Mensajes Selectos, Tomo 3

Capítulo 34

Peligros espirituales y físicos por la complacencia de los apetitos

Cambios debidos al uso de la carne

La carne de animales no fue el alimento original del hombre. A éste se le permitió comerla después del diluvio, porque toda la vegetación había sido destruida. Pero la maldición pronunciada sobre el hombre, sobre la tierra y sobre todo ser viviente, ha producido cambios extraños y asombrosos, y desde el diluvio la raza humana ha estado acortando su período de vida. La degeneración física, mental y espiritual está aumentando rápidamente en estos días finales.--Manuscrito 3, 1897.

El gusto y el juicio han sido corrompidos

No conocéis el peligro de comer carne simplemente porque vuestro apetito lo reclama. Al participar el hombre de este régimen, coloca en su boca algo que estimula pasiones que no son santas. Emociones impías llenan la mente, y las percepciones espirituales se anublan, pues la complacencia propia tiende a corromper el gusto y el juicio. Al servir en vuestra mesa esa clase de alimentos vais en contra de la voluntad de Dios. Se produce una condición de cosas que os inducirá a desatender los preceptos de la ley de Dios...

Pero no es un asunto fácil vencer las tendencias heredadas y cultivadas. El yo es dominante, y lucha por la victoria. Pero las promesas son para "el que venciere". El Señor presenta el camino correcto, pero él no obliga a nadie a obedecer. El deja al arbitrio de quienes ha concedido la luz, recibirla o despreciarla; pero la conducta de los tales es seguida por seguros resultados. La causa debe producir efectos...

Descansa sobre los padres la más solemne obligación de conformarse con los hábitos correctos en el comer y beber. Presentad delante de vuestros hijos alimentos sencillos y sanos, evitando todo lo que sea de una naturaleza estimulante. Los efectos que un régimen a base de carne tendrá sobre hijos nerviosos no tenderá a hacerlos de un temperamento dulce, sino malhumorados, irritables, apasionados e impacientes frente a las restricciones; se pierden las prácticas virtuosas, y la corrupción destruye la mente, el alma y el cuerpo.--Manuscrito 47, 1896.

La salud espiritual sacrificada

El comer carne de animales es pernicioso para la salud del cuerpo, y todos los que siguen un régimen a base de carne están intensificando sus pasiones animales, y disminuyendo la susceptibilidad de su alma para comprender la fuerza de la verdad y la necesidad de que ésta sea incorporada en su vida práctica.--Carta 54, 1896.

La vida física y la religiosa están relacionadas

El comer carne tiene un efecto perjudicial sobre la espiritualidad. Cuando se hace de la carne el alimento principal de la alimentación, las facultades más elevadas resultan dominadas por las pasiones bajas. Estas cosas son una ofensa para Dios y causan declinación en la vida espiritual... Cualquier cosa que hagamos en materia de comer y beber debe hacerse con el propósito especial de nutrir el cuerpo, para que podamos servir a Dios para la gloria de su nombre. El cuerpo entero es propiedad de Dios, y debemos prestar estricta atención a nuestro bienestar físico, porque la vida religiosa está estrechamente relacionada con los hábitos y prácticas físicos.--Carta 69, 1896.

El Señor ha estado enseñando a su pueblo que el abstenerse de consumir carne es para el bienestar espiritual y físico de ellos. No hay necesidad de comer carne de animales.--Carta 83, 1901.

El peligro de la ignorancia voluntaria

Lo que comemos y bebemos tiene una influencia importante sobre nuestras vidas, y los cristianos deben conformar sus hábitos en el comer y beber con las leyes de la naturaleza. Debemos sentir nuestra obligación hacia Dios en estos asuntos. La obediencia a las leyes de la salud debe ser materia de estudio ferviente, pues la ignorancia voluntaria sobre este tema es pecado. Todos deben sentir la obligación personal de poner en práctica las leyes del sano vivir.

¿A quién pertenecemos?

Muchos se apartan de la luz debido a alguna palabra de advertencia que se ha dado, y preguntan: "¿No podemos hacer lo que nos plazca con nosotros mismos?" ¿Os habéis creado a vosotros mismos? ¿Habéis pagado vosotros el precio de la redención de vuestro cuerpo y de vuestra alma? Si es así, os pertenecéis a vosotros mismos. Pero la Palabra de Dios declara: "Habéis sido comprados por precio" (1 Corintios 6:20): "la sangre preciosa de Cristo". 1 Pedro 1:19. La Palabra de Dios nos dice claramente que debemos guardar y dominar estrictamente nuestros hábitos naturales. "Que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma". 1 Pedro 2:11. ¿Lo haremos? La Palabra de Dios es perfecta, convierte el alma. Si prestamos diligente atención a sus preceptos, nos conformaremos física y espiritualmente a la imagen de Dios.--Carta 103, 1896.

Obstáculos para el progreso mental y la santificación del alma

Dios exige continuo progreso de parte de su pueblo. Sus hijos necesitan aprender que la complacencia del apetito es un obstáculo para el progreso mental y la santificación del alma. Comemos demasiado, a pesar de toda la profesión que hacemos de la reforma pro salud. La complacencia del apetito es la mayor causa de debilidad física y mental, y esto es lo que produce mayormente debilidad y muerte prematura. La intemperancia empieza en nuestras mesas cuando usamos una combinación no juiciosa de alimentos. La persona que trata de poseer pureza de espíritu debe recordar que en Cristo hay poder para controlar el apetito.--Manuscrito 73, 1908.

A medida que nos acercamos al final de la historia de esta tierra, prevalecen el egoísmo, la violencia y el crimen, como en los días de Noé. Y la causa de esto es la excesiva complacencia de los apetitos y pasiones. Se necesita, especialmente en este tiempo, una reforma en los hábitos de vida, a fin de preparar a un pueblo para la venida de Cristo. El Salvador mismo advierte a su iglesia: "Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día". Lucas 21:34.

La reforma higiénica es un tema que necesitamos entender para estar preparados para los acontecimientos que están por sobrecogernos. Es un ramo de la obra del Señor que no ha recibido la atención que merece, y mucho es lo que se ha perdido por el descuido. Debe ocupar un lugar prominente, pues no es un asunto baladí que debe pasarse por alto como algo no esencial o que debe tratarse como una broma. Si la iglesia manifestara mayor interés en esta reforma, su influencia para el bien aumentaría mucho.

Para aquellos que están esperando la venida del Señor, para los que han sido llamados a ser colaboradores en su viña--para todos los que se están preparando para un lugar en el reino eterno--, ¡ cuán importante es que el cerebro se mantenga claro y que el cuerpo esté tan libre, cuanto sea posible, de la enfermedad!--Manuscrito 59, 1890.