El trabajo personal no puede ser considerado de segunda importancia--Los ministros de Jesucristo tendrán más que un mero interés casual por la gente. Buscarán conocer su estado espiritual, así como un médico busca conocer las dificultades físicas de sus pacientes. Entrarán en una conversación personal, y adaptarán su consejo a cada caso individual de acuerdo a las necesidades del alma. Este trabajo personal no puede ser considerado de segunda importancia. El ministro es el subpastor del rebaño de Dios designado por el Señor, y es su negocio ministrar a los enfermos de pecado, a los tentados y errantes. Este trabajo se necesita entre todas las clases sociales y en todos los lugares.--The Review and Herald, 11 de marzo de 1902.
Los ministros satisfechos con el estímulo de las reuniones sensacionales deben también aprender a hacer trabajo personal--Una investigación a fondo revela el hecho de que hay muy pocas gavillas para segar después de reuniones especialmente emotivas. Sin embargo, con toda la experiencia del pasado, usted no ha aprendido a cambiar su forma de trabajar. Ha sido lento en aprender como formular sus labores futuras de tal manera que pueda evadir los errores del pasado. La razón de esto ha sido que, como el ebrio, usted ama el estímulo de estas reuniones sensacionalistas; las anhela como el borracho anhela una copa de licor para levantar sus debilitadas energías. Estos debates crean excitación, y son confundidos por celo por Dios y amor a la verdad. Usted casi ha destituido el Espíritu de Dios para trabajar en sus esfuerzos. Si tuviera a Dios con usted en todos sus caminos, y si sintiera una carga por las almas, y tuviera la inteligencia para administrar hábilmente estas oportunidades extraordinarias para urgir a las almas a entrar en el reino de Cristo, usted vería el fruto de sus labores, y Dios sería glorificado. Su alma debe estar completamente radiante con el espíritu de la verdad que presenta a otros. Después de haber trabajado para convencer a las almas de las demandas que la ley de Dios hace sobre ellos, enseñándoles el arrepentimiento hacia Dios y la fe en Cristo, entonces su trabajo estará apenas comenzando. Con demasiada frecuencia usted se excusa por no terminar su trabajo dejando una pesada carga para que otros terminen lo que debería haber hecho diciendo que no está capacitado para terminar el trabajo. Entonces, cuanto más rápido se capacite a sí mismo para llevar las cargas de un pastor o ministro del rebaño, tanto mejor será.--Testimonies for the Church 3:227.
La visitación a los interesados
Ganar la confianza de la gente a través de la visitación tiene mayor influencia que la predicación--Cuando solamente hay reuniones por las noches, hay mucho tiempo que puede ser usado con gran provecho en la visitación de casa en casa, encontrando a la gente donde está. Y si los ministros de Cristo poseen las gracias del Espíritu, e imitan al gran Modelo, hallarán acceso a los corazones y ganarán almas para Cristo. Algunos ministros que tienen el último mensaje de misericordia son muy inaccesibles. No tratan de mejorar las oportunidades que tienen de ganar la confianza de los que no son creyentes con su comportamiento ejemplar, su interés genuino por el bienestar de otros, su bondad, su tolerancia, su humildad de corazón, y su cortesía respetuosa. Estos frutos del Espíritu ejercerán mayor influencia que la que puede lograrse con una predicación desde el púlpito sin el esfuerzo individual por las familias. La predicación de verdades evidentes y probadas, y los correspondientes contactos personales de casa en casa respaldando la predicación desde el púlpito, extenderán su influencia para el bien, y las almas serán convertidas a la verdad.--Testimonies for the Church 3:233.
