El Ministerio Pastoral

Capítulo 29

La comunión

La cena del Señor fue el punto de transición entre dos fiestas grandes--Los símbolos de la casa del Señor son sencillos y fácilmente comprensibles, y las verdades representadas por ellos son del más profundo significado para nosotros. Al establecer el servicio sacramental para que tomara el lugar de la pascua, Cristo dejó para su iglesia un monumento conmemorativo de su gran sacrificio por el hombre. "Haced esto--dijo él--en memoria de mí". Este era el punto de transición entre dos dispensaciones y sus dos grandes fiestas. La una había de concluir para siempre; la otra, que él acababa de establecer, había de tomar su lugar, y continuar durante todo el tiempo como el monumento conmemorativo de su muerte.--El Evangelismo, 202.

Los miembros no se deben excluir de la cena del Señor porque algunos de los presentes sean indignos--Nadie debe excluirse de la comunión porque esté presente alguna persona indigna. Cada discípulo está llamado a participar públicamente de ella y a dar así testimonio de que acepta a Cristo como Salvador personal. Es en estas ocasiones designadas por él mismo cuando Cristo se encuentra con los suyos y los fortalece por su presencia. Corazones y manos indignos pueden administrar el rito; sin embargo Cristo está allí para ministrar a sus hijos. Todos los que vienen con su fe fija en él serán grandemente bendecidos. Todos los que descuidan estos momentos de privilegio divino sufrirán una pérdida. Acerca de ellos se puede decir con acierto: "No estáis limpios todos".--El Deseado de Todas las Gentes, 613.

Sólo el pecado abierto excluye a las personas de la cena del Señor--El ejemplo de Cristo prohibe la exclusividad en la cena del Señor. Es verdad que el pecado abierto excluye a los culpables. Esto lo enseña claramente el Espíritu Santo. Pero, fuera de esto, nadie ha de pronunciar juicio. Dios no ha dejado a los hombres el decir quiénes se han de presentar en estas ocasiones. Porque ¿quién puede leer el corazón? ¿Quién puede distinguir la cizaña del trigo? "Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así de aquel pan, y beba de aquella copa". Porque "cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor". "El que come y bebe indignamente, juicio come y bebe para sí, no discerniendo el cuerpo del Señor".--El Deseado de Todas las Gentes, 612.

La cena del Señor no debe ser celebrada sólo ocasionalmente o anualmente--La salvación de los hombres depende de una aplicación continua en sus corazones de la sangre purificadora de Cristo. Por lo tanto, la cena del Señor no debería ser celebrada sólo ocasionalmente o anualmente, sino con más frecuencia que la pascua anual. Este solemne rito conmemora un acontecimiento mucho mayor que la liberación de los hijos de Israel de Egipto. Esa liberación simbolizaba la gran expiación que Cristo hizo con el sacrificio de su propia vida para la liberación final de su pueblo.--Comentario Bíblico Adventista 6:1090.

El lavamiento de los pies

Jesús estableció el lavamiento de los pies como una ceremonia religiosa--Cuando ellos se reunieron para participar de la cena del Señor, el rito del lavamiento de pies habría de ser establecido como una ceremonia religiosa.--The Review and Herald, 21 de junio de 1898.

El lavamiento de los pies enseña la humildad de Cristo y hace que los corazones de los participantes se enternezcan unos con otros--Muy a menudo estas ceremonias son consideradas como una forma, y no como algo sagrado para recordar al Señor Jesucristo. Cristo las ordenó, y delegó su poder a sus ministros, quienes tienen el tesoro en vasijas terrenales. Ellos han de cuidar estos ritos especiales de Aquel que los estableció para que continúen hasta el tiempo del fin. Es en éstos, sus propios ritos, que él se encuentra con su pueblo y los vigoriza con su presencia personal. A pesar de que pueda haber corazones y manos no santificados que administren la comunión, Cristo está en medio de su pueblo para obrar en los corazones humanos. Todos los que mantienen ante ellos la humillación de Cristo en el acto del lavamiento de los pies; todos los que guarden sus corazones humildes, y mantengan ante su vista el verdadero tabernáculo y su servicio, que el Señor estableció y no el hombre, nunca fallarán en recibir beneficio de todo discurso dado, y fuerza espiritual de cada comunión. Estas ceremonias fueron establecidas con un propósito. Los seguidores de Cristo han de tener presente en la mente el ejemplo de Cristo y su humildad. Esta ceremonia fomenta la humildad, pero nunca deberá ser llamada humillante, en el sentido de ser degradante para la humanidad. Es para enternecer nuestros corazones los unos con los otros.--The Review and Herald, 31 de mayo de 1898.

