El Ministerio Pastoral

Capítulo 52

Jesús como el pastor modelo

Nota de los compiladores: Jesús nunca dirigió una congregación de iglesia tal como lo hacemos hoy. Sin embargo, como los pastores de hoy, él predicó, enseñó y ministró tanto a los grupos grandes como a individuos. Es de ayuda para los pastores de las iglesias pequeñas notar que lo más parecido a dirigir o ministrar una congregación específica fue su ministerio continuo al pequeño grupo de doce. Debe ser de ánimo a los pastores que a veces sienten su fracaso, reconocer que aún Jesús no pudo detener la apostasía de uno de esos doce. En las citas de Elena G. De White a continuación, vale la pena notar cuan a menudo se le llama a Jesús el Príncipe de los pastores, y ministra a sus subpastores. El es el ministro modelo.

Cristo, el Príncipe de los pastores, provee el modelo perfecto para sus subpastores--Cristo es el Príncipe de los pastores. El ha confiado el cuidado de su rebaño a sus subpastores. Requiere de estos pastores que tengan el mismo interés que él ha manifestado siempre por sus ovejas, y que sientan siempre la responsabilidad de la carga que les ha confiado. Los ministros que han sido llamados por Dios para laborar en palabra y en doctrina, son los pastores de Cristo. Los ha nombrado bajo su dirección para que vigilen y atiendan a su rebaño. Les ha ordenado solemnemente que sean pastores fieles, que alimenten el rebaño con diligencia, que sigan su ejemplo, que fortalezcan al débil, que nutran al desmayado, y los protejan de las bestias voraces. Les señala su ejemplo de amor hacia sus ovejas. Para asegurar su rescate, él dio su vida por ellas. Si ellos imitan su ejemplo de abnegación, el rebaño prosperará bajo su cuidado.--Spiritual Gifts 1:123.

Ni un ministro entre veinte conoce la esencia real del ministerio de Cristo--El conocimiento divino puede llegar a ser conocimiento humano. Cada ministro debería estudiar cuidadosamente la forma en que Cristo enseñaba. Debe comprender sus lecciones. No hay uno en veinte que conozca la belleza y la esencia real del ministerio de Cristo. Han de descubrirlo. Entonces llegarán a ser participantes del rico fruto de sus enseñanzas. Las entretejerán tan plenamente en su propia vida y práctica que las ideas y los principios que Cristo presentó en sus lecciones aparecerán en su enseñanza. La verdad florecerá y llevará los frutos más nobles. Y el propio corazón del obrero se encenderá; sí, arderá con la vivificante vida espiritual que infunden en las mentes de otros. Entonces todo el sermoneo tedioso llegará a su fin, pues con frecuencia es una exhibición del yo, en vez del fruto que lleva el maestro que ha estado sentado a los pies de Jesús y que ha aprendido de él.--Manuscript Releases 6:72.

Cada rasgo de la vida del gran Ejemplo debe ser estudiado cuidadosamente--Mientras más se asocie el ministro de Cristo con su Maestro, a través de la contemplación de su vida y carácter, más se asemejará a él, y estará mejor calificado para enseñar su verdad. Cada rasgo de la vida del gran Ejemplo deberá ser estudiado cuidadosamente, y se deberá sostener conversación íntima con él por medio de la oración de una fe viva. Así será transformado el carácter humano defectuoso a la imagen de su glorioso carácter. Así el maestro de la verdad estará preparado para guiar almas a Cristo.--The Spirit of Prophecy 3:244.

La vida devocional

La oración fue el centro del ministerio de Cristo--Cristo es nuestro ejemplo. Su vida fue una vida de oración. Sí, Cristo, el Hijo de Dios, igual al Padre, completamente suficiente en sí mismo, la fuente de todas las bendiciones, cuya voz podía reprender toda enfermedad, calmar la tempestad, y llamar a los muertos a la vida, oró con fuerte clamor y muchas lágrimas. A menudo pasaba noches enteras en oración. Mientras las ciudades estaban calladas por el sueño, los ángeles escuchaban los ruegos del Redentor. Contemplad al Salvador postrado en oración, su alma atormentada por la angustia. No ora por sí mismo, sino por quienes vino a salvar. En las montañas de Galilea y en el monte de los Olivos el Amado de Dios oró por los pecadores. Entonces salió a ministrarles con su lengua encendida de nuevo con el fuego viviente.--The Signs of the Times, 5 de septiembre de 1900.

