Un pastor dijo que preferiría ser azotado que visitar--El pastor H. vivía antes aquí y le predicaba a la gente, pero no era un pastor del rebaño. Les decía a las pobres ovejas que él preferiría ser azotado que visitar. Descuidó la labor personal, así que el trabajo pastoral no fue hecho en la iglesia ni en sus alrededores. Los diáconos y ancianos de la iglesia han actuado sabiamente y trabajado juiciosamente para mantener la iglesia en orden, y encontramos a la gente en mucho mejor condición de lo que esperábamos. Nos sentimos chasqueados pero felices. Pero cuando veo hacia atrás, y pienso en lo que se pudo haber hecho si el hombre encargado del rebaño hubiera sido un fiel mayordomo de Dios, velando por las almas como uno que debe dar cuenta, mi corazón se entristece. Si el predicador hubiera hecho el trabajo de un pastor, un número mayor estaría regocijándose en la verdad.--Manuscript Releases 9:343, 344.
El retraimiento y el estudio no deben reemplazar la visitación--Con frecuencia un pastor descuida vergonzosamente los deberes que le incumben, porque carece de fuerza para sacrificar sus inclinaciones personales al retraimiento y el estudio. El pastor debe visitar a los feligreses de casa en casa, enseñando, conversando, y orando con cada familia, y atendiendo el bienestar de sus almas. No debe descuidarse a los que hayan manifestado un deseo de conocer los principios de nuestra fe, sino que se les ha de instruir cabalmente en la verdad.--El Evangelismo, 257.
Los ministros que predican sin cuidar de las ovejas deben ser despedidos--Pero han habido deberes solemnes descuidados al aceptar ministros para trabajar en palabra y en doctrina que solamente pueden predicar. Estos no velan por las almas como quienes tendrán que dar cuenta. Ellos sermonean; pero el trabajo que se necesita hacer en favor de las ovejas y los corderos es dejado sin hacer. Y esta clase de trabajo a medias ha sido hecho por toda América, y se le ha pagado dinero a hombres empleados, cuando deberían haber sido despedidos para que buscasen trabajos de menos responsabilidad y cuidado. ... El rebaño del Señor tiene derecho de esperar ser visitado por su pastor; de ser instruido y aconsejado en sus propios hogares. Y si un hombre falla en realizar esta parte de su trabajo, no puede ser un ministro a la orden de Dios. Las iglesias que tienen tales obreros están desorganizadas, debilitadas, y enfermizas y listas para morir. Los sermones no son vitalizados por el Espíritu de Dios, porque la bendición de Dios no descansará sobre ningún hombre que esté descuidando el rebaño de Dios.--Appeal and Suggestions to Conference Officers (Ph 2) 17, 18.
Camine en las huellas de Cristo, no visitando el lugar donde él vivió, sino trabajando como él trabajó--Entre nuestros obreros hay algunos que sienten que se ganaría un gran objetivo si sus pies pudieran pisar el suelo de la antigua Jerusalén. Pero la obra y la causa de Dios nunca avanzará por el hecho que sus obreros anden por donde Jesús viajó y realizó milagros. ¿Seguiría usted las huellas de Cristo, contemplándole en esa choza, ministrando a los pobres; viéndolo junto a la cama del enfermo, consolando a los sufrientes, y hablándoles de esperanza y valor a los desalentados? Aquellos que caminan en las huellas de Jesús harán como él. "Si alguno quiere venir en pos de mí", dijo él, "niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame".--The Review and Herald, 30 de julio de 1901.
Visite con un propósito--A muchos les encanta predicar, pero rehuyen la labor que se requiere para sacar a las almas del pecado. Hay hombres muriendo en todo nuestro alrededor, y nosotros no hemos hecho ningún esfuerzo especial para hablarles seria, interesada y afectuosamente, como Cristo lo hubiera hecho si estuviera en la tierra. Somos los embajadores de Cristo, centinelas de la casa de Israel, para ver los peligros que le esperan a las almas, y amonestarlas. El pastor es el pastor de las ovejas, y debe protegerlas, alimentarlas, amonestarlas, reprenderlas o alentarlas, según lo exija el caso. Hay visitación que hacer, no para tener una conversación agradable, sino para hacer el trabajo que se requiere de un centinela. Debe haber conversación seria y oración con estas almas. Esta es la clase de trabajo que da una valiosa experiencia de edificar el reino de Cristo.--The Review and Herald, 20 de octubre de 1896.
