Mensajes Selectos, Tomo 3

Capítulo 24

Consejo relativo a la edad para ingresar en la escuela

Informe de una entrevista

Informe de una reunión de la junta de la escuela de Iglesia del Sanatorio (California), realizada en Elmshaven, Sanatorio, California, en la mañana del jueves 14 de enero de 1904.{3MS 244.1 La Hna. White habló por un tiempo, en los siguientes términos:

A través de los años he recibido mucha instrucción con respecto a la importancia de mantener una firme disciplina en el hogar. He tratado de poner por escrito esa instrucción y de transmitirla a los demás. En uno de los libros futuros de mis escritos (La educación) se publicará abundante material adicional sobre la instrucción de los niños.

Los que asumen las responsabilidades de la paternidad deben primero considerar si podrán rodear a sus hijos de las debidas influencias. El hogar es tanto una iglesia de familia como una escuela de familia. La atmósfera del hogar debe ser tan espiritual, que todos los miembros de la misma--los padres y los hijos--, resulten bendecidos por su asociación mutua. Las influencias celestiales tienen la facultad de educar. Los que están rodeados por tales influencias se preparan para entrar en la escuela de arriba.

Las madres deben ser capaces de instruir a sus pequeñuelos durante los primeros años de la infancia. Si todas las madres pudieran hacer esto, y se tomaran el tiempo para enseñar a sus hijos las lecciones que éstos deberían aprender en sus primeros años, entonces todos los niños podrían mantenerse en la escuela del hogar hasta que tuvieran ocho, nueve o diez años de edad.

Pero muchos de los que entran en la relación matrimonial no se dan cuenta de todas las sagradas responsabilidades que trae aparejadas la maternidad. Muchos carecen de capacidad disciplinaria. En muchos hogares hay poca disciplina, y a los niños se les permite hacer lo que quieran. Tales niños andan a la deriva de aquí para allá; no hay nadie en el hogar capaz de dirigirlos correctamente, nadie que pueda sentar los debidos fundamentos que debe gobernar su futura educación... Los niños que están rodeados por estas condiciones desafortunadamente son dignos de lástima. Si no se les proporciona la oportunidad de recibir la debida preparación fuera del hogar, se los priva de muchos privilegios que, por derecho, todo niño debe tener. Esta es la luz que se me ha presentado.

Los que son incapaces de educar a sus hijos correctamente, no debieran haber asumido jamás las responsabilidades de la paternidad. Pero debido a su juicio equivocado, ¿no haremos ningún esfuerzo para ayudar a sus pequeñuelos a formar caracteres correctos? Dios desea que tratemos estos problemas cuerdamente.

Los sanatorios deben relacionarse con las escuelas primarias--La norma debe mantenerse elevada en todos nuestros sanatorios. Con estas instituciones deben relacionarse, en carácter de médicos, administradores y ayudantes, sólo personas que mantengan su casa en orden. La conducta de los hijos tiene una influencia que produce su efecto sobre todos los que acuden a esos sanatorios. Dios desea que esa influencia sea reformadora. Y esto puede ocurrir; pero se requiere cuidado. El padre y la madre deben dar una atención especial a la educación de cada hijo. Pero vosotros sabéis qué pasa con las familias en la colina. Los pacientes entienden lo que ocurre. Según se me informa, es una vergüenza que no exista sobre los niños la influencia que debe haber. Cada uno de ellos debiera estar ocupado en hacer alguna cosa que sea útil. Se les ha dicho lo que deben hacer. Si el padre no puede estar con ellos, debe instruirse a la madre cómo enseñarlos.

Pero desde que estoy aquí se me ha dado luz en el sentido de que lo mejor que se puede hacer es tener una escuela. No tenía yo la idea de que los muy pequeñitos asistieran a la escuela, no. Pero sería mejor tener esta escuela para aquellos que pueden ser enseñados, y ejercerse una acción guiadora sobre ellos, lo cual puede hacer un maestro de escuela. Tenemos una escuela aquí, porque la Palabra de Dios no podía enseñarse en la otra [la pública]. Nuestro hermano [Anthony], que enseña en esa escuela, es plenamente capaz de dirigir una escuela que enseñe la Palabra de Dios. Está perfectamente capacitado para hacerlo. El tiene esta posición. Se lo ha empleado, y mientras se le permita trabajar sin molestias, es mejor que esté allí.

