El Ministerio Médico

Capítulo 15

El régimen alimentario y la salud

Principios importantes

Los adventistas del séptimo día manejan verdades trascendentales. En el tema de la temperancia, deben estar más avanzados que cualquier otro pueblo. El asunto de cómo preservar la salud es de importancia primaria. Cuando estudiemos este tema en el temor del Señor, comprenderemos que es mejor, tanto para nuestra salud física como para nuestro adelanto espiritual, observar sencillez en la alimentación. Estudiemos pacientemente este tema. Necesitamos conocimiento y juicio en este ámbito para actuar en forma sensata. No se deben resistir, sino obedecer las leyes de la naturaleza.

Sólo cuando estemos bien informados acerca de los principios de la reforma pro salud, podremos comprender plenamente los resultados malignos que acarrea una dieta inadecuada. Los que, luego de ver sus errores, tienen valor para cambiar sus hábitos, hallarán que la reforma requiere una batalla y mucha perseverancia. Pero quienes formen gustos correctos, considerarán que el consumo de alimento que antes consideraban inofensivo estaba colocando el fundamento, en forma lenta pero segura, para la dispepsia y otras enfermedades.

Proveed una alimentación nutritiva

Algunos de nuestro pueblo se abstienen en forma consciente de ingerir alimento inadecuado, y a la vez no consumen alimentos que suplan los elementos necesarios para el adecuado sostenimiento del cuerpo. Nunca demos un testimonio negativo de la reforma pro salud por no utilizar alimentos saludables y agradables en lugar de los artículos dañinos del régimen que hemos descartado. Se debe emplear mucho tacto y prudencia en la preparación de una alimentación nutritiva que reemplace a la que ha constituido el régimen alimentario de muchas familias. Este esfuerzo requiere fe en Dios, firmeza de propósito y una disposición a ayudarse unos a otros. Una alimentación que carece de los elementos necesarios para nutrir acarrea oprobio a la causa de la reforma pro salud. Somos mortales y debemos consumir alimentos que le den el sostenimiento correcto al cuerpo.

Los que no saben cómo cocinar saludablemente deben aprender a combinar productos alimentarios sanos y nutritivos de modo tan agradable que lleguen a ser platos apetitosos. Que los que deseen obtener conocimiento en esta rama se suscriban a nuestras publicaciones de salud...

Si no se ejercita el ingenio en forma continua, nadie puede superarse en la preparación de una alimentación saludable; pero quienes abran el corazón para recibir las impresiones y las sugerencias del Gran Maestro aprenderán muchas cosas, y podrán enseñar a otros; pues él les dará habilidad y entendimiento.

Debe prestarse mucha atención al uso de nueces. Algunas clases de nueces no son tan saludables como otras. No reduzcáis el menú a unos pocos artículos preparados a base de nueces. Estos alimentos no deben utilizarse demasiado. Si se los utilizara en forma más moderada, los resultados serían más satisfactorios. Al combinarse en grandes proporciones con otros artículos en algunas de las recetas, las nueces hacen tan graso el alimento que el organismo no lo puede asimilar bien.

Un adelanto inteligente

Hagamos un adelanto inteligente al simplificar nuestra dieta. En la providencia de Dios todo país produce artículos alimenticios que contienen lo necesario para el mantenimiento del organismo. Estos elementos pueden combinarse en platos saludables y apetitosos.

Que los que abogan por la reforma pro salud se esfuercen ardorosamente por demostrar todo lo que proclaman que es la reforma pro salud. Que descarten todo lo dañino a la salud. Que utilicen alimentación sencilla y sana. La fruta es excelente y evita mucha cocción. Descartad los pasteles, las tortas y los postres elaborados, y otros platos preparados para tentar el apetito. Ingerid menos variedad de alimentos en una comida, y comed con acción de gracias.

Con referencia a la alimentación a base de carne todos podemos decir: descartémosla. Y todos debiéramos dar un testimonio claro contra el té y el café, al no usarlos nunca. No ha llegado aún el tiempo cuando yo pueda decir que debe descartarse el uso de leche y de huevos y deban ser descontinuados por completo. La leche y los huevos no deben ser clasificados como alimentos animales. En algunas enfermedades, el uso de los huevos es muy benéfico.

Que los miembros de nuestras iglesias se nieguen a todo apetito egoísta. Todo centavo gastado en té, café y carne es peor que malgastado, pues estas cosas obstaculizan el mejor desarrollo de las facultades físicas, mentales y espirituales.--Carta 135, 1902.

Santificación y dominio propio

El pueblo de Dios debe aprender el significado de la temperancia en todas las cosas. Debe practicar la temperancia al comer, beber y vestir. Toda complacencia propia debe desarraigarse de su vida. Antes que puedan comprender realmente el significado de la verdadera santificación y se puedan conformar a la voluntad de Dios, deben cooperar con Dios, poseyendo el dominio sobre todo hábito y práctica errados.--Manuscrito 16, 1902.