Se deben nombrar mujeres para la visitación--Las mujeres que estén dispuestas a consagrar parte de su tiempo al servicio del Señor deben ser nombradas para visitar a los enfermos, cuidar de los jóvenes, y ministrar a los pobres en sus necesidades. Deben ser apartadas para este trabajo mediante la oración y la imposición de manos. En algunos casos necesitarán buscar el consejo de los oficiales de la iglesia o los ministros; pero si son mujeres devotas, que mantienen una conexión vital con Dios, serán un poder para el bien en la iglesia. Esta es otra manera de fortalecer y edificar a la iglesia. Necesitamos ampliar más nuestros métodos de trabajo. Ninguna mano debe ser atada, ni un alma desalentada, ninguna voz callada; dejad que cada individuo trabaje, privada o públicamente, para ayudar en el adelanto de esta gran labor. Poned las cargas sobre hombres y mujeres de la iglesia, para que crezcan con el ejercicio, y así lleguen a ser agentes efectivos en las manos del Señor para la iluminación de aquellos que están en tinieblas.--The Review and Herald, 9 de julio de 1895.
Menos sermones y más obra personal
Emplear menos tiempo sermoneando y más en el ministerio personal--Es necesario acercarse a la gente por medio del esfuerzo personal. Si se dedicara menos tiempo a sermonear y más al servicio personal, se conseguirían mayores resultados. Hay que aliviar a los pobres, atender a los enfermos, consolar a los afligidos y dolientes, instruir a los ignorantes y aconsejar a los inexpertos. Hemos de llorar con los que lloran y regocijarnos con los que se regocijan. Acompañada del poder de persuasión, del poder de la oración, del poder del amor de Dios, esta obra no será ni puede ser infructuosa.--El Ministerio de Curación, 102.
Se logra diez veces más mediante la visitación y la conversación con sus feligreses--No es suficiente predicar a los hombres; debemos orar con ellos y por ellos; no nos debemos mantener fríamente alejados de ellos, sino acercarnos con simpatía a las almas que deseamos salvar, visitarlas y conversar con ellas. El ministro que hace el trabajo fuera del púlpito en forma correcta logrará diez veces más resultados que el que se concreta a trabajar sólo desde el púlpito.--The Review and Herald, 8 de agosto de 1878.
Los miembros entrenados a depender de la predicación, hacen poco por Cristo--Y el trabajo del ministro no termina con la presentación de la verdad desde el púlpito. Debe realizar con ahinco, en forma personal, el trabajo de casa en casa, estudiando las Escrituras con las personas, y orando con ellas. De esta manera muchos serán traídos al conocimiento de Dios. Las almas que están por perderse serán llenas del Espíritu de Cristo. Pero esta obra ha sido descuidada; y por esto las iglesias están faltas de poder. Hay muchos ministros ordenados que nunca han ejercido un cuidado pastoral sobre el rebaño del Señor, quienes nunca han vigilado las almas como quienes tienen que rendir cuenta. La iglesia, en vez de desarrollarse, es dejada para ser un cuerpo débil, dependiente, e ineficiente. Los miembros de la iglesia, entrenados para depender de la predicación, hacen muy poco por Cristo. No llevan frutos, sino crecen en egoísmo e infidelidad. Ponen su esperanza en el predicador, confiando en sus esfuerzos para mantener viva su débil fe. A causa de que sus miembros no son debidamente entrenados por quienes Dios ha puesto para supervisar, muchos son siervos flojos, escondiendo sus talentos en la tierra, y quejándose aun de la manera como Dios los trata. Esperan ser atendidos como niños enfermos.--The Review and Herald, 21 de enero de 1902.
