El Ministerio Médico

Capítulo 18

La extensión de la obra

Colaboradores con Cristo

La persona que cree en Jesucristo como su Salvador personal debe ser un obrero colaborador suyo, ligado a su corazón de amor infinito, trabajando con él en acciones de abnegación y benevolencia. Aquel a quien Cristo ha revelado su gracia perdonadora practicará las obras de Cristo, manteniéndose unido a él. Dios llama a aquellos por quienes ha hecho un sacrificio infinito, para que tomen su posición como colaboradores suyos y promuevan el avance de la acción misericordiosa de su divina benevolencia.

Cristo se ha separado de la tierra, pero sus seguidores todavía quedan en el mundo. Su iglesia, constituida por los que le aman, debe ser en palabra y acción, en su amor desinteresado y benevolencia, una representación del amor de Cristo. Al practicar la abnegación y llevar la cruz han de ser el medio para implantar el principio del amor en el corazón de aquellos que no están relacionados con el Salvador por un conocimiento experimental.

El propósito de las iglesias

Sobre todos los que creen, Dios ha colocado la responsabilidad de levantar iglesias con el expreso propósito de educar a hombres y mujeres para que utilicen en beneficio del mundo las aptitudes que les ha concedido y empleen para su gloria los medios que les ha confiado. Él ha hecho a los seres humanos sus mayordomos. Ellos deben utilizar los medios que poseen, alegre y generosamente, para el avance de la justicia y la verdad. Los talentos que les ha confiado deben emplearlos en establecer la obra de Dios y en ampliar su reino.

Ministros como misioneros médicos

Nuestras iglesias, grandes y pequeñas, no deben ser tratadas en tal forma que dependan plenamente de una ayuda ministerial. Los miembros deben estar tan establecidos en la fe, que tengan un conocimiento inteligente de la obra médica misionera. Deben seguir el ejemplo de Cristo, ministrando a los que les rodean. Deben cumplir fielmente los votos hechos en su bautismo, de que practicarían las lecciones enseñadas en la vida de Cristo. Mediante la santificación de la verdad como es en Jesús deben plantar en los corazones los principios vivos de la fe salvadora. Han de trabajar unidos para mantener vivos en la iglesia los principios de abnegación y sacrificio propio que Cristo, con su divinidad vestida de humanidad, siguió en su obra médica misionera. Es la comunicación del amor y la bondad de Cristo lo que imprime su eficiencia a las actividades misioneras.

Un ejército de obreros

El Señor Jesús desea que los miembros de su iglesia sean un ejército de obreros, que trabajen para él según sus diversas aptitudes y al hacerlo demuestren los principios de la abnegación y el sacrificio propio. Que preserven así ese amor por Dios que los separó del mundo y que los unirá, apartándolos de las confederaciones separadas y de los partidos distantes. La obra debe ser grandiosa; un todo armonioso en Cristo Jesús. La fe que obra por amor y purifica el alma es la agencia santa elevadora y santificadora que debe suavizar y subyugar la discordante naturaleza humana. El amor de Cristo debe constreñir a los creyentes, haciéndolos unirse en una acción armoniosa en la cruz del Calvario. Al vivir los principios que los separaron del mundo, se unirán entre ellos por los sagrados lazos del amor cristiano.

Haced las obras de Cristo

Con gracia en el corazón los creyentes deben hacer las obras de Cristo, colocándose de su lado con alma, cuerpo y espíritu, como su mano humana, al compartir su amor con los que están fuera del redil. Los creyentes deben unirse en una comunidad cristiana, considerándose entre ellos como hermanos y hermanas en el Señor. Deben amarse mutuamente como Cristo los amó. Deben ser luces para Dios, que brillen en la iglesia y en el mundo, recibiendo gracia tras gracia al impartirla a los demás. De este modo son guardados constantemente en cercanía espiritual a Dios. Reflejan la imagen de Cristo.

El amor santificado es amplio, se difunde y no puede ser restringido por el hogar o la iglesia. Este amor quiere salvar a las almas que perecen. Cada corazón que ha sentido el amor del Salvador que perdona el pecado, halla afinidad con todo otro corazón cristiano. Los verdaderos creyentes se unirán entre ellos para trabajar por las almas que están a punto de perecer. Que ninguno de nuestros ministros gaste tiempo y energía trabajando por los que conocen la verdad. En lugar de ello, que busquen a los que están fuera del redil, y se animen mutuamente en una actividad sincera, de esfuerzos bien definidos y santificados, para salvar a las pobres almas que están pereciendo en sus pecados.

Una iglesia viva

Cuando nuestras iglesias cumplan el deber que pesa sobre ellas, serán agencias vivas y activas para el Maestro. La manifestación del amor cristiano llenará el alma con un fervor profundo y más ferviente para trabajar en favor de Aquel que dio su vida para salvar al mundo. Siendo buenos y haciendo el bien los seguidores de Cristo expulsan el egoísmo del alma. A ellos, el sacrificio más costoso les parece demasiado barato para ofrendarlo. Ven una gran viña en la cual trabajar, y comprenden que deben prepararse por la gracia divina para laborar en forma paciente y dedicada, a tiempo y fuera de tiempo, en una esfera que no conoce límites. Obtienen victoria tras victoria, creciendo en experiencia y eficiencia, extendiendo en todas partes sus esfuerzos fervorosos por ganar almas para Cristo. Utilizan su experiencia creciente para lograr el máximo bien; tienen el corazón derretido por el amor de Cristo.