Mostrad el valor de la reforma pro salud

Mantened la obra de la reforma pro salud sobre el tapete; es el mensaje que se me ha dado para comunicar. Mostrad tan claramente el valor de la reforma pro salud, que se sienta una amplia necesidad de ella. Pero nunca aboguéis por una dieta de hambre. Es posible tener una alimentación saludable y nutritiva sin usar los alimentos de origen animal.--Carta 49, 1902.

Para la gloria de Dios

Por inspiración del Espíritu de Dios, Pablo el apóstol escribe: "Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa [aún el acto natural de comer o beber, debiera hacerse, no para gratificar un apetito pervertido, sino bajo un sentir de responsabilidad], hacedlo todo para la gloria de Dios". Debe vigilarse toda parte del hombre; debemos velar, no sea que lo que colocamos en el estómago borre de la mente pensamientos nobles y santos.

Derechos individuales

"¿No puedo hacer lo que me place?" pregunta alguien, como si estuviésemos tratando de privarlo de un gran bien cuando le presentamos la necesidad de comer en forma inteligente y de conformar sus hábitos a las leyes que Dios ha establecido. Hay derechos que pertenecen a todo individuo. Tenemos una individualidad y una identidad que nos pertenecen. Nadie puede sumergir esta identidad en la de otra persona. Todos deben actuar individualmente, de acuerdo con los dictados de su propia conciencia.

En lo que se refiere a nuestra responsabilidad e influencia, somos responsables ante Dios al derivar nuestra vida de él. Ésta no la obtenemos de la humanidad, sino sólo de Dios. Somos suyos por creación y por redención. Aun nuestro cuerpo no nos pertenece, para tratarlo como nos plazca, o inhabilitarlo por hábitos que lo lleven a la decadencia y le impidan ofrendar un servicio perfecto a Dios. Nuestra vida y todas nuestras facultades le pertenecen. Él cuida de nosotros en todo momento; él mantiene la maquinaria viviente en acción; si se nos dejara para que la hiciéramos funcionar por un solo momento, moriríamos. Dependemos absolutamente de Dios.

Se aprende una gran lección cuando llegamos a comprender nuestra relación con Dios y su relación con nosotros. Las palabras, "No sois vuestros", "porque habéis sido comprados por precio", deben colgarse en los pasillos de la memoria, para que podamos reconocer siempre el derecho que Dios tiene sobre nuestros talentos, nuestra propiedad, nuestra influencia y nuestro yo individual. Debemos aprender cómo tratar este don de Dios, en mente, en alma y en cuerpo, para que como posesión comprada por Cristo podamos rendirle un servicio con sabor de salud.

La integridad de Daniel

¿Por qué Daniel y sus compañeros se negaron a participar de la mesa del rey? ¿Por qué rechazaron sus viandas y vinos? Porque se les había enseñado que esta clase de alimentación no mantenía la mente y la estructura física en la mejor condición de salud para rendir un servicio a Dios...

Ellos se esmeraron en mantenerse en contacto con Dios. Oraron y estudiaron, e introdujeron en su vida práctica una mente estrictamente consciente y humilde. Anduvieron con Dios como lo hizo Enoc. La Palabra del Señor era su alimento y su bebida. "En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino".

A la luz de esta historia bíblica, todo el testimonio del hombre referente a las ventajas de una dieta a base de carne, o de una gran variedad de alimentos, no debería tener el más mínimo peso en ningún ser humano. Cuando los hijos de la fe se dediquen sin reserva, con oración ferviente a Dios, el Señor honrará su fe y los bendecirá dándoles una mente lúcida.--Carta 73, 1896.

Apelación a un médico

Ud. no puede comprender cuánto más eficaces serían sus servicios en el interés religioso, y cuánto más satisfactorios para usted mismo, si siguiera la luz que se le ha dado... ¿Serán sus apetitos, hábitos y prácticas de tal naturaleza que enseñarán a los que se relacionan con usted a presentar excusas similares a las suyas para justificar su complacencia de comer carne de cadáveres?

De vuelta a la dieta primitiva

El Señor se propone traer nuevamente a su pueblo a vivir de las sencillas frutas, verduras y granos. Él llevó a los hijos de Israel al desierto, donde no podían seguir un régimen carnívoro; y les dio el pan del cielo. "Pan de nobles comió el hombre". Pero ellos anhelaron las ollas de carne de Egipto, y lloraron y clamaron por carne, a pesar de que el Señor les había prometido que si se sometían a su voluntad los llevaría a la tierra de Canaán y los establecería allí, como un pueblo santo y feliz, y no habría enfermos en todas sus tribus; pues él quitaría toda enfermedad de en medio de ellos.

La murmuración de Israel

Aunque tenían un claro "Así ha dicho el Señor", se lamentaron y lloraron, y murmuraron y se quejaron, hasta que el Señor se indignó contra ellos. Ya que estaban tan decididos a comer carne, él les dio la misma dieta que les había quitado...

