Mensajes para los Jóvenes (1967)

Capítulo 117

Elementos para la edificación del carácter

Es importante que tanto los niños como los jóvenes aprendan a vigilar sus palabras y acciones, pues su conducta produce sol o sombra no sólo en su propio hogar, sino también sobre todos aquellos con quienes se relacionan. Pero antes que los jóvenes puedan ser cuidadosos y reflexivos y abstenerse de toda apariencia de mal, deben tener la sabiduría que viene de lo alto y la fuerza que sólo Jesús puede impartir...

El verdadero adorno

Muchos se engañan al pensar que una buena apariencia y un atavío llamativo les conquistarán la consideración del mundo. Pero los encantos que sólo consisten en el vestido exterior son superficiales y variables; no se puede depender de ellos. El adorno que Cristo manda a sus seguidores no se marchitará jamás. "Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios".1

Si se dedicara a la cultura del alma, al adorno interior, la mitad del tiempo que la juventud dedica a hacerse atrayente en su aspecto exterior, ¡qué diferencia se vería en su conducta, en sus palabras, en sus acciones! Los que realmente tratan de seguir a Cristo

tendrán concienzudos escrúpulos en cuanto a la ropa que usan; se esforzarán por satisfacer los requisitos de esa orden tan claramente dada por el Señor. El dinero gastado ahora en extravagancias del vestuario, será usado para el progreso de la causa de Dios y para almacenar en la mente conocimientos útiles que los habiliten para ocupar puestos de confianza. Tratarán de responder a las expectativas de Jesús, quien los compró a un precio infinito.

Queridos niños y jóvenes, Jesús ha hecho todo lo que está a su alcance para daros un hogar en las mansiones preparadas para los que lo aman y sirven aquí. El dejó su hogar celestial y vino a un mundo desfigurado por el pecado; vino a un pueblo que no lo apreciaba, que no amaba su pureza y santidad, que despreciaba sus enseñanzas, y que finalmente lo entregó a la muerte más cruel. "De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna".2

El aspecto exterior

Dios quiere algo a cambio de este gran sacrificio que ha hecho en favor vuestro. Quiere que seáis cristianos, no sólo de nombre, sino en vuestra manera de vestir y conversar. Quisiera que os conformarais con vestir modestamente, no con volados y plumas y adornos innecesarios. Desea que tengáis modales atrayentes, modales que el cielo pueda aprobar. ¿Defraudaréis sus esperanzas, queridos jóvenes?

La apariencia exterior es frecuentemente un índice de lo que es la mente, y deberíamos cuidar lo que exponemos para que el mundo juzgue nuestra fe. Queremos que sigáis a Jesús como hijos queridos, obedientes a su expresa voluntad en todas las cosas. Queremos que agradéis a vuestro Redentor buscando seriamente ese adorno interior. De este modo, con la ayuda de Jesús, podréis vencer el yo día tras día. El orgullo y el amor a la ostentación quedarán excluidos de vuestro corazón y de vuestra vida. Serán estimulados la mansedumbre y el amor a la sencillez. De este modo pueden llegar a ser los jóvenes un ejército de fieles soldados de Cristo.

Vivimos en tiempos peligrosos, cuando aquellos que profesan amar y obedecer a Dios lo niegan en su vida diaria. "Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios; que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella".3 Dios no quiere que seáis hallados en esta clase, queridos jóvenes. En su Palabra podéis aprender cómo evitar estos males y ser vencedores al fin...

"Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero, y de la palabra del testimonio de ellos".4 "Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre".5

Testigos

No es suficiente que evitéis la apariencia del mal; debéis ir más lejos: "aprended a hacer el bien".6 Debéis representar a Cristo ante el mundo. Debéis estudiar diariamente para aprender a obrar las obras de Dios. Sus seguidores han de ser epístolas vivientes, "conocidas y leídas por todos los hombres".7

Jamás podréis lograr un buen carácter por el mero hecho de desearlo. Sólo podrá ser obtenido con esfuerzo. Vuestros deseos a este respecto deben ser expresados mediante esfuerzos fervientes y sinceros y trabajo duro y paciente. Dando cada día pasos hacia adelante en la escalera del progreso, os hallaréis al fin en la cúspide como vencedores, sí, y más que vencedores, por medio de Aquel que os amó (Youth's Instructor, noviembre 5, 1896).

La religión juzgada por la manera de vestir

Queridos jóvenes, vuestra tendencia a vestir de acuerdo con la moda y a usar encajes y oro y artificios para ostentación, no recomendará a otros vuestra religión o la verdad que profesáis. Las personas de discernimiento considerarán vuestras tentativas de embellecer el aspecto exterior como señales de una mente débil y un corazón orgulloso. El vestido sencillo, sin ostentación, será una recomendación para mis jóvenes hermanas. No habrá mejor modo de hacer brillar vuestra luz en bien de otros que por vuestra sencillez en el vestir y en la conducta. Podéis mostrar a todos que, en comparación con las cosas eternas, dais el valor que corresponde a las cosas de esta vida.--Testimonios para la Iglesia 3:376.