El sábado como señal de lealtad ante el mundo--Desde la columna de nube Jesús "habló ... a Moisés, diciendo:... En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo ["sábado", nota]; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico". Éxodo 31:12-13.
El sábado es una señal o prenda dada por Dios al hombre: una señal de la relación que existe entre el Creador y sus seres creados. Los israelitas estaban declarando delante del mundo su lealtad al único Dios verdadero y viviente, el soberano del universo, al observar el monumento conmemorativo de la creación del mundo en seis días y del descanso del Creador en el séptimo día, al observar el sábado como día santo de acuerdo a las instrucciones divinas.
Cuando los cristianos observan el verdadero sábado, deben presentar siempre al mundo un testimonio fiel de su conocimiento del Dios vivo y verdadero como una distinción con los dioses falsos, pues el Señor del sábado es el Creador de los cielos y la tierra, el Ser exaltado sobre todos los demás dioses.
"Guardaréis el día de reposo ["sábado", nota], porque santo es a vosotros... Seis días se trabajará, mas el día séptimo es el día de reposo ["sábado", nota] consagrado a Jehová; cualquiera que trabaje en el día de reposo ["sábado", nota], ciertamente morirá. Guardarán, pues, el día de reposo ["sábado", nota] los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo. Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó". Éxodo 14-17.--Manuscrito 122, 1901.
Consejo en cuanto al sábado y los niños en los primeros tiempos--La casa de Dios es profanada y el sábado es violado por los niños de los creyentes. Corren por el edificio, juegan, hablan y manifiestan su mal temperamento en las propias reuniones en que los santos se han reunido para glorificar a Dios y adorarlo en la hermosura de la santidad. El lugar que debe ser sagrado, donde debe reinar un silencio santo, y donde debe haber un orden, una limpieza y una humildad perfectas, se convierte en una perfecta Babilonia y un lugar donde reina confusión, desorden y suciedad. Esto es suficiente para hacer que Dios esté ausente de nuestras asambleas y para que su ira se encienda; suficiente para que a él no le agrade marchar con los ejércitos de Israel a la batalla contra nuestros enemigos.
Dios no dio la victoria en la reunión que se celebró en -----. Los enemigos de la fe triunfaron. Se desagradó a Dios. Su ira se encendió porque su casa se convirtió en una Babilonia...
Por encima de todo, cuidad a vuestros niños durante el sábado. No permitáis que lo violen, porque el permitir que ellos lo violen, es como violarlo vosotros mismos. Cuando les permitís a vuestros hijos jugar [juegos comunes], en sábado, Dios os considera a vosotros como violadores de los mandamientos. Vosotros transgredís sus sábados.--Manuscrito 3, 1854.
No debe haber ruido tumultuoso y confusión--Ellos [toda la familia] vienen a la mesa sin liviandad. No debe permitirse ruido tumultuoso y contención ningún día de la semana; pero el sábado todos deben observar quietud. No deben oírse órdenes dadas con voz fuerte en ningún tiempo; pero en el sábado esto está completamente fuera de lugar. Este es el día santo de Dios, el día que él ha apartado para conmemorar sus obras creadoras, un día que él ha santificado y bendecido.--Manuscrito 57, 1897.
Buscando nuestro propio placer--Digo a los que se llaman adventistas del séptimo día: ¿Podéis reclamar el sello del Dios vivo? ¿Podéis afirmar que sois santificados por la verdad? Como pueblo, no le hemos dado a la ley de Dios la preeminencia que debiéramos haberle dado. Estamos en peligro de hacer lo que a nosotros nos agrada en el día del sábado.--Carta 258, 1907.
No es un día para buscar el placer, nadar o jugar a la pelota--Dios quiere que todos sus dones sean apreciados. Todos los fragmentos, los ápices y las cosas mínimas deben atesorarse cuidadosamente, y debemos tratar de conocer con cuidado las necesidades de otro. Todo lo que tenemos como verdad bíblica no es sólo para nuestro beneficio, sino para impartirlo a las demás almas, y esto ha de impresionarse en las mentes humanas; y debe usarse toda palabra bondadosa para preparar el camino a fin de abrir un cauce por el cual la verdad fluya en ricas corrientes hacia otras almas.
