Debemos tener un ministerio convertido--La eficiencia y el poder del ministro verdaderamente convertido haría temblar a los hipócritas de Sión y atemorizaría a los pecadores. El estandarte de la verdad y la santidad está desapareciendo en el polvo. Si quienes tocan las notas solemnes de amonestación para este tiempo reconocieran su responsabilidad para con Dios, verían la necesidad de orar fervientemente. Cuando las ciudades eran silenciadas en el sueño de medianoche, cuando cada hombre habíase marchado a su propia casa, Cristo, nuestro ejemplo, se retiraba al Monte de los Olivos, y allí, entre las sombras de los árboles, pasaba la noche entera en oración. Aquel que no tuvo ninguna mancha de pecado,--fuente inagotable de toda bendición, cuya voz fue escuchada en la cuarta velada de la noche con bendición celestial por sus aterrorizados discípulos en el tormentoso mar; y cuyas palabras podían reclamar a los muertos de sus tumbas,--fue el que suplicó con gran clamor y lágrimas. Oró no sólo por sí mismo, sino por aquellos a quienes vino a salvar. Al llegar a ser el suplicante, buscando de las manos de su Padre nuevas fuerzas, y regresando renovado y revigorizado como el sustituto del hombre, se identificó a sí mismo con la humanidad sufriente, y le dio un ejemplo de la necesidad de orar.--Testimonies for the Church 4:528.
A menos que los ministros se conviertan diariamente, nunca podrán revelar la verdad como es en Jesús--No me es posible describir la impresión hecha en mi mente cuando me doy cuenta que muchos, aun entre los hermanos que enseñan la Palabra, no son convertidos diariamente. Cristo está listo a impartir sabiduría y gracia; pero los que tienen puestos importantes de responsabilidad no pueden guiar a otros por los caminos correctos a menos que sean convertidos diariamente. Si ellos confían en su propia supuesta sabiduría, conducirán mal a otros que miran hacia ellos creyendo que estos ministros entienden el sagrado ministerio que se les ha confiado. Aquellos que aceptan cargos de responsabilidad necesitan estar alertas, y mediante humilde oración ser santificados, refinados y purificados. A menos que sientan su verdadera condición, y a menos que lleguen a ser como Cristo, nunca podrán revelar la verdad como es en Cristo.--Carta 64, 1906 (PC 43).
Los Ministros que no son convertidos diariamente hacen cosas imprudentes y sin sabiduría--Algunos ministros que están conectados con responsabilidades sagradas han perdido toda comprensión de lo que significa velar por las almas como quienes deberán dar cuenta de ellas. Hacen cosas imprudentes, sin sabiduría. No tienen discernimiento para ver lo que sus movimientos poco sabios están haciendo, porque no están convertidos diariamente. Es triste perder la confianza en hombres en quienes debemos tenerla. Las preciosas almas por quienes Cristo murió no deben ser dejadas para ser el blanco de las asechanzas y tentaciones de Satanás.--Manuscript Releases 19:212.
No predique hasta no saber lo que realmente Cristo significa para Ud.--¿Tendrán cuidado mis hermanos de que ninguna gloria sea dada a los hombres? ¿Reconocerán que es Cristo quien realiza la obra en el corazón humano y no ellos mismos? ¿Rogarán mis hermanos ministros, solos en presencia de Dios, en oración secreta, que su presencia y poder los acompañe? No os atreváis a predicar un solo sermón más a menos que sepáis, por vuestra propia experiencia, lo que Cristo es para vosotros. Con corazones santificados por la fe en la justicia de Cristo, podéis predicar a Jesús, podéis exaltar al resucitado Salvador ante vuestros oyentes; con corazones subyugados y enternecidos por el amor de Jesús podéis decir: "He aquí el Corderos de Dios, que quita el pecado del mundo".--Testimonios para los Ministros, 154, 155.
