Una escala de sueldos sería apropiada--Cada obrero de nuestras instituciones debiera recibir una compensación justa. Si los obreros reciben remuneraciones adecuadas, tienen la satisfacción de efectuar donativos a la causa. No es correcto que algunos reciban una cantidad considerable como salario, mientras otros que realizan fielmente trabajos indispensables, reciben muy poco.
Sin embargo, hay casos en los que es necesario hacer una distinción. Hay empleados de la casa editora que cumplen pesadas responsabilidades y cuya obra es de gran valor para la institución. En muchos otros cargos tendrían considerablemente menos preocupaciones y un beneficio financiero mucho mayor. Todos pueden ver la injusticia que se comete al pagar a tales empleados sueldos que no son superiores a los que perciben obreros que sólo cumplen tareas mecánicas.--Testimonies for the Church 7:207.
Una escala de sueldo equitativa--Mientras estaba en Suiza, me informaron desde Battle Creek que habían ideado un plan según el cual ningún obrero de la oficina debería recibir más de doce dólares por semana. Dije en esa ocasión que eso no resultaría, porque algunos necesitarían recibir un sueldo más elevado. Pero a ninguno relacionado con la oficina debería dársele el doble de esa cantidad, porque si unas pocas personas insumen tantos recursos de la tesorería, no es posible hacer justicia a todos. Los sueldos elevados proporcionados a unos pocos constituyen el plan del mundo, mientras reciben menos otros obreros igualmente meritorios. Esto no es actuar con justicia.
El Señor tendrá a hombres que le amen y le teman relacionados con cada escuela, imprenta, sanatorio y casa editora. Sus sueldos no deberían fijarse siguiendo las normas mundanas. Debería ejercerse, hasta donde sea posible, un juicio excepcional para mantener, no una aristocracia, sino una igualdad, lo cual constituye la ley del cielo. "Todos vosotros sois hermanos". Mateo 23:8. Unos pocos obreros no deberían pedir sueldos elevados, y esos sueldos no deberían ofrecerse como un incentivo para asegurarse el servicio de hombres de habilidad y talento. Tal cosa sería actuar de acuerdo con los principios mundanales. El aumento de los sueldos lleva aparejado un aumento correspondiente de egoísmo, orgullo, ostentación, y un lujo innecesario que no tiene la gente que hace lo más que puede por pagar sus diezmos y entregar sus ofrendas a Dios. La pobreza se ve a su alrededor. El Señor ama a unos tanto como a otros, con la excepción de que las almas abnegadas, humildes y contritas que aman a Dios y se esfuerzan por servirle, son mantenidas siempre más cerca del gran corazón del Amor Infinito que los hombres que se sienten en libertad de poseer todas las cosas buenas de esta vida.--Mensajes Selectos 2:219, 220.
Salarios más elevados para obreros calificados--Los que han sido colocados en posiciones de liderazgo debieran ser hombres que poseen suficiente amplitud de mente para apreciar a personas de intelecto cultivado y recompensarlas con salarios proporcionales a las responsabilidades que desempeñan. Es verdad que quienes trabajan en la obra de Dios, no debieran hacerlo nada más que por el sueldo que perciben, sino más por el honor de Dios, por el progreso de su causa y para obtener riquezas imperecederas. Al mismo tiempo, no debiéramos esperar que los que son capaces de realizar trabajos con esmero y perfección, trabajos que requieren esfuerzo cuidadoso y sostenido, no reciban más sueldo que los obreros no especializados. Es necesario estimar debidamente los talentos. Los que no pueden apreciar un trabajo de calidad y la auténtica habilidad, no debieran ser gerentes de nuestras instituciones, porque su influencia tendería a circunscribir la obra y a rebajarla a un nivel inferior.
Si nuestras instituciones fueran tan prósperas como Dios se propone que sean, debe haber más esmero y oración fervorosa mezclados con un celo y un ardor espirituales crecientes. Emplear a obreros calificados en la obra puede requerir una mayor cantidad de recursos financieros, pero al final resultará en ahorro; es indispensable que se economice en todo lo que sea posible, pero se encontrará que el esfuerzo por ahorrar al emplear a obreros dispuestos a trabajar por un salario más bajo, y cuyo trabajo corresponde en carácter a sus salarios, resultará en pérdida. La obra se atrasará y la causa será desmerecida. Hermanos, podréis economizar tanto como deseéis en vuestros asuntos personales, en la edificación de vuestras casas, en la adquisición de ropa, en la compra de alimentos y en vuestros gastos generales; pero no introduzcáis esta economía en la causa de Dios en una forma tal que impida que hombres de habilidad y verdadero valor moral se empleen en ella.--Testimonies for the Church 5:551.