Oportunidades

Todos pueden trabajar en favor de los que están fuera del arca de la seguridad. Cuando los miembros de la iglesia se dedique al servicio de Dios y decidan hacer obra misionera, cuando acepten el trabajo desinteresadamente porque aman las almas por las que Cristo murió y desean unirse con el gran Médico Misionero, el Señor vendrá muy cerca de ellos para instruirlos. La vida está llena de oportunidades para los misioneros prácticos. Todo hombre, mujer y niño puede sembrar cada día semillas de palabras afables y acciones generosas.

Mil corrientes

Veremos que la obra médica misionera se extenderá y profundizará en cada etapa de su progreso, porque se le unirán cientos y miles de corrientes, hasta que abarque toda la tierra como las aguas cubren el mar. Nuestros ministros desagradan a Dios por sus débiles esfuerzos para hacer que las verdades de su Palabra brillen ante el mundo. Nada fortalece tanto a las iglesias como ver que la obra progresa en otras partes de la viña. Cuando los ministros comprendan la gran bendición que se deriva de trabajar por los que no conocen la verdad, dejarán las iglesias luego de impresionarlas con la importancia de idear planes y métodos para que puedan hacer dentro de sus límites la misma clase de obra que los ministros del evangelio hacen en alejadas regiones.

El trabajo de la vida es una escuela

El mundo no es un campo de croquet, en el cual nos divirtamos; es una escuela donde debemos estudiar dedicada y cabalmente las lecciones que se dan en la Palabra de Dios. Allí se aprende a recibir y a impartir. Allí se aprende a buscar las almas por los caminos y vallados de la vida. ¡Cuán fervientemente se toma parte en los juegos de este mundo! Si los que se dedican a ellos se esforzaran tan entusiastamente por la corona de la vida que es imperecedera, ¡qué victorias obtendrían! ¡Se convertirían en médicos misioneros y verían cuánto bien podrían hacer para aliviar a la humanidad doliente. ¡Qué bendición serían! Lo que necesitamos es una educación práctica. ¡Ministros y pueblo, practicad las lecciones que Cristo ha dado en su Palabra, y llegaréis a ser como Cristo en carácter!--Manuscrito 32, 1901.

La verdad debe presentarse en muchas formas

La iglesia de Cristo depende de él para su misma existencia. Sólo mediante él puede ella ganar vida y fortaleza continuas. Los miembros deben vivir constantemente en la relación más íntima y vital con el Salvador. Deben seguir en sus pasos de abnegación y sacrificio. Deben ir a los caminos y vallados de la vida para ganar almas para él, utilizando todo medio posible para hacer que la verdad aparezca en su carácter real ante el mundo.

La verdad debe presentarse en diversas formas. Algunos de posiciones elevadas la aceptarán si se les enseña en figuras y parábolas. Mientras los hombres se esfuerzan para explicar la verdad claramente de modo que produzca convicción en los oyentes, el Señor está presente como prometió hacerlo. Al salir en su misión, enseñando todas las cosas que Cristo les ha mandado, la promesa se cumplirá: "He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo". Los que son honestos de corazón verán la importancia de la verdad para este tiempo, y tomarán su lugar en las filas de los que guardan y enseñan los mandamientos.--Carta 223, 1905.

Cómo revelar a Cristo

Hay una gran obra que debe hacerse. ¿Cómo revelaremos a Cristo? No conozco un método mejor... que emplear la obra médica misionera en conexión con el ministerio. Doquiera vayáis, allí empezad a trabajar. Interesaos en los que os rodean y tienen necesidad de ayuda y luz. Podéis deteneros y predicar aquí a los que conocen la verdad; podéis predicarles sermón tras sermón, pero ellos no los apreciarán. ¿Por qué? Porque están inactivos. Todo el que pueda salir y trabajar debe traer piedras para el fundamento, no heno, madera u hojarasca; sino oro, plata y piedras preciosas.--General Conference Bulletin, 1901, extra No. 18.

Un elemento nuevo

Un elemento nuevo necesita ser introducido en la obra. El pueblo de Dios debe recibir la amonestación y trabajar por las almas justo donde están, pues la gente no comprende su gran necesidad y peligro. Cristo buscó a la gente donde estaba, y colocó delante de ellos las grandes verdades en relación con su reino. Al ir de lugar en lugar, él bendecía y alentaba a los dolientes y sanaba a los enfermos. Esta es nuestra obra. Dios desea que aliviemos las necesidades de los destituidos. La razón por la que el Señor no manifiesta su poder en forma más clara es porque hay poca espiritualidad entre los que dicen creer la verdad.--Carta 42, 1898.

Oportunidades para todos

"Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían".

Las palabras dichas a los discípulos se nos dirigen también a nosotros. Ninguno necesita pensar que el día de trabajo como el de los apóstoles está en el pasado. Los hombres y las mujeres pueden trabajar hoy como Cristo nos ha dado ejemplo. A todos vendrán oportunidades para ministrar a las almas enfermas de pecado y a los que necesitan curación física. La curación física es una ciencia de origen celestial, ligada con la comisión evangélica.--Manuscrito 16, 1904.

Reavivará las iglesias

Tomad a los jóvenes y las señoritas de las iglesias para que trabajen. Combinad la obra médica misionera con la proclamación del mensaje del tercer ángel. Haced esfuerzos regulares y organizados para sacar a los miembros de iglesia de la inercia en la cual han estado por años. Enviad a las iglesias a obreros que vivan los principios de la reforma pro salud. Que se envíe a quienes puedan ver la necesidad de autocontrol sobre el apetito; de lo contrario, se convertirán en una trampa para la iglesia. Ved si el aliento de vida no vendrá entonces a nuestras iglesias.--Testimonies for the Church 6:267.