Jesús reabastecía su alma a través de la oración antes de salir a ministrar--Para los creyentes judíos de Jerusalén en el tiempo de Cristo, el monte de los Olivos era con frecuencia un lugar para la devoción. Las colinas y los valles alrededor de Jerusalén, hoy tan secos y áridos, estaban entonces llenos de plantíos de olivos y huertas, y era allí donde los fieles de Israel iban a menudo a escudriñar las Escrituras y a orar. El Jardín del Getsemaní estaba entre los lugares así frecuentados. Fue en este lugar, cuando la ciudad de Jerusalén estaba envuelta en el silencio de la medianoche, que Jesús a menudo se retiraba para tener comunión con su Padre. Cuando aquellos a quienes les había ministrado todo el día se iban a sus hogares, leemos, Jesús "se retiró al monte de los Olivos". A veces llevaba a sus discípulos con él a ese lugar de descanso, para que uniesen sus oraciones a las de él. En la oración Cristo obtenía poder de Dios, y prevalecía. Mañana tras mañana, y noche tras noche, él recibía gracia para poder impartir a otros. Entonces, con su alma henchida de gracia y fervor, salía a ministrar a las almas de los hombres.--The Signs of the Times, 15 de julio de 1908.

Jesús oraba principalmente por otros--Cristo estaba continuamente recibiendo del Padre a fin de poder impartírnoslo. "La palabra que habéis oído--dijo él--, no es mía, sino del Padre que me envió". "El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir". El vivió, pensó y oró, no para sí mismo, sino para los demás. De las horas pasadas en comunión con Dios él volvía mañana tras mañana, para traer la luz del cielo a los hombres. Diariamente recibía un nuevo bautismo del Espíritu Santo. En las primeras horas del nuevo día, Dios lo despertaba de su sueño, y su alma y sus labios eran ungidos con gracia para que pudiese impartir a los demás.--Palabras de Vida del Gran Maestro, 105.

El ejemplo de Cristo muestra a los ministros cómo encarar los embates--¿Son tentados y fieramente abofeteados por Satanás los ministros de Cristo? También lo fue Aquel que no tuvo pecado. Cristo, nuestro ejemplo. se acercó a su Padre en esas horas angustiosas. Vino al mundo para proveer un medio donde pudiéramos encontrar gracia y fuerza para cada momento de necesidad, siguiendo su ejemplo de oración ferviente y frecuente. Si los ministros de Cristo imitaran ese modelo serían imbuídos de su espíritu y los ángeles les servirían.--The Review and Herald, 19 de mayo de 1885.

El amor por la gente

Cristo se identificó con su pueblo--Cristo se identificó con las necesidades de la gente. Sus necesidades y sufrimientos eran los suyos. El dice "Tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber fue huésped, y me recogisteis; desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; estuve en la cárcel, y vinisteis a mí". Mateo 25:35, 36. Los siervos de Dios deben tener en su corazón tierno afecto y sincero amor por los discípulos de Cristo. Deben manifestar el profundo interés que Cristo hace resaltar en el cuidado del pastor por la oveja perdida; deben seguir el ejemplo dado por Cristo y manifestar la misma compasión y amabilidad y el mismo amor tierno y compasivo que él nos demostró a nosotros.--Joyas de los Testimonios 1:322.

El amor, la misericordia y la compasión eran desplegados en cada acto del ministerio de Jesús--Jesús dijo describiendo su ministerio terrenal: El Señor "me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos". Lucas 4:18. Esta era su obra. El iba haciendo bien, y sanando a todos los oprimidos de Satanás. Había villas enteras donde no se oía un gemido de dolor en ninguna de sus casas; porque él había pasado por ellas y había sanado a sus enfermos. Su trabajo era evidencia de su ungimiento divino. Amor, misericordia y compasión se revelaban en cada acto de su vida; su corazón rebosaba de tierna simpatía hacia los hijos de los hombres. El tomó la naturaleza humana para comprender las necesidades de los hombres. Los más pobres y los más humildes no tenían miedo de acercársele. Aun los niños se sentían atraídos hacia él. Les gustaba subirse a sus rodillas y mirar ese rostro pensativo, benigno y amante.--El Camino a Cristo, 3.

