Un Ministerio Para Las Ciudades

Capítulo 11

La Obra En Ciudades Específicas

Ciudades en los Estados Unidos

La obra en Estados Unidos debe ampliarse. Quiero contarles, mis queridos amigos, que la obra aquí, en Estados Unidos, debe ampliarse considerablemente. Tantas veces me es presentada la tarea que tendría que haberse hecho en este país, pero que no se hizo, que mi alma lleva una carga muy pesada. Debería haberse trabajado una ciudad tras otra y, si esto se hubiese hecho fielmente, habrían sido atraídos a la verdad aquellos que podrían haber salido a fin de ganar otras almas para Cristo. Es necesario que en cada ciudad haya monumentos para Dios. Sin embargo, la forma en la que ha sido administrada la obra ha dado como resultado una tesorería agotada. La falta de es-fuerzo para plantar el estandarte de la verdad en las ciudades de los Estados Unidos ha generado un estado de cosas en el que el consumo es mayor que la producción, y es un problema difícil la manera en que se debe llevar adelante la obra.- Carta 20, 1903 (Manuscript Releases, t. 7, p. 123).

Ciudades del Noreste

Las ciudades impactadas por el movimiento de 1844 deben volver a trabajarse. Se me ha indicado que el mensaje debería ser predicado con nuevo poder en las ciudades del este [de los Estados Unidos]. En muchas de esas ciudades, los mensajes del primer ángel y del segundo fueron anunciados durante el movimiento de 1844. A nosotros, como siervos de Dios, se nos ha confiado el mensaje del tercer ángel, en el cual culmina la obra de los precedentes para preparar a un pueblo para la venida del Rey. Debemos realizar todos los esfuerzos que podamos con el fin de hacer conocer la verdad a aquellos que están dispuestos a oírla; y muchos la escucharán. En todas las grandes ciudades, Dios tiene almas sinceras, deseosas de saber lo que es la verdad. - Testimonios para la iglesia, t. 9, pp. 80, 81. (1909)

El mensaje del tercer ángel debe proclamarse en ciudades del noreste. Todas estas ciudades del este donde se proclamó con poder el mensaje del primer ángel y del segundo, y donde el mensaje del tercer ángel se predicó, en los primeros días de nuestra historia como un pueblo distinto y peculiar, ahora deben ser trabajadas nuevamente. Están Portland, Maine; Boston, y todas las tantas ciudades de los al-rededores; están Nueva York, y las prósperas ciudades cercanas; están Filadelfia, Baltimore y Washington. No necesito enumerar todos estos lugares; ustedes saben dónde están. El Señor desea que proclamemos el mensaje del tercer ángel con poder en estas ciudades.

Es imposible que ejerzamos este poder por nosotros mismos. Todo lo que podemos hacer es escoger a hombres con capacidad, instarlos a entrar en estas avenidas de oportunidades, y allí proclamar el mensaje en el poder del Espíritu Santo.- Manuscrito 53, 1909.

Los miembros de iglesia del oeste deben apoyar la evangelización en el este. Al trabajar fielmente en nuestros vecindarios y en las ciudades cercanas, y al transmitir un mensaje decidido en las grandes ciudades de nuestro país, veremos la salvación de Dios...

La verdad debe salir como una lámpara que arde en las ciudades del este, y nuestros hermanos del oeste ahora tienen el privilegio de adelantar la causa de Dios en esa porción del campo donde el mensaje del tercer ángel se proclamó por primera vez.- Manuscrito 23, 1910.

Boston, Massachusetts

La obra debería incluir Boston. Se me instruyó que se debe trabajar Boston; y sé que la posesión en este lugar del sanatorio será una de las más grandes bendiciones que podrían recaer sobre nuestra obra en los Estados del este.- Review and Herald, 29 de septiembre de 1904.

Miles en Boston esperan oír la verdad. Me siento ansiosa por que Boston oiga la Palabra del Señor y las razones de nuestra fe. Pidan que el Señor suscite obreros con el objeto de que trabajen en ese campo... Hay miles de personas en Boston que anhelan las verdades sencillas tales como son en Jesús.- Special Testimonies, serie B, N° 13, p. 8. (1908) (El evangelismo, p. 287).

El mensaje debe salir con poder. Si en la ciudad de Boston, y en otras ciudades del este, usted y su esposa se unen en la obra médica evangélica, aumentará su utilidad y comprenderán claramente cuál es su deber. El mensaje del primer ángel se predicó con gran poder en estas ciudades en 1842 y en 1843, y ahora es el momento de proclamar extensamente allí el mensaje del tercer ángel. Nuestros sanatorios del este tienen ante ellos una gran obra. El mensaje debe predicarse con poder, al aproximarse la obra a su final.-Carta 20, 1910 (Consejos sobre la salud, p. 548).

Debe haber obra médica en Boston y en otras ciudades de Nueva Inglaterra. Cuando el sanatorio de Nueva Inglaterra se trasladó de South Lancaster a Melrose, el Señor me instruyó que eso estaba de acuerdo con su providencia. Los edificios y los terrenos de Melrose son de tal naturaleza que constituyen una recomendación para nuestra obra médico-misionera, la cual debe llevarse a cabo no solamente en Boston, sino también en muchas otras ciudades de Nueva Inglaterra, que no han sido trabajadas. La propiedad de Melrose permite establecer comodidades que atraerán a este sanatorio a personas que no pertenecen a nuestra fe. Tanto la gente aristocrática como la común visitarán esa institución a fin de beneficiarse con los medios que ofrece para recobrar la salud.

Se me ha mostrado repetidamente que Boston es un lugar que debe trabajarse fielmente. La luz debe brillar tanto en los alrededores de la ciudad como en el centro. El Sanatorio de Melrose es uno de los instrumentos más grandes que se puedan emplear para alcanzar a Boston con la verdad. La ciudad y sus suburbios deben escuchar el último mensaje de misericordia que ha de darse a nuestro mundo. Hay que llevar a cabo, en numerosos lugares, reuniones en carpas. Los obreros deben utilizar con el mayor provecho posible las habilidades que Dios les ha concedido. Los dones de gracia aumentarán con el amplio uso. Pero no debe haber exaltación de sí mismos. No hay que establecer directivas precisas; dejemos que el Espíritu Santo dirija a los obreros. Deben continuar contemplando a Jesús, el Autor y Consumador de su fe. La obra para esa gran ciudad se difundirá por la revelación del Espíritu Santo, si es que todos caminan humildemente con Dios...

Esperamos que quienes tienen a su cargo la obra en Nueva Inglaterra colaborarán con el Sanatorio de Melrose para tomar medidas agresivas, a fin de llevar a cabo la labor que debe realizarse en Boston. Cien obreros pueden trabajar con ventaja en diferentes partes de la ciudad, en distintos ramos de servicio.- Special Testimonies, serie B, N° 13, pp. 12, 13 (Consejos sobre la salud, pp. 555-557). (1908)

Ciudad De Nueva York

Tenemos que dar el mensaje a los comerciantes de Nueva York. Deberían sentir una responsabilidad definida por la obra en Nueva York. Tan ciertamente como los paganos que viven en países extranjeros, es necesario que los hombres de negocios de Nueva York, y de otras grandes ciudades, sean alcanzados con el mensaje. El enemigo se regocijaría al ver que la grandiosa verdad salvífica para este tiempo es confinada a pocos lugares. Él no está inactivo. Está inculcando en la mente de los hombres sus teorías engañosas, con la intención de enceguecer su visión y confundir su comprensión, para que la verdad salvadora no sea traída a su conocimiento. Pronto entrarán en vigor las leyes dominicales, y los hombres en puestos de confianza se amargarán en contra del puñadito de personas que guardan los Mandamientos de Dios.-Carta 168, 1909 (Manuscript Releases, t. 4, pp. 278, 279; parcialmente en El evangelismo, p. 285).

Se necesitan un sanatorio y una escuela cerca de la ciudad de Nueva York y otras ciudades. Necesitamos un sanatorio y una escuela en la vecindad de la ciudad de Nueva York y, mientras más demoremos en fundarlos, más difícil será.

Estaría bien adquirir un lugar fuera de la ciudad donde se pueda establecer el hogar de los obreros de la misión. Es de gran importancia que tengan las ventajas del agua pura, libre de toda contaminación. Por esta razón, a menudo está bien considerar las ventajas de una ubicación entre las colinas... Además, se debe conseguir un lugar en la ciudad, donde se puedan administrar tratamientos sencillos...

Que en forma similar también se tengan casas cerca de varias ciudades; y que se hagan esfuerzos sinceros y decididos, por parte de hombres capaces, para que en estas ciudades se dé el mensaje de amonestación que debe ir a todo el mundo. Solo hemos tocado, por así decirlo, unas pocas ciudades.-- Carta 168, 1909 ( El ministerio médico, p. 409).

