Mensajes Selectos, Tomo 2

Capítulo 24

Mensajes para la gente de edad avanzada

El sol de la tarde: sazonado y productivo

El verdadero ministro de Cristo debería mejorar continuamente. El sol de la tarde de su vida debe ser más sazonado y productivo que el sol de la mañana. Debe continuar aumentando en tamaño y en brillo hasta su ocaso detrás de las montañas del oeste. Hermanos en el ministerio, es mejor, muchísimo mejor, morir a causa del trabajo duro en un hogar o en el campo misionero extranjero, que enmohecerse a causa de la inacción. No desmayéis a causa de las dificultades, no os conforméis con permanecer sin estudiar y sin mejorar. Investigad con diligencia la Palabra de Dios en busca de temas que instruirán a los ignorantes y alimentarán el rebaño de Dios. Saturaos tanto de estos temas, que podáis extraer cosas nuevas y viejas del cofre del tesoro que es su Palabra.

Vuestra experiencia no debería consistir en diez, veinte o treinta años de edad, sino que deberíais tener una experiencia diaria y vital a fin de poder dar a cada uno su porción de comida a su debido tiempo. Mirad hacia adelante y no hacia atrás. Que nunca os veáis obligados a forzar vuestra memoria a fin de referir alguna experiencia ocurrida en el pasado. ¿Qué valor tendría hoy para vosotros o para los demás? Si bien es cierto que apreciáis todo lo bueno de vuestra experiencia pasada, también deseáis una experiencia más brillante y fresca a medida que avanza vuestra edad. No os jactéis de lo que habéis hecho en el pasado, sino demostrad lo que podéis hacer ahora. Dejad que os alaben vuestras obras y no vuestras palabras. Poned a prueba la promesa de Dios, según la cual los que están "plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes, para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, y que en él no hay injusticia". Salmos 92:13-15. Mantened jóvenes vuestro corazón y vuestra mente mediante el ejercicio continuo.--The Review and Herald, 6 de abril de 1886.

No hay excusa para aflojar la disciplina personal

He oído decir a los que han estado en la fe durante años, que solían ser capaces de soportar las pruebas y las dificultades, pero que desde que comenzaron a experimentar las enfermedades propias de la edad avanzada, han sentido mucha angustia cuando las pruebas los han asediado. ¿Qué significa esto? ¿Quiere decir que Jesús ha dejado de ser su Salvador? ¿Significa que el que ha llegado a una edad avanzada y tiene el cabello blanco, disfruta por eso del privilegio de poner de manifiesto pasiones profanas? Pensad en esto. Deberíais ejercer vuestro razonamiento en relación con esto, tal como lo hacéis con referencia a las cosas temporales. Deberíais negar satisfacción a vuestras tendencias personales, y en cambio deberíais convertir vuestro servicio a Dios en el asunto más importante de vuestra vida. No deberíais permitir que ninguna cosa perturbe vuestra paz. No hay necesidad de que ocurra tal cosa; debe haber un progreso constante en la vida santificada.

Cristo es la escalera que Jacob vio, cuya base descansa sobre la tierra y cuyo último peldaño llega hasta el cielo más elevado; y vosotros deberíais ascender por esta escalera, peldaño tras peldaño, hasta alcanzar el reino eterno. No hay excusa para asemejarse más a Satanás, más a la naturaleza humana. Dios ha puesto delante de nosotros la cumbre del privilegio cristiano, y debemos "ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios". Efesios 3:16-19.--The Review and Herald, 1 de octubre de 1889.

Hay que levantarse y llamarlos bienaventurados

A las dos y media de la tarde hablé ante un numeroso auditorio [en Adams Center, N.Y.]... Nos alegró mucho encontrar en esta ocasión a ancianos servidores de Dios. Hemos conocido desde el comienzo de la predicación del mensaje del tercer ángel al pastor [Federico] Wheeler, que ahora tiene cerca de ochenta años de edad. Hemos conocido también a los pastores [H. H.] Wilcox y [Carlos O.] Taylor durante los últimos cuarenta años. La edad pesa en estos antiguos portaestandartes, como también pesa sobre mí; pero si somos fieles hasta el fin, el Señor nos dará la corona de la vida que no se marchita.

Los portaestandartes de edad avanzada distan mucho de ser inútiles, y por lo tanto no debe dejárselos de lado. Tienen que desempeñar en la obra una parte similar a la de Juan. Pueden decir: "Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de Vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido. Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado". 1 Juan 1:1-7.