No use el tiempo de la visitación para hablar de temas comunes--En todas sus labores, el ministro debe educar a sus oyentes desde un principio. Debe presentar las preciosas perlas de la verdad, y no limitar su trabajo sólo a sermonear, sino a ministrarle a la gente. Debe visitar a sus oyentes en sus hogares, no esperar que lo inviten, sino ir como quien es enviado por Dios. Invítese a los hogares de las personas, en humildad y mansedumbre de corazón buscando ser admitido, y entonces presénteles a un Salvador perdonador del pecador. Cuando el ministro visita los hogares de las personas, no debe usar su precioso tiempo hablando de temas comunes en la conversación, sino debe esperar la oportunidad para presentarles a su mejor Amigo. Con demasiada frecuencia los hombres y las mujeres son indiferentes y descuidados en lo que concierne a sus intereses espirituales, pero aún a esta clase de personas, una palabra a tiempo puede ser como una semilla echada en terreno fértil.--The Review and Herald, 11 de marzo de 1902.
No comencéis presentado vuestros puntos de vista peculiares con demasiada fuerza--He aquí una lección para todos nuestros ministros, colportores y obreros misioneros. Cuando os encontráis con personas que, como Natanael, tienen prejuicios contra la verdad, no presentéis con insistencia y con mucha fuerza vuestros puntos de vista peculiares. Hablad con ellos al principio de temas acerca de los cuales tenéis unanimidad. Arrodillaos con ellos en oración, y con fe humilde presentad vuestras peticiones ante el trono de la gracia. Tanto vosotros como ellos alcanzaréis una relación aún más estrecha con el cielo, el prejuicio se debilitará y será más fácil alcanzar el corazón.--El Evangelismo, 327.
Los estudios bíblicos
Los intereses despertados por la predicación deben ser seguidos por la labor personal--Un ministro puede gozarse en sermonear; porque es la parte placentera del trabajo, y es comparativamente fácil; pero ningún ministro debe ser aquilatado por su habilidad como predicador. La parte más dura viene después que deja el púlpito, al regar la semilla sembrada. El interés despertado debe ser cultivado por un esfuerzo personal, visitando, realizando estudios bíblicos, enseñando cómo investigar las Escrituras, orando con las familias y las personas interesadas, y tratando de profundizar la impresión hecha en los corazones y las conciencias.--El Evangelismo, 321.
Las esposas de los ministros pueden dar estudios bíblicos con tanto éxito como sus esposos--Algunas esposas de pastores como las Hnas. Starr, Haskell, Wilson y Robinson, han sido trabajadoras devotas, fervientes, sinceras, dando estudios bíblicos y orando con las familias, y han ayudado con esfuerzos personales con tanto éxito como sus esposos.--Manuscript Releases 21:360.
La ganancia de almas entre las amistades
La iglesia tiene éxito cuando sus miembros van en busca de sus amistades y les hablan de su experiencia personal con Jesús--La atmósfera de la iglesia es tan frígida, su espíritu es de tal naturaleza, que los hombres y mujeres no pueden sostener o soportar el ejemplo de piedad primitiva nacida del cielo. El calor de su primer amor está congelado, y a menos que sean bañados con el bautismo del Espíritu Santo, su candelabro será quitado de su lugar, si no se arrepienten y hacen las primeras obras. Las primeras obras de la iglesia se veían cuando los creyentes buscaban amigos, parientes y conocidos, y con corazones desbordantes de amor les contaban la historia de lo que Jesús era para ellos y lo que ellos eran para Jesús.--Testimonios para los Ministros, 166.
Los amigos pueden lograr más para suplir las necesidades de las familias que el pastor--No es el propósito de Dios que los ministros hagan la mayor parte de la obra de sembrar las semillas de la verdad. Debe animarse a hombres que no han sido llamados al ministerio evangélico a que trabajen para el Maestro, de acuerdo con sus talentos. Centenares de hombres y mujeres que ahora están ociosos, podrían realizar una obra aceptable. Llevando la verdad a los hogares de sus vecinos y amigos, podrían hacer una gran obra para el Maestro. Dios no hace acepción de personas. El usa a los humildes y consagrados cristianos que tienen el amor de la verdad en su corazón. Apréstense los tales en el servicio para él, haciendo la obra de casa en casa. En la intimidad del hogar, tales hombres, si son humildes, discretos y piadosos, pueden hacer más para hacer frente a las verdaderas necesidades de las familias que lo que podría hacer un ministro.--El Ministerio de la Bondad, 114, 115.