Es importante establecer la obra médico-misionera. La mejor obra que pueden hacer [pastor Stephen N. Haskell y esposa] es iniciar un trabajo médico-misionero en Nueva York. Se me ha mostrado que, si en esta obra pudiese haber hombres y mujeres de experiencia que logren mostrar en qué consiste realmente el trabajo médico-misionero genuino, esto contribuiría poderosamente a producir una impresión correcta en la gente.- Carta 195, 1901 (El evangelismo, p. 284).

Se necesitan obreros; han de establecerse restaurantes. Mientras me encontraba en Nueva York durante el invierno de 1901, recibí luz acerca del trabajo que debía realizarse en esa gran ciudad. El curso que los hermanos debían seguir me fue mostrado noche tras noche. En el Gran Nueva York, el mensaje debe avanzar como una lámpara que brilla. Dios suscitará obreros para que lleven a cabo esta tarea, y sus ángeles irán delante de ellos. Aunque nuestras grandes ciudades están llegando rápidamente a una condición similar a la del mundo antediluviano, aunque su perversidad las hace parecerse a Sodoma, en ellas viven muchas almas honestas que experimentarán la convicción del Espíritu a medida que escuchen las sorprendentes verdades del mensaje adventista. Nueva York está listo para ser trabajada. En esa gran ciudad, se dará el mensaje de la verdad con el poder de Dios. El Señor anda en busca de trabajadores. Él extiende su invitación, a quienes ya tienen experiencia en la causa, para que acepten, en el temor de Dios, la responsabilidad del trabajo que debe realizarse en Nueva York y en otras grandes ciudades de los Estados Unidos, y lo lleven a cabo. También pide que se brinden los medios necesarios para realizar esta obra tan importante.

Se me indicó que no tendríamos que sentirnos satisfechos por tener un restaurante vegetariano en Brooklyn, sino que deberíamos establecer otros en diversas partes de la ciudad. La gente que vive en uno de los barrios del Gran Nueva York no sabe lo que sucede en otras partes de esa ciudad. Las personas que coman en los restaurantes que se establezcan en diversos lugares experimentarán un mejoramiento de su salud. Estos se hallarán más dispuestos a aceptar el mensaje especial de la verdad divina después de que se haya ganado su confianza.-- Testimonios para la iglesia, t. 7, pp. 56, 57. (1902)

Debemos alcanzar a las personas de corazón sincero en la ciudad. Y está Nueva York, esa ciudad grande y malvada. ¿Quién ha llevado la carga por ese campo? ¿Quién ha sentido la necesidad de negarse a sí mismo para que la obra en esa ciudad pueda llevarse a cabo? Por cierto que es una ciudad malvada; pero Dios tenía a Lot en Sodoma, y tiene a un pueblo en Nueva York que, como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, está clamando por las aguas puras del Líbano. Nueva York está lista para ser trabajada. Cuando estuve allí la última vez, justo antes de partir del país hacia Australia, el Señor me mostró lo que podría hacerse allí si todos acudieran en su ayuda. El poder de Dios es para comunicar la verdad en esa ciudad.

No hay más escasez de medios entre nuestro pueblo que en el pasado; por cierto que no hay escasez de medios entre nuestro pueblo en California. Pero, a pesar de esto, el gran campo de Nueva York sigue sin ser tocado mientras, semana tras semana, se reúne una gran congregación aquí, en el Tabernáculo [de Battle Creek]. La gente debería sentir que la reprensión de Dios descansa sobre ella porque no está trabajando para él en lugares donde no se conoce la verdad. Si tuviesen el espíritu de los padres peregrinos, saldrían a trabajar para Dios en los vastos lugares de la Tierra.- General Conference Bulletin, 10 de abril de 1901, pp. 183, 184.

Antes que detener la obra, saquen préstamos con intereses. Antes que interrumpir la obra en Nueva York, yo emplearía [pediría prestado] dinero y pagaría intereses por él, para hacer avanzar la obra. -Carta 141, 1901 (Manuscript Releases, t. 4, p. 319).

Miles esperan oír el mensaje. En Nueva York hay muchos que están maduros para la cosecha. En esta gran ciudad hay miles de personas que no han doblado sus rodillas delante de Baal. El ángel dijo: "He aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo" (Luc. 2:10). Nueva York contiene una parte de ese "pueblo". Queremos ver el comienzo del nuevo año con maestros que trabajen en todas partes de Nueva York. Hay una obra que debe realizarse en esta ciudad; una obra que tendría que haberse hecho hace doce años. No se hizo; y ¿por qué? Porque los hombres y las mujeres no habían despertado a la importancia del tiempo en el que vivimos. No estaban preparados para hacer la obra que debía hacerse. Los que no se habían convertido a la reforma pro salud no podían trabajar por mandato de Dios. Así es que en 1901 hay escasez de obreros.- Manuscrito 117, 1901 (parcialmente en El evangelismo, p. 284).

Debe llevarse a cabo una obra multiétnica. En la ciudad de Nueva York, en Chicago y en otros grandes centros de población, hay un numeroso elemento extranjero, multitudes de personas de varias nacionalidades, y todas ellas prácticamente sin amonestar. Entre los adventistas hay un gran celo -y no estoy diciendo que haya demasiadopor trabajar en los países extranjeros; pero sería agradable para Dios si se manifestara un celo proporcionado por trabajar en las ciudades cercanas. Su pueblo necesita actuar cuerdamente. Necesita poner en marcha esta obra en las ciudades con fervoroso esfuerzo. Hombres de consagración y talento han de ser enviados a estas ciudades para ponerse a trabajar. Han de unirse muchas clases de obreros en la conducción de estos esfuerzos para amonestar a la gente.- Review and Herald, 29 de octubre de 1914 (Servicio cristiano, pp. 247, 248).

Trabajen ahora la ciudad de Nueva York, utilizando varios métodos. El mejor momento para trabajar la ciudad de Nueva York es ahora, el presente actual, despejar el camino tanto como sea posible para realizar la obra y, al mismo tiempo, que todos se compromentan con todos los intereses generados en las localidades contiguas...

La obra en el Gran Nueva York debe realizarse de manera que represente adecuadamente la sacralidad y la santidad de la verdad de Dios. Deben establecerse restaurantes vegetarianos, salas de tratamiento y escuelas culinarias. Se ha de enseñar a preparar comida saludable a la gente. Se les debe mostrar la necesidad de suprimir el té, el café y la carne.

El Gran Nueva York debe tener una relación diferente con la Asociación General que el territorio circundante y sus intereses, que son distintos, y tendrá que considerarse con una luz diferente en lo concerniente a la obra misionera. El Gran Nueva York es un mundo en sí mismo y, en cierto sentido, debería tener un manejo distinto del de las localidades aledañas.

Dios tiene designados a sus agentes para el engrandecimiento de nuestro círculo de influencia y para el aumento en número de los obreros que serán misioneros de verdad: obreros para la salvación de las almas de sus semejantes. Aquellos no deberían establecer límites que restrinjan la esfera de sus esfuerzos. La iglesia cristiana siempre meditará sobre jugadas de avance; siempre estará educando a obreros para nuevas con quistas para Cristo. Es necesario que se avance siempre incesantemente, a fin de que la verdad pueda extenderse a todas las partes del globo...

El Señor habría hecho trabajar Nueva York, junto con todas sus localidades y ciudades circundantes, hace muchos años y ahora que se revela más plenamente la oportunidad en todas las localidades, en cada iglesia, los corazones debería salir y conectarse con el progreso del mensaje evangélico. En todos los lugares abandonados de la viña, los corazones deberían conmoverse con una experiencia auténtica y viviente. Y ahora que se ha iniciado una gran obra, nadie debe cruzarse de brazos, sino que todos tienen que considerar con interés cada movimiento de la iglesia.