Mientras más se asocie con el Maestro, mucho más se asemejará a él--Mientras más se asocie el ministro de Cristo con su Maestro, a través de la contemplación de su vida y carácter, mientras más cercano, más se asemejará a él, y estará mejor calificado para enseñar sus verdades. Cada rasgo de la vida del gran Ejemplo debe ser estudiado con cuidado, y mantener una conversación íntima con él a través de la oración de viva fe. Así el carácter humano defectuoso será transformado a la imagen de su glorioso carácter. Así el maestro de la verdad estará preparado para llevar las almas a Cristo.--The Spirit of Prophecy 3:244.
El rendir nuestro yo a la voluntad de Dios no es algo fácil de alcanzar--La batalla en contra del yo es la batalla más grande que se ha librado. No es fácil rendir el yo, someter todo a la voluntad de Dios, y revestirse de humildad, poseer ese amor puro, apacible y fácil de tratar, lleno de ternura y buenos frutos. Sin embargo es [nuestro] privilegio y [nuestro] deber el ser perfectos vencedores aquí. El alma debe ser sometida a Dios antes de poder ser renovada en el conocimiento y la santidad verdadera. La vida santa y el carácter de Cristo son un ejemplo fiel. Su confianza en su Padre celestial era ilimitada. Su obediencia y sumisión eran sin reserva y perfectas. El vino no para ser servido, sino para servir a otros. El vino no para hacer su propia voluntad, sino la voluntad de Aquel que lo envió. En todo se sometió a Aquel que juzga justamente. De los labios del Salvador del mundo se escucharon estas palabras, "De mi mismo no puedo hacer nada".--Testimonies for the Church 6:106, 107.
El Señor no puede trabajar con aquellos que son autosuficientes--¿Esperan los pastores del rebaño que Dios trabaje en ellos? Por la luz que Dios me ha dado, yo sé que quizá se habría hecho 20 veces más de lo que se ha hecho, si los obreros hubiesen buscado a Dios para obtener fuerza y apoyo en vez de depender tanto del hombre. Hay necesidad de hombres de fe en este tiempo, que no sean simplemente predicadores, sino ministros para el pueblo de Dios. Queremos hombres que caminen con Dios diariamente, que tengan una conexión viva con el cielo. El Señor no puede trabajar con los que son autosuficientes, y que se exaltan a sí mismos. El yo debe ser escondido en Jesús. Si pudiéramos ver los profundos movimientos del Espíritu de Dios, tendríamos la verdad como es en Cristo. La eficacia de un discurso depende de la aplicación de la verdad al corazón por el Espíritu de Dios. Cuando Elías buscó a Dios en la montaña, sopló un fuego devorador; pero Dios no estaba en la llama. Se levantó una tempestad, estalló el trueno, y centelleó el relámpago; más Dios no estaba en medio de ellos. Entonces se oyó una pequeña y queda voz, y el profeta se cubrió la cabeza ante la presencia del Señor. Es la pequeña y queda voz del Espíritu de Dios la que tiene el poder de convencer y convertir las almas de los hombres.--The Review and Herald, 18 de junio de 1889.
Las personas están mucho más adelantadas que muchos ministros--Los ministros deben buscar una preparación cabal antes de entrar a la obra de ayudar a otros, porque las personas están más adelantadas que muchos ministros. Ellos deben luchar incansablemente en oración hasta que el Señor los bendiga. Cuando el amor de Dios esté ardiendo en el altar de sus corazones, ellos no predicarán para exhibir su propia inteligencia, sino para presentar a Cristo quien quita los pecados del mundo.--The Review and Herald, 15 de agosto de 1882.
Los ministros aprenden a vivir sin el Espíritu de Dios--La razón por la que vemos tan poca manifestación del Espíritu de Dios es porque los ministros aprenden a vivir sin él. Les falta la gracia de Dios, les falta tolerancia y paciencia, les falta un espíritu de consagración y sacrificio; y esta es la única razón por la que muchos están dudando las evidencias de la Palabra de Dios. El problema no tiene nada que ver con la Palabra de Dios, sino con ellos mismos. Les falta la gracia de Dios; les falta devoción, piedad personal y santidad. Esto los lleva a ser inestables, y los arroja al campo de batalla de Satanás. Vi que no importa cuán arduamente hayan abogado por la verdad; cuán santos aparenten ser; cuando comienzan a expresar su incredulidad en cuanto a algunas de las Escrituras, aseverando que ellas son las causantes de su duda en cuanto a la inspiración de la Biblia, deberíamos tenerles miedo; pues Dios está muy lejos de ellos.--Testimonies for the Church 1:383, 384.
