El Ministerio Pastoral

Capítulo 51

El liderazgo de los jóvenes

Desarrolle una buena relación con sus jóvenes--La causa de la verdad ha perdido mucho por falta de atención a las necesidades espirituales de los jóvenes. Los ministros del Evangelio deben desarrollar buenas relaciones con los jóvenes de sus congregaciones. Muchos rehuyen hacerlo, pero su negligencia es un pecado a la vista del cielo, un pecado en contra de las almas por quienes Cristo murió. Los jóvenes son el blanco de los ataques especiales de Satanás; pero la manifestación de bondad, cortesía, tierna simpatía y amor, a menudo trabajarán por la salvación de quienes están bajo las tentaciones del maligno. El amor de Cristo le dará la entrada al corazón de los jóvenes; y cuando haya ganado la confianza de ellos, escucharán sus palabras y tomarán su consejo. Los debe atar a su corazón con los lazos del amor, y luego instruirlos en cómo trabajar en la causa de Dios. Los jóvenes pueden laborar por sus compañeros más jóvenes de una manera tranquila, sin pretensiones. Esta rama de la obra de Dios no debe ser descuidada. Nuestras iglesias no están haciendo lo que debieran hacer por la juventud. No parece haber preocupación por las almas por quienes Cristo murió. ¿Por qué no ha de considerarse como trabajo misionero de la clase más elevada la obra hecha en pro de los jóvenes que están en nuestras filas? Esta labor requiere el tacto más delicado, la consideración más atenta, las más fervientes oraciones por la sabiduría celestial; pues conectados con la iglesia están quienes nunca han sido tocados con el poder de la gracia divina.--The Review and Herald, 24 de marzo de 1891.

El amor alcanzará aun el corazón de los jóvenes que aparentemente no tienen esperanza--No se glorifica al Señor cuando se descuida o pasa por alto a los niños. Se los debe educar, disciplinar e instruir con paciencia. Necesitan más que una atención casual, más que una palabra de estímulo. Es necesario trabajar por ellos esforzada y cuidadosamente, y con oración. El corazón que está lleno de amor y simpatía alcanzará el corazón de los oyentes aparentemente negligentes y sin esperanza.--Consejos sobre la Obra de la Escuela Sabática, 85.

Cristo se entristece con cada palabra dura, severa y desconsiderada que se dirija a los niños--Manifiéstense la bondad y la cortesía del ministro en su trato con los niños. Debe siempre tener presente que son hombres y mujeres en miniatura, miembros jóvenes de la familia del Señor. Pueden estar muy cerca del Maestro y serle muy caros, y si se los instruye y disciplina debidamente, le prestarán servicio aun en su juventud. Cristo se siente entristecido por cada palabra dura, severa y desconsiderada que se dirija a los niños. No se respetan siempre sus derechos, y se los trata con frecuencia como si no tuviesen un carácter que necesita desarrollarse debidamente a fin de no torcerse, para que el propósito de Dios no fracase en su vida.--Joyas de los Testimonios 1:530.

En cada sermón, deje un rinconcito para los niños--En su comisión al apóstol Pedro, el Salvador le dijo primero: "Apacienta mis corderos", y después le mandó: "Apacienta mis ovejas". Al dirigirse al apóstol, Cristo le dice a cada uno de sus siervos: "Apacienta mis corderos". Cuando Jesús amonestó a sus discípulos a no despreciar a los pequeñitos, les habló a todos sus discípulos de todas las edades. Su propio amor y cuidado por los niños es un precioso ejemplo para sus seguidores. Si los maestros de la escuela sabática sintieran el amor que debieran sentir hacia estos corderos del rebaño, muchos más serían ganados para el redil de Cristo. En cada oportunidad conveniente, cuéntese a los niños la historia del amor de Jesús. En cada sermón dígase algo que sea de beneficio para ellos. El siervo de Cristo puede tener amigos duraderos entre estos pequeñitos, y sus palabras pueden ser para ellos como manzanas de oro en canastillos de plata.--Consejos sobre la Obra de la Escuela Sabática, 84.

Los niños deben asistir al culto de adoración--Los padres y las madres debieran convertir en una regla que sus hijos asistan al culto de la iglesia durante el sábado, y debieran reforzar esa regla con su propio ejemplo. Nuestro deber es guiar a nuestros hijos y a nuestra casa tras de nosotros, como lo hizo Abrahán. Tanto por ejemplo como por precepto, debiéramos impresionar en ellos la importancia de las enseñanzas religiosas. Todos los que han formulado los votos bautismales se han consagrado solemnemente al servicio de Dios. Están bajo la obligación de un pacto de colocarse y colocar a sus hijos en un lugar donde puedan obtener todos los incentivos posibles y el ánimo para la vida cristiana.--Conducción del Niño, 502, 503.