Privilegios escolares para niños de menos edad--Pero aquí hay una obra que debe hacerse por las familias, y por los niños de siete, ocho y nueve años. Debiéramos tener un departamento especial, es decir, un segundo departamento, donde estos niños puedan ser enseñados. Aprenderán en la escuela aquello que con frecuencia no aprenden fuera de ella, excepto por la asociación con otros...

Ahora bien, parece que el problema en cuanto a estos niños es si deben asistir [a esta edad] a la escuela. Quiero saber de parte de los padres de cada uno de ellos, quién es el que se siente perfectamente satisfecho con sus hijos, tales como son, sin enviarlos a la escuela, a una escuela que tiene clases de Biblia, que tiene orden, tiene disciplina, y está tratando de encontrar algo que ellos puedan hacer para ocupar su tiempo. No creo que haya alguno que tenga objeciones, si entiende el problema.

Causa del primer consejo--Pero cuando escuché las objeciones: que los niños no podían asistir a la escuela hasta que cumplieran diez años, quise decirles que cuando me fue dada la luz de que los niños no deberían asistir a la escuela hasta que tuvieran edad suficiente para ser enseñados, no había [entonces] una escuela que guardara el sábado. A los niños debe enseñárseles en el hogar la debida conducta para que no sean descarriados cuando asistan a la escuela. La maldad que se manifiesta en las escuelas públicas sobrepasa casi toda concepción posible.

Esto es así, y he estado bien preocupada con respecto a la idea: "La Hna. White ha dicho tal y tal cosa, y la Hna. White ha dicho esto y aquello, y por lo tanto vamos a proceder como ella dice".

Dios quiere que tengamos sentido común, y que razonemos con sentido común. Las circunstancias alteran las condiciones. Las circunstancias cambian la relación de las cosas.

La escuela de iglesia y una pobre dirección en el hogar--Aquí hay un sanatorio, y ese sanatorio debe ejercer la más alta influencia posible dentro y fuera. Ahora bien, si la gente ve a niños que vienen aquí--de mirada maliciosa, ojos de lince, vagabundos, sin nada que hacer, haciendo travesuras, y todas estas cosas--esto resulta desagradable para la sensibilidad de los que quieren conservar la buena reputación de la escuela. Por lo tanto, por la luz que Dios me ha dado, [declaro que] si hay una familia que no tiene la capacidad de educar, y que no ejerce disciplina y gobierno sobre sus hijos, los cuales necesitan aprender obediencia, lo mejor es ponerlos en algún lugar donde obedezcan. Ponedlos en algún lugar donde se les exija obediencia, porque la obediencia es mejor que los sacrificios. En toda familia debe haber buen comportamiento.

Estamos educando a los pequeños en nuestros hogares. ¿Qué clase de educación les estamos dando? Nuestras palabras, ¿son descuidadas y poco firmes? ¿Existe alguna disposición despótica? ¿Se usan regaños y expresiones irritantes porque los padres no saben manejar a sus hijos? El Señor desea que tomemos todas las cosas en consideración. Cada padre tiene que hacerse algunas preguntas: ¿Cómo son mis hijos? ¿Dónde están ellos? ¿Están desarrollándose para Dios o para el diablo? Todas estas cosas hay que meditarlas.

El libro que pronto se publicará tiene mucho que decir con respecto a los grandes principios que deben ponerse en práctica en la educación de los hijos, empezando con el propio bebé de brazos. El enemigo trabajará aun en esos niños, a menos que ellos aprendan disciplina. Alguien tendrá que disciplinarlos. Si la madre y el padre no los disciplinan, el diablo lo hará. Así es él. El [diablo] tiene el control.

No diré más por ahora, porque quiero saber bien de qué debo hablar. Quisiera que se trajeran las objeciones, el por qué los niños no debieran tener una educación.