Observad celosamente vuestras horas de oración, estudio de la Biblia y examen de conciencia--En el gran conflicto que vamos a tener que afrontar, el que quiera mantenerse fiel a Cristo deberá penetrar más hondo que las opiniones y doctrinas de los hombres. Mi mensaje a los predicadores jóvenes y ancianos es este: Observad celosamente vuestras horas de oración, estudio de la Biblia y examen de conciencia. Poned aparte una porción de cada día para estudiar las Escrituras y comulgar con Dios. Así obtendréis fuerza espiritual, y creceréis en el favor de Dios. El sólo puede darnos aspiraciones nobles; él sólo puede moldear el carácter según la semejanza divina. Acercaos a él en oración ferviente, y él llenará vuestros corazones de propósitos elevados y santos y de profundos y fervientes anhelos de pureza y claridad de pensamiento.--Obreros Evangélicos, 105.
El estudio de la Biblia
Es un pecado para los que intentan enseñar la Palabra descuidar su estudio--Los predicadores que quieran trabajar eficazmente para la salvación de las almas deben ser a la vez estudiantes de la Biblia y hombres de oración. Es un pecado para los que intentan enseñar la Palabra a otros, descuidar su estudio. ¿No son acaso poderosas las verdades que ellos presentan? Deben entonces presentarlas hábilmente. Sus ideas deben ser presentadas con claridad y fuerza. Entre todos los hombres que viven sobre la faz de la tierra, los que proclaman el mensaje para este tiempo deben ser los que mejor comprendan la Biblia, y conozcan cabalmente las evidencias de su fe. Aquel que no posea el conocimiento de la Palabra de vida no tiene derecho a intentar instruir a otros en el camino al cielo.--Obreros Evangélicos, 262.
Los ministros jóvenes deben escudriñar las Escrituras por sí mismos--Invito a los jóvenes que están entrando a la obra como ministros a que presten atención a lo que escuchan. Tened cuidado en cómo os oponéis a las verdades preciosas de las cuales tenéis tan poco conocimiento. Escudriñad las Escrituras por vosotros mismos. Tenéis un muy limitado conocimiento de vosotros mismos. Conoced por vosotros mismos cual es la Verdad. No toméis las palabras de cualquier hombre, los prejuicios de cualquier hombre, los argumentos, ni teorías de cualquier hombre. Esto ha sido hecho por ministros a perjuicio de su experiencia, y los ha dejado novicios cuando deberían ser sabios en cuanto a las Escrituras y el poder de Dios. Tomad vuestras Biblias, humillaos, llorad y ayunad, y orad ante el Señor, como lo hizo Natanael, buscando conocer la verdad. El ojo divino de Jesús vio a Natanael orando, y contestó su oración.--The Ellen G. White 1888 Materials, 141.
