Preparando el manuscrito para el espíritu de profecía, tomo 4,1precursor de el conflicto de los siglos 4
Intensidad de sentimiento mientras escribía (19 de febrero de 1884)--Escribo de quince a veinte páginas por día. Son ahora las once, y ya he escrito catorce páginas a mano para el tomo 4, y además siete páginas de cartas para diferentes personas. Me siento continuamente agradecida a Dios por su bondad misericordiosa...
Al escribir sobre mi libro, me siento intensamente conmovida. Quiero publicarlo cuanto antes, pues nuestro pueblo lo necesita mucho. Lo completaré el próximo mes si el Señor me da salud, como él lo ha hecho hasta ahora. Me ha sido imposible dormir por la noche, pensando en las cosas importantes que deberán ocurrir. Tres horas de sueño, y a veces cinco, es lo más que puedo tener. Mi mente está tan profundamente emocionada que no puedo descansar. Escribo, escribo, escribo, y siento que debo hacerlo y que no debo demorarme.
Grandes cosas están delante de nosotros, y queremos despertar al pueblo de su indiferencia para que se prepare para ese día. Cosas que son eternas se agolpan delante de mis ojos día y noche. Las cosas que son temporales se esfuman de mi vista. No debemos desechar ahora nuestra confianza, sino tener una firme seguridad, más firme que nunca antes. El Señor nos ha ayudado hasta aquí, y también nos ayudará hasta el fin. Veremos las columnas monumentales, que nos recordarán lo que el Señor ha hecho por nosotros para fortalecernos y salvarnos de la mano del destructor.--Carta 11a, 1884.
La historia se abre de vez en cuando delante de mí en visiones escénicas--Mediante la iluminación del Espíritu Santo, las escenas de la larga lucha secular entre el bien y el mal fueron reveladas a quien escribe estas páginas. En una y otra ocasión se me permitió contemplar las peripecias de la gran lucha secular en diferentes épocas, entre Cristo, Príncipe de la vida, Autor de nuestra salvación, y Satanás, príncipe del mal, autor del pecado y primer transgresor de la santa ley de Dios.--El Conflicto de los Siglos, 13.
Visiones del pasado y del futuro mientras escribía--Cuando estoy usando la pluma, me son dadas maravillosas presentaciones del pasado, del presente y del futuro.--Carta 86, 1906.
La historia de la Reforma presentada en visión--La bandera del gobernante de la sinagoga de Satanás estaba izada, y el error aparentemente marchaba triunfante, y los reformadores, por la gracia que les fue dada por Dios, se empeñaron en brillante batalla contra las huestes de las tinieblas. Me han sido presentados los acontecimientos de la historia de los reformadores. Sé que el Señor Jesús y sus ángeles han vigilado con intenso interés la batalla contra el poder de Satanás, quien combinaba sus huestes con los hombres malos, con el propósito de extinguir la luz divina, el fuego del reino de Dios. Ellos [los reformadores], por causa de Cristo, sufrieron el escarnio, el ridículo, el odio de hombres que no conocían a Dios. Fueron difamados y perseguidos hasta la muerte, porque no renunciaban a su fe.--Carta 48, 1894.
Se le mostró a Elena de White años antes al visitar a Europa en 1885-1887--La obra del primer mensaje en estos países [Suecia y las demás naciones escandinavas] fue presentada delante de mí años antes, y se me mostraron circunstancias similares a las relatadas más arriba [la predicación por parte de niños en Suecia] Elena G. de White--Historical Sketches of the Foreign Missions of Sevent-day Adventists, 206.
Capítulo sobre el tiempo de angustia--Acabamos de leer el material relativo al tiempo de angustia. El Hno. Smith piensa que este capítulo de ninguna manera debe dejarse fuera del tomo 4. Dice que no hay ni una sola frase en él que no se necesite en forma esencial. Este [capítulo] parece hacer una profunda impresión en su mente, y pensé que te escribiría a ti con respecto a dicho asunto. Lo he leído, y sencillamente tiene un poder emocionante que lo acompaña. No veo que nada pueda excluirlo del libro para la venta general entre los no creyentes2--Carta 59, 1884.
La edición de 1888 de el conflicto de los siglos, tomo 4
Comienza la obra sobre la ampliación de El conflicto de los siglos.--Basilea, Suiza, 11 de junio de 1886. Creo que Ud. querrá oír algunas noticias con respecto a nuestra familia. Ahora somos diez. W. C. W. [White] y Mary y Ella están bien. Sara McEnterfer está bien, y tan ocupada como puede estarlo tomando cartas al dictado y escribiéndolas con el calígrafo [máquina de escribir]. La salud de Marian [Davis] está más o menos como siempre. Ella está trabajando en el tomo 4, El conflicto de los siglos--Manuscrito 20, 1886.
Se le pide que describa las escenas del pasado y el futuro--Al revelarme el Espíritu de Dios las grandes verdades de su Palabra, y las escenas del pasado y del futuro, se me ordenó que diese a conocer a otros lo que se me había mostrado: trazar un bosquejo de la historia de la lucha en las edades pasadas y, especialmente, que la presentase de tal modo que derramara luz sobre la lucha futura que se va acercando con tanta rapidez. Con este fin he tratado de escoger y reunir acontecimientos de la historia de la iglesia, en forma que quedara bosquejado el desenvolvimiento de las grandes verdades probatorias que en diversas épocas han sido dadas al mundo, que han excitado la ira de Satanás y la enemistad de la iglesia amiga del mundo, y han sido sostenidas por el testimonio de aquellos que "no amaron sus vidas, exponiéndolas hasta la muerte".--El Conflicto de los Siglos, 13-14.
