Mensajes para los Jóvenes

Capítulo 151

La necesidad de consejo y dirección

En estos días de peligro y corrupción, los jóvenes están expuestos a muchas pruebas y tentaciones. Muchos navegan en un puerto peligroso. Necesitan un piloto, pero desdeñan aceptar la tan necesaria ayuda, porque se sienten competentes para guiar su barco y no se percatan de que está por estrellarse contra una roca oculta que puede hacer naufragar su fe y su felicidad. Están cegados por el asunto del noviazgo y el matrimonio, y su principal preocupación es hacer su propia voluntad. En este período, el más importante de su vida, necesitan un consejero y guía infalible. Lo hallarán en la Palabra de Dios. A menos que sean estudiantes diligentes de esa Palabra, cometerán graves errores que echarán a perder su felicidad y la de otros, tanto para la vida presente como para la futura.

Muchos tienen la tendencia a ser impetuosos y tercos. No han prestado oído al sabio consejo de la Palabra de Dios; no han batallado contra sí mismos y obtenido preciosas victorias, y su voluntad orgullosa e inflexible los ha apartado de la senda del deber y la obediencia. Contemplen su vida pasada, jóvenes amigos, y consideren fielmente su conducta a la luz de la Palabra de Dios. ¿Han fomentado ese análisis detallado de sus obligaciones para con sus padres que manda la Biblia? ¿Han tratado con bondad y amor a la madre que los cuidó desde la infancia? ¿Han tenido en cuenta sus deseos, o han causado dolor y tristeza a su corazón llevando a cabo sus propios planes y deseos? La verdad que profesan, ¿ha santificado el corazón y suavizado y subyugado la voluntad de ustedes? Si no, tienen una obra minuciosa que hacer para enmendar los males pasados.

Un guía perfecto

La Biblia presenta una norma perfecta de carácter. Este libro sagrado, inspirado por Dios y escrito por hombres santos, es un guía perfecto en todas las circunstancias de la vida. Presenta claramente los deberes de jóvenes y viejos. Si se hace de ella el guía de la vida, sus enseñanzas conducirán al ser hacia arriba. Elevarán la mente, mejorarán el carácter y darán gozo y paz al corazón. Pero muchos de los jóvenes han escogido ser sus propios guías y consejeros, y han tomado en sus manos sus propios casos. Tales jóvenes necesitan estudiar más detalladamente las enseñanzas de la Biblia. En sus páginas hallarán revelado cuál es su deber para con sus padres y sus hermanos en la fe. El quinto mandamiento dice: "Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que el Señor tu Dios te da".1 Y en otro lugar leemos: "Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo".2

Una de las señales de que estamos viviendo en los últimos días es que los hijos son desobedientes a sus padres, desagradecidos, sin santidad. La Palabra de Dios abunda en preceptos y consejos que prescriben respetar a los padres. Impresiona a los jóvenes con el sagrado deber de amar y tratar cariñosamente a los que los han guiado en la niñez y en la juventud hasta que llegaron a ser hombres y mujeres, y cuya paz y felicidad depende ahora en extenso grado de sus hijos. La Biblia no es vaga al respecto. No obstante, sus enseñanzas han sido muy descuidadas.

Los jóvenes tienen que aprender muchas lecciones, y la más importante es la de conocerse a sí mismos. Deberían tener ideas correctas en cuanto a sus obligaciones y deberes para con sus padres, y aprender continuamente en la escuela de Cristo a ser mansos y humildes de corazón. Al par de amar y honrar a sus padres, han de respetar también el buen criterio de los hombres de experiencia con quienes tienen relación en la iglesia.

Una conducta honorable

El joven que goza de la compañía de una joven para cuyos padres es desconocido, y conquista su amistad, no procede noble y cristianamente para con ella ni para con sus padres. Mediante relaciones y encuentros secretos podrá adquirir influencia sobre la mente de ella, pero al hacerlo deja de manifestar esa nobleza e integridad de vida que ha de poseer todo hijo de Dios. Para lograr sus fines proceden de un modo que no es franco ni está de acuerdo con la norma bíblica, y se muestran faltos de sinceridad para con quienes los aman y tratan de ser sus fieles guardianes. Los matrimonios contraídos bajo tales influencias no están de acuerdo con la Palabra de Dios. Quien puede apartar a una hija del deber, y confundir sus ideas en cuanto a los sencillos y positivos mandatos de Dios de obedecer y honrar a sus padres, tampoco será fiel a sus obligaciones conyugales.