La verdad bíblica no experimentada en el alma del ministro es rechazada por los oyentes como un error--Tenemos un ministerio diminuto y defectuoso. A menos que Cristo more en los hombres que predican la verdad, ellos rebajarán los normas morales y cristianas en dondequiera que sean tolerados. Un ejemplo les es dado aún, Cristo. "Toda Escritura es inspirada por Dios, y es útil para enseñar, reprender, enmendar e instruir en justicia, para que el hombre de Dios sea perfecto, cabalmente instruido para toda buena obra". En la Biblia tenemos el consejo infalible de Dios. Sus enseñanzas, ejecutadas en forma práctica, capacitarán al hombre para cualquier puesto de responsabilidad. Es la voz de Dios hablando cada día al alma. Cuán cuidadosamente debe el joven estudiar la Palabra de Dios y atesorar sus sentimientos en el corazón, para que sus preceptos gobiernen completamente la conducta. Nuestros ministros jóvenes, y aquellos que han estado predicando por algún tiempo, muestran una marcada deficiencia en la comprensión de las Escrituras. La obra del Espíritu Santo es iluminar el entendimiento oscuro, derretir el corazón de piedra, egoísta, subyugar al transgresor rebelde, y salvarlo de las influencias corruptoras del mundo. La oración de Cristo por sus discípulos fue: "Santifícalos en tu verdad: tu Palabra es verdad". La espada del Espíritu, la cual es la Palabra de Dios, penetra el corazón del pecador y lo hace pedazos. Cuando la teoría de la verdad es repetida sin sentir su sagrada influencia en el alma del que habla, no tiene fuerza sobre los oyentes, sino que es rechazada como error, siendo el orador responsable por la pérdida de esas almas.--Testimonies for the Church 4:441.
La oración
Grandes resultados acompañan la labor de los ministros que oran--Sea presto en la oración. Usted es sabor de vida para vida, o de muerte para muerte. Usted ocupa un puesto tremendamente responsable. Yo le insto a redimir el tiempo. Acérquese a Dios en súplica, y será como un árbol plantado junto a arroyos de agua, cuyas hojas están siempre verdes, y cuyo fruto aparece a su tiempo. Ministros de Cristo, necesitáis poder divino, el cual Dios está dispuesto a conceder sin límite, cuando se le pida. Solamente id a Dios, y aceptad su Palabra, y permitid que sus obras sean sostenidas por una fe viva en sus promesas. Dios no exige de vosotros oraciones elocuentes y razonamiento lógico; sino sólo un corazón humilde y contrito, deseoso y listo a aprender de él. El ministro que ora, que tiene una fe viva, manifestará obras correspondientes, y grandes resultados acompañarán su trabajo, a pesar de los obstáculos combinados de la tierra y el infierno.--The Review and Herald, 8 de agosto de 1878.
Ningún trabajo para la iglesia debe tomar precedencia sobre la comunión con Dios--En nuestra obra no hay nada más necesario que los resultados prácticos de la comunión con Dios. Debemos demostrar por nuestra vida diaria que tenemos paz y reposo en el Salvador. Su paz, abrigada en el corazón, resplandecerá en el rostro. Dará a la voz una fuerza persuasiva. La comunión con Dios ennoblecerá el carácter y la vida. Los hombres sabrán que hemos estado con Jesús, así como lo supieron de los primeros discípulos. Esto impartirá al obrero un poder que ninguna otra cosa le podría dar. Y no debe permitir que se lo prive de este poder. La comunión con Dios a través de la oración y el estudio de su Palabra no debe ser descuidado, pues aquí está la fuente de su fuerza. Ningún trabajo para la iglesia debe tomar precedencia ante la comunión con Dios.--Obreros Evangélicos, 526, 527.
Las oraciones de los ministros no son escuchadas si se aferran a la iniquidad--Dios nos ha escogido del mundo para que seamos un pueblo peculiar y santo. Quien se dio a sí mismo por nosotros, para redimirnos de toda iniquidad, y limpiar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. Los obreros de Dios deben ser hombres de oración, diligentes estudiantes de las Escrituras, que tengan hambre y sed de justicia, a fin de que sean una luz y fortaleza para otros. Nuestro Dios es un Dios celoso; y requiere que le adoremos en espíritu y en verdad, en la hermosura de su santidad. El salmista dice: "Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me oyera." Como obreros, debemos prestar atención a nuestros caminos. Si el salmista no podría haber sido oído si en su corazón hubiese mirado a la iniquidad, ¿cómo pueden ser oídas las oraciones de los ministros ahora, mientras conservan la iniquidad? Hay peligros a los cuales estamos continuamente expuestos. Es el plan estudiado de Satanás hacer que los obreros sean débiles en la oración, débiles en poder, y débiles en su influencia ante el mundo debido a sus defectos de carácter; defectos que en ninguna forma armonizan con la verdad.--The Review and Herald, 10 de noviembre de 1885.