El jardín de infancia en Battle Creek

Podríamos hacer lo mismo que lo que tenemos en Battle Creek. Me llevaron de un lugar a otro en el asilo de huérfanos (el Hogar Haskell) de Battle Creek. Allí había mesitas, y estaban los niñitos de cinco años para arriba. Se los educaba de acuerdo con el plan del jardín de infancia: se les enseñaba cómo trabajar y cómo hacer cosas. Tenían un gran montón de arena de buena calidad, y enseñaban a los niños cómo trabajar juntos, cómo hacer el arca de Noé, y cómo hacer los animales que entraron en el arca. Todos estaban haciendo esa clase de trabajo. Se requiere esfuerzo para esto...

Ahora bien, yo tengo perfecta confianza en la enseñanza de la Hna. Peck, pero si ella sigue haciendo lo que se hace ahora--y yo estoy satisfecha de que es precisamente lo que debe hacerse--habría necesidad de otra maestra. ¿No les parece?

Hna. Peck:1 Creo que si hiciéramos el trabajo de una manera satisfactoria, y si tenemos algunos niños más, debemos tener un poco más de ayuda.

Se recibe luz sobre "estas cosas"

Hna. White: Mis ideas fueron apareciendo de una manera improvisada, un poquito aquí y otro poquito allá. Las he puesto por escrito, pero no totalmente. Tengo que escribir más. Quiero que tomen nota de lo que he dicho. En primer lugar, entiéndanlo. Esta es la luz que me ha sido dada en cuanto a estas cosas.

Aquí hay niños que son despiertos. Son niños de cinco años de edad que pueden ser educados tan bien como muchos niños de diez años, desde el punto de vista de sus capacidades, para entender los asuntos y los temas de la madre.

Ahora bien, quiero que mientras los hijos de Willie2 estén aquí y vivan aquí, tengan la disciplina de una escuela. Si esto puede hacerse en relación con esta escuela, ampliándola, digamos con una pieza más, para tales alumnos, cada uno de nosotros debe sentir la responsabilidad de proporcionar esa pieza. Las madres que quieran tener a sus hijos en casa, y son competentes del todo para hacerlo y prefieran disciplinarlos ellas mismas, nadie tiene objeción alguna para que lo hagan. Ellas pueden hacerlo. Pero debe hacerse provisión para que sean educados los niños de todos los que están relacionados con esta fábrica de alimentos, con el sanatorio y con las cosas que se hacen aquí. Debemos hacer que [esa obra] alcance las más altas normas.

Pastor C. L. Taylor: Hna. White, hay una pregunta que quiero hacerle con respecto a la responsabilidad de los padres, y la relación de esa responsabilidad con la escuela de iglesia. Supongamos que yo tenga ahora un niño--y lo tengo--de siete años de edad. Nosotros somos perfectamente capaces de educarlo, pues nos hemos preparado para esa obra. Supongamos que decidamos nosotros no tomar esa responsabilidad, o sea descuidar al niño y dejarlo vagar alrededor. En ese caso, ¿es la responsabilidad de la iglesia hacer lo que yo podría hacer si quisiera? Esta es la pregunta: Si yo no atiendo a mi hijo cuando puedo hacerlo, cuando me es posible, ¿le pediría yo a la iglesia que lo haga en mi lugar?

Hna. White: Ud. debe hacerse cargo de ellos, ¿pero lo hace Ud.?

Pastor W. C. White: Ella rehúsa tratar su experiencia en forma aislada.

Hna. White: La iglesia aquí sobre esta colina es una iglesia responsable; está relacionada con influencias externas. Estas influencias constantemente testifican con respecto a nosotros. La cuestión es la siguiente: ¿Estará unida [la iglesia] y, de ser necesario, proporcionará una habitación que no cueste demasiado; una sala en que estos niños se reúnan y tengan disciplina, y una maestra, y sean puestos en condición de ser preparados para la escuela de arriba? Bien, esta es la pregunta.

La clase de educación que los niños necesitan

Digo que estos niños pequeños deben tener una educación, precisamente la que adquirirían en la escuela. Deben tener la disciplina de una escuela bajo una persona que entienda cómo tratar con los niños de acuerdo con sus diferentes temperamentos. Deben tratar de hacer que estos niños entiendan sus responsabilidades mutuas, y su responsabilidad para con Dios. Deben haberse grabado en sus mentes los mismos principios que los capacitarán para los grados superiores y para la escuela más alta.

