Se llama la atención al tabaco, el té y el café en 1848 y en 1851
He visto en visión que el tabaco es una hierba sucia, y que debe descartarse o abandonarse... A menos que se abandone, el enojo de Dios estará sobre el que la use, y no podrá ser sellado con el sello del Dios vivo. (Carta 5, 1851; The Review and Herald, 8 de noviembre de 1870; Jaime White sitúa el tiempo de la visión en el otoño de 1848. Véase la Introducción).
Principios importantes revelados en 1854
Entonces vi una falta de limpieza entre los observadores del sábado... Vi que Dios estaba purificando para sí a un pueblo peculiar. El tendrá un pueblo limpio y santo en el cual pueda deleitarse. Vi que el campo debía ser limpiado, o Dios pasaría por él y vería la suciedad de Israel y no acompañaría los ejércitos a la batalla. El se retiraría de ellos con desagrado, y nuestros enemigos triunfarían sobre nosotros, y nosotros seríamos débiles, llenos de vergüenza y desgracia.
Vi que Dios no reconocería como cristiana a una persona desaliñada y sucia. Su desagrado está sobre los tales. Nuestras almas, cuerpos y espíritus han de ser presentados irreprensibles por Jesús al Padre, y a menos que seamos personas limpias y puras, no podremos ser presentados irreprensibles a Dios.
Vi que las casas de los santos deben conservarse limpias y ordenadas, libres de suciedad y de toda impureza. Vi que la casa de Dios había sido profanada por el descuido de los padres con sus hijos, y por la falta de limpieza y orden que hay en ella. Vi que estas cosas serán abiertamente reprendidas, y que si no se producía un cambio inmediato en estas cosas en algunos que profesan la verdad, ellos deberían ser puestos fuera del campo...
El apetito y el debido alimento--Vi entonces que el apetito debe controlarse, que no deben prepararse alimentos muy sazonados, suculentos o grasosos, y que lo que se gasta en satisfacer el apetito debe ponerse en la tesorería de Dios. Esto significará que los que se niegan a sí mismos atesorarán una recompensa en el cielo. Vi que Dios estaba purificando a su pueblo.
El orgullo y los ídolos deben ser puestos a un lado. Vi que los alimentos suculentos, pesados, estaban destruyendo la salud de los cuerpos, arruinando la constitución física, y acarreando un gran despilfarro de recursos.
Vi que había muchos en el pueblo remanente que eran enfermizos, y que estaban así por complacer su apetito. Si queremos tener buena salud, debemos manifestar especial cuidado con la salud que Dios nos ha dado, negarnos a satisfacer el apetito malsano, comer menos alimentos refinados, y comer alimentos íntegros (enteros, con cáscara, con fibra) y libres de grasa.1 Entonces cuando os sentéis a la mesa, podréis de todo corazón pedir a Dios su bendición sobre los alimentos, y recibiréis fuerza de los alimentos íntegros y completos. Dios se alegrará de bendecirlos bondadosamente, y resultarán benéficos para el que los recibe.
Vi que debíamos orar como Salomón lo hizo: "Manténme del pan necesario [conveniente]" (Proverbios 30:8), y que al hacer la oración debemos ponerla en práctica. Buscad alimentos sencillos y esenciales para la salud, libres de grasa. Tales alimentos serán convenientes para nosotros.
Hay algunos observadores del sábado que hacen un dios de sus estómagos. Malgastan sus medios para obtener alimentos suculentos, pesados, grasosos. Vi que tales personas, si finalmente se salvan, conocerán lo que es el deseo opresivo, a menos que repriman sus apetitos y coman para la gloria de Dios. Hay sólo pocos que comen para gloria de Dios.
¿Cómo pueden los que tienen una torta y una masa de pastel llena de grasa pedir la bendición de Dios sobre ella, y entonces comerla para la gloria de Dios? Se nos ordena hacer todas las cosas para la gloria de Dios. Debemos comer y beber para su gloria.--Manuscrito 3, 1854.