Las iglesias ahora, en diferentes partes del Gran Nueva York, deben sentir sus responsabilidades sagradas, dadas por Dios. La palabra del Señor es que este vasto campo misionero sea fielmente trabajado, y que cese todo vestigio de crítica, de buscar culpables y de separarse de la hermandad. Los prejuicios, y el pensar y hablar mal deben ser dejados de lado. Dios no tolerará más el espíritu que ha estado controlando las cosas en nuestras iglesias de Nueva York. Los campos aquí están listos para la cosecha. En cualquier dirección que miremos, nuestros hermanos tienen que hacer la obra que se les asignó, que abarca una gran circunferencia ilimitada. No se debe escuchar a aquellos que celebran y promueven el prejuicio. La obra debe avanzar bajo la dirección de Dios, y los que desean conservar el espíritu de disensión tienen que hacerse a un lado y permitir que la obra de Dios siga adelante.-- Important Testimony (Folleto 038), pp. 6-9. (1903)

Es necesario que se trabajen las ciudades cercanas: Trenton y Brooklyn. Tengo la profunda impresión de que Trenton [Nueva Jersey] será de mucho interés, al igual que Brooklyn [Nueva York] y otras localidades fuera de la ciudad de Nueva York. De hecho, vemos que los campos en todas direcciones, dentro y fuera de Nueva York, deben ser trabajados. Tendría que conseguirse un salón para reunir a la gente en la ciudad de Nueva York y las localidades vecinas fuera de ella...

Dios quiere ahora que trabajemos nuestras ciudades ejerciendo sobre la mente humana las influencias santificadas que nos concedió. La transformación de una mente humana significa, si se cumple la voluntad de Dios, la transformación de muchas mentes humanas. "Ninguno de nosotros vive para sí". Ninguno de nosotros planifica obtener gloria para sí. El Señor dio a Cristo a nuestro mundo, y no retuvo con Cristo nada que pudiera ayudar al hombre en su humanidad. Si la iglesia organizada no retuvo ningún talento ni influencia que le hayan sido confiados -si el Señor dio a Cristo, y luego llamó al hombre a poner ese poderío e influencia bajo el poder del don del Espíritu Santo para coronar su obra con éxito, para hacer que su obra [combinada] sea una señal de éxito-, el hombre, ¿debería fracasar por su parte?...

¿Qué propone hacer la iglesia con las herramientas del cristiano para la conversión del mundo? El Señor requiere que se establezcan monumentos en su honor en cada ciudad. En cada ciudad debe asumirse la obra para difundir la influencia de la verdad, que tiene un poder santificador sobre los que oigan y respondan.- Carta 183, 1901.

Filadelfia, Pennsylvania

Los evangelistas tienen que trabajar donde los problemas religiosos agitan a los ciudadanos. Hay que trabajar en Filadelfia y en otros lugares importantes. Los evangelistas deberían llegar a todos los lugares donde haya mentes agitadas por el asunto de la legislación dominical y por la enseñanza de religión en las escuelas públicas. El descuido de los adventistas en aprovechar estas oportunidades provi-denciales para presentar la verdad angustia mi corazón y me mantiene despierta noche tras noche.- Review and Herald, 20 de abril de 1905 (El evangelismo, p. 289).

Trabajar bajo la dirección del Espíritu Santo da resultado. Deberíamos alegrarnos al ver que se hace una obra especial en Filadelfia y en Boston. Muchas almas se convertirán si los hombres y las mujeres hacen la obra personal que necesita hacerse. Mediante los obreros que trabajan bajo la influencia del Espíritu Santo, muchas almas serán llevadas al conocimiento de la verdad.- Manuscrito 162, 1905 (Manuscript Releases, t. 10, p. 228).

Washington D.C.

Pocos han sido advertidos en la capital de los Estados Unidos. He estado escribiendo mucho acerca de la necesidad de realizar esfuerzos más decididos en la ciudad de Washington D.C. Recibí luz acerca de que, inmediatamente, debería hacerse algo en esta ciudad. Qué extraño es que en el corazón mismo de la nación se haya hecho tan poco para representar la lealtad del pueblo de Dios. A nosotros se nos ha dado la verdad más grande encomendada alguna vez a los mortales. Washington, la capital de los Estados Unidos, es el lugar por excelencia donde la verdad debería brillar. Pero ¿qué se ha hecho allí para proclamar la verdad? ¿Qué excusa podemos dar a Dios por nuestra mayordomía infiel?- Carta 132, 1903 (parcialmente en El evangelismo, p. 289).

Los obreros no han de ser reubicados durante las reuniones de evangelización. En la capital de la nación hay que llevar a cabo una poderosa campaña de evangelización... Me alegro de que usted ha emprendido esta obra evangélica en Washington y que ya haya surgido un interés tan profundo. Los relatos acerca de la obra allí se corresponden casi exactamente con las anticipaciones que me fueron dadas acerca de lo que eso sería. Estoy segura de lo que digo, porque este asunto me ha sido presentado; y esta obra no debe ser debilitada al llamar a los obreros que son necesarios allí, para que trabajen en otros lugares...

En Washington hay que llevar a cabo una obra evangélica que no debe ser interrumpida por un llamado a los obreros desde otros lugares. Dios quiere que esta obra para el público se lleve a cabo con decisión.

Usted está donde el Señor desea que esté. El pastor [A. G.] Daniells y usted no tienen que recargarse con cargas excesivas. Washington ya ha sido descuidada durante mucho tiempo; ahora hay que efectuar allí una obra decidida. El Señor proporcionará fortaleza y gracia. Los obreros no deben permitirse ser apartados del trabajo por las muchas cosas que seguramente exigirán su atención. Esta es la razón por la cual he estado ansiosa por que cada talento de los obreros que trabajan en Washington se emplee en una forma que promueva la obra de Dios.- Carta 53, 1904 (El evangelismo, pp. 289, 290).

Hay que hacer obra personal en las ciudades. Insto a los creyentes de Washington a que acudan en ayuda del Señor; en ayuda del Señor contra los poderosos gobernadores de las tinieblas. En esta ciudad y en sus suburbios se requiere una obra personal. Preparen el camino del Rey. Eleven cada vez más el estandarte. Hay una obra de evangelización que debe realizarse en Washington y en Baltimore, y en muchas otras de las grandes ciudades del sur y del este. Hay que combinar la obra de enseñar con la de sanar. Vístanse los pastores y los médicos misioneros con toda la armadura de Dios, y salgan a proclamar el mensaje evangélico. Hay que proclamar en Washington un mensaje categórico. ha de hacerse resonar la trompeta con toda claridad.- Carta 304, 1908 (El evangelismo, p. 291).

Takoma Park, Washington D.C.

Donaciones para ayudar a mantener a obreros cerca de Washington D.C. Cerca de Washington, como si fueran nuestras vecinas, hay importantes ciudades que necesitan ser trabajadas. Si nuestros hermanos llevan a cabo una obra misionera fervorosa entre las personas con quienes se relacionan, nuevos campos de labor se abrirán a nuestro alrededor. Muchas personas que se encuentran establecidas aquí sentirán la responsabilidad de trabajar por las almas, y desearán tomar parte activa en la proclamación de la verdad. Rogamos a los que viven en Takoma Park que se conviertan en obreros juntamente con Dios, en la tarea de levantar el estandarte de la verdad en territorios donde no se ha trabajado. Empléese una parte de los cuantiosos donativos solicitados, para enviar obreros a las ciudades vecinas de Washington. Llévese a cabo fielmente una obra de casa en casa. Las almas perecen fuera del arca que ofrece seguridad. Sea elevado el estandarte de la verdad por los miembros de la iglesia en sus vecindarios. Levanten los ministros sus tiendas y prediquen la verdad con poder a la gente, y vayan luego a otro vecindario para proclamar la verdad en él.- Carta 94a, 1909 (El evangelismo, p. 291).

La zona lindante a Washington D.C. debe ser trabajada. El domingo pasado recorrimos extensamente el distrito inmediatamente contiguo a nuestro terreno [Takoma Park]. La hermana Daniells fue con nosotros, y nos mostró los asentamientos de gente próximos a nuestro terreno. Nos alegramos mucho con la aparición de estos asentamientos; las casas son pulcras y cómodas, y están rodeadas de jardines bonitos.

Los lugares que vimos me hicieron recordar lo que conocimos cuando visitamos Oakland y San Francisco por primera vez. En aquel entonces, Oakland no era tan grande como ahora. Le decían "la cama de San Francisco", porque muchos comerciantes que trabajaban en San Francisco tenían sus casas en Oakland. Takoma Park bien podría decirse que es una de las "camas" de Washington. Aquí vive una gran cantidad de comerciantes que van a trabajar a la ciudad cada mañana, y regresan de noche a la tranquilidad y el refugio del campo...

Estoy muy agradecida porque nuestra obra pueda establecerse en este lugar. Si Cristo estuviese aquí, en la Tierra, nos diría: "Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega". Tenemos una obra que hacer: guiar a las preciosas almas paso a paso hacia adelante...

Mis esperanzas para este lugar son muchas, como lo han sido en el pasado cuando entré en campos nuevos. Tenemos que trabajar la región alrededor de Washington por kilómetros y kilómetros. No vamos a hablar de lo que debería haberse hecho si el dinero invertido en algunos lugares se hubiese usado para establecer monumentos para Dios donde hay gran necesidad de ellos; nos referiremos al presente. Queremos presentar la verdad con amor, fe, esperanza y coraje...