Descanse después de predicar, entonces visite--Los ministros tienen todo lo que necesitan para predicar la Palabra, y después de haber exhortado a la gente con la solemne verdad, deben mantener una humildad digna como predicadores de la verdad exaltada y como representantes de la verdad presentada a la gente. Después de su elaborado esfuerzo necesitan descansar. ... Si hay quienes todavía cuentan con una reserva de fuerzas y pueden ser usadas sin perjudicarse, hay una labor importante que deben realizar, y que tan solo ha comenzado cuando han hablado la verdad a la gente. Entonces viene la predicación por el ejemplo, la vigilancia cuidadosa, el buscar hacer el bien a otros, la conversación, y la visitación junto a la hoguera de casa en casa, compenetrándose de la condición de la mente y del estado espiritual de aquellos que escucharon el discurso de sus labios; exhortando a éste, reprendiendo a aquel, corrigiendo a otro, y consolando al afligido, al sufriente, y al desvalido. La mente debe estar tan libre de preocupación como sea posible para que puedan ser soldados, "que insten a tiempo y fuera de tiempo". Ellos deben obedecer la amonestación dada por Pablo a Timoteo: "Medita en estas cosas, ocúpate en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos".--Testimonies for the Church 1:472.
Los miembros y el ministerio personal
La educación de los miembros es esencial--Nuestro trabajo está incompleto si nosotros no educamos a otros para ser obreros juntamente con Dios, visitando y orando con las familias, mostrando al mundo lo que Jesús ha hecho por nosotros. La Palabra de Dios declara, "la religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es ésta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha de este mundo". Estas palabras son dichas a cada seguidor de Cristo. No solamente el ministro, sino cada alma conectada con él, ha de trabajar en su viña. "En esto es glorificado mi Padre", dijo Cristo, "que llevéis mucho fruto". Con su propia vida Cristo ha pagado por su sincera y entusiasta colaboración. Si no trabajan como fieles misioneros, son desleales a su cometido y defraudan a su Salvador.--The Signs of the Times, 27 de diciembre de 1899.
El entrenamiento contribuye al crecimiento de la iglesia aparte de las responsabilidades administrativas del pastor--Desde el momento en que los conversos se unen al cuerpo de la iglesia, deberían ser educados para tomar líneas tales de trabajo que beneficien no solamente a sus propias almas, sino a las de otros. "El alma liberal será engordada, y el que saciare, él también será saciado". El Señor ha dado talentos de intelecto, energía y medios a sus seguidores. Los que son conocidos como hombres de mentes bien equilibradas, quienes tienen el amor y el temor de Dios presente, deben ser nombrados como ancianos y diáconos; y mediante el ejercicio de la capacidad que Dios les ha otorgado, podrán crecer en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Podrán planificar sabiamente, y educar individualmente a los miembros de la iglesia para hacer su parte utilizando los talentos de su Señor. Al hacer un uso correcto de sus talentos pueden aumentar su eficiencia en la causa de Dios. La iglesia puede ser visitada ocasionalmente por un ministro y aún ser una iglesia creciente; pues Jesús es nuestro ministro, y nosotros nunca hemos de pensar que estamos solos. Jesús nunca abandona la manada de sus pastos. "Mas éste [Jesús], por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable".--The Review and Herald, 17 de enero de 1893.
La obra requiere recursos de los ministros y los miembros--La obra de Dios en esta tierra no podrá nunca terminarse antes que los hombres y mujeres abarcados por el total de miembros de nuestra iglesia se unan a la obra, y aúnen sus esfuerzos con los de los pastores y dirigentes de las iglesias. ... Es el entrenamiento, la educación, que se está necesitando. Aquellos que trabajan visitando las iglesias deberán darle a los hermanos y hermanas instrucciones en cuanto a métodos prácticos para hacer obra misionera.--Testimonies for the Church 9:117.
Se debe entrenar a los visitadores--Hay algunas personas con cierta experiencia que debieran, en ocasión de todo esfuerzo público que se realiza en las iglesias moribundas, así como en nuevos lugares, seleccionar a hombres y mujeres de edad madura para ayudarlos en la obra. Así obtendrán conocimiento, interesándolos en el esfuerzo personal, y veintenas de ayudantes se están preparando como instructores bíblicos, colportores y visitadores de las familias.--El Evangelismo, 344.