalles que el otro no da. Si estos detalles son esenciales, ¿por qué no los mencionan todos los autores? Se debe a que las mentes de los hombres difieren, y no entienden las cosas exactamente de la misma manera. Algunas verdades atraen con mucho más fuerza las mentes de cierta clase de personas y no de otras. Este mismo principio se aplica a los oradores. Algunos dedican mucho tiempo a ciertos puntos que otros tratarían rápidamente o que no los mencionarían para nada. Por eso varias personas presentan la verdad con más claridad que una sola.--Manuscrito 87, 1907.
La individualidad no debe ser destruida
El Señor no quiere que se destruya nuestra individualidad; no es su propósito que dos personas sean exactamente iguales en gustos y disposiciones. Todos tienen características peculiares, y estas no deben destruirse, sino educarse, moldearse, transformarse a la similitud de Cristo. El Señor convierte las actitudes y las capacidades naturales, en instrumentos provechosos. En el desarrollo de las facultades que Dios ha dado, los talentos y las habilidades crecen, si el instrumento humano reconoce el hecho de que sus facultades le han sido confiadas por Dios, para ser usadas, no con propósitos egoístas [...], sino para la gloria de Dios y el bien de sus semejantes.--Nuestra Elavada Vocacion, 92 (1894).
Cada niño debe tener su individualidad
Se puede disciplinar a un niño para que no tenga voluntad propia, como si fuera un animal, con su individualidad sumergida en la de su maestro [...]. Pero, en la medida de lo posible, cada niño debe ser educado para bastarse a sí mismo. Al poner en funcionamiento sus diversas facultades, sabrá dónde es más fuerte y en qué es deficiente. El sabio instructor prestará especial atención al desarrollo de los rasgos más débiles, de manera que el niño pueda formar un carácter bien equilibrado y armonioso.--The Review and Herald, 10 de enero de 1882; Fundamentals of Christian Education, 57.
El matrimonio no debe destruir la individualidad
Ni el marido ni la mujer deben pensar en ejercer gobierno arbitrario uno sobre otro. No intenten imponer sus deseos uno a otro. No pueden hacer esto y conservar el amor mutuo. Sean bondadosos, pacientes, indulgentes, considerados y corteses. Mediante la gracia de Dios pueden hacerse felices uno al otro, tal como lo prometieron al casarse.--El Ministerio de Curación, 279, 280 (1905).
Ambos cónyuges deben conservar su individualidad (consejo para los recién casados)
En su unión para toda la vida, sus afectos deben contribuir a su felicidad mutua. Cada uno debe velar por la felicidad del otro, esa es la voluntad de Dios para ustedes.
Aunque deben vincularse completamente hasta ser uno, ninguno de los dos debe perder su individualidad. Dios es quien posee su individualidad; y a él deben preguntar: ¿Qué es bueno?, ¿qué es malo? y ¿cómo puedo cumplir mejor el propósito de mi existencia? "No sois vuestros, pues habéis sido comprados por precio; glorificad, pues a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu". 1 Corintios 6:19, 20.
Su amor por lo humano debe ser secundario a su amor a Dios. La abundancia de su amor debe dirigirse hacia Aquel que dio su vida por ustedes. El alma que vive para Dios le tributa el mejor de sus afectos. ¿Se dirige la mayor parte de su amor hacia Aquel que murió por ustedes? Si es así, su amor recíproco será conforme al orden celestial.--Joyas de los Testimonios 3:95, 96 (1902).
Tenemos una individualidad que nos es propia, y la de la esposa nunca debe sumergirse en la de su esposo.--Manuscrito 12, 1895.
La consagración embellece la individualidad
Una vida consagrada al servicio de Dios se desarrollará y embellecerá en su individualidad. Nadie debe sumergir su individualidad en la de otro, sino que todos, como personas, debemos ser injertados en la cepa madre, para que haya unidad en la diversidad. El gran Artista maestro no ha hecho dos hojas del mismo árbol exactamente iguales; de modo que su poder creador no le da a todas las mentes la misma identidad. Han sido creadas para vivir por las edades sin fin, y debe haber completa unidad, una mente combinándose con la otra; pero ni siquiera dos deben corresponder al mismo molde.--Manuscrito 116, 1898.