Sed misioneros prácticos

En todo lugar hay enfermos, y los que salen como misioneros para Cristo deben ser verdaderos reformadores de la salud, preparados para dar a los enfermos los tratamientos sencillos que los alivien, y luego orar con ellos. De esta forma abrirán la puerta para la entrada de la verdad. A la realización de esta labor seguirán buenos resultados. Nuestras familias guardadoras del sábado deben mantener la mente llena con los principios útiles de la reforma pro salud y de otros aspectos de la verdad, para que puedan ser una ayuda para sus vecinos. Sed misioneros prácticos. Reunid todo el conocimiento posible que os ayude a combatir la enfermedad. Esto lo podrán hacer los que sean estudiantes diligentes.

Aunque pocos pueden recibir preparación profesional en nuestras instituciones médicas, todos pueden estudiar nuestras publicaciones de salud y hacerse inteligentes en este tema importante.--Manuscrito 19, 1911.

Trabajo para niños y jóvenes

El Señor ha designado a los jóvenes para que sean su mano ayudadora. Si en toda iglesia ellos se consagraran a él, si practicaran abnegación en el hogar, aliviando los cuidados de su madre agobiada por las inquietudes, la madre hallaría tiempo para hacer algunas visitas en el vecindario, y cuando se ofreciera la oportunidad, ellos mismos podrían ayudarla haciendo algunas sencillas obras de misericordia y amor. A muchos hogares podrían llegar libros y publicaciones que traten sobre el tema de la salud y la temperancia. La circulación de estas publicaciones es un asunto importante; de esta manera se puede impartir valioso conocimiento referente al tratamiento de las enfermedades: conocimiento que sería una gran bendición para los que no tienen medios con qué pagar la visita a un médico.--Testimonios para la Iglesia 7:65, 66.

En el tiempo de la persecución

A medida que la agresión religiosa destruya las libertades de nuestra nación, los que se mantengan de parte de la libertad de conciencia serán colocados en una posición desfavorable. Por su propio beneficio, debieran actuar con inteligencia mientras todavía tienen oportunidad y aprender acerca de las causas, la prevención y el tratamiento de las enfermedades. Al hacerlo, encontrarán un campo de labor en todas partes. Habrá muchas personas enfermas que necesitarán ayuda, no solamente entre los que son de nuestra propia fe, sino mayormente entre los que no conocen la verdad. La brevedad del tiempo demanda una energía que aún no se ha despertado entre los que aseguran conocer la verdad presente.--Consejos sobre la salud, 506.

Llamamientos de campos poco promisorios

La instrucción que el Señor me ha dado es que no se debe evitar un campo de servicio porque tenga elementos objetables. Este mundo fue endurecido y estropeado por la maldición, pero aun así Cristo vino a él. Él, el Hijo del Dios altísimo, se hizo carne, y habitó entre nosotros. Alegremente dejó su exaltada posición para tomar su lugar a la cabeza de la raza caída; haciéndose pobre, para que mediante su pobreza nosotros fuéramos enriquecidos.--An Appeal for the Medical Missionary College, 11, 12.

Esfuerzo de sostén propio

El clamor macedónico viene de todas partes. ¿Irán los hombres a las "líneas comunes" en busca de oportunidad para trabajar, o saldrán a laborar como mejor puedan, dependiendo de sus propias habilidades y la ayuda del Señor, empezando en forma humilde a despertar interés por la verdad en lugares donde no se ha hecho nada para dar el mensaje de amonestación?

El Señor ha alentado a los que han empezado bajo su propia iniciativa a trabajar para él con el corazón lleno de amor por las almas que perecían. Un verdadero espíritu misionero se impartirá a los que procuren sinceramente conocer a Dios y a Jesucristo, a quien él ha enviado. El Señor vive y reina. Jóvenes, salid a los lugares a donde seáis dirigidos por el Espíritu del Señor. Trabajad para ser obreros de sostén propio; y al tener oportunidad, proclamad el mensaje de amonestación.--Carta 60, 1901.

Misiones médicas en cada ciudad

La intemperancia ha llenado nuestro mundo, y se debieran establecer misiones médicas en cada ciudad. Con esto no quiero decir que se deben fundar instituciones costosas, que requieran gran desembolso de recursos. Estas misiones deben dirigirse en tal forma que no produzcan agotamiento en la causa; y la labor de ellas es preparar el camino para la verdad presente. La obra médica misionera debe tener su representación en todo lugar en conexión con el establecimiento de nuestras iglesias. El alivio del sufrimiento físico abre el camino para la curación del alma enferma de pecado.--Manuscrito 88, 1902.

Ventajas de las escuelas pequeñas

El Señor está abriendo ciertamente el camino para que, como pueblo, dividamos y subdividamos los grupos que han estado creciendo mucho para trabajar juntos y obtener mayores ventajas. Y esta división debe hacerse, no solamente para que los estudiantes tengan mayores ventajas, sino para que los maestros puedan beneficiarse, y conservar la vida y la salud. Establecer otra escuela sería mejor que agrandar aún más la escuela de _____. Que otra localidad reciba el beneficio de una de nuestras instituciones educativas. Conseguid para ella el mejor talento, y resguardadla contra los peligros de una escuela superpoblada.--Carta 253, 1908.

Muchas escuelas de preparación profesional

Que se obtengan fuerzas de trabajo para preparar nuevos terrenos donde fundar nuevos centros de influencia, doquiera se presente una oportunidad. Que se reúnan los obreros que poseen verdadero celo misionero, que salgan a difundir la luz y el conocimiento cerca y lejos. Que tomen los principios vivos de la reforma pro salud y los lleven a las comunidades que en gran medida ignoran estos principios...

