Mensajes para los Jóvenes

Capítulo 112

Una bendición en el hogar

El Señor dice al joven: "Dame, hijo mío, tu corazón".1 Al Salvador del mundo le agrada que los niños y los jóvenes le entreguen su corazón. Quizás haya un gran ejército de niños que serán hallados fieles a Dios porque andan en la luz, así como Cristo está en la luz. Amarán al Señor Jesús y se deleitarán en agradarle. No se impacientarán si son reprendidos, y alegrarán el corazón de sus padres con su bondad, su paciencia y su disposición a hacer todo lo que puedan para ayudar a llevar las cargas de la vida diaria. Serán fieles discípulos de nuestro Señor en toda su infancia y juventud.

Niños y jóvenes, ustedes pueden ser una bendición en el hogar durante los primeros años. Qué pena da ver a los hijos de padres temerosos de Dios, indomables y desobedientes, desagradecidos y voluntariosos, decididos a salir siempre con la suya, indiferentes a las molestias o la pena que causan a sus padres. Satanás se deleita en manejar el corazón de los niños, y si se le permite les inculcará su diabólico odioso espíritu.

La obediencia a los padres

Los padres pueden hacer todo lo que esté a su alcance para dar a sus hijos toda clase de privilegios e instrucción para que entreguen su corazón a Dios; no obstante, los hijos pueden negarse a andar en la luz, y su mala conducta puede reflejarse desfavorablemente sobre sus padres que los aman y anhelan su salvación.

Es Satanás quien tienta a los niños a seguir un camino de pecado y desobediencia; y entonces, si se le permite, arrebatará sus vidas mientras están aún en el pecado, con el fin de privarlos de toda esperanza de salvación y atravesar, como con una espada, el corazón de los padres temerosos de Dios, que se doblarán bajo el peso de una pena que nunca los abandonará, causada por la impenitencia y rebelión final de sus hijos contra Dios [...].

Niños y jóvenes, les ruego, por amor de Cristo, que anden en la luz. Sometan su voluntad a la voluntad de Dios. "Si los pecadores intentan engañarte, no consientas".2 Sigan el camino del Señor, pues no tendrán paz en la transgresión. Con su mala conducta desacreditan a sus padres y deshonran la religión de Cristo. Recuerden que en los libros del cielo se lleva un informe de su vida, que será abierto ante el universo reunido. ¡Piensen qué vergüenza, qué remordimiento sentirán si les llega a tocar la desgraciada suerte de perder la vida eterna! "Si respondéis a mi reprensión, derramaré mi Espíritu sobre vosotros, y os haré saber mis palabras. Por cuanto llamé, y no quisisteis oír [...] no responderé. Pero el que me obedece, habitará confiadamente, vivirá reposado, sin temor de mal".3 Atiendan la instrucción de Cristo: "Andad mientras tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas".4--The Youth's Instructor, 10 de agosto de 1893.