El pastor y los padres como equipo

Los padres critican al ministro por su propia negligencia--Vuestros hijos e hijas se corrompen por vuestro ejemplo y preceptos relajados; y no obstante esta falta de preparación doméstica, esperáis que el ministro contrarreste vuestra obra diaria y cumpla la admirable hazaña de educar sus corazones y sus vidas en la virtud y la piedad. Después que el predicador ha hecho todo lo que puede para la iglesia mediante amonestación fiel y piadosa, disciplina paciente y ferviente oración para rescatar y salvar el alma, y no tiene, sin embargo, éxito, los padres y las madres con frecuencia le echan la culpa de que sus hijos no se conviertan, cuando puede deberse a su propia negligencia.--El Hogar Cristiano, 167.

Los pastores necesitan la ayuda de los padres para convertir a los jóvenes--Muchos parecen pensar que la decadencia de la iglesia, el creciente amor por los placeres, se deben a la falta de obra pastoral. Es cierto, la iglesia no dispone de fieles guías y pastores. Los ministros debieran trabajar fervientemente por los jóvenes que no se han entregado a Cristo y también por otros que son irreligiosos y no son cristianos aunque sus nombres estén en el registro de la iglesia. Pero aunque los ministros hagan su obra fielmente y bien, representará muy poco si los padres descuidan su obra. La falta de poder en la iglesia se debe a la falta de cristianismo en el hogar. Hasta que los padres no tomen su obra como debieran, será difícil que despierten a los jóvenes para que comprendan su deber. Si la religión reina en el hogar, será llevada a la iglesia. Los padres que realizan su obra para Dios son un poder para el bien. Al reprimir y estimular a sus hijos, criándolos en la educación y admonición del Señor, bendicen al vecindario en el cual viven. Y la iglesia se fortalece por su fiel obra.--Conducción del Niño, 521, 522.

Algunos padres son activos en el trabajo cristiano fuera del hogar mientras sus propios hijos son extraños al Salvador--Hay padres y madres que anhelan trabajar en algún campo misionero; hay muchos que son activos en su obra cristiana fuera de su hogar, mientras que sus propios hijos son extraños al Salvador y su amor. Muchos padres confían al pastor o al maestro de la escuela sabática la obra de ganar a sus hijos para Cristo; pero al hacerlo descuidan su propia responsabilidad recibida de Dios. La educación y preparación de sus hijos para que sean cristianos es el servicio de carácter más elevado que los padres puedan ofrecer a Dios. Es una obra que demanda un trabajo paciente, y un esfuerzo diligente y perseverante que dura toda la vida. Al descuidar este propósito demostramos ser mayordomos desleales. Dios no aceptará ninguna excusa por tal descuido.--Palabras de Vida del Gran Maestro, 153.

Los ministros y los miembros deben secundar los esfuerzos de los padres--Dedique la iglesia un cuidado especial a los corderos del rebaño, ejerciendo toda influencia de que sea capaz para conquistar el amor de los niños y vincularlos con la verdad. Los pastores y los miembros de la iglesia deben secundar los esfuerzos que hacen los padres para conducir a los niños por sendas seguras. El Señor está llamando a los jóvenes, porque quiere hacer de ellos auxiliadores suyos que presten buen servicio bajo su bandera.--El Hogar Cristiaano, 326.

Los padres que han tenido éxito deben ministrar a otros jóvenes en la iglesia--Los cristianos manifiestan un profundo interés en [los niños] que los rodean, quienes a causa de las sutiles tentaciones del enemigo, están listos para perecer. Padres y madres, si habéis guardado a vuestros propios hijos de las trampas del enemigo, contemplad a vuestro alrededor para salvar a las almas de los hijos que no han tenido este cuidado.--Nuestra Elavada Vocacion, 123.

Entrenados para servir

Los jóvenes, correctamente instruídos, serán fervientes obreros para el Maestro--Los jóvenes y las señoritas deben ser educados para el servicio en la causa de Dios. El Señor escoge a los jóvenes porque son de cuerpo fuerte y de mente vigorosa; y si los jóvenes son correctamente instruidos, serán fervientes obreros para el Maestro. Dios será el consejero de los jóvenes si depositan su confianza en él; los aceptará, y los elevará para ser colaboradores con él, si ellos se rinden en sumisión total a su voluntad.--The Review and Herald, 24 de marzo de 1891.

Los ministros y los miembros mayores no pueden ejercer ni la mitad de la influencia sobre la juventud que otros jóvenes--Amigos jóvenes, si ustedes se encargan de trabajar en el lugar en donde están, haciendo lo que puedan, tengan la seguridad que tendrán la ayuda de Jesús. Comiencen esta obra trabajando en favor de sus compañeros. Los ministros y los miembros de edad más avanzada, no pueden tener la mitad de la influencia sobre sus jóvenes compañeros que la que ustedes son capaces de ejercer; y deben sentir que descansa sobre ustedes la responsabilidad de hacer todo cuanto puedan por su salvación.--Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh Day Adventist, 288.