El Señor pudo haberles dado carne si ésta hubiera sido esencial para su salud; pero él, que los creó y los redimió, los llevó en aquel largo viaje por el desierto para educarlos, disciplinarlos y entrenarlos en hábitos correctos. El Señor comprendía la influencia del consumo de carne sobre el organismo humano. Él deseaba tener un pueblo que en su apariencia física, mostrara las credenciales divinas a pesar de su largo viaje...

Uno de los mayores errores en que muchos insisten es la creencia de que la fortaleza muscular depende de una alimentación de origen animal. Pero los granos sencillos, los frutos de los árboles y las verduras tienen todas las propiedades nutritivas necesarias para constituir una buena sangre. Esto no lo puede hacer una alimentación a base de carne.

Estamos hechos de lo que comemos, y el consumo de mucha carne hará que disminuya nuestra actividad intelectual. Los estudiantes lograrían mucho más en sus estudios si nunca probaran la carne. Cuando la parte animal del agente humano se fortalece al comer carne, los poderes intelectuales disminuyen proporcionalmente. Una vida religiosa se puede cultivar y mantener más exitosamente si se descarta la carne, puesto que el régimen carnívoro estimula las propensiones concupiscentes y promueve su intensa actividad, y además debilita la naturaleza moral y espiritual. "Porque el deseo de la carne es contra el espíritu, y el del espíritu es contra la carne".

Necesitamos urgentemente alentar y cultivar pensamientos puros y castos, y fortalecer las facultades morales en lugar de estimular los poderes inferiores de la carne. ¡Dios nos ayude a despertar de nuestros apetitos de complacencia propia!

Una causa de mortalidad

Los cánceres, los tumores y toda enfermedad inflamatoria se deben en su mayoría al consumo de carne.

Por la luz que Dios me ha dado, debo decir que la prevalencia de cánceres y tumores se debe en gran medida a una vida dependiente mayormente del consumo de carne. Espero sinceramente y en oración que, como médico, usted no permanecerá ciego para siempre acerca de este asunto, pues la ceguera se mezcla con una falta de valor moral para negarse a complacer su apetito y para llevar su cruz; lo cual significa cumplir los mismos deberes que se oponen a los apetitos y pasiones naturales...

Se me ha presentado el asunto en diferentes aspectos. La mortalidad ocasionada por la ingestión de carne no se discierne; y si así fuera, no escucharíamos más argumentos ni excusas en favor de la complacencia del apetito por la carne. Tenemos plena provisión de cosas buenas para satisfacer el hambre sin tener que traer cadáveres a nuestras mesas para integrar nuestro menú...

Se me ha mostrado la piedra de tropiezo que este tema referente al régimen alimentario ha sido para su propio progreso espiritual, y qué obstáculo ha colocado usted en la senda de otros, y todo porque sus propias sensibilidades fueron embotadas por la gratificación egoísta del apetito. Por amor a Cristo, considere esto más profundamente, estudie más intensamente y actúe de acuerdo con la luz que Dios ha tenido a bien dar a usted y a otros sobre este asunto.--Carta 72, 1896.

Apelación a un ministro

Se me ha presentado claramente que el pueblo de Dios debe tomar una posición firme contra el consumo de carne. ¡Dios no habría dado este mensaje a su pueblo durante los últimos treinta años, si no deseara que sus hijos tengan sangre pura y mente clara abandonando el uso de la carne y prestando atención a este mensaje! Por el uso de la carne la naturaleza animal es fortalecida y la espiritual debilitada. Hombres como usted, comprometidos en la obra más solemne e importante confiada alguna vez a los seres humanos, necesitan prestar atención especial a lo que comen.

Recuerde que cuando come carne está comiendo granos y verduras de segunda mano; porque el animal recibe de estas cosas la nutrición que lo hace crecer y que lo prepara para el mercado. La vida que había en los granos y las verduras pasó al animal y se hace parte de su vida, y luego los seres humanos consumen el animal. ¿Por qué están tan dispuestos a comer ese alimento de segunda mano?...

El pensamiento de matar los animales para comerlos es en sí repugnante. Si el juicio natural del hombre no hubiera sido pervertido por la complacencia del apetito, los seres humanos no pensarían en comer la carne de los animales.

No contrarrestéis la reforma

Se nos ha encomendado la obra de presentar la reforma pro salud. El Señor desea que sus hijos estén en armonía unos con otros. Como usted debe saberlo, no abandonaremos la posición en la cual el Señor nos ha estado ordenando que permanezcamos durante los últimos treinta y cinco años. Tenga cuidado de no oponerse a la obra de la reforma pro salud. Ésta avanzará, porque es el medio que el Señor tiene para aminorar los sufrimientos en nuestro mundo y el agente por medio del cual purificar a su pueblo.