Empleo de obreros competentes--Se me ha revelado que además de la ayuda con que ahora se cuenta en la oficina, debiera emplearse a obreros capaces para que ayuden en la administración de los diferentes departamentos de la obra. Hay que emplear a personas con experiencia en los negocios y que sean gerentes competentes. Años atrás* habría sido más conveniente emplear a hombres que eran administradores de experiencia, hombres que habrían enseñado minuciosidad, prontitud y economía, aunque hubiera sido necesario pagarles un sueldo doble del que percibían los capataces. El Hno. R es deficiente aquí; no tiene una disposición agradable para corregir lo que está mal. Trata de hacerlo, pero un gran número de cosas que necesitarían ser reformadas de inmediato permanecen sin ser atendidas. La casa editora carece de un experto en finanzas, un hombre de negocios cabal. Hay pérdidas que son tres veces mayores que lo que se gastaría en salarios para un administrador con el mejor talento y experiencia en este trabajo.--Testimonies for the Church 5:414.
La abnegación debiera caracterizar a los obreros--Se me mostró que la obra de las publicaciones no debería llevarse a cabo siguiendo los mismos principios que imperan en las demás editoriales, porque se trata de algo así como de una escuela de preparación. Todos los que se relacionan con ella han de ser misioneros y trabajar siguiendo los mismos principios que determinaron su existencia. La abnegación debería caracterizar a todos los obreros...
La abnegación debería predominar entre los empleados que ocupan posiciones de responsabilidad en las oficinas, y deberían ser un ejemplo para todos los obreros. Esta obra surgió mediante la abnegación, y ahora debería manifestarse y mantenerse ese mismo espíritu. Debería apuntarse al mismo objetivo. Esta es una obra de carácter misionero, y los que no tengan espíritu misionero no deberían continuar en ella".--Mensajes Selectos 2:223, 224.
El que es egoísta y codicioso, que está ansioso por tomar hasta el último peso que pueda de nuestras instituciones como pago por sus servicios, está limitando la obra de Dios; ciertamente tendrá su recompensa. No puede ser considerado digno de que se le confíe la recompensa eterna y celestial en las mansiones que Cristo ha ido a preparar para los que se niegan a sí mismos, toman la cruz y le siguen. La idoneidad de los hombres para entrar en la herencia comprada con sangre se examina durante esta vida, que sirve como un tiempo de prueba. Aquellos que tienen el espíritu de abnegación manifestado por Cristo, cuando se entregó a sí mismo para la salvación de la humanidad caída, son los que beberán de la copa, que serán bautizados con el bautismo, y que compartirán las glorias del Redentor.--Mensajes Selectos 2:223.
Debéis retener la confianza de la gente. A menos que tengáis a la gente con vosotros, vuestra obra será un fracaso. Hermanos, obreros, desde los jefes superiores hasta los más humildes, debierais mantener en la casa editora el espíritu manifestado por Cristo al venir a nuestro mundo.--Carta 5, 1892.
Compensación debida para el trabajo de las mujeres--Si una mujer es designada por el Señor para que haga cierto trabajo, su obra debiera ser estimada en conformidad con su valor. Algunos pueden pensar que es una norma administrativa conveniente permitir que algunas personas dediquen su tiempo y trabajo a la obra sin recibir compensación. Pero Dios no aprueba estas disposiciones. Cuando se requiere abnegación debido a una escasez de recursos financieros, la carga no debe colocarse totalmente sobre unas pocas personas. Todos deben unirse en el sacrificio.
Dios desea que las personas a quienes él ha confiado sus bienes demuestren bondad y liberalidad, y no mezquindad. En sus transacciones comerciales no deben tratar de extraer hasta el último centavo posible. Dios desprecia esos métodos.
Los obreros debieran recibir compensación según las horas que dedican a un trabajo honrado. El que trabaja tiempo completo debe recibir salario completo. Si una persona dedica su mente, alma y energía a llevar la carga, debe ser pagada como corresponde.--Testimonies for the Church 7:207, 208.