Creemos plenamente que el Señor ha ido delante de nosotros en la compra de este terreno, y haremos todo lo posible para cumplir su voluntad en el establecimiento de su obra en este lugar. Necesitaremos jóvenes de los más talentosos en nuestra obra en Washington... El mensaje debe proclamarse en Washington, y debe salir de ese lugar a las demás ciudades del sur...

El sábado pasado hablé en la sala de Takoma, que estaba repleta. Hablé del capítulo 15 de Juan, y mi alma se refrescó al espaciarme en este tema importante. Había una cantidad de ciudadanos, y el dueño de la sala también estaba allí.

El domingo hablé en la iglesia M Street Memorial, al grupo de obreros que se había reunido en Washington para realizar reuniones en carpa y hacer obra bíblica. Mi corazón rebosa de un deseo ardiente de que todos los que se relacionen con esta importante tarea tengan una experiencia diaria en las cosas de Dios; que puedan ocupar el lugar que se les asignó, de tal modo que obtengan la aprobación del Señor. Deben ser meticulosos en todo lo que hagan. No estará de más toda la urgencia que le demos a este tema...

Nuestro pueblo estadounidense tienen que demostrar gran interés en la extensión de la obra del Señor. Deberían experimentar una profunda sensación de dolor y humillación al pensar que las ciudades que han estado delante de ellos en los últimos 25 años todavía no han oído el mensaje de la verdad presente. Hay paganos, por así decirlo, que lindan con nosotros, en nuestras grandes ciudades. Pero ¿quién siente responsabilidad por estas ciudades no amonestadas? ¿Quién está dispuesto a invertir [sus] recursos en la obra de iluminarlas?- Manuscrito 38, 1904.

Chicago, Illinois

Chicago debe trabajarse desde la zona rural. Por ahora, algunos se verán obligados a trabajar en Chicago; pero, ellos tendrían que estar preparando centros de trabajo en distritos rurales desde los cuales trabajar la ciudad. El Señor desea que su pueblo busque estos lugares y los asegure, en forma humilde y barata, como centros para su acción. Y, de vez en cuando, les ofrecerán lugares más grandes, que podrán adquirir a un precio sorprendentemente bajo.-- Manuscrito 33, 1906 (El ministerio médico, p. 406).

Debe hacerse obra étnica en todas las grandes ciudades. Fuimos a ver la nueva Misión Sueca establecida recientemente en la calle Oak [en Chicago]. Ahí, nos mostraron un edificio que nuestros hermanos suecos, bajo la dirección del pastor, compraron hace poco para establecer allí las oficinas de su obra en Chicago. Es buena la apariencia del edificio. En el subsuelo tienen un restaurante vegetariano bien equipado. En el primer piso hay un salón de reuniones agradable, y con capacidad para unas 150 personas sentadas confortablemente; y los dos pisos superiores se rentan a inquilinos. Ciertamente me alegré al ver este progreso en el trabajo en favor de los suecos en Chicago.

Hay una gran obra que debe hacerse en favor de gente de todas las nacionalidades que mora en las grandes ciudades de los Estados Unidos. Y los lugares de reunión como este pueden ser de mucha ayuda, en los esfuerzos por captar la atención de la gente y para la preparación de obreros. En cada gran ciudad de Estados Unidos hay personas de diferentes nacionalidades que debe escuchar el mensaje para este tiempo. Anhelo percibir evidencias de que se está prestando atención a las fases de la tarea que el Señor ha designado. En muchos lugares hay que hacer una obra similar a la que se está realizando en Chicago en favor de los suecos.- Review and Herald, 9 de febrero de 1905 (El evangelismo, p. 416).

Cuidado al comprar propiedades en las ciudades. También, pasaron ante mí escenas que pronto tendrían lugar en Chicago y en otras grandes ciudades. A medida que aumentaba la maldad y se retiraba el poder protector de Dios, había vientos destructivos y tempestades. Los edificios eran destruidos por el fuego y derribados por terremotos.

Algún tiempo después, se me mostró que la visión de edificios en Chicago y la inversión de los medios de nuestro pueblo para levantarlos, y su correspondiente destrucción, no era sino una lección práctica para nuestro pueblo, amonestándolo a no utilizar grandes sumas en propiedades en Chicago, ni en cualquier otra ciudad, a menos que las providencias de Dios abran positivamente el camino e indiquen claramente el deber de construir o de comprar, como sea necesario, a fin de dar la nota de amonestación. Se dio una advertencia similar respecto de construir en Los Ángeles. Repetidamente se me ha instruido que no debemos invertir recursos en la construcción de edificios costosos en las ciudades. - Manuscrito 33, 1906 (Eventos de los últimos días, p. 98).

El evangelio debe ser claramente presentado en localidades fuera de Chicago. Se me ha dado una representación de la predicación clara y poderosa de la Palabra de verdad en muchos lugares donde nunca se la ha escuchado hasta ahora. El Señor desea que se amoneste a la gente, pues se hará una gran obra en corto tiempo. He escuchado la Palabra de Dios proclamada en muchos lugares fuera de la ciudad de Chicago. Había muchas voces que pregonaban la verdad con gran poder. Lo que anunciaban no eran teorías imaginarias, sino el mensaje de amonestación. Mientras la sólida verdad de la Biblia procedía de labios de hombres que no tenían teorías fantasiosas o ciencia engañosa para presentar, había otros que trabajaban con todo su poder para introducir falsas teorías en relación con Dios y con Cristo. Y se hicieron milagros para engañar, si fuese posible, a los mismos ecogidose- Manuscrito 33, 1906 (El ministerio médico, p. 405).

Denver, Colorado

A pesar de los desafíos, debe hacerse obra en Denver. Según me ha sido presentado este asunto, veo que hay necesidad de que se realice una obra importante en Denver. En el pasado, muchas cosas han atentado contra la prosperidad de la obra aquí, y esta influencia desfavorable aún no ha sido enteramente eliminada .- Carta 84, 1901 (El evangelismo, p. 295).

Nashville, Tennessee

El mensaje ha de presentarse con sencillez. Por la obra en Nashville y sus alrededores, deberíamos hacer todo lo que esté de nuestra parte para establecer una base sólida. La obra tendría que realizarse con sencillez, y de una forma que sugiera la verdad. Hay muchos lugares abiertos para nuestra obra en el sur; pero, definidamente, comencemos con las ciudades importantes y presentemos el mensaje ahora. "Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca; y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos".- Special Testimonies, serie B, N° 11, p. 4. (1908)

Nueva Orleans, Louisiana

Los obreros deben tener mayor interés de trabajar de corazón. Hay que trabajar la ciudad de Nueva Orleans. En el momento conveniente del año, se tiene que realizar un ciclo de conferencias públicas. Hay que efectuar reuniones de reavivamiento en muchos lugares y, después de que estas terminen, hay que llevar a cabo campañas de evangelización. Así es como se reunirán las gavillas.

Ahora que es necesario trabajar con más plenitud en Nueva Orleans, se me ha pedido que diga: Tanto hombres como mujeres que posean conocimiento de la verdad y que comprendan el camino del Señor entren en esta ciudad para trabajar con sabiduría y en el temor del Señor. Los obreros que sean elegidos para trabajar en Nueva Orleans deberían ser los que se preocupan sinceramente por el bien de la causa; personas que siempre tengan en cuenta la gloria de Dios y que pongan la fortaleza del Dios de Israel como su vanguardia y su retaguardia. El Señor ciertamente oirá y contestará las oraciones de sus obreros, si estos buscan su consejo y su instrucción.- Manuscrito 49, 1907 (El evangelismo, p. 292).

Vayan a trabajar las ciudades en vez de criticar a los que ya están trabajando allí. El Señor ha estado obrando. Hermanos míos, en lugar de criticar lo que se ha hecho, ahorren sus palabras para las grandes ciudades que aún no han sido trabajadas, tales como Nueva Orleans, Menfis y San Luis. Vayan a esos lugares y trabajen por la gente; pero, no pronuncien palabras de censura concernientes a quienes han procurado con tanto empeño hacer todo lo posible por promover la obra. Algunas veces esos obreros estaban casi desanimados, pero nosotros continuamos orando por ellos. A cualquier lugar donde iba, yo pedía las oraciones del pueblo de Dios en favor de ellos .- Review and Herald, 25 de mayo de 1905 (El evangelismo, p. 294).

