Mensajes para los Jóvenes (1967)

Capítulo 148

El amor verdadero

El amor es un precioso don que recibimos de Jesús. El afecto puro y santo no es un sentimiento, sino un principio. Los que son movidos por el amor verdadero no carecen de juicio ni son ciegos. Enseñados por el Espíritu Santo, aman supremamente a Dios y su prójimo como a sí mismos.

Los que piensan en casarse deben pesar cada sentimiento y cada manifestación del carácter de la persona con quien se proponen unir su suerte. Cada paso dado hacia el matrimonio debe ser acompañado de modestia, sencillez y sinceridad, así como del serio propósito de agradar y honrar a Dios. El matrimonio afecta la vida ulterior en este mundo y en el venidero. El cristiano sincero no hará planes que Dios no pueda aprobar.

Pedid consejo

Si gozáis de la bendición de tener padres temerosos de Dios, consultadlos. Comunicadles vuestras esperanzas e intenciones, aprended las lecciones que la vida les enseñó y os ahorraréis no pocas penas. Sobre todo, haced de Cristo vuestro consejero. Estudiad su Palabra con oración.

Contando con semejante dirección, acepte la joven como compañero de la vida tan sólo a un hombre que posea rasgos de carácter puros y viriles, que sea diligente y rebose de aspiraciones, que sea honrado, ame a Dios y le tema. Busque el joven como compañera que esté siempre a su lado a quien sea capaz de asumir su parte de las responsabilidades de la vida, y cuya influencia le ennoblezca, le comunique mayor refinamiento y le haga feliz en su amor.

"De Jehová viene la mujer prudente".1 "El corazón de su marido está en ella confiado... Le da ella bien y no mal todos los días de su vida".2 "Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua. Considera los caminos de su casa, y no come el pan de balde. Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; y su marido también la alaba" diciendo: "Muchas mujeres hicieron el bien; mas tú sobrepasas a todas".3 El que encuentra una esposa tal "halló el bien, y alcanzó la benevolencia de Jehová".4--El Ministerio de Curación, 276, 277.

La elección de compañeros

Los jóvenes cristianos deberían tener gran cuidado en la formación de amistades y en la elección de compañeros. Tened cuidado, no sea que lo que ahora creéis que es oro puro, se convierta en vil metal. Las relaciones mundanas tienden a poner obstáculos en el camino de vuestro servicio a Dios, y muchas almas se arruinan por causa de uniones desdichadas, ya sean comerciales o matrimoniales, con aquellos a quienes nunca podrán elevar ni ennoblecer. Los hijos de Dios no se deberían aventurar jamás en terreno prohibido. El matrimonio entre creyentes e incrédulos está prohibido por Dios. Pero con demasiada frecuencia el corazón no convertido sigue sus propios deseos, y se realizan matrimonios no sancionados por Dios.--Fundamentals of Christian Education, 500.