Los tiempos exigen un ministerio inteligente y educado--Los tiempos exigen un ministerio inteligente y educado, no de novicios. Las doctrinas falsas están siendo multiplicadas. El mundo está siendo educado a lograr un alto nivel literario; y el pecado, incredulidad e infidelidad están llegando a ser más descarados y desafiantes, al adquirir más conocimiento intelectual y agudeza. Este estado de cosas requiere el uso de todo el poder del intelecto; pues son mentes agudas, bajo el control de Satanás, que el ministro tendrá que afrontar. Debe ser bien balanceado en los principios religiosos, creciendo en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Se ha hecho demasiado trabajo desordenado, y las mentes no han sido ejercitadas en toda su capacidad. Nuestros ministros tendrán que defender la verdad contra los apostatas empedernidos, como también exponer las evidencias de las Escrituras ante los que defienden errores crasos. La verdad debe ser colocada en contraste con declaraciones descaradas. Nuestros ministros deben ser hombres totalmente consagrados a Dios, hombres bien educados; y además, sus mentes deben estar radiantes de fervor religioso, recibiendo rayos divinos de luz del cielo y esparciéndolos a través de las tinieblas que cubren la tierra y la densa oscuridad que rodea a la gente.--Testimonies for the Church 5:528.
No espere un puesto importante si ha descuidado el prepararse y disciplinarse--¿Creen los hombres que podrán, bajo la presión de las circunstancias, lograr una posición importante, cuando han dejado de prepararse y disciplinarse para la obra? ¿Se imaginan que pueden ser instrumentos pulidos en las manos de Dios para la salvación de las almas, si no han aprovechado las oportunidades de obtener idoneidad para la obra que tuvieron a su alcance? La causa de Dios pide hombres cabales, que puedan trazar planes, edificar y organizar. Todos aquellos que aprecian las probabilidades y posibilidades de la obra para este tiempo, tratarán de obtener por ardoroso estudio todo el conocimiento que puedan sacar de la Palabra, para emplearlo en servir a las almas menesterosas y enfermas de pecado.--Obreros Evangélicos, 98.
El llamado al servicio
Jóvenes competentes deben ser animados a entrar al ministerio--Hay una urgente demanda de obreros en el campo misionero. Hacen falta hombres jóvenes para esta obra; Dios los solicita. Su educación es de primordial importancia en nuestros colegios, y en ningún caso debiera ello ignorarse o considerarse como cosa secundaria. Es una equivocación que los maestros, por el hecho de aconsejar otras ocupaciones, desanimen a los jóvenes que pudieran prepararse para realizar una obra aceptable en el ministerio. Los que presentan obstáculos para impedir a los jóvenes que se preparen para este trabajo están contrarrestando los planes de Dios y tendrán que dar cuenta de su proceder. Hay entre nosotros un elevado promedio de hombres capaces. Si sus aptitudes se pusiesen en uso, tendríamos veinte ministros en donde ahora tenemos uno.--Joyas de los Testimonios 2:416.
El llamado a predicar es probado por el ejemplo y el trabajo--Aquellos a quienes Dios ha llamado al ministerio han de dar evidencia por medio de la influencia que ejercen, que son aptos para el santo llamamiento en que se hallan. Pablo escribe "Sed ejemplo de los fieles". ¿Deben entonces los ministros jóvenes ser excusados por su liviandad y trivialidad? ¿Se debe esperar que la iglesia escuche sus palabras, reciba su testimonio, cuando su ejemplo falsifica el carácter de Cristo, y aleja del camino donde deben andar los redimidos del Señor? ¿Qué podemos pensar de las iglesias que prestarán oído al testimonio de hombres que no tienen poder en la oración, no tienen fervor en su devoción, ni libertad en la labor personal por las almas? El Señor ha ordenado "Sed pues santos en toda vuestra conversación". "Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina. Persiste en ello, pues así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan". La prueba del llamado de un ministro a predicar el Evangelio es vista en su ejemplo y su trabajo.--The Review and Herald, 5 de abril de 1892.