Las dudas destruyen el ministerio--Algunos no tienden naturalmente a la devoción, y por lo tanto debieran fomentar y cultivar el hábito de examinar detalladamente sus propias vidas y motivos y debieran fomentar de un modo especial el amor por los ejercicios religiosos y por la oración secreta. Frecuentemente se los escucha hablar de dudas y descreimiento, y se espacían en las tremendas luchas que han tenido que librar con sentimientos ateos. Se detienen en las influencias desalentadoras que afectan de tal modo su fe, esperanza y valor en relación con la verdad y el éxito final de la obra y la causa a la que están entregados, que la duda se transforma en una virtud especial. A veces parece que realmente se complacieran en insistir en la posición del infiel y fortalecer su descreimiento con cada caso que puedan encontrar como excusa de sus tinieblas. A los tales les diría: Sería mejor que bajaran y dejaran los muros de Sión hasta que lleguen a ser hombres convertidos y buenos cristianos. Antes que toméis la responsabilidad de ser ministros, Dios requiere que os separéis del amor por este mundo. La recompensa de los que continúan en esta posición dudosa será la que reciban los temerosos e incrédulos.--Testimonios para la Iglesia 2:455, 456.
Cristo unió la oración con el trabajo--Cuando el pastor está sobrecargado de trabajo, con frecuencia tiene su tiempo tan ocupado que a duras penas encuentra la ocasión de examinarse a sí mismo para ver si está en la fe. Tiene poquísimo tiempo para meditar y orar. Cristo unió en su ministerio la oración con el trabajo. Dedicó noches enteras a la oración. Los ministros deben buscar a Dios para recibir su Espíritu Santo, a fin de presentar correctamente la verdad.--El Evangelismo, 71.
La meditación
Casi todos descuidan examinar su propia vida--Me fue mostrado que muchos corren el gran peligro de fracasar en el logro de la perfecta santidad en el temor del Señor. Los ministros están en peligro de perder sus propias almas. Algunos de los que han predicado a otros serán ellos mismos rechazados porque no han perfeccionado un carácter cristiano. A pesar de su esfuerzo no salvan almas, ni aun salvan la suya propia. No ven la importancia del conocimiento y del control propios. No velan y oran, para no entrar en tentación. Si velaran, reconocerían sus puntos débiles, donde seguramente la tentación los atacará. Al velar y orar pueden proteger de tal modo sus puntos más débiles que se transformarán en los más fuertes, y pueden enfrentar la tentación sin ser vencidos. Cada seguidor de Cristo debiera examinarse diariamente, para que pueda conocer perfectamente su propia conducta. Casi todos descuidan el examen propio. Este descuido es por cierto peligroso en el que profesa ser un portavoz de Dios, ocupando la tremenda posición de responsabilidad de recibir la Palabra de Dios para darla a su pueblo. La conducta diaria de una persona que actúa de tal modo tiene gran influencia en los demás. Si tiene éxito en su trabajo, rebaja a sus conversos a su nivel, y muy rara vez se elevan a un nivel más alto. La conducta del ministro, sus palabras, sus gestos y modales, su fe y su piedad se consideran como ejemplo de estos adventistas observadores del sábado; y si imitan al que les ha enseñado la verdad, piensan que están cumpliendo con su obligación.--Testimonios para la Iglesia 2:453, 454.