Se pregunta: "¿Con qué limpiará el joven su camino?", y la respuesta es: "Con guardar tu Palabra".3 El joven que hace de la Biblia su guía, no tiene por qué equivocar la senda del deber y la seguridad. Ese bendito libro le enseñará a conservar su integridad de carácter, a ser sincero, a no practicar el engaño. "No hurtarás"4 fue escrito por el dedo de Dios sobre tablas de piedra; no obstante, cuánto se práctica y disculpa el robo secreto de los afectos.

Se mantiene un noviazgo engañoso con intercambio de cartas y entrevistas en secreto, hasta que el cariño de la persona carente de experiencia--y que no sabe hasta dónde pueden llegar estas cosas--son transferidos de sus padres a una persona que manifiesta por su misma conducta que es indigna de su amor. La Biblia condena toda clase de engaño, y exige la rectitud en toda circunstancia. El que hace de la Biblia el guía de su juventud, la luz de su sendero, obedecerá sus enseñanzas en todas las cosas. No violará una jota ni un tilde de la ley para llevar a cabo ningún fin, aunque por ello tenga que hacer grandes sacrificios. Si cree en la Biblia, sabe que la bendición de Dios no descansará sobre él si se aparta del estricto camino de la rectitud. Aunque por un tiempo parezca prosperar, segará ciertamente los frutos de sus actos.

La maldición de Dios descansa sobre muchas de las uniones inoportunas e inapropiadas que se forman en esta época del mundo. Sería más excusable la conducta de muchos jóvenes de hoy, impulsados por su atracción mutua, si la Biblia dejara estos asuntos vaga e inciertamente alumbrados. Pero los requerimientos de la Biblia no son órdenes a medias; demandan una pureza perfecta de pensamiento, de palabra y de acción. Agradecemos a Dios porque su Palabra es una luz a los pies, y porque ninguno tiene por qué equivocar la senda del deber. Los jóvenes deberían proponerse consultar sus páginas y escuchar sus consejos, pues siempre se cometen tristes errores al apartarse de sus preceptos.

La necesidad de un criterio sano

Si hay un asunto que debiera considerarse con razonamiento sereno y criterio desapasionado, es el asunto del matrimonio. Si alguna vez se hace necesaria la Biblia como consejera, es antes de dar un paso que ata a dos personas para toda la vida. Pero el concepto dominante es que en este asunto han de guiar los sentimientos, y en demasiados casos el sentimentalismo amoroso toma el timón y guía hacia una ruina segura. En esto los jóvenes muestran menos inteligencia que en cualquier otro asunto, y rehúsan atender razones. El asunto del matrimonio parece tener sobre ellos un poder hechizante. No se someten a Dios. Sus sentidos están encadenados, y avanzan en secreto como si temieran que alguien se interpusiera en sus planes.

La forma secreta en que se llevan a cabo tantos noviazgos y matrimonios es causa de mucha desgracia, cuyo pleno alcance únicamente Dios conoce. Muchos han hecho naufragar su vida contra esta roca. Cometen este error algunos cristianos profesos que se destacan por su integridad y que parecen razonables en cuanto a cualquier otra cosa. Manifiestan una voluntad decidida que la razón no puede hacer variar. Los impulsos y sentimientos humanos los fascinan en tal forma que no sienten deseo de escudriñar la Biblia ni ponerse en íntima comunión con Dios.

Satanás sabe precisamente con qué elementos tiene que tratar, y despliega su sabiduría infernal en diversos ardides para hacer caer a las almas en la trampa de su ruina. Observa cada paso que se da, y sugiere cosas que con frecuencia son seguidas antes que el consejo de la Palabra de Dios. Esta red finamente tejida y peligrosa es preparada con habilidad para atrapar a los jóvenes e incautos. Muchas veces podrá estar disimulada bajo una cubierta de luz, pero los que llegan a ser sus víctimas se acarrean muchas tristezas. Como resultado, vemos naufragios humanos por todas partes.

Los padres deben ser consultados

¿Cuándo serán juiciosos nuestros jóvenes? ¿Hasta cuándo durará este proceder? ¿Consultarán los hijos tan solo sus deseos e inclinaciones, indiferentes al consejo y al sano criterio de sus padres? Algunos parecen no dedicar jamás un pensamiento a los deseos y las preferencias de sus padres, ni a su criterio maduro. El egoísmo ha cerrado la puerta de su corazón al afecto filial. Es necesario despertar las mentes de los jóvenes en cuanto a este asunto. El quinto mandamiento es el único que lleva anexada una promesa, pero es considerado con ligereza e incluso completamente ignorado por la pretensión del enamorado. El desprecio del amor de una madre y la falta de consideración al cuidado de un padre son pecados ya registrados contra muchos jóvenes.

