Mensajes Selectos, Tomo 2

Capítulo 10

Las visiones de Ana Phillips

No lleva la rúbrica del cielo

Se que estamos viviendo cerca del fin de la historia terrena; se están preparando acontecimientos pavorosos. Armonizo plenamente con su obra cuando Ud. presenta la Biblia, y la Biblia solamente, como el fundamento de nuestra fe. Satanás es un enemigo astuto que realizará su obra donde menos se lo espera. Tengo un mensaje para Ud. ¿Supuso Ud. que Dios lo había comisionado para que presentara las visiones de Ana Phillips, las leyera en público y las equiparara con los testimonios que al Señor le ha complacido darme? No, el Señor no le ha confiado este cometido. No le ha encargado realizar esta obra... No rebaje la obra mezclándola con producciones de las cuales no posee una evidencia positiva de que proceden del Señor de la vida y la gloria...

Estimado hermano, quisiera presentarle algunas cosas relacionadas con los peligros que amenazan a la obra en este tiempo. La obra de Ana Phillips no lleva la rúbrica del cielo. Sé de qué estoy hablando. En nuestra experiencia en los comienzos de esta causa tuvimos que enfrentar manifestaciones similares. Se dieron muchas revelaciones tales, y tuvimos que realizar una obra muy desagradable para hacer frente a esta situación y para no darle lugar. Algunas cosas declaradas en estas revelaciones se cumplieron, y esto indujo a algunos a aceptarlas como genuinas...

Dios no ha llamado a Ana Phillips para que siga en la misma dirección de los testimonios que él ha dado a su pueblo, y que repita su contenido. Pero tal es y ha sido su obra. Hubo quienes hicieron exactamente la misma cosa en la primera etapa de esta causa. Tuvimos que enfrentar todas las fases de estas falsas revelaciones.

¿Cómo ha ocurrido, hermano mío, que Ud. ha tomado estas comunicaciones para presentarlas al pueblo, uniéndolas con los testimonios que Dios ha dado a la Hna. White? ¿Dónde tiene Ud. la evidencia de que proceden de Dios? Ud. no puede ser demasiado cuidadoso en la forma como escucha, como recibe y como cree. Ud. no puede ser demasiado cuidadoso en la forma como habla acerca del don de profecía, y en sus declaraciones según las cuales yo he dicho esto y aquello con referencia a este asunto. Tales declaraciones, bien lo sé, estimulan a hombres, mujeres y niños a pensar que poseen una luz especial en términos de revelaciones de Dios, cuando en realidad no han recibido tal luz. Se me ha mostrado que esto constituiría una de las obras maestras del engaño de Satanás. Ud. está dando a la obra un molde que requerirá un tiempo precioso y una labor fatigadora del alma para corregir, para salvar la causa de Dios de otro brote de fanatismo...

Mucho bien y sólo una semillita de error

¿No piensa Ud. que yo sé algo acerca de estos asuntos? A lo largo de todo el camino que conduce a la Canaán celestial vemos a muchas almas cuya fe ha naufragado, y en sus movimientos falsos han hecho descarriar a otros mediante la suposición de que estaban guiados por Dios por medio de revelaciones especiales. He tenido que escribir muchísimas páginas para corregir esos errores. Me he sentido preocupada y oprimida noche tras noche, e incapaz de dormir, debido a la angustia que mi alma experimentaba por la heredad de Dios, su pueblo, que corre el peligro de ser descarriado. Muchas cosas en esas visiones y sueños parecen ser correctas, y constituyen una repetición de lo que ha estado en el campo durante muchos años; pero pronto introducen un poquito de error aquí y otro poquito allá, solamente una semillita que arraiga y florece, pero que finalmente contamina a muchos.

¡Oh, cómo quisiera que tuviéramos mayor sabiduría de la que ahora tenemos en todas las cosas! Algo que debe aprender todo obrero de la viña del Señor es practicar la oración de Cristo y avanzar como un solo hombre en Cristo Jesús. Jesús oró que sus discípulos fueran uno, así como él es uno con el Padre. El enemigo está obrando para dividir y esparcir. Ahora más que nunca antes realizará esfuerzos decididos para desbaratar nuestras fuerzas. Ahora como nunca antes no es seguro que avancemos siguiendo puntos de vista individuales. La verdad para este tiempo es amplia y abarcante, y comprende muchas doctrinas; pero estas doctrinas no constituyen renglones separados y de poco significado, sino que están unidas por hilos de oro que conforman una totalidad que tiene a Cristo como su centro viviente. Las verdades que presentamos de la Biblia son tan firmes e inconmovibles como el trono de Dios.