Preste atención a la actitud que asume, no sea que se le halle causando división. Hermano mío, aunque usted no lleve a su vida y a su familia la bendición proveniente de seguir los principios de la reforma pro salud, no dañe a otros oponiéndose a la luz que Dios ha dado sobre este tema.

Aunque no hacemos del uso de la carne una prueba de discipulado, y aunque no deseamos forzar a nadie a abandonar su uso, es nuestro deber solicitar que ningún ministro de la asociación tome este asunto livianamente o se oponga al mensaje de la reforma en este punto. Si frente a la luz que Dios ha dado con relación al consumo de carne y de su efecto sobre el organismo humano, usted continúa comiendo carne, debe soportar las consecuencias. Pero no adopte una posición delante del pueblo que le induzca a pensar que no es necesario pedir una reforma referente al consumo de carne, porque el Señor pide una reforma.

El Señor nos ha dado la obra de proclamar el mensaje de la reforma pro salud, y si usted no puede ofrecerse para ayudar a los que dan este mensaje, no haga alarde de ello. Al contrarrestar los esfuerzos de sus compañeros de labores que enseñan la reforma pro salud, usted está fuera de lugar, obrando del lado opuesto.--Carta 48, 1902.

Llamamiento a los padres

El Señor abreviará su obra en justicia. La tierra se ha corrompido bajo sus habitantes. Hay enfermedades de toda clase que afligen a la familia humana. La miseria creada por la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia está creciendo de una manera impresionante por causa de crímenes de toda índole. El robo, el asesinato, la sensualidad y la crueldad de los poderes satánicos: éstos y muchos otros males se ven por todas partes. Estamos rodeados de peligros invisibles.

¿Cuándo tomarán su lugar los que conocen la verdad para colocarse del lado de los principios correctos para esta vida y la eternidad? ¿Cuándo serán fieles a los principios de la reforma pro salud? ¿Cuándo entenderán que es peligroso consumir carne?

Se me instruye a decir que si alguna vez el consumo de carne fue seguro, ya no lo es. Se llevan animales enfermos a las grandes ciudades y a las villas para venderlos como alimento. Muchas de estas pobres criaturas habrían muerto de enfermedad en un corto tiempo si no las hubieran sacrificado; sin embargo, los cuerpos muertos de estos animales son preparados para el mercado, y la gente ingiere libremente este alimento venenoso. Tal dieta contamina la sangre y estimula las pasiones bajas.

Muchos padres actúan como si estuvieran privados de razonamiento. Están en un estado letárgico, paralizados por la gratificación del apetito pervertido y las pasiones degradantes. Nuestros ministros, quienes conocen la verdad, deberían despertar a los miembros de nuestro pueblo de su letargo e inducirlos a abandonar las cosas que crean un apetito por el consumo de carne. Si no se reforman, perderán su poder espiritual y se rebajarán más y más por la complacencia pecaminosa. En muchos hogares se practican hábitos que disgustan al universo celestial, hábitos que degradan a los seres humanos por debajo del nivel de bestias. Que todos los que conocen la verdad digan "que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma".

Ejemplos en el bien hacer

Que ninguno de nuestros ministros dé mal ejemplo por consumir carne. Que ellos y sus familias vivan a la altura de la luz de la reforma pro salud. Que nuestros ministros no animalicen su propia naturaleza y la de sus hijos. Los niños cuyos deseos no han sido restringidos son tentados no sólo a darse gusto en los hábitos comunes de la intemperancia, sino a dar rienda suelta a sus pasiones inferiores y a menospreciar la pureza y la virtud. Éstos son inducidos por Satanás no sólo a corromper su propio cuerpo, sino a divulgar sus viles comunicaciones. Si los padres están enceguecidos por el pecado, a menudo no discernirán estas cosas.--Manuscrito 133, 1902.

En peligro de hacernos dispépticos

Pronto llegaremos a un tiempo cuando deberemos comprender el significado de una dieta sencilla. No falta mucho para que nos veamos obligados a adoptar una alimentación muy diferente a nuestro régimen actual...

Necesitamos estudiar el arte de preparar las frutas, los granos y las verduras de una manera sencilla. No necesitamos estas complejas combinaciones que se ofrecen. Como está la situación ahora, estamos en peligro de hacernos dispépticos.--Manuscrito 150, 1905.

Comidas demasiado frecuentes

El vicio de comer demasiado frecuentemente y en grandes cantidades, sobrecarga los órganos digestivos y produce un estado febril en el organismo. La sangre se hace impura y en consecuencia ocurren enfermedades de diversa índole. Se llama entonces al médico, quien receta alguna medicina que alivia los síntomas pero que no cura la enfermedad. Esto puede cambiar la forma de la enfermedad, pero el mal verdadero se magnifica diez veces. La naturaleza estaba haciendo lo mejor que podía para liberar al organismo de una acumulación de impurezas, y si se la hubiera dejado sola, ayudada por las bendiciones sencillas del cielo, tales como el aire puro y el agua pura, se habría efectuado una curación rápida y segura.