No debemos depender solamente del juicio humano al seleccionar a los ministros--Aquellos que están a punto de entrar en la sagrada obra de la enseñanza de las verdades de la Biblia al mundo deben ser cuidadosamente examinados por personas fieles y de experiencia. Después de que éstos adquieran un poco de experiencia, hay aún otro trabajo que debe ser hecho para ellos; deben ser presentados ante el Señor en oración ferviente para que él indique por su Santo Espíritu si son aceptables a él. El apóstol dice: "No impongáis las manos repentinamente sobre ningún hombre". En los días de los apóstoles, los ministros de Dios no se atrevían a depender de su propio juicio al seleccionar o aceptar a un hombre para tomar el solemne y sagrado puesto de ser portavoces de Dios. Ellos seleccionaban a los hombres que a su juicio eran aceptables, y después los colocaban ante el Señor para ver si él los aceptaba para ser sus representantes. Nada menos que esto debe hacerse hoy.--Testimonies for the Church 4:406.
El entrenamiento en el aula
Los ministros deben ser educados y examinados antes de comenzar su trabajo--Algunos jóvenes que entran al campo no tienen éxito en enseñar la verdad a otros porque ellos mismos no han sido educados. Aquellos que no saben leer correctamente deben aprender, y deben ser aptos para enseñar antes de intentar presentarse ante el público. Los maestros en nuestras escuelas están obligados a dedicarse ellos mismos al estudio, a fin de estar preparados para instruir a otros. Estos maestros no son aceptados hasta que han pasado un examen crítico y sus capacidades para enseñar han sido probadas por jueces competentes. No debe haber menos precaución en el examen de los ministros; aquellos que están a punto de comenzar la obra sagrada de enseñar las verdades de la Biblia al mundo deben ser cuidadosamente examinados por personas fieles y de experiencia.--Testimonies for the Church 4:406.
El método bíblico de entrenamiento ministerial combina el estudio en la escuela con el crecimiento espiritual--Especialmente aquellos que tienen el ministerio en vista, deben sentir la importancia del método bíblico de adiestramiento ministerial. Deben dedicarse de corazón a la obra, y mientras estudian en las escuelas, deben aprender del gran Maestro la mansedumbre y humildad de Cristo. Un Dios que es fiel a su pacto prometió que, en respuesta a la oración, su Espíritu será derramado sobre aquellos que aprendan en la escuela de Cristo, para que lleguen a ser ministros de la justicia.--Obreros Evangélicos, 84.
Quienes entran al ministerio deberán haber estudiado cabalmente tanto la ciencia como la Biblia--Algunos de los que entran al ministerio no sienten la carga del trabajo sobre sus hombros. Han recibido ideas erróneas acerca de la idoneidad de un ministro. Han pensado que se requiere muy poco estudio de las ciencias o de la Palabra de Dios para ser un ministro. Algunos de los que están enseñando la verdad presente no están familiarizados con sus Biblias. Están tan deficientes en el conocimiento de la Biblia que les es difícil citar correctamente un texto de las Escrituras de memoria. Cometiendo estos errores en la manera necia en que lo hacen, pecan contra Dios. Enredan las Escrituras, y hacen que la Biblia diga cosas que no están escritas en ella.--Testimonies for the Church 4:341, 342.
Jesús estudió las plantas, los animales y al hombre para poder usar el conocimiento para enseñar la verdad--La pregunta hecha durante el ministerio del Salvador; "¿Cómo sabe éste letras, no habiendo aprendido?" no indica que Jesús no sabía leer, sino meramente que no había recibido una educación rabínica. Puesto que él adquirió saber como nosotros podemos adquirirlo, su conocimiento íntimo de las Escrituras nos demuestra cuán diligentemente dedicó sus primeros años al estudio de la Palabra de Dios. Delante de él se extendía la gran biblioteca de las obras de Dios. El que había hecho todas las cosas estudió las lecciones que su propia mano había escrito en la tierra, el mar y el cielo. Apartado de los caminos profanos del mundo, adquiría conocimiento científico de la naturaleza. Estudiaba la vida de las plantas, los animales y los hombres. Desde sus más tiernos años, fue dominado por un propósito: vivió para beneficiar a otros. Para ello, hallaba recursos en la naturaleza; al estudiar la vida de las plantas y de los animales concebía nuevas ideas de los medios y modos de realizarlo. Continuamente trataba de sacar de las cosas que veía ilustraciones con las cuales presentar los vivos oráculos de Dios. Las parábolas mediante las cuales, durante su ministerio, le gustaba enseñar sus lecciones de verdad, demuestran cuán abierto estaba su espíritu a la influencia de la naturaleza, y cómo había obtenido enseñanzas espirituales de las cosas que le rodeaban en la vida diaria.--El Deseado de Todas las Gentes, 50, 51.