Hermano mío, ¿por qué el Hno. R y Ud. mismo han seguido esa conducta con respecto a Ana Phillips, sin tener una mayor seguridad de que el Señor la ha escogido como su portavoz para el pueblo, como su canal mediante el cual había de comunicar luz? Si Ud. acepta cualquier cosa de esta clase que se haga pasar por revelación de Dios, si Ud. sigue estimulando a esos supuestos profetas tal como lo ha hecho y si da la influencia de su testimonio para sostener su obra, no será un guardián fiel de la heredad de Dios. Las advertencias que Cristo ha dado significan algo para nosotros. Mateo 24:21-23.

Satanás trabajará con todo su poder engañoso e inicuo para personificar a Jesucristo; si fuese posible, hasta engañaría a los mismos escogidos. Ahora bien, si lo falso se asemeja tanto a lo genuino, ¿no es indispensable que Ud. esté en guardia para que nadie lo engañe? Cristo refuerza sus advertencias con las siguientes palabras: "Ya os lo he dicho antes". Mateo 24:25. Hermanos, predicad la Palabra y no invitéis al pueblo a que ponga su fe en cosas inciertas, o a que afirme su confianza en el instrumento humano. Tengo instrucciones del Señor. Me fue mostrado el pastor R delante de una cantidad de personas en el momento en que leía las supuestas revelaciones de Ana Phillips. Estaba presente una persona noble y digna, quien le retiró el documento con una expresión de pesar en el rostro, y colocó la Biblia en las manos del Hno. R mientras le decía: "Adopta la Palabra de Dios como tu libro de texto. 'Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra"'. 2 Timoteo 3:16, 17.

Quienes investiguen las Escrituras encontrarán instrucciones explícitas acerca de lo que Dios requiere de ellos con referencia a la vida religiosa práctica. Ud. está cometiendo un error al distraer la atención del pueblo de Dios de la Palabra, de la infalible palabra profética. Tenga cuidado con lo que oye, y sea cauto con lo que recibe. Se necesita andar con precaución para que las mentes de la manada pequeña no den crédito a lo que no es la obra genuina del Espíritu Santo. Hay un peligro muy grande en esto. Satanás está siempre procurando introducir material espurio en la obra, a fin de echar a perder el testimonio y acarrear descrédito sobre la verdad. Quiere mezclar con ella un elemento que constituya una piedra de tropiezo en el camino del pueblo de Dios.

Los mandamientos de Dios y el testimonio de Jesús constituyen el mensaje que debemos proclamar ante el mundo. La Palabra de Dios no es unilateral, sino que es la verdad que debe practicarse. Es una luz que se extiende hacia todos lados como la luz del sol. Es una luz que alumbrará a cada persona que quiera leer, comprender y practicar sus enseñanzas. "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada". Santiago 1:5.--Carta 103, 1894.

"No les creáis"

Tengo para Ud. un mensaje del Señor. El Hno. R no está empeñado en la obra que el Señor quiere que realice. Dios ha dado a cada uno su obra, y el Hno. R se está saliendo de los cauces que el Señor le ha señalado. No puede ver el resultado final de la obra que ha emprendido. Ana Phillips está siendo perjudicada; se la está guiando y animando a realizar una obra que no podrá soportar la prueba de Dios.

Ana Garmire también fue perjudicada. Sus padres le hicieron creer que sus sueños infantiles eran revelaciones de Dios. El padre se dirigía a la niña como si se tratara de una elegida de Dios; todas sus fantasías y sus sueños fueron escritos como visiones de Ana. Le fueron presentados Números y símbolos, y ella expresó reproches para su madre y su padre. Después de un severísimo reproche seguía una muy halagadora declaración de las cosas maravillosas que el Señor haría por ellos. Se me indicó que estas cosas eran espurias, un engaño. Eran vulgares hasta el punto de ocuparse de asuntos nimios y fútiles, y mezclaban las cosas comunes y sin valor con temas importantes. La fantasía se había desarrollado mucho y había mezclado lo sagrado con lo profano. La verdad de Dios había sido rebajada, y sin embargo, algunas personas recibían esas pretendidas revelaciones y ponían en práctica sus enseñanzas. Se formó un grupito que aparentemente estaba inspirado por ellas, y se declaró que esas visiones eran más espirituales que las de la Hna. White...