Hay una escuela más alta a la cual todos debemos ir, y a menos que a estos niños se les enseñen los hábitos debidos, y se les inculquen los pensamientos correctos, y se los forme con la debida disciplina, me pregunto cómo entrarán alguna vez en la escuela de arriba. ¿Dónde está su reverencia? ¿Dónde están las ideas escogidas que deben cultivar, y todas estas cosas? Esta debe ser una experiencia cotidiana.

Mientras la madre hace sus quehaceres no debe reprender y regañar, y decir: "Me estás molestando. Ojalá te vayas de aquí", o cosas por el estilo. Ella debe tratar a sus hijos tal como Dios trataría a sus hijos de más edad. El nos considera como sus hijos en su familia. El quiere que nos eduquemos y nos preparemos de acuerdo con los principios de la Palabra de Dios. El desea que esta educación comience con los pequeñitos. Si la madre no tiene el tacto y la capacidad, si no sabe cómo tratar con las mentes humanas, debe ponerlos bajo alguien que los eduque con disciplina, los modele y forme sus mentes.

¿He presentado este asunto de tal manera que pueda ser entendido? Willie, ¿hay algún punto en el libro que no he tocado aquí?

W. C. White: No lo sé. Mamá, me doy cuenta de que nuestro pueblo en los Estados Unidos, y debo decir, en el mundo entero, a veces hace reglas muy abarcantes, basándose en una declaración aislada.

En mis estudios de la Biblia y de tus escritos, he llegado a establecer que hay un principio que fundamenta cada precepto, y que no podemos comprender adecuadamente el precepto sin entender el principio.

Yo he creído que en algunas de las declaraciones que han creado una buena cantidad de controversia--como tus consejos con respecto al uso de mantequilla, y tu declaración de que la madre es el único maestro que el niño debe tener hasta que tenga ocho o diez años de edad--hemos tenido el privilegio de entender el principio. Creo que en el estudio de estas declaraciones debemos reconocer que todo precepto de Dios es dado por misericordia, y considerando las circunstancias.

Dios dijo: "Lo que Dios ha unido, no lo aparte el hombre"; y sin embargo, Cristo explica que la ley del divorcio fue dada a causa de la dureza de sus corazones. Debido a la degeneración del pueblo se permitió una ley que no estaba en el plan original de Dios. Yo creo que debe entenderse el principio con respecto a declaraciones aisladas, tales como tu protesta contra el uso de mantequilla, y la declaración de que el niño no debe tener otro maestro que la madre hasta que tenga ocho o diez años de edad.

Cuando recibiste esa instrucción sobre la mantequilla, se te presentaron las condiciones en que estaban las cosas: la gente usaba mantequilla llena de gérmenes. Estaban friendo y cocinando con ella, y su uso era dañino. Pero más tarde, cuando nuestros hermanos estudiaron el principio, hallaron que aun cuando la mantequilla no era lo mejor, no era tan mala como algunos otros males; de manera que en algunos casos la están usando.

Yo supongo que pasa lo mismo con la cuestión de esta escuela. El plan ideal es que la madre sea la maestra: una maestra inteligente como la que tú describiste esta mañana. Pero he sentido que era una gran desgracia para nuestra causa que desde Maine hasta California y desde Manitoba hasta Florida [puntos extremos en los Estados Unidos], nuestros hermanos tomaran la declaración de que el niño no debe tener otro maestro que su madre hasta tener ocho o diez años, como una prohibición definida de que esos niños tuvieran el privilegio de asistir a una escuela. Si yo lo entiendo bien, ésa es realmente la cuestión que tenemos delante esta mañana.

Cuando los hermanos estudian este problema desde el punto de vista del bien del niño, desde el punto de vista de ser justos con los padres, según yo lo entiendo, todos llegan a reconocer que existen condiciones en las cuales sería mejor para el niño tener el privilegio de asistir a alguna escuela que ser privado de esa oportunidad. Pero existe un precepto: que un niño no debería tener otros maestros que los padres hasta que tenga ocho o diez años; eso define la cuestión....