El entrenamiento práctico
Los ministros jóvenes deben recibir y respetar el consejo de los ministros instructores--Mientras adquieren preparación para el ministerio, los jóvenes debe estar asociados con predicadores de más edad. Aquellos que han adquirido experiencia en el servicio activo han de llevar consigo a los jóvenes e inexpertos al campo de la mies, para enseñarles a trabajar con éxito por la conversión de las almas. Bondadosa y afectuosamente estos obreros mayores deben ayudar a los jóvenes a prepararse para la obra a la cual el Señor los llamó. Y los jóvenes a su vez deben respetar el consejo de sus instructores, honrar su devoción y recordar que sus años de labor les han dado sabiduría.--El Evangelismo, 495.
Los ministros jóvenes deben aprender de los puntos fuertes y débiles de sus mentores--Con frecuencia un joven es enviado a trabajar con un ministro de más experiencia; y si él es deficiente en su predicación, es muy probable que el joven imite sus deficiencias. Así que es importante que los ministros que han estado por mucho tiempo en el campo se reformen, aunque les sea muy doloroso y tengan que ejercitar la paciencia, para que sus defectos no sean reproducidos en los obreros jóvenes e inexpertos. El joven predicador debe imitar solamente los rasgos de carácter admirables que posea el obrero de más experiencia, y al mismo tiempo notar y evitar sus errores.--The Review and Herald, 5 de febrero de 1880.
Desear hacer un trabajo más allá de su capacidad lo puede llevar al fracaso--Hay muchos, incluso entre nuestros predicadores, que desean sobresalir en el mundo sin esfuerzo. Son ambiciosos en hacer alguna gran obra de utilidad, mientras que desechan las pequeñas tareas diarias las cuales les resultarían beneficiosas y los haría ministros como los que Cristo ordenó. Ellos desean hacer el trabajo que otros están haciendo, pero no tienen ningún gusto por la disciplina necesaria para hacerlos idóneos para ello. Este ardiente deseo por parte de hombres y mujeres, de hacer algo mucho más allá de su capacidad presente está simplemente haciéndolos tomar decisiones erradas en su comienzo. Ellos rehusan indignamente subir la escalera, deseando ser elevados mediante un proceso menos laborioso.--Testimonies for the Church 4:417.
El colportaje provee una excelente preparación para el ministerio--Me fue mostrado a algunos hombres a quienes Dios estaba llamando para el trabajo del ministerio, entrando al campo como colportores. Esta es una excelente preparación si su objetivo es diseminar la luz, para traer la verdad revelada en la Palabra de Dios, directamente al círculo del hogar. En la conversación con frecuencia se abrirá el camino para hablar de la religión de la Biblia. Si se toma el trabajo de la manera en que se debe hacer, las familias serán visitadas, los obreros manifestarán tener corazones tiernos y amor por las almas, y llevarán, en palabras y acciones, la fragancia de la gracia de Cristo, y el resultado serán buenas obras. Esta sería una experiencia excelente para cualquiera que tiene el ministerio en mente.--Testimonies for the Church 4:603.
El colportaje no debe ser un requisito para el ministerio--Algunas personas que no habían recibido el consejo de Dios preparaon una propuesta, la cual fue adoptada. Esta prescribía que no debía aceptarse a nadie como ministro evangélico, a menos que primero tuviera éxito en el campo del colportaje. El Espíritu del Señor no dictó esa resolución. Fue gestada en mentes que tenían un concepto estrecho de la viña de Dios y de sus obreros. No es la obra de ningún hombre prescribir el trabajo para ningún otro hombre contrariando sus propias convicciones de lo que es su deber. Puede aconsejárselo, pero él tiene que buscar la dirección de Dios, a quien pertenece y sirve.--MP, 288.