Este pasaje muestra el espíritu y la vitalidad del mensaje que Juan dio para todos a una edad avanzada, cuando contaba con casi cien años. Los porta-estandartes están sosteniendo firmemente sus banderas. No sueltan el estandarte de la verdad hasta que deponen la armadura. Una por una se van silenciando las voces de los ancianos guerreros. Su lugar queda vacío. Ya no los vemos más, pero aunque están muertos de todos modos hablan, porque sus obras permanecen después de ellos. Tratemos con mucha ternura a los pocos peregrinos de edad avanzada que aún quedan, y tengámoslos en mucha estima por la obra que han realizado. Aunque sus fuerzas se han debilitado, lo que ellos dicen siempre tiene valor. Estímense sus palabras como un testimonio valioso. Los jóvenes y los nuevos obreros no deberían descartar o tratar con indiferencia a los hombres de cabellos blancos, sino levantarse y llamarlos bienaventurados. Deberían considerar que ellos mismos continúan las labores de esos hombres. Quisiéramos que hubiese mucho más amor de Cristo en los corazones de nuestros creyentes hacia quienes fueron los primeros en proclamar el mensaje (Manuscrito 33, 1890).

Consejo a los que han envejecido en el servicio

Mientras Ud. está ansioso de hacer todo lo que puede, recuerde, pastor Haskell, que únicamente por la gran misericordia y la gracia de Dios Ud. ha vivido todos estos años para dar su testimonio. No eche sobre sí las cargas que otros más jóvenes pueden llevar.

Ud. tiene el deber de ser cuidadoso en sus hábitos de vida. Debe obrar con sabiduría en el uso de sus fuerzas físicas, mentales y espirituales. Nosotros, los que hemos pasado por tantas y tan variadas experiencias, debemos hacer todo lo que sea posible para conservar nuestras fuerzas, a fin de trabajar por el Señor durante tanto tiempo como él lo permita para promover su obra.

La causa necesita la ayuda de las manos envejecidas, de los obreros de edad, que han tenido muchos años de experiencia en la causa de Dios; de quienes han visto a muchos convertirse en fanáticos, recibir con deleite las ilusiones de las teorías falsas, y resistir todos los esfuerzos realizados para hacer brillar la luz en las tinieblas a fin de exponer las supersticiones que se estaban introduciendo para confundir el jucio y tornar ineficaz el mensaje de la verdad que debe darse en este tiempo con toda pureza al pueblo remanente de Dios.

Muchos de los leales siervos de Dios han dormido en Jesús. Apreciamos enormemente la ayuda de los que aún permanecen con vida. Estimamos su testimonio. Lea el primer capítulo de la primera epístola de Juan, y luego alabe a Dios porque a pesar de sus muchos padecimientos, Ud. todavía puede dar testimonio para él...

Los pastores Smith y Loughborough

Podemos contar fácilmente a los que llevaron la carga al comienzo y que aún permanecen con vida [en 1902]. El pastor [Urías] Smith se relacionó con nosotros al comienzo de nuestras actividades editoriales. Trabajó con mi esposo. Espero ver siempre su nombre en la Review and Herald, a la cabeza de la lista de los redactores, porque así es como debería ser. Los que comenzaron la obra, los que lucharon valientemente en el calor de la batalla, no deben perder su posición ahora. Deben ser honrados por los que entraron en la obra después que otros ya habían soportado las privaciones más duras.

Siento mucha simpatía por el pastor Smith. Mi interés en la obra de las publicaciones está unido con el suyo. Vino a nosotros como un hombre joven, con talentos que lo capacitaban para ocupar el cargo de redactor. ¡Cuánto gozo experimento al leer sus artículos en la Review: tan excelentes, tan llenos de verdades espirituales! Doy gracias a Dios por ellos. Siento mucha simpatía por el pastor Smith, y creo que su nombre debería aparecer siempre en la Review, como el redactor principal. Dios quiere que así sea. Me sentí herida hace algunos años, cuando su nombre fue colocado en segundo lugar. Cuando volvió a ser puesto en primer lugar, lloré, y dije: "Gracias sean dadas a Dios". Que siempre permanezca allí, como Dios lo desea, mientras el pastor Smith pueda sostener una pluma en la mano. Y cuando sus fuerzas flaqueen, que sus hijos escriban lo que él les dicte.

Estoy agradecida porque el pastor [J. N.] Loughborough todavía puede utilizar sus habilidades y sus dones en la obra de Dios. Ha permanecido fiel en medio de las tormentas y de las luchas. El puede decir, juntamente con el pastor Smith, con mi esposo, con el Hno. Butler, quien se unió con nosotros en un período posterior, y con Ud. mismo [S. N. Haskell]: "Lo que era desde el principio, ... lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo". 1 Juan 1:1-3.