Ciudades De California

Centran sus energías en ampliar la causa de Dios. En mi última visión, se me mostró que tenemos una tarea que realizar en California para extender y confirmar la obra ya comenzada. Se me mostró que se debía intensificar trabajo misionero en California, en Australia, en Oregon y en otros territorios, en forma mucho más extensa de lo que nuestros hermanos han imaginado, o de lo que jamás han contemplado y planeado. Se me mostró que, en el tiempo actual, no avanzamos tan rápidamente como las providencias de Dios están abriendo oportunidades delante de nosotros. Vi que la verdad presente podría ser un poder en California si los creyentes en el mensaje no hicieran lugar al enemigo con su incredulidad y egoísmo, sino que concentraran sus esfuerzos en un solo objetivo: la edificación de la causa de la verdad presente.- Notas biográficas de Elena G. de White, p. 231. (1874, 1915)

Los pastores deben hacerse cargo del llamado de Dios a evangelizar ciudades de California. ¿No haremos todo lo que podamos para establecer la obra en las grandes ciudades de San Francisco y Oakland, y en todas las demás ciudades de California? Miles y miles de personas que viven en las ciudades que nos rodean necesitan ayuda en diferentes formas. Comprendan los ministros del evangelio que el Señor Jesucristo dijo a sus discípulos: "Vosotros sois la luz del mundo". - Manuscrito 79, 1900 (El evangelismo, p. 295).

Redlands y otras ciudades del sur de California deben ser trabajadas. Años atrás, me fueron presentados muchos lugares al sur de California como campos muy importantes que necesitaban de un esfuerzo ferviente. Mientras estaba en Redlands, lo reconocí como uno de estos lugares. Se me dio luz en cuanto al hecho de que la falta de obra en las ciudades del sur de California es un deshonor para los que conocen la verdad. Recientemente, el pastor [William Ward] Simpson celebró reuniones en carpa en Redlands y, como resultado, se añadieron muchos miembros nuevos a la iglesia. Alabamos al Señor por esto. Pero, todavía hay mucho por hacer en Redlands. Ahora necesitamos desplegar esfuerzos fervientes en las ciudades del sur de California.- Review and Herald, 6 de abril de 1905.

Deben establecerse restaurantes y salas de tratamiento en ciudades turísticas. Cuando me hallaba en Los Ángeles, se me dieron instrucciones referentes al establecimiento de restaurantes vegetarianos y clínicas, no solo en esa ciudad, sino también en San Diego y en otros centros turísticos de la parte sur de California. Nuestros esfuerzos en estas líneas de trabajo deben incluir los grandes balnearios. Tal como la voz de Juan el Bautista se escuchó en el desierto con el mensaje de "Preparad el camino del Señor", así también deben oírse las voces de los mensajeros del Señor en los grandes balnearios y centros turísticos.- Testimonios para la iglesia, t. 7, p. 57. (1902)

Todos los distritos de San Francisco y Oakland deben ser evangelizados. En California hay que realizar una obra que hasta ahora ha sido extrañamente descuidada. No se la debe seguir demorando. A medida que se abran las puertas a la presentación de la verdad, estemos listos para entrar. En la gran ciudad de San Francisco se ha hecho algo de trabajo; pero, al estudiar el territorio, nos damos cuenta con toda claridad de que se trata solo de un comienzo. Se tendrían que realizar esfuerzos bien organizados, tan pronto como sea posible, en diferentes secciones de esta ciudad y también en Oakland. La gente no se da cuenta de la perversidad de San Francisco. Se ha de extender y profundizar nuestra obra en esta ciudad. Dios ve, en ella, a muchas almas que deben ser salvadas.- Testimonios para la iglesia, t. 7, p. 109. (1902)

La obra de Dios en San Francisco debe ampliarse y profundizarse. Sería difícil describir lo que sentí al estar frente a la iglesia de San Francisco el sábado 10 de noviembre [de 1900] y observar a la gran congregación. Mi mente retrocedió en el tiempo, hace 24 años, cuando mi esposo y yo estábamos planificando la construcción de una casa de culto allí. Algunos, cuando vieron el plan, dijeron: "Es demasiado grande. La casa nunca se llenará". Al mismo tiempo, estábamos construyendo el primer edificio de la Pacific Press y la iglesia en Oakland. ¡Cuánta ansiedad sentíamos y cuán fervientes eran las oraciones que elevábamos a Dios, rogando que abriera el camino para el avance de estos proyectos!

En ese entonces, soñé que veía dos colmenas de abejas, una en San Francisco y la otra en Oakland. En la colmena de Oakland, las abejas trabajaban diligentemente. Luego miré la colmena de San Francisco, y vi que se estaba haciendo muy poco. La colmena de Oakland parecía ser la más prometedora, por lejos. Después de un tiempo, volví a centrar mi atención en la colmena de San Francisco, y vi que se había producido un cambio total. Se veía gran actividad entre las abejas; estaban trabajando con ahínco.

Cuando relaté este sueño, fue interpretado en el sentido de que en San Francisco había una gran obra que hacer...

Oramos mucho en cuanto a las necesidades de la causa y el significado del sueño, y resolvimos aventurarnos de acuerdo con la luz dada. Mi esposo y yo decidimos vender nuestra propiedad en Battle Creek, a fin de poder usar la ganancia en esta obra... Hicimos esto, y ayudamos a construir las iglesias de Oakland y San Francisco. Y el Señor nos reveló que, aunque la primera obra en San Francisco avanzaría lentamente, tendría un avance constante, y San Francisco llegaría a ser un gran centro. El Señor inspiraría a hombres, mediante su Espíritu Santo, para llevar adelante la obra con fe, coraje y perseverancia...

Cuando entramos en la iglesia de San Francisco el sábado de mañana, la encontramos llena hasta su capacidad máxima. Cuando me paré frente a la gente, pensé en el sueño y en la instrucción que se me dieron hace tantos años, y eso me dio mucho ánimo. Al mirar a las personas reunidas, sentí que verdaderamente podía decir: El Señor ha cumplido su palabra. Después de terminar de hablar, todos los que deseaban entregarse al Señor en consagración solemne fueron invitados a pasar al frente. A esta invitación respondieron doscientas personas...

Esperamos de veras que los pasos dados en el futuro en la obra de San Francisco sean pasos de progreso. La obra que se ha hecho allí es apenas un comienzo. San Francisco es un mundo en sí mismo, y la obra del Señor allí debe ampliarse y profundizarse...

Hay una gran obra que hacer en San Francisco y en Oakland. El Señor utilizará a hombres humildes en estas grandes ciudades...

Hay hombres y mujeres a quienes el Señor, a través de circunstancias especiales, pondrá al frente de su obra.- Australasian Union Conference Record, 1° de marzo de 1901.

Toronto

Toronto debe ser trabajada. Me duele el corazón al ver la obra que necesita hacerse, y que nadie la esté haciendo. Debemos ayunar y orar a fin de que el Señor levante obreros que salgan al campo de cosecha. ¿Qué haremos por los obreros? El pastor [Daniel T.] Bourdeau dice que Toronto es un campo excelente para trabajar. Hay algunas almas selectas que han sido tocadas por la verdad. Es necesario que se envíen algunas para este campo.- Carta 26, 1883.

Ciudades fuera de los Estados Unidos

El mensaje debe traducirse para que todas las naciones puedan recibir la verdad. Se ha encomendado una gran obra a aquellos que presentan la verdad en Europa... Están Francia y Alemania, con grandes ciudades y enormes poblaciones. Están Italia, España y Portugal, después de tantos siglos de tinieblas,... abiertos a la Palabra de Dios; abiertos para recibir el último mensaje de amonestación al mundo. Están Holanda, Austria, Rumania, Turquía, Grecia y Rusia, que son el hogar de millones y millones, cuyas almas son tan preciosas a la vista de Dios como las nuestras, y que no saben nada de las verdades especiales para este tiempo...

Ya se ha hecho una buena obra en estos países. Existen personas que han recibido la verdad, esparcidas como portadores de luz en casi cada país...

Pero ¡cuán poco se ha hecho en comparación con la gran obra que tenemos delante! Los ángeles de Dios están conmoviendo las mentes del pueblo, y preparándolas para recibir la amonestación. Se necesitan misioneros en campos en los cuales, hasta hoy, apenas ha empezado la tarea. Nuevos campos están abriéndose constantemente. La verdad debe ser traducida a diferentes lenguas, de modo que todas las naciones disfruten de sus influencias puras y vivificantes...

Los colportores están teniendo un éxito animador en la venta de nuestros libros. Así, la luz está siendo llevada a la gente, en tanto que el colportor -que en muchos casos es alguien que ha perdido su empleo por aceptar la verdadpuede sostenerse con su trabajo. Además, las ventas son una ayuda para la oficina de publicaciones. En los días de la Reforma, monjes que habían abandonado los conventos y que no tenían ningún otro medio de sostén viajaban por el país, vendiendo las obras de Lutero, que circularon así rápidamente por toda Europa. La obra del colportaje fue uno de los medios más eficientes para difundir la luz entonces, y así resultará también hoy.- Review and Herald, 6 de diciembre de 1887 (Notas biográficas de Elena G. de White, pp. 334, 335).