El colportaje provee oportunidades y experiencia--Todos los que deseen una oportunidad para el verdadero ministerio, y que se entregarán sin reservas a Dios, encontrarán en la obra del colportaje oportunidades para hablar acerca de muchas cosas que atañen a la futura vida inmortal. La experiencia así adquirida será de inmenso valor para quienes se están preparando para la obra del ministerio. Es la compañía del Espíritu Santo de Dios la que prepara a los obreros, tanto mujeres como hombres, para llegar a ser pastores del rebaño de Dios.--The Review and Herald, 15 de enero de 1901.
La educación continua
La educación debe continuar durante toda la vida del ministro--Un ministro no debe nunca pensar que aprendió lo suficiente y que puede cejar en sus esfuerzos. Su educación debe continuar toda la vida. Cada día debe aprender y poner en práctica el conocimiento adquirido.--Obreros Evangélicos, 98.
Los ministros deben estudiar continuamente y mejorar aún en sus años avanzados--El verdadero ministro de Cristo debería mejorar continuamente. El sol de la tarde de su vida debe ser más sazonado y productivo que el sol de la mañana. Debe continuar aumentando en tamaño y en brillo hasta su ocaso detrás de las montañas del oeste. Hermanos en el ministerio, es mejor, muchísimo mejor, morir a causa del trabajo duro en un hogar o en el campo misionero extranjero, que enmohecerse a causa de la inacción. No desmayéis a causa de las dificultades, no os conforméis con permanecer sin estudiar y sin mejorar.--Mensajes Selectos 2:253.
Algunos ministros podrían haber hecho diez veces más si se hubieran preocupado por llegar ser gigantes intelectuales--Los hombres que se presentan ahora ante el pueblo como representantes de Cristo tienen generalmente más capacidad que educación, pero no usan sus facultades para sacar el mayor provecho de su tiempo y oportunidades. Si hubieran utilizado las energías que Dios les dio, casi todos los pastores podrían ser no solamente eficientes en lectura, redacción, gramática, sino aun en idiomas. Es esencial que se fije un blanco elevado. Pero han tenido poca ambición y no han puesto a prueba sus facultades para alcanzar una norma elevada de conocimientos generales y en cuanto a las cosas religiosas. Nuestros ministros tendrán que rendir cuenta a Dios por el enmohecimiento de los talentos que él les ha dado para que los desarrollaran mediante el ejercicio. Podrían haber hecho inteligentemente diez veces más obra si se hubieran interesado en llegar a ser gigantes intelectuales. Toda su experiencia en su elevada vocación es empequeñecida porque se contentan con permanecer donde están. Sus esfuerzos por adquirir conocimiento no obstaculizarán en lo más mínimo su crecimiento espiritual si estudian con motivos correctos y blancos adecuados.--Testimonios para los Ministros, 194.
El Evangelio no es adecuadamente enseñado por aquellos ministros que han dejado de ser estudiantes--Algunos de nuestros ministros tienen una serie de sermones, que usan sin variación año tras año. Las mismas ilustraciones, los mismos comentarios, y casi las mismas palabras. Han dejado de ser estudiantes. Se les termina el deseo de superarse, y vacilan bajo el peso de una nueva serie de sermones para prevenir la decrepitud mental. Pero el estudiante que siempre está aprendiendo, encontrará y echará mano de nueva luz, nuevas ideas, nuevas gemas de la verdad. ... El evangelio, no es propiamente enseñado y representado ante los incrédulos, por hombres que han cesado de ser estudiantes, quienes, por así decirlo, se han graduado en lo que concierne a la investigación de las Escrituras, y traen afrenta sobre la verdad, por la forma en que la manipulan.--La Voz: Su Educación y Uso Correcto, 357.
El tiempo para la predicación, el estudio, y la visitación debe mantenerse balanceado--Los ministros de la Palabra han sido los agentes escogidos por Dios para esparcir el conocimiento de su voluntad; pero hay muy poco espíritu misionero, aún entre nuestros ministros. Después de predicar la Palabra, algunos se limitan casi totalmente a la lectura y al estudio, descuidando otros deberes vitales e importantes. Aunque es correcto dedicar algún tiempo al estudio, todo ministro debe sentir un interés profundo por hacer todo lo que le sea posible hacer por la salvación de las almas por quienes Cristo murió. Debe visitar a las personas, y con amor y sabiduría buscar cómo interesarlas en las cosas espirituales.--The Review and Herald, 10 de julio de 1883.