Todo milagro que Cristo obró era esencial, y tenía el propósito de revelar al mundo que había una gran obra que hacer en día sábado para el alivio de la humanidad sufriente, pero que el trabajo común no debía hacerse. La búsqueda del placer, jugar a la pelota, nadar, no eran una necesidad, sino que constituía un descuido pecaminoso del día sagrado santificado por Jehová. Cristo no hizo milagros sencillamente para desplegar su poder, sino para hacer frente a Satanás, que angustiaba a la humanidad que sufría. Cristo vino a nuestro mundo para resolver las necesidades de los que padecían, a quienes Satanás estaba torturando.--Carta 252, 1906.
Los platos--Queremos recomendar a todos que no laven los platos el sábado, si es posible que esto se evite. Dios es deshonrado por todo trabajo innecesario hecho en su día santo. No es inconsecuente, sino apropiado, que los platos se dejen sin lavar hasta el fin del sábado, si esto puede hacerse.--Carta 104, 1901.
El sábado es un día de servicio--El primer sábado de la semana de oración fue un día de ferviente actividad. Desde Sunnyside y desde la escuela, se enviaron dos equipos y un bote a Dora Creek para que transportaran a las reuniones a los que no podían caminar tan lejos. La gente había sido invitada a traer su almuerzo y a venir a la reunión preparada para pasar el día, y respondieron voluntariamente a la invitación.
Algunos estaban muy sorprendidos de que el sábado nos esforzáramos por traerlos a la reunión. Se les había enseñado que la observancia del sábado consistía mayormente en inactividad física; y pensaban que porque éramos celosos en la observancia del sábado lo guardaríamos de acuerdo con las enseñanzas de los fariseos.
Les dijimos a nuestros amigos que en cuanto a la observancia del sábado, hemos estudiado el ejemplo y las enseñanzas de Cristo, quien a menudo pasaba el sábado haciendo esfuerzos fervientes para sanar y enseñar; que creíamos que una de nuestras hermanas que estaba cuidando a una familia enferma estaba guardando el sábado tanto como quien dirigía una división de la escuela sabática; que Cristo no pudo agradar a los fariseos de su tiempo, y que no esperábamos que nuestros esfuerzos para servir al Señor satisficieran a los fariseos modernos.--The Review and Herald, 18 de octubre de 1898.
Actividades sagradas y seculares--Los sacerdotes del templo realizaban el sábado una labor más intensa que en otros días. En asuntos seculares, la misma labor habría sido pecaminosa; pero la obra de los sacerdotes se hacía en el servicio del Señor.--El Deseado de Todas las Gentes, 251-252.
Ejemplo trascendente de una iglesia de la sede de la obra--Mi mente ha estado agobiada con respecto a la condición de la iglesia de este lugar... Había gran necesidad de exaltar la norma en este lugar en muchos aspectos, antes de que pudiera ejercerse una influencia correcta y salvadora sobre otros lugares. Al presentarse la verdad aquí, llegaron personas del mundo y de otras denominaciones que se han asociado para formar una iglesia; pero no todos los que profesan creer la verdad son santificados por ella...
Dios pide que los obreros que trabajan en esta misión eleven la norma, y que muestren consideración por lo que él pide con respecto a honrar el sábado... Desde este lugar se envían las publicaciones y los obreros salen para proclamar los mandamientos de Dios, y es de la mayor importancia que se ejerza la debida influencia por parte de esta iglesia, tanto por precepto como por ejemplo. La norma no debe ser puesta tan abajo que los que acepten la verdad violen los mandamientos de Dios mientras dicen obedecerlos. Es mejor, mucho mejor, dejarlos en las tinieblas hasta que puedan recibir la verdad en su pureza.