Los dolientes en tales casos pueden ayudarse personalmente mejor de lo que otros pueden hacer por ellos. Deben comenzar a liberar a la naturaleza de la carga que le han impuesto por fuerza. Deben suprimir la causa de la enfermedad. Ayunad un corto tiempo y dad al estómago una oportunidad para que descanse. Reducid el estado febril del organismo con una aplicación cuidadosa y sensata de agua. Estos esfuerzos ayudarán a la naturaleza en su lucha por liberar al organismo de impurezas.--Spiritual Gifts 4:133, 134.

El plan de dos comidas

Es una costumbre muy común de la gente del mundo comer tres veces al día, además de comer a intervalos irregulares entre las comidas; y la última comida es generalmente la más pesada y a menudo se ingiere justo antes de ir a la cama. Esto es trastornar por completo el orden natural; una comida pesada nunca debe ingerirse tan tarde en el día. Si estas personas cambiaran su práctica, si consumieran sólo dos comidas al día y nada entre las comidas, ni aún una manzana, una nuez o cualquier clase de fruta, el resultado se vería en un buen apetito y en un mejoramiento notable de la salud.--The Review and Herald, 29 de julio de 1884.

Perseverancia para vencer

Las personas que han complacido su apetito comiendo libremente carne, salsas muy sazonadas y una variedad de pasteles grasosos y conservas, no pueden saborear de inmediato una dieta sencilla, saludable y nutritiva. Su gusto está tan pervertido que no tienen apetito para un régimen saludable de frutas, pan sencillo y verduras. No deben esperar disfrutar instantáneamente de una alimentación tan diferente de la que han estado acostumbrados. Si al comienzo no encuentran gusto en los alimentos más sencillos, deben ayunar hasta que logren saborearlos. Ese ayuno les resultará de mucho mayor beneficio que la medicina, pues el estómago del que se ha abusado hace tiempo que necesitaba ese descanso, y un hambre verdadera se puede satisfacer con alimentos sencillos. Le tomará tiempo al gusto reponerse de los abusos que ha recibido, y recobrar su tono natural. Pero si se persevera en una conducta abnegada en la comida y la bebida no tardará en sentir que la alimentación sencilla y saludable es sabrosa; como resultado, la comida pronto se ingerirá con satisfacción mayor que la de los epicúreos al gozar de sus exquisitos manjares.--Spiritual Gifts 4:130, 131.

Orad por valor moral

Siempre que veo a niños alimentados con carne, desde que me fue dada la luz del cielo, siento que si sólo los padres supieran lo que están haciendo ayunarían y orarían en demanda de valor moral, y Dios los dotaría con sabiduría y gracia para hacer lo correcto. Todos los que sientan su necesidad del Espíritu para educar y disciplinar al yo y para preparar adecuadamente a sus hijos, negarán las exigencias del yo, tomarán su cruz y seguirán a Jesús.

El ayuno y la oración son recomendables y apropiados para ciertas cosas. En la mano de Dios, son medios de limpia el corazón y fomentar una mente receptiva. Obtenemos respuestas a nuestras oraciones porque humillamos nuestra alma delante de Dios. Si nuestros apetitos claman por consumir carne, hay que ayunar y orar para que el Señor nos dé su gracia y nos abstengamos de los deseos carnales que batallan contra el alma.

Alimentaos de Cristo

Debe haber menos ansiedad con relación a qué comeremos y qué beberemos para gratificar nuestros apetitos carnales; pero bien podemos alentar el apetito del alma, y orar por iluminación especial proveniente de la Palabra de Dios, y comer y beber aquella palabra. Jesús dice: "Yo soy el pan de vida"...

Debemos meditar constantemente en la Palabra, comerla, digerirla, y por la práctica asimilarla, para que se introduzca en la corriente de la vida. El que se alimenta diariamente de Cristo enseñará a otros, por su ejemplo, a pensar menos en lo que se come y a sentir mucha mayor ansiedad por el alimento que debe proveerse al alma.

El verdadero ayuno

El verdadero ayuno que debe recomendarse a todos es una abstinencia de toda clase de alimento estimulante, y el uso adecuado de la alimentación sencilla y saludable que Dios ha provisto en abundancia. Los hombres deben pensar menos acerca de qué comerán y qué beberán en lo referente al alimento temporal, y preocuparse mucho más por la alimentación proveniente del cielo, que le dará tono y vitalidad a toda la experiencia religiosa.--Carta 73, 1896.

Sugerencias para la alimentación en el sanatorio

Debe proporcionarse a los pacientes una abundancia de alimentos sanos y agradables, preparados y servidos de un modo tan apetitoso, que no se sientan tentados a desear la carne. Las comidas pueden llegar a ser el medio de fomentar la educación en la reforma pro salud. Debe mostrarse esmero en las combinaciones de los alimentos que se ofrecen a los pacientes. El conocimiento tocante a las combinaciones adecuadas de alimentos es de gran valor, y debe considerárselo como sabiduría proveniente del cielo.