Después de un tiempo, a medida que avanza la obra, se establecerán escuelas en muchas ciudades, donde se prepare rápidamente a obreros para el servicio. Los estudiantes y sus maestros pueden salir con nuestras publicaciones, y esparcir la verdad por medio de la página impresa. Se pueden obtener lugares deseables donde tener reuniones y a los cuales invitar al pueblo a reunirse. Que quienes están capacitados para la obra, jóvenes y de mediana edad, hagan su parte en forma desinteresada y generosa al trabajar en los campos que están listos para la siega en los cuales aún no se ha trabajado.--Manuscrito 11, 1908.

Sanatorios junto a escuelas grandes

En todo lugar donde se establezcan escuelas debemos estudiar qué industrias, que provean empleo a los estudiantes, se pueden empezar. Deben establecerse pequeños sanatorios en conexión con nuestras escuelas grandes, para que los estudiantes tengan oportunidad de obtener un conocimiento de la obra médica misionera. Se debe introducir esta rama de trabajo en nuestras escuelas como parte de la instrucción regular.--Carta 25, 1902.

Muchos sanatorios pequeños

Para que las almas sedientas puedan ser inducidas a las aguas vivas, rogamos que haya sanatorios, no costosos ni gigantes, sino instituciones sosegadas en lugares agradables.

Nunca, nunca construyáis gigantescas instituciones. Que estas instituciones sean pequeñas, y que haya más de ellas para que se realice la obra de ganar almas para Cristo. A menudo puede ser necesario empezar la obra del sanatorio en la ciudad, pero nunca construyáis un sanatorio en una ciudad. Arrendad un edificio, y continuad buscando un lugar adecuado fuera de la ciudad. Los enfermos deben ser alcanzados, no por construcciones masivas, sino por el establecimiento de muchos sanatorios pequeños, los cuales deben ser como luces que brillen en lugares oscuros. Los que se dedican a esta obra deben reflejar la luz del rostro de Cristo. Han de ser como sal que no ha perdido su sabor. Mediante la obra del sanatorio, efectuada de una forma adecuada, la influencia de la religión pura y verdadera se extenderá a muchas almas.

De nuestros sanatorios deben salir obreros bien preparados para ir a lugares donde nunca se haya proclamado la verdad, y hacer obra misionera para el Maestro.--Carta 17, 1905.

Oportunidades de comprar propiedades para sanatorios

Acabo de leer de nuevo su carta del 25 de abril de 1905, y trataré de escribirle algo como respuesta. No podré escribirle una carta larga, porque el correo sale hoy a mediodía.

Quiero decirle que no veo objeción en conseguir los edificios mencionados. La luz que se me ha dado es que los edificios que se adapten para nuestra obra se nos ofrecerán a precios muy por debajo del costo, lo cual nos permite comprarlos. Esto ocurrió al establecer la obra del sanatorio en el sur de California, y será el caso en otros países. Deben aprovecharse estas oportunidades para establecer y extender la obra evangélica médica misionera; el tiempo es corto y debemos sembrar las semillas de los principios de la reforma pro salud.

Cuando se presente una oportunidad para comprar edificios a un precio bajo en los cuales se pueda hacer avanzar nuestra obra, aprovechémosla. Si los líderes de la obra médica en _____ hubieran hecho esto, habría ahora muchas, muchas instituciones en las ciudades norteamericanas que no han sido aún iluminadas por la verdad acerca de la reforma pro salud. Por lo tanto, no prohibáis a los que deseen extender la obra médica misionera en alguna otra parte de Australia. Adelaide está a bastante distancia de Sidney. Un sanatorio allí no interferiría con la obra del Sanatorio de Wahroonga.

Debe haber sanatorios cerca de todas nuestras ciudades grandes. Debemos aprovechar las oportunidades para comprar edificios en ubicaciones favorables, para que se dé a conocer la norma de la verdad en muchos lugares.

Se me ha instruido que no debemos retrasarnos en la obra que necesita realizarse en las ramas de la reforma pro salud. Mediante esta obra, debemos alcanzar a las almas en los caminos y vallados. Se me ha dado luz especial de que en nuestros sanatorios muchas almas recibirán y obedecerán la verdad presente. En estas instituciones cada paciente, hombre o mujer debe recibir instrucción para que sepa cuidar su propio cuerpo, y a la vez se establezca en la fe. Se debe enseñar a los pacientes qué significa comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios. Cristo dijo: "Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida".

Sanatorios para educar

Nuestros sanatorios deben ser escuelas en las cuales se dé instrucción en las ramas misioneras y médicas. Deben atraer a las almas enfermas del pecado a fin de que sean ellas las hojas del árbol de la vida, que restauran la paz, la esperanza y la fe en Cristo Jesús. No estorbéis a los que tengan el deseo de extender esta obra. Permitid que la luz brille. Toda obra en favor de la salud, que sea digna, despertará interés en la reforma pro salud. No la prohibáis. El Señor desea que se aproveche toda oportunidad para extender la obra...

En toda ciudad grande debiera existir una representación de la verdadera obra médica misionera. Los principios de la reforma pro salud deben darse en líneas claras, en publicaciones de salud y en conferencias a los pacientes de nuestros sanatorios. En toda ciudad hay hombres y mujeres que irían a un sanatorio si éste estuviera cerca, pero no irán a uno que esté lejos. Muchos que ahora parecen indiferentes, llegarán a sentir convicción y se convertirán. Considero este asunto desde un punto de vista seguro.

Que muchos pregunten ahora: "¿Señor, qué quieres que yo haga?" Es el propósito del Señor que su método de curar sin drogas se destaque en toda ciudad grande por medio de nuestras instituciones médicas. Dios viste con dignidad santa a los que salen en su poder para sanar a los enfermos. Que la luz brille lejos, y aún más lejos, en todo lugar donde sea posible obtener entrada. Satanás hará la labor tan difícil como le sea posible, pero el poder divino acompañará a los obreros sinceros de corazón. Guiados por la mano de nuestro Padre celestial, salgamos a mejorar toda oportunidad para extender la obra de Dios.