Los adventistas del séptimo día son observados--Hay personas que están observando a este pueblo para ver cuál es la influencia que la verdad ejerce sobre sus miembros. "Los hijos de este mundo son más sagaces en su generación que los hijos de la luz". Cuando se colocan delante de ellos las exigencias del cuarto mandamiento, vigilan para ver cómo lo observan los que dicen que lo obedecen. Estudian la vida y el carácter de sus defensores para descubrir si están en armonía con su profesión de fe; y debido a las opiniones que así se forman, muchos son influidos mayormente o para la aceptación o para el rechazo de la verdad. Si este pueblo conformara su vida con la norma de la Biblia, sería por cierto una luz en el mundo, una ciudad asentada sobre un monte.--Manuscrito 3, 1885.
La importancia y la gloria del sábado--Ayer (agosto 10 de 1851), que fue sábado, pasamos un día dulce y glorioso. El Señor se reunió con nosotros. La gloria de Dios brilló sobre nosotros, y nos sentimos regocijados y glorificamos a Dios por su excesiva bondad hacia nosotros... Fui también tomada en visión...
Vi que sentimos y nos damos cuenta muy poco de la importancia del sábado, día cuya importancia y gloria debemos conocer aún más. Vi que ignorábamos todavía lo que era subir sobre las alturas de la tierra para ser alimentados con la heredad de Jacob. Pero cuando venga la refrescante lluvia tardía de la presencia del Señor y conozcamos la gloria de su poder, sabremos qué es comer de la heredad de Jacob y subir sobre las alturas de la tierra. Entonces veremos el sábado más plenamente en su importancia y gloria.
Pero no lo veremos en toda su gloria e importancia hasta que el pacto de paz sea consumado con nosotros a la voz de Dios, y las puertas de perla de la nueva Jerusalén se abran y vuelvan a cerrarse sobre sus relucientes goznes, y la voz alegre y jubilosa del amable Jesús resuene más melodiosamente que cualquier música que alguna vez percibieron los oídos mortales, invitándonos a entrar. [Vi] que teníamos perfecto derecho de estar en la ciudad porque habíamos guardado los mandamientos de Dios, y el cielo, el dulce cielo es nuestro hogar, porque hemos guardado los mandamientos de Dios.--Carta 3, 1851.
Unos pocos sábados con la familia White
(Battle Creek, Míchigan) Sábado 1 de enero de 1859. Asistió a la predicación, a un bautismo y a la Santa Cena--Es el comienzo de un nuevo año. El Señor le dio a Jaime libertad el sábado de tarde al predicar sobre la necesaria preparación para el bautismo y para participar en la Cena del Señor. La congregación se sintió conmovida. Durante el intervalo todos acudieron a las aguas, donde siete personas siguieron a su Señor en el bautismo. Fue una reunión poderosa y resultó del mayor interés. Dos hermanitas de unos once años se bautizaron. Una, Cornelia C., oró mientras estaba en el agua para que fuera preservada de la contaminación del mundo.
Por la tarde la iglesia siguió el ejemplo de su Señor, y los hermanos se lavaron mutuamente los pies, y entonces participaron de la Cena del Señor. Había regocijo y lágrimas en la iglesia. Era un lugar lleno de reverencia y sin embargo lleno de gloria, debido a la presencia del Señor.--Manuscrito 5, 1859.
[Otsego, Míchigan] Sábado 8 de enero de 1859. Viajó en trineo para asistir a la reunión, y habló un poco--Es el santo sábado. Honramos y glorificamos a Dios hoy... Fuimos con el Hno. Leighton a Otsego, a unos siete kilómetros. Hacía mucho frío. Difícilmente podíamos estar cómodos. Hallamos que la sala de reuniones no estaba muy abrigada. Todos tenían mucho frío. Había que tomar tiempo para calentarse. El Hno. Loughborough predicó acerca del juicio. Entonces dije algunas palabras. No me sentí con mucha libertad. Luego los hermanos dieron gustosamente sus testimonios.--Manuscrito 5, 1859.
