Dios requiere el adiestramiento de las facultades mentales. Él se propone que sus siervos posean más inteligencia y más claro discernimiento que los mundanos, y le desagradan los que son demasiado descuidados o indolentes para llegar a ser obreros eficientes, bien informados. El Señor nos manda que lo amemos con todo el corazón, y con todo el ser, y con toda la fuerza, y con toda la mente. Esto nos impone la obligación de desarrollar el intelecto hasta su máxima capacidad, para que podamos conocer y amar a nuestro Creador con todo el entendimiento.
Si el intelecto es colocado bajo el dominio del Espíritu de Dios, cuanto más se lo cultiva, más eficazmente puede ser usado en el servicio de Dios. El hombre sin instrucción, que es consagrado a Dios y anhela beneficiar a otros, puede ser usado por el Señor en su servicio, y lo es. Pero los que, con el mismo espíritu de consagración, han tenido el beneficio de una educación cabal, pueden realizar una obra mucho más extensa para Cristo. Se hallan colocados en una posición ventajosa.
La preparación para un servicio superior
El Señor desea que obtengamos toda la educación posible, con el objeto de impartir nuestro conocimiento a otros. Nadie puede saber dónde o cómo ha de ser llamado a trabajar o hablar en favor de Dios. Únicamente nuestro Padre celestial ve lo que puede hacer de cada uno. Hay ante nosotros posibilidades que nuestra débil fe no discierne. Nuestra mente debiera ser enseñada en forma tal que, si fuera necesario, podamos presentar las verdades de la Palabra de Dios ante las más altas autoridades terrenales y de un modo que glorifique su nombre. No deberíamos descuidar ni una sola oportunidad de prepararnos intelectualmente para trabajar por Dios.
Una educación completa
Que los jóvenes que necesitan una educación se pongan a trabajar con la determinación de lograrla. No esperen una oportunidad; háganla. Aprovechen cualquier pequeña ocasión que se presente. Practiquen la economía. No gasten sus medios en la satisfacción del apetito o en buscar placeres. Decídanse a ser útiles y eficientes como Dios les pide que sean. Sean cabales y fieles en todo lo que emprendan. Aprovechen todas las ventajas que tengan a su alcance para fortalecer el intelecto. Combinen el estudio de los libros con el trabajo manual útil, y mediante el esfuerzo fiel, la vigilancia y la oración, obtengan la sabiduría de origen celestial. Esto les dará una educación equilibrada. Así se elevará el carácter, y tendrán influencia sobre otras mentes, capacitándolos para dirigirlas por el sendero de la justicia y la santidad.
Si comprendiesemos plenamente nuestras oportunidades y nuestros privilegios podría lograrse mucho más en la obra de la autoeducación. La verdadera educación significa más de lo que los colegios pueden dar. Aunque no debe descuidarse el estudio de las ciencias, existe una preparación más elevada que ha de obtenerse mediante la comunión vital con Dios. Tome cada estudiante su Biblia y póngase en comunión con el gran Maestro. Es necesario educar y disciplinar la mente para luchar con problemas arduos en la búsqueda de la verdad divina.
El conocimiento y la disciplina propia
Los que desean ardientemente obtener conocimiento para ser una bendición a sus semejantes, recibirán la bendición de Dios. Mediante el estudio de su Palabra, sus facultades mentales serán despertadas a una actividad fervorosa. Se producirá una expansión y un desarrollo de las facultades, y la mente adquirirá poder y eficiencia.
Todo el que quiere ser un obrero para Dios debe practicar la disciplina propia. Esto logrará más que la elocuencia o los talentos más destacados. Una mente común, bien disciplinada, efectuará una obra mayor y más elevada que la mente mejor educada y los mayores talentos sin el dominio propio.--Palabras de Vida del Gran Maestro, 268- 270.
Responder a las expectativas de los padres
Lo mejor y más seguro es siempre hacer lo recto porque es recto. ¿No quieren pensar ahora seriamente? En la base de una acción recta se halla un pensamiento recto. Resuelvan responder a lo que sus padres esperan de ustedes, que harán fieles esfuerzos para sobresalir, que se preocuparán para que no haya sido mal aplicado y usado el dinero gastado en ustedes. Tengan el determinado propósito de cooperar con los esfuerzos hechos por los padres y los maestros, y alcancen una elevada norma de conocimiento y carácter. Resuelvan no chasquear a quienes los aman tanto como para confiar en ustedes. La fortaleza de la personalidad se demuestra haciendo lo recto, y Jesús ayuda a todos los que tratan de hacerlo porque es recto.--Fundamentals of Christian Education, 248.