Dios tiene para cada uno un propósito
Hay que estudiar las cosas del mundo natural, y hay que aplicar sus lecciones a la vida espiritual, al crecimiento espiritual. Dios, no el hombre, le ha dado a cada ser humano su tarea. Esta es una obra individual: la formación de un carácter de acuerdo con la semejanza divina. El lirio no debe luchar para ser semejante a la rosa. Hay diferencias en la formación de las flores y de los frutos, pero todos reciben sus diferencias de Dios. Todos son del Señor. De manera que es designio divino que incluso los mejores seres humanos no tengan todos el mismo carácter.--Manuscrito 116, 1898.
El respeto mutuo
Cada uno de nosotros tiene una labor que hacer. Podemos ser de diferentes nacionalidades, pero todos debemos ser uno en Cristo. Si permitimos que las peculiaridades de carácter y de disposición nos separen aquí, ¿cómo podemos esperar vivir juntos en el cielo? Debemos tener amor y respeto unos por otros. Debe existir entre nosotros la unidad por la cual Cristo oró. Hemos sido comprados por precio y debemos glorificar a Dios en nuestros cuerpos y en nuestros espíritus.--Manuscrito 20, 1905.
Fracasaremos completamente si copiamos a los demás
Si alguien trata de copiar el carácter de otro hombre, fracasará completamente. Cada persona debe mirar a Dios por sí misma, y trabajar a conciencia y con fidelidad con los talentos que Dios le ha dado. "Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad". Filipenses 2:12, 13. Está en usted, mi hermano, en usted; no en otro por usted. Usted debe tener una experiencia individual. Entonces se regocijará en usted mismo, no en otro.--Manuscrito 116, 1898.
Cada mente tiene una fortaleza peculiar
Me da pena ver el poco valor que se le adjudica a personas a quienes Dios ha usado y que aún desea usar. Quiera el Señor que la mente de cada ser humano no siga en los canales de la mente de otro. La mente de una persona puede ser exaltada por algunos como si en todo sentido fuera superior, pero cada mente tiene sus debilidades y sus fortalezas peculiares. La mente de una persona suplirá las deficiencias de otra. Pero si todos trabajan dirigidos por la misma rienda, y se los anima que miren, no a los hombres para saber cuál es su deber, sino a Dios, se desarrollarán bajo la dirección del Espíritu Santo, y trabajarán en unidad con sus hermanos. Uno suplirá lo que al otro le falta.--Carta 50, 1897.
No hay que modelar las mentes de los demás
Dios le ha dado a cada hombre una responsabilidad individual. "Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor". Filipenses 2:12. Ningún ser humano debe ocuparse en la salvación de otra persona. No debe convertirse en la copia de la mente de otro. Se le pide que obre según su capacidad y de acuerdo con los talentos que Dios le ha dado. Nadie, no importa cuál sea su experiencia ni su cargo, debe creer que está llevando a cabo una obra admirable cuando modela de acuerdo con su propia mente la mente de cualquier otro ser humano, y le enseña a comunicar los sentimientos que él podría expresar. Esto se ha hecho una y otra vez en detrimento de los seres humanos.--Manuscrito 116, 1898.
No hemos de ser la sombra de otros
¡Oh, cuánto necesitan los obreros el espíritu de Jesús para que los transforme y los modele como le dan forma a la arcilla las manos del alfarero! Cuando tengan este espíritu, no habrá diferencias entre ellos; nadie será tan obtuso como para pretender que todo se haga a su manera, de acuerdo con sus ideas; no habrá sentimientos inarmónicos entre él y los obreros, sus hermanos, que no logran alcanzar su norma. El Señor no quiere que ninguno de sus hijos sea una sombra de los demás; si no que cada cual sea su propio yo, refinado, santificado y ennoblecido al imitar la vida y el carácter del gran Modelo. El espíritu estrecho, cerrado, exclusivo, que mantiene todo dentro del ámbito de su propio yo, ha sido una maldición para la causa de Dios, y siempre lo será dondequiera se le permita manifestarse.--The Review and Herald, 13 de abril de 1886.