Cuando la juventud trabaja por la iglesia, se cierra una puerta en contra de la tentación--¿Por qué los dirigentes de la iglesia no celebran concilios para planear formas en las que jóvenes y señoritas puedan ser entrenados para usar los talentos que les han sido confiados? ¿Por qué los miembros mayores de la iglesia no buscan hacer un trabajo bueno, ferviente y compasivo en favor de los niños y los jóvenes? Muchos han abrazado la verdad, y sin embargo no han sido educados en cuanto a cómo podrán servir en la causa de Dios, y crecer así en musculatura espiritual y vigor. Al emplear las facultades de la mente y el cuerpo de nuestros jóvenes en el servicio a Dios, se cierra una puerta en contra de las tentaciones del enemigo, y Satanás no tiene tan favorable oportunidad de entrenar a los niños y jóvenes para su servicio.--The Review and Herald, 7 de marzo de 1893.

La Escuela Sabática de los niños

Los maestros de niños de la escuela sabática necesitan aptitud, voluntad y perseverancia en la oración--En algunas escuelas sabáticas se dan puestos a personas que carecen de aptitud para enseñar, que no tienen amor ferviente por las almas. No comprenden ellas mismas ni a medias las orientaciones prácticas de la verdad. ¿Cómo, pues, pueden conducir a los niños y a los jóvenes al vivo Manantial? Beban los maestros mismos en abundancia del agua de la salvación, y los ángeles de Dios les prestarán ayuda, y ellos sabrán justamente qué conducta quiere el Señor que adopten a fin de ganar para Jesús a la preciosa juventud. Esto requiere aptitud, voluntad, perseverancia, y un espíritu como el que tenía Jacob cuando luchó en oración y exclamó: "No te dejaré, si no me bendices". Cuando la bendición de Dios descansa sobre los maestros, no puede menos que manifestarse a aquellos que están bajo su cuidado. Nunca coloquéis a la juventud bajo el cuidado de personas que son espiritualmente indolentes, que no poseen aspiraciones nobles, elevadas y santas; porque los mismos sentimientos de indiferencia y farisaísmo, de la forma sin el poder, se verán tanto en los maestros como en los alumnos.--Consejos sobre la Obra de la Escuela Sabática, 129, 130.

Los ministros deben poder hablar de manera interesante y comprensible a los niños de la escuela sabática--Hubo una vez un director general de escuelas sabáticas, que al dirigirse a una escuela sabática en cierta ocasión, hizo observaciones muy secas, largas y faltas de interés. Una madre le preguntó a su hijita, de diez años de edad, si le había gustado el discurso, y le preguntó: "¿Qué dijo el pastor?" La niñita repuso: "Habló, y habló, y habló, y no dijo nada". No queremos que se dé semejante informe de nuestro trabajo. Queremos la mejor preparación que nos sea posible obtener para esta obra, de manera que tengamos éxito en enseñar a otros las cosas que nosotros hemos aprendido.--Consejos sobre la Obra de la Escuela Sabática, 189, 190.

Demasiados niños enseñados en las Escrituras en la escuela sabática, aun no tienen interés en la religión--Muchos de los hijos de padres creyentes, niños que han sido enseñados en la escuela sabática y están familiarizados con las Escrituras, todavía no tienen interés en la religión. Bajo la más poderosa apelación del Espíritu Santo, parecen tan impasibles como si estuvieran esculpidos en piedra. ¿Qué se puede hacer para romper el hechizo que Satanás ha echado sobre estas almas? No veo ninguna ayuda, excepto que los padres presenten a sus hijos al trono de la gracia, en oración humilde y fervorosa, rogando al Señor que se una a sus esfuerzos y a los de sus ministros, hasta que la convicción y la conversión sean el resultado.--The Signs of the Times, 16 de marzo de 1882.

La clase de escuela sabática para niños no debe reemplazar su asistencia al culto divino--La escuela sabática de _____ fue hecha el tema principal de interés por el Hno. E. Absorbía la mente de la juventud, al paso que se descuidaban otros intereses religiosos. A menudo, después de terminarse la escuela sabática, el director, unos cuantos maestros, y un número bastante considerable de los alumnos, solían volver a casa para descansar. Sentían que se había acabado su preocupación para el día y que no tenían más deberes que cumplir. Al sonar la campana anunciando la hora del servicio público, cuando los hermanos salían de sus hogares para ir al local de culto, se encontraban con muchos miembros de la escuela sabática que regresaban a sus casas. Y por importante que fuera la reunión, a un gran número de miembros de la escuela sabática no podía interesárselos para que hallaran placer en la instrucción que daba el pastor sobre importantes temas bíblicos. Al mismo tiempo que muchos de los niños no asistían al culto, algunos que se quedaban no sacaban mucho provecho de la palabra presentada, porque la consideraban tarea pesada.--Consejos sobre la Obra de la Escuela Sabática, 205.