Mezcla de lo sublime con lo ridículo

He recibido de Dios la advertencia que ahora le envío. Ana Phillips no debería haber tenido el estímulo que ha recibido; ha sido de gran perjuicio para ella y la ha afirmado en su engaño. Me apena que algunos de nuestros hermanos y hermanas estén listos para creer estas supuestas revelaciones y fantasías, y que piensen que ven en ellas las credenciales divinas. Estas cosas no tienen el carácter debido para llevar a cabo la obra que es esencial para este tiempo. Emplean imágenes e ilustraciones infantiles para describir las cosas sagradas y celestiales, y hay en ellas una mezcla de lo sublime con lo ridículo. Mientras la obra tiene una apariencia de gran santidad, ha sido calculada para entrampar y descarriar a las almas...

Aparecerán muchas cosas que pretenderán ser revelaciones de Dios, pero que son producto de la imaginación de mentes fatuas y engañadas. Tuvimos que hacer frente a estas situaciones en nuestras primeras experiencias. Había jóvenes, niños y adultos que pretendían ser guiados y enseñados por Dios, y aseguraban que tenían mensajes especiales para presentar. Surgían por todas partes, y algunos puntos que sostenían eran verdaderos y otros eran falsos. Durante años recibí este mensaje de Dios: "No les creáis, porque conducen a sendas falsas. Dios no los ha enviado".--Carta 4, 1893.

Probad todas las así llamadas visiones

Puesto que se ha difundido ampliamente el rumor según el cual la Hna. White ha respaldado lo que se ha escrito, y se lo ha hecho circular como revelaciones de Dios dadas a la Srta. Ana Phillips, creo que es mi deber hablar. Yo no he respaldado esas producciones. Se me ha advertido que éstas ciertamente descarriarán. Llevarán entretejidas declaraciones que conducirán a extremos y a acciones equivocadas por parte de quienes las acepten. Nuestros hermanos harían bien en avanzar con cautela, de acuerdo con la luz que se les ha dado. Deberían probar las así llamadas visiones antes de aceptarlas y presentarlas en relación con la luz que Dios me ha dado. Vi que nuestro pueblo corre el riesgo de cometer graves errores y de realizar movimientos prematuros. Dios dice acerca de estos profetas que están surgiendo: "Yo no los he enviado, y sin embargo corren. No les creáis".

Pero lo que me aflige es que algunos de nuestros hermanos han relacionado las manifestaciones de Ana Phillips con los testimonios de la Hna. White, y han presentado ambos al pueblo como una misma cosa. Muchos han aceptado la totalidad como si procediera de mí. Y cuando el resultado de esas manifestaciones se vea en su verdadero carácter, cuando las falsedades se presenten como verdades de Dios, y las personas obren de acuerdo con esas cosas y crean que constituyen un mensaje del Señor, se producirán movimientos que no llevarán las credenciales divinas y se pondrá en duda la verdadera obra del espíritu de profecía. Y los testimonios que Dios envía al pueblo llevarán el estigma de esas falsas declaraciones. Esas revelaciones constituyen mayormente una repetición de lo que ha estado al alcance del pueblo durante años en forma impresa; y sin embargo, mezcladas con ellas hay algunas cosas que extraviarán...

Tengo una advertencia para nuestros hermanos, y es que deben seguir a su Guía y no adelantarse a Cristo. No se realice ninguna obra apresurada en estos tiempos. Cuidado con realizar fuertes declaraciones que induzcan a las mentes desequilibradas a pensar que tienen una luz maravillosa procedente de Dios. El que lleva un mensaje al pueblo de Dios debe ejercer un perfecto control. Siempre debería recordar que la senda de la presunción está muy cerca de la senda de la fe. En ningún caso debería utilizar expresiones extravagantes, porque esto afectará con toda seguridad a una clase determinada, y pondrá en juego influencias que no podrán ser mejor controladas que un caballo impetuoso. Permítase por una sola vez que el impulso y la emoción dominen el juicio sereno, y se tendrá exceso de velocidad, aun cuando se viaje en un camino correcto. El que viaje con demasiada velocidad descubrirá que ello es peligroso en más de un sentido. Puede ser que no transcurra mucho tiempo antes de que se salga del camino correcto y se interne por un sendero equivocado.

No debe permitirse ni una sola vez que los sentimientos dominen el juicio. Existe el peligro de que se cometan excesos en aquello que es lícito, y lo que no es lícito ciertamente conducirá por sendas falsas. Si no se realiza una obra cuidadosa, ferviente, razonable y sólida como una roca en relación con la promoción de cada idea y principio, y en cada afirmación hecha, se arruinará a las almas... Debería ejercerse el mayor cuidado con relación a aquellos que pretenden recibir revelaciones de Dios. Debe haber una estrecha vigilancia y mucha oración. Los que desempeñan una parte en la gran obra para estos días finales necesitan aconsejarse mutuamente con respecto a todo concepto nuevo que ha de introducirse, porque no debe permitirse que ninguna mente individual juzgue o presente en público los asuntos importantes que se relacionan con la causa de Dios.--Carta 6a, 1894.