Uno de los mayores errores relacionados con este asunto es que los jóvenes sin experiencia no quieren que sus sentimientos sean perturbados, que nadie se entrometa en su amor. Si ha habido alguna vez un asunto que necesite ser considerado desde todo punto de vista, es este. La ayuda de la experiencia de otros y una consideración cuidadosa del tema en todos sus aspectos, son cosas positivamente esenciales. Es una cuestión tratada enteramente a la ligera por la mayoría de la gente.

Jóvenes amigos, pidan consejo a Dios y a sus padres temerosos de Dios. Oren por el tema. Pesen cada sentimiento, y observen el desarrollo del carácter de la persona con quien piensan ligar el destino de su vida. El paso que están por dar es uno de los más importantes de su vida, y no debieran darlo precipitadamente. Aunque puedan amar, no amen ciegamente.

Examinen cuidadosamente las cosas para ver si su vida matrimonial será feliz, o desavenida y desgraciada. Pregúntense: "¿Me ayudará esta unión a ir al cielo? ¿Hará aumentar mi amor a Dios? ¿Agrandará mi esfera de utilidad en esta vida?" Si estas reflexiones no presentan inconvenientes, avancen en el temor de Dios.

Pero si se ha contraído un compromiso sin una comprensión plena del carácter de la persona con quien piensan unirse, no crean que el compromiso hace realmente necesario que carguen con el voto matrimonial y se liguen para toda la vida con alguien a quien no pueden amar ni respetar. Tengan mucho cuidado al hacer un compromiso condicional; pero será mejor, mucho mejor, romper ese compromiso antes del matrimonio que separarse después, como hacen muchos.

El modo de tratar a la madre es un indicador

El amor verdadero es una planta que necesita cultivo. Pregúntese la mujer que desea una unión tranquila y feliz, y que quiere escapar a futuras desgracias y penas, antes de dedicar sus afectos: "¿Tiene madre mi novio? ¿Cuál es el sello de su carácter? ¿Reconoce él sus obligaciones para con ella? ¿Tiene en cuenta sus deseos y su felicidad? Si no respeta y honra a su madre, ¿será respetuoso y cariñoso, bondadoso y atento con su esposa? Cuando pase la novedad del matrimonio, ¿me seguirá amando? ¿Será paciente con mis errores, o será criticón, altivo y despótico?" El verdadero afecto pasará por alto muchos errores; el amor no los discernirá.

No hay que confiar en los impulsos

Los jóvenes confían demasiado en los impulsos. No deberían entregarse demasiado prestamente ni dejarse cautivar tan pronto por el exterior atrayente del objeto de sus afectos. El noviazgo, tal cual se realiza en esta época, es una farsa e hipocresía donde tiene más que ver el enemigo de los seres humanos que el Señor. Si en algo se necesita el buen sentido es en esto, pero el hecho es que este tiene poca injerencia en el asunto.

Si los hijos tuvieran más familiaridad con sus padres, si les hicieran confidencias y les confiaran sus gozos y penas, se ahorrarían muchos pesares futuros. Cuando se hallen perplejos ante el camino a seguir, expongan ante sus padres su punto de vista y pídanles consejo. ¿Quiénes mejor que sus piadosos padres podrán señalarles los peligros? ¿Quiénes mejor que ellos podrán comprender sus temperamentos especiales?

Los hijos cristianos apreciarán por encima de toda bendición terrenal el amor y la aprobación de sus padres piadosos; y estos pueden apoyar a los hijos y orar por ellos, y con ellos, para que Dios los proteja y guíe. Les indicarán, más que toda otra cosa, al Amigo y Consejero que se conmoverá por la sensación de sus flaquezas. Aquel que fue tentado en todo punto como nosotros, pero sin pecado, sabe cómo socorrer a los que son tentados.--The Review and Herald, 26 de enero de 1886.

El amor divino

En la unión para toda la vida, los sentimientos deben contribuir a vuestra felicidad mutua. Cada uno debe velar por la felicidad del otro. Tal es la voluntad de Dios para con ustedes. Mas, aunque deben confundirlos hasta ser uno, ni el uno ni el otro debe perder su individualidad [...].

La persona que vive para Dios le tributa el mejor de sus afectos. ¿Se dirige la mayor parte del amor hacia aquel que murió por nosotros? Si es así, el amor recíproco será conforme al orden celestial.--Joyas de los Testimonios 3:95, 96.