Los pastores que trabajan bajo el Príncipe de los pastores han de estar siempre interesados en los demás--El Buen Pastor vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Ha manifestado en su obra su amor por sus ovejas. Todos los pastores que trabajan bajo el Príncipe de los pastores poseerán sus características; serán mansos y humildes de corazón. Una fe semejante a la de un niño trae paz y descanso al alma, y también obra por amor y está siempre interesado en los demás. Si el espíritu de Cristo mora en ellos, serán semejantes a Cristo y harán las obras de Cristo.--Testimonies for the Church 4:377.

El líder-siervo

Para tener el éxito de Jesús, dirija con humildad como Jesús--Jesús, el amado Salvador, ha dado a todos notables lecciones de humildad, pero especialmente al ministro evangélico. En su humillación, cuando su obra en la tierra estaba casi terminada y estaba por volver al trono de su Padre, de donde había venido con toda la potestad en sus manos y con toda la gloria sobre su frente, entre las últimas lecciones que dio a sus discípulos hubo una sobre la importancia de la humildad. Mientras éstos contendían en cuanto a quién sería el mayor en el reino prometido, se ciñó como siervo y lavó los pies de aquellos que le llamaban Señor y Maestro.--Joyas de los Testimonios 1:517.

Los ministros despreciados por aquellos a quienes sirven, deben recordar que Jesús también lo fue--Los ángeles ayudaron a Jesús, mas su presencia no facilitó su vida ni la libró de duras luchas y fieras tentaciones. Fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Si los ministros, mientras están haciendo la obra que el Maestro les ha mandado que hagan, tienen pruebas, perplejidades y tentaciones, ¿debieran sentirse descorazonados, cuando saben que hay Uno que ha sufrido todas estas cosas antes que ellos? ¿Debieran perder su confianza porque sus esfuerzos no rinden los frutos que ellos esperaban? Cristo trabajó firmemente por su propia nación; pero sus esfuerzos fueron despreciados precisamente por los que él vino a salvar, y mataron al que vino a darles vida.--Testimonios para la Iglesia 2:452.

El ganador de almas

Cristo vino a dar un ejemplo correcto de lo que es un ministro ganador de almas--El vino para dar un ejemplo correcto de un ministro del Evangelio. Trabajó constantemente por un objetivo; todos sus poderes fueron empleados en favor de la salvación del hombre, y cada acto de su vida llevaba ese fin. Viajaba a pie, mientras enseñaba a sus seguidores por el camino. Sus vestidos estaban polvorientos y manchados, y su apariencia no era halagadora. Pero las verdades claras y sencillas que brotaban de sus labios divinos hacían que pronto sus oyentes olvidaran su apariencia, y se sintieran encantados, no con el hombre, sino con la doctrina que enseñaba.--Testimonies for the Church 4:373.

El buen pastor busca diligentemente a las ovejas perdidas y las recibe amorosamente de vuelta al redil--Tengo un mensaje para aquellos que laboran en el ministerio. Al Señor no le ha agradado el trabajo hecho, y no lo acepta de vuestras manos por haber descuidado lo que es más importante para la salvación de las almas y para la salud de la iglesia. El ministro ha de ser un pastor. ... El deja a las noventa y nueve en el redil; no importa cuan negra y tempestuosa la noche, o cuan peligroso o desagradable el camino, o cuan larga y tediosa la búsqueda, él no se fatiga, no se da por vencido, hasta encontrar la perdida. Y cuando la encuentra, ¿actúa indiferente? ¿Llama a la oveja, y le ordena a la extraviada que lo siga? ¿La amenaza o la golpea, o la empuja delante de él, recordándole la amargura, decepción y ansiedad que ha sufrido por su culpa? No; él coloca a la oveja cansada, exhausta, extraviada sobre sus hombros, y con gozosa gratitud porque su búsqueda no ha sido en vano, la lleva de vuelta al redil. Su gratitud halla expresión en cantos melodiosos de regocijo, y los coros celestes responden a las notas gozosas del pastor. Cuando la perdida es hallada, el cielo y la tierra se unen en regocijo y agradecimiento.--The Review and Herald, 23 de agosto de 1892.