Debemos recordar que mientras hay quienes se benefician mucho más al ingerir sólo dos comidas, hay otras personas que comen livianamente en cada comida, y necesitan algo en la tarde. Hay que comer suficiente para fortalecer los tendones y músculos. Debemos recordar que la mente obtiene su fortaleza del alimento que ingerimos. Parte de la obra médica misionera de los obreros de nuestro sanatorio es mostrar el valor de una alimentación saludable.

Evitad los cambios repentinos

Es correcto que en nuestros sanatorios no se sirva té, café ni carne. Para muchos, éste es un gran cambio y una severa privación. Poner en vigencia al mismo tiempo otras innovaciones, tales como la adopción de dos comidas al día, puede tender, en los casos de algunos, a causar más daño que bien.

Para muchos la cena ha sido la hora más feliz del día. Es entonces cuando toda la familia, una vez terminado el trabajo del día, se sienta alrededor de la mesa para una reunión social.

Claro que es mejor tener dos comidas al día que tres. Lo creo y lo practico; pero no tengo un "así dijo el Señor" de que no esté bien para alguno tener la tercera comida. No debemos ser como los fariseos, atados por un grupo de reglas y regulaciones establecidas. La Palabra de Dios no ha especificado horas precisas para ingerir los alimentos. Debemos evitar hacer leyes como las de los fariseos, o enseñar como doctrinas los mandamientos de los hombres. Permitid que nuestras regulaciones sean tan consecuentes que apelen a la razón de los que aún no se han educado para ver todas las cosas en su claridad. Al esforzaros por introducir los principios renovadores y transformadores de la verdad en la vida práctica de los que vienen al sanatorio en busca de mejoría para su salud, dejad que vean que no se les imponen reglas arbitrarias. No les deis razón para que sientan que se les obliga a seguir una conducta que no han elegido.--Carta 213, 1902.

No debe haber carne sobre las mesas del sanatorio

El Señor me ha instruido claramente acerca de que no debe colocarse carne delante de los pacientes en los comedores de nuestro sanatorio. Se me dio luz acerca de que los pacientes podían comer carne si, después de escuchar las conferencias, todavía la solicitaban; pero que en tales casos, ésta debía consumirse en los propios cuartos de los pacientes. Todos los auxiliares debieran descartar el uso de la carne. Pero, como se declaró antes, si luego de saber que no se puede servir carne en las mesas de los comedores, algunos pacientes exigen que se les sirva, con buen ánimo dádsela en sus cuartos...

Una variedad liberal

Que se prepare alimento sabroso y se lo sirva amablemente. Habrá que preparar más platos de lo que sería necesario si se sirviera carne. Otras cosas se pueden suministrar, para que se pueda descartar la carne. Algunos pueden usar la leche y la crema.

No me constituyo en criterio para nadie. Hay cosas que no puedo comer sin sufrir gran malestar. Trato de aprender qué es mejor para mí; entonces, sin decir nada a nadie, me sirvo de lo que puedo comer, lo que a menudo son dos o tres variedades que no crearán congestión en el estómago.

Recordemos que hemos necesitado un largo tiempo para acostumbrarnos a la alimentación de la reforma pro salud. No podemos esperar nada diferente a esto. En nuestros sanatorios necesitamos ofrecer platos algo distintos de los que preparamos para nuestro propio uso, pues ya hemos aprendido a saborear una alimentación sencilla. Hay que planear más liberalmente para una institución médica que para una familia. Muchas cosas deben tomarse en consideración, y hay que hacer concesiones para satisfacer los requerimientos particulares de las diversas clases de pacientes que vienen a nuestros sanatorios. No debe colocarse una camisa de fuerza al apetito en forma súbita. Cuando usted conozca mejor a estas personas y comprenda su verdadera condición, podrá dar recetas para satisfacer sus necesidades individuales.--Carta 45, 1903.

Deben darse conferencias

Al tratar con los pacientes en nuestros sanatorios, debemos razonar de causa a efecto. Debemos recordar que los hábitos y prácticas de toda una vida no se pueden cambiar en un momento. Con un cocinero inteligente, y un suministro abundante de alimentos saludables, se pueden introducir reformas que obren para el bien, pero eso tomará tiempo. No debe hacerse un esfuerzo enérgico a menos que se necesite en realidad. Debemos recordar que la alimentación que agradaría a un reformador de la salud puede parecer muy insípida a los que han estado acostumbrados a alimentos altamente sazonados.