Los ministros deben repasar deliberadamente sus actos diarios--Hay mucho en la conducta de un ministro que él puede mejorar. Muchos ven y sienten sus carencias, pero parecen desconocer la influencia que ejercen. Tienen conciencia de sus acciones en el momento de realizarlas pero las dejan caer en el olvido y por lo tanto no se reforman. Si los ministros meditaran con atención en las acciones de cada día y las revisaran con cuidado, con el fin de llegar a conocer sus propios hábitos de vida, se conocerían a sí mismos mejor. Al hacer un recuento de su vida diaria en todas las circunstancias conocerían sus propios motivos, los principios que los impulsan. Esta revisión diaria de nuestros actos, para ver si la conciencia aprueba o condena, es necesaria para todos los que desean llegar a la perfección del carácter cristiano. Muchos actos que son considerados buenas obras, aun actos de benevolencia, cuando se los investiga detalladamente, se encontrará que están impulsados por motivos equivocados. Muchos reciben aplausos por virtudes que no poseen. El que escudriña los corazones examina los motivos,y a menudo los actos que son muy aplaudidos por los hombres, Dios los registra como hechos que tienen su origen en motivos egoístas y en una deshonesta hipocresía. El que escudriña los corazones juzga cada acto de nuestras vidas, ya sea digno de encomio o de censura, de acuerdo con los motivos que lo impulsaron.--Testimonios para la Iglesia 2:454.
Una hora de meditación es de más valor que los días empleados en estudiar a los autores más capaces--Hno. Hull, Dios desea que se acerque más a él, en donde se pueda asir de su fortaleza, y por medio de una fe viva clamar su salvación, y ser un hombre fuerte. Si usted fuera un hombre devoto y pío en el púlpito y fuera de él, una poderosa influencia le asistiría en su predicación. Usted no escudriña su corazón a fondo. Ha estudiado muchas obras para hacer sus discursos cabales, competentes y agradables. Pero ha descuidado el estudio mayor y más necesario, el estudio de Ud. mismo. Un conocimiento completo de usted mismo, la meditación y la oración, han sido muy descuidados por usted. Estas han llegado a ser un asunto secundario. Su éxito como ministro depende en guardar su propio corazón. Recibirá más fortaleza pasando una hora diaria en la meditación, y llorando por sus fracasos y las corrupciones del corazón, y rogando a Dios por su amor perdonador, y la certeza del perdón de sus pecados, que lo que haría pasando muchas horas y días en estudiar a los autores más capaces, y familiarizándose con cada objeción de nuestra fe, y las evidencias más poderosas en favor de nuestra fe.--The Review and Herald, 19 de enero de 1864.
Una gran parte del tiempo que está siendo usada en el estudio debería ser usada en la oración y la meditación--Se me mostró que el tiempo que se dedica a tanta lectura y estudio, es a veces peor que desperdiciado. Una gran parte del tiempo empleado en los libros y el estudio debiera emplearse en la oración, pidiéndole a Dios sabiduría celestial, para tener fuerza y poder para que la verdad, que ellos entienden bien, brille ante la gente en su claridad y belleza armoniosa. Se dedica muy poco tiempo a la oración secreta y a la meditación en las cosas sagradas. El anhelo de los siervos de Dios debiera ser recibir la santa unción, y estar revestidos con la salvación, para que lo que predican pueda alcanzar los corazones. El tiempo es tan corto y son tan pocos los ministros de estos últimos días, que debieran poner todas sus energías en la obra, y mantenerse en estrecha relación con Dios y los santos ángeles, para que su predicación sea poderosa, un poder apremiante, que atraiga a toda alma honesta que ama la verdad hasta que la acepte.--La Voz: Su Educación y Uso Correcto, 239.
Medite especialmente en la obra mediadora de Cristo--Los ministros del Evangelio serían hombres poderosos si colocaran siempre al Señor ante ellos y dedicaran su tiempo al estudio de su adorable carácter. Si hicieran esto, no habrían apostasías, y nadie sería separado de la asociación [hermandad] por haber acarreado desgracia a la causa de Dios y puesto a Jesús en una condición de pública vergüenza, debido a sus prácticas licenciosas. Las facultades de todo ministro del evangelio debe ser empleadas para educar a la iglesias de creyentes a recibir a Cristo por fe como su Salvador personal, a incorporarlo en sus mismas vidas y hacer de él su Modelo, para aprender de Jesús, creer en Jesús y exaltar a Jesús. El ministro mismo debe espaciarse en el carácter de Cristo. Debe ponderar la verdad, y meditar en los misterios de la redención, especialmente la obra mediadora de Cristo para este tiempo.--Mensajes Selectos 3:212.