El predicador-maestro

El ministerio de Jesús consistió no sólo en predicar, sino en educar a la gente--Debemos tratar de seguir más estrechamente el ejemplo de Cristo, el gran Pastor, mientras trabajaba con su grupito de discípulos, estudiando con ellos y con la gente las Escrituras del Antiguo Testamento. Su ministerio activo consistía no solamente en sermonear, sino en educar a la gente. Cuando pasaba por las aldeas, entablaba relaciones personales con la gente en sus hogares, enseñando y ministrando a sus necesidades. Cuando las multitudes que lo seguían aumentaban, cuando llegaba a un lugar adecuado, les hablaba, simplificando sus discursos con el empleo de parábolas y símbolos.--El Evangelismo, 151, 152.

La predicación de Cristo era sencilla y directa--Sus palabras eran sencillas y directas, y nadie necesitaba buscarlas en el diccionario para encontrar su significado. Un niño podía comprender su enseñanza. Y como él hizo su trabajo, así debemos hacer el nuestro, siguiendo su ejemplo.--The Signs of the Times, 8 de julio de 1889.

Jesús trató de alcanzar a las mentes de la gente común--Haremos mucho en poco tiempo si trabajamos en la forma como Cristo lo hacía. Podemos reflexionar provechosamente en la forma como él enseñaba. Trataba de llegar a la mente de la gente común. Su estilo era sencillo, natural y abarcante.--El Evangelismo, 411.

Nadie que escuchara a Jesús podía sentirse despreciado u olvidado--Jesús buscaba un camino hacia cada corazón. Usando una variedad de ilustraciones, no solamente presentaba la verdad en sus diferentes fases, sino que hablaba al corazón de los distintos oidores. Suscitaba su atención mediante figuras sacadas de las cosas que los rodeaban en la vida diaria. Nadie que escuchara al Salvador podía sentirse descuidado u olvidado. El más humilde, el más pecador, oía en sus enseñanzas una voz que le hablaba con simpatía y ternura.--Palabras de Vida del Gran Maestro, 11.

Cristo alteró lo menos posible el hilo del pensamiento de sus oyentes--Mientras Cristo presentaba estas verdades a las mentes, el alteró lo menos posible su acostumbrada manera de pensar. Sin embargo un nuevo y transformador diseño divino de la verdad debía ser tejido en su experiencia. Así pues, despertó sus mentes, presentándoles la verdad por medio de sus ideas más familiares. Usó ilustraciones en sus enseñanzas que evocaron sus más profundos recuerdos y simpatías, con el fin de alcanzar el templo secreto del alma. Identificándose con sus intereses, sacó sus ilustraciones del gran libro de la naturaleza usando objetos con los que ellos estaban familiarizados.--Manuscript Releases 1:22.

Las ilustraciones de Jesús repetían constantemente sus lecciones--Los educados quedaban encantados con las enseñanzas de Cristo, y los que no eran educados se beneficiaban siempre; pues él apelaba a su entendimiento. Sus ilustraciones eran tomadas de las cosas de la vida diaria, y aunque eran sencillas, encerraban un hermoso y profundo significado. Las aves del cielo, los lirios del campo, la semilla, el pastor y la oveja,--con estos objetos--, Cristo ilustraba verdades inmortales; y siempre de allí en adelante, cuando sus oyentes veían estas cosas de la naturaleza, recordaban sus palabras. Las ilustraciones de Cristo constantemente repetían sus lecciones.--The Review and Herald, 18 de mayo de 1897.

El pastor de subpastores

El Verdadero Pastor supervisa su obra a través de sus subpastores--Mientras Cristo es el ministro en el santuario celestial, es también, por medio de sus delegados, el ministro de su iglesia en la tierra. Le habla a las personas a través de hombres escogidos, y lleva adelante su obra por medio de ellos, como cuando, en los días de su humillación, se movió visiblemente sobre la tierra. Aunque han pasado siglos, el lapso de tiempo no ha cambiado su promesa hecha a sus discípulos cuando partió. "He aquí, estoy con vosotros, todos los días hasta el fin del mundo". Desde la ascensión de Cristo hasta el presente, los hombres ordenados por Dios, derivando su autoridad de él, han llegado a ser maestros de fe. Cristo, el Verdadero Pastor, supervisa su obra por medio de estos subpastores. Así la posición de aquellos que laboran en palabra y en doctrina llega a ser muy importante. En lugar de Cristo ellos son los que suplican a la gente que se reconcilien con Dios.--Testimonies for the Church 4:493.