Cristo, Creador y Dados de la Vida
"EN EL principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella". Juan 1:1-5. El mundo no vio a la divinidad en el humilde Varón de Nazaret. El unigénito Hijo del Dios infinito estuvo en el mundo, y los hombres no lo conocieron en su verdadero carácter.
"En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres". Juan 1:4. No se especifica aquí la vida física, sino la inmortalidad, la vida que es exclusivamente la propiedad de Dios. El Verbo, que estaba con Dios y que era Dios, tenía esta vida. La vida física es algo que recibe cada individuo. No es eterna ni inmortal, pues la toma de nuevo Dios, el Dador de la vida. El hombre no tiene dominio sobre su vida. Pero la vida de Cristo no era prestada. Nadie podía quitársela. "Yo de mí mismo la pongo" (Juan 10:18), dijo él. En él estaba la vida, original, no prestada, no derivada. Esa vida no es inherente en el hombre. Puede poseerla sólo mediante Cristo. No puede ganarla; le es dada como un don gratuito si cree en Cristo como su Salvador personal. "Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado". Juan 17:3. Esta es la fuente de vida abierta para el mundo.
Exhortando a Timoteo, dice Pablo: "Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno". 1 Timoteo 6:11-16.
Escribiendo Pablo otra vez dice: "Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos". 1 Timoteo 1:15-17.
La inmortalidad sacada a luz por Cristo
Cristo "sacó a luz la vida y la inmortalidad por el Evangelio". 2 Timoteo 1:10. Nadie puede tener vida espiritual independiente fuera de Cristo. El pecador no es inmortal, pues Dios ha dicho: "El alma que pecare, ésa morirá". Ezequiel 18:4. Esto quiere decir todo lo que expresa. Va más allá de la muerte que es común a todos: significa la muerte segunda. Los hombres se sorprenden ante esto y dicen: ¿Quiere Ud. decir que el hombre no es más que un animal? Se piensa que esto es degradante. ¿Pero qué es lo que eleva al hombre a la vista de Dios? ¿Es la acumulación de dinero? No, pues Dios declara que son suyos el oro y la plata. Si el hombre abusa de los bienes que le han sido encomendados, Dios puede esparcir más rápido de lo que el hombre puede juntar. El hombre puede tener un intelecto brillante; puede ser rico en la posesión de dones naturales. Pero todos ellos le son dados por Dios, su Hacedor. Dios puede quitar el don de la razón, y en un momento el hombre quedará como Nabucodonosor, degradado al nivel de las bestias del campo. Dios hace esto porque el hombre procede como si su sabiduría y poder los hubiera recibido independientemente de Dios.
El hombre es únicamente mortal, y mientras se sienta demasiado sabio para aceptar a Jesús, permanecerá siendo únicamente mortal. Los hombres han hecho cosas maravillosas en el mundo intelectual, pero ¿quién les dio poder para hacer esto? El Señor Dios de los ejércitos. Los hombres perecerán si en su supuesta eficiencia triunfan debido a su propio poder y se glorifican a sí mismos, siguiendo el ejemplo del mundo antediluviano. La imaginación de esa raza longeva era de continuo solamente el mal. Eran sabios para hacer el mal, y la tierra se corrompió bajo sus habitantes. Si se hubieran relacionado con Aquel que es infinito en sabiduría, podrían haber hecho cosas maravillosas con sus habilidades y talentos recibidos de Dios. Pero, apartándose de Dios, eligieron seguir la dirección de Satanás, como hacen muchos hoy, y el Señor los barrió de la tierra junto con todo su jactancioso conocimiento.
La humanidad puede ser exaltada por el mundo debido a lo que ha hecho. Pero el hombre puede degradarse a sí mismo muy rápidamente a la vista de Dios al aplicar mal y malversar los talentos que le han sido confiados, que lo elevarían si los usara correctamente. Si bien es cierto que el Señor es tolerante y no quiere que ninguno perezca, de ninguna manera dará por inocente al culpable. Presten todos atención a las palabras del Señor: "¿Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé ofrecer en el tabernáculo; y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel? Por tanto, Jehová, el Dios de Israel, dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco". 1 Samuel 2:29, 30.
Dios honra a los que le obedecen. Dijo David: "Jehová me ha premiado conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado. Porque yo he guardado los caminos de Jehová, y no me aparté impíamente de mi Dios. Pues todos sus juicios estuvieron delante de mí, y no me he apartado de sus estatutos". Salmos 18:20-22.
Cómo obtener vida eterna
Sólo el creyente en Cristo puede recibir vida eterna. Únicamente alimentándonos en todo momento con la carne y la sangre de Cristo podemos tener la seguridad de que somos participantes de la naturaleza divina. Nadie debiera ser indiferente en este tema diciendo: Si somos honrados, no importa lo que creamos. No podéis estar seguros y al mismo tiempo renunciar a ninguna semilla de verdad vital a fin de agradaros a vosotros mismos o a otros. No procuréis evitar la cruz. Si no recibimos luz del Sol de justicia, no tendremos relación con la Fuente de toda luz; y si no habitan en nosotros esta vida y esta luz, nunca podremos ser salvos.
Dios ha provisto todo lo necesario para que su propósito al crear al hombre no sea frustrado por Satanás. Después de que Adán y Eva introdujeron la muerte en el mundo debido a su desobediencia, se hizo provisión de un costoso sacrificio para la raza humana. Se colocó sobre ellos un valor más elevado que el que poseían originalmente. Dios dio todo el cielo al dar a Cristo, su unigénito Hijo, como rescate por el mundo.
La aceptación de Cristo da valor al ser humano. Su sacrificio imparte vida y luz a todos los que aceptan a Cristo como a su Salvador personal. El amor de Dios mediante Jesucristo se infunde ampliamente en el corazón de cada miembro del cuerpo de Cristo, llevando consigo la vitalidad de la ley de Dios el Padre. Así puede morar Dios con el hombre, y el hombre puede morar con Dios. Declaró Pablo: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí". Gálatas 2:20.
Si mediante la fe el hombre llega a ser uno con Cristo, puede ganar vida eterna. Dios ama a los que son redimidos mediante Cristo así como ama a su Hijo. ¡Qué pensamiento! ¿Puede amar Dios al pecador como ama a su propio Hijo? Sí, Cristo ha dicho esto y él se propone hacer exactamente lo que dice. El honrará todos nuestros proyectos, si nos aferramos de sus promesas mediante una fe viviente y ponemos nuestra confianza en él. Mirad a él, y vivid. Todos los que obedecen a Dios están comprendidos en la oración que Cristo ofreció a su Padre: "Les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos". Juan 17:26. ¡Maravillosa verdad, demasiado difícil para que la comprenda la humanidad!
Cristo declara: "Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás". Juan 6:35. "Y ésta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero". Juan 6:40. "De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí tiene vida eterna". Juan 6:47. "Si no coméis la carne del Hijo del hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente". Juan 6:53-58. "El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida". Juan 6:63.