Tendremos que trabajar bajo dificultades, pero que nuestro celo no desfallezca debido a ello. La Biblia no reconoce a un creyente holgazán, no importa cuán elevada sea su profesión.--Carta 203, 1905.

No como negocio especulativo

Durante los últimos meses, he estado excesivamente ocupada escribiendo la instrucción que se me ha dado como testigo y mensajera del Señor. A menudo, he escrito diez páginas antes que otros se hayan levantado en la mañana. Se me ha obligado a dar mensajes urgentes.

El Señor sabe todos los peligros que nos rodean en este tiempo. Conoce nuestras necesidades. El sabe la fortaleza que necesitamos para poder levantar la verdad en su carácter santo y elevado, y él suplirá nuestras necesidades. No debemos deprimirnos por ninguna clase de prueba que venga.

Quiero decirle que si Dios abre el camino a los hermanos en otras partes de Australia para que compren propiedades que puedan utilizarse en la obra del sanatorio--como el lugar que el hermano _____ me ha descrito en su carta--, no se lo prohibáis. No expreséis ni una palabra de reconvención. Hay muchas ciudades donde trabajar, y la obra médica misionera no debe circunscribirse a unos pocos centros.

Por un largo tiempo el sanatorio de Battle Creek fue la única institución médica manejada por nuestro pueblo. Pero por muchos años se nos ha revelado que los sanatorios deben establecerse cerca de toda ciudad grande. Deben fundarse sanatorios cerca de ciudades como Melbourne y Adelaide. Y cuando lleguen las oportunidades para establecer la obra aun en otros lugares, nunca debemos alargar la mano y decir: "No, Ud. no puede despertar interés en otros lugares, por temor a que merme nuestra clientela".

Si la obra del sanatorio es el medio por el cual debe abrirse el camino para la proclamación de la verdad, alentad y no desaniméis a los que tratan de hacerla progresar.

Se necesita fe

Quiera el Señor aumentar nuestra fe y ayudarnos a ver cómo desea él que nos familiaricemos con su ministerio de sanar y con la misericordia. Él desea que la luz de su gracia brille desde muchos lugares. Vivimos en los últimos días. Tiempos agitados están delante de nosotros. El Señor, que comprende las necesidades de cada situación, usa las ventajas que se ofrecen a los obreros en varios lugares, para capacitarlos a fin de que despierten más eficazmente la atención de la gente. Él sabe las necesidades y requerimientos del más débil de su rebaño, y envía su propio mensaje a los caminos y vallados. Él nos ama con un amor eterno...

La luz debe brillar

En nuestros sanatorios debe estimarse la verdad, no desterrarla ni ocultarla de la vista. La luz debe brillar en rayos claros y definidos. Estas instituciones son los medios del Señor para el reavivamiento de la moralidad pura y elevada. No las fundamos como negocio lucrativo, sino para ayudar a hombres y mujeres a seguir los hábitos correctos de vida.

Cristo, el gran Médico Misionero, ya no está con nosotros en persona en este mundo. Pero no ha dejado al mundo en tinieblas. A sus súbditos ha dado esta comisión: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura", "enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo". Los grandes temas de la verdad bíblica han de entrar en el corazón mismo de la sociedad, para reformar y convertir a hombres y mujeres, y hacerles ver la gran necesidad de prepararse para obtener las mansiones que Cristo dijo a sus discípulos que prepararía para los que le amaran...

Una obra unida

Nuestra obra es conocer a Aquel que es el camino, la verdad y la vida. Debemos interesar a la gente en los temas concernientes a la salud del cuerpo, como en los que se relacionan con la salud del alma. Los creyentes tienen un mensaje claro que llevar a fin de preparar el camino para el reino de Dios. La voluntad del Señor debe hacerse en la tierra. No tenemos ni un momento que perder en especulaciones ociosas. "Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas", es el mensaje que debemos proclamar. En medio de toda la confusión que ahora llena al mundo, debe darse un mensaje claro y decidido.

Algunos serán atraídos por una fase del evangelio y otros por otra. Nuestro Señor nos instruye a trabajar en tal forma que alcancemos a todas las clases sociales. El mensaje debe ir a todo el mundo. Nuestros sanatorios deben ayudar a completar el número del pueblo de Dios. No debemos establecer unas pocas instituciones gigantescas; pues de esta forma sería imposible dar a los pacientes los mensajes que traerían salud al alma. Deben establecerse sanatorios pequeños en muchos lugares.

Sed vigilantes

Satanás introducirá toda forma de error en un esfuerzo por apartar a las almas de la obra que debe realizarse en estos últimos días. Debe haber un despertar decidido, de acuerdo con la importancia de los temas que presentamos. La conversión de las almas debe ser ahora nuestro objetivo. Todos los medios para el avance de la causa de Dios deben colocarse en uso ahora, para que su voluntad pueda hacerse en la tierra como se hace en el cielo. No podemos atrevernos a ser irreligiosos o indiferentes ahora. Debemos aprovechar los medios que el Señor ha colocado en nuestras manos para hacer avanzar la obra médica misionera mediante este canal para que los paganos se conviertan. Las maravillosas curaciones que ocurren en nuestros sanatorios inducirán a las almas a considerar a Cristo como el gran Sanador del alma y del cuerpo.--Carta 233, 1905.