Escenas presentadas de nuevo mientras escribía--Mientras escribía el manuscrito de El conflicto de los siglos, a menudo era consciente de la presencia de los ángeles de Dios. Y en muchas ocasiones las escenas acerca de las cuales estaba escribiendo me eran presentadas de nuevo en una visión nocturna, de tal manera que estuvieran frescas y vividas en mi mente.--Carta 56, 1911.
Escenas vívidas acerca de la segunda venida de Cristo--El firmamento se abría y cerraba en violenta conmoción. Las montañas se agitaban como cañas batidas por el viento, arrojando peñascos por todo el derredor. El mar hervía como una caldera y lanzaba piedras a la tierra. Al declarar Dios el día y la hora de la venida de Jesús y conferir el sempiterno pacto a su pueblo, pronunciaba una frase y se detenía mientras las palabras de la frase retumbaban por toda la tierra...
No tengo el menor conocimiento en cuanto al tiempo mencionado por la voz de Dios. Oí cuando proclamaba la hora, pero no tuve el recuerdo de esa hora después que salí de la visión. Escenas tan emocionantes y de un interés tan solemne pasaron ante mí, que ningún lenguaje puede describir. Todo fue una realidad viviente para mí, pues directamente relacionada con esta escena apareció la gran nube blanca sobre la cual estaba sentado el Hijo del hombre.--Carta 38, 1888; Mensajes Selectos 1:85-86.
Leyendo las pruebas de páginas: el último trabajo del libro--Acabamos de leer los manuscritos de los últimos tres capítulos. No puedo ver otra cosa sino que están bien y son del más intenso y emocionante interés. Me alegro de que Ud. mandó estas páginas y quiero que el libro--el primer ejemplar que salga de prensa--me sea enviado...
El sábado pasado fue un día impresionante y solemne. Hablé sobre algunas de las escenas descritas en estos últimos capítulos y se manifestó un profundo sentimiento en la reunión.--Carta 57, 1884.
Pasos tomados para hacerlo lo mejor posible--En la preparación de este libro se emplearon obreros competentes, y se invirtió mucho dinero para hacer que este volumen apareciera delante del mundo en el mejor estilo posible...
El Señor me impresionó a escribir este libro, para que sin demora se lo hiciera circular en todas partes del mundo, porque las advertencias que contiene son necesarias para preparar a un pueblo para estar en pie en el día del Señor.--Manuscrito 24, 1891.
Experiencia de Elena de White mientras escribía El conflicto de los siglos.--Fui movida por el Espíritu del Señor a escribir ese libro, y mientras trabajaba en él, sentía una gran carga sobre mi alma. Sabía que el tiempo era breve, que las escenas que pronto han de agolparse sobre nosotros, al final vendrían en forma muy rápida y repentina, como se las presenta en las palabras de la Escritura: "Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche". 1 Tesalonicenses 5:2.
El Señor ha presentado delante de mí asuntos que son de urgente importancia para el tiempo presente, y que alcanzan al futuro. Como un mandato me han sido repetidas las palabras: "Escribe en un libro las cosas que has visto y has oído, y permite que éste vaya a toda la gente; porque el tiempo está cercano cuando la historia pasada se repetirá". He sido despertada a la una, a las dos o a las tres de la mañana, con algún punto fuertemente impreso en mi mente, como si hubiera sido hablado por la voz de Dios. Se me mostró que muchos de nuestros propios hermanos dormían en sus pecados, y aun cuando decían ser cristianos, perecerían a menos que fueran convertidos.
He tratado de traer ante los demás las solemnes impresiones hechas en mi mente mientras la verdad era presentada ante mí en forma clara, para que cada uno sintiera la necesidad de tener una experiencia religiosa por sí mismo, de tener un conocimiento del Salvador por sí mismo, de buscar arrepentimiento, fe, amor, esperanza y santidad por sí mismo.
Se me aseguró que no había tiempo que perder. Los llamados y las amonestaciones deben ser dados; nuestras iglesias deben ser despertadas, deben ser instruidas, para que puedan dar la amonestación a todos los que puedan alcanzarse, para declarar que la espada del Señor, que la ira del Señor sobre el mundo libertino no se demorará más. Se me mostró que muchos prestarían oídos a las amonestaciones. Sus mentes serían preparadas para discernir precisamente las cosas que esa amonestación les señalaba.
Se me mostró que gran parte de mi tiempo ha estado ocupado en hablar al pueblo, y que en cambio era más esencial que me dedicara a escribir los importantes asuntos para el tomo IV,3 que la advertencia debe ir a donde no puede llegar el mensajero vivo, y que debe llamar la atención de muchos a los importantes acontecimientos que han de ocurrir en las escenas finales de la historia de este mundo.
A medida que se abría delante de mí la condición de la iglesia y del mundo, y a medida que observaba las terribles escenas que se desarrollaban delante de nosotros, me sentí alarmada por las perspectivas. Y noche tras noche, mientras toda la casa dormía, yo redactaba las cosas que me fueron dadas por Dios. Se me mostraron las herejías que se levantarán, los engaños que prevalecerán, el poder milagroso de Satanás--los falsos Cristos que aparecerán--que engañarán a la mayor parte, aun del mundo religioso, inclusive, y que arrastrarán, si es posible, aun a los elegidos.
¿Es esta obra la obra del Señor? Yo sé que lo es, y nuestro pueblo también profesa creerlo. La amonestación y la instrucción de este libro son necesarias para todos los que profesan creer la verdad presente.--Carta 1, 1890.