Sin evidencia suficiente

Quiero decir tan poco como sea posible acerca de Ana Phillips. Cuanto menos se hable de este asunto y se lo agite, tanto mejor será. Hay una "mosca muerta en el perfume". Antes de que esto llegue hasta Ud., habrá recibido una carta con una exposición más completa concerniente a lo que podemos esperar en este caso. Estoy más triste de lo que puedo expresar debido a que este asunto ha sido tratado desacertadamente. Se presentarán veintenas de situaciones como éstas, y si nuestros hermanos dirigentes se apoderan de estas cosas y las respaldan como han hecho en este caso, tendremos una de las olas de fanatismo más devastadoras que se hayan visto en nuestra historia. Se producirán las manifestaciones más descabelladas. Satanás ya ha comenzado esta obra. Una de las tretas de Satanás consiste en hacer creer rápidamente estas cosas, y en hacer que se pronuncien declaraciones irresponsables apoyándolas sin tener evidencias suficientes de su carácter genuino. Por cierto que el Señor Jesús ha hecho suficientes recomendaciones concernientes a este asunto, para que nadie necesite ser engañado.

En casos como éstos es indispensable que manifestemos moderación. El Señor está cerca. No podemos permitirnos obrar como lo han hecho quienes han presentado las declaraciones de Ana Phillips a nuestras iglesias sin tener una evidencia clara y certera de que Dios hablaba a su pueblo mediante ella. Si nuestros ministros presentan apresuradamente delante del pueblo alguna cosa pretendiendo que tienen las credenciales divinas--a menos que sepan con toda certidumbre que procede de Dios--, estarán llevando a cabo una obra que Dios no les ha encomendado. Sobrevendrán muchas cosas que tendrán algunas de las marcas de la verdad, pero cuya intención será engañar. Tan pronto como se las promulgue como el gran poder de Dios, Satanás estará listo para entretejer en ellas aquello que ha preparado para descarriar a las almas de la verdad para este tiempo...

El error lleva la inscripción de la verdad

Están surgiendo todos los mensajes concebibles para desfigurar la obra de Dios, y siempre llevan la inscripción de la verdad sobre su estandarte...

No es asunto de poca importancia sustituir la voluntad revelada de Dios con opiniones y declaraciones, sueños, símbolos y figuras procedentes de seres humanos finitos. Nuestras acciones y palabras, nuestro espíritu y nuestra influencia son vigilados y criticados. Aquellos a quienes Dios ha elegido para que sean ministros suyos deben afirmarse sólidamente en su Palabra, y dejar que su Palabra sea su autoridad...

En este tiempo, por encima de todo otro tiempo, el juicio apresurado, las opiniones formadas descuidadamente, sin evidencia suficiente, pueden conducir a los resultados más desastrosos. Cuando buscamos las causas a partir de los efectos, encontramos que en esa forma se han producido daños que en algunos casos son irremediables. Cuánta sabiduría y discernimiento espiritual se necesitan para proporcionar alimento al rebaño de Dios, que sea forraje puro, cabalmente zarandeado. Los rasgos de carácter naturales y hereditarios necesitan ser sometidos a un firme control, porque de lo contrario el celo encendido y los buenos propósitos se desviarán hacia el mal, y el exceso en los sentimientos producirá tales presiones en los corazones que éstos serán arrebatados por el impulso y permitirán que las impresiones sean su guía.

Hay que controlar el impulso espiritual para impedir que se pronuncien palabras imprudentes y que se expresen palabras exaltadas que harán que personas impulsivas pierdan su rumbo. Los sentimientos de algunos son prontamente agitados por declaraciones fuertes, y su imaginación agranda la declaración hasta darle enormes dimensiones; todo les parece real y se hacen fanáticos. La experiencia espiritual se vuelve afiebrada y enferma. Cuando las personas someten completamente su voluntad a la voluntad de Dios y el espíritu es humilde y permite ser enseñado, el Señor las corrige mediante su Espíritu Santo, y las guía por caminos seguros.--Carta 66, 1894.