Actuad con sabiduría

Que quienes piensan fundar un sanatorio estén sujetos al molde y a la formación que les dé el Espíritu de Dios. Tales hombres no representarán equivocadamente a Cristo en su formación del carácter. Que todos los que estén en posiciones de confianza utilicen el aceite santo de la gracia en el espíritu, en palabra y en acción. Que hagan una obra cabal en purificar el templo del alma, para que tengan una comprensión de la obra que planean emprender y para que sean habilitados para sembrar las semillas de la verdad en muchos corazones. Entre manos, por un lado deben llevar el evangelio para el alivio de las almas cargadas de pecado; y por otro, los remedios para la cura del sufrimiento físico. De esta forma serán verdaderos médicos misioneros de Dios.--Manuscrito 41, 1902.

Ejecución de los planes de Dios

Se me instruye a decir a nuestro pueblo que será necesario que sus miembros den todo lo que puedan ahorrar de sus recursos para el establecimiento de sanatorios que realicen la obra que el Señor dice que debe hacerse. Estos sanatorios deben estar bajo la supervisión de hombres controlados por el Espíritu Santo, que lleven a cabo, no sus propios planes, sino los de Dios...

Debemos cooperar con el Señor Jesús en la gran obra de presentar la verdad para este tiempo a la gente del mundo. Necesitamos salud, necesitamos fortaleza; necesitamos una fe pura y genuina en el mensaje evangélico. Tenemos que estudiar el libro de Apocalipsis, especialmente los importantes mensajes que deben darse a nuestro mundo. ¿Cuándo, si no es ahora, deben darse estos mensajes?

Ahora y siempre debemos levantamos como un pueblo diferente y peculiar, libres de toda política mundanal, sin complicarnos en alianzas con los que no saben cómo discernir las demandas que Dios ha hecho tan claramente en su ley.--Carta 110, 1902.

Ayuda de los ricos

Tenemos muchos proyectos por desarrollar. Ya poseemos instituciones en varios lugares. En el sur de California tenemos tres sanatorios que han resultado una gran bendición para muchos. Mediante la providencia de Dios seguiremos poseyendo instituciones en varios lugares. Debemos extender nuestra influencia tanto como sea posible...

Hay hombres acaudalados, a quienes el Señor ha encomendado su dinero, y tenemos todo el derecho de solicitarles que nos ayuden en nuestra obra misionera. Tenemos una obra que llevar a cabo en todas partes del mundo, y debe haber recursos. ¿No vendrán algunos de estos hombres adinerados en nuestra ayuda? El pasaje de las Escrituras que hemos leído nos alienta a creer que lo harán. Algunos considerarían esto un privilegio.--Manuscrito 113, 1908.

Se deben presentar nuestras necesidades

Tenemos una obra especial que hacer en favor de los que ocupan altas posiciones de confianza. El Señor llama a las personas a quienes ha confiado sus bienes para que utilicen en su servicio sus talentos de inteligencia y de recursos. Algunos recibirán impresiones de parte del Espíritu Santo para que inviertan sus recursos en la causa de modo que ésta avance. Así cumplirán el propósito del Señor al ayudar a crear centros de influencia en nuestras ciudades grandes. Nuestros obreros deben presentar delante de estos hombres una lista clara de nuestras necesidades. Que ellos sepan lo que necesitamos con el fin de ayudar al pobre y al menesteroso, y establecer la obra sobre una base firme.--Manuscrito 79, 1900.

Instalaciones en campos extranjeros

Cuando los que están a cargo de la obra médica misionera comprendan que se deben establecer centros en muchos lugares, la obra de Dios se hará aun en los campos más difíciles. Cuando los hombres vean que es necesario establecer la obra médica misionera en América del Norte, ¿no pueden ver que se necesita la misma obra en otros campos, donde no hay nada que represente a la obra?

Enviar misioneros al extranjero para hacer obra misionera sin medios y recursos, es como requerir que se hagan ladrillos sin paja.

Que los siervos de Dios actúen con prudencia, y recuerden que la obra en toda parte del mundo debe ayudar a la obra en toda otra parte del mundo. "No seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor"...

A los obreros de nuevos lugares donde no haya ni un creyente en la verdad presente se les debe dotar con recursos para ayudar a los necesitados. Ellos encuentran a muchos enfermos en necesidad de ayuda. Al aliviar sus necesidades temporales, se les abre la puerta para hablar del Salvador y de su preciosa verdad. Estos obreros deben recibir medios para preparar el camino del Señor y enderezar calzada en el desierto para nuestro Dios. Que nuestras casas publicadoras ayuden donando libros y publicaciones y que nuestros sanatorios provean equipo para el cuidado de los enfermos...

A los que van a nuevos campos para utilizar el arado que rompe terreno nuevo para la siembra de las semillas de la verdad se les debe animar, orar con ellos y sustentar. Es el deseo del Señor que todo obrero enviado a nuevos campos sea dotado con recursos y medios para que realice su labor en forma exitosa. Esos obreros deben recibir ayuda y aliento de parte de los que están en el campo central, para que tengan fuerzas para vencer las dificultades que puedan encontrar en su obra.--Carta 92, 1902.

Instituciones de salud en muchos países

Dios ha calificado a su pueblo para que ilumine el mundo. Él les ha confiado las facultades mediante las cuales deben extender la obra celestial hasta que ésta circunde el globo. En todas partes de la tierra deberán establecer sanatorios, escuelas, casas editoras e instalaciones afines para el cumplimiento de su obra.

El mensaje final del evangelio debe llevarse "a toda nación, tribu, lengua y pueblo". En muchos países extranjeros todavía hay que establecer y llevar a cabo muchas empresas para el progreso de este mensaje. La apertura de restaurantes saludables y salas de tratamiento, como la instalación de sanatorios para la atención de los enfermos y dolientes, es tanto una necesidad en Europa como en América. En muchos países hay que organizar misiones médicas para que actúen como manos ayudadoras de Dios en la ministración de los afligidos.