El pastor Butler es un obrero muy valioso

Con satisfacción y gratitud a Dios vemos que el pastor [G. I.] Butler nuevamente está en el servicio activo. Sus cabellos grises revelan que comprende lo que son las pruebas. Una vez más le damos la bienvenida a nuestras filas, y lo consideramos como uno de nuestros obreros más valiosos.

Quiera el Señor ayudar a los hermanos que han dado su testimonio en los primeros días de la proclamación del mensaje, para que actúen con sabiduría en la conservación de sus fuerzas físicas, mentales y espirituales. He sido instruida por el Señor para que le diga que él lo ha dotado a Ud. con la facultad de la razón, y que desea que comprenda las leyes que afectan la salud del cuerpo y que resuelva obedecerlas. Estas leyes son leyes de Dios. El desea que cada pionero permanezca en su lugar, y que haga su parte en la salvación de la gente para evitar que ésta sea arrastrada hacia la destrucción por la poderosa corriente del mal: por la decadencia física, mental y espiritual. Hermano mío, él desea que Ud. mantenga ceñida su armadura hasta el mismo fin del conflicto. No sea imprudente; no trabaje con exceso. Tómese períodos de descanso.

La iglesia militante no es la iglesia triunfante. El Señor desea que sus siervos fieles propicien la reforma pro salud durante tanto tiempo como vivan. Despliegue el estandarte de la temperancia. Enseñe a la gente a ser estrictamente temperante en todas las cosas; enseñe a los hermanos a ser campeones de la obediencia a las leyes físicas. Permanezca firmemente de parte de la verdad de Dios. Exalte delante de la gente la bandera con esta inscripción: "Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús". Apocalipsis 14:12...

Hay que respetar y honrar a los pioneros

Todavía viven unos pocos portaestandartes de los primeros tiempos. Deseo intensamente que nuestros hermanos y hermanas respeten y honren a estos pioneros. Los presentamos ante vosotros como hombres que saben en qué consisten las pruebas. Se me ha indicado que diga: Que cada creyente respete a los hombres que desempeñaron una parte prominente durante los primeros días de la predicación del mensaje, y que han soportado pruebas, dificultades y muchas privaciones. Estos hombres han encanecido en el servicio. No falta mucho tiempo para que reciban su recompensa...

El Señor desea que sus siervos que han encanecido defendiendo la verdad permanezcan firmes y leales, y que den su testimonio en favor de la ley.

Los siervos leales a Dios no deben ser puestos en lugares difíciles. Los que sirvieron a su Maestro cuando la obra pasaba por dificultades, los que soportaron pobrezas y permanecieron fieles en el amor a la verdad cuando nuestros miembros eran pocos, siempre han de ser honrados y respetados. Los que han entrado en la verdad en años posteriores deben prestar atención a estas palabras. Dios desea que todos obedezcan esta advertencia.--Carta 47, 1902.

Los obreros de edad deben ser maestros y consejeros

Dios pide que sus obreros de edad actúen como consejeros, que enseñen a los jóvenes qué deben hacer en caso de emergencia. Los obreros de edad deben dar, tal como Juan, un testimonio viviente originado en una experiencia real. Y cuando estos obreros fieles vayan el descanso, con las palabras: "Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor" (Apocalipsis 14:13), deberían encontrarse en nuestros colegios hombres y mujeres capaces de tomar el estandarte y de desplegarlo en nuevos lugares.

Mientras los portaestandartes de edad avanzada permanecen en el campo, los que reciben el beneficio de sus labores deberían atenderlos y respetarlos. No los recarguéis con preocupaciones. Apreciad su consejo y sus palabras de orientación. Tratadlos como padres y madres que han soportado el peso del trabajo. Los obreros que en el pasado se han anticipado a las necesidades de la causa realizan una obra noble cuando, en lugar de llevar ellos mismos todas las cargas, las depositan sobre los hombros de hombres y mujeres jóvenes, y los educan tal como Elías educó a Eliseo.

David expresó su gratitud a Dios por la enseñanza y la dirección divinas que había recibido. "Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud" (Salmos 71:17), declaró. Los que en la historia de la predicación del mensaje han llevado la carga y han soportado el calor del día, deben recordar que el mismo Señor que les enseñó desde su juventud, extendiéndoles esta invitación: "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí" (Mateo 11:29), y dándoles la luz de la verdad, está igualmente dispuesto a enseñar a los hombres y las mujeres jóvenes de hoy tal como estuvo dispuesto a enseñarles a ellos.