Algunos países son más fáciles de trabajar que otros. Algunos países tienen ventajas que los distinguen como centros de educación e influencia. En las naciones de habla inglesa y en los países protestantes de Europa, es relativamente fácil tener acceso a la gente, y hay muchas ventajas para establecer instituciones y llevar a cabo nuestra obra. En otros lugares, como la India y la China, los obreros deben pasar por un prolongado proceso de educación antes de ser capaces de entender a la gente o hacerse entender; a cada paso se encuentran grandes dificultades en la obra. Estos impedimentos no existen en los Estados Unidos, Australia, Inglaterra y otros países europeos. En los Estados Unidos hay muchas organizaciones que le dan carácter a la obra. A medida que la obra avanza, es necesario que Inglaterra, Australia, Alemania, Escandinavia y otros países dispongan de suficientes medios. El Señor tiene obreros de experiencia en esos países que pueden ser útiles en el establecimiento de instituciones, en la preparación de nuevos obreros y en llevar adelante la obra en sus distintos frentes. Es el propósito de Dios que a estos obreros se les proporcionen los medios necesarios. Las instituciones que se establezcan darían un sólido carácter a la obra en esos países, y ofrecerían oportunidades para la preparación de obreros destinados a los países menos desarrollados. De esta manera, la eficiencia de nuestros obreros de experiencia se vería centuplicada.-- Testimonios para la iglesia , t. 6, pp. 33, 34. (1900)

Australasia

Las ciudades de Australasia deben ser trabajadas. Repetidas veces, durante los últimos cinco años, se me ha presentado que debe hacerse una gran obra en las ciudades de Australia; que el presente es un momento favorable para trabajar, y que no se debería perder tiempo. Y recientemente recibí luz para alentarnos a hacer mayores esfuerzos en Sydney, Melbourne y Brisbane, e indicaba que ha llegado el momento de que entremos en Newcastle y en los pueblos circundantes. Me fueron presentados varios grupos pequeños y, con ellos, dos grupos más grandes que extendían sus manos suplicantes, diciendo: " 'Pasa [...] y ayúdanos'. Estamos hambrientos del Pan de vida".- Review and Herald, 11 de abril de 1899.

La obra de la evangelización de la salud debe ser la cuña de entrada en Australia. La obra médico-misionera promete dar mejores resultados en Australia que en los Estados Unidos, para abrir el camino por donde la verdad tenga acceso a la gente. Preste atención hoy el pueblo del Señor a las invitaciones de la providencia de Dios que abre las puertas, y comprenda que ahora es el momento aceptable para trabajar.- Carta 41, 1899 ( El evangelismo, p. 312).

Las instituciones de salud proporcionan carácter a la obra en campos nuevos. En las reuniones campestres que realizábamos en Australia se presentaban diariamente temas de salud, lo cual despertaba un profundo interés. Había una carpa para uso de los médicos y las enfermeras; se proporcionaba información médica gratuitamente, y mucha gente se beneficiaba. Miles de personas asistían a las conferencias y, al finalizar el congreso, los asistentes no se conformaban con lo que habían aprendido. En diversas ciudades donde se efectuaron congresos campestres, algunos de los ciudadanos más influyentes solicitaban con urgencia que se estableciera una sucursal local del sanatorio, y prometían su colaboración. En numerosas ciudades se ha iniciado la obra con buen éxito. Una institución de salud debidamente administrada proporciona prestigio a la obra que se establece en nuevos lugares. Y no solo es un beneficio para la gente sino, además, los obreros relacionados con ella pueden ayudar a aquellos que trabajan en tareas de evangelismo.

En cada ciudad donde tenemos una iglesia, se necesita un lugar para ofrecer tratamientos médicos. Entre los hogares de los miembros de iglesia, hay muy pocos que disponen de un cuarto y facilidades para el cuidado adecuado de los enfermos. Por eso, se hace necesario proveer un lugar de tratamiento para los problemas comunes de salud. Los edificios pueden ser sencillos y hasta toscos, pero deben estar bien equipa-dos con lo necesario para proporcionar tratamientos simples. Si estos recursos se emplean con habilidad, serán una bendición no solamente para nuestros miembros, sino también para sus vecinos; y hasta podrían ser el medio de atraer la atención de mucha gente hacia los principios de la salud.- Testimonios para la iglesia, t. 6, pp. 117, 118. (1900)

Trabajen para irradiar a muchas tierras desde Australia. En sus esfuerzos por llevar adelante la obra en línea recta y entrar en territorio nuevo, nuestros hermanos y hermanas de Australia han hecho donaciones y préstamos hasta el límite de sus capacidades. En tiempos de gran tensión, el Señor se ha movido sobre hombres y mujeres, tanto en Australia como en los Estados Unidos, para que confirmen su mayordomía adelantando medios con el fin de ayudar a establecer las instituciones que se están construyendo allí. Los que han salido al encuentro del Señor de esta manera, han estado acumulando tesoros junto al Trono de Dios.

A pesar de la escasez de recursos, los obreros de Australasia han logrado mucho. Se han librado duras batallas. Nada más que el poder de Dios de obrar milagros ha llevado a cabo la obra que se ha hecho. Vimos su poder a medida que avanzábamos de un punto a otro; y lo alabamos de corazón, alma y voz. ¡Oh, cuánto apreciábamos la misericordia de nuestro Dios a medida que nos guiaba paso a paso!...

Australasia es un centro divinamente designado, desde el cual la luz de la verdad presente debe difundirse a muchas tierras. De tierras lejanas nos llega el clamor: "Pasa... y ayúdanos". Algunos de estos campos no penetrados ni iluminados no son fáciles de alcanzar, y quizá no estén tan preparados para recibir la luz como los campos que tenemos delante de nosotros; pero, no debemos descuidarlos. Debemos impulsar los triunfos de la cruz. Nuestro lema debe ser: "Adelante, siempre adelante". Nuestra carga por las "regiones más allá" nunca puede deponerse hasta que toda la Tierra sea iluminada con la gloria del Señor.- Atlantic Union Gleaner, 17 de junio de 1903.

Melbourne, Australia

Se debe amonestar a las personas que viven en las ciudades australianas. Nuestra tercera reunión campestre australiana se celebró en Armadale, un suburbio muy poblado de Melbourne, a unos cinco kilómetros al sudeste del centro de la ciudad. Durante la primera parte del año, nuestros hermanos habían planificado que la reunión se celebrara en Ballarat, una ciudad de treinta mil habitantes, a unos catorce kilómetros al norte de Melbourne. Hay una iglesita fiel allí, que necesitaba fortalecimiento; y como la Asociación Australiana está en deuda, les pareció conveniente realizar la reunión donde fuese menos costoso que en Melbourne.

Pero, el Señor me ha dado luz acerca de la obra que debe realizarse en nuestras grandes ciudades. La gente de las ciudades ha de ser amonestada, y el mensaje debería llegarle ahora. Llegará el tiempo en que no podremos trabajar tan libremente en las grandes ciudades; pero ahora, las personas escucharán el mensaje, y esta es nuestra hora de trabajar más fervientemente por la gente de los centros de población. Muchos oirán y obedecerán, y llevarán el mensaje a otros.

Se tendría que mantener el interés que comenzó a despertarse con la reunión campestre llevada a cabo hace dos años en Brighton, mediante una reunión campestre en alguna parte de Melbourne cada año. Cuando nuestros hermanos consideraron estas cosas, decidieron que la reunión debía celebrarse en Melbourne y, en la búsqueda de un terreno, fueron guiados para situarse en Armadale. El primer plan era ubicar la reunión en Northcote, donde sería conveniente para los hermanos y las hermanas. Pero, el Señor obstruyó el camino hacia Northcote, y los dirigió hacia una localidad conveniente para los suburbios densamente poblados donde nunca se había dado el mensaje.

Durante la reunión, hemos tenido abundantes evidencias de que el Señor ha estado guiando la ubicación y el trabajo de la reunión. Se abrió un campo nuevo, y parece ser prometedor. La gente no se apiñaba en el terreno por curiosidad, como en nuestra primera reunión en Brighton, y como en Ashfield el año pasado. La mayoría venía directamente a la gran carpa de reuniones, donde escuchaban la Palabra con atención; y cuando terminaba la reunión, regresaban tranquilamente a sus hogares, o se juntaban en grupos para hacer preguntas o analizar lo que habían oído.- Review and Herald, 7 de enero de 1896.