Nadie debe sumergir su mente en la de otro
Dios le permite a cada ser humano que manifieste su individualidad. No quiere que nadie sumerja su mente en la de otro mortal. Los que quieren ser transformados en mente y carácter, no deben mirar a los hombres, sino al Ejemplo divino. Dios envía esta invitación: "Haya, pues, en vosotros este sentir [mentalidad] que hubo también en Cristo Jesús". Filipenses 2:5. Mediante la conversión y la transformación la humanidad recibe la mentalidad de Cristo. Cada cual debe comparecer delante de Dios con una fe individual, con una experiencia personal, sabiendo por sí mismo que Cristo, la esperanza de gloria, se ha formado en su interior. Si nosotros imitáramos el ejemplo de cualquier hombre, incluso de alguien a quien consideráramos casi perfecto en carácter, sería como si pusiéramos nuestra confianza en un ser humano defectuoso, incapaz de impartir una jota o un tilde de perfección.--The Signs of the Times, 3 de septiembre de 1902.
Para tener mentes vigorosas
Está bien que el hermano y la hermana _______________, y el hermano y la hermana ______________ tengan mentes vigorosas. Cada cual debe conservar su individualidad. Cada cual debe mantener su individualidad y no permitir que se sumerja en la de otro. Ningún ser humano debe ser la sombra de otro. Los siervos de Dios deben trabajar juntos en una unidad que combine una mente con otra.--Carta 44, 1903.
Una medida individual
Nadie puede crecer hasta llegar a la plena estatura de otro hombre. Cada cual debe alcanzar su propia medida individual por sí mismo. Cada cual tiene que crecer bajo la supervisión de Dios.--Manuscrito 116, 1898.
La vida interior no puede ser compartida con otro
Considerada en su aspecto humano, la vida es para todos un sendero desconocido. Es un camino por el cual, en lo que a nuestras más íntimas experiencias se refiere, andamos solos. Nadie puede penetrar plenamente en nuestra vida íntima. Al emprender el niño ese viaje en el cual tarde o temprano deberá escoger su curso y decidir las consecuencias de la vida para la eternidad, ¡cuán ferviente debería ser el esfuerzo hecho para dirigir su fe al Guía y Ayudador infalible.--La Educación, 255 (1903).
El carácter es personal
Cada uno de nosotros tiene una labor que hacer para el tiempo y la eternidad. Dios aborrece la indiferencia con respecto a la formación del carácter.--Carta 223, 1903.
Reconocimiento de los derechos humanos
Una de las más elevadas aplicaciones de estos principios [el reconocimiento de las responsabilidades personales] se encuentra en el reconocimiento del derecho del ser humano a ser él mismo, al control de su propia mente, a la administración de sus talentos, al derecho de recibir e impartir el fruto de su propio trabajo. El vigor y el poder se manifestarán en nuestras instituciones solo si se reconocen estos principios en sus relaciones con sus semejantes; solo si en sus transacciones dan lugar a la instrucción de la Palabra de Dios.--Testimonies for the Church 7:180 (1902).
Dependientes de Cristo
Cada alma tiene su individualidad. Cada alma debe vivir hora tras hora en comunión con Cristo; porque él dice: "Separados de mí nada podéis hacer". Juan 15:5. Sus principios deben ser nuestros principios; porque estos principios son la verdad eterna, proclamada en justicia, bondad, misericordia y amor.--Carta 21, 1901.
Conservar la individualidad en la experiencia cristiana
Enseñen a cada alma a descansar plenamente en el brazo del poder infinito. Hay una individualidad en la experiencia cristiana que debe ser preservada en todo ser humano, y no le debe ser quitada esa responsabilidad a nadie. Toda persona tiene que librar sus propias batallas, tiene que vivir su propia experiencia cristiana, independiente en algunos sentidos de cualquier otra persona; y Dios quiere que aprenda por sí misma algunas lecciones que nadie puede aprender por él.--Manuscrito 6, 1889.