[Battle Creek] Sábado 5 de marzo de 1859. Se quedó en casa para cuidar a Jaime White--Hoy no asistí a la reunión. Mi esposo estaba enfermo. Me quedé con él para cuidarlo. El Señor estuvo con nosotros y nos bendijo esta mañana. Disfruté de una libertad extraordinaria en la oración. El Hno. Juan Andrews predicó dos veces hoy. Pasó la velada y la noche con nosotros. Gozamos mucho de la visita.--Manuscrito 5, 1859.
[Battle Creek] Sábado 19 de marzo de 1859. Asistió a una reunión y leyó para los niños--Asistí a las reuniones por la mañana. El Hno. Loughborough predicó con gran libertad acerca del sueño de los muertos y de la herencia de los santos. Me quedé en casa por la tarde. Les leí a mis hijos,1 y escribí una carta al Hno. Newton y Sra., animándolos en las cosas espirituales. Por la noche asistí a la reunión para el servicio de comunión y el lavamiento de los pies. No me sentí tan libre como quisiera en tales ocasiones.--Manuscrito 5, 1859.
[Convis, Míchigan] Sábado 9 de abril de 1859. Sirve a los hermanos en Convis--Me levanté temprano y viajé (en carruaje) unos veinte kilómetros hasta Convis para reunirme con los santos de ese lugar. El viaje fue placentero. Visité al Hno. Brackett. Ellos nos acompañaron hasta el lugar de reuniones, que distaba unos tres kilómetros de su casa. Un pequeño grupo de observadores del sábado estaba reunido en una escuela grande y cómoda. Jaime se sintió con gran libertad para hablar a la gente. Yo dije unas pocas palabras. La reunión se prolongó hasta cerca de las dos de la tarde. Casi todos dieron su testimonio acerca de la verdad. Después de la cena, al fin de las horas del día sagrado, tuvimos una refrigerante hora de oración. Jaime les habló a los niños antes de postrarnos para la oración.--Manuscrito 6, 1859.
[Battle Creek] Sábado 23 de abril de 1859. Asiste a la reunión y atiende visitas--La Hna. Brackett, la Hna. Lane y su hija, la Hna. Scott y la Hna. Smith vinieron de Convis y asistieron a la reunión en Battle Creek. Almorzaron en nuestra casa.2 Las reuniones fueron interesantes todo el día. El Hno. Waggoner predicó por la mañana. Su discurso fue apropiado. En el intervalo cuatro fueron bautizados: las Hnas. Hide, Scott y Agnes Irving, y el Hno. Pratt. Nuestra reunión de la tarde fue muy interesante. Mi esposo nunca disfrutó de mayor libertad. El Espíritu del Señor estuvo en la reunión. El Señor me dio libertad en la exhortación. A la puesta del sol se celebró la Cena del Señor. Fue una ocasión solemne e interesante. Yo no pude asistir; estaba muy exhausta.--Manuscrito 6, 1859.
[Denver] Sábado 20 de julio de 1872. Tomó un paseo a pie, escribió y leyó--Es una mañana hermosa. Este es el día de descanso de Dios, y deseamos observar el sábado para que Dios pueda aceptar nuestros esfuerzos y para que nuestras propias almas sean refrigeradas. Salimos a caminar, en busca de un lugar retirado en el bosque donde pudiéramos orar y leer; pero no tuvimos éxito. Pasamos el día conversando acerca de asuntos religiosos, escribiendo y leyendo.--Manuscrito 4, 1872.
[Battle Creek] Sábado 12 de abril de 1873. Hizo muchas visitas misioneras--Mi esposo habló a la gente por la mañana. Yo permanecí en casa porque no pude asistir. Por la tarde asistí a la reunión...