Deben ser aliviados de las cargas pesadas

Los que han soportado pesadas cargas actuarían con sabiduría si se retiraran por un tiempo para descansar. Estos fieles obreros deberían ser aliviados de toda carga pesada. Debería apreciarse la obra que pueden realizar como educadores. El Señor mismo colaborará con ellos en sus esfuerzos por enseñar a otros. Deberían dejar la lucha en manos de los que son más jóvenes; la obra futura ha de ser realizada por hombres jóvenes y fuertes. La obra está bajo el control del Autor y Consumador de nuestra fe. El dará habilidad a hombres que sepan aprovechar las oportunidades. Hará surgir a los que puedan pelear sus batallas. Nunca deja su obra librada al azar. Esta obra es grande y solemne, y debe proseguir.

No es la voluntad de Dios que los padres de su causa utilicen la vitalidad que les queda para llevar pesadas cargas. Que los hombres jóvenes soporten todas las responsabilidades que puedan, y que peleen virilmente la buena batalla de la fe. El Señor sabe mejor a quiénes elegir para que lleven a cabo su obra, mejor que los hombres más sabios, por mucho interés que manifiesten. Es Dios quien implanta su Espíritu en los corazones de los hombres jóvenes y quien los guía para que luchen por él frente a grandes desventajas. El inspiró a Saulo de Tarso, quien, con todas las capacidades que había recibido por la verdad revelada del cielo, luchó contra apóstatas, que eran quienes deberían haberlo apoyado. Los siervos de Dios de la actualidad tendrán que hacer frente a las mismas dificultades que Pablo enfrentó. Esa misma experiencia la tuvieron algunos que hoy levantan el estandarte de la verdad. Tales hombres son los que pueden permanecer firmes en defensa de la verdad. Si prosiguen aprendiendo, Dios podrá utilizarlos para vindicar su ley.

Los jóvenes deben unirse con los obreros experimentados

Que los obreros de edad no piensen que ellos deben llevar todas las responsabilidades y todas las cargas. Constantemente se están abriendo nuevos campos donde podemos trabajar. Que los jóvenes se unan con obreros experimentados que comprenden las Escrituras, que durante mucho tiempo han sido hacedores de la Palabra, que han llevado la verdad a la vida práctica, que han confiado diariamente en Cristo, que buscan al Señor tal como lo buscó Daniel. Daniel oraba a Dios tres veces por día. Sabía que Uno cuyo consejo es poderoso era la fuente de sabiduría y de poder. Su arma de guerra era la verdad tal como se encuentra en Jesús: la espada de dos filos del Espíritu.

Los hombres que han puesto su confianza en Dios constituyen un ejemplo, para los jóvenes que se relacionan con ellos, en palabra, en espíritu y en principios. Estos fieles siervos de Dios deben relacionarse con hombres jóvenes y unirse a ellos con el vínculo del amor, porque ellos mismos han sido atraídos hacia los jóvenes por las cuerdas del amor de Cristo.--The Review and Herald, 20 de marzo de 1900.

Envejeciendo pero siempre testificando

ESTIMADO HNO. [G. I.] BUTLER, ... Deseo intensamente que los ancianos soldados, que han encanecido al servicio del Maestro, prosigan dando fielmente su testimonio, para que los que son más jóvenes en la fe puedan comprender que los mensajes que el Señor nos dio en el pasado son muy importantes en esta etapa de la historia terrenal. Nuestra experiencia pasada no ha perdido ni un ápice de su fuerza. Doy gracias al Señor hasta por las expresiones más ínfimas de la Palabra Sagrada. Me alegro porque las partes difíciles de nuestra experiencia no fueron suprimidas.

Ud. no debe trabajar más de lo que le permiten sus fuerzas. Supongo que nuestra experiencia cambiará en el futuro; pero creo que tanto Ud. como yo, al envejecer en el servicio de Cristo, al hacer su voluntad, estamos obteniendo una experiencia del valor más elevado y del interés más intenso.

Los juicios del Señor están sobre la tierra. Debemos trabajar con entera fidelidad, y poner todo nuestro ser en lo que hacemos a fin de ayudar a otros a progresar hacia adelante y hacia arriba. Luchemos con todo ímpetu. Estemos siempre listos para animar a los cansados y abatidos. Podemos andar con seguridad únicamente en la medida en que andemos con Cristo. Que ninguna cosa disminuya su valor. Ayude a trabajar con fidelidad a los que se relacionan con Ud.