Deben darse conferencias para explicar por qué son esenciales las reformas en la alimentación, para mostrar que el uso de los alimentos muy sazonados ocasiona inflamación de las delicadas membranas de los órganos digestivos. Que se muestre por qué como pueblo hemos cambiado nuestros hábitos de comer y beber. Mostrad por qué descartamos el tabaco y todo licor embriagante. Exponed los principios de la reforma pro salud clara y sencillamente; y al hacerlo, colocad en la mesa abundantes alimentos saludables, preparados con buen gusto; y el Señor os ayudará a hacer patente la necesidad de la reforma, y hará que los pacientes vean que esta reforma es para su más alto bien. Ellos extrañarán la alimentación muy sazonada a la cual han estado acostumbrados, pero se deben hacer esfuerzos para darles alimentos tan saludables y apetitosos que al comerlos cesen de extrañar esos platos dañinos. Mostradles que los otros tratamientos que se les brindan no los beneficiarán a menos que hagan el cambio que se necesita en sus hábitos de comer y beber.--Carta 331, 1904.

A un médico moribundo por exceso de trabajo y una alimentación exigua

No incurra en el error de exagerar las cosas como lo ha hecho, y no vaya a los extremos en lo referente a la reforma pro salud. Algunos de nuestro pueblo son muy descuidados con relación a la reforma pro salud. Pero el hecho de que algunos estén muy atrasados, no debe ser razón para que usted sea un extremista por tratar de ser un ejemplo para ellos. No debe privarse de la clase de alimentos que producen una sangre buena. Su devoción a los principios verdaderos le induce a someterse a una dieta que le está produciendo efectos que no recomendarán a nadie la reforma pro salud. Este es su peligro.

Cuando usted ve que se está debilitando físicamente, es esencial que haga cambios, y que los haga de una vez. Introduzca en su alimentación algo de lo que ha descartado. Es su deber hacerlo. Consiga huevos de gallinas sanas. Use estos huevos cocinados o hervidos. Consúmalos crudos con el mejor vino sin fermentar que pueda encontrar. Esto le suplirá lo que su organismo necesita. Ni por un momento suponga que no estará bien hacerlo.

Hay una cosa que ha salvado vidas: una transfusión de sangre de una persona a otra; pero esto sería difícil y quizás imposible que usted lo hiciera. Solamente lo sugiero.

La oración de fe salvará al enfermo, y le ruego que llame a los ancianos de la iglesia en seguida. Quiera el Señor ayudarlo, es mi más sincera oración.

Uso de leche y huevos

Apreciamos su experiencia como médico; sin embargo, digo que la leche y los huevos deben incluirse en su dieta. Estas cosas no pueden ser descartadas ahora, y la enseñanza de que hay que prescindir de ellos no debe difundirse.

Usted corre el riesgo de tomar un punto de vista muy radical en la reforma pro salud, y de formularse una dieta que no lo sostendrá.

De nuevo, no permita que nada le preocupe. Apártese y descanse un poco. Esto debe hacerlo. Tome del Gran Médico hojas del árbol de la vida. Ruegue en su propio beneficio y permita que otros lo hagan por usted. "Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo".

Espero que usted escuchará las palabras que le he hablado. Se me ha mostrado que usted no podrá ejercer la influencia más saludable en la reforma pro salud a menos que en algunas cosas se vuelva más liberal con usted mismo y hacia los demás. Llegará el tiempo cuando no se podrá utilizar leche tan libremente como ahora; pero éste no es el tiempo para descartarla. Y los huevos contienen propiedades que son agentes sanadores para contrarrestar venenos. Y aunque se han dado amonestaciones contra el uso de estos artículos en el régimen alimentario de familias en las cuales los niños se habían enviciado con el hábito de la masturbación, no deberíamos considerar como una transgresión de principio el uso de huevos de gallinas bien atendidas y alimentadas en forma adecuada...

Úsense alimentos apetitosos

Los que tienen una idea extrema de la reforma pro salud están en peligro de preparar platos desabridos. Esto se ha hecho una y otra vez. La alimentación se ha hecho tan insípida como para que el estómago la rechace. El alimento que se da a los enfermos debe ser variado. A ellos no se les debe servir los mismos platos una y otra vez...

Es esencial una alimentación nutritiva y sabrosa

Dios exige a aquellos por quienes Cristo murió que se cuiden debidamente y den un ejemplo adecuado a los demás. Hermano mío, usted no debe basarse en el régimen alimentario para hacer de él una prueba para el pueblo de Dios. La gente deja de confiar en las enseñanzas que se explican con exageración. El Señor desea que su pueblo sea sano en todo punto de la reforma pro salud, pero no debemos ir a los extremos...

La razón de la mala salud del doctor _____ es un sobregiro en su banco de salud agravado por el descuido de no reponer la cantidad retirada por medio de una alimentación saludable, nutritiva y sabrosa. Hermano mío, dedique toda su vida a Aquel que fue crucificado por usted, pero no se ate a una dieta escasa; porque de esta forma representa negativamente la reforma pro salud.

Mientras trabajamos contra la glotonería y la intemperancia, debemos recordar los medios y los accesorios de la verdad del evangelio, que se recomiendan solos ante un juicio sano. Para hacer nuestra obra en líneas rectas y sencillas, debemos reconocer las condiciones a las cuales está sujeta la familia humana.