Se necesitan sanatorios cerca de cada gran ciudad. Por un largo tiempo, el sanatorio de Battle Creek fue la única institución médica manejada por nuestro pueblo. Pero, durante muchos años, se nos ha revelado que es necesario que se establezcan sanatorios cerca de toda ciudad grande. Tienen que fundarse sanatorios cerca de ciudades como Melbourne y Adelaide. Y cuando lleguen las oportunidades para establecer la obra incluso en otros lugares, nunca debemos alargar la mano y decir: "No, usted no puede despertar interés en otros lugares, por temor a que merme nuestra clientela'.- Carta 233, 1905 (El ministerio médico, p. 433).

Sydney, Australia

La obra en las ciudades redundará en la salvación de muchas almas. En todo el mundo hay un trabajo que debe ser hecho y, a medida que nos acercamos al tiempo del fin, el Señor impresionará muchas mentes para que se dediquen a esta tarea. Si pueden utilizar su influencia para poner en marcha la obra que debe realizarse en Sidney, se salvarán muchas almas que aún no han escuchado la verdad. Hay que trabajar en las ciudades. El poder salvador de Dios debe manifestarse por medio de ellas como lámparas encendidas.- Carta 79, 1905 (El evangelismo, p. 312).

Se necesitan administradores experimentados para guiar y unificar los esfuerzos de evangelización. Ahora hay que llevar a cabo una obra más detallada en Sidney y en sus alrededores. Todos los suburbios están en mejores condiciones de ser trabajados que hace un tiempo, y las ventajas que ahora se presentan al llevar a cabo la obra médico-misionera exigen que se ejerza mayor cuidado y experiencia en el manejo de la obra...

Hay muchas ramas que crecerán de la planta que ahora se cultiva en Sidney; y cada ramo de la obra necesita dirigentes experimentados, a fin de que mantengan la unidad y se constituya un todo armonioso. - Carta 63a, 1898 (El evangelismo, p. 312).

¿Por qué los eventos deportivos crean más entusiasmo que las promesas de Dios? El mundo está lleno de excitación. Los hombres obran como si se hubiesen enloquecido por cosas viles, comunes, que no satisfacen. ¡Cuán agitados los he visto por los resultados de un certamen de cricket! He visto las calles de Sidney densamente atestadas por cuadras enteras y, al preguntar cuál era el motivo de la excitación, se me dijo que algún experto jugador de cricket había ganado la partida. Me sentí hastiada.

¿Por qué no son más entusiastas los escogidos de Dios? Están luchando por una corona inmortal; por una patria donde no se necesitará la luz del sol ni de la luna, ni vela encendida, porque el Señor Dios les da su luz, y reinarán por siempre jamás. Tendrán una vida que se comparará con la vida de Dios. La vela de los impíos se apagará en tinieblas ignominiosas, y entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre.- Special Testimonies for Ministers and Workers, serie A, N° 5, p. 12 (Consejos para los maestros, padres y alumnos, pp. 327, 328).

Inglaterra

No debe descuidarse la obra en Inglaterra por la obra en otras partes. Me parece que la necesidad que hay en Inglaterra de tener más obreros constituye un asunto muy importante para nosotros, en este país. Hablamos de China y de otros países. Pero, no olvidemos a los países de habla inglesa donde, si se presentara la verdad, muchos la recibirían y la practicarían.- General Conference Bulletin, 22 de abril de 1901, p. 396 (El evangelismo, p. 305).

Inglaterra está muy descuidada. En Inglaterra hay una gran obra que realizar. La luz que irradia de Londres debería iluminar a regiones lejanas con rayos inequívocos y bien definidos. Dios ha sentido preocupación por Inglaterra, pero esta nación ha sido sumamente descuidada. Inglaterra necesita de muchos más obreros y recursos. Lon-dres apenas ha sido tocada. Al presentárseme la situación que impera en esa gran ciudad, mi corazón se conmueve profundamente. Me duele pensar que no se han provisto mayores medios para la obra a través de Europa. Me duele el corazón al pensar acerca de la obra en Suiza, Alemania, Noruega y Suecia. Donde hay uno o dos hombres luchando para llevar adelante los diferentes frentes de la causa, tendría que haber cientos trabajando. No menos de cien hombres deberían estar trabajando en Londres solamente. El Señor toma nota del descuido de su obra, y pronto pedirá estricta cuenta.

Si los obreros de los Estados Unidos compartieran sus bendiciones con otros, se vería prosperidad en la obra en Inglaterra. Se solidarizarían con los obreros que luchan con dificultades en esa ciudad, y tendrían el corazón para decir, no solamente en palabras sino también en acción: "Vosotros sois hermanos" (Mat. 23:8). Verían una obra grande hecha en Londres, en todas las ciudades de Inglaterra y en toda Europa. - Testimonios para la iglesia, t. 6, pp. 34, 35. (1900)

Londres, Inglaterra

Debe hacerse una gran obra en Londres. La ciudad de Londres me ha sido presentada una y otra vez como un lugar donde debe hacerse una gran obra. He presentado este plan a nuestro pueblo. Cuando estuve en Europa durante dos años, visité tres veces ese territorio. En cada ocasión, se habían realizado progresos en la obra, especialmente la última vez que estuve allí. Aun así, mi corazón ardía por el deseo de ver este territorio, especialmente Londres, trabajado como tendría que hacerse. ¿Por qué es que no hemos llevado allí a hombres y a mujeres que pudieran planificar el avance de la obra? Me he preguntado por qué aquellos que no son ministros ordenados, pero que tienen buen conocimiento de las Escrituras y están en comunión con Dios, no abren la Palabra ante otros. Si lo hicieran, sus propias almas recibirían una gran bendición. Dios quiere que su pueblo trabaje; que cada hombre -y eso significa también cada mujerrealice la tarea que le ha sido encomendada de acuerdo con su capacidad.- General Conference Bulletin, 22 de abril de 1901, p. 396 ( Hijas de Dios, p. 133).

Nada de timidez; los asuntos del Señor requieren prisa. En la iglesia se necesita celo, y también se requiere sabiduría para encau zarlo. Hasta ahora, han puesto demasiado poco empeño en la obra de salvar a las almas. Si ven que es necesario llevar a cabo una tarea en Londres y en las ciudades aledañas, deben contar con una fuerza unida y de acción irresistible; arremetan con poder y planten firmemente el estandarte, como si estuvieran determinados a hacer triunfar la verdad. La timidez y los movimientos cautelosos han sido muestras de falta de fe; se han esperado tan solo resultados magros...

El hecho de que las cosas se muevan con lentitud en Inglaterra no constituye una razón para que la gran obra misionera se mueva lentamente en su tarea de hacer frente a los hábitos y las costumbres de los hombres, por temor a sorprender a la gente. Esta necesita ser sacudida mucho más aún. Los negocios del Señor requieren de premura, porque las almas están pereciendo sin tener conocimiento de la verdad.-Carta 31, 1892 (Manuscript Releases, t. 3, pp. 13, 14; El evangelismo, p. 304).

Alemania

Se necesitan restaurantes vegetarianos y sanatorios. En los países extranjeros hay que iniciar y hacer progresar muchas empresas que requieren recursos financieros. La apertura de restaurantes higiénicos, y el establecimiento de sanatorios para la atención de los enfermos y los dolientes constituye una necesidad tanto en Alemania como en los Estados Unidos. Hagan todos lo mejor que puedan, gloriándose en el Señor y bendiciendo a otros por medio de sus buenas obras.- Carta 121, 1902 (El evangelismo, p. 303).

Se insta a emigrantes alemanes a apoyar la obra educativa en Alemania. Hermanos y hermanas originarios de Alemania, residentes en los Estados Unidos, este mensaje me ha sido dado para ustedes: Dios tiene hijos fieles en Alemania y en todos los demás países a los que han emigrado los alemanes. Consideren todo el bien que podrían hacer, a cuánta gente podrían ayudar, si vendieran la edición alemana de Palabras de vida del gran Maestro, haciendo todo lo posible, mediante vuestro trabajo y vuestros recursos, a fin de establecer y hacer progresar la obra educacional en Alemania.-Carta 121, 1902 (El ministerio de las publicaciones, pp. 407, 408).