Espero encontrarme con Ud. en algunas de las reuniones que celebraremos en el futuro. Ud. y yo nos encontramos entre los obreros más antiguos que están vivos y que han mantenido su fe durante largo tiempo. Si no llegáramos a estar vivos cuando nuestro Señor venga, depondremos nuestra armadura con dignidad santificada, por haber cumplido la tarea que se nos asignó. Hagamos con fe y esperanza lo mejor de nuestra parte. Mi corazón rebosa de gratitud hacia Dios por haberme concedido la vida durante tanto tiempo. Todavía puedo escribir acerca de temas de la verdad bíblica sin que me tiemble la mano. Diga a todos que la mano de la Hna. White todavía escribe palabras de instrucción para el pueblo. Estoy terminando otro libro acerca de la historia del Antiguo Testamento.

Que el Señor lo bendiga y mantega vivos su esperanza y su valor.--Carta 130, 1910.

Un trabajo menos cansador

ESTIMADO HNO. [S. N.] HASKELL, Lo insto a no trabajar más de lo que puede soportar. Debería tener un trabajo menos constante y cansador, a fin de mantenerse en buenas condiciones. Debería dormir una siesta durante el día. Entonces podría pensar más fácilmente, sus pensamientos serían más claros y sus palabras más convincentes. Y asegúrese de que todo su ser está en comunión con Dios. Acepte el Espíritu Santo para su esclarecimiento espiritual, y bajo su dirección prosiga sus esfuerzos por conocer al Señor. Vaya hacia donde el Señor lo dirija, y haga lo que él ordene. Confíe en el Señor y él restablecerá sus fuerzas.

Pero no se requiere que Ud. ni yo estemos sometidos a constantes tensiones. Deberíamos entregar continuamente lo que él requiere de nosotros, y él nos hará conocer su pacto. "La comunión íntima de Jehová es con los que le temen". Salmos 25:14. Recibiremos una instrucción más profunda en el misterio de Dios el Padre y de Jesucristo. Tendremos visiones del Rey en su hermosura, y se abrirá delante de nosotros el reposo que aguarda al pueblo de Dios. Pronto entraremos en la ciudad cuyo arquitecto y constructor es Dios: la ciudad de la cual hemos hablado tanto tiempo.--Carta 78, 1906.

Confiad en Dios y apoyaos en él

QUERIDA HNA. HASKELL, ... Ahora que Ud. ya no puede mantenerse activa, y cuando las dolencias la asedian, todo lo que Dios requiere de Ud. es que confíe en él. Encomiende a él su alma como a un fiel Creador. Sus misericordias son seguras y su pacto es eterno. Bienaventurado es el hombre que espera en el Señor su Dios y que guarda la verdad para siempre. Que su mente se posesione de las promesas y que las retenga. Si Ud. no puede recordar rápidamente la abundante seguridad contenida en las preciosas promesas, escúchelas de los labios de otra persona. Qué plenitud, y qué amor y seguridad se encuentran en las siguientes palabras que proceden de los labios de Dios mismo, que proclaman su amor, su piedad y su interés en los hijos que constituyen su preocupación:

"¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado". Éxodo 34:6, 7.

El Señor siente mucha compasión por los que sufren. ¿Qué pecados son demasiado grandes para que él no los perdone? Es misericordioso; por eso está infinitamente más dispuesto a perdonar que a condenar. Es benévolo y no busca el mal en nosotros; sabe de qué estamos hechos; recuerda que somos tan sólo polvo. En su ilimitada compasión y misericordia perdona todos nuestros yerros; nos ama abundantemente cuando aún somos pecadores; no nos priva de su luz sino que la hace brillar sobre nosotros por amor a Cristo.

Hermana mía, ¿confiará Ud. siempre en Jesús, que es su justicia? El amor de Dios es derramado abundantemente en su corazón por el Espíritu Santo, el cual le es dado benévolamente. Ud. es una con Cristo. El le concederá su gracia para que Ud. sea paciente y confiada; le dará poder para vencer la impaciencia; confortará su corazón con su propio tierno Espíritu; vivificará su alma debilitada. Nos quedan tan sólo pocos días como peregrinos y extranjeros en este mundo, en busca de una patria mejor, la celestial. Nuestro hogar está en el cielo. Entonces, fortalezca la confianza de su alma en Dios. Deposite sobre él todas sus cargas.

Oh, cuántas veces su corazón ha sido conmovido por la hermosura del rostro del Salvador, se ha encantado por la belleza de su carácter y se ha subyugado al pensar en sus sufrimientos. Ahora él quiere que Ud. se apoye en él con todo su peso. Quiero proporcionarle un pasaje que le servirá de consuelo en todo momento: "En aquel día dirás: Cantaré a ti, oh Jehová; pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó, y me has consolado. He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es Jah Jehová, quien ha sido salvación para mí. Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación". Isaías 12:1-3.--Carta 14b, 1891.