Resultados lamentables causados por el pago de sueldos elevados--Se me reveló que el movimiento creado para pagar sueldos tan elevados* era totalmente contrario a los principios sobre los cuales se había establecido originalmente la casa editora; y ya ha producido como resultado privar de miles de dólares a las diferentes ramas de la causa de Dios. Muchas personas que pagan el diezmo y presentan ofrendas, lo hacen practicando la abnegación personal, y cuando se enteran de que los gerentes de la casa editora devengan sueldos tan elevados por su trabajo, pierden su confienza en ellos como hombres que han sido elegidos por Dios, puesto que no están imbuidos con el espíritu de abnegación de Cristo. El dio su vida para poder salvar almas, pero la gente está perdiendo la confianza en los administradores de la institución.--Carta 5, 1892.
Los sueldos elevados no están de acuerdo con el plan de Dios--Los que hicieron y llevaron a cabo los planes para insumir el dinero que Dios les había confiado en sueldos elevados para sí mismos, no obtuvieron ningún provecho, aunque imaginen que se beneficiaron. Al aceptar ese dinero revelaron que no eran dignos de confianza en el manejo de los bienes del Señor. Esta acción testificará contra ellos y revelará que fueron motivados por principios que Dios no nos ha autorizado aplicarlos en su obra.
La adopción de este procedimiento en Battle Creek privó a la causa de Dios de dinero que él hubiera empleado ventajosamente para hacer avanzar la obra en lugares donde el estandarte de la verdad no había flameado todavía. El pago de sueldos tan desmesurados era totalmente contrario al plan de Dios en cualquier ramo de su obra; era, además, contrario al ejemplo dado por Cristo en su vida. El Maestro más excelso que ha conocido el mundo dejó para cada institución del mundo una pauta que contenía los principios de abnegación y altruismo.--Carta 31a, 1894.
Los empleados deben tener voz en la fijación de sueldos--Los que cambian el orden de las cosas establecido por Dios, con el fin de poner en práctica el consejo de personas egoístas, se sentirán inclinados a reducir los sueldos de obreros cuyo trabajo, a la vista de Dios, es de tal naturaleza que a través de él, su influencia está trayendo recursos a la tesorería para sostener su causa. Este proceder, ante el universo celestial y ante los seres humanos, revela el carácter y la disposición de los hombres que manejan cosas sagradas. Y esos mismos hombres, inspirados por el mismo espíritu, cuando detectan la oportunidad de hacerlo, reducirán los salarios de los obreros de la viña del Señor, sin su consentimiento, y sin comprender su situación personal. Esta acción, en numerosos casos, coloca a las familias en apreturas económicas, y los que tienen el poder en sus manos saben muy poco acerca de cuáles podrían ser las consecuencias de reducir los sueldos de los obreros. Los empleados de la causa tienen el mismo derecho de expresarse en este sentido que el de los empleados de diversos sectores del comercio.
La causa debe ser justa; debe negociar con una base de principios rectos. Cada vez que se planee medidas como la reducción de los salarios, debiera distribuirse una comunicación escrita que explique la situación real. Luego pregúntese a los empleados si, bajo la presión de la escasez de recursos en la institución, podrían vivir con menos ingresos mensuales. Todos los convenios realizados con los que trabajan al servicio de Dios debieran conducirse como transacciones sagradas entre una persona y sus semejantes. Ningún hombre tiene derecho de tratar a los que trabajan juntamente con Dios como si fueran objetos inanimados que pueden manejar sin que tengan oportunidad de expresar sus propios puntos de vista.--Carta 31a, 1894.
Tanto los dirigentes como los dirigidos deben practicar la economía--Mientras estaba en Salamanca, Nueva York, en noviembre de 1890, se me presentaron muchas cosas. Se me mostró que se estaba instroduciendo en la obra un espíritu que Dios no aprueba. Mientras algunos aceptan sueldos elevados hay otros que han trabajado fielmente durante años en su puesto y que sin embargo reciben mucho menos. Se me ha mostrado repetidamente que no debe alterarse el orden de Dios ni extinguirse el espíritu misionero...
Sé que hay quienes practican mucha abnegación para pagar sus diezmos y dar sus ofrendas a la causa de Dios. Aquellos que están a la cabeza de la obra deberían tener una conducta que les permita decir sin sonrojarse: "Venid, actuemos conjuntamente en esta obra que se comenzó con sacrificio y que es sostenida por una continua abnegación". El pueblo no debería superar a los que están al frente de nuestra obra en lo que se refiere a la abnegación, a la práctica de la economía y a la negación de sus necesidades.--Mensajes Selectos 2:221.