Cristo coopera con los que se dedican a la obra médica misionera. Los hombres y mujeres que, desprovistos de egoísmo, hacen lo que pueden para establecer sanatorios y lugares de tratamiento en muchos países serán ricamente recompensados. Los que visitan estas instituciones recibirán beneficio físico, mental y espiritual: los fatigados renovarán sus fuerzas, los enfermos serán restaurados a la salud y los afligidos por el pecado serán aliviados. En países muy lejanos, se escucharán palabras de agradecimiento y melodías procedentes de quienes han sido apartados del servicio al pecado y traídos al de la justicia por medio de estos instrumentos. Mediante sus cantos de agradecida alabanza se dará un testimonio que ganará a otros a la fidelidad y a la comunión con Cristo.--Consejos sobre la salud, 212.

Avanzad

Cuando pienso en la historia de nuestra obra en los últimos diez años, sólo puedo decir: Ved lo que el Señor ha hecho. Él ha estado obrando misericordiosamente para difundir luz en la senda de su pueblo. A pesar de los obstáculos que se han enfrentado en la obra, no tenemos por qué entristecernos, excepto al ver el fracaso de parte del pueblo de Dios para seguir a su Líder paso a paso...

El trabajo en las ciudades es esencial para este tiempo, y ahora debemos empréndelo con fe. Cuando las ciudades se trabajen como Dios desea, el resultado será la puesta en operación de un poderoso movimiento como nunca hemos contemplado. Quiera el Señor otorgar sabiduría a nuestros feligreses para que sepan cómo adelantar la obra en armonía con su voluntad. Con poderosa fortaleza el clamor debe resonar en nuestros grandes centros de población: "¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!"

Todo medio debe ponerse en actividad

El ministro ordenado solo no es suficiente para dar el mensaje de amonestación al mundo. Dios llama no solamente a ministros, sino también a médicos, enfermeras, col-portores, obreros bíblicos y otros laicos consagrados de diversos talentos que tengan un conocimiento de la verdad presente para que consideren las necesidades de las ciudades no amonestadas. Debiera haber cien obreros activamente comprometidos en la obra misionera personal donde ahora hay sólo uno. El tiempo pasa rápidamente. Hay mucha obra que hacer antes que la oposición satánica cierre el camino. Todo medio debe ser puesto en actividad para que las oportunidades presentes se utilicen sabiamente.

El Señor llama a hombres y mujeres que tengan la luz de la verdad para este tiempo para que se dediquen a la obra misionera genuina y personal. Especialmente los miembros de iglesia que viven en la ciudad deben ejercitar, en toda humildad, los talentos que Dios les ha dado para trabajar por los que están dispuestos a escuchar el mensaje que debe llegar al mundo en este tiempo. Grandes bendiciones esperan a los que se rindan plenamente al llamamiento de Dios.

Al emprender la tarea de ganar almas para Jesús, tales obreros hallarán que muchos a quienes nunca podrían alcanzar de otra forma responderán al esfuerzo personal inteligente.

Una iglesia activa es una iglesia viva. Miembros de iglesia, permitid que la luz brille. Que vuestra voz se escuche en oración humilde, en testimonios en contra de la intemperancia, de la locura y de las diversiones de este mundo, y en la proclamación de la verdad para este tiempo. Vuestra voz, vuestra influencia, vuestro tiempo: todos son dones de Dios, y deben utilizarse en ganar almas para Cristo. Visitad a vuestros vecinos, mostrad interés en la salvación de sus almas. Despertad y poned en acción toda energía espiritual. Decid a los que visitáis que el fin de todas las cosas está cerca. El Señor Jesucristo abrirá las puertas de su corazón y hará impresiones duraderas en su mente.

Esforzaos por despertar a hombres y mujeres de su insensibilidad espiritual. Contadles cómo hallasteis a Jesús, y cuán bendecidos habéis sido desde que obtuvisteis una experiencia en su servicio. Decidles qué bendición habéis obtenido al haberos sentado a los pies de Jesús y haber aprendido preciosas lecciones de su Palabra. Expresadles la felicidad y el gozo que se halla en la vida cristiana. Vuestras palabras ardientes y sinceras los convencerán de que habéis hallado la perla de gran precio. Que vuestras palabras de aliento y de valor muestren que con certeza habéis encontrado la educación superior. Esta es la obra misionera genuina, y mientras se haga, muchos despertarán como de un sueño.

Escuchad la voz de Jesús que ha venido resonando siempre, dirigiéndose a los profesos cristianos que están inactivos en la plaza: "¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados?... Id también vosotros a la viña". Trabajad mientras dure el día; pues la noche viene en la cual nadie puede obrar...

Un tiempo de interés abrumador

Pronto la lucha entre las naciones se desencadenará con una intensidad que ahora no anticipamos. El tiempo presente es de interés abrumador para todos los vivos. Los gobernantes y dirigentes, los que ocupan posiciones de confianza y autoridad, hombres y mujeres inteligentes de todas las clases sociales, tienen su atención fija en los acontecimientos que ocurren a nuestro alrededor. Ellos contemplan las relaciones tensas y agitadas que existen entre las naciones. Observan la intensidad que se está apoderando de todo elemento terrenal, y comprenden que algo grande y decisivo está por ocurrir; que el mundo está en el umbral de una crisis estupenda.

Dios misericordiosamente nos ha otorgado un momento de tregua. Todo poder que el cielo nos ha prestado debe utilizarse ahora trabajando por los que perecen en la ignorancia. No debe haber demora. La verdad debe proclamarse en los lugares tenebrosos de la tierra. Los obstáculos deben enfrentarse y superarse. Una gran obra debe hacerse, y esta obra les ha sido encomendada a los que conocen la verdad para este tiempo.