"No tiene nada de objetable" es una base insegura para aceptar algo

Ud. ha de estar confundido y deseará saber cuál es la mejor conducta a seguir con referencia a los escritos de Ana Phillips. Quisiera sugerir que no se haga nada apresuradamente. Siento mucha simpatía hacia esa hermana. No quiero decir ni hacer nada que pudiera causarle daño. Y a pesar de que los escritos han sido aceptados con entusiasmo y difundidos ampliamente con tan poco examen y prueba, no se efectúen movimientos abruptos para recuperarlos y destruirlos como si fueran veneno. Déjeselos donde hayan llegado con la aprobación de nuestros hombres responsables. Realizar movimientos precipitados ahora produciría perjuicio.

Lo que más me admira es que nuestros hermanos hayan aceptado esos escritos basándose únicamente en el hecho de que no veían nada objetable en ellos. ¿Por qué no consideraron lo que hay en ellos que es de tal carácter que puede respaldarse y enviarse con el poder de la influencia que les da su fuerza?

Hay muchas cosas que no diré ahora, pero que será necesario decir más tarde. Aunque no haré nada que pueda herir a esta hermana, no me atrevo a guardar silencio... Me encuentro en una posición peculiar, y este asunto nunca debería haberse tratado de un modo tal que me obligara a hablar acerca de ese tema. Me produce dolor al corazón tener que hacerlo, y si no fuera porque veo peligros futuros, no pronunciaría ni una palabra concerniente a este asunto, sino que dejaría que se desarrollara y permitiría que mis hermanas y hermanos siguieran su propia conducta con respecto a estas manifestaciones, que no tienen nada de peculiar... No veo en los escritos de la Hna. Phillips ninguna cosa que podría crear los movimientos que se han iniciado. Y si cosas de esta naturaleza son captadas tan ansiosamente, tendréis abundancia de ellas, variadas en algunos sentidos, y sin embargo de tal naturaleza que podréis tratarlas con una confianza semejante a la que habéis manifestado en este caso. Me siento tristísima por ello.

Parece que Ud. piensa que yo debería ser capaz de señalar justamente dónde están los sentimientos particularmente objetables. No hay ninguna cosa tan evidente en aquello que se ha escrito; Ud. no ha descubierto nada objetable; pero esto no constituye razón alguna para utilizar esos escritos en la forma como Ud. lo ha hecho. Su conducta en relación con esto es decididamente objetable. ¿Es necesario que Ud. discierna de inmediato alguna cosa que podría perjudicar al pueblo de Dios, para tornarse cauteloso? Si no aparece ninguna cosa de esta índole, ¿constituye esto una razón suficiente para que Ud. conceda su apoyo a esos escritos?...

No haga circular los escritos de este carácter sin prestar mayor consideración y profunda comprensión de las consecuencias posteriores de su conducta...

El fanatismo surgirá entre nosotros. Vendrán engaños, y serán de una índole tal que si fuera posible engañarían a los mismos escogidos. Si en esas manifestaciones se advirtieran en forma evidente notables inconsecuencias y declaraciones inexactas, no serían necesarias las palabras pronunciadas por los labios del gran Maestro. Esta advertencia ha sido dada debido a los numerosos y variados peligros. La razón por la cual hago sonar la señal de alarma es que mediante la instrucción del Espíritu de Dios puedo ver aquello que mis hermanos no disciernen. No es necesario que señale en toda su extensión estas fases peculiares del engaño de las que hay que precaverse. Me basta decirles: Estad en guardia, y como fieles centinelas proteged al pueblo de Dios para que no acepte indiscriminadamente todo lo que en apariencia sea una comunicación del Señor.

Si trabajamos para crear una excitación de los sentimientos, tendremos toda la que deseemos, y posiblemente más de lo que seremos capaces de controlar. Predicad "la Palabra" (2 Timoteo 4:2) con calma y claridad. No debemos pensar que nuestra obra consiste en crear excitación. El Espíritu Santo de Dios es el único que puede crear un entusiasmo saludable. Dejad que trabaje Dios, y que el instrumento humano ande humildemente delante de él, velando, esperando, orando, contemplando a Jesús a cada instante, siendo guiado y controlado por el precioso Espíritu que es luz y vida.

La gente quiere una señal, tal como en los días de Cristo. El Señor dijo que no recibirían ninguna señal. La señal que debería ser evidente ahora y siempre, es la operación del Espíritu Santo sobre la mente del que enseña, para lograr que la Palabra impresione tanto como sea posible. La Palabra de Dios no es una teoría muerta y seca, sino espíritu y vida. A Satanás nada le gustaría tanto como apartar las mentes de la Palabra, para inducirlas a esperar que algo que esté fuera de la Palabra agite sus sentimientos. No debería dirigirse su atención hacia sueños y visiones. Si quieren tener vida eterna, deben comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios.--Carta 68, 1894.