Hna. White: Bien. Si los padres no son capaces de hacerlo, mejor es que uno se detenga donde está. Por lo tanto, tenemos que hacer provisión, porque hay una buena cantidad de padres que no han asumido la responsabilidad de vivir ellos mismos en forma disciplinada...

Yo creo que los padres de este lugar, que tienen ventajas, pueden todos hacer una pequeña parte para sostener una escuela para los otros. Yo estoy dispuesta a hacerlo. No creo que ésa sea una consideración que nos impida hacerlo, en absoluto. Hablamos de "los gastos, los gastos, los gastos", pero no significa nada el hacer frente a ese pequeño gasto.

Se establece un modelo

W. C. White: Siendo que mis hijos fueron mencionados, me gustaría decir una palabra acerca de esto. Mi interés en el desenlace de esta entrevista no se relaciona de ninguna manera con mis propios hijos. Mi interés en el resultado de esta entrevista se refiere a la influencia del mismo sobre nuestra obra en el mundo entero. Desde el comienzo hasta ahora, mi interés por esta escuela no se relaciona principalmente con referencia mis hijos....

Todo el mundo sabe que la Hna. Peck ha tenido una amplia experiencia en la enseñanza, y que ella ha tenido cuatro años de experiencia con mi madre, pues la ha ayudado con sus escritos, y asistiéndola en la preparación del libro La educación. Mi mayor interés en esta escuela no ha sido mi propia familia, ni ha sido sencillamente la iglesia de Santa Helena.

Mi interés en esta escuela reside en el hecho de que nosotros tenemos el privilegio de sentar un modelo. Los éxitos, los fracasos y los reglamentos de esta escuela afectarán la obra de nuestras escuelas de iglesia por toda California y mucho más allá, debido a la larga experiencia de la Hna. Peck como maestra, y a la obra que ella ha hecho contigo, madre, al ayudar en la preparación del libro sobre educación. Todas estas cosas han colocado a esta escuela en un lugar en que se ha convertido en una ciudad asentada sobre un monte.

Mi preocupación con respecto a lo que se resuelva sobre los niños más pequeños no ha sido principalmente porque mis hijos fueran excluidos, sino para no sentar una regla que considero muy cruel. Se la está usando en un sentido que hará mucho mal a nuestros niños más pequeños.

La cuestión del jardín de infancia

El mundo está haciendo una gran obra en favor de los niños por medio del jardín de infancia. En lugares donde tenemos instituciones, y en los cuales ambos padres están empleados, ellos enviarían con mucho gusto a sus hijos al jardín de infancia. Me he convencido de que en muchas de nuestras iglesias, una escuela de éstas debidamente dirigida, unas pocas horas por día, sería una gran bendición. Yo no he encontrado nada en tus enseñanzas o preceptos, madre, ni ningún consejo dado a nuestro pueblo contrario a esa idea. Pero las decisiones de los directores de nuestras escuelas han matado, completamente matado, en la mayor parte del país, todo esfuerzo hecho para proporcionar la obra de un jardín de infancia en favor de nuestros hijos.

Hay unos pocos lugares donde ellos apoyan la idea. El Dr. Kellogg lo hace en su escuela de huérfanos que tú has visto y alabado, y en unos pocos lugares adicionales lo están haciendo. En Berrien Springs se aventuraron el verano pasado a traer una maestra para el jardín de infancia, y a permitir que esa parte de la obra fuera hecha; pero por lo general, en las nueve décimas partes del campo, la decisión de los superintendentes [directores] de nuestras escuelas mata completamente esa parte de la obra.

Hna. White: Bien, debería haber una reforma en este asunto.

W. C. White: Y la decisión de esta escuela aquí, y las razones que siempre se me han dado para esta decisión, se han basado en tu declaración de que la madre del niño debe ser la única maestra de él hasta que tenga ocho o diez años. Yo he creído que, en beneficio de los mejores intereses de la obra de nuestras escuelas en todo el mundo, es privilegio nuestro sostener una entrevista contigo como la que tenemos aquí esta mañana, y estudiar el principio que está en la base de este asunto.

Hna. White: Sí, es verdad que este asunto debe ser presentado en la forma correcta. Ahora bien, nunca hallaréis una oportunidad mejor para conseguir que la Hna. Peck se encargue de la supervisión, aun de los más pequeños. Debe haber alguna clase de combinación.