Como lámpara encendida

Se me instruye a expresar a nuestro pueblo palabras que le darán ánimo para hacer diligentemente la obra que le vendrá en su día de oportunidad. Se me instruye a exaltar la necesidad de una consagración personal, y la santificación de todo el ser a Dios. Que cada uno inquiera: ¿Señor, qué quieres que haga para que la vigilancia de Cristo se vea en mi vida, para que yo pueda seguir su ejemplo, para que pueda hablar palabras sinceras, que ayuden a las almas que están en tinieblas? ¡Oh, cuánto deseo ver a los miembros de la iglesia haciendo sus maravillosos vestidos, preparados para salir a encontrar al esposo! Muchos están esperando para sentarse a la fiesta de bodas del Cordero, sin estar preparados para la venida del Rey. Son como ciegos: no parecen discernir su peligro.

El Señor os llama, oh, iglesia que ha sido bendecida con la verdad, a dar el conocimiento de esta verdad a los que no la conocen. De un término del mundo hasta el otro debe proclamarse el mensaje de la pronta venida de Cristo. El mensaje del tercer ángel--el último mensaje de misericordia a un mundo que perece--es tan precioso, tan glorioso. Que la verdad se exalte como lámpara encendida. La iglesia de Dios debe dar a conocer misterios en los cuales se interesan los ángeles, y que los profetas, reyes y justos deseaban entender.

Una apelación a un mayor sacrificio

Es nuestro privilegio ver cómo la obra de Dios avanza en las ciudades. Cristo está esperando, esperando que se entre en nuevos lugares. ¿Quién se está preparando para esta obra? No diremos que estamos destituidos de obreros. Hay algunos obreros, y estamos gozosos por esto. Pero hay una obra mayor, mucho mayor que hacer en nuestras ciudades. Un sacrificio mucho mayor debe hacerse para que se lleve la Palabra de vida de lugar en lugar y de casa en casa.

Cada vez más hombres y mujeres están proclamando el mensaje evangélico. Agradecemos a Dios por esto. Pero necesitamos un despertar mayor. Nos hemos deslizado a la complacencia propia; no ejercemos al máximo las virtudes que Cristo ha prometido si las solicitamos con fe. Lo que recibimos de Cristo debemos darlo a otros. Tan seguramente como lo recibimos, debemos darlo. Ninguno de los que han recibido la gracia de Cristo puede guardarla para sí. Tan pronto como Cristo se convierte en una presencia viva en el corazón, no podremos permanecer en paz al ver a las almas que perecen en la ignorancia de la verdad. Haremos cualquier sacrificio para alcanzarlas; y ninguno de nosotros es tan pobre que no pueda hacer sacrificios diarios para Cristo.

La influencia de la tarea que estamos realizando se sentirá por la eternidad. Si obráramos en armonía unos con otros y todos con el cielo, Dios demostraría su poder en nuestro favor como lo hizo con los discípulos en el día del Pentecostés. Aquellos días de preparación, en los cuales los discípulos se alistaron por medio de la oración y la búsqueda de la unidad, los llevaron a una relación tan íntima con Dios que él pudo actuar en favor de ellos y por medio de ellos de una manera maravillosa. Hoy Dios desea lograr grandes cosas por medio de la fe y las obras de su pueblo creyente. Pero debemos mantenernos en una relación correcta con él para que cuando nos hable podamos escuchar su voz y comprenderla.

Que no entre la incredulidad, pues la obra de Dios debe ir de ciudad en ciudad; de país a país. Los planes de los enemigos de Dios pueden estar dispuestos para vencer su obra; pero tened fe que Jehová quitará toda obstrucción para el progreso de ésta. Hablad de fe, obrad con fe y avanzad por fe. Desaparecerán los obstáculos al apropiarnos de las promesas de Dios. Que el pueblo de Dios avance, y se fortalecerá su corazón.

¿Cuál es la promesa para los que viven en estos últimos días? "Volveos a la fortaleza, oh prisioneros de esperanza; hoy también os anunció que os restauraré el doble... Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía. Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante".--The Review and Herald, 17 de noviembre de 1910.

Para estudio adicional

A todo el mundo: Consejos sobre la salud, 212-217; Testimonios para la Iglesia 7:53-62.

No se comprende la amplitud de la obra médica misionera: Consejos sobre la salud, 509, 510; Testimonies for the Church 8:203, 204.

Una advertencia contra la centralización: Consejos sobre la salud, 220-224; Testimonios para la Iglesia 7:99-102; Testimonies for the Church 8:204, 205.

Los centros como Jerusalén deben ser esparcidos: Consejos sobre la salud, 296, 297.

Se necesitan centros en todas las ciudades: Consejos sobre la salud, 211.

La relación de las escuelas con los sanatorios: Consejos sobre la salud, 239-240, 298, 543; Testimonios para la Iglesia 9:143.

Un interés desinteresado por todas las partes del campo: Testimonies for the Church 8:170, 171.

Las instituciones prósperas deben ayudar a otras: Consejos sobre la salud, 217; Testimonios para la Iglesia 7:59, 60; Consejos sobre la salud, 305-308; Testimonies for the Church 8:136-144.

Muchos deben ser preparados rápidamente: Consejos sobre la salud, 391, 392, 394.

Los obreros de sostén propio: El Ministerio de Curación, 112-114, 380-382; Testimonios para la Iglesia 7:25, 26, 216, 242; Los Hechos de los Apóstoles, 15-16.

Debe darse su lugar al evangelio de la salud: Testimonies for the Church 6:327.