Después de que terminó la reunión visité a Ella Belden. Tuve con ella hermosos momentos de oración. Entonces visité al Hno. y la Hna. Salisbury. Tuvimos gratos momentos de oración con la familia. El Hno. y la Hna. Salisbury unieron sus oraciones con las mías. Todos sentimos que el Señor nos bendecía. Luego visité a los ancianos, Hnos. Morse y señora... Visité al Hno. y la Hna. Gardner. El está acercándose al fin de la jornada. La enfermedad lo ha debilitado mucho. Se gozó de verme. Unimos nuestras oraciones y los corazones de estos afligidos hermanos fueron confortados y bendecidos.--Manuscrito 6, 1873.
[Battle Creek] Sábado 17 de mayo de 1873. Viaja unos pocos kilómetros. Duerme un poco--Viajamos recorriendo unos pocos kilómetros por el bosque de robles. Descansamos por una hora. Dormimos un poco... Tuvimos momentos de oración antes de regresar a casa. Por la tarde fuimos a la reunión.--Manuscrito 7, 1873.
[Washington, Iowa] Sábado 21 de junio de 1873. Escribe sobre los sufrimientos de Cristo--Fue un día hermoso, más bien caluroso. Tomé un tratamiento. Me sentí mejor. Escribí quince páginas sobre los sufrimientos de Cristo. Estaba muy interesada en mi tema. Los Hnos. Wheeler, Hester y Van Ostrand fueron a la reunión. Había posibilidad de lluvia. Reunimos a la familia y leí lo que había escrito. Todos parecían interesados.--Manuscrito 8, 1873.
[Walling's Mills] Viernes 12 de septiembre de 1873. Atiende a personas no adventistas--Llegamos a casa un poco antes de la puesta del sol. Recibimos cartas del Hno. Canright, también de la Hna. María Gaskill y de Daniel Bourdeau. Nos hacían un relato del congreso campestre. Cuando llegamos a casa encontramos allí a Juan Cranson. Lamentamos que él hubiera venido a vernos el sábado. No nos agrada tener el sábado que atender visitas que no tienen respeto por Dios y por su santo día.--Manuscrito 11, 1873.
[En viaje de Colorado a Battle Creek] Sábado 8 de noviembre de 1873. Lamentan viajar en sábado.3--Descansamos bien en nuestro coche durante la noche. Lamentamos informar que estamos en nuestros carros viajando esta mañana, pero las circunstancias relacionadas con la causa y la obra de Dios demandan nuestra presencia en el congreso de la Asociación General. No podíamos demorarnos. Si estuviéramos atendiendo nuestros propios asuntos sentiríamos que es una violación del cuarto mandamiento viajar en sábado. No sostuvimos ninguna conversación común. Tratamos de conservar nuestras mentes en una disposición devocional, y disfrutamos un poco de la presencia de Dios, aunque lamentamos profundamente la necesidad de viajar en sábado.--Manuscrito 13, 1873.
[Sidney, N. S. W., Australia] 4 de febrero de 1893. Habla por la mañana; se embarca por la tarde--Viajamos en el coche a la iglesia de Sidney, y hablé acerca de Hebreos 11, sobre la fe. El Señor me fortaleció por su gracia. Me sentí muy fuerte y bendecida. El Espíritu Santo estaba sobre mí. Me fue dada fuerza, tanto física como espiritual, en gran medida...
Por la tarde, a las dos, abordamos el buque para hacer el viaje que por mucho tiempo habíamos temido. Todo nuestro equipaje había sido entregado el viernes. Nos disgusta mucho viajar en sábado. Pero debe hacerse la obra de dar el mensaje al mundo, y podemos mantener nuestras mentes y corazones elevados a Dios y escondernos en Jesús. Cuando no podemos controlar estos asuntos, debemos dejar todas las cosas con nuestro Padre celestial. Si nuestra confianza está en Dios, él nos ayudará.--Manuscrito 76, 1893.