Los jóvenes no se debilitarán mentalmente ni perderán eficiencia consagrándose al servicio de Dios. El temor del Señor es el principio de la sabiduría. El niño más pequeño que ama y teme a Dios es mayor a su vista que el hombre más instruido y talentoso que descuida la gran salvación. Los jóvenes que consagran su corazón y vida a Dios se han puesto, al hacerlo, en contacto con la Fuente de toda sabiduría y excelencia.
Los deberes diarios
Si se enseñara a los niños a considerar la rutina humilde de los deberes diarios como el proceder señalado para ellos por el Señor, como una escuela en la cual han de educarse para prestar un servicio fiel y eficiente, su trabajo les parecería mucho más agradable y honroso. El desempeño de cada deber como si fuera para el Señor, rodea de encanto a la tarea más humilde y liga a los obreros de la tierra con los seres santos que hacen la voluntad de Dios en el cielo.
Y en el lugar que se nos ha asignado deberíamos desempeñar nuestros deberes con tanta fidelidad como los ángeles en su esfera más elevada. Los que tienen la impresión de que son siervos de Dios, serán hombres en los cuales se pueda tener confianza en todas partes. Los futuros ciudadanos del cielo serán los mejores ciudadanos de la tierra. El concepto correcto de nuestro deber para con Dios conduce a una percepción clara de nuestro deber para con el prójimo.
La recompensa de la madre
Cuando empiece el juicio y los libros sean abiertos, cuando sea pronunciado el "Bien hecho" del gran juez, y colocada en la frente del vencedor la corona de gloria inmortal, muchos levantarán sus coronas a la vista del universo reunido y, señalando a sus madres, dirán: "Ella hizo de mí todo lo que soy mediante la gracia de Dios. Su instrucción, sus oraciones, han sido bendecidas para mi salvación eterna" [...].
Se debería educar a los jóvenes para que se mantengan firmes de parte de la rectitud en medio de la prevaleciente iniquidad, para que hagan todo lo que puedan para detener el progreso del vicio, y promover la virtud, la pureza y la verdadera virilidad. Las impresiones hechas sobre la mente y el carácter en la época temprana de la vida son profundas y duraderas. Una educación poco juiciosa o las malas compañías ejercerán a menudo sobre la mente joven una influencia mala, que todos los esfuerzos posteriores no podrán borrar.--The Signs of the Times, 3 de noviembre de 1881.
Posibilidades de la educación obtenida en el hogar
Los jóvenes y los niños de la actualidad son quienes determinan el porvenir de la sociedad, y lo que estos jóvenes y estos niños serán, depende del hogar. A la falta de buena educación doméstica se puede achacar la mayor parte de las enfermedades, así como de la miseria y criminalidad que son la maldición de la humanidad. Si la vida doméstica fuera pura y verdadera, si los hijos que salen del hogar estuvieran debidamente preparados para hacer frente a las responsabilidades de la vida y a sus peligros, ¡qué cambio experimentaría el mundo!--El Ministerio de Curación, 270.