Sabiduría en la enseñanza

Dios ha hecho provisión para los que viven en diferentes países del mundo. Los que desean ser colaboradores con Dios deben considerar con cuidado cómo pueden enseñar la reforma pro salud en la gran viña de Dios. Han de actuar con prudencia al especificar detalladamente qué alimento debe utilizarse y cuál no. El mensajero humano debe unirse con el agente divino para presentar el mensaje de misericordia a las multitudes que Dios desea salvar.

Debemos buscar un vínculo de unión con las masas. Si se les enseñara la reforma pro salud en su forma más extrema, se les haría un daño. Les solicitamos que abandonen la carne y el uso de té y café. Eso está bien...

Todo alimento de origen animal debe descartarse, pero las verduras deben prepararse en forma agradable, con un poco de leche, con crema o con algún equivalente. Los pobres dicen, cuando se les presenta la reforma pro salud: "¿Qué comeremos? No tenemos recursos con que comprar nueces". Al predicar el evangelio a los pobres, se me instruye a decirles que consuman los alimentos que son más nutritivos. No les puedo decir: "No debéis ingerir huevos, o leche, o crema. No podéis utilizar mantequilla en la preparación de vuestros alimentos". El evangelio debe predicarse a los pobres, y no ha llegado aún el tiempo para ordenar la dieta más estricta.

Llegará el tiempo cuando tendremos que prescindir de algunos de los artículos de la dieta que utilizamos ahora, tales como leche, crema y huevos; pero mi mensaje es que usted no debe adelantar el tiempo de angustia para usted mismo, y así afligirse con la muerte. Espere hasta que el Señor prepare las cosas en su camino.--Carta 37, 1901.

Luz comunicada en amor y compasión

Nuestro misericordioso Padre celestial ve la deplorable condición de los hombres que, a sabiendas o por ignorancia, viven en violación de las leyes que él ha establecido. Y en amor y compasión a la raza humana, hace que la luz brille por medio de la reforma pro salud. Él publica su ley y la penalidad que acompañará su transgresión, para que todos entienden y cuiden vivir en armonía con las leyes naturales. Él proclama su ley en forma tan clara y la hace tan prominente que es como una ciudad fundada sobre un monte. Todos los seres racionales pueden comprenderla si lo desean. Los idiotas no serán responsables. El trabajo que acompaña al mensaje del tercer ángel, para preparar un pueblo de la venida del Señor, consiste en hacer clara la ley natural y exhortar a que se la obedezca.--Testimonies for the Church 3:161.

Para estudio adicional

La alimentación y la salud: Consejos sobre la salud, 106-158; Testimonios para la Iglesia 2:58, 324-326, 329-331, 334-335, 367-370, 532-534; Testimonies for the Church 3:171, 172, 485-489; Testimonios para la Iglesia 9:123-133; El Ministerio de Curación, 227-258; La Educación, 183-187.

La relación de los hábitos de la salud con el carácter: Consejos sobre la salud, 43-48; Testimonios para la Iglesia 2:317-322; Consejos sobre la salud, 63-69, 106-120; El Ministerio de Curación, 91-92; Testimonies for the Church 1:487, 488, 618, 619; Testimonios para la Iglesia 2:360-361; Testimonies for the Church 3:162, 163; Testimonios para la Iglesia 7:208, 244-246; Obreros Evangélicos, 241, 255; Fundamentals of Christian Education, 143, 144, 147.

Se necesita una reforma: Consejos sobre la salud, 577-581.

Resultados de la complacencia del apetito: Testimonies for the Church 3:164, 165.

Una alimentación sencilla: Consejos sobre la salud, 42; Testimonios para la Iglesia 2:315-316.

La sencillez de la dieta fue una razón para el éxito de Daniel: Testimonies for the Church 4:515, 516.

La dieta para los jóvenes: Testimonios para la Iglesia 2:326-327; Fundamentals of Christian Education, 20, 143, 150.

Una dieta empobrecida: Consejos sobre la salud, 148-150; Testimonios para la Iglesia 2:327-329; Testimonios para la Iglesia 2:230; Obreros Evangélicos, 255.

La dieta líquida no es la mejor: Fundamentals of Christian Education, 226, 227; Testimonies for the Church 3:74.

Los extremos en el régimen alimentario: Consejos sobre la salud, 150-154; Testimonies for the Church 1:205; Testimonios para la Iglesia 2:476-477.

La cocina saludable, y las escuelas de cocina: Consejos sobre la salud, 133; Testimonios para la Iglesia 9:129; Consejos sobre la salud, 141-145; Testimonies for the Church 1:681-687; Testimonios para la Iglesia 2:330, 333; Consejos sobre la salud, 440, 447-448, 448-450; Testimonios para la Iglesia 2:476; Testimonios para la Iglesia 7:110-112; Testimonios para la Iglesia 9:91, 92.