La Biblia nos enseña la modestia en el vestir. "Asimismo que asistan las mujeres en traje modesto, adornándose con recato y sobriedad".1 Este pasaje prohíbe la ostentación en el vestir, los colores chillones, los adornos profusos. Todo medio destinado a llamar la atención a la persona así vestida, o a despertar la admiración, queda excluido de la modesta indumentaria prescrita por la Palabra de Dios.
La economía en la indumentaria
Nuestro modo de vestir debe ser de poco costo; no con "oro o con perlas, o costosos adornos". El dinero es un depósito que Dios nos ha confiado. No es nuestro para gastarlo en la complacencia del orgullo o la ambición. En manos de los hijos de Dios el dinero es alimento para los hambrientos, y ropa para los desnudos. Es una defensa para los oprimidos, un recurso de salud para los enfermos, y un medio para predicar el Evangelio a los pobres. Podríais proporcionar felicidad a muchos corazones usando sabiamente los recursos que ahora se gastan para la ostentación. Considerad la vida de Cristo. Estudiad su carácter, y sed partícipes con él en su abnegación.
En la sociedad así llamada cristiana se gasta en joyas y en vestidos costosos e inútiles lo que bastaría para dar de comer a todos los hambrientos y vestir a los desnudos. La moda y la ostentación absorben los recursos con que se podría consolar y aliviar a los pobres y a los enfermos. Privan al mundo del Evangelio del amor del Salvador...
Calidad y gusto
Pero nuestra indumentaria, si bien modesta y sencilla debe ser de buena calidad, de colores apropiados y adecuados para el servicio. Deberíamos escogerla por su durabilidad más bien que para la ostentación. Debe proporcionarnos abrigo y protección adecuada. La mujer prudente descrita en los Proverbios "no tiene temor de la nieve por su familia, porque toda su familia está vestida de ropas dobles".2
Salud y limpieza
Nuestra ropa debe ser limpia. El desaseo en el vestir es contrario a la salud, y por lo tanto contamina el cuerpo y el alma. "¿No sabéis que sois templo de Dios?... Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él".3
En todo sentido debemos vestir conforme a la higiene. "Más que todas las cosas", Dios quiere que tengamos salud, salud del cuerpo y del alma. Debemos colaborar con Dios para asegurar la salud del alma y del cuerpo. Ambas son promovidas por la indumentaria saludable.
Gracia y belleza natural
La ropa debe tener la donosura, la belleza y las cualidades propias de la sencillez natural. Cristo nos ha prevenido contra el orgullo de la vida, pero no contra su gracia y su belleza natural. Nos llama la atención a las flores del campo, a los lirios de tan significativa pureza, y dice: "Ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos".4 Así, por medio de las cosas de la naturaleza, Cristo nos enseña cuál es la belleza que el cielo aprecia, la gracia modesta, la sencillez, la pureza, la propiedad, que harán nuestro atavío agradable a Dios.--Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 231, 232.