En cuanto a un salón--y debe haberlo--la pregunta es ésta: ¿Qué es lo mejor? ¿Debe estar relacionado con el edificio, o debe estar separado? Me parece que debiera ser un edificio aparte. No sé qué será lo mejor. Pueden estudiarse las ventajas y los inconvenientes. Yo creo que la Hna. Peck, igual o mejor que ninguno de nosotros, podría decirnos cómo debiera ser...

¿Puede la escuela constituir un perjuicio?

C. L. Taylor: Hemos hablado de esto: de que la escuela de iglesia no sería una bendición para la comunidad, si asumiera la responsabilidad que los padres mismos deben llevar. Y cuando invertimos nuestro dinero en un edificio, no hace ninguna diferencia si se trata de un edificio aparte o un salón. Pero cuando asumimos la responsabilidad que podría ser llevada por los padres, entonces la escuela de iglesia llega a ser una maldición o un impedimento, en lugar de una bendición. Eso es todo lo que yo he oído cuando hemos llegado a tratar este punto...

Hna. Peck: Ha habido una pregunta en mi mente sobre este punto, Hna. White: ¿Cuál debe ser nuestro deber como maestros, la de ayudar a los padres a ver y a cumplir su responsabilidad, o la de asumir su responsabilidad aceptando a los niños en la escuela?

Hna. White: Si no han sentido su responsabilidad al leer todos los libros y escritos y al oír todos los sermones, Ud. podrá repetírselo desde ahora hasta que el Señor venga, y ellos no sentirán ninguna preocupación. No vale la pena hablar acerca de la responsabilidad, si ellos nunca la han sentido.

Una escuela que haga una impresión favorable

Deseamos tener una escuela relacionada con el sanatorio. Se me ha presentado el hecho de que dondequiera que tengamos un sanatorio debe haber una escuela, y esa escuela debe ser dirigida de tal manera que haga una impresión [favorable] sobre todos los que visitan el sanatorio. Vendrá gente a esa escuela. Verán cómo ella es dirigida. No debe estar lejos del sanatorio, de manera que entiendan que está relacionada con él.

En la conducción de la escuela debe usarse la mejor clase de disciplina. En su aprendizaje los alumnos no pueden hacer lo que quieran. Deben ceder a la disciplina impuesta. Esta es una lección que aun deben aprender un buen número de familias. Pero oímos decir: "Oh, déjenlos que lo hagan. Son sólo niños. Ellos aprenderán cuando sean mayores".

Ahora bien, cada vez que un niño que estaba a mi cuidado comenzaba a manifestar ira y a tirarse al suelo, no lo hacía más que una sola vez; os lo aseguro. Yo no permitía que el diablo trabajara en ese niño y tomara posesión de él.

El Señor quiere que entendamos las cosas. El dice que Abrahán ordenó a sus hijos y a su casa después de él, y debemos entender qué significa ordenar, y debemos entender lo que significa que debemos hacernos cargo de la obra si queremos resistir al diablo.

Bien. No sé si hemos avanzado algo.

C. L. Taylor: Sí, creo que hemos avanzado.

Hna. White: Pero se han dicho algunas cosas.

L. M. Bowen: Creo que sabemos lo que tendremos que hacer.

Hna. Gotzian: Se ha dicho suficiente como para decidirnos a hacer algo.

Hna. White: El Señor nos ha hablado en serio. Sí, debemos ser un ejemplo. Vosotros veis que hay tantos sanatorios y tantas escuelas que deben estar relacionados. Debemos tomar esto en serio y reconocer que tenemos que ejercer una influencia; esto es, una influencia con respecto a los niños...

Vuestra escuela debe ser una escuela modelo. No debe ser una muestra de las escuelas del mundo. Vuestra escuela debe estar de acuerdo con un plan que está muy por encima del de estas otras escuelas. Las lecciones deben ser puestas en práctica, y no ser sólo la recitación de una teoría.

C. L. Taylor: Estoy satisfecho de decir que cuando empezamos a avanzar en esa dirección, vemos que la verdadera luz nos alumbra.--Manuscrito 7, 1904.