Escandinavia

Se necesita ayuda externa, pero los miembros locales deben hacer todo lo posible. Apelo especialmente a nuestros hermanos en Escandinavia. ¿No emprenderán el trabajo que Dios les ha dado? ¿No trabajarán al máximo de su capacidad, con el fin de ayudar a las instituciones con dificultades financieras que hay en su campo? No miren con desesperación, diciendo: "No podemos hacer nada". Dejen de hablar con desánimo. Afórrense del brazo del Poder infinito. Recuerden que sus hermanos en otros países se están uniendo para darles ayuda. No fracasen ni estén desanimados. El Señor sostendrá a sus obreros en Escandinavia si cumplen su parte con fe, con oración, con esperanza, haciendo todo lo que pueden para promover su causa y apresurar su venida.

Que nuestro pueblo en Inglaterra haga un esfuerzo sumamente ferviente para inspirar a sus hermanos en Escandinavia con fe y valor. Hermanos, debemos estar a la altura de la ayuda del Señor; de la ayuda del Señor contra los poderosos.

Recordemos que, cuanto más nos acercamos al tiempo de la venida de Cristo, tanto más ferviente y firmemente debemos trabajar, porque toda la sinagoga de Satanás está en contra de nosotros. No necesitamos una excitación febril, sino ese valor que nace de la fe genuina.- Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 472. (1900)

Llegó la hora de ampliar la obra en Escandinavia. Hay una obra que hacer en Escandinavia. Dios está tan deseoso de obrar por medio de los creyentes escandinavos como de los estadounidenses.

Hermanos míos, permanezcan cerca del Señor Dios de los ejércitos; sea él vuestro temor y pavor. El tiempo de extender su obra ha llegado.

Tiempos de disturbios están delante de nosotros, pero si permanecemos unidos en los sentimientos de fraternidad cristiana, sin que nadie busque la preponderancia, Dios trabajará poderosamente en nuestro favor.- Testimonios para la iglesia, t. 8, p. 45. (1904)

Hay más oportunidades que obreros para satisfacer las necesidades. Suecia, hasta ahora, ha tenido poca mano de obra, y el sonido de la verdad ha alcanzado a pocos oídos; no obstante, es un buen campo, y tendrían que hacerse esfuerzos fervientes y perseverantes a fin de extender el conocimiento de la verdad. Están llegando llamados de Noruega, Dinamarca y Suecia para realizar reuniones en las grandes ciudades donde ya se han llevado a cabo algunas. Contemplamos estas ciudades con dolor por no tener más misioneros para enviarles. Los pocos que han recibido la verdad en diferentes lugares están casi sin ayuda, cuando deberían ser visitados con frecuencia y educados para llegar a ser obreros. Las oportunidades son muchas; pero ¿dónde están los obreros?

En Suecia, la mayoría de nuestros hermanos es pobre y, según parece, es imposible que hagan mucho para sostener y extender la obra. Pero, en los primeros días de la causa en los Estados Unidos, tuvimos que enfrentar dificultades similares.- Review and Herald, 5 de octubre de 1886.

Los países escandinavos son campos de labor prometedores. La condición de algunas de estas iglesias me ha sido presentada en años anteriores, con muchas cosas que mostraban que Dinamarca, Noruega y Suecia eran campos de labor prometedores. Nosotros sabemos que hay una gran obra que se extiende delante de los misioneros en este campo.- Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh-day Adventists, p. 174. (1886)

El carácter de la obra es juzgado según cómo se lo presenta al público. Tanto en Orebro [Suecia] como Copenhague [Dinamarca], estoy convencida de que habríamos podido tener un buen auditorio si nuestros hermanos hubiesen conseguido un salón apropiado para acomodar a la gente. Pero ellos no esperaron mucho y, en consecuencia, no recibieron mucho. No podemos esperar que la gente venga hacia nuestra verdad impopular cuando anunciamos que nuestras reuniones se llevarán a cabo en un subterráneo o en un pequeño salón, con capacidad tan solo para cien personas. El carácter y la importancia de nuestra obra son juzgados por los esfuerzos que realizamos para llevarla ante el público. Cuando esos esfuerzos son tan limitados, se causa la impresión de que el mensaje que presentamos no es digno de tomarse en cuenta. Así es como, debido a su falta de fe, nuestros obreros algunas veces hacen que la tarea resulte muy dura para ellos.- Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh-day Adventists, p. 200 (El evangelismo, p. 310). (1886)

La religión fácil es popular. Se nos dice que la gente de estos países estará encantada con nuestros discursos si hacemos hincapié en el amor de Jesús; que de esto nunca se cansan, pero que corremos el peligro de perder a nuestras congregaciones si nos espaciamos en cuestiones más austeras del deber y la Ley de Dios. Hay una experiencia espuria que predomina en todos lados. Continuamente, muchos dicen: "Todo lo que tenemos que hacer es creer en Cristo". Dicen que la fe es todo lo que necesitamos. En su sentido más global, esto es cierto; pero ellos no lo aceptan en ese sentido. Creer en Jesús es aceptarlo como nuestro Redentor y nuestro Modelo. Si permanecemos en él y él permanece en nosotros, somos partícipes de su naturaleza divina y hacedores de su Palabra. El amor de Jesús en el corazón llevará a obedecer todos sus Mandamientos. En cambio, el amor que no va más allá de los labios es un engaño; no salvará ninguna alma. Muchos rechazan las verdades de la Biblia mientras que profesan tener un gran amor por Jesús; sin embargo, el apóstol Juan declara: "El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él". Mientras que Jesús ha hecho todo con respecto al mérito, noso tros tenemos algo que hacer en lo que respecta a cumplir con las condiciones. "Si me amáis", dijo el Salvador, "guardad mis mandamientos". - Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh-day Adventists, pp. 188, 189. (1886)

Copenhague, Dinamarca

Almas de corazón sincero, a pesar de la sociedad secular que las rodea. Copenhague se parece a Atenas en los días de Pablo. La búsqueda de riquezas y de placeres absorbe la atención de la gente. El ateísmo es popular. Comer y beber, bailar y divertirse son los temas del pensamiento y la conversación. Hay muchas iglesias grandes y hermosas; pero la gente, al igual que algunos atenienses, adora a un Dios desconocido. No faltan doctores en divinidad, o predicadores eruditos, pero desconocen la religión bíblica...

Parece que es un tema difícil despertar el interés en las cosas espirituales, en estas grandes ciudades; y, sin embargo, hay muchas almas honestas en ellas que todavía aceptarán la luz y reflejarán sus rayos a los demás. Copenhague está enviando misioneros para convertir a los paganos en tierras lejanas, cuando hay multitudes de su pueblo que ignoran absolutamente a Dios y su Palabra. Se necesitan hombres con el espíritu de Pablo, para predicar a Cristo y a este crucificado.- Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh-day Adventists, p. 185. (1886)

El mundo más allá

Millones que viven en África y Asia todavía necesitan oír el evangelio. En África, en China y en India viven millones de personas que no han oído el mensaje de la verdad para este tiempo. Tienen que ser advertidos. Las islas del mar están esperando recibir el conocimiento de Dios. En esas islas, se deben establecer escuelas con el objetivo de preparar alumnos que asistan a los colegios superiores a su alcance, para educarse y prepararse con el fin de que puedan regresar a sus hoga res isleños a presentar a los demás la luz que han recibido.- Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 41. (1909)

Todo el mundo tiene el mismo derecho que nosotros a la misericordia de Dios. El mundo entero se abre al evangelio. Etiopía tiende sus manos a Dios. Desde el Japón, la China y la India, desde los países que todavía están en tinieblas en nuestro continente, desde toda región del mundo, llega el clamor de corazones heridos por el pecado, que anhelan conocer al Dios de amor. Hay millones y millones que no han oído siquiera hablar de Dios ni de su amor revelado en Cristo. Tienen derecho a recibir ese conocimiento. Tienen tanto derecho como nosotros a participar de la misericordia del Salvador. Y a aquellos que hemos recibido este conocimiento, junto con nuestros hijos, a quienes podemos impartirlo, nos toca responder a su clamor.- La educación, p. 237. (1903)

A pesar de las posibilidades y las dificultades, el mundo todavía necesita ser amonestado. Hay una obra en cada ciudad y en cada suburbio que debe hacerse para presentar el último mensaje de misericordia al mundo caído. Y mientras tratamos de trabajar en estos campos necesitados, nos llega el clamor de regiones distantes: "Venid y ayudadnos". Esos campos no pueden alcanzarse tan fácilmente, y tal vez no estén tan listos para la cosecha como los campos que se hallan ante nuestra vista, pero no deben ser descuidados. Necesitamos impulsar los triunfos de la cruz. Nuestro santo y seña ha de ser: "¡Adelante, siempre adelante!" No podemos deponer nunca nuestra preocupación por las "regiones lejanas" hasta que toda la Tierra sea alumbrada con la gloria del Señor.- Australasian Union Conference Record, 1° de enero de 1900 (Notas biográficas de Elena G. de White, p. 410).