La fidelidad determina el valor del servicio--He quedado profundamente conmovida por las escenas que contemplé durante la noche. Algunos de mis hermanos hacían propuestas con las que no puedo concordar. Las declaraciones formuladas por ellos indican que están en una vía equivocada, y que carecen de una experiencia que podría protegerlos del engaño. Me afligió escuchar de parte de algunos de nuestros hermanos expresiones que no demuestran fe en Dios ni lealtad a su verdad. Se hicieron propuestas que, de ser llevadas a cabo, alejarían del camino angosto.
Algunos piensan que si se pagaran sueldos más elevados a hombres de talento superior, éstos permanecerían con nosotros, y entonces se realizaría más trabajo, en forma más aceptable, con lo que la causa de la verdad adquiriría una posición más destacada.
Uno que nunca yerra me instruyó con respecto a estos asuntos. Suponiendo que se adoptara este plan, pregunto: "¿Quién es competente para medir la utilidad y la influencia genuina de esos obreros?" Ningún hombre está calificado para juzgar la utilidad en el servicio de Dios.
La posición o el cargo que pueda tener una persona no constituye en sí mismo una indicación de su utilidad en la causa de Dios. El desarrollo de un carácter cristiano mediante la santificación del espíritu es lo que le proporcionará influencia para el bien. En la estimación que Dios hace, el grado de su fidelidad es lo que determina el valor de su servicio.
Dios acepta únicamente los servicios de quienes participan de la naturaleza divina. Sin Cristo el hombre no puede hacer nada. Únicamente el amor a Dios y al hombre coloca a los seres humanos en terreno ventajoso frente a Dios.--Mensajes Selectos 2:212, 213.
El trabajo es motivado por el amor a las almas--He estado meditando en el asunto de los sueldos, lo que constituía una preocupación. Usted sugiere que si pagáramos sueldos más altos podríamos contratar a personas de habilidad que podrían desempeñar importantes cargos de confianza. Eso podría ser así, pero lamentaría mucho ver a nuestros obreros trabajar por el sueldo que reciben. La causa de Dios necesita obreros que hagan un pacto con él por medio del sacrificio, que trabajen por amor a las almas y no por el sueldo que reciben.
Su sentimiento concerniente a los sueldos, mi muy respetado hermano, es el lenguaje del mundo. Servicio es servicio, y una clase de trabajo es tan esencial como la otra. A cada persona se le da su trabajo. Hay trabajo duro y exigente que se debe realizar, trabajo que significa exigencias desagradables y que requiere habilidad y tacto. En la obra de Dios, las facultades físicas tanto como las mentales deben ponerse a contribución, y ambas son indispensables. Las unas son tan necesarias como las otras. Si intentáramos trazar una línea entre el trabajo mental y el físico, nos colocaríamos en una posición muy difícil.
El experimento de pagar sueldos elevados se ha puesto a prueba en las casas publicadoras. Algunas personas han recibido sueldos elevados, mientras que otras que hacían un trabajo igualmente fuerte y exigente, han recibido apenas lo necesario para sustentar a sus familias. Sin embargo, las exigencias para ellos han sido igualmente grandes, y con frecuencia estas personas han trabajado en exceso y han estado agotadas, mientras otras, que no soportaban ni la mitad de la misma carga, recibían el doble de salario. El Señor ve todas las cosas, y ciertamente pedirá cuenta a los responsables, porque es un Dios de justicia y equidad.
Los que tienen conocimiento de la verdad para este tiempo debieran ser puros, limpios y nobles en todas sus transacciones comerciales. Nadie entre los siervos de Dios debiera sentir hambre y sed por ocupar las posiciones más elevadas de director o gerente. Tales posiciones están cargadas de gran tentación.--Consejos sobre la Salud, 299, 300.
Hombres que exageran sus propios méritos--No puedo expresar por escrito la profunda frustración que siento al considerar lo que usted hubiera podido ser si hubiera usado y mejorado las aptitudes y la capacidad que Dios le dio. Pero el Señor no puede salvar a una persona cuyo deseo predominante es ganar la corona pero sin llevar la cruz. El Señor quiere hombres que manifiesten más empeño para que no fallen en el cumplimiento de sus deberes en un grado que justifique lo que reciben como pago.