El propósito del lavamiento de los pies es mostrarnos que ninguna persona es superior a otra--El propósito de este servicio es recordar la humildad de nuestro Señor, y las lecciones que nos ha dado al lavar los pies de sus discípulos. Hay en el ser humano una disposición a tener un concepto más alto de sí mismo que del de su hermano, de servirse a sí mismo, de buscar el puesto más elevado; y a menudo malos pensamientos y un espíritu de amargura brotan sobre simples bagatelas. Esta ceremonia que precede la cena del Señor es para aclarar estos malentendidos, para sacar al hombre de su egoísmo; bajarlo de su ostentosa exaltación propia a la humildad de espíritu que lo llevará a lavarle los pies a su hermano. No es el plan de Dios que esto sea diferido porque algunos se consideran inmerecedores de participar. El Señor lavó los pies de Judas. No le negó un lugar a la mesa, aunque sabía que abandonaría la mesa para actuar su parte en la traición de su Maestro. No es posible a los humanos decir quien es digno, y quien no. Ellos no pueden leer los secretos del alma. No son ellos quienes deben decir: no participaré en la ceremonia si tal persona está presente y toma parte. Ni tampoco Dios ha dejado al hombre para que decida quien participará en estas ocasiones.--The Review and Herald, 31 de mayo de 1898.

El lavamiento de los pies debe ser presentado cuidadosamente a personas que no han sido informadas de antemano--En la Palabra de Dios se presentan deberes cuyo cumplimiento mantendrá al pueblo de Dios humilde y separado del mundo, y también impedirá que apostate como las iglesias nominales. El lavamiento de los pies y la participación en la cena del Señor debieran practicarse con más frecuencia. Jesús nos dio el ejemplo y nos dijo que hiciéramos como él hizo. Vi que su ejemplo debiera seguirse tan exactamente como sea posible; sin embargo los hermanos y las hermanas no han obrado tan juiciosamente como debieran en el lavamiento de los pies, y ello ha causado confusión. Es algo que debiera introducirse con cuidado y sabiduría en los lugares nuevos, especialmente donde la gente no está informada acerca del ejemplo y las enseñanzas de nuestro Señor al respecto, y donde existen prejuicios contra este rito. Muchas almas sinceras, por la influencia de maestros en quienes tenían antes confianza, albergan mucho prejuicio contra este sencillo deber, y el asunto debe ser introducido al debido tiempo y de la manera apropiada.--Primeros Escritos, 116, 117.

El pan y el vino

Solamente debe usarse vino sin fermentar en la mesa de la cena del Señor--Cristo no contradijo su propia enseñanza. El vino sin fermentar que suministró a los convidados de la boda era una bebida sana y refrigerante. Fue el vino del que nuestro Salvador hizo uso con sus discípulos en la primera comunión. Es también el vino que debería figurar siempre en la santa cena como símbolo de la sangre del Salvador. El servicio sacramental está destinado a refrigerar y vivificar el alma. Nada de lo que sirve al mal debe relacionarse con dicho servicio.--El Ministerio de Curación, 256.

El pan de la cena del Señor debe ser sin levadura--El pan partido y el puro jugo de uva deben representar el cuerpo quebrantado y la sangre derramada del Hijo de Dios. No debe presentarse pan leudado en la mesa de comunión; el pan ázimo es el único símbolo correcto de la cena del Señor. No se debe usar nada fermentado. Sólo se deben usar el fruto de la vid y pan sin levadura.--Comentario Bíblico Adventista 6:1090.