Le hablo en el nombre del Señor. Sé que usted no comprende la situación con claridad. Cuando recibía un salario cuantioso de la casa editora no producía su equivalente en influencia y trabajos fieles. No manifestó fidelidad en el cumplimiento de la responsabilidad que el Señor le encomendó. Usted siempre ha atribuido a su trabajo un valor muy superior al que realmente tiene. Al exagerar el valor de su propio trabajo, recibió crédito por el conocimiento y la experiencia que otros han introducido en la casa editora. Debo decirle ciertamente: no puedo ver cómo usted podría volver a relacionarse con intereses tan importantes; en vista de que los principios que ha entretejido en la obra son totalmente contrarios a la luz que Dios ha dado con respecto a la forma como debe conducirse su obra en los sectores comercial y religioso.--Carta 28, 1896.
Una familia dispendiosa no es razón para recibir un sueldo mayor--Algunas personas me han escrito para decirme que deben recibir sueldos más elevados, y han presentado como excusa el hecho de tener una familia dispendiosa. Y al mismo tiempo la institución donde trabajaban se veía obligada a realizar cálculos minuciosos para hacer frente a los gastos corrientes. ¿Por qué se tendría que presentar el caso de una familia dispendiosa como una razón para pedir sueldos más elevados? ¿Acaso no es suficiente la lección que Cristo dio? El dijo: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame". Mateo 16:24.--Mensajes Selectos 2:208.
Un litigio judicial instigado por ángeles malignos--He oído que usted* ha entrado en litigio legal, o intenta hacerlo, contra el gerente de la Review and Herald. Quiero decirle que en esto el Señor no lo está guiando. Esta acción la han instigado los ángeles malignos. Dios nunca lo ha instado a efectuar tal cosa.
Es un hecho que usted con B y C ejercieron una influencia que torció los planes de la Review and Herald e introdujo opresión en la obra de publicación de libros. Incorporó principios errados, lo que produjo como resultado su separación del cargo que ocupaba en la institución. Las acusaciones que usted está a punto de lanzar judicialmente contra la Review and Herald son mayormente resultado de sus propias acciones.
El plan artificioso de pagar sueldos más elevados [en la Review and Herald] a un número reducido de empleados, concebido por usted y sus asociados, era totalmente opuesto a los principios que hasta entonces se habían practicado en la institución.
Este asunto me ha sido presentado con toda claridad. En las reuniones, su voz era la que estaba más cargada de urgencia y determinación a llevar a cabo esos planes; se proponía dar a unos pocos empleados sueldos mayores, y pagar sueldos menores a un gran número de obreros que trabajaban con la misma fidelidad que los que reclamaban sueldos más elevados...
Lo conmino en el nombre de Cristo a retirar su pleito judicial, porque está hiriendo a Cristo al deshonrar su causa. Con la misma justicia se le podría hacer a usted una demanda judicial por formular planes que disminuyeron el poder de la Review and Herald para efectuar la obra que debería haberse hecho en el sostenimiento de misioneros en el campo. Considere el fruto de sus propias acciones, la realización de planes que echaron a perder el historial de la institución. Su voz ha hecho mucho para urdir proyectos equivocados.--Carta 227, 1905.
Creación de una unión para obtener salarios más elevados--Debido a la gran obra que debe realizarse, nuestros obreros deberían estar dispuestos a trabajar por una remuneración razonable. Aun cuando pueda obtener sueldos mayores, Ud. debería considerar el ejemplo de Cristo que vino a nuestro mundo y vivió una vida de abnegación. Justamente ahora significa mucho qué sueldos están exigendo nuestros obreros. Si Ud. pide y recibe un sueldo elevado, se abre la puerta para que otros hagan la misma cosa. La exigencia de sueldos elevados por parte de los obreros de Battle Creek fue lo que ayudó a echar a perder el espíritu de los obreros de aquel lugar... Los fundamentos de la causa de la verdad presente se colocaron con abnegación y sacrificio personal. Este espíritu egoísta y codicioso es enteramente opuesto a estos principios. Es como la lepra mortal que con el tiempo enfermará todo el cuerpo. La temo. Necesitamos prestar atención para no dejar de lado el espíritu sencillo de abnegación que caracterizó a nuestra obra en los primeros años.--Mensajes Selectos 2:225, 226.
Enfrentando una situación de emergencia con salarios menores--Si cuando estáis en apreturas financieras dejáis que vuestros obreros competentes se vayan para establecerse por su cuenta, dentro de poco tiempo desearéis tenerlos de vuelta. El asunto de las finanzas puede dirigirse muy bien si todos los obreros están dispuestos a recibir menos sueldo cuando escasean los recursos. Este es el principio que Dios me reveló para que fuese practicado en nuestras casas editoras. Habrá abundancia de trabajo y vuestra obra necesitará a estos mismos hombres. ¿No deberíamos estar todos dispuestos a restringir nuestros requerimientos en un momento cuando el dinero escasea tanto?
Mi esposo y yo trabajamos guiados por este principio. Dijimos: "La casa editora es una institución del Señor, de modo que economizaremos y reduciremos nuestros gastos hasta donde sea posible". El Señor requiere abnegación de todos sus siervos para hacer avanzar su obra y llevarla al éxito. Que cada obrero haga lo mejor de su parte ahora para sostener y proteger nuestras casas editoras en... ¿No pensáis que al Señor le agradará ver que este espíritu domina en nuestras instituciones? Debemos llevar los principios a la obra. Jesús dijo: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame". Lucas 9:23. ¿Estamos listos para seguir a Cristo?--Carta 25, 1896.
Nuestras instituciones deben estar por completo bajo la supervisión de Dios. Fueron establecidas con sacrificio, y sólo con sacrificio podrá llevarse a cabo su obra.--Carta 25, 1896; Mensajes Selectos 2:236, 237.
Introducción
Con el comienzo del programa de la venta de libros de suscripción entre los adventistas del séptimo día durante la década de 1870, surgió la necesidad de agentes vendedores capaces de reclutar colportores y entrenarlos para el servicio. El pionero en este importante esfuerzo fue George Albert King, colportor evangelista. El había iniciado la idea y demostrado que los libros adventistas del séptimo día podían venderse con éxito de casa en casa. En 1882 hizo una salida impetuosa con cincuenta nuevos y atractivos ejemplares del libro Thoughts on Daniel and Revelation y los vendió todos.
Los dirigentes de la iglesia quedaron impresionados por su éxito y la suerte quedó echada. A causa del trabajo fiel de King en este campo surgió un entusiasmo por la venta de libros a los no adventistas, y el fuego encendido por sus esfuerzos realizados hace más de un siglo jamás se ha apagado. En realidad, la venta de libros adventistas de colportaje representa una brillante llama, la luz y el calor de la cual parecen verse y sentirse alrededor del mundo. Más de cincuenta casas editoras adventistas imprimen ahora libros y revistas con un valor de más de $100 millones de dólares cada año, y una proporción considerable de ellos es vendida por cerca de 20,000 colportores evangelistas.
Este enorme programa de ventas y trabajo de ganancia de almas es posible mayormente gracias al bien organizado programa de ventas del Departamento de Publicaciones de la Asociación General, que trabaja estrechamente con la administración de la iglesia. Actualmente, centenares de hombres y mujeres capaces que actúan como directores y asociados de publicaciones dirigen a los colportores en su trabajo en el campo, enseñándoles en verdaderos contactos de venta de casa en casa y dándoles instrucciones muy útiles en institutos para el estudio de los métodos más exitoso del colportaje evangélico.
Los consejos de Elena de White han desempeñado un papel de primera importancia en el desarrollo de este gran programa de ventas denominacional. Ella demandó, a través de sus repetidos testimonios escritos y orales, un reclutamiento agresivo de los mejores hombres y mujeres jóvenes de la iglesia, inteligentes, temerosos de Dios, amantes de la verdad, pero no de entre los elementos flotantes de la sociedad, que jamás habían tenido éxito en nada. Con frecuencia hombres y mujeres de hablar agradable y recién convertidos a Dios pueden ser enlistados para el servicio en el ejército de colportores evangelistas.
Los consejos del espíritu de profecía exaltan la obra de los evangelistas de la página impresa a un lugar en la denominación igual al de los ministros del evangelio. Centenares de páginas de consejos salidos de su pluma proveen importantes instrucciones de venta e inspiración, no solamente para el colportor, sino también para los dirigentes de publicaciones (véase El colportor evangélico).
Esta sección de la presente obra ofrece a los dirigentes de publicaciones de la denominación valiosas y atinadas indicaciones para la conducción de sus importantes responsabilidades en el reclutamiento, entrenamiento y liderazgo.--Los fideicomisarios de los escritos de Elena G. de White.